NO DESPRECIEN A CRISTO:
(Hebreos 10:19—39)
“Pues
conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo
daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo… ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!”.
(Heb. 10:30-31)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Nuestro autor ha
interrumpido su argumento doctrinal varias veces para exhortar a sus lectores a
aplicar esta doctrina a sus vidas (2:1–4; 4:14–16; 6:1). De aquí en adelante la
aplicación es su enfoque principal.
En Hebreos, como en todo el NT., la doctrina no es especulación abstracta, sino la base para una vida cambiada. La verdad se vive.
1. Acceso A Dios Por Jesucristo. Hebreos
10:19–25:
Esta sección es como una bisagra que une
el argumento doctrinal y la aplicación ética de Hebreos.
· Los vv.
19–21 resumen la superioridad de Jesucristo sobre toda
otra religión, en base a dos privilegios del cristiano;
· Los vv.
22–25 presentan la vida que debemos vivir a la luz
de esa superioridad, empleando tres imperativos.
El autor vuelve a mostrar su sensibilidad pastoral en llamar a sus lectores hermanos y en presentar la condición y los deberes cristianos en primer personal del plural.
Vv.
19, 20.
El primer privilegio que tenemos en Cristo es pleno acceso al trono de Dios. En el antiguo pacto el lugar santísimo fue el
símbolo de la presencia de Dios, y el acceso a este símbolo se limitó de modo
estricto. Casi todo el pueblo estaba excluido. Solamente
el sumo sacerdote podía entrar, y aun su acceso fue limitado a un día en el
año.
Ø En aquel día tuvo que observar con cuidado ciertas condiciones para entrar.
Ø En contraste absoluto, bajo el nuevo pacto
en Cristo, todo su pueblo puede entrar, en todo momento.
Además, nuestra entrada no es simbólica, sino la entrada al verdadero trono en el cielo. Tenemos confianza para entrar en base a nuestra relación personal con Dios. Jesús estableció esta relación con el sacrificio de su sangre, borrando la rebelión y los pecados que cortaron nuestro camino hacia Dios.
Cristo tomó un cuerpo (v. 20; lit. “su carne”) con el propósito de hacer este sacrificio. De la misma manera en que fue necesario que se rasgara el velo del lugar santísimo (ver Mr. 15:38; Mt. 27:51) como un símbolo de que todos podemos entrar a la presencia de Dios, fue necesario que el cuerpo de Cristo fuera partido para darnos este acceso. Esta figura tan atrevida del velo ha causado mucha discusión.
Algunos intérpretes sugieren que es el
camino, no el velo, el que se compara con la carne de Jesús, pero el orden de
las palabras y la gramática no apoyan esta interpretación.
Otros intentan explicar lo que la carne de Jesús vela: su divinidad, el camino a
Dios, etc.
Unos
sugieren que el velo es el punto de contacto entre Dios y el hombre, como la
divinidad y la humanidad se unieron en la encarnación de Cristo.
Pero la comparación no se basa en la separación
que el velo hace, sino en la necesidad de la destrucción en los dos casos, del
velo y del cuerpo de Jesucristo. Nos sorprende el hecho de que Hebreos no hace
una referencia más directa a la rasgadura del velo (Mr. 15:38), porque ésta
ilustra el sacrificio corporal de Jesús tan claramente.
Algunos sugieren que el autor de Hebreos
no conocía este detalle de la Pasión; como dice el comentarista F. F. Bruce,
aun en este caso el lenguaje de Hebreos y el evento de los Evangelios enseñan
la misma lección.
Semillero Homilético:
El Camino Nuevo y Vivo En
Cristo. Heb. 10:19–39:
Introducción: En
todo el mundo los caminos antiguos causaban muchas
dificultades de tiempo, accidentes, etc.; generalmente, por estar descuidados y
deteriorados. Fue así con la carretera antigua que unía tres ciudades
importantes de cierta ciudad (cualquiera que usted
conozca).
Hoy por hoy, el nuevo
camino asfaltado que une estas tres importantes ciudades ha facilitado
enormemente la comunicación y el tiempo de llegadas. Ahora no se ve un solo
vehículo yendo por el camino
antiguo, todos prefieren el camino
nuevo. En el plano espiritual, estar en el camino
nuevo y vivo significa reconocer a Cristo como la única puerta de entrada a Dios.
I. Por cuanto
Jesucristo es el camino a la presencia de Dios (vv. 19–25).
1. Cristo nos abrió el camino plenamente hacia la presencia de Dios
(vv. 19, 20).
2. Cristo es nuestro representante y
mediador ante Dios, un sumo sacerdote que intercede por nosotros (v. 21).
3. Nuestra respuesta a los beneficios
que tenemos en Cristo (vv. 22–25).
(1) Si tenemos el camino
abierto hacia Dios ¡usémoslo!, entremos en una relación espiritual con Dios que
sea sincera (v. 22).
(2) Debemos aferrarnos a la esperanza
de las promesas de Dios, sin vacilar en la lealtad al Salvador que esperamos
(v. 23).
(3) Busquemos a través de acciones
concretas, la manera de ayudarnos unos a otros a tener más amor y a hacer el
bien (v. 24).
(4) Lejos de alejarse de la
congregación, los cristianos deben asistir. Esto es urgente pues vivimos en los
últimos tiempos del fin (v. 25).
II. Por cuanto debemos cuidarnos del peligro de rechazar el
camino nuevo y vivo abierto por Cristo (10:26–31).
1. Ya que es perderse el único
sacrificio que le puede purificar y presentar ante Dios (v. 26).
2. Ya que es entrar a una condición
que merece el castigo eterno de Dios (vv. 27–31).
3. Por cuanto debemos perseverar en
el camino nuevo y vivo abierto por Cristo (vv.
32–39).
(1) Se debe recordar la perseverancia
demostrada y seguir adelante (vv. 32–34).
(2) Se debe mantener la perseverancia
hasta llegar a la meta (vv. 35–39).
Conclusión: Hay muchas religiones, sectas e ideologías y filosofías humanas que son los caminos que siguen muchos hombres, son los caminos viejos y equivocados, uno solo es el camino nuevo, vivo y verdadero. Ese camino nuevo, vivo y verdadero es Jesucristo, y Cristo invita a todos a entrar en ese camino.
El camino
que nos conduce a través del velo a la presencia de Dios es nuevo, porque no es el
camino anterior de la matanza de animales. El anterior llevó en realidad, no a
la presencia de Dios, sino a una conciencia más clara de la separación entre
los adoradores y Dios (10:4).
La perfecta obediencia
y el perfecto sacrificio de Jesús otorgan una
nueva base para el acercamiento a Dios. El camino
que Jesús nos abrió es siempre nuevo, porque nunca envejece ni caduca (8:13).
También es un camino
vivo. No es una cosa, ni una doctrina, sino
una persona, Jesucristo mismo (ver Juan 14:6). Para acercarnos a Dios no
seguimos ciertas reglas, sino a una persona que va adelante. Esta persona no es
una figura del pasado, sino una que resucitó y vive en el presente; tiene una
vida indestructible (7:16) y la comparte con sus seguidores.
Como el pueblo de Israel entró en el lugar
santísimo simbólicamente por el sumo sacerdote que les representaba, así
nosotros entramos a la verdadera presencia de Dios por nuestra participación en
Jesucristo, nuestro gran sumo sacerdote.
Nuestro segundo privilegio es que Cristo
es este gran sumo sacerdote que nos representa. Además del acceso libre y total a
la presencia celestial de Dios, tenemos un sacerdote que nos representa siempre
en intercesión ante Dios. El cap. 7 en especial ha descrito a nuestro gran sumo
sacerdote.
Gran sacerdote es la traducción literal
de un título hebreo que se aplicaba al sumo sacerdote. Esta es la única
mención en Hebreos de este título, aunque 4:14 dice gran
sumo sacerdote. Si el sumo sacerdote en el tiempo del antiguo pacto era
el “gran sacerdote” en relación con los otros sacerdotes de su tiempo, Cristo
es el gran sacerdote en sentido absoluto:
· Incomparablemente superior a todos los demás
sacerdotes y sumos sacerdotes.
Ø La casa de Dios es su pueblo.
· El autor ya utilizó esta expresión
cuando describió la superioridad de Jesús a Moisés (3:2–6);
· Aquí recuerda nuestra responsabilidad de aferrarnos al acceso y a la confianza que tenemos (3:6).
El primero de los tres imperativos que describen nuestra
respuesta a la superioridad de Cristo es:
Ø acerquémonos (v. 22).
Si tenemos acceso libre a Dios, ¡usémoslo! Nuestro gran sumo
sacerdote ha entrado en la presencia
de Dios, y nos dejó la puerta abierta. En Hebreos acercarse a Dios es la
esencia de la religión y el propósito del Creador para el ser humano (ver 4:16;
7:25; 10:1; 11:6; 12:22). “Acercarse” es una metáfora de compañerismo
estrecho y de unión espiritual.
Joya Bíblica:
Retengamos firme la
confesión de la esperanza sin vacilación, porque fiel es el que lo ha prometido
(10:23).
Nuestro autor
describe cuatro aspectos de nuestro acercamiento a Dios.
Primero, solamente podemos acercarnos a
Dios con corazón sincero. Es necesario que en el centro del ser tengamos un
deseo sincero de relacionarnos con Dios; no podemos fingir lealtad a él. La
misma palabra traducida sincero aquí aparece en 8:2 y 9:24, donde se traduce verdadero
y se refiere al santuario celestial. El corazón sincero es el corazón cuyo
fundamento y contenido son las cosas celestiales, eternas. Es constante y
sincero porque está centrado en lo eterno.
Segundo, nos acercamos en plena certidumbre de fe. El cap. 11 cita ejemplos de esta fe en Dios que da la seguridad de que Dios nos recibe cuando nos acercamos.
Los dos últimos modos de nuestro
acercamiento describen la purificación que Cristo nos
consiguió con su sacrificio. Purificados es lit. “rociados”.
Como los sacerdotes levíticos fueron rociados con sangre (Éx. 29:21) y lavados
con agua (Éx. 29:4) en su dedicación, así los cristianos somos purificados por
la sangre de Jesús cuando iniciamos nuestro acercamiento a Dios. Su sangre nos
purifica en el corazón o conciencia, donde está arraigada la maldad. El
lavamiento de los cuerpos con agua es un símbolo exterior de la purificación interior.
Este simbolismo viene de los lavamientos ceremoniales de los judíos, pero el autor también piensa en el bautismo cristiano. El agua es pura en su simbolismo, porque representa al Espíritu Santo que purifica (Ez. 36:25, 26; Tito 3:5). No se puede dudar que el autor de Hebreos ve el bautismo como un símbolo de la salvación, y no como un requisito. Esto es así porque él ha insistido en que nuestro problema y su solución son espirituales (10:1–4).
El segundo imperativo:
Ø es
retengamos firme (v. 23).
El cristiano necesita un equilibrio entre
el progreso, acercándose a Dios, y la estabilidad de una esperanza firme. El
autor inició su exposición del ministerio sacerdotal de Jesucristo mencionando
el mismo equilibro; exhorta a sus lectores a retener su confesión y a acercarse
con confianza (4:14, 16).
Nuestra fe en Cristo otorga una esperanza
firme en cuanto al futuro; una esperanza tan
espléndida no nos permite quedar callados. Por tanto, el autor de Hebreos habla
de la confesión de la esperanza.
Confesamos esta esperanza públicamente al aceptar a Cristo. El autor exhorta a
sus lectores a continuar aferrados a esta esperanza,
sin vacilación en su lealtad al Salvador que esperan.
Podemos tener confianza absoluta en Dios, el único que es absolutamente fiel a todo lo que ha prometido. Dios siempre cumple; siempre es fiel a los que confían en él y en sus promesas. Los cristianos caminamos hacia el futuro con optimismo porque conocemos el Señor del futuro y confiamos en él.
Vv.
24, 25.
El tercer
imperativo1):
Ø considerémonos
los unos a los otros,
Nos recuerda que el peregrinaje cristiano se realiza en
comunidad.
Mientras nos acercamos a Dios y retenemos
firme la esperanza, debemos recordar que otros nos acompañan. Consideramos a
Jesucristo (3:1) para motivarnos a la fidelidad y al progreso; considerémonos
los unos a los otros, para aprender de su ejemplo y para ofrecerles el nuestro.
El compañerismo cristiano nos ayuda a
mantenernos firmes y a crecer en nuestra relación con Dios. Nuestra relación con
Dios no se puede separar de la relación con nuestros semejantes.
· Repetidas veces, desde la creación (Gn.
2:15–18)
hasta las enseñanzas de Jesús (Mr. 12:28–31) y
· En las cartas de los apóstoles (Stg. 1:27; 1 Jn. 4:20), la
Biblia insiste en esta verdad.
Por tanto, parte del “acercarnos a Dios” es “considerar”
a los otros para fomentar en ellos el amor y las buenas obras. El amor
fraternal que es el objetivo de esta “consideración mutua” se manifiesta en buenas obras.
No es una actitud teórica, sino un camino de acciones serviciales.
Sobre Una Religión Superficial y Ritual:
Los indígenas de
América Latina no entendieron ni entienden hasta ahora la religión cristiana
traída por los españoles, ya que éstos les mostraban con sus vidas una religión,
una relación con Dios, que se reducía a los ritos, las prácticas y ceremonias, veían
una cruz y lloraban; pero sus vidas se caracterizaban por una actitud de
despotismo, de mentira, explotación, genocidio, violaciones, corrupción,
injusticia y otras, sus vidas no mostraban ninguna relación con el Dios de amor
a quien predicaban con sus bocas.
Los indígenas se encontraron confundidos porque ellos entendían que
la relación con Dios es una cuestión de vida y no sólo de ritos y ceremonias,
por eso el cronista indígena Guamán Poma de Ayala, dice —comentando sobre la
religión de los españoles—:
Ø
“Estos
dichos animales, que no tienen a Dios, desuellan a los pobres de los indios en
este reino y no hay remedio. ¡Pobre de
Jesucristo!”.
Ø
¿Qué
clase de religión llevamos y, por ende, mostramos?
Ø ¿La religión superficial o la que trajo nuestro Señor Jesucristo, el de la vida, que nos lleva a una verdadera relación con Dios, un compromiso con su carácter y su causa?
En el griego original los verbos dejemos y exhortémonos
en el v. 25 no son imperativos, sino participios que describen dos aspectos
importantes del mandato del v. 24. Experimentamos el amor y el compañerismo cristiano
en las reuniones de la congregación. El que “considera” a sus hermanos cristianos
es fiel en su asistencia a las reuniones.
· Algunos [hermanos] habían perdido la costumbre de asistir a
los cultos y a las reuniones de la iglesia;
· Tal vez se habían fastidiado de la
presión constante de sus parientes o amigos incrédulos.
El autor tiene una advertencia severa para los que están
tentados a retirarse de la congregación para evitar las burlas del mundo:
Ø Cuando uno [yo o usted] abandona a la iglesia, que es el cuerpo de
Cristo, está muy cerca de abandonar a Cristo y todos los beneficios de su
sacrificio (vv.
26–31).
Joya Bíblica:
Porque si pecamos voluntariamente, después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por el pecado (10:26).
Lejos de alejarse de la congregación, los
cristianos deben asistir con el propósito de animar (exhortar) a los demás. En lugar de
seguir el ejemplo de los que se alejan o de olvidarlos, deben buscarlos y
alentarles a regresar. El egoísmo es uno de nuestros problemas principales, y
produce una religión individual que no se preocupa por los semejantes.
Hacen falta cristianos que presten atención a otros para animarlos y estimularles en sus propios ministerios. Tales “animadores” oran por sus hermanos, observan su desarrollo y los escuchan cuando están desanimados. Sugieren oportunidades para servicio, y felicitan a sus hermanos por sus esfuerzos.
El autor de Hebreos recuerda a sus
lectores que el ministerio de animar a otros es urgente, porque se acerca el
regreso de Cristo y el juicio. Ellos podían ver señales de la crisis que se
acercaba en Judea, una crisis que resultaría en la destrucción de Jerusalén.
Aparentemente, algunos cristianos asociaban esta destrucción con la segunda
venida de Cristo (Mt. 24:1–3; Mr. 13:1–4, 24–26; Lc. 21:5–7, 25–27); las
escaramuzas en Palestina podían ser el principio del fin de la historia.
Hoy, aunque hemos vivido por muchos siglos sin llegar al día del
regreso de Cristo, es importante que la iglesia no pierda la tensión
escatológica.
Todavía vivimos en los últimos tiempos (1:1) y disfrutamos las primicias del nuevo siglo que Cristo traerá. La sombra del fin debe ser otro estímulo al amor y apoyo mutuos.
2. El Peligro De Despreciar La Revelación.
Hebreos 10:26–31:
La costumbre de ausentarse de las
reuniones de la iglesia indica cierta indiferencia peligrosa hacia las responsabilidades
y las bendiciones de la relación con Cristo. El autor advierte que el que
rechaza el sacrificio de Cristo no encontrará otro medio de purificarse y acercarse
a Dios. Hay que acercarse a Dios por medio de Jesucristo, o enfrentar la ira y
el juicio de Dios. Esta advertencia es semejante a la de 6:4–6.
Es importante interpretar el v. 26 a la luz del v. 29. No se trata aquí de cualquier pecado, sino
del rechazo consciente y deliberado de Cristo y su sacrificio. El tiempo
presente del verbo pecamos indica que se trata de un
hábito, como en el v. 25, y no de una caída momentánea. Hebreos describe aquí a
uno que ha aprendido en la comunidad de la fe la verdad de su impureza y de la provisión de Cristo
para limpiarla.
Si decide “a ciencia y conciencia” abandonar
la confesión de la esperanza (v. 23) y la iglesia (v. 25) para regresar al
camino del pecado, debe entender que ha abandonado el único sacrificio que le
puede purificar y presentar ante Dios. Lo que Hebreos ha dicho de la
insuficiencia del sistema del AT., se aplica a toda religión fuera de la verdad
de Jesucristo. No
hay varias religiones verdaderas o varios caminos hacia Dios:
· En ningún otro [María, José, Pastor, Papa,
etc...] hay
salvación (Hech. 4:12).
Y en ningún otro = [heteros] hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. (Hech. 4:12)
Ayuda Hermenéutica:
Hech. 4:12: otro = heteros Strong G2087: Diferente, distinción genérica, otra clase, no de la misma
naturaleza, forma o clase. Aquí heteros
denota una distinción y una exclusividad, sin otras:
Ø Alternativas,
Ø Opiniones, y
Ø Opciones.
«Jesús, tú
eres el único. Sí, el único. No hay heteros, ¡no
hay otro!»
V. 12:
R749 Lo que quiere
decir ἕτερον en este contexto es
que ningún otro nombre en absoluto, aparte del de Jesús; no se refiere a la
diferencia de clase.
M66 Ὑπό con el acusativo
presenta la idea de lo que está bajo: porque tampoco hay ningún
otro nombre bajo el cielo.
M76 Tal vez ἐν con el dativo ἀνθρώποις
tenga el sentido de εἰς con
el acusativo (D omite ἐν; la preposición y el caso dativo se
usan de un modo pleonástico en lugar del simple dativo; en este caso se destaca
la esfera de actividad -T264). [Editor.
En estas dos explicaciones, εἰς con
el acusativo es similar al simple dativo. Pero cuando se alude al destinatario
con el verbo δίδωμι, generalmente se usa
el dativo simple, en vez de incluir también la preposición ἐν:
a los hombres.]
M77 Las preposiciones
que se usan en ἐν ἄλλῳ … ἐν ᾧ tienen
una idea instrumental: por.
M103 Τὸ δεδομένον es un uso raro, y no sin razón se ha sospechado que tiene un fondo semítico. (Posiblemente un mal entendimiento de un participio semítico; equivale a ὁ ἐδόθη: que fue dado -T153).
El que abandona la única esperanza en
Cristo no puede esperar santificación o salvación, pero el v. 27 dice que
todavía le espera algo. Ha abandonado la
salvación y le espera el juicio. El autor de Hebreos describe esta
expectativa como horrenda (este versículo nos recuerda Is. 26:11 en la
Septuaginta).
El que abandona a Cristo se identifica con sus adversarios, y el resultado del juicio para estos se puede describir con la figura del fuego ardiente. La alternativa a una fe seria y permanente en el Señor Jesucristo es una condenación espantosa.
Vv.
28, 29. Nuestro autor refuerza su advertencia con otro argumento a fortiori. La ley de Moisés
requería la pena de muerte por ofensas serias. La alusión aquí a Deuteronomio
17:6 indica que el autor piensa en la ofensa de abandonar al Señor para servir
a otros dioses, descrita en Deuteronomio 17:2–5. No había posibilidad de compasión y perdón
si dos o tres testigos confirmaban esta ofensa. Si la muerte física fue la pena de rechazar
la sombra (10:1), el castigo del que abandona la realidad en Cristo tiene que
ser mayor:
Ø La muerte eterna.
Uno “pisotea*)” lo
que considera sin valor.
· El que da la espalda a Cristo y a su iglesia
declara con su acción que el Hijo de Dios no tiene valor, que no merece respeto.
· El abandonar la fe también es una acción
que indica que la sangre de Cristo, que simboliza su muerte, fue de poca
importancia, una muerte común sin valor para la salvación.
· Este abandono es una negación de la confesión cristiana de que la sangre
de Cristo inauguró el nuevo pacto y purifica a su pueblo para acercarse a Dios.
Ayuda Hermenéutica:
*)katapateo
= (καταπατέω, G2662),
pisotear, hollar bajo el pie. Se
usa:
(a) Literalmente (Mt.
5:13; 7:6; Lc. 8:5; 12:1);
(b) Metafóricamente, de «el que pisoteare» al Hijo de Dios (Heb.
10:29), esto es:
·
Dándole
la espalda, y
·
Entregándose
al pecado en rebelión abierta. (VINE).
Joya Bíblica:
¡Horrenda cosa es caer en las manos del Dios vivo! (10:31).
El regreso al mundo es un insulto grave al
Espíritu que ofrece la gracia de Dios (o el Espíritu que Dios nos ofrece
por su gracia). El que no
continúa fiel a Jesucristo, lo insulta a él y menosprecia toda la obra salvífica
de Dios. Los que han dejado de reunirse con el pueblo de Dios
están en gran peligro, porque están en un camino que los lleva a cometer este
insulto.
Tal vez el autor de Hebreos vea en el Hijo de Dios:
· Su Sangre y
· El Espíritu de gracia.
Los dos o tres testigos que condenarán al desertor a la muerte eterna.
Para comprobar que esta amonestación
severa no es invención suya el autor cita la palabra de Dios (vv. 30, 31). El autor
utiliza la primera persona del plural:
Ø Conocemos a Dios, sus lectores, al igual que
él mismo.
Ø Los que contemplan el abandono no pueden esgrimir la ignorancia como
excusa.
Las citas son del “Cántico de Moisés” en Deuteronomio 32. (La segunda cita se encuentra en
Salm. 135:14a).
En su contexto original:
· La primera cita habla de la venganza de Dios
contra su pueblo que le ha abandonado (Dt. 32),
· Pero la segunda afirma que Dios juzgará
a su pueblo en el sentido de otorgarle protección de sus enemigos (Salm. 135:14ª).
Ø Parece que Hebreos aplica esta segunda cita también a la retribución que
Dios administrará a los suyos si le abandonan.
Aunque la aplicación en Hebreos no es
exactamente la misma que la del cántico en el AT., la idea es clara. Dios no
pasa por alto la infidelidad de los que se han declarado suyos, y protegerá a
su pueblo tanto de los enemigos de afuera como de los infieles de adentro.
Nuestro autor resume esta sección de
advertencia solemne con la imagen de caer en las manos de Dios.
Nuestro Dios tiene la capacidad de castigar,
porque es el único Dios vivo. El que deja de acercarse a Dios (v. 22) no se escapa de
su presencia, sino que cae en sus manos:
· Estar en las manos de Dios es la esperanza
de los que sirven al Dios vivo;
· Es la horrenda verdad para los que lo rechazan.
A algunos intérpretes les parece que
10:26–31, como 6:4–6 (un pasaje semejante en estructura y en contenido):
v Enseñan la posibilidad de que un
cristiano puede “caer de la
gracia” y perder su salvación.
v Sin embargo, otras partes de la Biblia enseñan que una persona que ha
recibido al Espíritu de Cristo en una experiencia genuina de conversión no
cometerá el pecado que Hebreos describe (ver
1 Cor. 12:3*).
Ø Cuando Dios nos hace suyos, nos da una nueva
voluntad (v. 16);
v El que voluntariamente (v. 26) sigue en el camino del pecado o regresa a él, muestra que no es parte del pueblo de Dios.
*“Por tanto, os hago
saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el
Espíritu Santo”. (1 Cor. 12:3)
NOTA: *1 Cor. 12:2-3: Pablo infiere que en sus días paganos ellos eran extraviados para adorar ídolos mediante poderes externos, i, es., demonios. Un creyente guiado por el Espíritu de Dios nunca maldeciría a Jesús, antes bien reconocería su Señorío Supremo, es decir, su plena Deidad como Yahveh.
En realidad, Hebreos no trata la verdad bíblica de la seguridad de la salvación. Su tema en estos pasajes es más bien el peligro real que acecha a los que contemplan la posibilidad de abandonar a Cristo públicamente. La única manera de salvarse de este peligro es la dependencia obediente de Dios, el mismo Dios quien constituye la seguridad del creyente.
3. La Necesidad De Perseverancia. Hebreos
10:32–39:
Como hizo en 6:4–12, aquí también el autor
de Hebreos añade palabras de aliento a la advertencia severa.
Recuerda a sus lectores los primeros días de su peregrinaje con Cristo (en cuanto a iluminados, ver comentario sobre 6:4), y los sufrimientos que enfrentaron con valor, fe y gozo.
Vv.
32–34.
Varios comentaristas han buscado en esta sección y en 12:4 evidencias acerca
del lugar en que vivían estos lectores. Hay ciertos detalles en Hebreos que
corresponden notablemente con las circunstancias de la expulsión de los judíos
(incluyendo
cristianos judíos) de Roma en 49 d. de J.C., y otros que pueden parecer
alusiones a los sufrimientos de la iglesia en Jerusalén, narrados en los
primeros capítulos de Hechos.
Algunos comentaristas ven aquí la persecución bajo Nerón. Pero la gran
diversidad en estas interpretaciones indica la dificultad de una identificación
específica del lugar. Podemos afirmar solamente que estos cristianos, como
muchos en el primer siglo, enfrentaron oposición severa cuando aceptaron a
Cristo.
Las aflicciones de los lectores incluyeron
tanto insultos como verdaderas amenazas a sus personas y sus bienes. Aun cuando los
reproches y tribulaciones iban dirigidos a sus hermanos, los lectores se hicieron
solidarios de ellos:
Ø Por lo que sufrieron, demostraron lo genuino
de su amor a Cristo, quien les había iluminado.
Ø Por su identificación con el sufrimiento
de sus hermanos, mostraron que el amor fraternal también fue una realidad en
ellos.
Los lectores mostraron este amor fraternal
aun a los cristianos encarcelados (v. 34). Fue difícil sobrevivir en una cárcel
romana del primer siglo sin amigos que trajeran comida, abrigo y otras
necesidades, porque lo que las autoridades daban no era suficiente.
Los lectores visitaban a sus hermanos para
suplir estas necesidades a pesar del riesgo que corrían en su propia libertad.
Fue un riesgo porque el “delito” de los encarcelados fue su confesión
cristiana. La sospecha inmediata de las autoridades sería que los amigos que
los visitaban también eran cristianos, y un poco de investigación lo comprobaría.
De manera que estas visitas a los encarcelados fueron actos de gran valor, y evidencia de una fe genuina. El autor indica que también fue imitación de Cristo, porque para describir esta identificación costosa con el sufrimiento de otros, emplea el mismo verbo que usó en 4:15 para describir la identificación de Cristo con nuestra necesidad.
Finalmente, el autor menciona que habían
sufrido la pérdida de sus bienes materiales. No dice si estos fueron
confiscados oficialmente, o si algunos vecinos aprovecharon la persecución para
robarles. Lo
importante es la actitud con la cual estos nuevos creyentes aceptaron la
pérdida:
Ø Con gozo.
Entendieron que su verdadero tesoro no
estaba en este mundo, sujeto a percances y a la maldad de sus adversarios.
Por tanto, no se acongojaron al perder lo
que algún día dejarían de todas formas. La perspectiva de la fe y de la esperanza incluye la evaluación correcta de los bienes terrenales.
El creyente entiende que estas posesiones son temporales, y que aun cuando las
tenemos son
lo más valioso:
v Sin duda nos duele perderlas,
v Pero la posesión mejor está resguardada
en el cielo, y
v Nunca la perderemos.
La Disciplina
De Dios. Heb. 10:36.
Debemos someternos y perseverar en la disciplina de nuestro
Dios, por las siguientes razones:
1. La disciplina que
él permite para nosotros si bien es cierto que como toda disciplina es penosa,
no obstante, es para dirigir nuestra atención a la lección que Dios quiere
enseñarnos. Las dificultades que nos sobrevienen sin que nosotros las hayamos
provocado nos ayudan a entender que este mundo no es nuestro hogar, y si el
sufrimiento es por pecado, nos enseña la malignidad y el peligro del pecado.
2. La disciplina
que él nos aplica como a sus hijos es para bien, una vez que se ajusta a
nuestro verdadero desarrollo y bienestar, nos prepara para una vida feliz en esta
tierra y para la vida eterna.
3. No debemos caer en el extremo de huir a toda disciplina expresada en sufrimiento, pero tampoco debemos caer en el otro extremo de buscarla.
La visión de Hebreos sobre este punto puede servir de correctivo en el mundo actual, que piensa demasiado en lo material. Aun entre cristianos, hay una tendencia hoy a dar demasiada importancia a lo material, y olvidarse de la liberación espiritual. El camino de Cristo no es simplemente una fórmula para el éxito material. Aun en la legítima lucha para liberar a nuestros prójimos de la pobreza terrenal, no nos olvidemos de la riqueza mejor y perdurable que también les debemos ofrecer.
A la luz del precio que ya pagaron por su fidelidad
a Cristo, y de la recompensa que les espera, ¿Cómo pueden pensar ahora en arrojar por la
borda su relación con él? (vv. 35, 36). Esto sería abandonar tanto
su pasado (vuestra confianza) como su
futuro (gran recompensa). Dios recompensará
la confianza de los que se acercan a él por medio de Cristo, y aun ahora por la
fe podemos disfrutar los bienes que él promete. La palabra recompensa puede
sugerir que el creyente gane los beneficios de Dios por su fidelidad, pero
nuestra obediencia y perseverancia no ameritan el premio. Más bien, son el
camino hacia Dios y los beneficios que él ofrece por gracia.
El autor está seguro de que sus lectores
están en este camino, pero les hace falta la perseverancia en el camino que
comenzaron, hasta que lleguen a la meta (ver
6:11, en un
contexto semejante). Es llamativo que estos cristianos habían
hecho grandes hazañas por su fe (vv. 32–34), pero encontraron aún más difícil
el perseverar. Verdaderamente, en cada generación la perseverancia es una prueba
más exigente que las acciones heroicas espontáneas y momentáneas.
Verdades Prácticas:
1. Jesucristo es el único camino
abierto a la presencia de Dios para salvación. Los lectores del autor de "hebreos" estaban
en un flagrante peligro de:
1. Poner otras mediaciones para
llegar a Dios,
2. De caer en el peligro de rechazar
el camino de salvación, Jesucristo,
3. De abandonar a Jesucristo y, por
ende, el camino de salvación.
2. En nuestro tiempo, de igual modo,
cuántos estamos corriendo los mismos peligros:
1. Estamos poniendo en nuestro aparente
seguimiento a Dios otras mediaciones, como:
a. El
cumplimiento frío y mecánico de ceremonias y ritos o cultos extremadamente sugestivos
y emocionales;
b. Sectas
o denominaciones que presumen tener la única verdad; personas que se creen en
los verdaderos y únicos canales a una verdadera experiencia religiosa.
2. Arrastrados por los placeres y
afanes de este mundo presente estamos manifestando actitudes de apatía, de
indiferencia y abandono, expresados en una fría religiosidad y costumbrista de
asistencia dominical o de alejamiento de la iglesia.
3. Es necesario entender y aplicar a
nuestras vidas una fe entendida en términos de obediencia expresada en acciones
concretas que agradan a Dios a pesar de las prueba y situaciones difíciles.
Esto lo encontramos en los ejemplos de fe de los fieles del AT., y el mayor
ejemplo de fe de nuestro Señor Jesucristo. Puesto que como a los lectores de "hebreos" las pruebas
muchas veces nos tientan a dejar la fe expresada en la obediencia a Dios:
1. Debemos renovar las fuerzas para
seguir adelante en la carrera de fe viviendo una vida digna, sin dejarnos
sofocar con la fatiga espiritual, el pecado y las pruebas.
2. Debemos mantenernos y apreciar el
nuevo pacto realizado en la sangre de Jesucristo para el perdón de nuestros
pecados y la salvación de nuestras almas. Este pacto es la garantía de nuestra
salvación, por eso requiere que le demos la importancia y seriedad que amerita.
3. Debemos abandonar la actitud de
rebeldía, de rechazo a la voluntad de Dios, ya que esto trae como consecuencia
la condenación eterna. La única actitud que nos puede salvar de este peligro
fatal es adorar a Dios con gratitud y temor.
Esto es una dura advertencia a los muchos creyentes de este tiempo que toman el camino de la fe con tanta liviandad y poca seriedad manifestando una apatía a lo que realmente Dios quiere de sus vidas y siguiendo una religiosidad adecuada a su capricho humano.
El peregrinaje cristiano consiste en hacer
la voluntad de Dios, y cuando el cristiano ha cumplido la voluntad de Dios para
su vida recibirá lo prometido. El que quiere escapar de los reproches y
tribulaciones y por tanto deja de luchar, no cumple con la voluntad de Dios
para su vida y no
alcanza la recompensa:
v Obedecer la voluntad de Dios no es fácil;
v Le costó la vida a nuestro sumo
sacerdote (vv. 9, 10).
Pero es el único camino al premio.
Vv.
37–39.
Como es su costumbre, el autor refuerza su exhortación con una cita de las
Escrituras. La cita es básicamente de Habacuc 2:3, 4, aunque el primer renglón
se ha modificado de una manera que recuerda Isaías 26:20. (Ya hay alusión a Is. 26:11 en 10:27). Tanto Isaías como Habacuc
escribieron en medio de crisis semejantes a la que pasaban los destinatarios de
Hebreos.
En la situación de Habacuc, Dios le
prometió que el cumplimiento de su promesa de salvación vendría pronto. El que
ha de venir era un título mesiánico del primer siglo (ver Mt. 11:3; Lc 7:19), y
Hebreos lo aplica a Jesús.
Él es el Mesías que ha venido, y también vendrá
en una segunda etapa del cumplimiento de la salvación prometida. A Habacuc le
parecía que el cumplimiento tardaba mucho; hubo también momentos en que los
cristianos del primer siglo pensaban que la segunda venida de Cristo tardaba.
Sin embargo, la palabra de Dios afirma que vendrá seguramente, y no tarde.
Ø Nosotros también debemos escuchar la
firme promesa de Dios, y
Ø No desanimarnos por el tiempo que está pasando antes de su cumplimiento.
El autor invierte el orden de las
cláusulas que cita en el v. 38, para que volver atrás sea una posibilidad aplicada
al justo, y no al que ha da venir. Mientras espera al que viene, el justo de Dios vive por
fe:
Ø Abandona la autosuficiencia para basar toda
su vida en la promesa de Dios.
La fe no es solamente una experiencia
inicial en la vida del cristiano, sino que caracteriza todo su camino. La vida eterna incluye una fe permanente.
Si uno se acobarda ante la prueba, y
vuelve atrás, no agradará a Dios. Ha abandonado la voluntad de Dios, y así
muestra que no tiene el carácter fiel y
justo que se muestra en la
obediencia y en la perseverancia. Hebreos presenta una alternativa clara al lector:
v La
fe y
v La
cobardía.
Ø Una produce vida;
Ø La otra, perdición.
Concluye:
El autor de Hebreos termina esta sección
con una expresión de su confianza en que la fe de sus amados lectores es
genuina. Les ha advertido en forma severa, pero está seguro de que responderán
positivamente, con fidelidad y perseverancia. Como dice la Biblia de Jerusalén,
“no somos
cobardes…sino creyentes”. No se aplica a ellos la segunda
descripción de v. 38:
· No tienen perseverancia y
· Por tanto, no agradan a Dios.
Los tales caminan
hacia la destrucción.
Los lectores
son más bien de los justos que vivirán por fe:
Ø Tienen la fe genuina y permanente que es
necesaria para agradar a Dios y
Ø Así obtener la vida eterna.
La palabra traducida aquí alma se traduce
vida en Juan 15:13 y Hechos 20:24, y tiene el mismo sentido aquí. Estos
versículos han presentado de manera clara el camino que agrada a Dios y
preserva la vida:
· La fe perseverante y
· Obediente.
El creyente genuino se afianza en la promesa de Dios, a pesar de los obstáculos, y camina en obediencia a su voluntad.
___________
Nota y
Bibliografía:
1) imperativo,
va. (Del lat.
imperatīvus). adj. Que impera (ǁ manda). || 2. m. Deber o exigencias
inexcusables. || 3. Gram. modo imperativo. □ V. mandato ~. Microsoft® Encarta® 2009.
- e-Sword-the. LEDD. Mundo Hispano.
- Biblia de Estudio RYRIE.
-
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 11//05//2021.
MISIÓN BAUTISTA “Emanuel”. Ciudadela de Noé.
Los Cardos Mz.E - Lt.18. III Etapa. Cerca del Hospital Regional II. Cel. 942-562691-Tumbes.
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