martes, 31 de octubre de 2017

JOSÉ, LOS HERMANOS, SEGUNDA VISITA, REVELACIÓN: GÉNESIS 41–45:

JOSÉ, LOS HERMANOS, SEGUNDA VISITA, REVELACIÓN:
GÉNESIS 41–45:

Esta sección muestra cómo José de prisionero pasa al puesto de segundo al mando en la tierra. Se le dio un nuevo nombre: «El revelador de secretos» (41:45). Nótese: los tres secretos que José reveló.

I.       El Secreto De Los Sueños De Faraón (Génesis 41):
José esperaba que el copero se acordara de él e intercediera por él (40:13–15), pero el hombre no se acordó de José sino el día cuando Faraón quedó perturbado porque no podía hallar el significado a sus extraños sueños. Los caminos de Dios son incomprensibles, pero el tiempo de Dios para actuar nunca es demasiado temprano ni demasiado tarde.
Nótese: la humildad de José al estar ante el monarca más poderoso de la tierra: «Dios será el que dé respuesta propicia a Faraón» (v. 16). Explicó el sueño: habría siete años de abundancia seguidos de siete años de hambruna.
Luego dio un consejo sabio: nombrar un hombre sabio para administrar la provisión de alimentos. Dios dirigió a Faraón para que nombrara a José, ¡y así ahora fue exaltado al trono! Véase también 1 Pedro 5:6.

El matrimonio de José con una esposa gentil es un tipo del matrimonio de Cristo a la Iglesia durante esta edad cuando sus hermanos según la carne le han rechazado:
Ø «Manasés» significa «olvidar» y sugiere que la nueva posición de José en la voluntad de Dios había hecho que olvidara las pruebas del pasado; y
Ø «Efraín» significa «doblemente fructífero», sugiriendo que todas sus pruebas habían, al final, conducido al fruto y a la bendición.
Como el grano de trigo, José «murió» para no quedar solo (Jn. 12:23–26). Dios cumplió su Palabra a José y las predicciones de José fueron realidad. La Palabra del Señor permanece cuando la sabiduría del hombre falla (41:8).
Sin embargo, todo esto no era sino parte de un plan mayor, un plan para preservar a Israel y preparar el camino para el nacimiento de Cristo.

II.      El Secreto De Los Corazones De Sus Hermanos (Génesis 42–44):
El plan ahora estaba en marcha, porque Jacob oyó que había grano en Egipto y envió a sus hijos a conseguir alimento. Considérense sus dos visitas a Egipto.

A.      La Primera Visita (v. 42).
Diez de los hijos fueron a Egipto y José los reconoció a pesar de que ellos no lo notaron. Sin duda su apariencia había cambiado en veinte años y su idioma y vestido egipcio los habría llevado a pensar que era nativo.
Nótese: que los diez hombres se postraron (42:6), pero que los sueños de José predijeron que once se inclinarían (37:9–10). Esto explica cómo José sabía que los hombres regresarían con su hermano, Benjamín.
¿Por qué José fue tan riguroso con sus hermanos? ¿Y por qué esperó tanto para darse a conocer? Debido a que quería asegurarse de que se habían arrepentido de sus pecados. Excusar a quienes no están sinceramente arrepentidos es hacerles más pecadores (véase Lc. 17:3–4).

¿Cómo Trató José a Sus Hermanos?
·      Les habló con dureza y les acusó de espías (vv. 7–14);
·      los encerró durante tres días (v. 17); y
·      luego retuvo a Simeón como rehén y le encadenó ante sus ojos (vv. 18–24).
Para coronarlo todo les devolvió su dinero (vv. 25–28). Este riguroso tratamiento tuvo el resultado esperado, porque los hombres confesaron:
Ø «¡Somos culpables!».

Véanse los versículos 21–23. Esta declaración le indicó a José que sus corazones se estaban ablandando. Su informe a Jacob de regreso a casa y el descubrimiento del dinero en sus sacos sólo complicó su problema. ¿Qué hacer?
Si se quedaban en casa, serían ladrones, pero si regresaban a Egipto tenían que correr el riesgo de llevar con ellos a Benjamín. Nos preguntamos si el versículo 36 indica que Jacob sabía lo que le habían hecho a José años antes.

B.      La Segunda Visita (caps. 43–44).
Dios hizo que la familia de Jacob sintiera de nuevo el hambre, y como el hijo pródigo de Lucas 15, estos hombres tenían que regresar o morirse de hambre. Vemos aquí otras indicaciones de su cambio de corazón:
·      La disposición de Judá de ser el garante, de cargar con la culpa del joven Benjamín; su disposición de devolver el dinero; y su confesión de la verdad al mayordomo de José (43:19–22).

Sin embargo, cometieron algunos errores también:
Ø Llevar un regalo para José y confesar sus pecados al sirviente en lugar de a José directamente.

No podemos dejar de ver en todo este episodio la manera en que Dios trata con el pecador perdido. Dios controla las circunstancias para volver en sí al pecador y al final de sí mismo.
Pero, triste como suena, demasiados pecadores convictos tratan de ganarse la salvación ofreciendo un presente, o confesando a un siervo humano, o haciendo algún gran sacrificio (como Judá lo hizo cuando ofreció su vida en garantía por Benjamín). La única manera en que José podía excusar sus pecados era recibiendo una sincera confesión y arrepentimiento.
José usó dos estratagemas para llevarlos al lugar de la confesión:
·      la fiesta de alegría (43:26–34; nótese en los versículos 26 y 28 que los once hombres se inclinaron ante él) y el descubrimiento de la copa en el saco de Benjamín.
De nuevo en 44:14 los once hombres se postraron ante José en verdadera contrición. «Dios ha hallado la maldad de tus siervos», confesaron (44:16). No podemos sino admirar el discurso de Judá en 44:18–34, no sólo por su humildad y confesión, sino también por el amor que muestra hacia su padre y su hermano menor.
Estaba listo para ser el garante, para cargar con la culpa, incluso si le costaba la vida. Qué hermosa lección espiritual tenemos aquí. Judá pensó que José en realidad estaba muerto (44:20), y por consiguiente, que él mismo era culpable de homicidio. ¡Lo que no se percataba era que José estaba vivo y era su salvador! El pecador perdido está ante el tribunal de Dios y confiesa su culpa, pensando que su confesión es ira segura.
Pero Jesucristo vive y por eso puede salvar al máximo. Cristo no espera que seamos garantes por nuestros pecados, ni por los pecados de otro, porque Él mismo es nuestro fiador ante Dios (Heb. 7:22). Mientras Cristo viva, Dios jamás nos condenará.  ¡Y Cristo vivirá para siempre!

No fue su confesión de culpa, sus sacrificios y sus regalos lo que les dio salvación a los hermanos. Fue el perdón de gracia de José, perdón comprado por sus sufrimientos por amor a ellos. ¡Qué cuadro de Jesucristo!

III.    El Secreto Del Propósito De Dios (Génesis 45):
Ahora era tiempo para que José se diera a conocer y revelara el propósito para el cual Dios lo envió. Hechos 7:13 aclara que fue «la segunda vez» que se dio a conocer, así como fue la segunda vez que Israel recibió a Moisés después de rechazar su liderazgo cuarenta años antes (Hch. 7:35).
Este es el tema del discurso de Esteban que aparece en Hechos 7:
·      el pueblo escogido, Israel, siempre había rechazado a sus salvadores la primera vez y recibido la segunda; harán lo mismo con Jesucristo.

Cuando José se dio a conocer sus hermanos se llenaron de terror, porque esperaron juicio completo de sus pecados pasados. Pero él vio su arrepentimiento; se postraron ante él y sabía que podía perdonarlos.
Explicó que habría todavía cinco años más de hambruna, pero que él había preparado un lugar de refugio en Egipto para ellos y sus familias. Dios le había enviado antes para salvarles la vida.

José prometió sustentarlos (v. 11) y protegerlos. Lloró con ellos y les besó, y envió regalos a su padre para asegurarles de las riquezas que había en Egipto. «Venid a mí», fue su invitación (45:18). Entonces, qué cambio ocurrió en Jacob cuando descubrió que José vivía: un cambio no muy diferente al de los discípulos cuando descubrieron que Jesús estaba vivo.
Antes Jacob había dicho: «Contra mí son todas estas cosas» (42:36), pero ahora podía decir: «Todas las cosas ayudan a bien».

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DEBATE No 5: EL DISCURSO SOBRE EL BUEN PASTOR: JUAN 10:

DEBATE No 5: EL DISCURSO SOBRE EL BUEN PASTOR:
JUAN 10:

Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

Los sucesos de la primera mitad de este capítulo (vv. 1–21) ocurrieron después de la expulsión del hombre que se anota en 9:34; en tanto que la segunda mitad (vv. 22–42) tuvieron lugar dos o tres meses más tarde. El capítulo entero está ligado por el simbolismo del pastor[1] y sus ovejas[2].

I.       La Ilustración (Juan 10:1–6):
Estos primeros seis versículos son un cuadro de la relación entre el pastor y sus ovejas. El versículo 6 llama a esto una «parábola», pero sería mejor llamarlo una alegoría. Cristo simplemente le recuerda a la gente la manera en que actuaban los pastores y las ovejas. Más tarde en este capítulo Él hace una aplicación más directa.
El redil en el Medio Oriente era muy simple: una pared de piedras, tal vez de tres metros de altura, y una abertura que servía de puerta. Los pastores de la aldea arreaban a sus ovejas al redil al anochecer y dejaban que el portero hiciera guardia.
En la mañana cada pastor llamaba a sus ovejas, las cuales reconocían la voz de su pastor y salían del redil. El portero (o uno de los pastores) dormían a la entrada del redil y en realidad se convertía en «la puerta». Nada podía entrar o salir del redil sin pasar sobre el pastor.
Cristo destaca que el verdadero pastor entra por la puerta (v. 1), llama a sus ovejas por nombre, estas conocen su voz (v. 3), él las guía y ellas le siguen (vv. 4–5). Los pastores falsos y extraños, que son ladrones y salteadores, tratan de entrar al rebaño de alguna manera solapada, pero las ovejas no los reconocen ni les siguen.

II.     La Explicación (Juan 10:7–21):

A.     La Puerta (vv. 7–10).
Jesucristo es la puerta y como tal guía a las ovejas «a entrar y a salir». El ciego del capítulo 9 fue «expulsado» (excomulgado) por los falsos pastores debido a que confió en Jesús, pero fue recibido por Cristo en el nuevo rebaño.
El teólogo Arthur Pink destaca que en este capítulo en realidad se habla de tres puertas y que debemos hacer una distinción entre ellas para captar el significado completo de esta explicación:
(1)  «La puerta en el redil» (v. 1). El redil aquí no es el cielo, sino la nación de Israel (véase Salm. 100). Cristo vino a Israel a través del camino señalado en las Escrituras; el portero (Juan el Bautista) le abrió la puerta.
(2)    «La puerta de las ovejas» (v. 7). Esta es la puerta que lleva a la gente fuera de su actual redil; en este caso, el judaísmo. Cristo abrió el camino para que las multitudes dejarán su antiguo sistema religioso y hallarán vida nueva.
(3)   «La puerta de la salvación» (v. 9). Las ovejas que usan esta puerta entran y salen, lo cual habla de libertad, tienen vida eterna y disfrutan de los pastos de la Palabra de Dios. Satanás, a través de los falsos maestros (ladrones y salteadores), quiere robar, matar y destruir a las ovejas; pero Dios da vida abundante y cuida a las ovejas.

B.      El Pastor (vv. 11–15).
Hay un contraste aquí entre los fariseos (asalariados), a quienes no les importan las ovejas, y Jesucristo el buen pastor. Los asalariados huyen y se auto-protegen cuando el enemigo viene; pero Cristo voluntariamente da su vida por las ovejas (véase también Hch. 20:29).
Cristo, como el buen pastor, da su vida en la cruz (Salm. 22); como el gran pastor, cuida a las ovejas (Heb. 13:20 y Salm. 23); y como el pastor principal vendrá otra vez en gloria por sus ovejas (Salm. 24; 1 P. 5:4). En el versículo 18 habla tanto de su muerte como de su resurrección.

C.     El Rebaño (vv. 16–21).
Las «otras ovejas» son los gentiles que no se hallaban dentro del redil judío. Jesús debe traerlas y lo hará mediante su voz, su Palabra. Esto vemos que ocurre en Hechos 10, cuando Pedro fue a los gentiles y les predicó la Palabra; creyeron y se salvaron. El versículo 16 dice:
·      «Y habrá un rebaño [la Iglesia], y un pastor [Cristo]».

La Iglesia está compuesta de judíos y gentiles que han confiado en Cristo, y hay un cuerpo, un rebaño, y una vida espiritual común (véanse Ef. 2:11–22; 3:1–13; 4:1–5).
Cristo es el buen pastor que muere por las ovejas. En el AT., las ovejas morían por el pastor!). Él llama por medio de su Palabra y los que creen entran por la puerta, salen de su redil religioso y entran en el verdadero redil de Cristo, la Iglesia.

III.    La Aplicación (Juan 10:22–42):
Dos o tres meses más tarde los judíos todavía argüían con Jesús respecto a lo que Él había dicho. Cristo les recalcó que ellos no eran «de sus ovejas» y por consiguiente no podían creer. Él da aquí una hermosa descripción de los verdaderos cristianos, sus ovejas:
(1)    Oyen su voz, lo que quiere decir que oyen su Palabra y responden a ella:
·      Los inconversos tienen muy poco o ningún interés en la Biblia;
·      las verdaderas ovejas viven en la Palabra.
(2)   Conocen a Cristo y son conocidos (vv. 14, 27), de modo que no seguirán a un falso pastor. Los miembros de las iglesias que corren de un sistema religioso a otro, o de una secta a otra, demuestran con eso que no son verdaderas ovejas.
(3)    Siguen a Cristo, lo cual habla de obediencia. Nadie tiene el derecho a reclamar ser una de las ovejas de Cristo si vive en voluntaria, persistente y abierta desobediencia, y rehúsa hacer algo al respecto:
Ø Así como hay falsos pastores,
Ø también hay cabritos que tratan de pasar por ovejas.
Ø Un día Cristo les dirá: «Nunca os conocí» (Mt. 7:23).
(4)    Tienen vida eterna y están seguros. Los versículos 28 y 29 declaran la maravillosa seguridad que los verdaderos creyentes tienen en Cristo. Tenemos vida eterna, no sólo vida «en tanto y en cuanto no pequemos»:
·   Estamos al cuidado de Cristo y en las manos del Padre, una seguridad doble de preservación eterna para sus ovejas. Somos el regalo del Padre al Hijo, y el Padre no le quitará otra vez lo que ha regalado.
·      Las ovejas son una ilustración hermosa de los cristianos.
·   Las ovejas son animales limpios y los cristianos han sido limpiados de sus pecados.
·      Las ovejas se junta en rebaños y también los verdaderos creyentes.
·      Las ovejas son inofensivas y los cristianos deben ser inofensivos y sin culpa.
·      Las ovejas son proclives a descarriarse ¡y también nosotros!
·  Las ovejas necesitan un pastor para protección, guía y alimento; y nosotros necesitamos a Cristo para protección espiritual, dirección diaria y alimento espiritual.
·      Las ovejas son útiles y productivas; asimismo los verdaderos cristianos.
·    Finalmente, las ovejas se usaban en los sacrificios; y los cristianos están dispuestos a entregarse a sí mismos a Cristo como «sacrificios vivos» (Rom. 12:1).

Los judíos demostraron su incredulidad al tratar de matar a Jesús. Él refutó su opinión citando el Salmo 82:6. Si Dios llamó «dioses» a jueces terrenos, con seguridad ¡Él podía llamarse a sí mismo Hijo de Dios!:
·      Cuidadoso al no ponerse en peligro innecesario, Cristo dejó la escena; y
·      muchos vinieron a Él y depositaron su fe en Él.
·      Por fe, salieron por la Puerta, abandonando el redil de la religión judía, y
·      entraron en la libertad y vida eterna que sólo Cristo puede dar.

Clase Para Miércoles:

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Notas:
[1] poimen = (ποιμήν, G4166) , se utiliza: (a) en su sentido natural, de uno que cuida manadas o rebaños, no meramente uno que los alimenta (Mt.9:36; 25:32; Mr.6:34; Lc.2:8; 2:15; 2:18; 2:20; Jn.10:2; 10:12); (b) metafóricamente, de Cristo (Mt.26:31; Mr.14:27; Jn.10:11; 10:14; 10:16; Heb.13:20; 1 P.2:25); (c) asimismo metafóricamente, de aquellos que ejercen el pastorado en la iglesia de Cristo (Ef.4:11). Los pastores conducen tanto como apacientan la grey; comp. Hech.20:28, que, con el v. 17, indica que este era el servicio encomendado a los ancianos (supervisores u obispos); lo mismo en 1 P.5:12: «apacentad la grey de Dios… cuidando de ella»; esto involucra un cuidado tierno y supervisión llena de atención.
Nota: (1) El verbo jegeomai = conducir el camino, presidir, tener el gobierno, se traduce «pastores» en Heb.13:7; 13:17; 13:24 (rv, rvr, rvr77; vm: «tenían el gobierno» en los tres vv.); véanse DIRIGIR, Nº 3, GOBERNAR, Nº 3, Nº 2, y TENER POR. (2) Para arquipoimen, «príncipe de los pastores» en 1 P.5:4, véase. (3) Para bosko = traducido «pastores» en Lc.8:34 (rvr: «que apacentaban»). (VINE).
[2] probaton = (πρόβατον, G4263), de probaino = ir adelante, esto es, del movimiento de los cuadrúpedos, se utilizaba entre los griegos para denotar ganado menor, ovejas y cabras. En el NT, sólo de ovejas: (a) literalmente (por ejem., Mt.12:11-12) ; (b) metafóricamente, de aquellos que pertenecen al Señor, las ovejas perdidas de la casa de Israel (Mt.10:6); de aquellos que están bajo el cuidado del Buen Pastor (por ejem., Mt.26:31; Jn.10:1 , lit., «el redil de las ovejas», y vv. 2-27; Juan 2:16-17 en tr y otras autoridades; Heb.13:20); de aquellos que en un día futuro, cuando la introducción del reinado milenial, habrán mostrado bondad hacia su pueblo terrenal perseguido en su gran tribulación (Mt.25:33); de los vestidos de los falsos profetas (Mt.7:15); (c) en sentido figurado, en forma de símil, de Cristo (Hech.8:32); de los discípulos (por ejem. Mt.10:16); de verdaderos seguidores de Cristo en general (Rom.8:36); de la condición anterior de aquellos que se han cobijado bajo su cuidado de Pastor (1 P.2:25); de las multitudes que buscaron la ayuda de Cristo en los días de su carne (Mt.9:36; Mr.6:34).
probation = (προβάτιον, G4263) , diminutivo del Nº 1, oveja pequeña. Se encuentra en algunos textos en Juan 21:16-17 (tr y otras autoridades presentan Nº 1); distinto de arnia = corderos (v. 15), se usaba sin embargo como término cariñoso. (VINE).


domingo, 22 de octubre de 2017

DEBATE No 4: LA SEÑAL MILAGROSA: JUAN 9:

DEBATE No 4: LA SEÑAL MILAGROSA:
JUAN 9:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

Este capítulo presenta el sexto de los siete milagros especiales registrados en el Evangelio de Juan, que testifican la deidad de Cristo (20:30–31). Las primeras tres señales muestran cómo se salva una persona:
·      por medio de la Palabra (el agua convertida en vino),
·      por la fe (la sanidad del hijo del noble), y
·      por gracia (la curación del paralítico).

Las cuatro señales restantes muestran los resultados de la salvación:
Ø Satisfacción (la alimentación de los cinco mil),
Ø paz (aquieta la tempestad),
Ø luz (la curación del ciego), y
Ø vida (la resurrección de Lázaro).

I.       La Curación (Juan 9:1–7):

A.     El hombre tiene las características del pecador perdido.
(1)   Estaba ciego (Ef. 4:18; Jn. 3:3; 2 Cor. 4:3–6). El inconverso, aunque sea intelectual como Nicodemo, nunca puede ver o comprender las cosas espirituales. Véase 1 Corintios 2:14–16.
(2)    Estaba mendigando. El inconverso es pobre a la vista de Dios, aunque tal vez sea rico a los ojos del mundo. Mendiga por algo que satisfaga sus más profundas necesidades.
(3)    Estaba impotente. No podía curarse a sí mismo; otros no podían curarlo.

B.     La curación muestra cómo Jesús salva al pecador.
(1)   Se acerca por gracia al hombre. Cristo podía haber pasado de largo, porque era el sabbat y se suponía que debía descansar (v. 14). Mientras que los discípulos discutían acerca de la causa de la ceguera, Jesús hizo algo por el hombre.
(2)   Irritó al hombre. Una pizca de tierra irrita el ojo; imagínese cómo deben haberse sentido las cataplasmas de lodo. Pero el lodo en los ojos le estimuló a ir a lavarse. Es lo mismo con la predicación de la Palabra: irrita a los pecadores haciéndolos que se sientan culpables, de modo que quieran hacer algo con respecto a sus pecados (véase Hch. 2:37).
(3)   Curó al hombre por su poder. El hombre probó su fe en Cristo al obedecer a su Palabra. La «religión» hoy en día quiere darles a los hombres sustitutos para la salvación, pero sólo Cristo puede librar de las tinieblas del pecado y del infierno.
(4)   La curación glorificó a Dios. Todas las verdaderas conversiones son para la gloria de Dios únicamente. Véanse Efesios 1:6, 12, 14; 2:8–10.
        (5)   La sanidad fue notoria a otros. Sus padres y vecinos vieron un cambio en su vida. Así es cuando una persona nace de nuevo, otros ven la diferencia que se manifiesta en ella (2 Cor. 5:17).

II.     La Controversia (Juan 9:8–34):
Los líderes religiosos habían hecho saber que si alguno confesaba a Cristo abiertamente sería expulsado de la sinagoga (v. 22). Esto significaba, por supuesto, perder amigos, familia y todos los beneficios de la religión judía. Fue esta declaración la que forzó a los padres y a los vecinos del ciego a «andar con rodeos» cuando se les preguntó sobre la asombrosa curación. La simple confesión del hijo, en el versículo 11, glorificó a Cristo, aunque en ese tiempo todavía no comprendía a plenitud quién era realmente «aquel hombre que se llama Jesús».
Los fariseos atacaron a Cristo diciendo que no procedía de Dios (v. 16) y le llamaron pecador (v. 24). El ciego curado dijo lo que sabía (v. 25) y les mostró a los fariseos qué necio era su razonamiento (vv. 30–33). El creyente de corazón sencillo sabe más verdad espiritual que los eruditos teólogos inconversos. (Véase Salm. 119: 97–104.) El resultado final: expulsaron de la sinagoga al hombre.
Hubiera sido fácil para el hijo esconder su confesión y evitar de este modo la controversia, pero sin temor alguno se quedó firme en su posición. Conocía la diferencia que Cristo había hecho en su vida y no podía negarla. Cualquiera que ha conocido a Cristo y ha confiado en Él lo dirá abiertamente.

III.    Su Confesión (Juan 9:35–41):
El hombre no se dio cuenta entonces, pero su lugar más seguro estaba fuera del redil de la religión judía. Los judíos lo expulsaron, pero ¡Cristo le recibió! Como Pablo (véase Filp. 3:1–10), este hombre «perdió su religión», pero halló salvación y fue al cielo.

Nótese: con cuidado cómo este hombre creció en el conocimiento de Cristo:
(1)   «Un hombre que se llama Jesús» (v. 11) era todo lo que sabía cuándo Cristo le sanó.
(2)  «Un profeta» (v. 17), así llamó a Jesús cuando los fariseos le interrogaron.
(3)    «Un varón de Dios» (vv. 31–33), fue su conclusión acerca de quién era Jesús.
(4)    «El Hijo de Dios» (vv. 35–38), fue su confesión final y completa de fe. (Véase 20:30–31.)

«La senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto», afirma Proverbios 4:18, y el crecimiento en la «luz» de este hombre lo demuestra.
Un cristiano es alguien que tiene la luz en su corazón (2 Cor. 4:6) y que es la luz del mundo (Mt. 5:14). Anda en la luz (1 Jn. 1) y da el fruto de la luz (Ef. 5:8–9). El «creo, Señor», del hombre fue el punto en que su vida cambió.
La misma luz que guía a una persona puede cegar a otra (vv. 39–41). Los fariseos admitieron que podía ver y por consiguiente eran culpables debido a que rechazaron la evidencia y no querían recibir a Cristo.

El evangelio trae diferentes reacciones de diferentes clases de corazones:
·      El pecador ciego recibe la verdad y ve;
·    la persona religiosa, justa en su propia opinión, rechaza la verdad y se enceguece más espiritualmente.
·      Es peligroso rechazar la luz.



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