lunes, 16 de octubre de 2017

DEBATE No 3: LOS DISCÍPULOS: JUAN 8:

DEBATE No 3: LOS DISCÍPULOS:
JUAN 8:

Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

Este capítulo muestra a Cristo en conflicto con los líderes judíos y presenta una serie de contrastes importantes.

I.       Luz y Tinieblas (Juan 8:1–20):
Los escribas y fariseos trajeron a la mujer a Jesús, en el atrio de las mujeres, en la sección del tesoro del templo (v. 20). Su motivo era tentarlo (v. 6) y obligarlo a que enfrentar a un dilema. Si dejaba libre a la mujer, violaba la Ley de Moisés (Lv. 20:10; Dt. 22:22); si decía que la apedrearan, no podría decir que perdonaba pecados.
Arthur Pink sugiere que Cristo escribió con el dedo en tierra dos veces para recordarles las dos tablas de la ley, escritas con el dedo de Dios (Éx. 31:18; 32:15–18; 34:1):
·      Los judíos pecaron y Moisés rompió contra el suelo las primeras tablas de piedra;
·      pero Dios perdonó su pecado, hizo provisión para los sacrificios de sangre y les dio otras dos tablas de piedra.

Cristo murió por los pecados de esta mujer y pudo perdonarla.
La gran declaración YO SOY del versículo 12 sigue a este incidente. Como luz del mundo Cristo afirmaba ser Dios, porque Dios es luz (1 Jn. 1:5). Las tinieblas hablan de muerte, ignorancia y pecado; la luz habla de vida, conocimiento y santidad.
La luz reprende al pecado (Jn. 3:20). El pecador perdido vive en tinieblas (Ef. 2:1–3; 4:17–19; 5:8) y pasará la eternidad en tinieblas (Mt. 25:30) si rechaza a Cristo.
Los judíos, en lugar de someterse a Cristo, ¡discutieron con Él en el templo!

II.     El Cielo y La Tierra (Juan 8:21–30):
Hay dos nacimientos:
Ø el de arriba, nacer de nuevo por el Espíritu de Dios, y
Ø el de este mundo, nacer de la carne.

Y hay dos maneras de morir:
·      el pecador muere en sus pecados, pero el creyente muere en el Señor (Ap. 14:13).
·      La fe en Jesucristo hace la diferencia.
Jesús les dijo a los judíos que Él vino del cielo; el Padre le envió (v. 26), le enseñó (v. 28) y estaba siempre con Él (v. 29). El Padre abandonó a su Hijo sólo cuando Cristo fue hecho pecado por nosotros en la cruz.
En el versículo 28 Cristo habló de «ser levantado», lo cual, por supuesto, significa la crucifixión. Él le mencionó esto a Nicodemo en 3:14–16 y lo mencionaría de nuevo en 12:32–34.

III.    Libertad y Esclavitud (Juan 8:31–40):
A los judíos que creyeron (v. 30) se les amonestó a que demostraran su fe mediante su fidelidad. La fe en Cristo lo hace a uno hijo de Dios, pero permanecer en la Palabra y conocer la verdad (y vivirla) lo hace a uno un verdadero discípulo del reino.
Cristo está hablando acerca de la esclavitud y libertad espiritual, no de la física o política. El pecador perdido está en esclavitud a sus deseos y pecados (Tít. 3:3), a Satanás y al mundo (Ef. 2:1–3). Al recibir la verdad en Cristo, ¡los esclavos reciben libertad!
Los oponentes de Jesús, desde luego, apelaron a sus ventajas humanas: «¡Somos hijos de Abraham Le dijo lo mismo a Juan el Bautista (Mt. 3:8–9). Jesús hizo una distinción entre la simiente carnal de Abraham (v. 37) y sus hijos espirituales (v. 39). Pablo hace la misma distinción en Romanos 2:28, 29; 4:9–12; 9:6 y Gálatas 4:22–29.
La gente rechaza a Jesús porque confunden lo físico con lo espiritual. Jesús le habló a Nicodemo respecto al nacimiento espiritual, pero él le preguntó acerca del nacimiento físico (Jn. 3:4). Cristo le ofreció vida eterna (agua viva) a la mujer junto al pozo, pero ella hablaba del agua física (4:15). La salvación es una experiencia espiritual y el nacimiento humano no tiene nada que ver con ella.

IV.    Hijos De Dios e Hijos De Satanás (Juan 8:41–47):
La Biblia habla de cuatro diferentes clases de «hijos espirituales». Por naturaleza nacemos como hijos de ira (Ef. 2:3); cuando alcanzamos la edad de la responsabilidad y pecamos deliberadamente, nos convertimos en hijos de desobediencia (Ef. 2:2).
Cuando ponemos nuestra fe en Cristo, llegamos a ser hijos de Dios (Jn. 1:12). Pero la persona que al final rechaza al Salvador y prefiere la auto-justificación (el sustituto del diablo) llega a ser un hijo del diablo (véase Mt. 13:24–30, 36–43, donde los hijos del diablo se describen como cristianos falsificados).
Jesús destacó las características de los hijos del diablo:
A.     No le dan lugar a la Palabra de Dios (v. 37).
B.     Confían en la carne: nacimiento humano, buenas obras (v. 39).
C.     Aborrecen a Cristo y tratan de matarlo (vv. 40,44).
Satanás es homicida y sus hijos lo imitan.
D.     No aman a Cristo ni las cosas de Cristo (v. 42).
E.     No comprenden la Palabra: Satanás las ciegas (v. 43).
F.      Son mentirosos y aman la mentira más que la verdad (v. 44).
G.     No oyen la Palabra de Dios; la detestan (v. 47).
Recuerde, estos «hijos del diablo» no eran gente groseramente inmoral; eran gente religiosa, justa en su propia opinión y que rechazaron a Cristo.
Satanás arrastra a muchas personas hoy en día a una forma de piedad externa que no tiene el poder del evangelio y sin embargo piensan que son realmente salvas y que van a ir al cielo.

V.     Honor y Deshonra (Juan 8:48–59):
Dios honra a su Hijo, pero los hombres justos en su propia opinión lo deshonran. Le deshonran verbalmente al llamarle samaritano y al acusarle de tener un demonio. (Según los judíos, los samaritanos eran la escoria de la tierra). Jesús les dijo que Abraham vio su día y se regocijó.
¿Cómo pudo Abraham ver el día de Cristo? Por fe (Heb. 11:8–16). Vio un destello de su obra redentora cuando ofreció a Isaac sobre el altar (Gn. 22). Dios le comunicó muchos secretos a su amigo Abraham debido a su fe y obediencia (Gn. 18:16–22).
Cuando la brillante luz de la Palabra de Dios resplandece en los corazones, los hombres deben aceptarla y ser salvos o rechazarla y perderse. ¡Observe cuánto odiaban a Cristo estos religiosos judíos y procuraban matarle!
Esto en verdad probaba que eran hijos de Satanás, el homicida. Jesús afirmó ser Jehová Dios cuando dijo: «Antes que Abraham fuese, YO[1] SOY[2]» (véase v. 58; también Éx. 3:14).
En el versículo 24 también dijo: «Porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis».
En el versículo 28 dijo: «Cuando hayáis levantado [en la cruz] al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que yo soy».
La mentira de Satanás es que Jesucristo no es el Hijo de Dios (véanse 1 Jn. 2:22; 4:1–3).
 Es imposible honrar a Dios y al mismo tiempo deshonrar al Hijo (5:23).

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Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su Biblia:


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Notas:
[1] G1473 ἐγώ = egó: pronombre primario de la primario pers. yo (solo expresado con énfasis):- mí, mío. Para los otros casos y el plural véase G1691, G1698, G1700, G2248, G2249, G2254, G2257, etc. (Strong).

[2] G1510 εἰμί = eimí: primario pers. singular presente indicativo; forma prolongado de un un verbo primario y defectivo verb; yo existo (usado solo cuando es enfático):- ser. Véase también G1488, G1498, G1511, G2258, G2071, G2070, G2075, G2076, G2771, G2468, G5600, G5607. (Strong).

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