JOSÉ, LOS
HERMANOS, SEGUNDA VISITA, REVELACIÓN:
GÉNESIS 41–45:
Esta
sección muestra cómo José de prisionero pasa al puesto de segundo al mando en
la tierra. Se le dio un nuevo nombre: «El revelador de secretos» (41:45). Nótese: los
tres secretos que José reveló.
I. El
Secreto De Los Sueños De Faraón (Génesis 41):
José
esperaba que el copero se acordara de él e intercediera por él (40:13–15), pero
el hombre no se acordó de José sino el día cuando Faraón quedó perturbado
porque no podía hallar el significado a sus extraños sueños. Los caminos de
Dios son incomprensibles, pero el tiempo de Dios para actuar nunca es demasiado
temprano ni demasiado tarde.
Nótese: la
humildad de José al estar ante el monarca más poderoso de la tierra: «Dios será el que dé respuesta
propicia a Faraón» (v. 16). Explicó el sueño: habría siete años de abundancia seguidos de siete años de
hambruna.
Luego
dio un consejo sabio: nombrar un hombre sabio para
administrar la provisión de alimentos. Dios dirigió a Faraón para que nombrara
a José, ¡y así
ahora fue exaltado al trono! Véase también 1 Pedro 5:6.
El
matrimonio de
José con una esposa gentil es un tipo del matrimonio de Cristo a la
Iglesia durante esta edad cuando sus hermanos según la carne le han rechazado:
Ø «Manasés»
significa «olvidar»
y sugiere que la nueva posición de José en la voluntad de Dios había hecho que
olvidara las pruebas del pasado; y
Ø «Efraín»
significa «doblemente fructífero»,
sugiriendo que todas sus pruebas habían, al final, conducido al fruto y a la
bendición.
Como
el grano de trigo, José «murió» para no quedar solo (Jn. 12:23–26). Dios
cumplió su Palabra a José y las predicciones de José fueron realidad. La
Palabra del Señor permanece cuando la sabiduría del hombre falla (41:8).
Sin
embargo, todo esto no era sino parte de un plan mayor, un plan para preservar a
Israel y preparar el camino para el nacimiento de Cristo.
II.
El Secreto De Los Corazones De Sus Hermanos
(Génesis 42–44):
El
plan ahora estaba en marcha, porque Jacob oyó que había grano en Egipto y envió
a sus hijos a conseguir alimento. Considérense sus dos visitas a Egipto.
A. La Primera Visita
(v. 42).
Diez
de los hijos fueron a Egipto y José los reconoció a pesar de que ellos no lo
notaron. Sin duda su apariencia había cambiado en veinte años y su idioma y
vestido egipcio los habría llevado a pensar que era nativo.
Nótese: que los diez
hombres se postraron (42:6), pero que los sueños
de José predijeron que once se inclinarían (37:9–10).
Esto explica cómo José sabía que los hombres
regresarían con su hermano, Benjamín.
¿Por qué José
fue tan riguroso con sus hermanos? ¿Y por qué esperó tanto para darse a
conocer?
Debido a que quería asegurarse de que se habían arrepentido de sus pecados.
Excusar a quienes no están sinceramente arrepentidos es hacerles más pecadores
(véase Lc. 17:3–4).
¿Cómo Trató José
a Sus Hermanos?
· Les
habló con dureza y les acusó de espías (vv. 7–14);
· los
encerró durante tres días (v. 17); y
· luego
retuvo a Simeón como rehén y le encadenó ante sus ojos (vv. 18–24).
Para coronarlo todo les devolvió
su dinero (vv. 25–28). Este riguroso tratamiento tuvo el resultado esperado,
porque los hombres confesaron:
Ø «¡Somos
culpables!».
Véanse los
versículos 21–23. Esta declaración le indicó a José que sus corazones
se estaban ablandando. Su informe a Jacob de regreso a casa y el descubrimiento
del dinero en sus sacos sólo complicó su problema. ¿Qué hacer?
Si
se quedaban en casa, serían ladrones, pero si regresaban a Egipto tenían que
correr el riesgo de llevar con ellos a Benjamín. Nos preguntamos si el versículo 36 indica
que Jacob sabía lo que le habían hecho a José años antes.
B. La Segunda Visita
(caps. 43–44).
Dios
hizo que la familia de Jacob sintiera de nuevo el hambre, y como el hijo
pródigo de Lucas 15, estos hombres tenían que regresar o morirse de hambre.
Vemos aquí otras indicaciones de su cambio de corazón:
· La disposición de Judá de ser
el garante, de cargar con la culpa del joven Benjamín; su disposición de
devolver el dinero; y su confesión de la verdad al mayordomo de José (43:19–22).
Sin embargo,
cometieron algunos errores también:
Ø Llevar un regalo para José
y confesar sus pecados al sirviente en lugar de a José directamente.
No
podemos dejar de ver en todo este episodio la manera en que Dios trata con el
pecador perdido. Dios controla las circunstancias para volver en sí al pecador y
al final de sí mismo.
Pero,
triste como suena, demasiados pecadores convictos tratan de ganarse la
salvación ofreciendo un presente, o confesando a un siervo humano, o haciendo
algún gran sacrificio (como Judá lo hizo cuando ofreció su vida en garantía por
Benjamín). La única manera en que José podía excusar sus pecados era recibiendo
una sincera confesión y arrepentimiento.
José usó dos
estratagemas para llevarlos al lugar de la confesión:
· la fiesta de alegría (43:26–34; nótese en los versículos 26 y
28 que los once hombres se inclinaron ante él) y el
descubrimiento de la copa en el saco de Benjamín.
De
nuevo en 44:14 los once hombres se postraron ante José en verdadera contrición.
«Dios ha hallado
la maldad de tus siervos», confesaron (44:16). No podemos sino admirar
el discurso de Judá en 44:18–34, no sólo por su humildad y confesión, sino
también por el amor que muestra hacia su padre y su hermano menor.
Estaba
listo para ser el garante, para cargar con la culpa, incluso si le costaba la
vida. Qué hermosa lección espiritual tenemos aquí. Judá pensó que José en
realidad estaba muerto (44:20), y por consiguiente, que él mismo era culpable
de homicidio. ¡Lo
que no se percataba era que José estaba vivo y era su salvador! El
pecador perdido está ante el tribunal de Dios y confiesa su culpa, pensando que
su confesión es ira segura.
Pero Jesucristo
vive y por eso puede salvar al máximo. Cristo no
espera que seamos garantes por nuestros pecados, ni por los pecados de otro,
porque Él mismo es nuestro fiador ante Dios (Heb. 7:22). Mientras Cristo viva, Dios jamás nos condenará. ¡Y Cristo vivirá para siempre!
No
fue su confesión de culpa, sus sacrificios y sus regalos lo que les dio
salvación a los hermanos. Fue el perdón de gracia de José, perdón comprado por
sus sufrimientos por amor a ellos. ¡Qué cuadro de Jesucristo!
III.
El Secreto Del Propósito De Dios (Génesis
45):
Ahora
era tiempo para que José se diera a conocer y revelara el propósito para el
cual Dios lo envió. Hechos 7:13 aclara que fue «la segunda vez» que se dio a
conocer, así como fue la segunda vez que Israel recibió a Moisés después de
rechazar su liderazgo cuarenta años antes (Hch. 7:35).
Este es el tema
del discurso de Esteban que aparece en Hechos 7:
· el pueblo escogido,
Israel, siempre había rechazado a sus salvadores la primera vez y recibido la
segunda; harán lo mismo con Jesucristo.
Cuando
José se dio a conocer sus hermanos se llenaron de terror, porque esperaron
juicio completo de sus pecados pasados. Pero él vio su arrepentimiento; se
postraron ante él y sabía que podía perdonarlos.
Explicó
que habría todavía cinco años más de hambruna, pero que él había preparado un
lugar de refugio en Egipto para ellos y sus familias. Dios le había enviado
antes para salvarles la vida.
José prometió
sustentarlos (v. 11) y protegerlos. Lloró con ellos y les besó, y
envió regalos a su padre para asegurarles de las riquezas que había en Egipto. «Venid a mí»,
fue su invitación (45:18). Entonces, qué cambio ocurrió en Jacob cuando
descubrió que José vivía: un cambio no
muy diferente al de los discípulos cuando descubrieron que Jesús estaba vivo.
Antes
Jacob había dicho: «Contra mí son todas estas cosas» (42:36), pero
ahora podía decir: «Todas las cosas ayudan a bien».
Clase Para
Domingo.
Lea Su
Biblia, Lea Su
Biblia, Lea Su Biblia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario