CRISTO: PROFETA, SACERDOTE,
Y REY:
(Mateo 4:17; Hebreos
5:5; Lucas 1:32-33)
“Desde entonces comenzó
Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos
se ha acercado”. (Mateo 4:17)
“Así tampoco
Cristo se glorificó a sí mismo haciéndose sumo
sacerdote sino el que le dijo: Tú eres mi
Hijo, Yo te he engendrado hoy”. (Hebreos 5:5)
“Este será
grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de
David su padre;… y reinará sobre la casa
de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin”. (Lucas 1:32-33).
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Algunas veces la obra de Cristo[1]
se considera con arreglo a la división tripartita de los oficios de El cómo:
· Profeta,
· Sacerdote, y
· Rey.
Eusebio (ca. 260–340) usó estas tres
categorías (Historia Eclesiástica, I, iii, 8, 9), así que son de gran
antigüedad.
Además,
se puede hacer relacionar al:
Ø Mesías, el Ungido, con el hecho de que
los profetas (1 Reyes 19:16;
Isaías 61:1),
Ø los sacerdotes (Éxodo 30:30; 40:13), y
Ø los reyes (1 Samuel 10:1;
15:1; 1 Reyes 19:15–16) fueron instalados por ungimiento.
I. CRISTO COMO PROFETA[2]:
1.1. La Designación De Cristo Como Profeta:
Moisés predijo que un profeta como él
mismo sería levantado por Dios (Deuteronomio 18:15).
Aparte de los otros cumplimientos que
esto pudiera haber tenido en la sucesión de los profetas del Antiguo
Testamento, su cumplimiento final fue en Jesucristo, a quien se le identifica
como ese Profeta (Hechos 3:22–24).
Las personas comunes en los días de
Cristo lo reconocieron a Él como un Profeta, con tanto entusiasmo que los
principales sacerdotes y los fariseos temían represalias si tomaban alguna
fuerte acción contra el Señor (Mateo 21:11, 46; Juan 7:40–53).
Además, le llamaban Rabí (1:38; 3:2), no
porque había sido entrenado formalmente, sino porque reconocieron la calidad de
Su enseñanza.
Nuestro Señor también declaró ser un Profeta
(Mateo 13:57; Marcos 6:4; Lucas 4:24; 13:33; Juan 4:44) que vino a hacer lo que
hicieron los profetas, i.e., comunicarle el mensaje de Dios al hombre (8:26;
12:49–50; 15:15; 17:8).
1.2. El Estilo De Cristo Como Profeta:
Una de las principales actividades de
nuestro Señor mientras estuvo en la tierra era proclamar el mensaje de Dios por
medio de la predicación (Mateo 4:17) y la enseñanza (7:29).
El estilo de Su predicación y enseñanza incluía
estas características interesantes:
1. Era algo ocasional. Esto no
significa que enseñaba con poca frecuencia, sino más bien que lo hacía cuando
surgía la oportunidad. Siempre estuvo abierto a las oportunidades y a la
variedad de situaciones que se presentaban.
Usaba los
servicios en la sinagoga cuando era posible (Marcos 1:21). Predicaba al aire
libre si una situación de puertas adentro no estaba disponible (4:1). Él se hacía
de cada oportunidad.
2. No era sistemático. Esto se debe a
que Él tomaba las oportunidades a medida que surgían, en vez de esperar que un currículo
planeado se pudiera seguir. Piense, por ejemplo, de dónde usted va encontrar la
enseñanza del Señor sobre el pecado; y la respuesta está en varios pasajes de
varias clases—algunos
didácticos, otros parabólicos—. El intérprete de la Escritura tiene
que sistematizar las enseñanzas de Cristo.
3. Era profusamente ilustrado. Y las
ilustraciones mismas eran variadas y escogidas apropiadamente para la audiencia
(note una ilustración para mujeres y otra para hombres en Mateo 24:40–41 y
Lucas 15:4, 8).
4. Empleaba las preguntas. Esto lo hacía
especialmente en situaciones de controversia (Mateo 22).
5. Era autoritativo. Esta era
probablemente la característica sobresaliente del ministerio de Cristo como
Profeta. Su autoridad se definía en contraste agudo con la enseñanza de los
escribas y fariseos (Marcos 1:22) porque investigaba las profundidades de la
realidad de la verdad.
1.3. El Material De Cristo Como Profeta:
Aunque
mucho de Su material profético está esparcido a través de los Evangelios, hay
tres pasajes mayores preservados para nosotros:
Ø el Sermón del Monte (Mateo 5–7),
Ø el mensaje sobre el Monte de los
Olivos el martes de la Semana Santa (Mateo
24–25), y
Ø el mensaje a los discípulos en el aposento alto el jueves por la noche (Juan 13–16).
Las enseñanzas de Cristo posiblemente
sean la parte más difícil de interpretar precisamente en la Biblia entera.
¿Por Qué Es Esto?
Ø Porque nuestro Señor vivió bajo la ley
mosaica y la cumplió perfectamente;
Ø pero Él también se presentó a Israel como su Rey; y
Ø cuando fue rechazado como Rey, introdujo
una parte nueva del programa de Dios, la iglesia, y dio alguna enseñanza
tocante a ella.
En otras palabras, Él vivió y enseñó con
relación a tres aspectos diferentes del programa de Dios para este mundo:
· la ley,
· la iglesia, y
· el reino.
El
mantener esos aspectos de enseñanza distinguibles y sin confusión no es siempre
fácil:
1. El Sermón Del Monte.
Algunos
consideran este discurso como una exposición del camino de la salvación. El
problema con semejante interpretación es simplemente que las grandes palabras
de la salvación como la redención o la justificación nunca ocurren en todos
estos capítulos. También, si ésta es la interpretación correcta entonces la
salvación es ciertamente por medio de las buenas obras.
Otros consideran
el sermón como un bosquejo para la vida cristiana hoy en día. Para usarlo de
esta manera habría que deslateralizar mucho de lo que se enseña para poder
obedecerlo en este mundo injusto. Además, si esto se aplica a la iglesia, entonces
¿por qué no
mencionó nuestro Señor al Espíritu Santo, tan importante para la vida
cristiana, o aun a la misma iglesia?
Aun otros
entienden que su propósito principal tenía que ver con el mensaje del reino de
Cristo. Juan, el precursor, había anunciado el reino (Mateo 3:2); Cristo mismo
comenzó a predicar ese mensaje (Mateo 4:17); ahora Él explicaba lo que abarcaba
el arrepentimiento genuino. El reino que ellos predicaron y el que el pueblo
esperaba era ese reino mesiánico, davídico, milenial prometido en el Antiguo
Testamento. Cristo en ninguna manera indicó que debieran haber entendido de otra
manera por cambiar ellos el significado del reino del cual Él estaba hablando.
Pero el pueblo había puesto tanto su esperanza en un reino político que se
olvidaron de que también había requisitos espirituales aun para ese reino
político. Así que el Señor explicó lo que abarcaba la preparación espiritual
para el reino davídico.
Predicado con
relación al reino, este discurso parece enfatizar primordialmente la
preparación para el reino. Algunos de los requisitos, para practicarlos
íntegramente, necesitarían el establecimiento del reino con su gobierno justo
(5:38–42), aunque el principio general se puede seguir en todo tiempo.
Así que el
sermón es un llamado al arrepentimiento para aquellos que habían desasociado el
cambio interior, de los requisitos para establecer el reino. Por lo tanto, es
aplicable a cualquier tiempo en que el reino sea inminente—lo que incluye el tiempo en que Cristo lo
predicó, y el de la futura Tribulación. También describe las
condiciones que imperarán cuando el reino esté establecido. Pero, como toda la
Escritura, es provechoso para los discípulos en cualquier edad, puesto que es
uno de los códigos éticos más detallados en la Biblia.
2. El Mensaje Del Monte
De Los Olivos.
Por el tiempo en
que este mensaje se dio, al final de la vida terrenal de Cristo, era evidente
que los líderes judíos habían rechazado el reino, y Cristo mismo había indicado
que la iglesia sería lo próximo en el programa de Dios (Mateo 16:18). ¿Significaba
esto que el reino fue quitado para siempre del programa de Dios? En ninguna
manera. Y este mensaje detalla algunos eventos futuros conducentes al regreso
de Cristo para establecer ese reino mesiánico, davídico, y milenial. Mateo
24:4–14 enumera detalles que ocurrirán durante la primera parte del período de
la Tribulación. Los versículos 15–28 hacen lo mismo respecto de la segunda
mitad de ese período. Entonces Cristo regresará a la tierra y tomará el trono de
Su reino (v. 30; 25:31, 34). El hecho de que esto no ocurrió durante la vida de
los discípulos, en ninguna forma abroga la seguridad de que un día Cristo
regirá en Su reino (Hechos 1:6).
3. El Mensaje En El Aposento Alto.
La noche antes
de Su crucifixión el Señor reveló sucintamente varias cosas acerca de la nueva
edad de la Iglesia que pronto sería inaugurada. El repitió estas cosas en forma
comprimida porque los discípulos todavía no podían entender lo que realmente
estaba ocurriendo (Juan 16:12). ¿Cuáles fueron algunas de esas nuevas revelaciones?:
(1) Dio un nuevo mandamiento: amarnos el uno
al otro de la misma manera que Él nos ama (13:34).
(2) Abrió una nueva esperanza: un lugar que Él
iba a preparar para llevar allí a los creyentes (14:1–3).
(3) Prometió otro Paracleto, el cual ministraría en varias
nuevas maneras: aconsejando, exhortando, consolando, intercediendo,
redarguyendo, enseñando, etcétera (v. 16).
(4) Puso al descubierto nuevas relaciones: el Espíritu
Santo en ellos, no solamente con ellos; los creyentes en Cristo, y Cristo en
los creyentes (vv. 17, 20).
(5) Estableció una nueva base para la oración: en Su nombre
(16:24, 26).
Todas éstas
revelan diferencias tremendas entre la economía entonces vigente y la nueva
dispensación venidera de la iglesia.
1.4. La Autenticación De Cristo Como Profeta:
La ley ordenaba que los falsos profetas
fuesen apedreados (Deuteronomio 13:5, 10). Por supuesto, si un profeta vivía
hasta el tiempo en que se veía si su profecía se cumplía o no, entonces uno
podía reconocer fácilmente si era un profeta falso o genuino. Si no vivía hasta
ese tiempo, entonces era más difícil.
El
Ministerio Profético De Nuestro Señor Fue Autenticado En Dos Maneras:
· por poderse ver el cumplimiento de algunas
de Sus profecías, y
· por los milagros que le verificaron a
las personas en Su tiempo que Él era un Profeta.
La
Prueba Conclusiva Es Su detallada Predicción
De Su Muerte:
Ø El profetizó que alguien cercano a Él
le traicionaría (Mateo 26:21),
Ø que Su muerte sería instigada por los
líderes judíos (16:21),
Ø que moriría por crucifixión, y que tres
días después resucitaría (20:19).
El que pudiera
dar estos detalles acerca de Su muerte y que estos detalles se cumplieran lo autentica
como un Profeta verdadero.
Además, algunos de los milagros de
Cristo estaban directamente vinculados al testimonio de que Él era un Profeta
genuino (Lucas 7:16; Juan 4:19; 9:17). Verdaderamente, en estos postreros días
Dios nos ha hablado por el Hijo (Hebreos 1:1–2).
II. CRISTO COMO SACERDOTE[3]:
Ø El profeta hablaba a los hombres de
Dios;
Ø El hecho de pertenecer a la tribu de Judá
descalificaba a Cristo para ser un sacerdote aarónico;
Ø por lo tanto, Dios hizo arreglos para otro orden de
sacerdotes antes de Su venida, el orden de Melquisedec; y
Ø Cristo es un sacerdote de ese orden con
respecto a Su persona y Su obra.
Sin embargo, hay similitudes entre los
sacerdotes aarónicos y Cristo como Sacerdote tanto en Su personas como en Su obra.
2.1. Como Sacerdote Aarónico:
Un sacerdote aarónico tenía que ser un
hombre escogido por Dios y calificado para Su obra (Levítico 21; Hebreos
5:1–7).
Nuestro Señor, escogido, encarnado, y
probado, llenaba los requisitos en Su persona para ser un Sacerdote
ministrador.
Los sacerdotes aarónicos servían
representando el pueblo ante Dios y especialmente en ofrecer sacrificios. Sus
sacrificios eran muchos, repetidos, no eternamente eficaces en sí mismos. Sí
hacían expiación por el pecado en el contexto de la teocracia, pero el escritor
de Hebreos clarifica que si éstos pudieran haber efectuado satisfacción eterna
por el pecado, no habría sido necesario repetirlos año tras año (10:2–3).
Por el contrario, el sacrificio de Sí
mismo de nuestro Señor, por nuestros pecados fue un solo sacrificio, una vez
para siempre, y por toda la humanidad. En ésta, Su gran obra de redención, realizó
un acto que fue prefigurado por la labor de los sacerdotes aarónicos, aunque Él
no fue un sacerdote según el orden de Aarón.
2.2. Como Sacerdote Del Orden De Melquisedec:
La descripción de Melquisedec en Génesis
14:18–20 y Hebreos 7:1–3 parece deliberadamente limitada a esas características
que lo hacen semejante a Cristo. La frase “hecho semejante” en 7:3 no es un adjetivo que pudiera indicar que Melquisedec era como
Cristo en su ser (lo que prestaría evidencia a la interpretación de que él
era una teofanía), sino un participio, que indica que la semejanza
se está estableciendo por la declaración del autor bíblico. Las características
de la descripción se limitan para que la semejanza pueda ser más extensiva.
Los Rasgos Del Sacerdocio De Melquisedec Incluyen
Los Siguientes:
(1) Era un sacerdocio real. Melquisedec era un rey tanto como un
sacerdote. La unión de estas dos funciones no se conocía entre los
sacerdotes aarónicos, aunque fue profetizada de Cristo en Zacarías 6:13.
(2) No se relacionaba con la ascendencia. “Sin padre, sin madre” no significa que
Melquisedec no tenía padres, ni que él no nació, ni murió, sino solamente que
las Escrituras no contienen el archivo de estos eventos a fin de que él pudiera
ser hecho semejante a Cristo en forma más perfecta. Los sacerdotes aarónicos
dependían de su ascendencia para poder ejercer.
(3) No se
especificaba su tiempo, sin constancia de su principio o su fin para que
Melquisedec pudiera ser más semejante al Señor, que es Sacerdote para siempre
según el orden de Melquisedec.
(4) Era superior al orden aarónico. Abraham, del
cual vino el orden aarónico, reconoció la superioridad de Melquisedec cuando le
dio diezmos de lo que ganaron en la guerra (Génesis 14:20). Leví, aunque no
había nacido, y todos los sacerdotes que descendieron de él estuvieron
implicados en este acto que demostró la superioridad de Melquisedec.
¿En qué manera funciona Cristo como un
sacerdote del orden de Melquisedec? Como Melquisedec, Él es un gobernante.
Recibe nuestra reverencia. Nos bendice. Y como Melquisedec le ofreció pan y vino a Abraham para confortarlo y sostenerlo
después de la batalla, así nuestro Señor como Sacerdote refresca y sostiene a
Su pueblo:
Ø El hizo esto, por ejemplo, con Esteban
a la hora de su martirio.
Ø Nuestro Señor se manifestó a Esteban
para sostenerle (Hechos 7:55).
El hace lo mismo hoy en día con respecto
a las iglesias locales mientras se pasea entre los candeleros de oro
(Apocalipsis 2:1).
Su obra de redención ya está terminada,
así que Él se ve sentado, lo que indica que nunca tendrá que levantarse de
nuevo para volver a efectuarla o para agregarle algo (Hebreos 1:3).
Pero Su ministerio de ayudar y sostener
continúa, así que Él se ve de pie para hacer esto. Tenemos un Gran
Sumo
Sacerdote de pie y listo para venir en ayuda de los que están siendo
probados (2:18) y deseoso de dar
gracia para ayudar en tiempo de necesidad (4:16).
III. CRISTO COMO REY[4]:
El
concepto de rey incluye una amplia esfera de prerrogativas:
Ø Un rey en Israel tenía poderes legislativos,
Ø ejecutivos,
Ø judiciales,
Ø económicos, y
Ø militares.
El concepto de Cristo como Rey puede contemplarse alrededor de
cinco palabras:
· prometido,
· predicho,
· propuesto,
· rechazado, y
· realizado.
El pacto misericordioso de Dios con
David prometía que el derecho de reinar siempre permanecería en la dinastía de
David. No prometía el reinar sin interrupción, porque, de hecho, el cautiverio babilónico
lo interrumpió (2 Samuel 7:12–16).
Isaías profetizó que un Niño que iba a
nacer establecería y reinaría sobre el trono de David (Isaías 9:7).
“…Lo
dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y
sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde
ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto”. (Is. 9:6-7)
Surge
entonces la pregunta: ¿De qué acontecimientos habla
el profeta? Se
ha opinado que Isaías da expresión a las expectativas del pueblo oprimido y
amenazado por los ejércitos de Asiria, expectativas de una gran liberación
futura que haría un gran contraste con la tragedia presente bajo el rey Acaz.
Hay quienes han propuesto que en los vv. 6 y 7 Isaías vuelca sus vehementes expectativas en la persona de
Ezequías, el hijo de Acaz, que entonces era tan sólo un niño pequeño.
Pero nos preguntamos si Isaías pudiera
referirse a él con los títulos que usó para el heredero del trono de David
y su reino, aquel que vendría para afirmarlo y fortalecerlo con derecho y con
justicia, desde ahora y para siempre (v. 7).
Veamos
los títulos que el profeta adjudica a este niño que nacería y sobre cuyo hombro
estaría el dominio y el imperio:
· El primer título
es Péle H6383, “Admirable”, el mismo nombre que
el Angel de
Jehová se llama a sí mismo en su revelación a Manoa, padre de Sansón: ¿Por qué
preguntas por mi nombre? Es Admirable
(Jueces 13:18).
· El segundo
título es Yoéts
H3272, “Consejero”; es decir, el
soberano que no necesita rodearse de consejeros para gobernar. La tradición de
Reina Valera ha considerado las palabras Péle Yoéts como dos títulos independientes, lo
cual es perfectamente posible. La RVA los ha unido en un sólo título, como lo
hace la LXX: Thaumastós súmboulos. Esto presupone que Péle Yoéts es la inversión de Yoéts Péle;
inversiones de este tipo existen en hebreo.
· Luego vienen los
títulos El H410, “Dios”,
y Guibor H1376, “Fuerte”: o “Poderoso”. La tradición de Reina
Valera los ha tomado como títulos separados. Los editores de la RVA han visto aquí
un solo título, como en Deut.10:17; Jr.32:18 y Neh.9:32.
Y difícilmente en Is.10:20 (ver comentario
allí). Indiscutiblemente estos títulos reconocen divinidad al
mesiánico heredero del trono de David, cosa imposible de imaginar si
no fuera que lo escrito, escrito está.
· Luego vienen los
títulos Abiad H1 y 5703, “Padre Eterno”,
y
· Sar H8269-shalom H7965, “Príncipe de Paz”, que apuntan
al carácter eterno y estable de este Rey, cuya influencia difundiría la paz en
todo su imperio (comp. v. 7).
Gabriel le anunció a María que su Bebé
iba a tener el trono de David y reinaría sobre la casa de Jacob (Lucas 1:32– 33).
A través de Su ministerio terrenal el reinado davídico de Jesús fue propuesto a
Israel (Mateo 2:2; Juan 12:13), pero Él fue
rechazado:
Ø Los gadarenos desecharon Sus
asunciones (Mateo 8:34).
Ø Los escribas rechazaron Su atribución
de poder perdonar los pecados (9:3).
Ø Muchas personas en varias ciudades rechazaron Sus credenciales (11:20–30; 13:53–58).
Ø Los fariseos lo rechazaron (12; 15:1–20; 22:15–23).
Ø Herodes, Poncio Pilato, gentiles y judíos,
todos lo rechazaron decididamente en la crucifixión (Juan 1:11; Hechos 4:27).
Por haber sido el Rey rechazado, el
reino mesiánico, davídico (desde un punto de vista humano) fue aplazado.
Aunque El nunca cesa de ser Rey, y por
supuesto, es Rey hoy como siempre, Cristo nunca se designa como Rey de la
iglesia (Hechos 17:7 y 1 Timoteo 1:17 no
son excepciones, y en Apocalipsis 15:3, “Rey de los
santos” en la versión Reina-Valera, es “Rey
de las naciones” en los textos críticos y de la mayoría).
Concluyó:
Jesús profetizó que alguien cercano a Él
le traicionaría (Mateo 26:21), que Su muerte sería instigada por los líderes
judíos (16:21), que moriría por crucifixión, y que tres días después
resucitaría (20:19). El que pudiera dar estos detalles acerca de Su muerte y
que estos detalles se cumplieran lo autentica como un Profeta verdadero.
Aunque
Cristo es Rey hoy en día, El no gobierna como Rey. Esto espera a Su segunda venida.
Entonces se realizará el reino davídico (Mateo 25:31; Apocalipsis 19:15; 20).
Entonces el Sacerdote se sentará en Su
trono, trayendo a esta tierra la tan esperada Edad de Oro (Salmo 110).
___________
Nota y Bibliografía:
[1] cristos = (χριστός, G5547),
ungido. Traduce, en la lxx, la palabra Mesías, término que se aplica a los
sacerdotes que eran ungidos con el aceite sagrado, especialmente al sumo
sacerdote (p.ej., Lv.4:3; 4:5; 4:16). Los profetas reciben el nombre de joi cristoi Teou = «los ungidos de Dios»
(Salm.105:15). El rey de Israel era en ocasiones mencionado como cristos tou Kuriou = «el ungido del Señor» (1 Sam.2:10;
2:35; 2 Sam.1:14; Salm.2:2; 18:50; Hab.3:13); el término es utilizado incluso
de Ciro (Is.45:1).
El título jo
Cristos, «el Cristo», no se usa de Cristo en la versión lxx de los libros
inspirados del AT. En el NT., la palabra se usa frecuentemente con el artículo,
del Señor Jesús, como un apelativo más que como un título (p.ej., Mateo 2:4;
Hech.2:31); sin el artículo (Lucas 2:11; 23:2; Juan 1:41). En tres ocasiones el
mismo Señor aceptó expresamente este título (Mateo 16:17; Marcos 14:61-62; Juan
4:26).
Se añade como
apelativo al nombre propio «Jesús» (p.ej., Juan 17:3, única vez en que el Señor
se denomina así a sí mismo; Hech.9:34; 1 Cor.3:11; 1 Jn.5:6). Es decididamente
nombre propio en muchos pasajes, tanto si aparece con el artículo (p.ej., Mateo
1:17; 11:2; Rom.7:4; 9:5; 15:19; 1 Cor.1:6), como si aparece sin él (Marcos 9:41;
Rom.6:4; 8:9; 8:17; 1 Cor.1:12; Gal.2:16). El solo título Cristos se usa en
ocasiones sin el artículo para significar a aquel que por su Santo Espíritu y
poder mora en los creyentes, moldeando el carácter de ellos en conformidad a su
semejanza (Rom.8:10; Gál.2:20; 4:19; Ef.3:17). En cuanto al uso o a la ausencia
del artículo, el título con el artículo especifica al Señor Jesús como «el
Cristo»; el título sin el artículo destaca su carácter y su relación con los
creyentes. También, hablando en general, cuando el título es el sujeto de la
oración, tiene el artículo; cuando forma parte del predicado, el artículo no
aparece. Véase también JESÚS. (VINE).
[2] 1. profetes
= (προφήτης,
G4396) , uno que habla pública o abiertamente (véase, A),
proclamador de un mensaje divino, denotaba, entre los griegos, a un intérprete
de los oráculos de los dioses.
En la lxx es
traducción de roe
= vidente; 1 Sam.9:9, indicando que el profeta era una persona que
tenía una relación inmediata con Dios. Es también traducción de nabi,
significando bien uno a quien le es comunicado el mensaje de Dios para su
proclamación o uno a quien se le comunique cualquier cosa secretamente. Así,
por lo general, el profeta era alguien sobre quien reposaba el Espíritu de Dios
(Núm.11:17-29), uno a quién y por medio de quien habla Dios (Núm.12:2; Amos
3:7-8). En el caso de los profetas del AT., sus mensajes eran mayormente la
proclamación de los propósitos divinos de salvación y gloria dispuestos para el
futuro; la profecía de los profetas del NT., era a la vez una predicación de
los consejos de la gracia de Dios ya cumplidos y el anuncio anticipado de los
propósitos de Dios para el futuro.
En el NT., se utiliza este término:
(a) de los profetas
del AT (p.ej., Mateo 5:12; Marcos 6:15; Lucas 4:27; Juan 8:52; Romanos 11:3);
(b) de profetas en
general (p.ej., Mateo 10:41; 21:46; Marcos 6:4);
(c) de Juan el
Bautista (Mateo 21:26; Lucas 1:76);
(d) de profetas en
las iglesias (p.ej., Hechos 13:1; 15:32; 21:10; 1Cor.12:28-29; 14:29; 14:32; 14:37; Ef.2:20;
3:5; 4:11);
(e) de Cristo, como
el profeta preanunciado (p.ej., Juan 1:21; 6:14; 7:40; Hech.3:22; 7:37), o sin
el artículo, y sin referencia al AT (Marcos 6:15; Lucas 7:16; en Lucas 24:19 se
utiliza con aner, varón; Juan 4:19; 9:17);
(f) de dos testigos
que aún deben ser suscitados para unos designios especiales (Ap.11:10; 11:18);
(g) del poeta
cretense Epiménides (Tito 1:12);
(h) por metonimia,
de los escritos de los profetas (p.ej., Lucas 24:27; Hech.8:28). (VINE).
[3] arquiereus =
(ἀρχιερεύς, G749), sacerdote principal, sumo sacerdote (arque = primero; jiereus = sacerdote).
Es frecuente en los Evangelios, Hechos y Hebreos, pero solo en estos libros
en el NT. Se usa de Cristo (p.ej., en Hebreos 2:17; 3:1); de sacerdotes
principales, incluyendo a ex-sumos sacerdotes y a miembros de sus familias
(p.ej., Mateo 2:4; Marcos 8:1). Véase SUMO SACERDOTE para un tratamiento
extenso. (VINE).
[4] basileus =
(βασιλεύς,
G935),
rey,
cf. el nombre propio castellano Basilio (p.ej., Mateo 1:6). Se utiliza del
emperador de Roma en 1 Pedro 2:13; 2:17 (mandato este de aplicación general).
Esta referencia al emperador se encuentra frecuentemente ilustrada en el koine;
de Herodes el Tetrarca, utilizado por cortesía (Mateo 14:9); de Cristo, como Rey de los
judíos (p.ej., Mateo 2:2; 27:11; 27:29; 27:37); como el Rey de
Israel (Marcos 15:32; Juan 1:49; 12:13); como rey de reyes (Ap.17:14; 19:16);
como «el Rey»
juzgando naciones e individuos al establecerse su reinado milenial (Mateo
25:34; 25:40); de Dios: «el gran Rey» (Mateo 5:35); «el Rey de los
siglos, inmortal, invisible» (1 Tim.1:17); «rey de reyes» (1 Tim.6:15, véase Nota: (2) más adelante); «Rey de los
siglos» (Ap.15:3, vm, siguiendo los mss. más comúnmente aceptados; en tr
aparece jagion, lectura que es seguida por Reina Valera, que traduce «Rey de los
santos»; hay otra lectura alternativa, ethnon, seguida por vha: «Rey de las
naciones»). La realeza de Cristo fue predicha en el AT., (p.ej.,
Salm.2:6), y en el NT., (p.ej., Lucas 1:32-33); El vino como tal (p.ej., Mateo
2:2; Juan 18:37); ahora es un Rey Sacerdote, según el orden de Melquisedec
(Heb.5:6; 7:1; 7:17); y reinará por los siglos de los siglos (Ap.11:15).
(VINE).
- e-Sword-the. LEDD.
- RYRIE, Charles. Teología Básica.
- Biblia de Estudio RYRIE.
- Pastor: Carlos Ramírez Jiménez.
19//07//2018.
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