jueves, 19 de julio de 2018

CRISTO: PROFETA, SACERDOTE, Y REY: (Mateo 4:17; Hebreos 5:5; Lucas 1:32-33)


CRISTO: PROFETA, SACERDOTE, Y REY:
(Mateo 4:17; Hebreos 5:5; Lucas 1:32-33)

Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”. (Mateo 4:17)

Así tampoco Cristo se glorificó a sí mismo haciéndose sumo sacerdote sino el que le dijo: Tú eres mi Hijo, Yo te he engendrado hoy”. (Hebreos 5:5)

Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;… y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin”. (Lucas 1:32-33).

Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Algunas veces la obra de Cristo[1] se considera con arreglo a la división tripartita de los oficios de El cómo:
·      Profeta,
·      Sacerdote, y
·      Rey.
Eusebio (ca. 260–340) usó estas tres categorías (Historia Eclesiástica, I, iii, 8, 9), así que son de gran antigüedad.
Además, se puede hacer relacionar al:
Ø Mesías, el Ungido, con el hecho de que los profetas (1 Reyes 19:16; Isaías 61:1),
Ø los sacerdotes (Éxodo 30:30; 40:13), y
Ø los reyes (1 Samuel 10:1; 15:1; 1 Reyes 19:15–16) fueron instalados por ungimiento.

I.     CRISTO COMO PROFETA[2]:


1.1.   La Designación De Cristo Como Profeta:
Moisés predijo que un profeta como él mismo sería levantado por Dios (Deuteronomio 18:15).
Aparte de los otros cumplimientos que esto pudiera haber tenido en la sucesión de los profetas del Antiguo Testamento, su cumplimiento final fue en Jesucristo, a quien se le identifica como ese Profeta (Hechos 3:22–24).
Las personas comunes en los días de Cristo lo reconocieron a Él como un Profeta, con tanto entusiasmo que los principales sacerdotes y los fariseos temían represalias si tomaban alguna fuerte acción contra el Señor (Mateo 21:11, 46; Juan 7:40–53).
Además, le llamaban Rabí (1:38; 3:2), no porque había sido entrenado formalmente, sino porque reconocieron la calidad de Su enseñanza.
Nuestro Señor también declaró ser un Profeta (Mateo 13:57; Marcos 6:4; Lucas 4:24; 13:33; Juan 4:44) que vino a hacer lo que hicieron los profetas, i.e., comunicarle el mensaje de Dios al hombre (8:26; 12:49–50; 15:15; 17:8).

1.2.   El Estilo De Cristo Como Profeta:
Una de las principales actividades de nuestro Señor mientras estuvo en la tierra era proclamar el mensaje de Dios por medio de la predicación (Mateo 4:17) y la enseñanza (7:29).

El estilo de Su predicación y enseñanza incluía estas características interesantes:
1. Era algo ocasional. Esto no significa que enseñaba con poca frecuencia, sino más bien que lo hacía cuando surgía la oportunidad. Siempre estuvo abierto a las oportunidades y a la variedad de situaciones que se presentaban.
Usaba los servicios en la sinagoga cuando era posible (Marcos 1:21). Predicaba al aire libre si una situación de puertas adentro no estaba disponible (4:1). Él se hacía de cada oportunidad.
2. No era sistemático. Esto se debe a que Él tomaba las oportunidades a medida que surgían, en vez de esperar que un currículo planeado se pudiera seguir. Piense, por ejemplo, de dónde usted va encontrar la enseñanza del Señor sobre el pecado; y la respuesta está en varios pasajes de varias clasesalgunos didácticos, otros parabólicos—. El intérprete de la Escritura tiene que sistematizar las enseñanzas de Cristo.
3. Era profusamente ilustrado. Y las ilustraciones mismas eran variadas y escogidas apropiadamente para la audiencia (note una ilustración para mujeres y otra para hombres en Mateo 24:40–41 y Lucas 15:4, 8).
4. Empleaba las preguntas. Esto lo hacía especialmente en situaciones de controversia (Mateo 22).
5. Era autoritativo. Esta era probablemente la característica sobresaliente del ministerio de Cristo como Profeta. Su autoridad se definía en contraste agudo con la enseñanza de los escribas y fariseos (Marcos 1:22) porque investigaba las profundidades de la realidad de la verdad.

1.3.   El Material De Cristo Como Profeta:
Aunque mucho de Su material profético está esparcido a través de los Evangelios, hay tres pasajes mayores preservados para nosotros:
Ø el Sermón del Monte (Mateo 5–7),
Ø el mensaje sobre el Monte de los Olivos el martes de la Semana Santa (Mateo 24–25), y
Ø el mensaje a los discípulos en el aposento alto el jueves por la noche (Juan 13–16).
Las enseñanzas de Cristo posiblemente sean la parte más difícil de interpretar precisamente en la Biblia entera.

¿Por Qué Es Esto?

Ø Porque nuestro Señor vivió bajo la ley mosaica y la cumplió perfectamente;
Ø pero Él también se presentó a Israel como su Rey; y
Ø cuando fue rechazado como Rey, introdujo una parte nueva del programa de Dios, la iglesia, y dio alguna enseñanza tocante a ella.

En otras palabras, Él vivió y enseñó con relación a tres aspectos diferentes del programa de Dios para este mundo:
·      la ley,
·      la iglesia, y
·      el reino.
El mantener esos aspectos de enseñanza distinguibles y sin confusión no es siempre fácil:

1. El Sermón Del Monte.
Algunos consideran este discurso como una exposición del camino de la salvación. El problema con semejante interpretación es simplemente que las grandes palabras de la salvación como la redención o la justificación nunca ocurren en todos estos capítulos. También, si ésta es la interpretación correcta entonces la salvación es ciertamente por medio de las buenas obras.
Otros consideran el sermón como un bosquejo para la vida cristiana hoy en día. Para usarlo de esta manera habría que deslateralizar mucho de lo que se enseña para poder obedecerlo en este mundo injusto. Además, si esto se aplica a la iglesia, entonces ¿por qué no mencionó nuestro Señor al Espíritu Santo, tan importante para la vida cristiana, o aun a la misma iglesia?
Aun otros entienden que su propósito principal tenía que ver con el mensaje del reino de Cristo. Juan, el precursor, había anunciado el reino (Mateo 3:2); Cristo mismo comenzó a predicar ese mensaje (Mateo 4:17); ahora Él explicaba lo que abarcaba el arrepentimiento genuino. El reino que ellos predicaron y el que el pueblo esperaba era ese reino mesiánico, davídico, milenial prometido en el Antiguo Testamento. Cristo en ninguna manera indicó que debieran haber entendido de otra manera por cambiar ellos el significado del reino del cual Él estaba hablando. Pero el pueblo había puesto tanto su esperanza en un reino político que se olvidaron de que también había requisitos espirituales aun para ese reino político. Así que el Señor explicó lo que abarcaba la preparación espiritual para el reino davídico.
Predicado con relación al reino, este discurso parece enfatizar primordialmente la preparación para el reino. Algunos de los requisitos, para practicarlos íntegramente, necesitarían el establecimiento del reino con su gobierno justo (5:38–42), aunque el principio general se puede seguir en todo tiempo.
Así que el sermón es un llamado al arrepentimiento para aquellos que habían desasociado el cambio interior, de los requisitos para establecer el reino. Por lo tanto, es aplicable a cualquier tiempo en que el reino sea inminente—lo que incluye el tiempo en que Cristo lo predicó, y el de la futura Tribulación. También describe las condiciones que imperarán cuando el reino esté establecido. Pero, como toda la Escritura, es provechoso para los discípulos en cualquier edad, puesto que es uno de los códigos éticos más detallados en la Biblia.

2. El Mensaje Del Monte De Los Olivos.
Por el tiempo en que este mensaje se dio, al final de la vida terrenal de Cristo, era evidente que los líderes judíos habían rechazado el reino, y Cristo mismo había indicado que la iglesia sería lo próximo en el programa de Dios (Mateo 16:18). ¿Significaba esto que el reino fue quitado para siempre del programa de Dios? En ninguna manera. Y este mensaje detalla algunos eventos futuros conducentes al regreso de Cristo para establecer ese reino mesiánico, davídico, y milenial. Mateo 24:4–14 enumera detalles que ocurrirán durante la primera parte del período de la Tribulación. Los versículos 15–28 hacen lo mismo respecto de la segunda mitad de ese período. Entonces Cristo regresará a la tierra y tomará el trono de Su reino (v. 30; 25:31, 34). El hecho de que esto no ocurrió durante la vida de los discípulos, en ninguna forma abroga la seguridad de que un día Cristo regirá en Su reino (Hechos 1:6).

3. El Mensaje En El Aposento Alto.
La noche antes de Su crucifixión el Señor reveló sucintamente varias cosas acerca de la nueva edad de la Iglesia que pronto sería inaugurada. El repitió estas cosas en forma comprimida porque los discípulos todavía no podían entender lo que realmente estaba ocurriendo (Juan 16:12). ¿Cuáles fueron algunas de esas nuevas revelaciones?:
(1) Dio un nuevo mandamiento: amarnos el uno al otro de la misma manera que Él nos ama (13:34).
(2) Abrió una nueva esperanza: un lugar que Él iba a preparar para llevar allí a los creyentes (14:1–3).
(3) Prometió otro Paracleto, el cual ministraría en varias nuevas maneras: aconsejando, exhortando, consolando, intercediendo, redarguyendo, enseñando, etcétera (v. 16).
(4) Puso al descubierto nuevas relaciones: el Espíritu Santo en ellos, no solamente con ellos; los creyentes en Cristo, y Cristo en los creyentes (vv. 17, 20).
(5) Estableció una nueva base para la oración: en Su nombre (16:24, 26).
Todas éstas revelan diferencias tremendas entre la economía entonces vigente y la nueva dispensación venidera de la iglesia.

1.4.   La Autenticación De Cristo Como Profeta:
La ley ordenaba que los falsos profetas fuesen apedreados (Deuteronomio 13:5, 10). Por supuesto, si un profeta vivía hasta el tiempo en que se veía si su profecía se cumplía o no, entonces uno podía reconocer fácilmente si era un profeta falso o genuino. Si no vivía hasta ese tiempo, entonces era más difícil.

El Ministerio Profético De Nuestro Señor Fue Autenticado En Dos Maneras:
·      por poderse ver el cumplimiento de algunas de Sus profecías, y
·      por los milagros que le verificaron a las personas en Su tiempo que Él era un Profeta.

La Prueba Conclusiva Es Su detallada Predicción De Su Muerte:
Ø El profetizó que alguien cercano a Él le traicionaría (Mateo 26:21),
Ø que Su muerte sería instigada por los líderes judíos (16:21),
Ø que moriría por crucifixión, y que tres días después resucitaría (20:19).
El que pudiera dar estos detalles acerca de Su muerte y que estos detalles se cumplieran lo autentica como un Profeta verdadero.

Además, algunos de los milagros de Cristo estaban directamente vinculados al testimonio de que Él era un Profeta genuino (Lucas 7:16; Juan 4:19; 9:17). Verdaderamente, en estos postreros días Dios nos ha hablado por el Hijo (Hebreos 1:1–2).

II.    CRISTO COMO SACERDOTE[3]:

Ø El profeta hablaba a los hombres de Dios;
Ø El hecho de pertenecer a la tribu de Judá descalificaba a Cristo para ser un sacerdote aarónico;
Ø por lo tanto, Dios hizo arreglos para otro orden de sacerdotes antes de Su venida, el orden de Melquisedec; y
Ø Cristo es un sacerdote de ese orden con respecto a Su persona y Su obra.
Sin embargo, hay similitudes entre los sacerdotes aarónicos y Cristo como Sacerdote tanto en Su personas como en Su obra.

2.1.    Como Sacerdote Aarónico:
Un sacerdote aarónico tenía que ser un hombre escogido por Dios y calificado para Su obra (Levítico 21; Hebreos 5:1–7).
Nuestro Señor, escogido, encarnado, y probado, llenaba los requisitos en Su persona para ser un Sacerdote ministrador.
Los sacerdotes aarónicos servían representando el pueblo ante Dios y especialmente en ofrecer sacrificios. Sus sacrificios eran muchos, repetidos, no eternamente eficaces en sí mismos. Sí hacían expiación por el pecado en el contexto de la teocracia, pero el escritor de Hebreos clarifica que si éstos pudieran haber efectuado satisfacción eterna por el pecado, no habría sido necesario repetirlos año tras año (10:2–3).
Por el contrario, el sacrificio de Sí mismo de nuestro Señor, por nuestros pecados fue un solo sacrificio, una vez para siempre, y por toda la humanidad. En ésta, Su gran obra de redención, realizó un acto que fue prefigurado por la labor de los sacerdotes aarónicos, aunque Él no fue un sacerdote según el orden de Aarón.

2.2.   Como Sacerdote Del Orden De Melquisedec:
La descripción de Melquisedec en Génesis 14:18–20 y Hebreos 7:1–3 parece deliberadamente limitada a esas características que lo hacen semejante a Cristo. La frase hecho semejante en 7:3 no es un adjetivo que pudiera indicar que Melquisedec era como Cristo en su ser (lo que prestaría evidencia a la interpretación de que él era una teofanía), sino un participio, que indica que la semejanza se está estableciendo por la declaración del autor bíblico. Las características de la descripción se limitan para que la semejanza pueda ser más extensiva.

Los Rasgos Del Sacerdocio De Melquisedec Incluyen Los Siguientes:
(1) Era un sacerdocio real. Melquisedec era un rey tanto como un sacerdote. La unión de estas dos funciones no se conocía entre los sacerdotes aarónicos, aunque fue profetizada de Cristo en Zacarías 6:13.
(2) No se relacionaba con la ascendencia. “Sin padre, sin madreno significa que Melquisedec no tenía padres, ni que él no nació, ni murió, sino solamente que las Escrituras no contienen el archivo de estos eventos a fin de que él pudiera ser hecho semejante a Cristo en forma más perfecta. Los sacerdotes aarónicos dependían de su ascendencia para poder ejercer.
(3) No se especificaba su tiempo, sin constancia de su principio o su fin para que Melquisedec pudiera ser más semejante al Señor, que es Sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.
(4) Era superior al orden aarónico. Abraham, del cual vino el orden aarónico, reconoció la superioridad de Melquisedec cuando le dio diezmos de lo que ganaron en la guerra (Génesis 14:20). Leví, aunque no había nacido, y todos los sacerdotes que descendieron de él estuvieron implicados en este acto que demostró la superioridad de Melquisedec.
¿En qué manera funciona Cristo como un sacerdote del orden de Melquisedec? Como Melquisedec, Él es un gobernante.

Recibe nuestra reverencia. Nos bendice. Y como Melquisedec le ofreció pan y vino a Abraham para confortarlo y sostenerlo después de la batalla, así nuestro Señor como Sacerdote refresca y sostiene a Su pueblo:
Ø El hizo esto, por ejemplo, con Esteban a la hora de su martirio.
Ø Nuestro Señor se manifestó a Esteban para sostenerle (Hechos 7:55).
El hace lo mismo hoy en día con respecto a las iglesias locales mientras se pasea entre los candeleros de oro (Apocalipsis 2:1).
Su obra de redención ya está terminada, así que Él se ve sentado, lo que indica que nunca tendrá que levantarse de nuevo para volver a efectuarla o para agregarle algo (Hebreos 1:3).
Pero Su ministerio de ayudar y sostener continúa, así que Él se ve de pie para hacer esto. Tenemos un Gran Sumo Sacerdote de pie y listo para venir en ayuda de los que están siendo probados (2:18) y deseoso de dar gracia para ayudar en tiempo de necesidad (4:16).

III.  CRISTO COMO REY[4]:

El concepto de rey incluye una amplia esfera de prerrogativas:
Ø Un rey en Israel tenía poderes legislativos,
Ø ejecutivos,
Ø judiciales,
Ø económicos, y
Ø militares.

El concepto de Cristo como Rey puede contemplarse alrededor de cinco palabras:
·      prometido,
·      predicho,
·      propuesto,
·      rechazado, y
·      realizado.

El pacto misericordioso de Dios con David prometía que el derecho de reinar siempre permanecería en la dinastía de David. No prometía el reinar sin interrupción, porque, de hecho, el cautiverio babilónico lo interrumpió (2 Samuel 7:12–16).
Isaías profetizó que un Niño que iba a nacer establecería y reinaría sobre el trono de David (Isaías 9:7).

“…Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto”. (Is. 9:6-7) 

Surge entonces la pregunta: ¿De qué acontecimientos habla el profeta? Se ha opinado que Isaías da expresión a las expectativas del pueblo oprimido y amenazado por los ejércitos de Asiria, expectativas de una gran liberación futura que haría un gran contraste con la tragedia presente bajo el rey Acaz.
Hay quienes han propuesto que en los vv. 6 y 7 Isaías vuelca sus vehementes expectativas en la persona de Ezequías, el hijo de Acaz, que entonces era tan sólo un niño pequeño.
Pero nos preguntamos si Isaías pudiera referirse a él con los títulos que usó para el heredero del trono de David y su reino, aquel que vendría para afirmarlo y fortalecerlo con derecho y con justicia, desde ahora y para siempre (v. 7).

Veamos los títulos que el profeta adjudica a este niño que nacería y sobre cuyo hombro estaría el dominio y el imperio:
·    El primer título es Péle  H6383, Admirable”, el mismo nombre que el Angel de Jehová se llama a sí mismo en su revelación a Manoa, padre de Sansón: ¿Por qué preguntas por mi nombre? Es Admirable (Jueces 13:18).
·  El segundo título es Yoéts  H3272, Consejero; es decir, el soberano que no necesita rodearse de consejeros para gobernar. La tradición de Reina Valera ha considerado las palabras Péle Yoéts como dos títulos independientes, lo cual es perfectamente posible. La RVA los ha unido en un sólo título, como lo hace la LXX: Thaumastós súmboulos. Esto presupone que Péle Yoéts es la inversión de Yoéts Péle; inversiones de este tipo existen en hebreo.
·   Luego vienen los títulos El  H410,Dios, y Guibor  H1376, Fuerte”: o Poderoso”. La tradición de Reina Valera los ha tomado como títulos separados. Los editores de la RVA han visto aquí un solo título, como en Deut.10:17; Jr.32:18 y Neh.9:32.
Y difícilmente en Is.10:20 (ver comentario allí). Indiscutiblemente estos títulos reconocen divinidad al mesiánico heredero del trono de David, cosa imposible de imaginar si no fuera que lo escrito, escrito está.
·      Luego vienen los títulos Abiad  H1 y 5703, Padre Eterno”, y
·    Sar  H8269-shalom  H7965, Príncipe de Paz, que apuntan al carácter eterno y estable de este Rey, cuya influencia difundiría la paz en todo su imperio (comp. v. 7).

Gabriel le anunció a María que su Bebé iba a tener el trono de David y reinaría sobre la casa de Jacob (Lucas 1:32– 33). A través de Su ministerio terrenal el reinado davídico de Jesús fue propuesto a Israel (Mateo 2:2; Juan 12:13), pero Él fue rechazado:
Ø Los gadarenos desecharon Sus asunciones (Mateo 8:34).
Ø Los escribas rechazaron Su atribución de poder perdonar los pecados (9:3).
Ø Muchas personas en varias ciudades rechazaron Sus credenciales (11:20–30; 13:53–58).
Ø Los fariseos lo rechazaron (12; 15:1–20; 22:15–23).
Ø Herodes, Poncio Pilato, gentiles y judíos, todos lo rechazaron decididamente en la crucifixión (Juan 1:11; Hechos 4:27).
Por haber sido el Rey rechazado, el reino mesiánico, davídico (desde un punto de vista humano) fue aplazado.
Aunque El nunca cesa de ser Rey, y por supuesto, es Rey hoy como siempre, Cristo nunca se designa como Rey de la iglesia (Hechos 17:7 y 1 Timoteo 1:17 no son excepciones, y en Apocalipsis 15:3, “Rey de los santos” en la versión Reina-Valera, es “Rey de las naciones” en los textos críticos y de la mayoría).

Concluyó:

 Jesús profetizó que alguien cercano a Él le traicionaría (Mateo 26:21), que Su muerte sería instigada por los líderes judíos (16:21), que moriría por crucifixión, y que tres días después resucitaría (20:19). El que pudiera dar estos detalles acerca de Su muerte y que estos detalles se cumplieran lo autentica como un Profeta verdadero.
Aunque Cristo es Rey hoy en día, El no gobierna como Rey. Esto espera a Su segunda venida. Entonces se realizará el reino davídico (Mateo 25:31; Apocalipsis 19:15; 20).
Entonces el Sacerdote se sentará en Su trono, trayendo a esta tierra la tan esperada Edad de Oro (Salmo 110).
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Nota y Bibliografía:
[1] cristos = (χριστός, G5547), ungido. Traduce, en la lxx, la palabra Mesías, término que se aplica a los sacerdotes que eran ungidos con el aceite sagrado, especialmente al sumo sacerdote (p.ej., Lv.4:3; 4:5; 4:16). Los profetas reciben el nombre de joi cristoi Teou = «los ungidos de Dios» (Salm.105:15). El rey de Israel era en ocasiones mencionado como cristos tou Kuriou = «el ungido del Señor» (1 Sam.2:10; 2:35; 2 Sam.1:14; Salm.2:2; 18:50; Hab.3:13); el término es utilizado incluso de Ciro (Is.45:1).
El título jo Cristos, «el Cristo», no se usa de Cristo en la versión lxx de los libros inspirados del AT. En el NT., la palabra se usa frecuentemente con el artículo, del Señor Jesús, como un apelativo más que como un título (p.ej., Mateo 2:4; Hech.2:31); sin el artículo (Lucas 2:11; 23:2; Juan 1:41). En tres ocasiones el mismo Señor aceptó expresamente este título (Mateo 16:17; Marcos 14:61-62; Juan 4:26).
Se añade como apelativo al nombre propio «Jesús» (p.ej., Juan 17:3, única vez en que el Señor se denomina así a sí mismo; Hech.9:34; 1 Cor.3:11; 1 Jn.5:6). Es decididamente nombre propio en muchos pasajes, tanto si aparece con el artículo (p.ej., Mateo 1:17; 11:2; Rom.7:4; 9:5; 15:19; 1 Cor.1:6), como si aparece sin él (Marcos 9:41; Rom.6:4; 8:9; 8:17; 1 Cor.1:12; Gal.2:16). El solo título Cristos se usa en ocasiones sin el artículo para significar a aquel que por su Santo Espíritu y poder mora en los creyentes, moldeando el carácter de ellos en conformidad a su semejanza (Rom.8:10; Gál.2:20; 4:19; Ef.3:17). En cuanto al uso o a la ausencia del artículo, el título con el artículo especifica al Señor Jesús como «el Cristo»; el título sin el artículo destaca su carácter y su relación con los creyentes. También, hablando en general, cuando el título es el sujeto de la oración, tiene el artículo; cuando forma parte del predicado, el artículo no aparece. Véase también JESÚS. (VINE).
[2] 1. profetes = (προφήτης, G4396) , uno que habla pública o abiertamente (véase, A), proclamador de un mensaje divino, denotaba, entre los griegos, a un intérprete de los oráculos de los dioses.
En la lxx es traducción de roe = vidente; 1 Sam.9:9, indicando que el profeta era una persona que tenía una relación inmediata con Dios. Es también traducción de nabi, significando bien uno a quien le es comunicado el mensaje de Dios para su proclamación o uno a quien se le comunique cualquier cosa secretamente. Así, por lo general, el profeta era alguien sobre quien reposaba el Espíritu de Dios (Núm.11:17-29), uno a quién y por medio de quien habla Dios (Núm.12:2; Amos 3:7-8). En el caso de los profetas del AT., sus mensajes eran mayormente la proclamación de los propósitos divinos de salvación y gloria dispuestos para el futuro; la profecía de los profetas del NT., era a la vez una predicación de los consejos de la gracia de Dios ya cumplidos y el anuncio anticipado de los propósitos de Dios para el futuro.
En el NT., se utiliza este término:
(a) de los profetas del AT (p.ej., Mateo 5:12; Marcos 6:15; Lucas 4:27; Juan 8:52; Romanos 11:3);
(b) de profetas en general (p.ej., Mateo 10:41; 21:46; Marcos 6:4);
(c) de Juan el Bautista (Mateo 21:26; Lucas 1:76);
(d) de profetas en las iglesias (p.ej., Hechos 13:1; 15:32; 21:10;  1Cor.12:28-29; 14:29; 14:32; 14:37; Ef.2:20; 3:5; 4:11);
(e) de Cristo, como el profeta preanunciado (p.ej., Juan 1:21; 6:14; 7:40; Hech.3:22; 7:37), o sin el artículo, y sin referencia al AT (Marcos 6:15; Lucas 7:16; en Lucas 24:19 se utiliza con aner, varón; Juan 4:19; 9:17);
(f) de dos testigos que aún deben ser suscitados para unos designios especiales (Ap.11:10; 11:18);
(g) del poeta cretense Epiménides (Tito 1:12);
(h) por metonimia, de los escritos de los profetas (p.ej., Lucas 24:27; Hech.8:28). (VINE).
[3] arquiereus = (ἀρχιερεύς, G749), sacerdote principal, sumo sacerdote (arque = primero; jiereus = sacerdote). Es frecuente en los Evangelios, Hechos y Hebreos, pero solo en estos libros en el NT. Se usa de Cristo (p.ej., en Hebreos 2:17; 3:1); de sacerdotes principales, incluyendo a ex-sumos sacerdotes y a miembros de sus familias (p.ej., Mateo 2:4; Marcos 8:1). Véase SUMO SACERDOTE para un tratamiento extenso. (VINE).
[4] basileus = (βασιλεύς, G935), rey, cf. el nombre propio castellano Basilio (p.ej., Mateo 1:6). Se utiliza del emperador de Roma en 1 Pedro 2:13; 2:17 (mandato este de aplicación general). Esta referencia al emperador se encuentra frecuentemente ilustrada en el koine; de Herodes el Tetrarca, utilizado por cortesía (Mateo 14:9); de Cristo, como Rey de los judíos (p.ej., Mateo 2:2; 27:11; 27:29; 27:37); como el Rey de Israel (Marcos 15:32; Juan 1:49; 12:13); como rey de reyes (Ap.17:14; 19:16); como «el Rey» juzgando naciones e individuos al establecerse su reinado milenial (Mateo 25:34; 25:40); de Dios: «el gran Rey» (Mateo 5:35); «el Rey de los siglos, inmortal, invisible» (1 Tim.1:17); «rey de reyes» (1 Tim.6:15, véase Nota: (2) más adelante); «Rey de los siglos» (Ap.15:3, vm, siguiendo los mss. más comúnmente aceptados; en tr aparece jagion, lectura que es seguida por Reina Valera, que traduce «Rey de los santos»; hay otra lectura alternativa, ethnon, seguida por vha: «Rey de las naciones»). La realeza de Cristo fue predicha en el AT., (p.ej., Salm.2:6), y en el NT., (p.ej., Lucas 1:32-33); El vino como tal (p.ej., Mateo 2:2; Juan 18:37); ahora es un Rey Sacerdote, según el orden de Melquisedec (Heb.5:6; 7:1; 7:17); y reinará por los siglos de los siglos (Ap.11:15). (VINE).
-    e-Sword-the. LEDD.
-    RYRIE, Charles. Teología Básica.
-    Biblia de Estudio RYRIE.
-    Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 19//07//2018.

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