EL CONCILIO EN JERUSALÉN:
HECHOS 15:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
I.
La Disensión En Antioquía (Hechos 15:1,2):
Dondequiera
que la obra de Dios progresa, Satanás empieza a oponérsele y usualmente trabaja
por medio de mentiras. Muchas iglesias hoy en día son ineficaces debido a que
creen «mentiras
religiosas» en lugar de creer la Palabra de Dios.
Ciertos
fariseos de la iglesia de Jerusalén (vv.
5, 24) habían llegado a Antioquía y les habían dicho a los creyentes
gentiles que su salvación no era válida a menos que se circuncidaran y
obedecieran la Ley de Moisés. Sin duda, ¡Pablo nunca predicó tal cosa! (véase 13:38–40).
Pablo y
Bernabé disputaron con ellos, y se decidió llevar la cuestión a los apóstoles y
ancianos de Jerusalén. Esta fue una decisión puramente voluntaria y de ninguna
manera indica que se haya querido indicar que una «jerarquía denominacional» gobierne
los asuntos de la iglesia local.
En
realidad Dios le ordenó a Pablo expresamente que fuera a Jerusalén; véase Gálatas
2:1, 2: «subí según revelación» (Gál. 2:2),
lo que en sentido literal significa «subí en obediencia a, o guiado por, una revelación divina».
Dios quería que Pablo dejara establecido de una vez por todo el lugar de
los gentiles en su programa.
Era fácil
para estos creyentes judíos confundirse con el programa de Dios. Conocían la
enseñanza del AT., de que los gentiles se salvarían únicamente mediante Israel.
Los
únicos gentiles salvos que la iglesia de Jerusalén había visto fueron los que
Pedro, y no Pablo, ganó, y esto fue un acto especial de Dios (Hch. 11:18). Las
noticias viajaban con lentitud en esos días, y no sabían todo lo que Dios había
hecho a través de Pablo y Bernabé en su viaje misionero.
Estos
hombres eran sinceros, pero estaban sinceramente equivocados. Como Pablo
explica en Gálatas 2:6ss, predicaban el «evangelio», pero era un evangelio incompleto.
Creían en la muerte y resurrección de Cristo, pero no había progresado lo
suficiente como para ver el programa de Dios para los gentiles por medio del
apóstol Pablo.
II.
La Deliberación En Jerusalén (Hechos 15:3–21):
Al
parecer hubo por lo menos cuatro reuniones diferentes en esta conferencia
estratégica:
(1) Una reunión
pública durante la cual la iglesia dio la bienvenida a Pablo y a sus
acompañantes (v. 4);
(2) una
privada entre Pablo y los líderes clave (Gál. 2:2);
(3) una segunda reunión pública en la
cual el poderoso partido judío presentó su caso (Hch. 15:5; Gál. 2:3–5);
y
(4) el
concilio propiamente en el cual se tomaron las decisiones (Hch. 15:6ss).
Léase con cuidado Gálatas 1–2, puesto que anota el informe de Pablo sobre el asunto.
El
debate continuó y no hubo ningún progreso a la vista sino hasta cuando Pedro se
levantó y pronunció su discurso. Es
interesante notar: que lo último que hace en Hechos es
secundar a Pablo y su ministerio, tanto como lo hacen sus últimas palabras
escritas (2 P. 3:15, 16).
Pedro
repasó los tratos de Dios con él en relación a los gentiles (Hch. 10–11),
haciendo hincapié en que Dios los había aceptado al darles el mismo Espíritu que
a los judíos en Pentecostés:
· Fueron salvos por fe (v. 9), y
· gracia (v. 11).
Nótese: lo
que dice en el versículo 11: «Por la gracia del
Señor Jesús seremos salvos [nosotros, los judíos], de igual modo que ellos». No es: «ellos deberían
ser salvos de igual modo que nosotros», sino lo inverso. ¡No sólo que la ley no se aplicaba a los
gentiles, sino que ya ni era aplicable a los judíos! «Por
gracia, por fe» es el mensaje, y no «obedezcan a Moisés y circuncídense».
Pablo y
sus acompañantes fueron los siguientes testigos y sus informes de la obra de
Dios entre los gentiles silenciaron por completo a la oposición. Luego Jacobo
tomó la palabra y dio la decisión final.
Este
Jacobo es el hermano del Señor que había llegado a sustituir a Pedro como líder
de la iglesia de Jerusalén. Sus palabras en los versículos 14–21 deben
entenderse si la iglesia ha de desarrollar el programa de Dios en esta edad.
¿Qué está
haciendo Dios hoy? Está tomando de los gentiles para
formar un pueblo para su nombre. Judío y gentil se hallan al mismo nivel como
los pecadores delante de Dios, y el programa «al judío primeramente» ya no se
aplica.
Pero, ¿qué de las
promesas a los judíos tocantes al reino? Jacobo contestó esto en los
versículos 15–17, citando de Amós 9:11, 12.
Nótese: que Jacobo no
dijo que el llamamiento de los gentiles es un cumplimiento de la profecía de
Amós, porque no se profetiza de la Iglesia en ninguna parte del AT. Jacobo dijo
que las palabras de Amós concuerdan con este nuevo programa; después de todo,
cuando la plenitud de los gentiles sea salva, Cristo volverá y edificará de
nuevo la casa de David («tabernáculo»
significa «casa» o «familia»,
2 Sam. 7:25–29) y establecerá el reino.
Léanse
Romanos 9:29–33 y 11:1–36 para ver la explicación de Pablo de este nuevo programa.
Romanos 11:25 es clave: «Ha acontecido a
Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los
gentiles».
Cuando
se salve el número completo de gentiles, la Iglesia será arrebatada, siguiendo
luego un tiempo de tribulación por siete años, durante los cuales Israel será purgado.
Finalmente,
Cristo volverá a la tierra para restaurar el trono de David.
III.
La Delegación a Los Gentiles (Hechos 15:22–35):
El
concilio estuvo de acuerdo con esta decisión y escribió cartas al respecto a
las iglesias gentiles, enviándolas con Pablo y sus acompañantes. Estas
admoniciones no fueron dogmas oficiales impuestos por un cuerpo superior;
fueron sugerencias sabias que hombres espirituales habían recibido según les
guió el Espíritu Santo.
Compárese
los versículos 25 y 28. Estas
prohibiciones no eran otra «ley», sino más bien admoniciones que ayudarían a
los cristianos gentiles en su relación con los judíos, tanto salvos como no
salvos. Compárese el versículo 29
con Génesis 9:1–5.
Era
correcto que Pablo y sus acompañantes fueran los portadores de este informe a
su iglesia madre. Después de todo, ¿no los había usado Dios para abrir la puerta de la fe a los
gentiles? ¿No habían arriesgado sus vidas
por causa del evangelio? Cuando regresaron, se reunieron con toda la
iglesia y hubo mucho regocijo por la decisión del concilio.
La
tragedia es que la decisión del concilio de Jerusalén muy rara vez se le hace
caso hoy en día. Demasiadas iglesias todavía están siguiendo el énfasis de la
primera parte de Hechos, procurando «traer el reino».
Otros
tratan de «mezclar
a Pedro y a Pablo» mediante extrañas combinaciones de la ley y la
gracia, de Israel y la Iglesia. Es tiempo de que empecemos a escuchar al
mensajero escogido para los gentiles, el profeta especial de Dios para la
Iglesia, el apóstol Pablo.
Hay una
maldición pronunciada sobre cualquiera que no predique el evangelio de la
gracia de Dios (Gál. 1:6–9) y esto no se aplica nada más que a los intérpretes «modernistas»
del evangelio. Se aplica también a las iglesias donde la Palabra de Dios no se
expone correctamente y donde la verdad del reino se mezcla con la verdad de la
Iglesia.
IV.
La Disputa Entre Pablo y Bernabé (Hechos
15:36–41):
Es
triste cuando los cristianos están de acuerdo en doctrina (v. 12), pero no personalmente. Puesto que era pariente de Marcos,
Bernabé tenía la obligación de ayudar al joven; pero Pablo pensaba que Marcos
era un fracaso.
Tal vez
ambos hombres fueron demasiado severos, porque más tarde Pablo aceptó a Marcos
(2 Tim. 4:11) y Dios lo usó para escribir el segundo Evangelio. Mientras que
Pablo y Bernabé ministraban en Antioquía, Pedro había venido y debatido con
Pablo otra vez respecto a los gentiles. Léase Gálatas 2:11–21 y note que
incluso Bernabé fue «arrastrado» por la hipocresía judía.
Esta
puede haber sido otra razón por la cual Pablo escogió a Silas al empezar su
segundo viaje misionero, porque Silas había sido un servidor fiel (véase 15:22,
32). Las diferencias entre los siervos de Dios no estorban su obra. «Hay diversidad de
ministerios, pero el Señor es el mismo» (1 Cor. 12:5).
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