JESÚS EL MESÍAS:
“Este
halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el
Cristo)”. (Jn.1:41)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Ayuda Ministerial:
MESÍAS: Título
dado a Jesús y transliteración del vocablo hebreo mashiakh
(o sea, ungido) que en la LXX se traduce
jristos (en griego, ungido,
por ejemplo, Lv. 4:5; 1 Sam. 24:10; Is. 45:1).
En
tiempos bíblicos se ungía
Ø Al Rey,
Ø Al Sacerdote, y
Ø Al Profeta.
De
ahí el término "ungido" se llegó a usar para mostrar que Dios
había designado a una persona para algún trabajo especial, por ejemplo:
·
Saúl, 1 Sam. 10:1;
·
David, 1 Sam. 16:13;
·
Eliseo, 1 R. 19:15s; y
·
Ciro, Is. 45:1.
La designación destacaba el hecho de que Dios actuaba a través del electo para la UNCIÓN.
Ayuda Hermenéutica:
4886. שׁח ַמ =ָmashákj;
raíz prim.; frotar con aceite, i.e. ungir; por impl. consagrar; también pintar:
—elegir, pintar,
unción, ungido, ungir, untar.
mishkjáִ
מ ְשָׁחה .4888
o;
הָשׁ ְמ ָ=moshkjá; de 4886; unción (el acto); por impl. regalo de consagración: —(ser) ungido, unción, ungir, ungüento.
5548. χρίω
= jrío;
prob. afín a 5530 mediante la idea de contacto; untar o frotar con
aceite, i.e. (por impl.) consagrar a un oficio o servicio relig.: —ungir.
218. ἀλείφω = aleífo; de 1 (como partícula de unión) y la base de 3045; ungir (com perfume): —ungir. (Strong).
1. El Mesías En El Antiguo Testamento:
Si bien
al principio se solía ungir a los:
·
Sacerdotes,
·
Profetas, y
·
Reyes.
Pronto
la palabra Mesías
fue adquiriendo otras dimensiones que trascendían la misión de dichos
personajes. Con base en 2 Sam. 7:12-16 y habiéndose visto el próspero reinado
de David, y luego la decadencia bajo el gobierno de sus hijos, se esperaba la
venida de un rey que tuviese su trono "para siempre", el cual volvería a traer paz y
prosperidad al pueblo.
Durante
la época inmediata después de David (900-700 a.C.), el pueblo hebreo esperaba
que cada nuevo rey mostrara las características de un "ungido de Dios". Pero con
el fracaso sucesivo de los distintos reyes, se comenzó a proyectar esa
esperanza más hacia el futuro. Ante cada calamidad de Israel, se esperaba un
pronto auxilio de Dios mediante su Mesías. La "esperanza mesiánica" consistía en esperar que
Dios, con su Mesías
como instrumento, estableciera para siempre a su pueblo. Se clamaba por un
futuro glorioso donde el Mesías sería figura prominente.
Para
los profetas escritores, desde Amós (siglo VIII), el Mesías esperado era un personaje con
un poder sin límite que establecería definitivamente la paz y la justicia sobre
el mundo (Is. 9:7; 11:4; Os. 14:2-9; Am. 9:11-15). Con base en la profecía de
Natán (2 Sam. 7:12-16), y alentado por los profetas escritores, el pueblo
hebreo esperaba durante cada crisis política a un hombre ("el ungido"); alguien que
traería la liberación y ante quien cualquier resistencia, por parte de sus
enemigos, sería anulada por ser el Mesías invencible.
La
esperanza de que Dios levantara a un Mesías para liberar a Judá de sus enemigos,
especialmente de los babilonios, mengua cuando las tropas de NABUCODONOSOR destruyen a Jerusalén en 586 a.C., y la
esperanza se proyecta cada vez más al futuro. Se piensa en un futuro remoto
cuando el Mesías
vendrá al fin de los tiempos. Así, pues, se comienza a dar un matiz
escatológico al significado del título Mesías, matiz que va en aumento hasta llegar a la
época de Jesús.
La
segunda parte de Isaías hace hincapié en una figura que recibe el nombre de "SIERVO DE JEHOVÁ", que en lugar de
dominar es oprimido y angustiado, y en vez de vengarse de sus enemigos humildemente
acepta el injusto castigo que estos le dan (Is. 53:1-9). Por otra parte, para
Jeremías el Mesías
tiene más bien una función sacerdotal; es un personaje que representa a Dios
dentro del pueblo escogido, y que también representa al pueblo ante Dios. Tiene
el derecho de perdonar pecados y su misión es ayudar al pueblo (Jr. 23:5, 6;
33:8, 15-18). Zacarías muestra al Mesías como "justo,
salvador y humilde" (Zc. 9:9).
El Mesías esperado en el Antiguo Testamento es, de una forma u otra, una figura de SALVACIÓN para el pueblo, ya sea de sus enemigos políticos o de sus pecados contra Dios.
2. El Mesías En La Época Intertestamentaria:
La
literatura intertestamentaria (APÓCRIFA1)) demuestra una difusa expectación en
cuanto al Mesías.
Se habla:
·
Del Mesías de David,
·
Del Mesías
de Leví,
·
Del Mesías de José,
y
·
Del Mesías de
Efraín.
Los
ROLLOS DEL
MAR MUERTO añaden un poco de
confusión al difícil problema cuando hablan:
v Del Mesías de Aarón, y
v Del Mesías de Israel.
Se
puede decir que la esperanza sobre el Mesías en aquel entonces estaba dividida en dos
conceptos principales:
Ø El primero, mostraba un Mesías político, idea que se
difundió mucho por los Salmos de Salomón (17:12ss). Estos hablan de un rey que
viene a aniquilar a los tiranos, a destruir los imperios y a castigar a los
paganos. Este rey fundará un reino que será el prototipo del Reino que Dios
establecerá al fin de los tiempos.
En los Apocalipsis de Esdras y de Baruc
(4 Esdras 7.26ss; Baruc 29, 30 y 40) el rey destruye a sus enemigos y establece
un reino perfecto.
Ø El segundo concepto, presentaba un Mesías en parte humano y en parte divino que podría por lo tanto establecer el Reino
de Dios sobre la tierra (Enoc 48.10 y 52.4).
La tendencia en el tiempo de Jesús fue de esperar un Mesías político que vendría a liberar a su pueblo. De tal modo que la persona del Mesías y su obra habían adquirido para ese entonces en la mentalidad judía, oscurecida por prejuicios racionales y religiosos, un carácter totalmente erróneo. (Nota: hemos incluido este artículo para referencia del estudio, y conocimiento de nuestros alumnos).
Ayuda Hermenéutica:
4899. יח ַשׁ ִמ =ָmashíakj;
de 4886; ungido; usualmente persona consagrada (como un rey, sacerdote,
o santo); espec. Mesías: —ungido, Mesías.
4886. שׁח ַמ =ָmashákj;
raíz prim.; frotar con aceite, i.e. ungir; por impl. consagrar; también pintar:
—elegir, pintar,
unción, ungido, ungir, untar.
3323. Μεσσίας
= Messías;
de orig. heb. [4899]; el Mesías, o Cristo: —Mesías.
5547. Χριστός = Jristós; de 5548; ungido, i.e. el Mesías, epíteto de Jesús: —Cristo, Jesucristo, Mesías. (Strong).
3. El Mesías En El Nuevo Testamento:
Los
diversos conceptos en cuanto al Mesías estuvieron en continua interacción; cuando
Jesús aparece y comienzan a llamarlo Mesías, tiene ante sí el resultado de una mezcla
de conceptos en la que predomina el del Mesías político.
Repetidas veces se ha afirmado que Jesús no tenía conciencia de que Él fuese el Mesías y que este título se lo adjudicaron sus discípulos después de su muerte. Esta afirmación se debe a la reserva con que Jesús recibe el título de Mesías. A través de los Evangelios Sinópticos solo hay tres ocasiones en las que conscientemente se le da el título de Mesías (Mr. 8:29; 14:61; 15:2), y en los tres pasajes se ve que, si bien no lo rechaza, tampoco lo adopta para su uso común.
“Entonces
él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy?
Respondiendo Pedro, le dijo: Tú eres el Cristo”. (Mr.8:29)
“Mas
él callaba, y nada respondía. El sumo sacerdote le volvió a preguntar, y le
dijo: ¿Eres tú el Cristo,
el Hijo del Bendito?”. (Mr.14:61)
“Pilato le preguntó: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Respondiendo él, le dijo: Tú lo dices”. (Mr.15:2)
No lo hace, sin embargo, por no tener el derecho de usarlo, sino debido a la connotación política y vengativa que encerraba dicha distinción. Jesús prefiere llamarse el HIJO DEL HOMBRE, que es también un título mesiánico, ya que Él es el SIERVO sufriente (Mr. 8:31; y 10:43-45). Tenía plena conciencia de su mesianismo, y por ello toma el nombre de una de las figuras esperadas por los judíos que se adaptaba más al papel que representaría en la pasión.
“Y comenzó
a enseñarles que le era necesario al Hijo
del Hombre padecer mucho, y ser desechado por
los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y ser muerto,
y resucitar después de tres días”. (Mr.8:31).
Nota: v.31: le era necesario al Hijo del Hombre padecer. Cristo amplió, para los discípulos, el
concepto de Hijo
del Hombre que, en la visión de
Daniel (Dn.7:13-14) y en el libro apócrifo de Enoc, no se describe como
sufriendo y muriendo. La idea era impensable, como Pedro expresaba (v.32). Esta
fue la primera predicción de Jesús acerca de su muerte (compare 9:31;
10:33-34).
“Porque
el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su
vida en rescate por muchos”. (Mr.10:45).
Nota: v.45: El Ejemplo Supremo es el Hijo del Hombre mismo. Él no vino a ser servido, sino a servir y
a dar su vida como rescate por muchos. ¡Pensemos en esto!
Vino con Su nacimiento milagroso. Sirvió a lo largo de Su vida.
Y con Su muerte vicaria dio Su vida. Como ya se ha mencionado antes, el versículo 45 es el versículo clave de todo el Evangelio. Es una teología en miniatura, una viñeta de la más grande Vida que el mundo haya jamás conocido.
Lo paradójico fue que Jesús, quien durante su ministerio manifiesta bastante reserva para usar el título de Mesías, legalmente es condenado por ser el Mesías (Jn. 19:19).
“Escribió
también Pilato un título, que puso sobre la cruz, el cual decía: JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS”. (Jn.19:19)
Nota. V.19: Era costumbre poner un título sobre la
cabeza del crucificado, e indicar el crimen. Pilato ordenó que pusiesen el
título JESÚS
NAZARENO, EL REY DE LOS JUDÍOS, en la cruz central.
Veamos OTRAS
CITAS Bíblicas:
Nota: v.41: Cuando alguien encuentra a Jesús,
generalmente quiere que sus parientes también lo lleguen a conocer. De modo que
Andrés fue rápidamente a su hermano Simón con las emocionantes noticias:
Hemos hallado al Mesías. ¡Qué anuncio más
asombroso! Durante al menos cuatro mil años, los hombres habían
esperado al prometido Cristo, el Ungido de Dios. Ahora, Simón oye de
boca de su propio hermano las asombrosas nuevas de que el Mesías estaba cerca.
Ciertamente, estaban viviendo acontecimientos históricos. ¡Qué sencillo era el mensaje de Andrés! Sólo cuatro palabras:
· Hemos
hallado al Mesías,
· —Pero
Dios lo empleó para ganar a Pedro—.
Esto
nos enseña que no hemos de ser ni grandes predicadores ni elocuentes oradores.
Sólo hemos de hablar a los hombres acerca del Señor Jesús, y Dios se cuidará
del resto.
“Le
dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el
Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas”. (Jn.4:25).
Nota: v.25: Al escuchar la mujer de Samaria al Señor,
esto le hizo pensar en el Mesías que había de venir. El Espíritu Santo de Dios había agitado dentro de ella un deseo de
que viniese el Mesías.
Ella expresó la confianza de que cuando Él viniese, declararía todas las cosas.
Con
esta declaración, mostró una comprensión muy clara de uno de los grandes
propósitos de la venida de Cristo. La expresión el Mesías, llamado el Cristo,
es simplemente una explicación de que las dos palabras significan lo mismo. Mesías
es la palabra hebrea para el Ungido de Dios; Cristo es el equivalente griego.
“Esto
dijeron sus padres, porque tenían miedo de los judíos, por cuanto los judíos ya
habían acordado que, si alguno confesase que Jesús era el Mesías, fuera expulsado de la sinagoga”. (Jn.9:22)
“Jesús
le dijo: Yo
soy, el que habla contigo”. (Jn.4:26)
Nota: v.26: Jesús le dijo:
Yo soy, el que te
está hablando. Hay un profundo significado en las palabras empleadas
por el Señor Jesús.
Al
emplear las palabras Yo soy, empleó uno de los nombres con los que Dios
se había designado a Sí mismo en el AT. Dice, en efecto: «YO SOY te
está hablando», o, en otras palabras, «Jehová es
quien te está hablando». Le estaba anunciando la portentosa realidad
de que Aquel que estaba hablando con ella era el Mesías que tanto había ella esperado
y que era también el mismo Dios.
Ø El
Jehová del AT.,
Ø Es el Jesús del NT.
Los apóstoles comenzaron a dar el título de Mesías a Jesús para mostrar a los judíos que el Mesías esperado ya había venido. En Hch. 2:36, por ejemplo, no se menciona la resurrección, sino más bien se acepta que el hombre de Nazaret fue declarado Mesías por sus obras y por la profecía cumplida por Él en su ministerio.
“Sepa,
pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros
crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo”. (Hech.2:36)
Nota: v.36: Ahora, una vez más, cae el anuncio de manera chocante sobre el pueblo
judío: DIOS HA
HECHO SEÑOR Y CRISTO —A ESTE JESÚS A QUIEN
VOSOTROS CRUCIFICASTEIS (orden de las palabras en Gr.).
Como dijo Bengel: «El aguijón del discurso queda al final» —A ESTE JESÚS, a quien vosotros crucificasteis—. Ellos habían crucificado al Ungido de Dios, y la venida del Espíritu Santo era evidencia de que Jesús había sido exaltado a los cielos (véase Jn. 7:39).
Para
los cristianos primitivos lo que más destacaba a Jesús como el Mesías
no era su actuación como rey (Mt. 21:1-11), sino su actuación como persona
poseída por el Espíritu Santo (Lc. 4:18). Entre el Espíritu Santo y el Mesías
hay una íntima comunión.
Después de la resurrección, los discípulos entendieron la verdadera dimensión de la obra de Jesús, y solo entonces todas las palabras divinas les resultaron comprensibles (Lc. 24:25-31).
“Entonces
él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón
para creer todo lo que los profetas han dicho!... ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y
que entrara en su gloria?... Y comenzando desde
Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las
Escrituras lo que de él decían… Llegaron a la
aldea adonde iban, y él hizo como que iba más lejos… Mas ellos le obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con
nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues, a
quedarse con ellos… Y aconteció que, estando
sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio… Entonces
les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; más él se desapareció de su
vista”. (Lc.24:25-31).
Nota: vv.25–27: Entonces, Jesús les reprendió
afectuosamente por no darse cuenta de que éste era justo el camino que los
profetas del AT., habían predicho acerca del Mesías.
Ø Primero,
había de sufrir;
Ø Luego,
sería glorificado.
Comenzando
en Génesis y pasando por todos los libros de los profetas, el Señor repasó
todas las Escrituras en lo referente a él, el Mesías. Fue un maravilloso
estudio bíblico, ¡y cuánto hubiésemos querido estar entonces con Él! Pero
tenemos el mismo AT., y tenemos al Espíritu Santo para enseñarnos, así que
también nosotros podemos descubrir en todas las Escrituras lo referente a él.
vv.28–29: Por ahora, los discípulos estaban acercándose a su casa. Invitaron a
su compañero de viaje a que pasase la noche con ellos. Al principio, Él actuó
cortésmente como si fuese a proseguir Su viaje; no quería forzar Su entrada.
Pero le constriñeron para que se quedase con ellos, ¡y cuán ricamente fueron recompensados!
vv.30–31: Cuando se sentaron para la comida de la sobretarde, el Huésped tomó el puesto del Anfitrión. Aquella frugal comida se tornó en un sacramento, y el hogar devino una Casa de Dios. Esto es lo que hace Cristo allí donde va. Los que le agasajan serán bien agasajados. Los dos le habían abierto su hogar, y ahora Él les abre los ojos (Notas: Diarias de la Unión Bíblica). Al partir él el pan y darlo a ellos, le reconocieron por primera vez. ¿Acaso habrían visto las marcas de los clavos en Sus manos? Sólo sabemos que sus ojos habían sido milagrosamente abiertos para ello. En el momento en que esto tuvo lugar, él desapareció de su vista.
La afirmación de que Jesús es el Mesías llega a ser una fórmula de declaración de fe (1 Jn. 5:1).
“Todo
aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró,
ama también al que ha sido engendrado por él”. (1
Jn. 5:1).
I. Nota. V.1. La sana
doctrina (5:1a).
Juan
concluye ahora las pruebas de la vida. Aquí reanuda la
prueba de la doctrina, o podríamos también llamarla la prueba de la fe. En los
primeros tres versículos se nos dan los resultados de la fe. Estos son:
Ø Primero, el nacimiento
divino, luego el amor para con Dios,
Ø Luego, el amor para con los
hermanos creyentes, y
Ø Finalmente, la obediencia a los
mandamientos de Dios.
Así, en
primer lugar, tenemos el nacimiento divino:
·
Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo,
·
Es nacido de Dios.
Aquí la creencia no es un mero asentimiento intelectual del hecho, sino
la encomendación de la propia vida a Jesús como el Cristo.
II. El amor y la obediencia que produce (5:1b–3) 5:1b.
Si verdaderamente hemos nacido de Dios, entonces le amaremos. Y no sólo esto, sino que amaremos también a Sus hijos. Es bueno
observar que debemos amar
a todos los creyentes, y no sólo a aquellos de un cierto círculo de comunión.
VV.2–3: El cuarto resultado de la fe es la obediencia
a los mandamientos
de Dios. En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a
Dios, y guardamos sus mandamientos.
Los verdaderamente salvados estarán caracterizados por un deseo de hacer la
voluntad de Dios. Nuestro amor
para con Dios se expresa en una bien dispuesta obediencia a Sus mandamientos. El Señor Jesús
dijo:
·
«Si me amáis,
guardad mis mandamientos».
Cuando Juan dice que sus mandamientos no son gravosos, no significa con ello que no sean difíciles, sino más bien que son precisamente aquellas cosas que los nacidos de nuevo gozan de hacer. Cuando le dices a una madre que cuide bien a su bebé, sólo le estás diciendo que haga lo que a ella le encanta hacer. Los mandamientos del Señor son aquellas cosas que mejores son para nosotros, y aquellas cosas en las que nuestra naturaleza se deleita de corazón.
Resumen:
Cuando el título Mesías se saca del ambiente judío, pierde en parte su significado específico de Ungido de Dios y llega a ser un nombre propio de Jesús de Nazaret. Este nombre trasciende los siglos, y hoy el mundo entero conoce a su iglesia como la Iglesia de Cristo.
___________
1) apócrifo,
fa. (Del lat. apocry̆phus, y este del
gr. ἀπόκρυφος,
oculto). adj. Fabuloso, supuesto o fingido. || 2. Dicho de un libro atribuido a
autor sagrado: Que no está, sin embargo, incluido en el canon de la Biblia.
(Microsoft® Encarta® 2008).
- e-Sword-the. LEDD.
- Biblia de Estudio RYRIE.
- Pastor: Carlos Ramírez
Jiménez. 30//8//2020. MISIÓN BAUTISTA “EMANUEL”. Ciudadela de Noé. Los Cardos Mz.E-Lt.18. III Etapa. Cerca del
Hospital Regional II. Cel.
942-562691-Tumbes. (CLAVE: 1067).
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