ELISEO Y NAAMÁN EL LEPROSO:
2 REYES 5:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
I. La Curación De Naamán (2 R.5:1–19):
Tenemos
en este milagro un hermoso cuadro de la salvación mediante la fe en la Palabra
de Dios:
· Cada pecador perdido puede verse en Naamán;
· También puede ver el poder
sanador de la fe.
A.
Estaba Condenado.
Era leproso. Su hermoso uniforme y poderosas victorias
no podían disfrazar el hecho de que Naamán era un hombre muerto, porque tenía
una enfermedad que nadie podía curar. Lea las notas sobre Levítico 13 y vea
cómo la lepra es una ilustración del pecado.
B.
Era Enemigo.
Tenía
una sirvienta judía en su casa, una muchacha raptada durante una redada. Como
gentil, Naamán estaba fuera de las bendiciones de Israel; véase Efesios 2:11–22.
Dios entregó a su Hijo por nosotros, aun cuando éramos pecadores (Rom. 5:6–10).
C.
Oyó a Un Testigo.
La pequeña sirvienta judía quería a
su patrón.
Aun cuando estaba lejos de su hogar, no se olvidó de su Dios y estuvo lista
para testificar de su gran poder. Si ella no hubiera sido una fiel trabajadora
en la casa, no hubiera sido una testigo eficaz; pero debido a su fidelidad, su testimonio
fue recompensado. ¡Cuánto necesita Cristo testigos hoy!
D.
Trató De Salvarse
a Sí Mismo.
Naamán
cometió toda equivocación posible tratando de curarse de su lepra:
· Primero, fue al rey de
Siria, el cual, por supuesto, no pudo hacer nada.
· Luego fue al rey de Israel, quien también fue incapaz de
hacer algo.
Cuántos
pecadores perdidos corren de una persona a otra, buscando salvación, mientras
Cristo está siempre esperando para satisfacer su necesidad.
Nótese: que Naamán también
ignoraba la gracia, porque trajo consigo gran cantidad de riqueza
(v. 5). El
pecador perdido trata de comprar la salvación o ganársela, pero esto es
imposible.
E.
Dios Lo Llamó.
Eliseo
oyó de la aflicción de Naamán y envió a buscarlo. Ningún pecador
merece ser salvo; es sólo mediante el llamamiento de la gracia del Espíritu que
la persona viene a Cristo; véase Juan 6:37. En Lucas 4:27 Jesús nos dice que
Naamán fue uno de muchos leprosos, pero el Señor lo escogió y lo curó. Esto es
gracia.
F.
Resistió El Sencillo
Plan De Dios Para Salvación.
Eliseo
no salió a ver a Naamán; el general era leproso y hubiera contaminado
ceremonialmente al profeta. Eliseo quería que Naamán supiera que era un hombre
rechazado, condenado. Trató al orgulloso general como un pecador y Naamán se
puso furioso por tal tratamiento. «¿No sabe quién soy?», preguntó:
Ø Como los pecadores de hoy Naamán
pensó que el profeta le haría realizar cierto ritual (v. 11) para sanarle.
Ø No quería humillarse
sumergiéndose en el Jordán, el río de la muerte.
Ø Pensó que sus preciosos ríos allá en su país eran muy
superiores.
G.
Sanó Por Su Obediencia
a La Fe.
El
humilde siervo del versículo 13 tenía más sentido que el gran general. Cuán
irrazonable es resistir el sencillo plan de Dios para la salvación. Cuando
Naamán obedeció por fe, «nació de nuevo»
y salió de las aguas con su carne como la de un niño.
Las
siete veces que se sumergió en el Jordán no son un cuadro del bautismo, porque
jamás nadie se salvó al bautizarse ni una ni siete veces:
· La fe de Naamán se demostró por sus obras;
· Confió en la Palabra, y
· Luego actuó de acuerdo a
ella.
H.
Recibió Seguridad.
v Naamán dijo: «He aquí, yo decía para mí» (v. 11);
v Pero ahora dice:
«He aquí ahora conozco» (v. 15).
Dio
testimonio público de la realidad del poder de Dios y del hecho de que sólo
Jehová era el Dios verdadero. Tan agradecido estuvo que le ofreció riqueza a
Eliseo, quien, por supuesto, rehusó aceptar el regalo. Si lo hubiera aceptado,
hubiera arruinado la lección de salvación por gracia y le hubiera robado la
gloria a Dios.
I.
Regresó a Su
Casa En Paz (v. 19).
Naamán sabía que enfrentaría problemas al regresar a Siria, puesto que su rey era un adorador de ídolos, pero Naamán procuró obedecer al Señor y honrarle plenamente. Todo creyente tiene «paz con Dios» (Rom. 5:1).
II.
La Codicia De Giezi (2 R.5:20–27):
Ø Giezi no estuvo de acuerdo
con la Palabra de Dios;
Ø Este fue el principio de sus problemas y pecados.
Si
se hubiera sometido a la Palabra de Dios y juzgado la codicia de su corazón,
nunca se hubiera convertido en un leproso. Es importante
que el pueblo de Dios juzgue con sinceridad sus pecados en sus corazones:
· «Yo quiero», fue la
actitud de Giezi;
· No «tu voluntad».
Nótese: cuán
rápidas y eficientes pueden ser las personas cuando desobedecen la Palabra de
Dios. Giezi no corrió en 4:29–31 para resucitar al muchacho muerto, pero aquí
corre a Naamán para conseguir riqueza material.
Si al menos los
cristianos estuvieran tan interesados en cuanto a las cosas espirituales como
lo están en los materiales. Ahora tenemos dos mentiras:
A.
Le Mintió
a Naamán (vv. 21–23).
«Mi señor me envía», le dijo al
general. «Eliseo
necesita el dinero, no para él, sino para uno de los estudiantes de la escuela».
Como Judas, Giezi parecía interesado en los pobres, cuando todo lo que le
interesaba era él mismo (Jn. 12:1–7):
· Por supuesto, al tomar el
dinero, Giezi le robó a Dios la gloria, contradijo la palabra del profeta y dio
la impresión de que la salvación involucraba dinero y buenas obras.
· Esta obra suya única y
egoísta arruinó el cuadro completo.
· Giezi recibió tanta riqueza que dos de los siervos de
Naamán tuvieron que llevársela.
B.
Le Mintió
a Eliseo (vv. 25–27).
Entró
y actuó como si nada hubiera pasado. Pero el profeta sabía la verdad y le
preguntó dónde había estado. «Tu siervo no ha ido a ninguna parte»:
Ø Otra mentira.
Ø El versículo 26 sugiere que
Giezi había planeado usar el dinero para conseguir para sí una propiedad.
Ø Es probable que la codicia de
Giezi estuviera en su corazón mucho antes de este suceso, porque en el capítulo
4 vemos cuán impotente fue el criado para levantar al muchacho muerto.
Dios juzgó a Giezi porque no quiso juzgarse y la lepra de Naamán se le pegó a él y a sus descendientes.
Hallamos
a Giezi de nuevo en 8:1–6, esta vez en la presencia del rey. Algunos han
sugerido que se arrepintió y fue sanado, pero esto no tiene respaldo de las Escrituras.
Es más, la enfermedad pasaría también a sus hijos. La respuesta es sencilla:
· Los acontecimientos narrados en
2 Reyes no necesariamente aparecen en orden cronológico.
· Esta conversación entre Giezi y el rey quizás ocurrió a la puerta de la ciudad cuando el rey estaba atendiendo las quejas del pueblo.
Qué
triste ver a un devoto siervo del Señor en vergüenza y rechazo debido a la
codicia:
Ø No fue blasfemia (como con Pedro),
ni incluso adulterio
(como con David), sino el oculto pecado de la codicia.
Ø Por supuesto, la codicia puede
ser la causa de toda clase de pecados.
Si
la gente codicia algo (o a alguien), no hay pecado que no esté
dispuesta a cometer para conseguir lo que quiere.
Eliseo,
el siervo del Señor, no vivía para la ganancia material; vivía completamente
para la gloria de Dios. Giezi no podía servir a dos señores:
· Al dinero, y
· A Jehová.
Reflexión:
Ø Colosenses
3:5 iguala la codicia
a los terribles pecados de la carne (Mr. 7:22), y
Ø Pablo incluye la codicia en su lista de los pecados de los gentiles, según Romanos 1:29.
Jesús Advierte:
· En Lucas
12:13ss el Señor es claro al advertir contra los peligros de la codicia;
y
· En Lucas
16:13ss muestra que este pecado llevará a la gente al infierno.
· Véase
también Efesios 5:3.
Concluyo:
Es interesante contrastar la criada de los versículos 2–3 (2 R.5) con Giezi:
El Contraste de la bendición y la maldición; en todas las épocas: [Giezi: esclavo, maldición], La muchacha
[Esclava: esclava: Bendición]:
Ø Era un esclavo [muchacha],
sin embargo, con gozo testificó del Señor;
Ø Él era un hombre libre en su tierra y, no obstante, se
interesaba sólo en sí mismo.
Ø Ella [muchacha] trajo a
Naamán al lugar de la salvación;
Ø Él con su pecado arruinó el mensaje de la gracia.
Ø Ella [muchacha] no tuvo
ninguna ganancia material, pero sí la bendición del Señor;
Ø Él se fue a su casa con riqueza y sin embargo lo perdió
todo.
Hoy la historia de estos contrastes se repite a diario, Dios nos libre de tal acción.
Estudios para el Domingo.
Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su
Biblia.
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