ALABANZA QUE PABLO HACE DE LOS
TESALONICENSES:
1 TESALONICENSES 1:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Es maravilloso cuando un pastor puede pensar de su iglesia y decir: «¡Damos gracias siempre por todos ustedes!». Pablo amaba a la iglesia de Tesalónica; estas personas estaban en su corazón y él se preocupaba por su bienestar espiritual. En este capítulo Pablo nos dice qué clase de iglesia dejó en esa perversa ciudad. Cuando vemos las características de esta iglesia, debemos examinar nuestras vidas y preguntarnos: «¿Estoy contribuyendo para que mi iglesia sea modelo en el Señor?»
I. Era Un Pueblo Elegido (1 Ts.1:1–5):
La
palabra «iglesia»
en el griego es ekklesía, que significa «un grupo llamado
fuera». La iglesia no es un club social; es un organismo espiritual,
una organización compuesta de gente a quien Dios ha llamado «de las tinieblas a
su luz admirable» (1 P. 2:9). Este llamamiento es por pura gracia
(Ef. 1:3ss). Aunque estamos en el mundo, espiritualmente no somos del mundo (Jn.
15:19). Estos santos vivían en Tesalónica, pero moraban en Cristo.
En
2 Tesalonicenses 2:13, 14 Pablo explica el milagro de este llamamiento. Dios
envió a Pablo y a Silas a Tesalónica con la Palabra de Dios. La gente oyó la
Palabra, creyó y fueron salvos. Después de recibir a Cristo descubrieron que
Dios los había escogido en Él mediante la gracia. Lea también 1 Pedro 1:1–4.
El
misterio de la elección de Dios y de la decisión del hombre nunca será
completamente explicado de este lado del cielo. Simplemente tenga en cuenta que la Biblia
enseña ambas cosas:
Ø «¿Cómo se
reconcilian estas dos verdades?», le preguntó una
vez un hombre a Spurgeon. El predicador replicó:
Ø «Nunca trato de
reconciliar amigos».
Estas
dos verdades gemelas de la elección y la decisión no son contradictorias; son complementarias:
· En lo que respecta a Dios el
Padre, fuimos salvos cuando Él
nos escogió en Cristo antes de la fundación del mundo (Ef. 1:4);
· En lo que respecta al Espíritu fuimos salvos cuando respondimos a su llamado y recibimos
a Cristo;
y
· En lo que respecta al Hijo fuimos salvos cuando Él murió por nosotros en la cruz.
¿Cómo sabía Pablo que estas personas eran salvas? Debido a la
evidencia en sus vidas:
A.
Obra De Fe.
Cuando
la persona genuinamente confía en Cristo, esa fe se mostrará por las obras. Las
obras no salvan, pero la fe sin obras no es una fe que salva. La verdadera fe
cristiana trae como resultado una vida cambiada. Véase Santiago 2:14–26.
B.
Trabajo De Amor.
Las
personas no salvas viven para sí mismas (Ef. 2:1, 2), pero el verdadero
creyente está dispuesto a trabajar por amor. Tiene un nuevo motivo para vivir;
ama a Cristo y ama a otros. Véase Hebreos 10:24, 25; también Romanos 8:35–39.
C.
Paciencia De
Esperanza.
Los
perdidos están sin esperanza. Los creyentes están firmes en medio de las
tribulaciones de la vida porque saben que Cristo viene otra vez. Los creyentes
no tienen por qué darse por vencido en tiempos de tribulación, porque saben que
el Salvador viene para librarlos (1 P. 1:1–9; 4:12–16).
Se
ha hecho notar que los versículos 9–10 hacen un paralelo con estas tres evidencias de
la salvación:
v La obra de la fe (se convirtieron de los
ídolos a Dios);
v El trabajo de amor (servían al Dios
vivo);
v La paciencia de la esperanza (esperaban el
regreso de Cristo).
La fe, la esperanza y el amor son las evidencias de la verdadera salvación (Col. 1:4, 5; Rom. 5:1–4).
II. Era Un Pueblo Ejemplar (1 Ts.1:6, 7):
¡Es maravilloso cuando los «oidores» se convierten en «seguidores»! Estas
personas oyeron la Palabra, la recibieron con entusiasmo, la creyeron y
sufrieron por recibirla. La Palabra imparte fe (Rom. 10:17) y trae gozo (Hch.
8:8, 39; Jr. 15:16).
Después que creyeron, estos nuevos cristianos siguieron a Pablo, se unieron al compañerismo local y se convirtieron en ejemplo para todos los que les rodeaban. No fueron sólo seguidores de Pablo, sino también de las iglesias (2:14); porque en el NT., se espera que los cristianos sean parte vital de una congregación local. Su testimonio se extendió por toda el área y ayudó a llevar a otros a Cristo.
III. Era Un Pueblo Entusiasta (1:8):
Hacía
unos pocos meses que estas personas se habían salvado. No tenían la instrucción
que la mayoría de los santos tienen hoy y sin embargo, eran entusiastas al
testificar de Cristo. Testificaban mediante su andar («ejemplo», en el v. 7) y su hablar (v. 8).
El verbo «divulgar» da la idea de tocar la trompeta. Mientras estos santos esperaban que sonara la trompeta para llamarlos al hogar (4:16), «tocaban la trompeta del evangelio» fuerte y claramente ante todos sus amigos perdidos. Demasiado a menudo somos como los fariseos, tocando la trompeta por nosotros mismos en lugar de hacerlo por Cristo y el evangelio (Mt. 6:1–4).
IV. Era Un Pueblo Expectante (1 Ts.1:9, 10):
La Segunda Venida de Cristo es el tema básico de este libro. Cada capítulo relaciona su regreso con una verdad básica (véase el bosquejo sugerido). En este capítulo vemos que la venida de Cristo es la bendita esperanza del salvo. En tanto que los perdidos adoran y sirven ciegamente a sus ídolos, los salvos sirven al Dios vivo y se regocijan en la esperanza viva de que Cristo vendrá otra vez.
¿Cómo se supone que los cristianos deben esperar el regreso
de Cristo? Trabajando mientras que Él viene (véase Mt. 24:44–51).
En 5:1–11 Pablo advierte a los santos a estar vigilantes y alertas, y a que no
duerman ni se embriaguen como la gente del mundo. La bendita esperanza de la venida de Cristo
debe ser más que una doctrina en nuestro credo:
Ø Debe ser una dinámica de nuestras vidas.
¿Cómo sabemos
que Cristo viene otra vez? Dios demostró que Cristo es su
Hijo al levantarlo de entre los muertos.
Léase
cuidadosamente en Hechos 17:22–34 el argumento que Pablo presenta. Cristo no
podría venir otra vez si estuviera muerto y si su cuerpo se hubiera descompuesto
en una tumba judía. No podemos separar la esperanza viva del Cristo vivo (1 P.
1:1–5).
Pablo
les había instruido respecto a la venida de Cristo y el tiempo de tribulación
que Dios había prometido que vendría sobre un mundo que rechaza a Cristo. Pero
se cuida de destacar que la Iglesia no participará en esa tribulación:
Ø El verbo «librar»
en el versículo 10 está en tiempo presente:
«quien
nos libra»; o
Ø Podría reformularse como un
título: «Jesús, el Libertador».
La Iglesia no atravesará la tribulación.
Léase
1:10 y 5:1–9, así como 2 Tesalonicenses 1 y 2. El próximo acontecimiento en el
calendario de Dios es la venida de Cristo en el aire, en cuyo tiempo será el
Arrebatamiento de la Iglesia para recibirle.
Luego vendrán siete años de tribulación sobre la tierra. Cuando la copa de la iniquidad empiece a desbordarse en la tierra, Cristo y la Iglesia regresarán para derrotar a Satanás y sus huestes, e implantar el reinado de Cristo por mil años (véase Ap. 19:11–20:5).
Clase Para El Miércoles:
Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea
Su Biblia.
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