Martín Lutero: Una Reforma Incompleta. Y
El
Odio Por Los Judíos:
(Romanos 3:23-26)
“por cuanto
todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados
gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a
quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para
manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los
pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de
que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús”.
(Romanos 3:23-26)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Según dice la
tradición popular, e1 31 de octubre de 1517 un monje relativamente desconocido
llamado Martín Lutero clavó una carta, Las 95 tesis, en las puertas de la
iglesia del palacio de Wittenberg, en Alemania.
Lutero
deseaba que su obra, escrita en latín, fuese leída por sacerdotes y monjes. Las 95 tesis
abordaban los cambios que él creía eran necesarios en la Iglesia
católica. Al poco tiempo, las tesis de Lutero fueron traducidas al alemán y
algunos clérigos y feligreses comenzaron a estar de acuerdo con él.
Lutero nunca se imaginó que este simple
acto desencadenaría una revolución que acabaría con el poder que la Iglesia
católica tenía sobre la vida espiritual de Europa. Dentro de unos pocos años,
el cristianismo occidental se dividiría en ramas que estarían en competencia
entre sí, y el mundo nunca volvería a ser el mismo.
Han transcurrido cinco
siglos desde que Martín Lutero comenzó la Reforma Protestante y cambió al mundo. ¿Cuál es la historia
detrás de este hombre y el movimiento que inició?
I. Martín Lutero: Una
Reforma Incompleta:
1. El Temor Medieval Al Infierno y El Purgatorio:
En el meollo del
pensamiento teológico de la Edad Media se hallaba el espeluznante temor a
acabar en el infierno.
La salvación fue ofrecida a la humanidad
a través de Jesucristo, pero a los fieles devotos les mortificaba la
incertidumbre de no saber qué ocurriría con ellos si no lograban ser limpiados
completamente del pecado antes de morir.
La
perspectiva de morir teniendo aún el “pecado mortal”
era aterradora.
Si un sacerdote no estaba presente para llevar a cabo los últimos ritos, la
persona podía terminar siendo atormentada eternamente por los demonios.
Además,
existía el problema del pecado venial, es decir, el tipo de pecado que si bien
no merecía la maldición eterna, sí requería un castigo. Para tratar con este
problema, la iglesia medieval llegó a obsesionarse con el concepto del
purgatorio:
· La iglesia enseñaba que el purgatorio
era el lugar al cual iban los cristianos después de la muerte. No era el
infierno, de donde quienes eran maldecidos por toda la eternidad no tenían
esperanza de escapar, sino un lugar de una angustia inimaginable, donde las
almas de los cristianos eran castigadas y purificadas.
· Es fácil imaginarse la preocupación
experimentada por los católicos devotos medievales, obsesionados con las
imágenes de sus seres amados destinados a una existencia espantosa, en espera
de ser liberados para unirse a Jesús y los santos en el cielo.
· La Iglesia católica enseñaba que, no obstante, había algo que los
seres vivos podían hacer al respecto. En los días de Lutero, la iglesia de
Wittenberg tenía numerosos altares laterales donde los sacerdotes llevaban a
cabo misas privadas. La gente pagaba estos sacramentos como una forma de
reducir el tiempo que sus seres queridos tenían que pasar en el purgatorio.
Otra
práctica similar era la venta de “indulgencias”. Una
indulgencia era la promesa de la iglesia de que, a cambio de cierta suma de
dinero, la gente podía igualmente minimizar el tiempo que sus seres queridos
pasarían en el purgatorio. Una
persona podría incluso pagar una indulgencia para sí mismo — un tipo de tarjeta
de débito espiritual.
El
pago por misas y la venta de indulgencias había enriquecido a la Iglesia católica
en gran manera.
Uno de los temas que Lutero atacó en su Tesis era la venta de indulgencias. El
resultado fue que toda la economía de la Iglesia católica, la manera en la que
el Vaticano financiaba la construcción de proyectos y mantenía su poder militar,
ahora se hallaba bajo ataque.
2. Un
Monje Desconocido Se Enfrenta Al Papa:
En su juventud Lutero no tenía intención
de unirse al clero, pero un acontecimiento dramático cambió el curso de su
vida. Cuando era joven, casi le cayó un rayo. En ese tiempo, la mayoría de la
gente creía que los rayos eran causados por el diablo o demonios.
La idea de una muerte repentina antes de
recibir el sacramento de los últimos ritos era para él simplemente aterradora.
En su mente, Lutero se imaginaba que su alma podía perderse para siempre.
Lutero ingresó al monasterio, donde tomó
un voto de castidad y pobreza, recibió un doctorado en teología y fue ordenado
sacerdote. Sus días estaban repletos de oración, ceremonias, sacrificio
personal y estudios religiosos.
Pero luchaba con el concepto del pecado
y cómo una persona podía ser aceptada por Dios. Estaba agobiado de culpa,
depresión y un sentido de aversión hacia sí mismo. Concluyó que Dios perdonaría
solo a un pecador que estaba consumido de odio hacia sí mismo.
Lutero luchaba con
el concepto del pecado y cómo una persona podía ser aceptada por Dios. Con el tiempo, se
llenó de dudas en cuanto a las enseñanzas de su iglesia.
En
1511 Lutero viajó a Roma. No tomó mucho tiempo para que el monje idealista
comenzara a decepcionarse seriamente. Se sorprendió de cómo los sacerdotes se
apresuraban a llevar a cabo una misa para poder ser remunerados por la
siguiente. Se desilusionó con la opulencia e inmoralidad que vio entre el
sacerdocio.
Había unos escalones en Roma que, según
se decía, eran los mismos que Jesús había subido antes de aparecer frente a
Poncio Pilato. Lutero quería ayudar a su abuelo a pasar menos tiempo en el
purgatorio, por lo que compró una indulgencia y subió los escalones de
rodillas, deteniéndose en cada uno para besarlo y decir una oración. Más tarde
dijo que al llegar a la cima de los escalones, se preguntó si alguna parte de
ese ritual era siquiera cierta.
El monje, quién pensaba que el camino a
Dios se basaba en el desprecio a sí mismo y en rituales, estaba ahora abrumado
con dudas acerca de las enseñanzas de su iglesia. Y esto llevó al cambio en sus
creencias.
Después de su Tesis, Lutero, un escritor
prodigioso, escribió libros que se hicieron muy populares, y Roma comenzó a
darse cuenta. Un libro en particular, que llamó la atención de ésta, fue
titulado La cautividad babilónica de la iglesia
y fue publicado en 1520. En dicha obra, Lutero declaró que el papado era
el anticristo.
El papa condenó los escritos de Lutero y
ordenó que sus libros fueran quemados. Lutero respondió quemando públicamente
el decreto del papa. Al año siguiente, Lutero fue llamado a aparecer frente al
emperador alemán y en la Dieta de Worms y fue declarado un hereje. El monje
desconocido era ahora una celebridad.
3. Más
Actos Revolucionarios:
El monje condenado huyó al castillo de
Wartburg. Fue
aquí, entre 1521 y 1522, que Lutero tradujo el Nuevo Testamento del griego al
alemán.
En nuestro mundo de libros y acceso
instantáneo a información a través del Internet, es difícil comprender cuán
monumental fue para Lutero completar esta traducción.
Por más de mil años, la Iglesia católica había mantenido el
poder eclesiástico asegurándose de que la Biblia no fuese traducida a lenguajes
comunes.
El estudio de la Biblia estaba reservado
principalmente para los monjes y sacerdotes, ya fuera en latín o los idiomas
originales, el hebreo y griego. Incluso la misa regular, el servicio de adoración
diario que se centraba en la eucaristía o rito de la comunión, se hacía en
latín. Esto significaba que la mayoría de la gente perteneciente al
cristianismo no comprendía las palabras de la misa.
Mediante la tecnología relativamente
nueva de la imprenta, los partidarios de Lutero publicaron varias copias del
Nuevo Testamento. Ahora era posible que la gente que sabía leer en Alemania
obtuviese una copia de las Escrituras en su propio idioma.
Al año siguiente, Lutero hizo otra cosa
que sorprendió al mundo católico. A pesar de su voto sacerdotal de castidad, se
casó. Y no solo se casó con una mujer
local común — ¡se casó con una
que solía ser monja!
4. El Desacuerdo De Lutero Con El Libro De
Santiago:
El legado más
duradero de Lutero fue su enseñanza de que la justificación sólo puede
obtenerse mediante la fe, es decir, que solo a través de la fe nos hacemos
justos frente a un Dios de justicia.
Un
pasaje que fue fundamental para su enseñanza es Romanos 3:23-26, donde el
apóstol Pablo escribe:
· “por cuanto todos
pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados
gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a
quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para
manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los
pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de
que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús”.
Aquí Pablo presenta las buenas noticias
de que nuestros pecados son perdonados debido al sacrificio de Jesucristo,
quien murió por nuestros pecados como nuestro sustituto.
Como
ninguna obra humana puede ganar el perdón de Dios, entonces somos justificados
cuando tenemos fe en la promesa de Dios y aceptamos el sacrificio que Cristo hizo por
nosotros:
· Lutero concluyó que para
ser justificado, todo lo que uno tiene que hacer es creer en Cristo sin ninguna
obra correspondiente.
· Se refirió a los escritos de Pablo en
Romanos, donde Dios le prometió a Abraham que el número de sus descendientes
sería como las estrellas en el cielo, a pesar de que él y su esposa Sara no
tenían hijos y que sus años fértiles ya habían pasado.
· Lutero notó que Pablo citó de un pasaje en Génesis que dice:
Ø “Y [Abraham] creyó al Eterno, y le fue contado por justicia” (Génesis
15:6; citado en Romanos 4:3).
Para
Lutero, este era un asunto muy sencillo: Crea y
será Justificado:
Ø Una vez justificado, usted ya es salvo.
Ø Una vez salvo, sigue siendo salvo sin importar sus obras, sean
estas buenas o malas.
Pero
Lutero tenía un problema. El libro de Santiago, que se encuentra en el Nuevo
Testamento, enseña que se necesita más que la simple fe para ser justificado. Santiago, el medio hermano de Jesucristo,
escribió:
“Así también
la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Pero alguno dirá: Tú tienes
fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por
mis obras. Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y
tiemblan. ¿Más quieres saber, hombre vano,
que la fe sin obras es muerta?” (Santiago 2:17-20).
En sus Prefacios de la epístola de
Santiago y la carta de Judas, Lutero declaraba que el escrito de la carta de
Santiago “está
en directa oposición a Pablo y al resto de la Biblia, y atribuye la
justificación a las obras…” (Martin Luther: Selections from His Writings [Martin Lutero: Selecciones
de sus escritos], John Dillenberg, ed., 1962, p. 35).
Y
no solo esos escritos de Santiago eran problemáticos para Lutero. Santiago
escribió:
“¿No fue
justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac
sobre el altar? ¿No ves que la fe actuó
juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y
fue llamado amigo de Dios. Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado
por las obras, y no solamente por la fe” (Santiago 2:21-24).
Para
Lutero, Pablo y Santiago eran incompatibles.
Ø Uno de sus principios a
seguir era “únicamente las Escrituras”,
pero ahora luchaba con las Escrituras cuando no
encajaban en su punto de vista.
Ø Finalmente tildó la
epístola de Santiago de “epístola de paja”
y dijo que deseaba “arrojarla…
al fuego”, manifestando dudas de que
realmente perteneciera a la Biblia (Luther’s Works [Obras de
Lutero], E.T. Bachmann, ed., 1960, vol. 35, p. 362, y vol. 34, p. 317).
5. ¿Pablo y Santiago Incompatibles?
Lutero creía que Pablo y Santiago
estaban promoviendo dos maneras diferentes e incompatibles para ser
justificados. Pero, ¿es esto así realmente?
La respuesta se encuentra en la manera
que ambos autores utilizan el ejemplo de Abraham.
Pablo estaba escribiéndole a la iglesia
en Roma para explicar que tanto judíos como gentiles pueden llegar a tener una
relación con Dios y que ambos son justificados por la gracia de Dios y la fe en
la obra de Cristo.
Pablo enseña claramente que nadie puede
ganarse el favor de Dios por medio de obras. Abraham fue justificado porque
creía en las promesas de Dios.
Santiago,
sin embargo, estaba lidiando con un problema un poco distinto. Se estaba
refiriendo a la idea errónea de que simplemente creer constituye tener fe viva.
Recuerde, él escribió que Satanás y los demonios creen en Dios y temen su
increíble poder y gloria. ¡Dejó en claro que nuestra fe debe ser mucho más que la simple
creencia! La fe comprende confiar completamente en Dios, y esta
confianza es la motivación para la obediencia.
Piense
En El Argumento De Santiago:
· Abraham creía en la promesa que Dios le
hizo de que su hijo Isaac le daría descendientes.
· Luego Dios le ordenó que sacrificase a su hijo. La promesa de Dios y el mandamiento de la obediencia a él
parecían ser inconsecuentes, por decir lo menos.
¿Qué
habría pasado si Abraham le hubiese dicho a Dios: “Creo en tu promesa de darme
descendientes a través de Isaac, y como eso no puede ocurrir si lo sacrifico,
he decidido desobedecerte. ¡Pero aún creo en tu
promesa!”?
Santiago sostenía que si Abraham se
hubiese rehusado a obedecerle a Dios, su creencia no habría sido una fe
verdadera. Si una persona confía realmente en Dios, entonces sus acciones
estarán basadas en esa confianza. No podemos borrar nuestros propios pecados o
impresionar a Dios lo suficiente para merecer la salvación.
Además, no debemos caer en la trampa de
pensar que Dios solamente requiere que creamos. La fe también significa dejar que
Dios opere en nosotros. En esta sumisión, la verdadera fe viviente produce obras. Pablo está en lo
correcto al enseñar que los seres humanos no pueden ganar la justificación,
sino que deben tener fe en Cristo.
Y
Santiago también está en lo correcto al enseñar que la fe sin obras es muerta —
es inútil y vacía, porque no cambia verdaderamente a la persona.
Aún más, Pablo mismo dijo que “los hacedores de
la ley serán justificados” (Romanos 2:13), es decir, se hacen justos
ante Dios. Debemos entender que recibimos la justificación inicial de Dios cada
vez que nos arrepentimos, aparte de cualquier obra de obediencia (Romanos
3:28).
Pero el permanecer justificados ante
Dios es condicional y depende de si continuamos activamente obedeciéndola. No
hay contradicción.
6. Los Resultados Imprevistos De La Revolución:
Pareciera ser que después de casarse, Lutero pensó
que podía finalmente establecerse, pastoreando y disfrutando de la vida
familiar. Pero romper con Roma tuvo otras serias consecuencias.
Más
protestantes comenzaron a confrontar a la Iglesia católica. Mientras que la
mayoría compartía muchas de las interpretaciones bíblicas de Lutero, al mismo
tiempo estaban en desacuerdo con varios temas importantes.
Temas como el bautismo de infantes, la
predestinación, el estado de los muertos y el libre albedrío conllevarían a un
intenso debate entre los reformistas a medida que el
movimiento se propagaba a lo largo de Europa y se fracturaba en diferentes
grupos.
El líder reformista pasaría sus últimos
años no solo defendiéndose de Roma, sino además atacando a otros protestantes
con el mismo vigor que demostró en contra de los católicos.
El movimiento que él comenzó llevó a
más de un siglo de inquietud y conflictos entre católicos y protestantes, y a
la muerte de millones por la guerra, las masacres y el genocidio perpetrados en
el nombre de Dios y por sus consecuentes enfermedades y hambrunas.
7. La
Revolución Inacabada:
Martín Lutero expuso la avaricia, la
esclavitud ritualista de la persona común y algunos de los dogmas no bíblicos
del catolicismo.
Él se resistió a un sistema religioso
que había malinterpretado y hecho mal uso de las Escrituras. Fue un despertar
que desató la Reforma Protestante.
Pero
¿fue acaso mucho mejor el movimiento que él
involuntariamente engendró? Cinco siglos después de que Lutero
presentara Las 95 Tesis, es hora de
que los protestantes examinen si sus enseñanzas se han degenerado hasta convertirse en una
versión diluida y corrupta de lo que la Biblia realmente enseña.
¿Qué tanto
ha contribuido la idea de que lo único que se necesita para la salvación es
creer, a que muchos utilicen la gracia de Dios como licencia para pecar?
¿Cuántas
veces los cristianos dan excusas para vivir con su novio o novia fuera del
matrimonio, ignorando uno de los Diez Mandamientos, o viviendo una vida como
aquellos que no creen en Dios, con el simple argumento de “soy justificado sin obras; he sido salvado por la gracia;
Dios me ama tal como soy”?
Esta
manera de pensar no es otra cosa que utilizar la gracia de Dios como una
licencia para pecar, y tiene graves consecuencias. Jesús nos da esta
advertencia en el sermón del monte:
Ø “No todo el que me dice:
Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad
de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor,
¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre
echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de
mí, hacedores de maldad” (Mateo 7:21-23).
Ayuda Hermenéutica:
V.21:
R752 Οὐ sólo niega aquí el significado de πᾶς. Jesús dijo que no todos entrarían
(la dureza
de οὐ πᾶς es mitigada por la
cláusula positiva con ἀλλά que
sigue, la cual contiene el significado principal de la oración -T196).
V.23:
MT174 El verbo ἀποχωρεῖτε
puede tener casi un sentido de ingreso aun en el tiempo presente: apártense.
H469 En
este caso parece que ὅτι significa: ciertamente.
Pablo y Santiago no se contradicen
mutuamente en sus declaraciones acerca de la fe y las obras. Cuando combinamos
las enseñanzas de estos autores inspirados, vemos que la fe viva es mucho más
que la simple creencia.
Es la sumisión completa y total de la
voluntad y el cuerpo, corazón y mente, pensamientos y obras, a la soberanía de
Dios y su poder en nosotros.
II. El
Odio De Martín Lutero Por Los Judíos:
El deseo de
Martín Lutero de erradicar a los judíos de Alemania sería un instrumento
utilizado por los nazis siglos después como parte de su propaganda, la que
conllevó a crímenes horrendos en contra de la humanidad, incluyendo el
genocidio.
Martín Lutero era un hombre complicado. Sus escritos
en contra de quienes consideraba enemigos del evangelio están llenos de
declaraciones rencorosas.
Él frecuentemente escribió que aquellos
que se le oponían hablaban de parte del diablo mismo, y uno de sus libros en
particular tuvo un terrible impacto en la historia, tanto en ese tiempo como
siglos después.
En la primera fase de su carrera, Lutero
exhortó a los cristianos a ser amistosos con los judíos porque creía que
necesitaban oír el evangelio de Jesucristo. Incluso escribió un ensayo llamado
El hecho de que Jesucristo nació judío.
El deseo de Martín Lutero
de erradicar a los judíos de Alemania sería un instrumento utilizado por los
nazis siglos después como parte de su propaganda, la que conllevó a crímenes horrendos en
contra de la humanidad, incluyendo el genocidio.
Él pensaba que una vez que las
falsedades del catolicismo romano fuesen eliminadas y se les mostrase a los
judíos que Jesús era el Mesías profetizado en las Escrituras hebreas, ellos
obviamente verían la luz y se convertirían y unirían a la iglesia reformada (a pesar de
haber sido perseguidos por siglos en el nombre de Cristo).
Cuando no se convirtieron como él esperaba, Lutero
atacó su religión e hizo un llamado a actuar violentamente en contra de ellos.
La
arremetida de Lutero en contra de los judíos no fue motivada por su raza. El libro que
escribió al respecto fue titulado Sobre los Judíos y sus Mentiras. Su ataque
fue motivado por lo que él consideró un rechazo a Cristo.
Los vio como blasfemos y una amenaza
para el cristianismo. La única manera de tratar con esta amenaza, decía él, era
expulsarlos de Alemania.
En su libro, él exhortó a incendiar con
violencia las sinagogas y escuelas y declaró que los escritos judíos debían ser
retirados de estas. A los rabinos se les debía prohibir enseñar, e inducía a
los cristianos a ahuyentar a los judíos de sus vecindarios.
El reprochable antisemitismo de Lutero
no era de ninguna manera justificado o bíblico. Su deseo de erradicar a los
judíos de Alemania sería un instrumento utilizado por los nazis siglos después
como parte de su propaganda, la que conlleva a crímenes horrendos en contra de
la humanidad, incluyendo el genocidio.
A
continuación se encuentran algunas lamentables declaraciones de su libro Sobre
los Judíos y sus Mentiras:
“Expulsémoslos
del país para siempre. Porque, como sabemos, la ira de Dios contra ellos es tan
intensa que la piedad diplomática solo hará que sean cada vez peores, en tanto
que una piedad estricta no los reformará más que un poco. Por tanto, de
cualquier modo, ¡fuera!”.
“Una y otra
vez dejamos que se enriquezcan a costa de nuestra sangre y sudor; se chupan la
médula de nuestros huesos y nosotros permanecemos pobres”.
“En suma, queridos señores y príncipes, quienes
tienen a los judíos bajo su gobierno: si mi consejo no os agrada, buscad mejor
asesoramiento a fin de que tanto vosotros como nosotros podamos deshacernos de
la insoportable, diabólica carga de los judíos... No les otorguéis protección, ni les permitáis el
libre tránsito ni la comunión con nosotros...”.
“En primer lugar, que sean quemadas sus sinagogas y
que todo el que pueda arroje azufre y brea; también estaría bien si alguien
pudiera arrojar fuego del infierno. Eso le demostraría a Dios nuestra seria
determinación y serviría de evidencia para todo el mundo de que fue por
ignorancia que toleramos estas casas, en las cuales los judíos han injuriado
del modo más vergonzoso a Dios, nuestro querido Creador y Padre, y a su Hijo
hasta el día de hoy, pero que ahora les hemos dado su merecida recompensa”.
“Deseo y
pido que nuestros gobernantes, que tienen súbditos judíos, muestren una aguda
piedad hacia esta maldita gente, como fue sugerido más arriba, para ver si esto
les es de ayuda (lo cual
es poco probable). Deben actuar como un buen
médico que cuando se encuentra frente a un cuadro de gangrena, sin piedad
procede a amputar, serrar o quemar carne, venas, hueso y médula. Este tipo de
procedimiento debe seguirse del siguiente modo. Incendiad sus sinagogas,
prohibid todo lo que enumeré anteriormente, obligadlos a trabajar, y tratadlos
con rigor, como lo hizo Moisés en el desierto masacrando tres mil no fuera que
pereciera el pueblo entero. Seguramente no saben lo que están haciendo; además,
como gente poseída, no desean saberlo, oírlo o aprenderlo. Por tanto, no
estaría bien ser piadosos y confirmarlos en su conducta. Si esto es en vano,
tendremos que expulsarlos como perros rabiosos a fin de no convertirnos en
cómplices de su abominable blasfemia y todos sus otros vicios y por ello
merecer la ira de Dios terminar malditos junto a ellos” (herenciacristiana.com/luther/html,
caps. 11 y 12, trad. Elías Bernard).
Reflexión:
Ahora
bien veamos como interpreto el apóstol Pablo a Israel, según Romanos 11:1-36:
“Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna
manera. Porque también yo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la
tribu de Benjamín…”. (Rom. 11:1-36)
En este capítulo. Pablo nos asegura que
Dios no se ha olvidado de Su Pueblo, los judíos, ni de Sus Promesas hechas a
ellos. Después de que el número completo de los gentiles hayan sido
incorporados a la iglesia, todos los judíos se volvieron al Señor, no meramente
un puñado como ahora.
Pablo no afirma que las promesas del
AT., hechas a Israel hayan sido transferidas a la Iglesia, formada en su mayor
parte de gentiles.
Concluimos:
Cuando una persona somete su voluntad a
Dios y con fe
acepta a Jesucristo como su Salvador y Maestro, Dios le da el poder
para hacer buenas obras.
Y la persona debe hacerlas, “combatiendo
contra el pecado” (Hebreos 12:4), para continuar en justificación con
Dios. Si peca, debe arrepentirse nuevamente con una fe honesta y
un compromiso genuino.
“Porque aún
no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado”. (Heb.
12:4)
Ayuda Hermenéutica:
V.4:
R645 La preposición adverbial μέχρις en este contexto tiene la idea de medida o
grado.
Estos lectores enfrentaban tiempos
difíciles de persecución, pero ninguno de ellos todavía había muerto por su fe.
Como todavía estaban vivos, el escritor les exhorta a continuar su carrera. Así como Cristo no se rindió, tampoco ellos debían
rendirse.
La
salvación es más que el perdón de Dios. La salvación es la obra que Dios lleva a cabo en los seres
humanos para crear hijos eternos. Como Pablo escribió en 2 Corintios 6:18:
· “Y seré para vosotros
por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso”.
· Participamos en su obra cuando nos
sometemos fielmente a la obra que él lleva a cabo en nosotros.
Como Pablo ha explicado en Romanos
9:30-10:21, el estado actual de Israel parece ser uno de total resistencia a la
revelación de la justicia de Dios en el evangelio. Como lo declara el versículo
final, Israel es “desobediente y rebelde”.
Pero
éste no es el caso, como nos recuerda ahora Pablo. Ya en 9:24,
27-29 había hecho hincapié en la existencia de un remanente de judíos que
siguen siendo parte del pueblo de Dios.
Ahora vuelve a este tema, dejando en
claro que, aunque una gran parte de Israel ha sido “endurecida” (7-10; comp.
9:30-10:21), aún
existe un remanente según la elección de gracia (5), judíos que han creído en Cristo.
El
mundo necesita desesperadamente un despertar espiritual. Debemos retomar
la Biblia y atesorar como la Palabra de Dios que nos guía. Tome el libro y
pídale a Dios en oración que lo guíe. ¡Permita que la
revolución espiritual comience con usted!
__________
Nota
y Bibliografía:
-e-Sword-the.
LEDD.
-Gary Petty. Publicado en 22
de Dic, 2017. Tiempo estimado de lectura. BN.
-Biblia De
Estudio RYRIE.
-Gary Petty. BN.
(Fuente: ©Georg Keller & SteffenG/wikipedia.org).
-Pastor:
Carlos Ramírez Jiménez. 30//12//2017.