sábado, 9 de diciembre de 2017

Parte II: LA GLORIA DE DIOS REVELADA: POR CRISTO EN LA IGLESIA: (Efesios 1:3-14)

Parte II:
LA GLORIA DE DIOS REVELADA: POR CRISTO EN LA IGLESIA:
(Efesios 1:3-14)

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo,… según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él,… en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad,… para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado,… en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia,… que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia…”.
(Efesios 1:3-14)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

La primera estrofa del himno de alabanza celebrando la obra del Padre llega a su final con el coro: Para la alabanza de la gloria de su gracia (v. 6). El Apóstol declara que todo lo que ha hecho Dios merece el elogio del hombre.

Ayuda Hermenéutica:

V.6.      
T218 Las palabras εἰς ἔπαινον δόξης deben tomarse muy estrechamente en conjunto, como en Filipenses 1:11: para la alabanza de su gloria (son difíciles de manejar -BD168[2]).

Pablo canta loores o alabanzas a la magnificencia de Dios. Celebra la bienaventuranza de la bondad y el favor gratuito o gracia concedido en el Amado (Jesús).
De esta manera vemos que el plan de Dios desde antes del comienzo ha sido formar un pueblo particular que cumpla con este gran propósito. En Cristo Jesús él ha elegido a este pueblo especial, lo ha bendecido en manera particular y lo ha preparado específicamente para su alabanza y su gloria.
Sólo Dios es digno de nuestra alabanza y merece nuestra adoración por quién es y lo que nos ha hecho. La alabanza es una expresión de adoración a Dios, y la adoración a Dios es la primera responsabilidad del hombre. El fin principal del hombre es glorificar a Dios. Este es el sentido de este estribillo que se repite en los vv. 12 y 14.

La gloria de su gracia se puede interpretar como la manifestación de su favor (amor) no merecido:
Ø Gloria = (dóxa  G1391) representa el resplandor de la presencia divina y su excelencia manifestada.
Ø Gracia = (cáris  G5485) es el favor inmerecido de Dios hacia el hombre. “El ejemplo supremo de ello se halla en el amor redentor de Dios hacia el género humano” (Erdman).

La frase que nos dio gratuitamente en el Amado se refiere a la gracia que es la obra de Dios en Jesucristo en nuestro beneficio. Expresa la generosidad de esta obra y señala el medio divino por el cual fue manifestada en el Amado, o sea Cristo.
El título el Amado se halla sólo aquí en el NT. Este traduce agapáo  G25 que significa amor. Nos recuerda la relación íntima que existe entre el Padre y el Hijo. De esta manera comprendemos que la obra de gracia del Padre consiste en habernos escogido en Cristo desde antes del comienzo del mundo, predestinándonos en amor para ser adoptados como hijos por medio de Jesucristo. Este pensamiento provoca al apóstol Pablo a elevarse con una alabanza gloriosa.

1.2.   La Segunda Estrofa De Este Himno De Alabanza (vv.7-12) Se Refiere a La Obra Del Amado.

Con respecto a ésta W. O. Carver sugiere que en este punto el pensamiento de la epístola señala la mayordomía de la historia por medio de la obra redentora del Hijo Amado”. Esta obra de Jesús se describe con varias expresiones que merecen nuestra atención.

La estrofa comienza con en él (v. 7), que se refiere al Amado, o sea aquel quien es la fuente de nuestras bendiciones. Este es Jesús, el Hijo de Dios ya mencionado en vv. 5 y 6.
La condición necesaria para gozarse de ellas es estar en él. Continúa señalando que tenemos redención por medio de su sangre.
Es decir, en el Amado nosotros (todos los creyentes en Jesús, inclusive) poseemos redención por su muerte en la cruz. La redención es nuestra posesión por la muerte de Jesús.

NOTA: V.7: REDENCIÓN: Tres ideas están implicadas en la doctrina de la Redención:
1) El pago del rescate con la sangre de Cristo (1 Corintios 6:20; 1 Pedro 1:18-19; Apocalipsis 5:9)
2) La retirada de la maldición de la ley (Gálatas 3:13; 4:5); y
3) Liberación de la esclavitud del pecado para entrar en la libertad de la gracia (1 Pedro 1:18).
La Redención es siempre por su sangre; i es, mediante la muerte de Cristo (Colosenses 1:14).

La palabra traducida Redención[3] = (apolútrosis  G629) señala el resultado del acto libertador de Jesús al derramar su sangre. Se refiere tanto a lo que hizo Jesús, como al resultado de ello.
Según Bratcher y Nida la palabra hace énfasis en el resultado de la acción de liberación de Jesús. Por ello, nuestra redención es una posesión experimentada, procurada para nosotros y experimentada por nosotros por medio de su sangre. La palabra redención, como adopción, es un término legal y se refiere a un aspecto externo de nuestra salvación. Jesús cumplió todos los requisitos necesarios para nuestro rescate.

Algunos estudiosos de la Biblia piensan que esta palabra significa el precio que pagó Jesús y lo que compró con ello; esto es, el precio de nuestro rescate. Este concepto se encuentra en Levíticos 25:47-52, y se refiere a lo que debiera ser pagado por un pariente de un hombre que se había vendido a la esclavitud por causa de alguna deuda que no podría pagar. En un sentido más amplio se refiere a la liberación de los hijos de Israel de la esclavitud en Egipto.
W. Barclay dice que el hombre es redimido y libertado de una situación de la que era incapaz de liberarse por sí mismo o de una deuda que jamás hubiera podido pagar por sus propios medios.
En vista de esto, pues, nuestra redención es el precio de nuestro rescate pagado por Jesús, librándonos de la esclavitud del pecado. Este precio fue su sangre. No se debe pensar que Jesús tuvo que pagar esto a alguien como Satanás, sino que es lo que le costó librarnos de las garras de Satanás.

En el NT., la sangre es un símbolo bíblico que representa la muerte de Jesús sobre la cruz. Esta idea también se encuentra en Lv.17:11: Porque la vida del cuerpo está en la sangre, la cual os he dado sobre el altar para hacer expiación por vuestras personas. Jesús dio su sangre para expiar nuestros pecados. Esto recuerda lo que dice Heb.9:22b: Sin derramamiento de sangre no hay perdón.

En nuestro texto va unida estrechamente a la idea de nuestra redención la expresión el perdón de nuestras transgresiones, pero no son conceptos idénticos. Este último concepto significa la remisión de nuestros pecados en el sentido de despedirlos. Transgresiones = (paráptoma  G3900) aquí son todos nuestros actos pecaminosos tales como errores y ofensas acumulados junto con su culpa.
Estos son remitidos, despachados por completo por medio del acto redentor de Cristo. En una sola obra bondadosa Jesús despidió nuestros pecados junto con su culpa, y rescató nuestras almas de las manos del diablo. Vemos así las acciones paralelas y simultáneas del perdón y la redención.
La medida de esta redención está expresada con la frase según las riquezas de su gracia. Esto significa que la gracia de Dios es abundante, amplia y más que suficiente, y que no depende de los méritos de los hombres. Es inmensurable e inmerecida.

La alabanza  Pablo enseña a la iglesia a recibir los magnos beneficios divinos no con codicia sino con alabanza, cuya fuente es la gratitud. Al escuchar con fe la lectura del testamento eterno afirmado por el testigo fiel y redentor al precio de su sangre (Apocalipsis 1:5), los antes desheredados del reino de Dios, sin esperanza y sin Dios en el mundo, reciben el Espíritu Santo como sello de fuego.
Así viven o mueren absolutamente seguros de ser herederos de toda bendición espiritual en los lugares celestiales. La iglesia responde siempre confiando y alabando la gloria y la gracia de Dios.

Esta gracia divina es la que hizo sobreabundar con nosotros en toda sabiduría y entendimiento (v.8). Pablo trata de comunicar el sentido profuso con que Dios nos ha proporcionado los componentes intelectuales y prácticos necesarios para una vida correcta y una conducta apropiada de acuerdo a su propósito. Hizo sobreabundar sugiere una cantidad prodigiosa, con profusión, o rebosante.
La consecuencia de esta gracia divina obrando en nosotros resulta en toda sabiduría y entendimiento que nos capacita para comprender algo del propósito de Dios para el universo(Vaughan). Sabiduría = (sofía  G4678) y entendimiento = (frónesis  G5428) son palabras que nos hacen recordar la preocupación con la filosofía en el mundo griego en que vivía la comunidad cristiana de aquel tiempo. Pero Pablo señala que la fuente de ello (sabiduría y entendimiento) no es humana, sino divina.

Por sabiduría podemos entender conocimiento, el objeto de la mente que busca, de la mente que cuestiona, de los alcances del pensamiento humano (Barclay).

Conoce La Sustancia y Penetra Al Corazón De Las Cosas:
· Es conocimiento intelectual; mientras entendimiento significa prudencia, discernimiento, sabiduría práctica. Podríamos decir que el sabio conoce, mientras que el prudente sabe por qué.
·     El entendimiento es la aplicación prudente de lo conocido. Se trata del qué y el porqué del propósito de Dios. Barclay resume este pensamiento de la siguiente manera:
Ø “Pablo afirma que Jesús nos trajo sofía: el conocimiento de las cosas eternas, el conocimiento intelectual que satisface la mente; y
Ø que nos trajo fronesis: el conocimiento práctico que nos capacita para tratar y resolver diariamente los problemas de nuestra vida diaria”.

Con la sabiduría y el entendimiento Cristo nos ha capacitado para comprender las verdades últimas de la eternidad y resolver los problemas de cada día. De esta manera somos habilitados por él para comprender su propósito. Con esto llegamos al corazón de esta epístola.
Además de esto, es quizás el pasaje más difícil de entender, como dicen Bratcher y Nida: “Es éste uno de esos pasajes de Pablo difíciles de entender porque la inmensidad del pensamiento hace que los términos sean un poco vagos, a fuerza de generalizarlos”. El autor expresa verdades eternas y profundas con palabras sencillas que a la vez vibran con sentido.

En los vv. 9 y 10 Pablo expone la tesis de este tratado circular: La unidad de todas las cosas en Cristo para la gloria eterna de Dios. Lo que no había sido posible a través de la historia antigua, ni con el pueblo de Israel, en Cristo ha sido logrado de acuerdo con el plan que Dios se había propuesto.
Esto es lo que Pablo está celebrando y explicando en esta carta. A la vez, amplifica las implicaciones de todo ello a manera de aplicación.

Ayuda Hermenéutica:

V.9.      
B139 El participio de aoristo γνωρίσας se usa para referirse a una acción idéntica a la del verbo principal ἐπερίσσευσεν: que él les concedió ricamente…, dándoles a conocer

V.10.    
T271 No es fácil distinguir ἐπί con el dativo para expresar lugar, de ἐπί con el acusativo que significa: delante de, o sobre (aquí el cambio de caso es sólo una variación estilística -M49).

La expresión él nos ha dado a conocer (v. 9) indica lo que Dios nos ha revelado; Dios nos ha permitido saber el contenido de algo muy importante. Pablo reconoce este algo importante como el misterio de su voluntad. Este misterio encierra el propósito eterno de la voluntad divina que ha sido revelado en Cristo.
No es algún secreto escondido y oscuro, dado a conocer sólo a los iniciados como en las religiones secretas y de misterio del Medio Oriente de aquel tiempo. Al contrario, es la verdad divina que, hasta ahora, ha sido revelada en Cristo y ha de ser divulgada por todos lados y para toda gente. Para Pablo lo maravilloso es que Dios nos lo ha dado a conocer, nos lo ha permitido saber.
Según el uso de la palabra misterio[4] = (mustérion  G3466) se refiere a lo que era secreto y que podría ser conocido solamente por medio de revelación. De modo que el misterio de la voluntad de Dios antes fue un secreto, escondido del conocimiento popular y sólo dado a conocer por revelación a los profetas y patriarcas, y esto aun parcialmente.
Ahora, este misterio ha sido dado a conocer de manera general en Cristo Jesús. Ya no es un secreto guardado; es un hecho, una verdad expuesta y divulgada como Pablo explica más adelante (3:3-9).

Este misterio revelado se refiere a la obra redentora en su totalidad. Es la explicación de todo lo que Dios propuso hacer en Cristo ejerciendo su propia voluntad. Es lo que no podía ser explicado ni comprendido hasta que en el propósito de Dios fuese sacado a la luz por medio de la revelación divina. Así es el carácter de la gracia que Dios extiende a los pecadores.

Esto, la revelación del misterio, Dios lo hizo a manera de plan para el cumplimiento de los tiempos (v. 10).
·     Desde antes de la creación Dios había venido desarrollando un plan específico a través de la historia;
·   al comienzo por medio de la primera familia, Adán y Eva, luego con Abraham y sus descendientes; y
·      por último por medio del pueblo de Israel, pero sin lograr el objetivo de su gloria.
·      Este plan secreto ahora ha sido dado a conocer en Cristo para toda la humanidad.

Algunas versiones como la RVR incluyen en el v. 9 las palabras según el beneplácito... mientras otras contienen la frase se propuso en sí mismo (ver nota de RVA). La revelación de este plan corresponde a la bondad del corazón de Dios. El plan de Dios expresa su voluntad y refleja su propósito que ahora alcanza en Cristo su perfecta expresión.

Aquí hay un pequeño giro en el pensamiento del autor entre lo que dice en el v. 9 y en el v. 10. El uno se refiere a lo hecho ya en el pasado reciente, mientras que el otro mira hacia adelante y anticipa el cumplimiento de los tiempos. Identifica a Cristo como aquel alrededor de quien este plan ha de ejecutarse. Más bien, es él quien lo ha de dirigir:
Ø Cristo, como elcustodio de los tiempos” y “el gran administradorde la casa del Padre, conducirá toda la operación a una meta fijada y fechada por la misma presiente sabiduría de Dios” (Moule). Así entendemos el cumplimiento de los tiempos, que traduce una expresión que significa administración, mayordomía o dispensación.
Ø Cristo es el administrador o el mayordomo de la historia, la que ahora halla su plenitud y logra su último destino en él. Con el cumplimiento de los tiempos en Cristo como cabeza, el último destino del universo queda en las manos de él y ha sido encomendado a los cristianos, los que forman su iglesia. Dios es Dios de la creación y de la historia, del presente y del futuro, y en Cristo ha de ser glorificado por medio de su iglesia.

El cumplimiento de los tiempos habla de cuando fuese apropiado el tiempo, sea este pasado, presente o futuro. De la manera que Cristo vino cuando fue apropiado el tiempo, así será cuando venga por segunda vez. Con la venida de él toda administración previa se acabará en el sentido que ha alcanzado en él su clímax.

La cruz de Cristo no fue el fin del plan divino, sino el inicio del plan eterno revelado y puesto al alcance de toda la humanidad. Así que, este plan se extiende más allá de la cruz hasta el propósito último de Dios en el sentido absoluto (Summers). La cruz y la tumba vacía marcan el fin de una administración anterior y señalan el inicio de una nueva administración que se proyecta hacia el futuro.
Mientras tanto, este plan ha sido puesto en acción por Dios por medio de la iglesia (v. 22) con Jesucristo a la cabeza. Esta sigue adelante hasta la venida de Cristo en el futuro cuando todo será culminado.
Con Cristo al frente, la iglesia sigue su marcha a través de la historia actual rumbo a su destino último que ha de alcanzar con la venida gloriosa de su Señor. Así podemos entender la expresión para el cumplimiento de los tiempos.

El autor inspirado continúa expresando una verdad profunda con las palabras que en Cristo sean reunidas bajo una cabeza todas las cosas. Esta verdad habla de la unidad y la reconciliación en Cristo. Sean reunidas... todas las cosas significa ser resumidas o recopiladas en Cristo.
De acuerdo con Summers, la idea es lo mismo que sucede después de una batalla cuando el capitán recoge a los diferentes integrantes de su ejército. Es decir, en Cristo todos los aspectos esparcidos del universo entero serán reunidos bajo una sola administración, tanto lo celestial como lo terrenal. Con Dios esto ya es una realidad actual; el cristiano sólo debe esperar el futuro cuando todo esto sea manifestado en victoria y gloria.

El ideal de Dios de juntar todas las cosas en Cristo no se refiere a una redención universal en la cual todos hayan de lograr la salvación. Más bien, se refiere a recuperar bajo la administración de una sola autoridad la armonía y la concordia que habían sido interrumpidas por la rebelión entre los seres angelicales y por la entrada del pecado al mundo terrestre y humano con todas sus tristes consecuencias. Cristo, como Señor de la iglesia, es también el soberano del universo.
Como dice Stott: “Pablo parece estar refiriéndose a la renovación cósmica, aquella regeneración del universo, aquella liberación de la creación que gime que ya había mencionado en Romanos”.

Así, la reunificación de todas las cosas tanto en el cielo como en la tierra bajo Cristo como cabeza contempla también la reconciliación entre los judíos y los gentiles en la iglesia.
Descubrimos esta idea en los pronombres usados en los vv. 11, 12 y 13 donde se refiere a nosotros (los judíos creyentes) y vosotros (los gentiles creyentes). Pero antes de explorar esta idea, continuamos con la estrofa que recuenta la maravillosa obra de Cristo (vv. 11 y 12).

Ya hemos descubierto que en Cristo tenemos una redención maravillosa y que en él nos ha sido revelado el misterio bondadoso de las edades que Dios se había propuesto. En él, es decir en Cristo, quien es la Cabeza unificadora recibimos herencia como hijos adoptivos (v. 5).

Véase Parte III:


No hay comentarios.:

Publicar un comentario