INSTRUCCIÓN DADA POR EL HIJO DE DIOS:
JUAN 16:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Los
discípulos no pudieron comprender por qué Cristo tenía que dejarlos, de modo
que les mostró que su regreso al Padre haría posible mayores bendiciones debido
a la venida del Espíritu.
La vida cristiana no se puede vivir con
la energía de la carne. Necesitamos
al Espíritu de Dios si vamos a llevar vidas que glorifiquen a Cristo. Nuestro
Señor describió cómo el Espíritu trabaja a través del creyente.
I.
El Espíritu Convence Al Mundo (Juan
16:1–11):
El mundo
no es amigo del cristiano. Cristo les advirtió a los suyos respecto a la
persecución venidera, para que cuando suceda, no tropiecen y caigan. Pablo, en
su estado inconverso, es un buen cuadro del tipo de personas del que se habla
en el versículo 2. Cristo no les
dijo este hecho antes porque Él estaba con ellos para protegerles.
Ahora que iba a dejarlos les dio su
Palabra para animarles. Por supuesto, Cristo ya les había
hablado respecto a la persecución (Mt. 5:10–12), pero no les había explicado su
fuente (los religiosos) y la razón (la ignorancia y el odio del mundo).
Ahora
les explicó la obra que el Espíritu haría en el mundo mediante la Iglesia. El
mismo hecho de que el Espíritu esté en el mundo es una acusación contra el
mundo. En realidad, Cristo debería estar en el mundo, reinando como Rey; pero
el mundo lo crucificó.
Tenga
presente que el Espíritu no viene a las personas del mundo perdido (14:17), sino al pueblo de Dios.
NOTA: VV. 8-11: El
Espíritu: Mediante apóstoles, evangelistas y
predicadores, convencerá al mundo. Convencer
significa proclamar la verdad del evangelio con una luz tan clara, que los
hombres sean capaces de aceptarla o rechazarla inteligentemente; i es, dejarlos
convictos de la veracidad del evangelio. El Espíritu ayudará a quebrantar la
indiferencia del típico pagano que no tiene convicción de pecado, que abriga
muy poco respeto en lo concerniente a la Justicia, y que no atiende a las
advertencias del Juicio Venidero.
“Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el
Consolador[1] no vendría a
vosotros; más si me fuere, os lo enviaré”. (Juan 16:7)
Ayuda Hermenéutica:
V.7:
B65 Los verbos futuros πέμψω (en el
v. 7), ὁδηγήσει, λαλήσει y ἀναγγελεῖ
(en el v. 13) se refieren a una promesa y son imperativos o predictivos
solemnes: enviaré,
guiará, hablará, hará saber.
V.8:
B435 El participio adverbial equivale aquí a una cláusula
temporal: Y
El, cuando venga, convencerá al mundo (es temporal modal sin énfasis
en la relación temporal -T154).
Su Espíritu está aquí, recordándole a la
humanidad su terrible pecado. El Espíritu le da al
mundo una convicción triple:
A. De Pecado
(v. 9).
Y este es el pecado de la incredulidad. El
Espíritu no convence al mundo de pecados individuales; la conciencia lo debe
hacer (véase Hch. 24:24–25). La presencia del Espíritu en el mundo es prueba de
que el mundo no cree en Cristo; de otra manera Cristo estaría aquí en el mundo.
El pecado
que condena al alma es la incredulidad, el rechazo de Cristo (véase Jn.
3:18–21).
Ayuda Hermenéutica:
V.9:
M147 Hay una tenue divergencia en cuanto a si las
cláusulas introducidas por ὅτι en los
vv. 9-11 significan: por cuanto (es decir;
definen el pecado, la δικαιοσύνη, y el juicio) o
son consecutivos (es decir, indican que el pecado, etc., son el
resultado de las condiciones que se señalan en la cláusula introducida por ὅτι; tiene el significado causal
-R964). [Editor. En este contexto, ὅτι aparentemente
tiene el sentido más común de causa, y explica la razón de cada área específica
de convicción].
B. De Justicia (v.
10).
Nótese: que no es lo
mismo que la injusticia, o sea, el pecado de las almas perdidas. Cristo habla
de la convicción que produce el Espíritu en el mundo, no de los incrédulos como
individuos, aun cuando hay una aplicación personal.
La presencia del Espíritu
en el mundo es prueba de la rectitud y justicia de Cristo, quien ahora ha
regresado al Padre.
Mientras
estaba en la tierra, a Cristo lo acusaron de quebrantar la ley y de ser tanto
un pecador como un impostor. Pero debido a que el Espíritu está en la tierra es
prueba de que el Padre levantó al Hijo y le recibió de vuelta en el cielo.
C. De Juicio
(v. 11).
No confunda esto con Hechos 24:25, «el juicio venidero». Cristo habla
aquí del juicio
pasado en la cruz, no del juicio futuro. Él ha hablado de juzgar a
Satanás y al mundo (12:31, 32; véase
también Col. 2:15):
Ø La presencia del Espíritu
en el mundo es evidencia de que Satanás ha sido juzgado y derrotado;
Ø de otra manera Satanás controlaría
al mundo.
Usted Puede Aplicar Estos Tres Juicios a
Los Creyentes Como Individuos:
· El Espíritu usa a los
cristianos que testifican y a la Palabra para convencer al inconverso de su
pecado de incredulidad;
· de su necesidad de
justicia;
· del hecho de que, puesto
que pertenece a Satanás
(Ef. 2:1–3), las tiene todas para perder.
· No hay salvación sin una
convicción guiada por el Espíritu, porque Él usa la Palabra para convencer a
las almas perdidas.
II.
El Espíritu Instruye Al Cristiano (Juan
16:12–15):
Los
discípulos deben haber sentido su ignorancia de la Palabra, de modo que Cristo
los confirmó mediante la explicación del ministerio de enseñanza del Espíritu.
Lo
mencionó en 14:26 y 15:26. «No hablará por su propia cuenta» (v. 13) no
significa que el Espíritu nunca habla de sí mismo o llama la atención a sí
mismo.
Ayuda Hermenéutica:
V.13:
R709 Al usar ἐκεῖνος,
Juan insiste en la personalidad del Espíritu Santo, cuando el género
gramatical, de manera muy fácil pedía la forma neutra ἐκεῖνο.
T151 Τὰ ἐρχόμενα
significa: lo futuro.
Él escribió la Biblia, ¡y en sus páginas hay centenares de referencias al
Espíritu!
Ø Esta frase significa que
el Espíritu no enseñará lo que se le antoje, sino que recibirá la dirección del
Padre y del Hijo.
Ø El Espíritu nos enseña la
verdad desde la Palabra, y al hacerlo así, glorifica a Cristo.
Guy King sugiere tres maneras en las
cuales el Espíritu glorifica a Cristo:
(1) Escribió un libro
acerca de Él;
(2) Hace un
creyente como Él;
(3) Halla una Esposa para Él.
El Espíritu puede enseñar a cualquier
cristiano que se rinde a Cristo. Lea el Salmo 119:97–104 para ver
cómo Dios enseña al cristiano humilde. No cuenta mucho la edad, experiencia o
educación, sino una disposición de aprender y vivir la Palabra.
III.
El Espíritu Estimula Al Cristiano (Juan
16:16–22):
Los
discípulos quedaron muy perturbados y desanimados porque Cristo los iba a
dejar. El versículo 16 parece ser
una paradoja: «Me veréis; porque yo voy al Padre».
Parece que Cristo dice: «Debido a que
me voy, ¡ustedes me verán de nuevo!» Aquí hay un
significado doble.
·
Primero, «le verán de nuevo» después
de su resurrección de entre los muertos;
·
pero también «le verán» cuando el
Espíritu venga a morar con ellos. Cambiarían la vista física por la percepción
espiritual.
Hoy los
creyentes «ven
a Jesús» (Heb. 2:9) por medio de la enseñanza del Espíritu de la Palabra
de Dios.
Cristo
compara los acontecimientos de sus sufrimientos al nacimiento de un niño: al parto le sigue el gozo. Isaías 53:11
afirma: «Verá
el fruto de la aflicción de su alma». Los discípulos en efecto lloraron
y lamentaron, pero su aflicción se transformó en gozo:
· Hoy nosotros tenemos
tristezas y sufrimientos;
· pero cuando Cristo vuelva
se tornará en gozo.
Ø Cristo da la clase de gozo que el mundo
no puede quitar.
IV.
El Espíritu Ayuda Al Cristiano a Orar
(Juan 16:23–33):
«En aquel
día»
tal vez se refiere al día cuando vendría el Espíritu y empezaría su ministerio
entre ellos:
· Mientras que Cristo estaba
en la tierra, los discípulos estaban acostumbrados a llevarle sus preguntas y
necesidades.
· Cuando Cristo regresó al
cielo, envió el Espíritu para ayudarles en su oración (Rom. 8:26, 27) y les instruyó a que oraran al Padre personalmente.
La oración bíblica es al Padre, mediante
el Hijo y en el Espíritu. No es necesario que el Hijo suplique al
Padre a nuestro favor (v. 26),
porque el Padre está deseoso de responder a nuestras peticiones (v. 27).
Ayuda Hermenéutica:
V.27:
R614 La preposición παρά significa: de
(comp. 1:18).
M121 Αὐτός aquí es
enfático; significa: pues el Padre mismo (comp. T41).
¡La oración
es un tremendo privilegio! Considere estas otras palabras de Cristo
acerca de la oración: Juan 14:13, 14; 15:7; 15:16. Conforme el
creyente permite que el Espíritu le enseñe la Palabra, crece en su vida de
oración, porque la oración y la Palabra van juntas.
Judas 20 nos ordena a «orar
en el Espíritu Santo»:
Ø Demasiada oración de hoy
es carnal,
Ø pidiendo por cosas que no están en la voluntad de Dios (véase Stg. 4:1–10).
Es
maravilloso permitir que el Espíritu Santo nos agobie con peticiones de oración
(Rom. 9:1–3).
El Espíritu conoce la mente del Padre y
puede guiarnos a orar por lo que Dios quiere darnos:
· Bien se ha dicho que la
oración no es vencer la renuencia de Dios;
· es aferrarnos a su buena
disposición.
El
testimonio de los discípulos debe haber alegrado el corazón de Cristo, pero les
advirtió de su próximo fracaso (v. 32).
Incluso, ¡el
Padre finalmente abandonaría a Cristo en la cruz! ¡Qué bendición
escuchar que el Señor dice: «Confiad»! (v.
33). Estaba a punto de ser arrestado y crucificado, y sin embargo les da
paz y gozo a sus seguidores. Les promete su victoria: «Yo he vencido al mundo» (v. 33).
El
Espíritu tiene un ministerio especial en nuestras vidas. ¿Estamos permitiendo
que lo haga a su manera?
Clases Para Los Días Miércoles:
Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su Biblia:
__________
Notas:
[1] parakletos = (παράκλητος, G3875),
lit., llamado al lado de uno, en ayuda de uno, es principalmente un adjetivo
verbal, y sugiere la capacidad o adaptabilidad para prestar ayuda. Se usaba en
las cortes de justicia para denotar a un asistente legal, un defensor, un
abogado; de ahí, generalmente, el que aboga por la causa de otro, un
intercesor, abogado, como en 1 Juan 2:1, del Señor Jesús. En su sentido más
amplio, significa uno que socorre, que consuela. Cristo fue esto para sus
discípulos, por la implicación de sus palabras «otro (allos = otro de la misma
clase, no jeteros = diferente) Consolador»,
al hablar el Espíritu Santo (Juan 14:16). En 14:26; 15:26; 16:7 le llama «el Consolador». «Consolador»
se corresponde con el nombre əMenahemª, que dan los hebreos al Mesías.
Nota: El verbo
parakaleo (véase A, Nº l) se traduce como consolación en Mateo 5:4: «recibirán
consolación».
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