martes, 26 de diciembre de 2017

LA QUEJA POR EL HAMBRE: EL MANÁ: ÉXODO 16:

LA QUEJA POR EL HAMBRE: EL MANÁ:
ÉXODO 16:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

Este capítulo debería leerse en conexión con Juan 6, porque el maná del cielo es un tipo de Jesucristo, el pan de vida. También ilustra la Palabra escrita de Dios en la cual el pueblo peregrino de Dios se alimenta día tras días (Mt. 4:4).

I.       El Maná Explica Quién Es Jesús. (Éxodo 16):
La palabra hebrea maná[1] significa «¿qué es esto (v. 15), la pregunta que hicieron los judíos al no poder explicar este nuevo alimento que Dios les había enviado. «Grande es el misterio de la piedad», escribe Pablo en 1 Timoteo 3:16. «Dios fue manifestado en carne». Considérese como el maná es un cuadro de Jesucristo:

NOTA: V.15: ¿Qué es esto? El Hebreo (manna) significa “¿qué?”, como si se dijese: “el cómo se llama”. Este  alimento es descrito con más detalle en el v. 31. Nm.11:7-9; Salm. 78:24-25 y 105:40.
Éx.11:7: Maná. Véase nota en Éx.16:15, semilla de culantro, redondo y de color gris, bedelio tiene parecido a una perla y es de color blanco grisáceo.

A.      Su Humildad.
Era pequeño (v. 14), lo cual habla de su humildad; porque se hizo un bebé e incluso un siervo.

B.      Su Naturaleza Eterna.
Era redondo (v. 14), lo cual nos recuerda del círculo, símbolo de su eternidad; porque Jesucristo es el Dios eterno (Jn. 8:53–59).

C.      Su Santidad.
Era blanco (v. 31), recordatorio de su pureza y condición sin pecado; Él es el santo Hijo de Dios.

D.      Su Dulzura.
Era dulce (v. 31). «Gustad, y ved que es bueno Jehová» (Salm. 34:8).
Nótese: en Números 11:4–8 que la «gente extranjera» que iba con los judíos no apreciaron el sabor del maná y pidieron las «cebollas, puerros y ajos» de Egipto. No quedaron satisfechos con el simple maná.

Lo «molieron, batieron, y hornearon», pero entonces tenía sabor a «aceite» y no a miel. Hay una lección espiritual aquí para nosotros; no podemos mejorar la sencilla Palabra de Dios (Salm. 119:103).

E.      Él Nos Alimenta.
Era satisfactorio y fortalecedor, porque la nación vivió casi cuarenta años de maná. Todo lo que necesitamos para la nutrición espiritual es Jesucristo, el Pan enviado por Dios. Debemos darnos un festín con el Pan que nunca nos dejará con hambre.

II.     El Maná Ilustra Cómo Vino Jesús. (Éxodo 16):

A.     Vino Del Cielo.
No fue importado de Egipto, ni fabricado en el desierto; fue dado del cielo, como don de la gracia de Dios. Jesucristo vino del cielo (Jn. 6:33) como el don del Padre para los pecadores hambrientos. Decir que Cristo es «apenas otro hombre» es negar la enseñanza de toda la Biblia de que Él es el Hijo de Dios enviado del cielo.

B.     Vino De Noche.
El pueblo lo recogía temprano cada mañana, porque el maná caía por la noche. Esto sugiere la oscuridad del pecado en este mundo cuando Jesús vino. Fue de noche cuando Jesús nació, porque vino para ser la Luz del mundo (Jn. 8:12). Y es aún de noche en los corazones de todos los que le han rechazado (2 Cor. 4:1–4).

C. Vino Con El Rocío (vv. 13–14).
     El rocío preservaba al maná para que no se contaminara con la tierra (véase Núm. 11:9). Esto es un tipo del Espíritu Santo porque cuando Jesús vino a la tierra, fue mediante el ministerio milagroso del Espíritu (Lc. 1:34–35). Si Jesús no hubiera nacido de una virgen, nunca se le hubiera podido llamar «el Santo».

D.      Cayó En El Desierto.
El mundo no es un paraíso. Para el inconverso es un lugar maravilloso, pero para el cristiano en su peregrinaje a la gloria el mundo no es sino un desierto. Sin embargo, Cristo vino a este mundo en amor para darles vida a los hombres. ¡Qué gracia!

E.      Vino a Un Pueblo Rebelde (vv. 1–3).
¡Qué memoria tan mala tenía Israel! Hacía apenas seis semanas que no eran esclavos de Egipto y ya se habían olvidado las muchas misericordias de Dios. Murmuraron contra Moisés y contra Dios (véase 15:22–27), y añoraban la dieta carnal de la vida vieja; sin embargo, Dios en su gracia y misericordia les suplió de pan.
El versículo 4 podría haber dicho: «¡Haré llover fuego y azufre sobre los pecadores ingratosPero no; Dios demostró su amor al hacer llover pan sobre ellos. Véase Romanos 5:6–8.
Alguien ha calculado que la provisión de cuatro litros (un gomer[2]) de maná para cada persona de los dos millones, diariamente hubiera necesitado cuatro trenes de carga cada uno con sesenta vagones. ¡Cuán generoso es Dios con nosotros!

NOTA: V.16: Un Gomer. Quizás cerca de 2,2 litros, si bien no se sabe con certeza la medida exacta representada por un gomer en aquel tiempo.

F.      Cayó Justo En Donde Estaban.
¡Cuán fácilmente accesible fue el maná para los judíos! No tenían que subir a alguna montaña ni cruzar algún río profundo; el maná venía a donde estaban (véase Rom. 10:6–8). Jesucristo no está lejos de los pecadores. Pueden venir a Él en cualquier tiempo.

III.    El Maná Muestra Lo Que Debemos Hacer Con Jesucristo. (Éxodo 16):

A.      Debemos Sentir La Necesidad.
Hay una hambre espiritual interna que sólo Jesucristo puede saciar (Jn. 6:35). Fue cuando el hijo pródigo dijo: «Perezco de hambre», que decidió regresar al padre y buscar perdón (Lc. 15:17–18).
Mucha de la intranquilidad y pecado en el mundo de hoy es el resultado de hambre espiritual insatisfecha. La gente vive con sustitutos y rechaza el alimento que Dios provee con liberalidad (Is. 55:1–3).

B.      Debemos Agacharnos.
El maná no cayó en las mesas ni en los árboles, sino en el suelo, y la gente tenía que agacharse para recogerlo. Muchos pecadores no quieren humillarse. ¡No se agacharán! ¡No se arrepentirán ni volverán al Salvador!

C.      Cada Uno Debe Recoger.
Los judíos no se llenaban sólo con ver el maná, ni admirarlo ni ver a otros comerlo; tenían ellos mismos que recogerlo y comerlo. Cristo debe recibirse internamente por fe si el pecador ha de ser salvo. Esto es lo que Cristo quiso expresar en Juan 6:51–58 al decir «comer su carne y beber su sangre».
Juan 6:63 aclara que Cristo no hablaba de su carne ni de sangre literal y Juan 6:68 nos dice que se refería a su Palabra. Cuando recibimos en nuestro ser su Palabra, nos alimentamos de Cristo, la Palabra viva.

D.      Debemos Hacerlo Temprano (v. 21).
«Buscad a Jehová mientras puede ser hallado» es la advertencia de Isaías 55:6. El maná desaparecía cuando el sol calentaba y esto sugiere que el día del juicio llegará cuando será demasiado tarde para volverse a Cristo (Malq. 4).
También sugiere que, como creyentes, debemos conseguir nuestro alimento espiritual de la Palabra temprano en el día al meditar en ella y orar.

E.      Debemos Continuar Alimentándonos En Él.
Una vez que recibimos a Cristo como Salvador, somos salvos para siempre (Jn. 10:27–29). Es importante, sin embargo, que nos alimentemos de Cristo para tener fuerza en nuestro peregrinaje, así como los judíos se alimentaron del cordero pascual (Éx. 12:11ss). ¿Cómo se alimentan los creyentes de Cristo? Al leer:
·      Estudiar, y
·      Meditar en su Palabra.
Dios nos invita a cada uno a levantarnos temprano en el día y recoger de la Palabra el precioso maná para nutrir nuestras almas. No podemos acumular la verdad de Dios para otro día (vv. 16–21); debemos recoger alimento fresco para cada nuevo día. Demasiados cristianos marcan sus Biblias y llenan sus cuadernos con bosquejos, sin embargo, nunca se alimentan de Cristo.

Nótese: que el maná espiritual (Cristo) logra más que el maná físico que Dios les envío a los judíos. El maná del AT., sustentaba la vida física, pero Cristo da vida espiritual a todo el que le recibe. El maná del AT., era sólo para los judíos, pero Cristo se ofrece a sí mismo a todo el mundo (Jn. 6:51). No le costó nada a Moisés conseguir el maná para Israel, pero para ponerse a la disposición del mundo Cristo tuvo que morir en la cruz. Qué triste que la mayoría de la gente del mundo pisotea a Cristo como si fuera maná dejado en el suelo, antes que agacharse a recibirle para poder vivir.

La recogida diaria del maná fue la prueba de Dios en cuanto a la obediencia de Israel (v. 4), y todavía es la prueba de Dios para su pueblo.
Los cristianos que empiezan su día con la Biblia, recogiendo alimento espiritual, son los que Dios puede usar y en los cuales confiar. Es triste, ¡pero muchos cristianos aún suspiran por la dieta carnal del mundo! (v. 3).
Y muchos esperan que el pastor o el maestro de la Escuela Dominical recojan el maná para ellos y luego les «alimenta con cuchara». La prueba de nuestro andar espiritual es esta: ¿Pienso en Cristo y en su Palabra lo suficiente como para empezar mi día recogiendo maná?

Josué 5:10–12 nos dice que el maná cesó cuando los judíos entraron en Canaán por Gilgal y comieron «del fruto de la tierra». El maná descendía del cielo, hablando de Cristo en su encarnación y crucifixión. El fruto de la tierra crecía en un lugar de sepultura y muerte, y habla de Cristo en su resurrección y ministerio celestial.

Entrar en Canaán significa entrar en nuestra herencia celestial en Cristo (Ef. 1:3) y esto significa aferrarnos a la bendición que tenemos en su resurrección, ascensión y sacerdocio celestial.
Demasiados santos conocen «a Cristo según la carne» (2 Cor. 5:16) en su vida y ministerio terrenal, y nunca se han graduado en su ministerio sacerdotal celestial. Cuando dan ese paso, están «comiendo del fruto de la tierra», alimentándose en el poder de su resurrección.


___________
Nota:
[1] H4478 מָן = man: de H4100; lit. Qué es eso (por así decirlo), i.e. maná (llamado así por la pregunta al respecto):- maná. (Strong).
[2] H6016 עֹמֶר = ómer: de H6014; propiamente montón, i.e. gavilla; también un homer, como medida para áridos:- gavilla, gomer.

Clase Para Domingo.

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