CRUCIFIXIÓN DEL HIJO DE DIOS:
JUAN 18:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Jesús
dejó el lugar de oración para encontrarse con sus enemigos. «El torrente de
Cedrón» nos recuerda al rey David, quien estuvo en el exilio por la
rebelión de sus amigos y familia, y atravesó el mismo caudal de agua (véase 2 Sam.
15).
I.
El Arresto
(Juan 18:1–14):
Jesús
deliberadamente salió al encuentro de Judas y los que le acompañaban, porque
sabía lo que iba a ocurrir. (Véase
13:1–3; 6:6. Jesús siempre sabía lo que debía hacer,
porque siempre sabía la voluntad del Padre). Es interesante notar
que el arresto tuvo lugar en un jardín.
Cristo, el postrer Adán (1 Cor. 15:45),
salió al encuentro del enemigo en un jardín y triunfó, en tanto que el primer
Adán se encontró con el enemigo en un jardín y fracasó:
· Adán se escondió, pero Cristo se reveló
abiertamente. Al meditar en estas dos escenas de
los dos jardines, vea qué otros contrastes puede hallar.
· Judas estaba con el enemigo. «Y puestos en libertad, vinieron a los suyos» (Hch. 4:23).
La gente
siempre se va a donde están sus corazones; Judas tenía a Satanás en su corazón
y así estaba con la muchedumbre de Satanás.
· Triste es decirlo, ¡Pedro también se mezcló con la misma multitud!
Nótese: cómo
Jesús los sorprendió cuando usó el nombre divino: «YO[1]
SOY». El
mismo nombre que salva a los creyentes (17:6)
condena a los perdidos.
En el versículo 8 Jesús les advirtió a sus
discípulos que se fueran, para que no cayeran en problemas. Ya les había dicho
que serían esparcidos (16:32), pero
Pedro prefirió quedarse y luchar... y
se metió en peligro debido a eso.
El pecado de Pedro no fue «seguirle de lejos», sino seguirle de todas
maneras. Él debería haber obedecido a la Palabra y haberse ido.
El versículo 9 es una retrospectiva a 17:12, donde Cristo habló de la
salvación de los discípulos. Aquí está hablando respecto a su protección física.
De este modo Cristo nos guarda de dos maneras:
· preserva nuestras almas en
salvación y guarda nuestros cuerpos,
· sellándolos con su
Espíritu, hasta el día de la redención (Ef.
1:13, 14).
Al usar la espada Pedro estaba
definitivamente desobedeciendo a Cristo:
Ø Él no necesita nuestra
protección;
Ø las armas que debemos usar
para luchar contra Satanás son las espirituales
(2 Cor. 10:4–6; Ef. 6).
Pedro se
equivocó al escoger el arma, se equivocó en el motivo, actuó bajo órdenes
equivocadas ¡y
consiguió los resultados equivocados! ¡Cuánta
gracia mostró Jesús al curar a Malco! (Lc. 22:51) y proteger de esa manera
a Pedro de cualquier daño. De otra manera, tal vez hubiera habido otra cruz en el
Calvario y a Pedro lo hubieran crucificado antes de llegar el tiempo de Dios (Jn.
21:18, 19).
II.
La Negación
(Juan 18:15–27):
La narración se enfoca ahora en Pedro, y
vemos su triste declinación. En el aposento alto Pedro se jactó tres
veces de que sería leal a Cristo (Mt. 26:33, 35; Jn. 13:37). En el jardín se
quedó dormido tres veces (Mr. 14:32–41) cuando debería haber estado orando.
Luego negó
tres veces al Señor y en Juan 21
tuvo que confesar tres veces su amor por Cristo. En el aposento alto Pedro cayó
en las artimañas del diablo (Lc. 22:31–34); en el jardín cedió a la debilidad
de la carne; y ahora, en el patio de la casa del sumo sacerdote, se rendía ante
las presiones del mundo. ¡Qué importante es velar y orar!
No
sabemos el nombre del discípulo anónimo que se menciona en el versículo 15. Tal vez fue Nicodemo o
José de Arimatea; no es muy probable que Juan (a menudo llamado «el otro discípulo»,
20:3) hubiera estado en términos amistosos con el sumo sacerdote. Véase Hechos 4:1–3. Quienquiera que
fuera, este discípulo condujo a Pedro al pecado al abrirle la puerta.
El
versículo 18 dice que «hacía frío», de modo que Pedro se sentó cerca
del fuego, pero Lucas 22:44 indica ¡que Cristo había estado sudando cuando oraba aquella
noche! Pedro sentía frío tanto física como espiritualmente y tuvo
que calentarse junto al fuego del enemigo.
«Anduvo en
consejo de malos» y ahora estaba «en camino de pecadores». Pronto
se sentaría «en
silla de escarnecedores» (véase el Salm. 1). Mientras Cristo sufría,
Pedro se calentaba y de ninguna manera participaba de sus sufrimientos.
III.
El Rechazo
(Juan 18:28–40):
Debido a
que había dos hombres identificados como sumos sacerdotes muestra cuán corrupta
estaba la nación en ese tiempo. Anás y Caifás eran socios en el comercio del
templo y detestaban a Jesús porque había limpiado dos veces el templo.
Mucho se ha escrito respecto a los
aspectos ilegales del juicio de Cristo:
Ø Se realizó de noche;
Ø al prisionero se le consideró
culpable y como a tal lo trataron;
Ø la corte contrató testigos
falsos;
Ø el juez permitió que se
maltratara al prisionero mientras estaba atado;
Ø la corte no le permitió defensa al acusado.
Después
del juicio secreto de noche, los taimados líderes religiosos llegaron a Jesús
ante Pilato para la sentencia final de muerte. No entraron en el recinto gentil
«para no
contaminarse», ¡pero no vacilaron en condenar a un inocente a la muerte!
Desde 18:33 hasta 19:15 leemos el triste
relato de la cobarde indecisión de Pilato. Por lo menos siete veces salió Pilato de su pretorio a los
judíos, tratando de lograr un compromiso. Pilato crucificó a Cristo porque fue un
cobarde, «queriendo satisfacer a la gente» (Mr. 15:15).
¡Cuántos
pecadores estarán en el infierno porque temieron a la gente y trataron de
complacerla! Cristo le explicó a Pilato la naturaleza
espiritual de su reino, pero no su declaración:
· «Mi reino no es
de este mundo».
Si los
judíos le hubieran recibido, Él podía haber establecido su reino en la tierra.
Pero le rechazaron, porque su reino es de naturaleza espiritual, en los corazones
de las personas.
Un día, cuando Él regrese, establecerá
su reino en la tierra. ¡Cuánto anhelamos ese bendito día! La pregunta de Pilato:
Ø «¿Qué es la
verdad?», la han formulado por siglos los filósofos.
Ø En 14:6 Jesús dice: «Yo soy la verdad».
Ø Juan 17:17 dice: «Tu Palabra es verdad».
Ø Primera de Juan 5:6 afirma que «el Espíritu es verdad». El Espíritu y la Palabra
apuntan a Cristo, la Verdad.
El mundo
toma las decisiones erradas cuando se trata de asuntos espirituales. La chusma
prefiere a un asesino antes que al Príncipe de la vida. Prefieren al que
quebranta la ley antes que al dador de la ley.
Los judíos rechazaron a su verdadero Mesías, pero un día aceptarán al falso
mesías de Satanás, el anticristo (5:43).
Los hombres rechazan a Jesús por
diferentes razones.
· Judas rechazó a Cristo
porque atendió al diablo;
· Pilato escuchó al mundo;
· Herodes obedeció a la carne.
«Ustedes tienen una costumbre», dijo Pilato (18:39).
¡Qué triste que Pilato conociera las costumbres
religiosas, pero no conociera a Cristo!
Las
personas son así, incluso hoy, se cuidan de observar las festividades y
costumbres religiosas, pero ignoran al Salvador del mundo.
El
rechazo significa juicio eterno, pero la fe significa vida eterna. Todo el
mundo tiene que tomar una decisión.
Clases Para Los Días Miércoles:
Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su Biblia:
__________
Notas:
[1] ego = (ἐγώ, G1473), caso nominativo del pronombre personal de la primera
persona. Sin embargo, generalmente no se emplea en griego como tampoco en
castellano, estando implicado en la desinencia verbal; así, luo significa
«desato». Cuando el pronombre ego se añade al verbo, es casi invariablemente,
por no decir que siempre, enfático. El énfasis puede no ser demasiado evidente
en algunos casos, como p. ej., Mateo 10:16, pero incluso ahí puede ser tomado
en el sentido de que hay algo más de énfasis que si se omitiera el pronombre.
Con mucho, el mayor número de los casos se encuentra en el Evangelio de Juan, y
ello en declaraciones del Señor acerca de sí mismo (por ejem. 4:14,26, 32,38;
5:34, 36, 43, 45; 6:35, 40, 41, 48, 51, dos veces, 63, 70). Ejemplos en las
Epístolas son Rom.7:9; 7:14; 7:17; 7:20, dos veces, 24, 25. Hay más en este
capítulo que en cualquier otro fuera del Evangelio de Juan.
En otros casos del pronombre aparte del nominativo, es por lo general más
necesario para expresar el sentido, aparte de cualquier énfasis.
Notas: (1) Kago = (esto es,
kai = ego) significa «aun yo» o «también yo» (por ejem., Mateo 2:8; 10:32-33); se traduce «y yo» en
pasajes como Mateo 11:28; Lucas 2:48, etc. (2)
Para jemautou, traducido «como yo» en 1 Cor.7:7, véase, Nº 2, y también
ME, MISMO, PROPIO. (VINE).
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