viernes, 8 de diciembre de 2017

Parte I: A M O R: (Juan 3:16-21)

Parte I:
A  M  O  R:
(Juan 3:16-21)

De Tal Manera Amó Dios Al Mundo:

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eternaPorque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por élEl que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de DiosY esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malasPorque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidasMas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios”.
(Juan 3:16-21)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

Introducción:
El mayor amor que puedes sentir se encuentra en la comunión con Dios que se experimenta en la meditación. El amor entre el alma y el Espíritu es el amor perfecto, el amor que estás buscando.
Cuando meditas, el amor crece. Incontables vibraciones de gozo atraviesan tu corazón. Si meditas profundamente, recibirás un amor que es imposible describir con palabras; conocerás su amor divino y podrás dar ese amor puro a los demás.

El mundo en general ha olvidado el verdadero significado de la palabra amor. El ser humano ha maltratado y crucificado tanto al amor, que muy poca gente sabe lo que realmente es. De la misma forma que el aceite está presente en cada parte de la aceituna, el amor impregna cada partícula de la creación.
No obstante, definir el amor es muy difícil, por la misma razón que el sabor de una naranja no puede ser totalmente descrito con palabras. Si quieres conocer el sabor de una fruta, debes probarla; lo mismo sucede con el amor.
En el sentido universal, el amor es el Divino poder de atracción, presente en la creación, que armoniza, vincula y une. Aquellos que viven en sintonía con la fuerza de atracción del amor logran la armonía con la naturaleza y con sus semejantes, y son atraídos hacia la bienaventurada reunión con Dios.
La intención es definir este concepto abstracto del amor que no se puede demostrar pero siempre usamos elementos y gestos para expresar el amor asía Dios y a nuestros seres queridos como al prójimo, trataremos primeramente los conceptos en el idioma hebreo, y griego para expresar el significado del amor, los siguientes temas a tratar.

DIOS ES AMOR EN TODOS LOS VIENTOS:
 
Spurgeon estuvo en cierta ocasión visitando a un amigo en el campo.  Vio que sobre uno de los graneros había colocado una veleta con la inscripción Dios es Amor Entonces le preguntó si con ese texto quería decir que el amor de Dios era tan cambiante como el viento. 
El hombre le respondió que no, que lo que quería decir era que Dios es Amor siempre, no importa de dónde soplen los vientos. Por D.L. Moody.
 
I.       Amor En Su Etimología: Hebreo, y Griego:


1.1.   Etimología En Hebreo:
Es un término en la Biblia que es traducción de varios otros. En hebreo, en el AT., tenemos los siguientes:
(a) «ahabah», relacionado con el verbo «aheb».
Se usa:
·      del amor de Jacob por Raquel (Gn. 29:20);
·      del amor de David hacia Jonatán (2 Sam.1:26);
·      del amor de Amnón hacia Tamar;
·      del amor hacia los semejantes, pagado con odio (Salm. 109:4, 5);
·      del amor del esposo hacia la esposa (Pr. 5:19);
·      del efecto del amor en las relaciones humanas (Pr. 10:12);
·      del amor de Jehová hacia Su pueblo (Jr. 31:3; Os. 3:1; Sof. 3:17); (2) «ohabim», de actos de amor (Pr. 8:18); (3) «dod», como el anterior (Pr. 7:18; Cnt. 1:2, 4; 4:10, etc.; Ez. 23:17).

ahab = (אָהַב, H157) o (אָהֵב, H157), «amar; querer». Este verbo se ha encontrado en textos moabitas y en ugarítico durante todos los períodos de la lengua hebrea y unas 250 veces en la Biblia.

En términos generales, este verbo equivale al vocablo «amar» en castellano, o sea, un marcado sentimiento de atracción y deseo hacia algo o alguien que se quiere poseer o estar con él.
Primero, el vocablo se refiere al amor que un hombre siente por una mujer y una mujer por un hombre. Dicho «amor» se basa en el deseo sexual, que en general se mantiene dentro de los límites de relaciones lícitas: «Y la trajo Isaac a la tienda de su madre Sara, y tomó a Rebeca por mujer y la amó» (Génesis 24:67).
El término puede referirse a un amor erótico aunque legal fuera del matrimonio. Tal emoción implica el deseo de casarse y de cuidar del objeto de ese amor, como en el caso del «amor» de Siquem por Dina (Génesis 34:3). En contados ejemplos (o) no pasa de pura lascivia:
Ø un deseo desmesurado de tener relaciones sexuales con el objeto (comp. 2 Samuel 13:1).
Ø Por otro lado, puede consumarse el matrimonio sin que exista amor por una de las partes (Génesis 29:30).

Contadas veces se refiere (o) al propio acto sexual: hacer el amor. Por lo general, el término para esto es yada = «conocer», o shakab = «acostarse con».
No obstante, en 1 Reyes 11:1, pareciera asimilar esta connotación adicional: «Pero el rey Salomón amó, además de la hija de Faraón, a muchas mujeres extranjeras» (comp. Jeremías 2:25).
El mismo matiz podría estar presente en Oseas 3:1 cuando escribe que Dios le ordenó: «Ve, ama a una mujer amada de su compañero, aunque adúltera». Este mismo significado predomina cuando el verbo aparece en su modalidad causativa (participio).
Con solo una excepción (Zacarías 13:6), (o) denota aquellos con los que uno ha hecho el amor o piensa hacerlo: «Sube al Líbano y clama, y en Basán da tu voz, y grita hacia todas partes; porque todos tus enamorados son destruidos» (Jeremías 22:20; comp. Ez.16:33).

Ahab (o) denota también el amor entre padres e hijos. La primera vez que aparece en la Biblia expresa el cariño que sentía Abraham hacia su hijo Isaac: «Toma ahora a tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas» (Génesis 22:2). (o) pudiera referirse al amor de familia que una nuera siente hacia su suegra (Rut 4:15). Este tipo de amor se expresa también con la palabra rajam.

ahab (o) a veces representa un apego especial que un siervo puede sentir hacia su señor bajo cuya dominación quiere permanecer: «Y si el siervo dijere: yo amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos, no saldré libre» (Éxodo 21:5).
Tal vez haya aquí matices de amor en familia; «ama» a su señor como un hijo «ama» a su padre (comp. Deut.15:16). El mismo énfasis parece encontrarse en 1 Samuel 16:21, donde leemos que Saúl «amó mucho [a David]». Israel llegó a «amar» y admirar profundamente a David que «salía y entraba delante de ellos» (1 Sam.18:16).

Una acepción particular de es cuando hay un apego especial entre amigos: «El alma de Jonatán quedó ligada con la de David, y lo amó Jonatán como a sí mismo» (1 Samuel 18:1). En Levíticos 19:18: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (comp. Lv.19:34; Deut.10:19), (o) se refiere a esta misma clase de amor fraternal o entre amigos.
El término sugiere, además, que uno debe procurar relacionarse con su hermano y el prójimo de acuerdo a lo que especifica la legislación que Dios dio a Israel. Este debería ser el estado normal entre los seres humanos.

«Amar» se usa en sentido político para describir la lealtad de un vasallo o subordinado hacia su señor: como Hiram de Tiro «amó» a David en el sentido de serle totalmente leal (1 Reyes 5:1).

El fuerte deseo y atracción emocional que sugiere (o) puede concretarse también en objetos, circunstancias, acciones y relaciones.

ahab = (אַהָב, H157), «amigo». Como participio, el término puede significar «amigo»: «Muchos son los que aman al rico» (Prov.14:20). (VINE).

H157 אהב:
QAL: Amar. — Perf. אָהֵב, אָהֵב; Suf. אֲהַבוֹ; Impf. יֶאֱהַב, לֹאהַב, אֵהָב; Impv. אֱהַב, אֶהֱבוּ; Inf. אֱהוֹב; Suf. אָהֳבָם; Const. אַהֲבַה; Part. לֹאהֵב, אֹהֲבִים; Fem. אֹהֶבֶת; Suf. אֹהַבְךָ; Pas. אָהוּב, אהובה.
NIFAL: Merecer amor (2 Sam.1:23). — Part. נֶאֱהָבִים, "amados" (2 Sam.1:23).
PIEL: Amar intensamente:
Part.:
a) Amantes (Jr.22:20).
b) Amados, amigos (Zc.13:6). — Part.suf. מְאַהֲבָי, מְאַהֲבֶיהָ.
PEALAL: Amar, acariciar (Os.4:18); pero ver הֵבוּ. (Diccionario del hebreo Bíblico).

EL ESPÍRITU DE DAVID LIVINGSTONE:
 
El Profesor Drummond cuenta que en Africa conoció a algunos nativos que se acordaban de David Livingstone.  No entendían una sola de sus palabras, pero reconocieron en el gran misionero el lenguaje universal del amor.  Hacía muchos años que no tenían contacto alguno con los cristianos, pero recordaban la personalidad bondadosa de Livingstone.
Es este mismo mensaje universal del amor, amor divino, amor parecido al de Cristo, que debemos poseer si queremos que el Señor nos utilice.  El mundo poco entiende de dogmas o de teología, pero entiende de simpatía y el amor. Una acción bondadosa puede ser más potente y tener mayor alcance que el más elocuente de los sermones. Por D.L. Moody 

1.2.   Etimología En Griego:

En el NT., se traduce «amor» un término griego, «agapë».
La palabra «eros», que no se usa en el NT., conllevaba siempre la idea, en mayor o menor intensidad, de deseo y de avidez.
Con «agapë» se designa el amor de origen divino: del Padre al Hijo (Jn. 3:35, donde se usa el verbo relacionado, «agapaõ»), de Dios al mundo (Jn. 3:16, igual observación que en el caso anterior), o de Dios a los creyentes (Rom. 5:5), o el amor de Dios en nosotros, obrando hacia los demás (2 Cor. 5:14), dándose en 1 Corintios 13 el más completo conjunto de cualidades de este amor.
Con el vocablo «philanthropia» se designa el amor dirigido al hombre (Tit. 3:4). Más exactamente se usa la forma verbal, designando la acción:
·   A este respecto, es digno resaltar que la primera mención de amor en la Biblia es el amor de padre a hijo (Gn. 22:2), de Abraham a Isaac;
·   la segunda mención es el amor del esposo hacia la esposa (Gn. 24:67), de Isaac a Rebeca. Estos dos amores son dos hermosos tipos del amor:
(a) del Padre hacia el Hijo (Jn. 3:35), y
(b) del Hijo hacia Su Iglesia (Ef. 5:25).
Una afirmación fundamental en las Escrituras es que Dios es amor. No se trata meramente de uno de Sus atributos, sino que la misma esencia de Su ser es amor:
Ø De ahí que el pecado tenga como consecuencia división, separación, alienación.
Ø De ahí también el énfasis en centrar el comportamiento humano en el amor a Dios y al prójimo (Mt. 22:34-40; Mr. 12:28-33).
Este amor, para ser genuino, tiene que estar fundamentado ante todo en una relación genuina con Dios, y tiene que provenir del mismo Dios; las imitaciones no son válidas (1 Cor. 13:3).
Solamente puede surgir de una relación viva con Dios ya conocido por medio de Jesucristo (Ef. 3:14-21 con Ef. 5:1-2). Todo lo que no surja de una relación vital con Dios no es el amor «agapë» descrito en 1 Cor. 13, sino el efecto meramente natural.

AMAR, AMOR:

A. Verbos:

1. agapao = (ἀγαπάω, G25) y el correspondiente nombre agape (B, Nº 1 más abajo) constituyen «la palabra característica del cristianismo, y ya que el Espíritu de la revelación la ha usado para expresar ideas previamente desconocidas, la investigación de las formas en que se utiliza, tanto en la literatura helénica como en la LXX, arroja más bien poca luz sobre su significado distintivo en el NT. Comp., sin embargo, Lv.19:18; Deut.6:5.

Agape y agapao se usan en el NT:
(a) para describir la actitud de Dios hacia su Hijo (Juan 17:26); hacia la raza humana, en general (Juan 3:16; Rom.5:8); y hacia aquellos que creen en el Señor Jesucristo, en particular (Juan 14:21);
(b) para expresar su voluntad a sus hijos con respecto a la actitud que tienen que mostrarse mutuamente (Juan 13:34), y hacia todos los hombres (1 Ts.3:12; 1 Cor.16:14; 2 Pedro 1:7);
(c) para expresar la naturaleza esencial de Dios (1 Jn.4:8).

El amor solo puede conocerse a base de las acciones que provoca. El amor de Dios se ve en la dádiva de su Hijo (1 Juan 4:9-10). Pero es evidente que no se trata de un amor basado en la complacencia, ni afecto, esto es, no fue causado por ninguna excelencia en sus objetos (Romanos 5:8).
Se trató de un ejercicio de la voluntad divina en una elección deliberada, hecha sin otra causa que aquella que proviene de la naturaleza del mismo Dios (comp. Deut.7:7-8).
El amor tuvo su perfecta expresión entre los hombres en el Señor Jesucristo (1 Cor.5:14; Ef.2:4; 3:19; 5:2); el amor cristiano es el fruto de su Espíritu en el cristiano (Gal.5:22).
El amor cristiano tiene a Dios como su principal objeto, y se expresa ante todo en una implícita obediencia a sus mandamientos (Juan 14:15; 14:21; 14:23; 15:10; 1 Juan 2:5; 1 Jn.5:3; 2 Jn.1:6). La propia voluntad, esto es, complacer los propios deseos, es la negación del amor debido a Dios.
El amor cristiano, sea que se ejercite hacia los hermanos, o hacia hombres en general, no es un impulso que provenga de los sentimientos, no siempre concuerda con la general inclinación de los sentimientos, ni se derrama solo sobre aquellos con los que se descubre una cierta afinidad:
·     El amor busca el bien de todos (Romanos 15:2), y no busca el mal de nadie (Rom.13:8-10);
·   el amor busca la oportunidad de hacer el bien a «todos, y mayormente a los de la familia de la fe» (Gal.6:10).
·    Véanse además 1 Corintios 13  y Col.3:12-14. (De Notes on Thessalonians por Hogg y Vine, p. 105) (VINE).

Con respecto a agapao cuando se usa de Dios, expresa el profundo y constante amor e interés de un ser perfecto hacia objetos totalmente indignos de este amor, produciendo y promoviendo en ellos un amor reverente hacia el dador, y un amor práctico hacia aquellos que participan del mismo, y un deseo de ayudar a otros a que busquen al dador. Véase AMADO.

2. fileo = (φιλέω, G5368) se debe distinguir de agapao en que fileo denota más bien un afecto entrañable.
Las dos palabras se usan del amor del Padre hacia el Hijo (Juan 3:35, Nº 1; y 5:20, Nº 2); hacia el creyente (14:21, Nº 1; y 16:27, Nº 2); ambos, del amor de Cristo hacia un cierto discípulo (13:23, Nº 1; y 20:2, Nº 2).
Pero permanece la distinción entre los dos verbos, y nunca se usan indiscriminadamente en el mismo pasaje; si cada uno de ellos se usa con referencia a los mismos objetos, como se acaba de mencionar, cada palabra retiene su carácter esencial y distintivo.
Fileo nunca se usa en ningún mandato a que los hombres amen a Dios; se lo usa, sin embargo, como advertencia en 1 Cor.16:22; en lugar de ello se usa agapao (por ejem., Mateo 22:37; Lc.10:27; Rom.8:28; 1 Cor.8:3; 1 P.1:8; 1 Jn.4:21). La distinción entre los dos verbos aparece de una manera conspicua en la narración de Juan 21:15-17.
El mismo contexto indica que agapao sugiere en las dos primeras preguntas el amor que es capaz de valorar y estimar (comp. Ap.12:11). Este es un amor desprendido, dispuesto a servir.
El uso de fileo en las respuestas de Pedro y en la última pregunta del Señor comporta el pensamiento de valorar al objeto por encima de cualquier otra cosa, de manifestar un afecto caracterizado por la constancia, motivado por la más alta veneración. Véase también Trench, SYNONYMS, XII.
Además, amar = (fileo) la vida, a base de un deseo indebido de preservarla, con olvido del verdadero propósito de vivir, se encuentra con la reprobación del Señor (Juan 12:25). Al contrario, amar la vida (agapao) tal como se usa en 1 Pedro 3:10, significa considerar el verdadero motivo de vivir. Aquí, la palabra fileo sería totalmente inapropiada.

Notas: El verbo epipotheo = desear, se traduce «os amo» en la rv y rvr en Filp.1:8 («tengo deseos», vha; «ardiente afecto», vm).
(2) Filadelfos aparece en 1 Pedro 3:8, traducido como «amándoos fraternalmente».
(3) Filandros aparece en Tito 2:4 «amar a sus maridos», lit: ser amantes de sus maridos.

(4) Filoteknos = «amar a sus hijos», lit: amantes de hijos, aparece solamente en Tito 2:4.

Véase Parte II:


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