jueves, 1 de octubre de 2020

ENSEÑANZA RESPECTO AL DESARROLLO: 1 TESALONICENSES 4:

 

ENSEÑANZA RESPECTO AL DESARROLLO:

1 TESALONICENSES 4:

Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

Pasamos ahora a la segunda mitad de la carta, la cual da instrucciones prácticas a estos nuevos creyentes en Cristo. La palabra clave es «conducirse» (4:1, 12) y Pablo les ruega que obedezcan la Palabra (4:1, 10, 12, 14). A la conducta cristiana se la compara con la manera de conducirse por varias razones:

(1) Exige vida, porque el pecador muerto no puede conducirse;

(2) Requiere crecimiento, porque un bebé no puede conducirse;

(3) Demanda libertad, porque alguien atado no puede conducirse;

(4) Exige luz, porque nadie puede conducir en la oscuridad;

(5) No puede ser algo escondido, sino que todos los presencian; y


(6) Sugiere progresar hacia una meta.

Pablo describe la clase de conducta que el creyente debe tener.

I.       Conducirse En Santidad (1 Ts. 4:1–8):

Aquí Pablo se refiere al matrimonio y al hogar. Los votos matrimoniales en las ciudades paganas no decían nada en cuanto a la pureza, de modo que había gran peligro de inmoralidad en estos nuevos cristianos. A pesar de que el amor y la pureza ciertamente prevalecían en muchos hogares paganos, la atmósfera general de estas ciudades (antes de que llegara el evangelio) era de lujuria y vida licenciosa. El cristiano tiene la responsabilidad de edificar un hogar cristiano que glorifique a Dios, de modo que Pablo empieza aquí.

La inmoralidad es básicamente egoísmo y robo. Así que Pablo les exhorta a que vivan para agradar a Dios y no a sí mismos. Había puesto el ejemplo (2:4) y ahora espera que ellos lo sigan. Les había ordenado, de parte del Señor, que vivieran en santidad y pureza por el poder de Dios. La voluntad de Dios para sus vidas era la santificación. La palabra santificar simplemente significa «apartar para un propósito».

Usted puede alquilar el Hotel Jefferson en la ciudad de Washington, D.C., pero no la Casa Blanca. Esta última ha sido santificada, apartada para un propósito especial. El creyente ha sido apartado para Dios; es un santo, alguien apartado. Tenemos la responsabilidad cada día de dedicarnos más y más a Dios de modo que en cuerpo, alma y espíritu (5:23) le pertenezcamos por completo.

Nada mancha más a la persona que el pecado sexual (2 Cor. 7:1; 1 Cor. 6:13–20). Los que violan sus votos matrimoniales pecan contra Dios, contra sí mismos y contra los demás cristianos; en verdad Dios los castigará. En el versículo 4 se hace referencia a tener a la esposa en santidad y honor, o sea, como «vaso» más frágil (1 P. 3:7), el cual ha sido comprado por la sangre de Cristo y santificado por el Espíritu (1 Cor. 6:9–11), y que se debe usar para la gloria de Dios.

Menospreciar las advertencias de Dios respecto al pecado sexual es contristar al Espíritu Santo e incitar el castigo. Recuérdese a David, Sansón, Judá y otros personajes de la Biblia que cayeron en este pecado y pagaron un alto costo.

II.     Conducirse En Amor (1 Ts. 4:9–10):

No era necesario que les escribiera del amor; les había enseñado al respecto y Dios mismo les enseñó a través del Espíritu (Rom. 5:5). El amor es una de las características del nacimiento del creyente (1 Jn. 3:14; 1 P. 1:22; 1 Jn. 4:9–12). «¡Mirad, ¡cómo se aman unos a otros!», exclamaron los perdidos al observar la comunión y el compañerismo en la iglesia primitiva.

Pero no es suficiente que amemos sólo a los que pertenecen a nuestro compañerismo; como estas personas de Tesalónica debemos amar cada vez más a todo el pueblo de Dios y también a los perdidos (3:12).

III.    Conducirse En Honradez (1 Ts. 4:11, 12):

Ahora Pablo habla respecto a la vocación del creyente y sus relaciones con los inconversos en el mundo.

Uno de los problemas de la iglesia en Tesalónica era que algunas personas malentendieron la promesa de la venida de Cristo, dejaron sus trabajos y se convirtieron en «parásitos» viviendo a costa de otros cristianos. Véase en 2 Tesalonicenses 3:5–15 la amonestación de Pablo.

«Que procuréis tener tranquilidad» (v. 11) literalmente significa «esforzarse por estar tranquilos»; o sea, no impacientarse ni preocuparse e involucrarse en las actividades del mundo.

«Ocuparos en vuestros negocios» y por consiguiente no se metan en negocios ajenos. Es triste cuando los cristianos no tienen nada que hacer y se entremeten en la vida de otros.

El cristiano que trabaja honestamente un día de trabajo y que se cuida de mantener un buen testimonio, influirá en el inconverso (véanse Col. 3:22–25; 4:5). Los que no trabajan no deben comer (2 Ts. 3:10). No practiquemos una «caridad» contraria a las Escrituras tomando el dinero del Señor para sostener a los «holgazanes cristianos» estimulándoles en su manera haragana de vivir.

IV.    Conducirse En Esperanza (1 Ts. 4:13–18):

Este es el pasaje clásico sobre el Rapto de la Iglesia. La tristeza había venido sobre la vida de estos santos y se preguntaban si dejarían atrás a sus muertos cuando Cristo volviera. Pablo les asegura que sus muertos se levantarían primero y que todos los santos se reunirían para recibir al Señor en el aire.

No debe confundirse el Rapto de la Iglesia (encontrándose con Cristo en el aire) con la revelación del Señor, el momento cuando Él vendrá con sus santos a la tierra para juzgar a los pecadores y establecer su reino (2 Ts. 1:7–12). El Rapto (encontrándose con Cristo en el aire) puede ocurrir en cualquier momento; pero la revelación (regresando con Cristo) será alrededor de siete años después del Rapto.

Es natural que los cristianos se lamenten cuanto sus seres queridos mueren; pero no deben desesperarse como lo hace la gente del mundo que no tiene esperanza. Ciertamente Cristo espera que lloremos y sintamos la soledad (véase Jn. 11:33–36) como si atravesáramos el valle; pero en medio de nuestra tristeza debe haber el testimonio de la esperanza viva que tenemos en Cristo (1 P. 1:3). Nótese los consuelos que tiene el creyente en tiempos de aflicción:


A.     El Consuelo Del Creyente De Que La Muerte Es Sólo Dormir.

«Durmieron en Cristo» en el versículo 14 literalmente es «puesto a dormir mediante Jesús». Independientemente de cómo muera un creyente, Jesucristo está allí para llevarlo a dormir. Por supuesto, el alma va a estar con Cristo (Filp. 1:20–24; 2 Cor. 5:6–8); es el cuerpo el que duerme, no el alma. La palabra «cementerio» significa «un lugar para dormir»; es el lugar donde los cuerpos duermen, esperando la resurrección.

 

B.      El Consuelo De La Reunión Celestial.

Lo más duro respecto a la muerte es la separación de nuestros seres queridos; pero cuando Cristo venga «estaremos siempre con el Señor». Los santos que estén vivos no precederán a esos que murieron; todos seremos arrebatados para recibir juntos a Cristo.

 

C.     El Consuelo De La Bendición Eterna.

«Estaremos siempre con el Señor». Obtendremos nuevos cuerpos (1 Jn. 3:1–3; Filp. 3:20, 21). Pablo dice que el cuerpo que sepultamos en el cementerio es como la semilla que espera la cosecha (1 Cor. 15:35–38). Por supuesto, el cuerpo vuelve al polvo y el polvo se vuelve una parte de la tierra (Gn. 3:19). La Biblia no enseña en ninguna parte que Dios levanta y une cada partícula del cuerpo del creyente.

Lo que sí enseña es que el cuerpo de resurrección tiene identidad con el cuerpo que fue sepultado. Así como la semilla que se planta (y que muere) en la tierra tiene identidad y continuidad con la semilla que produce, el cuerpo de resurrección tendrá identidad y continuidad con el cuerpo que fue sepultado. La resurrección no es reconstrucción.

La palabra «arrebatados» (v. 17) está repleta de connotación. Significa:

(1) Arrebatar velozmente, porque no habrá advertencia (5:1–10);

(2) Arrebatar por la fuerza, porque Satanás tratará de impedir nuestro rapto al cielo;

(3) Pedir a alguien para uno mismo, así como el Novio pide a la novia;

(4) Mudarse a un nuevo lugar; y

(5) Librarse del peligro, porque la Iglesia no atravesará la tribulación (1:10; 5:9).

Clase Para El Miércoles:

Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su Biblia.



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