lunes, 19 de octubre de 2020

Parte X Lección 11 CRISTO: REY Y SACERDOTE:

 Parte X

Lección 11

CRISTO: REY Y SACERDOTE:

 Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

Salmo 110

1.      ASOCIACION HISTORICA:

El Señor mismo nos indica quién es el autor y nos confirma la inspiración de este Salmo. Dice que David lo escribió dirigido por el Espíritu Santo (Mr. 12:36) y se cita tan frecuentemente en el Nuevo Testamento que podemos afirmar que es una de las porciones más notables del Salterio. En cuanto a su fondo histórico parece no tener ninguno ya que no es típico, únicamente profético.

2.       ANTICIPACIÓN PROFETICA:

Aquí se presenta preeminentemente al Señor Jesús glorificado, tanto con relación al presente como al futuro. Se le presenta como Rey y Sacerdote. El primer versículo aparece siete veces en el Nuevo Testamento y confirma que el Mesías es Rey y Dios. El Señor desconcertó a los fariseos en cierta ocasión al usar este versículo y preguntarles: “Si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo?”.

La respuesta, claro está, se encuentra al reconocer que Cristo tanto es hijo de David como su Señor. Es Señor en cuanto a su deidad e hijo en cuanto a su humanidad. (Compare raíz, deidad; y linaje, humanidad en Ap.22:16). Los Fariseos admitían que el Mesías era el Hijo de David, pero no que era el Señor de David (Mt.22:41-46).

A diferencia de David que no tuvo trono durante su rechazo, nuestro Señor tiene un trono en este tiempo cuando sus derechos sobre la tierra le son negados. Está a la diestra del Padre. Aún no está sobre Su Trono y no estará en él hasta que regrese a la tierra con poder. Hemos visto en otros pasajes que lo compartirá con los que vencieron. Ya hemos visto la diferencia que existe entre Cristo sobre el trono de su Padre hoy y Cristo sobre su propio Trono cuando venga a establecer su reino aquí en la tierra:

v El primer sólo lo puede ocupar uno que es Dios y no puede ser compartido con ninguna criatura;

v Pero el segundo lo ocupará como Hombre y lo compartirá con aquellos que le son fieles y obedientes durante los días cuando es repudiado.

Esta diferencia la vemos en su palabra: “Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono(Ap.3:21).

Así que el versículo 1 habla del presente lugar de gloria y aprobación que ocupa Jesús. Vea cómo lo usa Pedro en el día de Pentecostés para probar que «Dios le ha hecho Señor y Cristo» (Hch. 2:36). Esta es la respuesta de Dios al trato que los hombres le dieran a su Hijo.

Las palabras «siéntate... hasta» (Salm. 110:1) nos indican el período entre la ascensión de Cristo y su segunda venida, Cuando venga la hora, Jehová actuará a favor de su Hijo, y pondrá a sus enemigos por estrado de sus pies (Jos. 10:24). El Señor volverá al monte de Sion. Como ya hemos visto en el Salmo 2, en el milenio el monte de Sion será el más alto de la tierra (Is. 2:2) y desde esta capital política y religiosa reinará el Mesías. Dios el Padre es el único que determinará los tiempos y las categorías en este reino. (Mr. 13:32; Hch. 1:7; Mt. 20:23). Y El decreta que el Hijo tendrá autoridad suprema. «Vara de tu poder» es el cetro del Rey y Jehová la enviará para dominar a sus enemigos (v. 2). En el versículo 3 aparece el pueblo que se ofrecerá voluntariamente en el día de su poder. Ninguno será reclutado.

También serán gente santa. La última cláusula del versículo 3 se interpreta de dos formas y esto depende de la traducción: «Tienes tú el roció de tu juventud». El Dr. W. L. Pettingill sugiere que esto se refiere a la eterna juventud de nuestro Señor.

Su fuerza nunca desfallece y es como si apenas ahora hubiera salido del seno de la aurora de su poder eterno. Sin embargo, otras versiones como la de Nácar-Colunga dicen: «Sobre los montes sagrados serán para ti como rocío del seno de la aurora». Aplican esto al pueblo, es decir, la gente santa y dispuesta a acatar su voluntad será para Cristo lo que el vigor es para la juventud. Nosotros nos inclinamos por la segunda interpretación. Israel fue muy renuente en los días de la debilidad de Cristo, pero se ofrecerá voluntariamente en el día de su poder.

El versículo cuatro es muy importante, ya que es la base sobre la cual el Espíritu Santo sostiene, en Hebreos, el sacerdocio eterno de Cristo. En la nación de Israel la realeza y el sacerdocio eran cosas muy diferentes. El presuntuoso rey Uzías quiso unir estos dos oficios y obtuvo un resultado desastroso (2 Cron. 26:16-21). Pero Jesús es tanto rey como sacerdote. En su persona se combinan ambos oficios. Pero su sacerdocio no es según el orden de Aarón sino según el de Melquisedec. ¿Quién fue Melquisedec?      

Lo único que sabernos de él, del Antiguo Testamento, es lo que contienen tres versículos (Gn. 14:18-20). Surge de repente de lo desconocido y vuelve a desaparecer. No se sabe de dónde fue. No se conoce su nacimiento ni su muerte. Es tipo de un sacerdocio eterno. Melquisedec, que es rey y sacerdote, bendice y anima a Abraham que le da los diezmos.

En esto último se basa el Espíritu Santo para probar en Hebreos la superioridad del sacerdocio de Melquisedec: sobre el de Aarón (lea cuidadosamente Hebreos 7). Cristo es sacerdote, no según el defectuoso orden de Aarón sino según el orden eterno de Melquisedec. «Se sentará y dominará en su trono, y habrá sacerdote a su lado, y consejo de paz habrá entre ambos» (Zc. 6:13).

Vemos cómo en Cristo se juntan el poder y la gracia. ¡Qué gobernante tan prefecto! Son muy importantes las dos menciones de la diestra en este Salmo. Hoy día Jesús está a la Diestra de Dios (v.1) y en la segunda venida Dios estará a su mano derecha (v.5). La ira de Dios saldrá a quebrantar a todo aquel que se oponga al propósito divino.

El período en que estará sentado terminará para que quebrante a los reyes (v.5). Lo que ahora parece ser inactividad se tornará en gran actividad. Habiendo sido rechazada la gracia vendrá sobre la tierra el juicio. Y los tronos quebrantados de los reyes rebeldes serán puestos por estrado de sus pies.

Los reinos y las naciones del Anticristo verán su fin con premura, se llenará de cadáveres el campo de batalla. La profecía de Jesús en el palacio del sumo sacerdote se cumplirá aquí (Mt.26:64). Establecerá su trono milenial, y lo ocupará como el verdadero Melquisedec – Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de Paz (Heb.7:2).

«Del arroyo beberá en el camino, por lo cual levantará la cabeza» (v. 7). Esto nos hace recordar una experiencia del ejército de Gedeón. Los 300 que lamieron el agua como perros o que se arrodillaron para beber fueron escogidos por Dios. Para era más importante la batalla que su comodidad y fueron honrados al obtener la victoria (Jue. 7:5-7). Nuestro bendito Señor se refrescó con la Palabra y llegó, por el camino del Calvario, al trono.

El secreto de su inmutabilidad estaba en el arroyo de las Escrituras, que siempre permite mantener levantada la cabeza. Otra opinión presenta al vencedor que, refrescado por el agua del arroyo, sigue su lucha y persecución hasta terminar con sus enemigos. Así, la fuerza del Mesías no desfallecerá hasta destruir al último de sus enemigos.

3.       APLICACIÓN PERSONAL:

De acuerdo con el Nuevo Testamento el cristiano es un buen soldado de Jesucristo que sostiene una lucha espiritual. Para encontrar la victoria no sólo debe llevar toda la armadura de Dios, también tiene que refrescarse en el arroyo divino. Este arroyo nos habla de las Escrituras que son inspiradas por el Espíritu Santo. Los escritos humanos son como un sucio pantano en comparación con la fuente de poder que tenemos en la Biblia.

Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él (Jn.7:37-39).

La fuente inagotable es Cristo victorioso y glorificado, y los ríos de agua viva son el Espíritu Santo de Dios. Nosotros debemos apropiándonos  de la fuente, para que de nuestro interior fluya el ministerio del Espíritu Santo. Este solo hecho hará que levantemos la cabeza victoriosa, y no la bajemos derrotados.

 

Lección 12

CRISTO, CABEZA DEL ANGULO:

Salmo 118

Los judíos llaman a los Salmos 113-118 «El Gran Hallel», que, de acuerdo a Edersheim, se cantaban en la celebración anual de la Pascua.

Es probable que este haya sido el «himno» que cantaron el Señor y sus discípulos la noche en que se instituyó la cena del Señor en el aposento alto (Mt. 26:30). Si es así, el versículo 22 ha de haber sido de gran consuelo para nuestro Señor.

1.       ASOCIACION HISTORICA:

Al leer 1 Crónicas 16 se verá que el coro de David usó la última parte del Salmo (compare vs. 1 y 25 con 1 Cron. 16:34) al celebrar el traslado del arca del pacto al monte de Sion. Es también seguro que se usó este Salmo en la adoración en el templo después del cautiverio. «Y cuando los albañiles del templo de Jehová echaban los cimientos, pusieron a los sacerdotes... con trompetas, y a los levitas... con címbalos, para que alabasen a Jehová, según la ordenanza de David... Y cantaban, alabando y dando gracias a Jehová y diciendo: Porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia sobre Israel. Y todo el pueblo aclamaba con gran júbilo... porque se echaban los cimientos de la casa de Jehová» (Esd. 3:10, 11). En estas ocasiones estas palabras se, usaban en forma de himno o de antifonía.

2.       ANTICIPACIÓN PROFETICA:

Los versículos 22 y 23 se citan varias veces en el Nuevo Testamento, y se aplican a Cristo, así que este es un Salmo mesiánico. (Vea Mt.21:42-44; Hech.4:11; 1 P.2:4-8). Pero nos damos cuenta de que el Salmo también se oye la voz del futuro remanente de Israel en su testimonio al Mesías con quien estarán reconciliados. Esto se comprueba comparando Mateo 23:39 con el versículo 26.

El llamado para adorar se dirige a tres grupos diferentes en los primeros 4 versículos y es probable que se haya usado en forma antifonal, siendo la respuesta:

«Que para siempre es su misericordia». La misericordia divina no es ni esporádica ni caprichosa sino que es para siempre. Es parte esencial de la naturaleza de Jehová. Porque es tanto bueno como misericordioso para con sus criaturas, es digno de la alabanza humana. Los detalles de esta manifestación se relatan en el resto del Salmo.

Los versículos 5-9 contienen un testimonio personal y parecen ser la voz del remanente de Israel en aquel día futuro en que será oído su clamor por el Señor. Al atender a su súplica Cristo los pondrá es un lugar espacioso lleno de riqueza y bendición. La confianza qué la nación apóstata ha puesto en el hombre y en príncipes se manifestará como confianza vana. Al mismo tiempo esta minoría de vencedores entonará triunfalmente el testimonio de los versículos 6 y 7.

«Y acontecerá en toda la tierra, dice Jehová, que las dos terceras partes serán cortadas en ella y se perderán; más la tercera quedará en ella. Y meteré en el fuego a la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro. El invocará mi nombre y yo le oiré y diré: Pueblo mío; y él dirá: Jehová es mi Dios» (Zc. 13:8, 9).

La voz que se oye en los versículos 10-18 es la de esta tercera parte al recordar su experiencia en el horno de fuego (comp. Dn. 3). Aborrecidos por todas las naciones a causa de Cristo celebran ahora su victoria: «Mas en el nombre de Jehová yo las destruiré» (v. 12). Para burlarse del enemigo, en el versículo 13, los vencedores dicen: «Me empujaste con violencia para que cayese, pero me ayudó Jehová».

Y esta idea es prominente en todo el Salmo. Ahora que ya han sido salvados, este remanente reconoce que la tormenta ha sido en realidad un castigo de Jehová. El los castigó para su bien y ellos se doblegaron ante El (v. 18).

Aunque amenazados con el odio anti-cristiano de sus enemigos, Dios no los entregó a la muerte. Así que piden que se abran las puertas de la justicia. Han sido hechos una nación santa, han nacido de nuevo por gracia y tienen así el derecho de entrar al reino de Dios. Los profetas se refieren a esto continuamente y hay abundantes Escrituras que nos aseguran que a Israel le espera una gran bendición a raíz de un arrepentimiento nacional (lea Jeremías 33:7-18).

¿Cómo pueden recibir esta bendición? Encontramos la respuesta en el versículo 22. El Mesías era para los edificadores judíos una piedra que, política y religiosamente, no encajaba bien y por eso lo desecharan. La demostración suprema de este rechazo fue la cruz. Pero Cristo, al resucitar, «ha venido a ser cabeza del ángulo». En Isaías 28:16 se habla tanto de la piedra del ángulo como de la del fundamento. Esto ocurre también en Efesios 2:20. Ya que Cristo es tanto la piedra del ángulo como la piedra del fundamento. Todo depende de Él.

La tradición judía cuenta que cuando se edificaba el templo de Salomón, se encontraron con una piedra tajada en una forma peculiar y la desecharon para encontrar después que era la piedra del ángulo. Dios levantó a su Hijo de entre los muertos y lo hizo el fundamento de toda bendición ya sea para el futuro remanente de Israel, como para la iglesia actual formada por judíos y gentiles.

Como ya vimos, el versículo 22 es obviamente mesiánico. Este y los dos versículos siguientes forman la clave del Salmo. «Este Jesús es la piedra...» les dijo Pedro a los líderes judíos poco después de la resurrección de Cristo en el día de Pentecostés «... reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo del ciclo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos» (Hch. 4:11, 12).

El remanente reconoce esto con gozo, repudiando así la actitud de su nación en el Calvario. Exclaman: «De parte de Jehová es esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos. Este es el día que hizo Jehová; nos gozaremos y alegraremos en él» (vs. 23, 24). Qué significativo es el versículo 24. ¿A qué día se refiere? Evidentemente, al día de la resurrección, primer día de la semana y no al sábado judío. Aquí, pues, vislumbramos enseñanza neotestamentaria.

Las palabras «Sálvanos ahora» (HOSANA) y «Bendito el que viene en el nombre de Jehová» (vs. 25, 26) son las que usó la multitud presente en la entrada triunfal a Jerusalén, la semana antes de la cruz. (Mt. 21:9). Pero esta entusiasta aclamación dio lugar a las palabras de odio:

Ø ¡Crucifícale!

Y fue por este repudio del Mesías que la casa de Israel fue dejada desierta. Y Jesús dice: “Ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor” (Mt.23:37-39).

Y así, en cumplimiento exacto a la profecía, esta nación ha sido descartada por Dios por un largo período durante el cual otro propósito divino se está llevando a cabo y consiste en el llamamiento y la formación de la iglesia, el cuerpo de Cristo (Rom.11:25-29; Ef.3:1-6).

Pero Israel si tiene futuro. Cuando sea restaurado totalmente ocupará otra vez el lugar central. Para esta restauración solo necesario su arrepentimiento, cuando la gente reconozca que Cristo es la piedra verdadera y cambie el veredicto del Calvario exclamando Bendito el que viene en el nombre de Jehová. Luego habrá bendiciones y prosperidad en su casa que será nuevamente la casa de Jehová (v.26).

Los últimos tres versículos son la alabanza del pueblo restaurado. Sus sacrificios y adoración, ahora reanudados, son olor suave para Jehová, el José verdadero recibe a sus hermanos en reconciliación, y aún la casa de Faraón se une a la celebración.

3.       APLICACIÓN PERSONAL:

El repaso de la historia de Israel es en realidad un repaso de nuestra historia personal. Nosotros también desechamos la piedra, también hemos sufrido el castigo divino; y también reconocemos a Cristo como piedra del ángulo y el fundamento de nuestras vidas.

Debemos gozarnos, pues, en lo que el Señor hace por nosotros, reconocido que sólo si le recibimos cada mañana diciendo: “Bendito el que viene podemos bendecir a otros. Al entregarnos al Señor Jesús le damos cuenta de cómo nos libramos del tiránico yo y descansamos en ÉL, alabándole.

 

Al terminar nuestro estudio de los Salmos Mesiánicos exclamemos nuevamente:

v  Alabad a Jehová, porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia”.

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Bibliografía:

-  C. E. Tatham. Los Salmos Mesiánicos. Doce lecciones. Emmaús.

- Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 12//08//2019. IGLESIA  EVANGELICA BAUTISTA EL SHADDAI”. Puyango-Ciudadela de Noé.  Los Cardos Mz.E-Lt.18. III Etapa.  Cel. 942-562691-Tumbes.

charlyibsh@hotmail.com

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