lunes, 19 de octubre de 2020

Parte VIII Lección 9 EL SEGUNDO HOMBRE QUE ES EL SEÑOR (1 Cor. 15:47)

 Parte VIII

Lección 9

EL SEGUNDO HOMBRE QUE ES EL SEÑOR (1 Cor. 15:47)

 Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

Salmo 91

1.      ASOCIACION HISTORICA:

Este tierno poema probablemente fue escrito por Moisés (así como el 90 - vea su título) durante el viaje de Israel por el desierto, y refleja la confianza y el triunfo de aquella minoría de los que eran verdaderamente hijos de Dios entre aquella vasta mayoría que se formaba de creyentes nominales.

La seguridad en los versículos 7, 8 puede referirse al Juicio que sobrevino a Egipto la noche de la pascua (Ex. 12) y en el mar rojo (Ex. 14). Y el versículo 10 puede referirse a su salvación del juicio que descendió sobre Coré el rebelde (Nm. 16).

Es también profético con respecto al remanente de judíos creyentes que sufrirá persecución en la Gran Tribulación. Pero principalmente identificamos aquí el lenguaje de Cristo al desenvolverse en su humanidad por el mundo. Satanás también reconoció esto al citar, o mal citar, los versículos 11 y 12 a Jesús en Mateo 4:6.

2.      ANTICIPACION PROFETICA:

Hablan tres personas en este Salmo:

§  El Hijo (vs. 1, 21),

§  El Espíritu Santo (vs. 3-13), y

§  El Padre (vs. 14-16).

Los primeros dos versículos afirman una verdad: La plena seguridad y bendición que hay en la vida que está en perfecta comunión con Dios. En Adán, la humanidad perdió esa comunión. El barco deliberadamente dejó la seguridad del puerto, desobedeciendo órdenes, y ha estado vagando sin mapa ni brújula desde entonces. Pero en el versículo 2 tenemos la voz del segundo hombre, el postrer Adán, tomando el lugar de su sujeción sin reservas, y dice de jehová: «Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios en quien confiaré».

Estas palabras se aplican a la actitud de completa sumisión que asumió nuestro Señor. Desde la eternidad había sido siempre un ser independiente: todos los demás habían dependido de Él. Pero en Belén tomó un lugar de debilidad y durante toda su vida terrenal encontró fuerza en su Dios (compare Salmo 16).

Así que, los versículos 1 y 2 son primordialmente el lenguaje de Cristo. Pero podemos hacerlo nuestro: «De manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre» (Heb. 13:6).

En los versículos 3-13 oímos la voz del Espíritu Santo y estas palabras se aplican a la libertad que resulta de la subordinación. Aquí, como siempre, el que confía es librado. El alumno debe notar la repetición de la palabra librar (vs. 3, 14, 15). Un buen ejemplo de cómo Cristo escapó del lazo del cazador (v.3) se encuentra en Mateo 22:15-22. Nótese: también cómo la verdad de Dios fue siempre su escudo y adarga.

Un ejemplo de su confianza al enfrentarse al terror nocturno(v.5) está en Juan 18:3-9. El miedo, o más bien pánico, se había apoderado de todos con excepción del Señor esa noche en el huerto de Getsemaní. Su alma estaba en completa paz a pesar de la tormenta que se avecinaba.

La pestilencia que ande en oscuridad se ha de referir al odio que le tuvieron los principales sacerdotes y los fariseos que hicieron un complot secreto para matarle. Y tal vez un ejemplo de la mortandad que en medio del día destruye se encuentra en la incidente de Lucas 13:31-33.

Ud., mismo compare Lucas 19:41-44 con los versículos 7 y 8 de este Salmo. El Señor vislumbró claramente la suerte de aquella generación incrédula, aunque la incredulidad había cegado los ojos de ellos. No muchos años después de la crucifixión esta profecía se cumplió literalmente y cayeron diez mil a su diestra.

En los versículos 9-13 vemos los frutos de la dependencia total que mostro este Hombre:

Observemos su: Confianza (v.9).

Convoy (vs. 10-12).

Conquista (v.13).

La palabra morada (v. 10), se refiere al cuerpo humano en el cual el Verbo habitó (hizo su tabernáculo) entre nosotros (Jn. 1:14). Durante su estancia en la tierra Cristo fue guardado por un séquito de ángeles. Las piedras que se encontró en el camino no fueron quitadas, pero por su confianza en Jehová, los ángeles le fortalecieron para pasar sobre ellas. Esta es la parte que citó Satanás en la tentación (Mt. 4:5-7). Reconoció que este pasaje era mesiánico y quería probar al Señor.

Pero Jesús lo calló con las palabras: «No tentarás al Señor tu Dios». Hay mucha diferencia entre fe v presunción. Es bien conocido que al omitir las cuatro palabras «en todos tus caminos».

Satanás mal interpretó la promesa:

Aunque no cree en ellas, es claro que el diablo conoce bien las Escrituras.

Pero peor que malinterpretar las Escrituras es aplicarlas mal. Aplicar esta promesa a alguien que deliberadamente quiere probar a Dios para ver si es fidedigno, es perverso. No ponemos a prueba a los que amarnos y en quienes confiamos. Hoy mismo Satanás aplica mal las promesas de Dios al ofrecer a los pecadores sin Cristo lo que es exclusivamente para los santos.

El versículo 13 está muy ligado a la tentación de nuestro Señor por el diablo. En esa ocasión pisó sobre él, león y áspid. Esa victoria, sin embargo, es insignificante en comparación con el triunfo completo sobre el Dragón que alcanzó en la cruz y con la resurrección. Allí fue juzgado el «príncipe de este mundo» (Satanás) y el archienemigo fue pisoteado.

La voz del Padre es la que se escucha en los últimos tres versículos y El corresponde a la devoción y al amor del Hijo con una promesa de ocho partes:

(1) Lo libraré.

(2) Le pondré en alto.

(3) Le responderé.

(4) Con él estaré yo en la angustia.

(5) Lo libraré.

(6) Le glorificaré.

(7) Lo saciaré.

(8) Le mostraré mi salvación.

Estas promesas nos hablan claramente de la resurrección de Cristo y de su ascensión. Dios lo exaltó hasta lo sumo. La justicia exigía esto. Este hombre humilde y subordinado ha recibido los honores más altos. El maná verdadero, aquella humilde comida del desierto, ha sido puesta en una urna de oro y preservada eternamente en el santuario celestial (Ex. 16; Heb. 9: 4).

3.      APLICACION PERSONAL:

Los que son de Dios tienen dos hogares: uno alberga la vida interior y otro la exterior, Observe, «habitación» (v. 9b) y «morada» (v. 10). El primero es permanente y el segundo temporal. No puede sobrevenir el mal a los que confían en Jehová.

Los ángeles de Dios protegen a los santos en sus actividades físicas (vs. 11, 12). Esta verdad se verifica en Hebreos 1:14. Y aunque no sea siempre la voluntad divina remover las piedras, los ángeles nos ayudan a pasar sobre ellas. Sus manos ayudan a nuestros pies.

Notemos: que en los versículos 14-16 hay tres condiciones para que Dios nos libre:

Ø Debemos amarle,

Ø Conocer su nombre, y

Ø Luego invocarle en la intimidad de la fe.

¿Conozco yo el deleite y la seguridad del lugar secreto?

 

EL MESÍAS TOMA SU REINO: 

Salmo 97

1.      ASOCIACION HISTORICA:

De acuerdo con la fuerte tradición, apoyada por los títulos de los Salmos 96 y 97 en la versión griega de los setenta (LXX, Septuaginta) estos Salmos sé usaron en la dedicación del segundo templo. Probablemente son adaptaciones inspiradas de Salmos anteriores, como el 95, que se le atribuye a David en Hebreos 4:7.

 

NOTA: El Salmo 97 es totalmente profético y es difícil precisar su fondo histórico.

2.       ANTICIPACION PROFETICA:

La segunda parte del versículo 7 se cita en Hebreos 1:6 y aplica al Mesías. Es evidente que habla de la segunda venida de nuestro Señor. El siguiente bosquejo tal vez sea de ayuda:

v El Poder del Rey (vs. 1-5).

v La Preeminencia del Rey (vs. 6-9).

v El Pueblo del Rey (vs. 10-12).

En todas las Escrituras proféticas la tierra está bajo tina monarquía suprema. El brazo legislativo de esta monarquía se caracterizará por una justicia absoluta, y el brazo ejecutivo por un poder absoluto. «Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno y su nombre uno» (Zc. 14:9).

Nuestro Salmo contempla este día futuro. Su contexto, el Salmo 96:13, le sirve de marco. Los primeros cinco versículos hablan del poderío que exhibiría el Hijo al volver para tomar su reino y subyugar a sus enemigos.

Ahora estamos «en el reino y en la, paciencia de Jesucristo» (Ap. 1:9) pero a su regreso establecerá «su reino y gloria» (1 Ts. 2:12). Estos versículos se cumplirán entonces totalmente. El Señor reinará personalmente sobre la tierra habiendo desterrado a todo rival. El pecado será quitado, la tierra se regocijará y se alegrarán las muchas islas.

¿Cómo podemos entender «nubes y oscuridad alrededor de él»  y a la vez «fuego» y «relámpagos» en su presencia? (vs. 2-4). La verdad es que Dios habita en una, luz inaccesible al hombre (1 Tim. 6:16) y el pecado humano no permite que ojos mortales vean su verdadero, carácter.

Parece que hoy en día Dios está envuelto en sombras. La verdad es que, aunque parezca lo contrario, la justicia y el juicio son el cimiento de su trono. En la segunda venida de Cristo esto será evidente. Las nubes de las misteriosas providencias de hoy se tornarán en el fuego de su ira para con sus enemigos.

Los versículos 3, 4, 5 nos dan unos detalles de la segunda venida apocalíptica de Cristo. En su primera venida se observó debilidad y gracia: en su segunda venida se observará poder y gloria. El conjunto de naciones, que profesan ser cristianos, estará en rebeldía, como vimos en el Salmo 2. Ellas son los enemigos del versículo 3 que «el Señor matará con el Espíritu de su boca y destruirá con el resplandor de su venida» (2 Ts. 2:8).

Los relámpagos en el versículo 4 nos recuerdan la profecía de Mateo 24:27, que El mismo hizo. «Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre».

«Los montes se derritieron como cera delante de Jehová» (v. 5). Se considera que estas palabras son una figura poética, pero no estamos seguros de que esto sea lo correcto, ya que es posible que esto se cumpla literalmente cuando retorne Jesús a la tierra puesto que la Biblia anuncia grandes cambios en la configuración física de Palestina en el día del triunfo del Mesías. Por ejemplo, va a sufrir grandes cambios el monte de las Olivas, y el monte de Sion se va a convertir en el más grande de la tierra. (Zc. 14:4-11; Is. 2:2-4; Ez. 47).

Solamente los que verdaderamente han nacido de nuevo entrarán en aquel reino, y «verá toda carne la salvación de Dios» (Lc. 3:6). Esta gloria la verá todo el mundo y la iglesia será el medio por el cual se efectuará esto. Parece ser, según Apocalipsis 21, que la esposa del Cordero, en la forma de un satélite de la tierra, irradiará la gloria divina de Cristo. ¡Qué hermoso espectáculo para las naciones-de los que son salvos que andarán en su luz!

La idolatría se derrumba ante aquel a quien el cielo revela en justicia. Un Dios conocido hace que todos los idólatras se avergüencen. Los poderes a quienes han asignado deidad, se postran ante el verdadero Dios. Si Cristo no es Dios todo creyente es un idólatra. Aun los ángeles que son superiores a los humanos rechazan la idolatría. También los apóstoles la rechazaron.

¿Por qué? Pues sencillamente porque son criaturas. Pero hay uno que no es criatura, sino Creador, y es «excelso sobre toda la tierra» y «exaltado sobre todos los dioses» (v. 9), así que: «Adórenle todos los ángeles de Dios» (v.7; Heb. 1:6). Así se cita este versículo de la versión de los setenta que es la versión griega del Antiguo Testamento.

Hemos hablado del poder y la preeminencia del Rey y ahora en la última sección (vs. 10-12) vamos a hablar de su pueblo.

Al hablar de «Sion» y de «Las hijas de Judá» (v. 8) es obvio que se refiere a los judíos que habiendo experimentado la liberación de un cruel tirano, el anticristo del Diablo, tendrán sobradas razones para aborrecer el mal y amar al Señor. «Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han layado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día v noche en su templo» (Ap. 7:14, 15). Creemos que eso se refiere a una escena terrenal y no celestial, Esto lo respalda Isaías 49:8-12.

La luz y la alegría han sido sembradas para los justos y ahora se aproxima la siega. Cristo, el sol de la justicia, se ha levantado con alas de salvación. Estos son los humildes que heredarán la tierra. Gozo y alegría son su porción, y ellos aprenden a dar gracias no sólo por su amor y su gracia, pero hasta por su santidad.

3.       APLICACION PERSONAL:

En cierto sentido el Señor reina ahora. El creyente está bajo su autoridad divina ya que ha sido trasladado al reino del amado Hijo de Dios (Col. 1:13). Puede gozarse porque el Señor está a la diestra de Dios, aunque no pueda penetrar a través de las nubes y la oscuridad que velan los misterios de sus actividades divinas.

Para él se siembran luz y alegría que, como la tenue luz del alba, llegará a ser la luz radiante del medio día. En vista de esto debe regocijarse y adorar desde hoy.

Véase Parte IX:



 

 

 

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