martes, 13 de octubre de 2020

Parte VI Lección 6 EL REY EN SU HERMOSURA: Salmos 45

 Parte VI

Lección 6

EL REY EN SU HERMOSURA:

Salmos 45

Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

1.       ASOCIACION HISTORICA:

Ha sido difícil precisar el fondo histórico de este Salmo. El Sr. Clark sugiere que son las bodas de Ezequías con Hepsiba (compare 2 R. 21:1 con Is. 62:4).

2.       ANTICIPACION PROFETICA:

El carácter mesiánico de este Salmo se demuestra con la cita de los versículos 6 y 7 en Hebreos 1:8, 9, aplicándolos al Hijo de Dios. El título «Al músico principal; sobre Liriostambién aparece en los Salmos 69 y 80.

Un escritor de Palestina nos dice que el lirio en la Tierra Santa casi siempre crece entre las espinas y que no hay nada en el mundo que ofrezca más contraste que él frágil, aterciopelado y las ásperas y enmarañadas espinas. Y esto nos da una buena ilustración de la pureza de Jesucristo en medio del mundo lleno de espinas.

«Masquil de los hijos de Coré». Estos hijos de Coré aparecen en los títulos de 11 Salmos. ¿Quiénes fueron estos hombres? Aprendemos en Números 16 y 26:11 que fueron los hijos que escaparon del juicio que cayó sobre, sus padres rebeldes. Casi siempre los hijos participaban del juicio de sus padres, pero en este caso, intervino 1a de Dios. Así en estos Salmos, pecadores que han sido Salvados, por gracia se ponen a cantar.

¡Qué hermosa lección del evangelio! Con razón es un «Canto de amores» o mejor «Un canto del Amado».  Los dos primeros versículos son de alabanza: «Rebosa mi corazón». El corazón y la lengua están en armonía, y el tema es ¡El Rey! Tienen que cantar, Es el más hermoso de los hijos, de los hombres, la gracia se derrama en sus labios y la bendición de Jehová es su porción para siempre.

Aun sus enemigos «estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca» (Lc. 4:22). Aprendemos aquí cuál es el secreto de la adoración verdadera la que sale de la abundancia del corazón que ha estado contemplando a Cristo. Esto también es aplicable al servicio verdadero.

Esta gracia fue parte del carácter moral del Señor Jesús en su primera venida. Ahora vamos a ver su carácter en su segunda venida. En los versículos 3-5 vemos el poder que manifestará el Rey en ese día. Le distinguen no sólo la gracia (v. 2), sino que también la verdad (v. 4). Este Rey benigno y humilde regresa ahora a la tierra para reclamar lo que justamente le pertenece; por eso se le pide que ciña su espada sobre su lomo y que cabalgue hacia la victoria.

Tiene «espada» (v. 3) y «cetro» (v. 6). Con la espada castigará y con el cetro reinará. Su diestra «enseñará cosas terribles» cuando caigan los pueblos debajo de Él. Tengamos por bien sentado que el Señor tomará la autoridad sobre la tierra a la fuerza y no por la influencia gradual del evangelio. Este período de su segunda venida sigue al Arrebatamiento de sus santos. La tierra será una masa rebelde, salvo el grupo pequeño de judíos fieles llamado «el remanente».

El Rey viene a someter a esta masa rebelde, librar a la tierra de su presencia y también a rescatar al remanente acosado. Sus saetas agudas penetrarán directamente al corazón de sus enemigos. Su espada y su cabalgadura nos hacen pensar en la escena descrita en Apocalipsis 19:11-16. La verdad, la humildad y la justicia exigen ahora que El actúe en juicio.

La siguiente sección (vs. 6-8) contiene parte de lo que se cita en Hebreos 1:8, 9 que se aplica claramente a Cristo. Al hablar de los ángeles, el Creador los describe como simples espíritus y a sus ministros como una llama de fuego.

v ¿Y qué del Hijo?

v ¿Es sólo un ángel?

v ¡Claro que no!

A su Hijo le dice:

«Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre».

Notemos: que el Padre llama Dios a su Hijo. Declarando así la plena deidad de Cristo. Y en el versículo siguiente dice: «Te ungió Dios, el Dios tuyo», probando así su humanidad completa. Este Rey, al ser a la vez divino y humano, está capacitado para reinar.

Notemos:

(1) La excelencia de su persona        vs. 2-5.

(2) La eternidad de su trono.              v. 6.

(3) La equidad de su reinado.             v. 7.

Al regresar el Señor Jesucristo a la tierra con poder y gloria asumirá el trono humano que le pertenece, «el trono de David». Ahora ocupa el trono de su Padre, en el mismo nivel con su Padre. Este trono, claro está, no lo puede compartir con ninguna criatura (Heb. 1:3; 8:1). Pero sí compartirá su trono humano con sus santos. (Lea Mt. 25:31; Lc. 1:32, 33; Ap. 3:21). Estos que vencieron, sus «compañeros», son los santos de este tiempo, que participarán en la administración del reino milenial. (Mt. 19:28; Rom. 8:17; 2 Tim. 2:12).

Pensamos que ésta es la única mención de la iglesia en todo el Salmo, y sólo es una insinuación. Pero Cristo será mayor que todos, por haber tenido una unción superior a la nuestra, y porque ama la justicia y regirá con equidad.

Algunos de los reinos actuales son pestilentes, pero el suyo será fragante, con toda la humanidad haciendo su voluntad en la tierra tal como en el cielo. Su conducta, simbolizada por sus «vestidos», será perfumada con la perfección divina, mientras que de «palacios de marfil le recrean con el sonido de instrumentos de cuerda» (Nacar-Colunga). ¡Qué grande será el gozo del Rey al deleitarse con la música que produce la mano del hombre, la misma mano que es causa del pecado y discordia en el mundo actual!

El siguiente párrafo (vs. 9-15) introduce a otros personajes. Las «hijas de Reyes», «la reina», «las hijas de Tiro» y «1as vírgenes». ¿Quiénes son? Ya vimos que el Rey es Cristo, los compañeros los santos de la iglesia, y pensamos que las «hijas del rey» y «1as vírgenes» son, las mismas, las compañeras de la reina. La reina es también, de cuna real, ya que es hija del rey (v. 13) y parece ser que representa al nuevo Israel convertido.

Las vírgenes podrían ser, las naciones gentiles que participan de las bendiciones milenarias bajo Israel. Aunque por medio de la fe dilucidemos a veces entre las glorías  celestiales y terrenales, el panorama que presentan los Salmos es principalmente terrenal.

Este pasaje no es ninguna excepción, pues es un anticipo de las glorias mesiánicas en el mismo lugar donde una vez te negaran al Rey sus derechos. La reina con su atavió de oro es figura de la esposa terrenal de Jehová. Habiendo sido repudiada a causa de la infidelidad nacional (Is. 50:1; Os. 2:1-13), Israel será restaurada al Señor de acuerdo con el nuevo pacto (Is. 62:3-5; Os. 2:14-23; Jr. 31:31-37).

A la diestra del rey, será atendida por sus compañeras, las vírgenes, siendo éstas probablemente tipo de las gentiles. Y es sólo después de que la gloria de Jehová resplandezca sobre Israel que las naciones andarán a su luz y los reyes al resplandor de su nacimiento (Is. 60:1-3). A la reina se le pide que olvide su pasado (vs. 10, 11). Ahora pertenece al Rey. Él le ama y ella debe corresponder a su amor.

Al hablar de los tributos que el mundo ofrecerá al rey, Isaías profetiza que «traerán oro e incienso» (Is. 60:5-6). Así vemos a las «hijas de Tiro» que vendrán con presentes. Hay que acordarnos que Tiro era en la antigüedad el centro del comercio y que sus príncipes conocían bien el valor de todas las cosas terrenales. Ahora son atraídos por lo que no se puede comprar con dinero.

Ellas están aquí no con un precio sino con una ofrenda. Y ahora vemos el cortejo de boda oriental (vs. 13-15). La desposada, vestida de brocado de oro, espera en la morada de su padre (v. 13). A la hora señalada es llevada con alegría y gozo al palacio de su esposo. Esta desposada es de cuna real y además se casa con un rey. Esto simboliza a la nueva Israel como nacido de Dios.

La hermosura externa de la reina es sólo el reflejo de su hermosura interna. Su carácter es tan bello como sus vestidos. No sólo le ha dado hermosura su Señor (Is.61:10), sino que ella con su propia costura, ha fabricado su carácter interno con miras a este día nupcial. Con gozo los participantes entran al palacio del rey. En el futuro reinado del Mesías, la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar (Hab.2:14).

Los últimos dos versículos nos hablan del fruto de esta unión real: hijos que son príncipes y que regirán los destinos de la tierra. Y también el nombre que ahora es profanado será honrado Universalmente, Cristo será alabado eternamente y para siempre.

3.       APLICACION PERSONAL:

Al meditar en este salmo, no sólo admiraremos a Cristo, sino que surgirá en nosotros la más profunda adoración.

Véase Parte VII:



 

 

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