Parte VI
Lección 6
EL REY EN SU HERMOSURA:
Salmos 45
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
1. ASOCIACION HISTORICA:
Ha sido difícil precisar el fondo histórico de este Salmo. El Sr. Clark sugiere que son las bodas de Ezequías con Hepsiba (compare 2 R. 21:1 con Is. 62:4).
2. ANTICIPACION PROFETICA:
El carácter mesiánico de este Salmo se
demuestra con la cita de los versículos 6 y 7 en Hebreos 1:8, 9, aplicándolos
al Hijo de Dios. El título «Al músico principal; sobre Lirios” también aparece
en los Salmos 69 y 80.
Un escritor de Palestina nos dice que el
lirio en la Tierra Santa casi siempre crece entre las espinas y que no hay nada
en el mundo que ofrezca más contraste que él frágil, aterciopelado y las
ásperas y enmarañadas espinas. Y esto nos da una buena ilustración de la pureza
de Jesucristo en medio del mundo lleno de espinas.
«Masquil de los hijos de Coré». Estos hijos de
Coré aparecen en los títulos de 11 Salmos. ¿Quiénes fueron estos hombres? Aprendemos en Números
16 y 26:11 que fueron los hijos que escaparon del juicio que cayó sobre, sus
padres rebeldes. Casi siempre los hijos participaban del juicio de sus padres,
pero en este caso, intervino 1a de Dios. Así en estos Salmos, pecadores que han
sido Salvados, por gracia se ponen a cantar.
¡Qué hermosa lección del evangelio! Con razón es un «Canto de amores»
o mejor «Un
canto del Amado». Los dos
primeros versículos son de alabanza: «Rebosa mi corazón». El corazón y la lengua están
en armonía, y el tema es ¡El Rey! Tienen que cantar, Es el más hermoso
de los hijos, de los hombres, la gracia se derrama en sus labios y la bendición
de Jehová es su porción para siempre.
Aun sus enemigos «estaban maravillados de las palabras de gracia
que salían de su boca» (Lc. 4:22). Aprendemos aquí cuál es el secreto
de la adoración verdadera la que sale de la abundancia del corazón que ha
estado contemplando a Cristo. Esto también es aplicable al servicio verdadero.
Esta gracia fue parte del carácter moral
del Señor Jesús en su primera venida. Ahora vamos a ver su carácter en su segunda
venida. En los versículos 3-5 vemos el poder que manifestará el Rey en ese día.
Le distinguen no sólo la gracia (v. 2), sino que también la verdad (v. 4). Este
Rey benigno y humilde regresa ahora a la tierra para reclamar lo que justamente
le pertenece; por eso se le pide que ciña su espada sobre su lomo y que
cabalgue hacia la victoria.
Tiene
«espada» (v. 3) y «cetro» (v. 6). Con la espada castigará
y con el cetro reinará. Su diestra «enseñará cosas terribles» cuando caigan los
pueblos debajo de Él. Tengamos por bien sentado que el Señor tomará la
autoridad sobre la tierra a la fuerza y no por la influencia gradual del
evangelio. Este período de su segunda venida sigue al Arrebatamiento de sus
santos. La tierra será una masa rebelde, salvo el grupo pequeño de judíos
fieles llamado «el remanente».
El Rey viene a someter a esta masa
rebelde, librar a la tierra de su presencia y también a rescatar al remanente
acosado. Sus saetas agudas penetrarán directamente al corazón de sus enemigos.
Su espada y su cabalgadura nos hacen pensar en la escena descrita en
Apocalipsis 19:11-16. La verdad, la humildad y la justicia exigen ahora que El
actúe en juicio.
La siguiente sección (vs. 6-8) contiene
parte de lo que se cita en Hebreos 1:8, 9 que se aplica claramente a Cristo. Al
hablar de los ángeles, el Creador los describe como simples espíritus y a sus
ministros como una llama de fuego.
v ¿Y qué del Hijo?
v ¿Es sólo un ángel?
v ¡Claro que no!
A su Hijo le
dice:
«Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre».
Notemos: que el Padre llama Dios a su Hijo. Declarando así la plena deidad de Cristo. Y en el versículo siguiente dice: «Te ungió Dios, el Dios tuyo», probando así su humanidad completa. Este Rey, al ser a la vez divino y humano, está capacitado para reinar.
Notemos:
(1)
La excelencia de su persona vs. 2-5.
(2)
La eternidad de su trono. v. 6.
(3) La equidad de su reinado. v. 7.
Al regresar el Señor Jesucristo a la tierra
con poder y gloria asumirá el trono humano que le pertenece, «el trono de David».
Ahora ocupa el trono de su Padre, en el mismo nivel con su Padre. Este trono,
claro está, no lo puede compartir con ninguna criatura (Heb. 1:3; 8:1). Pero sí
compartirá su trono humano con sus santos. (Lea Mt. 25:31; Lc. 1:32, 33; Ap.
3:21). Estos que vencieron, sus «compañeros», son los santos de este tiempo, que
participarán en la administración del reino milenial. (Mt. 19:28; Rom. 8:17; 2
Tim. 2:12).
Pensamos que ésta es la única mención de
la iglesia en todo el Salmo, y sólo es una insinuación. Pero Cristo será mayor que
todos, por haber tenido una unción superior a la nuestra, y porque ama la
justicia y regirá con equidad.
Algunos de los reinos actuales son pestilentes, pero el suyo será fragante, con toda la humanidad haciendo su voluntad en la tierra tal como en el cielo. Su conducta, simbolizada por sus «vestidos», será perfumada con la perfección divina, mientras que de «palacios de marfil le recrean con el sonido de instrumentos de cuerda» (Nacar-Colunga). ¡Qué grande será el gozo del Rey al deleitarse con la música que produce la mano del hombre, la misma mano que es causa del pecado y discordia en el mundo actual!
El siguiente párrafo (vs. 9-15) introduce
a otros personajes. Las «hijas de Reyes», «la reina»,
«las hijas de Tiro» y «1as vírgenes». ¿Quiénes son? Ya vimos
que el Rey es Cristo, los compañeros los santos de la iglesia, y pensamos que
las «hijas
del rey» y «1as vírgenes» son, las mismas, las compañeras
de la reina. La reina es también, de cuna real, ya que es hija del rey (v. 13)
y parece ser que representa al nuevo Israel convertido.
Las vírgenes podrían ser, las naciones
gentiles que participan de las bendiciones milenarias bajo Israel. Aunque por
medio de la fe dilucidemos a veces entre las glorías celestiales y terrenales, el panorama que
presentan los Salmos es principalmente terrenal.
Este pasaje no es ninguna excepción, pues
es un anticipo de las glorias mesiánicas en el mismo lugar donde una vez te
negaran al Rey sus derechos. La reina con su atavió de oro es figura de la
esposa terrenal de Jehová. Habiendo sido repudiada a causa de la infidelidad
nacional (Is. 50:1; Os. 2:1-13), Israel será restaurada al Señor de acuerdo con
el nuevo pacto (Is. 62:3-5; Os. 2:14-23; Jr. 31:31-37).
A la diestra del rey, será atendida por
sus compañeras, las vírgenes, siendo éstas probablemente tipo de las gentiles.
Y es sólo después de que la gloria de Jehová resplandezca sobre Israel que las naciones
andarán a su luz y los reyes al resplandor de su nacimiento (Is. 60:1-3). A la
reina se le pide que olvide su pasado (vs. 10, 11). Ahora pertenece al Rey. Él
le ama y ella debe corresponder a su amor.
Al hablar de los tributos que el mundo
ofrecerá al rey, Isaías profetiza que «traerán oro e incienso» (Is. 60:5-6). Así vemos a
las «hijas de
Tiro» que vendrán con presentes. Hay que acordarnos que Tiro era en
la antigüedad el centro del comercio y que sus príncipes conocían bien el valor
de todas las cosas terrenales. Ahora son atraídos por lo que no se puede
comprar con dinero.
Ellas están aquí no con un precio sino con
una ofrenda. Y ahora vemos el cortejo de boda oriental (vs. 13-15). La desposada,
vestida de brocado de oro, espera en la morada de su padre (v. 13). A la hora
señalada es llevada con alegría y gozo al palacio de su esposo. Esta desposada
es de cuna real y además se casa con un rey. Esto simboliza a la nueva Israel
como nacido de Dios.
La hermosura externa de la reina es sólo
el reflejo de su hermosura interna. Su carácter es tan bello como sus vestidos.
No sólo le ha dado hermosura su Señor (Is.61:10), sino que ella con su propia
costura, ha fabricado su carácter interno con miras a este día nupcial. Con
gozo los participantes entran al palacio del rey. En el futuro reinado del
Mesías, “la
tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas
cubren el mar” (Hab.2:14).
Los últimos dos versículos nos hablan del fruto de esta unión real: hijos que son príncipes y que regirán los destinos de la tierra. Y también el nombre que ahora es profanado será honrado Universalmente, Cristo será alabado eternamente y para siempre.
3. APLICACION PERSONAL:
Al meditar en este salmo, no sólo
admiraremos a Cristo, sino que surgirá en nosotros la más profunda adoración.
Véase Parte VII:
No hay comentarios.:
Publicar un comentario