La
Doctrina De La Resurrección (I):
(1 Corintios 15:1-58)
“Además os declaro,
hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el
cual también perseveráis;…
por el cual asimismo, si retenéis la
palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano… Porque
primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por
nuestros pecados, conforme a las Escrituras;… y que fue sepultado, y
que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;… y que
apareció a Cefas, y después a los doce… Después apareció a más
de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya
duermen…
Después apareció a Jacobo; después a todos
los apóstoles;… y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí… Porque yo
soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol,
porque perseguí a la iglesia de Dios… Pero por la gracia de
Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he
trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo… Porque o
sea yo o sean ellos, así predicamos, y así habéis creído… Pero si
se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre
vosotros que no hay resurrección de muertos?... Porque si no hay
resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó… Y si Cristo no
resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe… Y somos
hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él
resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan… Porque
si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó;… y si
Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados…. Entonces
también los que durmieron en Cristo perecieron… Si en esta vida solamente
esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres…”.
(1
Corintios 15:1-58)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Introducción:
Los griegos se burlaban de la idea de la resurrección del cuerpo (véase Hechos 17:32). Creían que el cuerpo constituía
una cárcel del alma inmortal. De ahí que para ascender al bien, el alma tenía
que escapar del cuerpo.
Pablo
presenta la resurrección como una nueva forma de vida, prevista en el eterno
plan redentor de Dios junto a la destrucción de todos los poderes malignos:
· Muestra la importancia de la resurrección
al relacionarla con Jesucristo (1-11)
y los cristianos (vv. 12-34);
· define la naturaleza del cuerpo
resucitado (vv. 36-49); y
· revela cómo tendrá lugar la resurrección
(vv. 50-58).
La resurrección de Cristo se basa en la
evidencia de muchos
testigos oculares, incluyendo a Pablo mismo, y es la grande verdad que se proclama
como la base fundamental del evangelio:
·
Los
que niegan la resurrección en general, deben negar la de Cristo, y
·
la consecuencia de esto
será que son vanas la predicación y la fe cristianas.
I. LA IMPORTANCIA DE LA RESURRECCIÓN: 1 Cor.15:1-11:
La Resurrección De Cristo. 1 Corintios 15:1-11:
Aunque
muchos ven en el cap. 13 lo más importante en esta carta de Pablo a los
corintios (el amor), pocos pueden debatir la importancia del cap. 15 desde la
óptica de la teología cristiana. Su importancia estriba en que es el testimonio
escrito más primitivo de la resurrección de Jesús. Junto con esto está el
testimonio de Pablo respecto a la resurrección de los creyentes cristianos en
virtud de la de Cristo.
Como se
ha visto anteriormente, muchas veces la problemática atacada por el Apóstol es
presentada por preguntas surgidas de la congregación en Corinto. Tal no es el
caso esta vez. Pablo no comienza su exposición con la expresión “en cuanto a las cosas que me escribisteis” (7:1). Tampoco se hace alusión a alguna noticia que le haya
llegado por algún representante de Cloé
(1:11).
La
verdad es que no se sabe cómo llegaría a los oídos de Pablo el problema
teológico que se presentaba en la iglesia en Corinto en torno a la resurrección
corporal de los creyentes. Es más, puede ser que este problema sea
multifacético. Es decir, no se sabe a ciencia cierta cuáles formas tomaría este
problema en Corinto. ¿Habría algunos corintios, empapados en la cultura griega,
que negarían la resurrección del cuerpo para luego afirmar la inmortalidad del
alma? (ver Hech.17:18-32).
La negación del valor eterno del cuerpo era típica del
pensamiento griego. Lo único eterno era el alma, la parte
imperecedera de la persona. Es posible también que en la iglesia de Corinto
hubiera quienes afirmaran la resurrección de Cristo, pero negaran la de los
creyentes. ¿Habría, además, algunos creyentes corintios que pensaran que por su
redención en Cristo ya su resurrección había tenido lugar? Todas estas
preguntas en torno a la naturaleza precisa del problema que afrontaba el
Apóstol son pertinentes a una comprensión adecuada de este capítulo.
Una respuesta tentativa es dada por Brown en su introducción al capítulo. Afirma el escritor estadounidense que es probable que la
forma del problema que más prevalecía en Corinto fuera la de los corintios
gnósticos que se ufanaban de su resurrección espiritual ya realizada. Este concepto
también era acompañado por un rechazo de una futura resurrección corporal del
creyente, fueran ellos mismos u otros (ver 2 Tim.2:17-18*). Esto no quiere
decir que negaran una vida futura; sólo negaban la necesidad de una
resurrección corporal del creyente.
NOTA: *VV.17-18: Himeneo y Fileto. Estos perturbadores (a Himeneo se le menciona también
en 1 Timoteo 1:20) estaban
probablemente enseñando que la Doctrina de la Resurrección tenía solo un
sentido alegórico o espiritual. La enseñanza gnóstica concebía la Restauración
alegóricamente, como referencia a una iniciación en la verdad o iluminación,
que tiene lugar en el bautismo.
· Era típico que la mentalidad griega funcionara así, pues la idea de la
resurrección de un cadáver era especialmente repugnante para ellos.
· En cambio, la resurrección corporal era muy importante
entre la mayoría de los judíos.
La excepción de los Saduceos es notable. La razón principal para su negación de la resurrección
era que aceptaban sólo el Pentateuco.
La
doctrina de la resurrección no se encuentra en esa parte del canon hebreo, sino
sólo en el pensamiento judío posterior. Se debe aclarar que no era inusitado
que Pablo hablara de la inmortalidad (1 Cor.15:54*), pero no la concebía como
los griegos. Para éstos, la inmortalidad del alma era algo inherente en la
naturaleza humana.
NOTA: *VV.54-56. Satanás parece ser el triunfador en el jardín de Edén (Génesis 3), y cuando Jesús murió en la cruz (Marcos 15:22-24). Pero Dios cambió la aparente victoria
de Satanás en fracaso cuando Cristo resucitó de la muerte (Col.2:15; Heb.2:14-15). Desde entonces la muerte ha dejado de ser una fuente de temor.
Cristo la venció y un día lo haremos también. La muerte ha sido vencida y
nuestra esperanza va más allá de la tumba.
Pablo, en cambio, contempla la inmortalidad sólo como
dádiva de Dios mismo. Es más, aun la resurrección corporal de
Jesús fue producto del poder de Dios. Una lectura somera del cap. 15, no
obstante, revela que el tema central es el de la resurrección de los corintios.
A este tema el Apóstol se dedica con ahínco.
La Resurrección. 1 Cor. 15:4.
· Los griegos no creían en la resurrección del cuerpo
físico.
· Los fariseos creían en una
resurrección corporal.
· Los saduceos no creían en la resurrección.
· Pablo apela a testigos que vieron la resurrección
y a ejemplos para ampliar el concepto de resurrección.
“y
que fue sepultado, y que resucitó* al tercer día, conforme a las
Escrituras”. V.4.
Etimología:
G1453
ἐγείρω = egéiro*: probablemente similar a la base de G58 (mediante la
idea de hacer acopio de las facultades de uno); despertar (transitivamente o
intransitivo), i.e. levantarse (literalmente del sueño, de estar sentado o
acostado, de la enfermedad, de la muerte; o figurativamente de la oscuridad,
inactividad, ruina, no existencia):- enderezar, levantar, despertar, resucitar. (Strong).
El
Apóstol comienza este capítulo volviendo a su concepción de ellos como “hermanos” en la fe. Pese a
su posible conflicto con ellos sobre el abuso de los dones espirituales (caps.
12, 14), ahora empieza su nuevo tema con un intento por crear un ambiente
propicio para la aceptación de su enseñanza. Aun así, empieza con un poco de
pena, ya que tiene que recordarles a los corintios algo que habían olvidado.
El
verbo que RVA., traduce como “declaro”
connota este sentido de lo embarazoso. Pablo se ve obligado a recordarles que
les había predicado el evangelio completo anteriormente, y que ellos también lo
habían asimilado. La expresión “en el cual estáis firmes” comunica la idea de que el evangelio que les había
predicado es el que provee para ellos la ubicación en Cristo (ver Rom.5:2; 11:20).
El uso
frecuente que Pablo hace del verbo salvar
(sozein
G4982) permite que algunos lo traduzcan como un presente
futurista.
Etimología:
G4982
σώζω = sózo: del primario σῶς = sós (contracción por el obsoleto σάος = sáos, «seguro»); salvar, i.e.
librar o proteger (literalmente o figurativamente):- hacer salvo, librar, misericordia,
preservar, salvar, sanar, sano.
(Strong).
Es
decir, está en el presente el verbo, pero demuestra una acción continua que
conduce hacia el futuro. La expresión “si lo retenéis” refleja una seguridad de que sí lo harán. La
construcción gramatical no hace que su retención sea dudosa. En cambio, si los
corintios fueran a rechazar su mensaje, sí habrían creído en vano.
Bruce afirma al respecto: “No es que Pablo realmente crea seriamente en esta posibilidad,
pero si su negación de la resurrección se llevara a la conclusión lógica, o
sea, la negación del mismo evangelio, entonces ciertamente se comprobaría que
su creencia no tenía fruto, tal vez, porque había sido ejercida de manera
superficial o al garete”.
· Pablo empieza a transmitirles a los corintios una
tradición teológica que él mismo había recibido de otros (paradosis G3862).
· La unidad literaria de esta tradición se halla en los vv. 3-8. Los verbos empleados por el
Apóstol en el v. 3, paralambaneis G3880, “recibir”, y
· paradidonai G3860, “remitir”,
Son los que clásicamente aluden al sistema
antiguo de los judíos en la comunicación de una tradición en la cual se espera
que haya una repetición fiel y una subsecuente memorización de parte de los
oyentes.
Etimología:
G3862
παράδοσις = parádosis: de G3860;
transmisión, i.e. (concretamente) precepto; específicamente la ley judía
tradicional:- enseñanza, instrucción, doctrina,
tradición.
G3880 παραλαμβάνω = paralambáno: de G3844 y G2983; recibir cerca,
i.e. asociarse con uno mismo (en cualquier acto o relación familiar o íntima);
por analogía asumir un cargo; figurativamente aprender:- aprender,
recibir, tomar.
G3860
παραδίδωμι = paradídomi: de G3844
y G1325; rendirse, i.e. ceder, confiar, transmitir:- dar, encarcelar, encomendar, enseñar, entregar, exponer, maduro,
poner, preso, transmitir. (Strong).
La
expresión “en primer lugar” es un poco ambigua y puede significar prioridad en
tiempo o importancia. Probablemente el Apóstol utilice la expresión con el último
sentido.
Por el
uso de los dos verbos ya mencionados, Pablo indica a los corintios que él mismo
no originó la tradición, sino que es uno dentro de la cadena de transmisores de
ella. Una cosa que sí llama la atención es que en esta instancia no se reclama
que la tradición haya sido recibida del Señor como en 11:23. Se ha observado a
menudo que este texto parece estar en conflicto con lo dicho en Gál.1:11 ss.
En esa
ocasión el Apóstol estaba muy tajante y enfático en su negación de haber
recibido su evangelio de otro hombre, ni tampoco se le había enseñado. A los
gálatas firmemente expresó que su evangelio lo había recibido del mismo Señor.
El supuesto conflicto bien puede ser más aparente que real.
El caso es que para Pablo ambos modos de recepción del
evangelio son ciertos. Los contextos
inmediatos de ambas situaciones y los propósitos del Apóstol bien pueden
explicar la supuesta diferencia. La revelación inmediata en el camino a Damasco
llevaría a Saulo de Tarso a declarar la misma esencia del evangelio: “Jesús es el Señor”.
Esta convicción no le fue comunicada por ningún hombre. En cambio, todo lo relacionado con la vida, las
enseñanzas, la pasión de Jesús, lo aprendería con otros que sí habían sido
testigos oculares, o sea, los demás apóstoles.
Acá el
punto de origen de la tradición no parece importar tanto como el contenido de
la tradición misma. Este contenido refleja el evangelio predicado por el
apóstol misionero. Este evangelio se resume en cuatro frases cortas que
comienzan en español con la palabra “que”; este
formato también refleja la transmisión de una tradición.
Las cuatro frases son:
Ø “que Cristo murió,
Ø que fue sepultado,
Ø que resucitó,
Ø que apareció a Pedro y después a los doce”.
Veámoslas en sus respectivos textos
consecutivos.
“… Que Cristo murió por nuestros pecados,
conforme a las Escrituras;… y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;… y que apareció
a Cefas, y después a los doce”. 1 Cor. 15:3-5.
El Apóstol mismo agrega puntos de interpretación al
anuncio de la muerte aludida:
(1) El que murió no es cualquiera sino “Cristo” mismo. Al usar este
término, Pablo anunciaba lo increíble para muchos judíos, que el Mesías, el
Ungido de Dios, pudiera morir. Tal vez no tendría el mismo impacto en los
corintios de ascendencia griega, pero aun así su trasfondo cultural presentaría
un problema para ellos, ya que las deidades griegas no podían sufrir, mucho
menos morir.
(2) La muerte de Cristo es “por” los
pecados de su pueblo (ver Rom.3:24-26; 5:21; 4:25; Gál.1:4). Los comentaristas
discurren sobre el significado de la preposición “por”. Normalmente esta preposición griega (juper G5228) significa “a favor de”. El contexto no
favorece esta traducción sencilla; la preposición en este caso probablemente
lleve un sentido doble: “a favor de” y “para atender nuestros pecados”.
Exactamente cómo la muerte de Cristo resuelve el problema del pecado no es
tratado por Pablo aquí. Más bien, se contentaba con proclamar el hecho.
(3) Esta misma muerte tuvo lugar “conforme a las Escrituras”. Esto quiere decir que la muerte de Cristo resultó en
cumplimiento de las profecías del AT. Pablo no cita ningún texto específico,
pero puede que aluda a Deut. 21:23 y también Is.53:5-12. Hay una insistencia en
el NT., en que la muerte de Cristo era algo de lo cual se había escrito
anteriormente (ver Mt.26:54, 26:56; Mr.9:12; 14:21; 14:49; Lc.18:31; 22:37;
24:44; Lc.24:46; Jn.19:28).
(4) No tan sólo murió el Cristo, sino que
también “fue
sepultado”. Pablo no afirma
que esto fue conforme a las Escrituras, aunque se implica. El mencionar la
sepultura de Jesús es un modo de insistir en su muerte real. Normalmente no se
sepulta gente viva. Si hubiera personas en Corinto que dudaban de la muerte
genuina de Jesús, esta frase tendería a refutar tal idea. La sepultura de una
persona es la mejor forma de convencernos de que ya se ha ido. También, la
sepultura de Jesús representa una etapa intermedia entre su muerte y su
resurrección. Esta última no podría darse si no hubiera una muerte verdadera.
(5) “Que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras” ocupa un verbo con un tiempo distinto a los dos verbos
anteriores. Estos están en el aoristo o pasado definido lo cual significa que
algo tuvo lugar y se acabó. En cambio, el verbo “resucitó” está en el tiempo perfecto. La traducción castellana
está en el pretérito, pero el griego da otra idea. El sentido es que no tan
sólo tuvo lugar la resurrección sino que su efecto aún está en vigor.
Por su resurrección Cristo ya vive, y que vivirá para
siempre es la connotación. Este es el
elemento central en la predicación apostólica. Si bien los demás escritos neo
testamentarios usan la expresión “después de tres días” (Mt.27:63; Mr.8:31; 9:31; 10:34), el mensaje paulino
emplea el refrán “al tercer día”. La variación se debe al contexto diferente cuando Jesús
hablaba de su resurrección futura.
La
expresión encontrada en la proclamación apostólica más primitiva es la que
encontramos en este texto: “al tercer día”. Si la reiterada expresión “conforme
a las Escrituras” se conecta con “que resucitó”, hay una
considerable serie de textos en el AT., que pudieran ser pertinente (ver Job
16:10; Is.53:10b, 11).
En
cambio, si la misma expresión se asocia con “al
tercer día” entonces Os.6:2 es
el texto más lógico. Como es obvio, no hay certidumbre respecto al orden
preciso. Lo que sí se aprecia en el texto es que los elementos centrales en la
fe cristiana, la muerte y la resurrección de Jesús, están íntimamente
conectados al curso de la historia humana.
Esto es
natural, porque, a diferencia de las deidades de las demás religiones, el Dios
de Israel optó por el medio de la historia para revelarse a la humanidad.
Sabemos quién es Dios y cómo es por lo que ha hecho y hace en el curso de la
historia humana. Los dioses de todas las demás religiones del tiempo de Pablo
se asociaban a la naturaleza; es decir, sus caracteres se asemejaban y estaban
circunscritos al orden natural. La muerte y la resurrección de Jesús son el
clímax de las obras portentosas de Dios en pro de la salvación del hombre.
“Que
apareció a Pedro* y
después a los doce” (v. 5). Con estas
palabras Pablo empieza a relatar la lista de las apariciones de Jesús después
de su resurrección. Conviene recordar que esta lista es históricamente la más
antigua, ya que los Evangelios se escribieron algunos años después. Esta
aparición es respaldada también por Lc.24:34*, aunque este texto es sólo una
alusión y no un relato de la aparición a Pedro en sí.
“que
decían: Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón**”. (Lucas 24:34).
NOTA: VV.33-34: Pablo también menciona que Jesús apareció a Pedro solo (1 Cor.15:5). Este hecho no se incluye en los
Evangelios. Jesús mostró interés personal por Pedro porque este se sintió
completamente indigno después de negar a su Señor. A pesar de que Pedro se
arrepintió, Jesús se acercó a él y lo perdonó. Muy pronto Dios lo usaría en la
edificación de su Iglesia (véase la primera mitad del libro de Hechos).
Etimología:
G2786
*Κηφᾶς = Kefás: de origen caldeo
[Compare H3710]; Roca; Cefas, sobrenombre de Pedro:- Cefas.
(Strong).
G4613
**Σίμων = Símon: de origen hebreo [H8095];
Simón, nombre de nueve israelitas:- Simón. Compare G4826.
Probablemente,
esta aparición de Jesús a Pedro sea la base de la posición de honor que el
Apóstol ocupaba en la iglesia primitiva. Pablo no menciona ninguna aparición
del Cristo exaltado a las mujeres. Es más, sólo relata una aparición a tres
individuos como tales: a Pedro, a Jacobo (el hermano de
Jesús) y a
Pablo mismo.
La
expresión “los doce” es un
título especial para los hombres que siguieron a Jesús. Una aparición a Judas
Iscariote, desde luego, se descarta, ya que éste se había suicidado con
anterioridad. El
título de honor sólo aparece como tal después de la muerte de Jesús. El lugar de las apariciones a los individuos tampoco se
especifica, pero lo más lógico sería en Jerusalén.
Ya que
Pablo tuvo que defender su propio apostolado en varias ocasiones, es muy
probable que Pablo siga citando la tradición apostólica que había recibido y
que transmitía a los corintios. Parece que esta tradición termina justamente
con el v. 5. Es interesante que
pocos de los “doce” asumieran
papeles de importancia en la iglesia primitiva.
Como sea que hayan sido estas apariciones a los doce, se
sabe que dieron credibilidad a ellos como un eslabón entre:
· El Jesús histórico, y
· el Cristo resucitado.
No hay
mención de semejante aparición en los Evangelios (v. 6). Algunos han procurado
identificar esta aparición con los eventos registrados en Hechos tocantes al
Día de Pentecostés (ver Hech.1:15; 2:1-41).
Ese
relato menciona que 120 recibieron el don del Espíritu Santo ese día y unos
miles se convirtieron también seguidamente. Esta teoría no tiene comprobación
ni histórica ni evangélica.
Simplemente
hay que confesar que no se puede armonizar nítidamente el número y los
pormenores en torno a las apariciones de Jesús después de su resurrección tal
como se narran respectivamente en los Evangelios y en Pablo.
En realidad, no hay necesidad de hacerlo. Es extraordinario que el Apóstol diga que Jesús se
apareció a este número de personas “a la vez”. Esta
es la única vez que semejante cosa se nos dice. Pablo agrega: “de los cuales muchos viven todavía; y
otros ya duermen”.
NOTA: V.6. Quinientos Hermanos: La referencia de éstos y de otros testigos de la RESURRECCIÓN de Cristo es de
Gran Valor Apologético, especialmente a la vista del hecho de que la RESURRECCIÓN estaba aún siendo
atestiguado por testigos que vivían 25 años después del acontecimiento. (Biblia de Estudio RYRIE, Pág. 1,625)
No hay
duda de que para Pablo la resurrección de Jesús fue un evento histórico real, y
que sobrevivían muchos de los testigos de esa aparición. Con todo, el Apóstol
no da nombres, pero evidentemente, al escribir su carta, había posibilidades de
corroboración de parte de estos testigos.
Lo
interesante, sin embargo, es que parece que su énfasis no recae tanto sobre el
hecho de que algunos todavía vivieran, sino que algunos ya hubieran muerto. Si
nos damos cuenta de que el problema de los corintios no era la creencia en la resurrección
de Jesús sino en la resurrección de los creyentes, es más fácil ver el motivo
de Pablo al relatar esta aparición. Quiere hacer constar que los creyentes que
mueren durante este período (antes del retorno de Cristo) logran la vida.
De
nuevo, hay que agregar que no hay evidencia en los demás escritos neo
testamentarios tocantes a esta aparición a Jacobo (v. 7). Eso sí, en uno de los evangelios
apócrifos, el Evangelio para los Hebreos, se da una constancia de este evento.
Vale
la pena recordar que este Jacobo* es el hermano carnal de Jesús. El que Jesús apareciera a su propio hermano es
significativo. Da constancia de que este hermano y otros de su familia no eran
seguidores hasta después de la resurrección (ver Mr.3:21; 3:31ss.; Jn.7:5).
“Después
apareció a Jacobo*;
después a todos los apóstoles”. (1 Cor. 15:7)
Etimología:
G2385
Ἰάκωβος = Iákobos: lo mismo que G2384
con pronunciación griega; Jacobo, nombre de tres israelitas:- Santiago,
Jacobo. (Strong).
NOTA: *V.7. Apareció a Jacobo—el Menor, el hermano de nuestro Señor (Gal.1:19). El
evangelio según los hebreos, citado por Jerónimo (Catalogus Scriptorum
Ecclesiasticorum, p. 170 D), dice que “Jacobo juró que no comería pan desde la hora cuando bebió la copa
del Señor, hasta que le viese resucitado de los muertos”, a todos los apóstoles—El término aquí
incluye a otros muchos además de “los doce” ya enumerados (v. 5): tal vez a los setenta discípulos
(Lucas 10:1). [Crisóstomo].
También
puede explicar la razón por la que Jacobo llegó a ser un líder en la iglesia de
Jerusalén. Cuando Pablo visitó la iglesia en esa ciudad después de su
conversión, dice que no vio a ningún otro apóstol sino sólo a Jacobo (Gál.1:19).
Es muy razonable pensar que Pablo supo de esta aparición a Jacobo directamente
con él. La expresión “a todos los apóstoles” aparentemente implica un grupo mayor que los doce.
Ciertamente
se sabe que Jacobo no pertenecía al grupo original de los discípulos más
allegados a Jesús durante su ministerio terrenal. No se sabe a ciencia cierta a
quiénes aluda el Apóstol al hablar de “los apóstoles” acá. Ya que la definición de “apóstol” de Pablo es distinta a la del libro de los Hechos (“los doce”), es difícil
determinar su sentido en esta ocasión. Lo más probable es que aluda a varios
misioneros del evangelio, más numerosos que los doce, pero menos que los
quinientos.
Es muy
evidente que Pablo piensa que la aparición de Jesús a él en el camino a Damasco
es la última de todas las apariciones que se dieron después de la resurrección.
El término “último” puede
significar último en importancia o último en tiempo. Pareciera que se usa en el sentido
cronológico.
“y al
último de todos, como a un abortivo*, me apareció a mí”. (1 Cor. 15:8)
Etimología:
G1626 *
ἔκτρωμα = éktroma: de un compuesto
de G1537 y τιτρώσκω =
tritosko (herir); aborto espontáneo,
i.e. (por analogía) nacimiento abortivo:- abortivo. (Strong).
G3972
Παῦλος = Paúlos: de origen latín;
(pequeño; pero remotamente de un derivado de G3973; significa lo
mismo); Pablo, nombre de un romano y de un apóstol:- Pablo. (Strong).
NOTA: *V.8: Pablo confiesa su indignidad personal como antiguo perseguidor
de los cristianos. Como a un abortivo es una forma gráfica a través de la cual
Pablo se describe a sí mismo como alguien insignificante, sin vida propia, en
los días del llamamiento apostólico. La conversión de un judío devoto como
Pablo sería inexplicable si Cristo no se le hubiese aparecido (véase Hechos 9:22;
9:26).
Aunque
es cierto que Pablo tuvo que defender su apostolado en varias ocasiones ante
otros, nunca tuvo la más mínima duda respecto a su propio cumplimiento de los
requisitos para ser apóstol. Pablo sabía bien que era el último testigo ocular
del Cristo resucitado. La expresión traducida por RVA., como “como a uno nacido fuera de tiempo” es a
todas luces muy extraña.
En realidad es la traducción de un sustantivo con su
artículo: to
ektromati G1626. La expresión es doblemente extraña, porque
Pablo acaba de dejar la idea que él era el último de los apóstoles en ver al
Jesús resucitado. La
palabra griega, en cambio, implica un nacimiento prematuro o un aborto.
Hay un contraste obvio entre lo último y lo prematuro. Lo más probable es que Pablo emplee aquí un término
despectivo, acuñado por los mismos corintios opositores que desdeñaban su apostolado.
Este
vocablo pinta lo grotesco, lo mal formado, lo incompleto y lo repulsivo, lo
malogrado de un feto abortado. Se sabe que en escritos posteriores Pablo
registra la opinión sumamente negativa de algunos de los corintios (ver 10:10).
En esa ocasión los corintios no cejaban en vejar su aspecto físico.
De modo
que es muy posible que este término describiera no tan sólo las supuestas
deficiencias de Pablo como apóstol sino que también fuera una manera de verlo
como un fenómeno. Si es así, el Apóstol agrega que aun así, el Cristo
resucitado se dignó en revelársele.
Sepulcro
De Cristo:
¿Seguirá
el Apóstol con estas palabras (v. 9) el tenor de las censuras de los corintios?
La mayor parte de los eruditos en el campo no opinan así. Más bien, Pablo
expresa su estima propia no por lo que los corintios puedan creer acerca de él,
no por los logros que el Apóstol mismo pudiera haber realizado, sino por la
gracia de Dios. Las palabras expresan que su pasado como perseguidor de la
iglesia lo incapacita para ser un apóstol “significativo”.
No
acepta las censuras de los corintios, pero reconoce sus propias fallas, y son
estas las que lo descalifican como apóstol digno ante sus propios ojos. ¿A cuál
iglesia se refiere Pablo? Algunos opinan que habla de las iglesias particulares
en Judea y Siria. Otros, probablemente con razón, creen que el Apóstol habla de
la iglesia en su sentido universal (ver Gál.1:13).
El v. 10 ayuda a esclarecer el contenido del anterior. El pasado de Saulo de Tarso como perseguidor sólo da
realce al hecho de que no es merecedor de la comisión de Cristo para ser
apóstol. El apostolado de Pablo se puede atribuir única y exclusivamente a la
gracia de Dios.
Al
contemplar la gracia de Dios en su vida, Pablo puede afirmar simultáneamente su
propia indignidad para ser apóstol. Con todo, su dependencia de la gracia de
Dios no ha sido en vano. No tan sólo es creyente en virtud de la gracia de Dios
sino que también recibió la comisión y la posibilidad de ser apóstol por la
misma gracia.
Aunque
existiera la posibilidad de recibir esta gracia en vano, no fue así en el caso
de Pablo, pese a las ideas negativas de los corintios. El Apóstol reconoce que
era responsable por responder ante la gracia de Dios, cosa que hizo y tuvo
resultados positivos en su ministerio.
Aunque
Pablo menciona en este texto su trabajo con afán, jamás reclama para sí ningún
crédito. Todo es por la gracia de Dios. La palabra “ellos” probablemente se refiera a los demás apóstoles.
Pero al
decir que ha trabajado “más que todos ellos”, no significa colectivamente sino individualmente. No
había otro apóstol que trabajara con más dedicación y ahínco que Pablo. En el
NT., la veracidad de esta aseveración es muy comprobable.
Si no
hubiera sido por Pablo, ¿qué se habría hecho por la evangelización del mundo
gentil? Si no fuera por Pablo, ¿cuánto del NT., tendríamos hoy? Pero con todos
sus logros sacrificiales, Pablo afirma de manera constante que todo se debe a
la gracia de Dios, no por sus propias capacidades.
Véase Punto II:
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