miércoles, 20 de septiembre de 2017

NACIMIENTO DE ISAAC, OFRECIMIENTO EN HOLOCAUSTO: GÉNESIS 21–22:

NACIMIENTO DE ISAAC, OFRECIMIENTO EN HOLOCAUSTO:
GÉNESIS 21–22:

Estos dos capítulos señalan tres pruebas que vinieron a la vida de Abraham. La verdadera fe siempre se prueba, porque sólo mediante la prueba descubrimos la clase de fe que tenemos. Las pruebas de la fe son oportunidades para crecimiento y victoria.

I.       Una Prueba De Parte De La Familia (21:1–21):
A veces es más difícil vivir por Cristo en casa:
·      Abraham ya había sufrido la prueba en su familia por su padre (11:27–32),
·      su sobrino Lot (caps. 12–13), y
·      su esposa (cap. 16).
Aquí vemos conflicto entre los dos hijos, Ismael (quien según 16:16 debía estar al final de la adolescencia) e Isaac (quien fue destetado cuando tenía alrededor de tres años).
Al principio, el nacimiento de Isaac trajo: gozo y risa (compárese 21:6 con 17:17 y 18:12), porque el mismo nombre significa «risa». Pero pronto hubo conflicto porque Ismael perseguía siempre a su hermano menor. Hay algunas lecciones valiosas aquí:

A.      La Carne Versus El Espíritu.
Ismael era el hijo de la carne (cap. 16), mientras que Isaac era el hijo de la promesa, nacido milagrosamente. La presencia de Isaac en el hogar no se debía a la fuerza de Abraham (pues estaba ya casi muerto, Rom. 4:19–20), sino de la promesa y poder de Dios.
Siempre hay conflicto entre la carne y el Espíritu, la vieja naturaleza y la nueva (Gál. 5:16–24). La salvación no cambia la vieja naturaleza, ni puede mejorarla ni disciplinarla (véase Rom. 6–7).
La única manera de sobreponerse a la vieja naturaleza es aceptar la manera en que Dios la evalúa y obedecer la Palabra de Dios. Abraham amaba a Ismael y anhelaba retenerlo (21:10–11; véase 17:18); pero Dios dijo: «¡Échale fuera Romanos 6 nos informa que nuestra única victoria sobre la carne es la crucifixión; considerarnos muertos.
Los cristianos que alimentan la vieja naturaleza (Rom. 13:14) siempre tendrán conflictos y problemas.

B.      Antiguo Pacto Versus Nuevo Pacto.
Gálatas 4:21–31 explica que estos sucesos con Ismael e Isaac son una alegoría que simboliza el antiguo pacto de Dios con Israel y su nuevo pacto con la Iglesia. Podemos resumir brevemente las principales ideas de esta forma:
·    Agar simboliza el antiguo pacto de la ley, identificado con la Jerusalén terrenal en los días de Pablo.
·      Sara simboliza el nuevo pacto de gracia, identificado con la Jerusalén celestial:
·      Ismael nació de la carne y era hijo de la esclava.
·      Isaac «nació del Espíritu» y era el hijo de la mujer libre.
Los dos hijos, entonces, ilustran a los judíos bajo la esclavitud de la ley y a los verdaderos cristianos bajo la libertad de la gracia. El argumento de Pablo es que Dios le ordenó a Abraham que echara fuera a Agar (el antiguo pacto) debido a que su bendición estaba en Isaac.
Todo esto encaja en el argumento de Pablo en Gálatas 3–4 de que los cristianos de hoy no están bajo la ley.

C.      La Manera Del Hombre Versus La Manera De Dios.
La mejor forma de resolver cualquier problema es hacerlo a la manera de Dios. Agar se olvidó de la promesa que Dios le dio en 16:10; de otra manera no se hubiera descorazonado. Dios la sostuvo y cumplió su palabra. Si le obedecemos, Él siempre abrirá la puerta y resolverá el problema.

II.     Una Prueba De Parte De Los Vecinos (21:22–34):
Los creyentes deben tener cuidado en las relaciones con «los de afuera» (Col. 4:5; 1 Ts. 4:12; 1 Tim. 3:7). Abraham tenía un buen testimonio ante sus vecinos no salvos, y el conflicto sobre el pozo podía haberlo arruinado para siempre.

Nótese: que Abraham acordó resolver el problema como si fuera un negocio: «Hágase todo decentemente y con orden» (1 Cor. 14:40). Abraham y sus vecinos intercambian los regalos apropiados e hicieron los sacrificios debidos para sellar un pacto.
El lugar donde se hizo el pacto se llamaba Beerseba, «el pozo del juramento», y llegó a ser un lugar de oración y comunión para Abraham. Es importante que resolvamos de una manera cristiana las pruebas que enfrentamos en el vecindario o en los negocios. Para más aclaración, véase Romanos 12:18.

III.    La Prueba De Parte De Dios (22:1–24):
Satanás nos tienta para sacar lo peor de nosotros, pero Dios nos prueba para extraer lo mejor en nosotros. Véase Santiago 1:12–15. Las pruebas más severas no proceden de las personas, sino del Señor, y sin embargo las bendiciones más grandes siempre las acompañan.
Dios jamás probó a Lot de esta manera. Lot vivía en un nivel tan bajo que Sodoma y el mundo lo probaron. Es el santo que anda más cerca del Señor a quien Dios prueba al máximo para su gloria.

A.      La Lección Típica.
Este suceso es un maravilloso tipo de Cristo, el Unigénito Hijo que estuvo dispuesto a dar su vida por complacer a su Padre:
·      Tanto Isaac como Cristo fueron hijos prometidos;
·   ambos nacieron milagrosamente (por supuesto, Cristo nació de la virgen María y fue sin pecado);
·      ambos trajeron gozo al corazón de su padre;
·      ambos nacieron en el tiempo establecido.
·      Ambos fueron perseguidos por sus hermanos y ambos fueron obedientes hasta la muerte.
Cristo fue crucificado entre dos ladrones y dos jóvenes fueron con Isaac (v. 3). Isaac le preguntó a su padre y Jesús preguntó: «Dios mío, ¿por qué me has desamparado (Mt. 27:46).
Por supuesto, Jesús en realidad murió, mientras que Isaac fue librado. Sin embargo, a ojos de Dios Isaac había «muerto». Hebreos 11:19 dice que «en sentido figurado» (o sea, simbólicamente) Isaac fue levantado de los muertos.
El versículo 19 indica que Abraham regresó a los criados que esperaban, pero no se dice nada acerca de Isaac. Esto también es un tipo; ¡porque la próxima vez que vemos a Isaac está recibiendo a su esposa! (24:62ss). Asimismo, Cristo se entregó en la cruz y regresó al cielo, y un día volverá para recibir a su Esposa, la Iglesia.

B.      La Lección Práctica.
La verdadera fe siempre se prueba. Por supuesto, Dios no quería la vida de Isaac; quería el corazón de Abraham. Isaac era muy querido para Abraham y Dios quería estar seguro de que Isaac no era un ídolo entre Él y Abraham. Era posible que Abraham confiara en Isaac para el cumplimiento de las promesas y no en Dios. ¿Cómo salió Abraham de esta prueba?
Por un lado, descansó en las promesas de Dios (Heb. 11:17–19). Él le había prometido muchos descendientes y esta promesa no podía cumplirse a menos que Isaac viviera o Dios le levantara de los muertos. Abraham sabía que Dios no podía mentir, de modo que descansó en su palabra inmutable.
«Nunca dude en la oscuridad lo que Dios le ha dicho en la luz». Abraham obedeció sin dilación. Si hacemos lo que Dios nos ha dicho, Él revelará el siguiente paso cuando llegue el tiempo apropiado. ¡Las respuestas de Dios jamás llegan un minuto tarde! Dios suplió un carnero cuando se necesitó. Por eso Abraham llamó el nombre del lugar «Jehová-jireh: Jehová proveerá»[1].

C.      La Lección Profética.
Este acontecimiento ocurrió en el monte Moriah (22:2), el lugar donde con el tiempo se construyó el templo (2 Cron. 3:1). Isaac preguntó: «¿Dónde está el cordero?», pero Dios suplió un carnero. La respuesta a esta pregunta llegó en la persona de Cristo: «¡He aquí el Cordero de Dios  (Jn. 1:29) Abraham dijo: «En el monte de Jehová será provisto» (v. 14). A Cristo se vio en el templo y luego sacrificado en el monte Calvario. Véase también Juan 8:56.

D.     La Lección Doctrinal.
Santiago 2:14–26 analiza la relación entre la fe y las obras, y Santiago usa este suceso para ilustrar su punto principal: la verdadera fe siempre se demuestra por la obediencia.
 
Nótese: la exactitud de la traducción de Santiago 2:21: «¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro Padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar Abraham no fue salvo cuando ofreció a Isaac, porque había sido salvo años antes cuando confió en la promesa de Dios (Gn. 15:6).
Santiago no nos dice que somos salvos por obras o por sacrificios, sino que la prueba de una fe salvadora es una vida obediente (véanse Rom. 4:1–5 y Gál. 3:6ss).

Estudios para el Domingo.

Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su Biblia


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Notas.
[1] H3068 יְהוָֹה = Yejová: de H1961; (el) auto Existente o Eterno; Jehová, nombre nacional judío de Dios:- Jehová, el señor. Compárese con H3050, H3069.
H7200 רָאָה = raá: raíz primaria; ver, literalmente o figurativamente (en numerosas aplicaciones, dir. y impl., trans., intr. y caus.):- aparecer, aprobar, atender, buscar, considerar, contemplar, dejar, descubrir, dignarse, discernir, enseñar, entender, escoger, especial, estimar, examinar, explorar, gozar, gustar, informar, levantar, manifestar, maravillarse, menospreciar, mirar, mostrar, observar, presentar, proveer, reconocer, reflexionar, respeto, rogar, ver, vidente, visión, visitar, vista. (Strong).
NOTA: Gn.22:14: Jehová Proveerá: Heb., Yavé Jireh que significa “el Señor lo verá”.
yehwah = (יְהוָה, H3068), «Señor». El Tetragrámaton YHWH aparece sin vocales y por eso se debate su pronunciación exacta (Jehová, Yehovah, Jahweh, Yaweh, en castellano Yahveh). El texto hebraico introduce las vocales de, y los estudiosos judíos lo pronuncian cada vez que encuentran el tetragrámaton. Este uso de la palabra se encuentra 6,828 veces, en todos los períodos del hebreo bíblico.

El nombre divino se encuentra únicamente en la Biblia y se debate su significado exacto. Dios lo escogió como su nombre personal a través del cual se relacionaba específicamente con su pueblo escogido (del pacto). Se encuentra por primera vez en Gn.2:4: «Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra, cuando fueron creados, el día que Jehová Dios hizo la tierra y los cielos». Tal parece que Adán conocía a Dios por su nombre personal (o del pacto) desde el principio, puesto que Set puso a su hijo el nombre de Enós (es a saber, un ser débil y dependiente) y empezó (junto con otras personas piadosas) a «invocar [cultuar] el nombre de Jehová [YHWH]» (Gn.4:26). Con el pacto el nombre adquirió una expresión y aplicación más completa cuando Dios se reveló a Abraham (Gn.12:8), prometiéndole redención, es decir, identidad como nación. Esta promesa se hizo realidad a través de Moisés, a quien Dios explicó que él no era únicamente «el Dios que existe», sino también «el Dios que cumple su voluntad»: «Así dirás a los hijos de Israel: El Señor [YHWH], el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre, y con él se hará memoria de mí de generación en generación. Ve y reúne a los ancianos de Israel, y diles: El Señor [YHWH], el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, se me ha aparecido, diciendo: Ciertamente os he visitado y he visto lo que se os ha hecho en Egipto. Y he dicho: Yo os sacaré de la aflicción de Egipto a la tierra del cananeo» (Ex.3:15-17 lba). En esta ocasión, Dios explica el significado del nombre, «Yo soy el que soy [o «seré»]» (Ex.3:14). Habló a los patriarcas en calidad de YHWH, prometiéndoles liberación. Sin embargo, todavía desconocían la plenitud del significado y de la experiencia del nombre (Ex.6:2-8). (VINE).

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