martes, 5 de septiembre de 2017

La Doctrina De La Resurrección (III): (1 Corintios 15:1-58)

La Doctrina De La Resurrección (III):
(1 Corintios 15:1-58)

Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis;… por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; y que apareció a Cefas, y después a los doce… Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen… Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí… Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios… Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo Porque o sea yo o sean ellos, así predicamos, y así habéis creído Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos?... Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó… Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados…. Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron… Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres”.
(1 Corintios 15:1-58)

            Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

III.  LA ESPERANZA DEL CRISTIANO. 1 Cor.15:20-24:

Por esta razón el Apóstol agrega: “somos los más miserables de todos los hombres”. No es que no haya beneficios de la fe cristiana para el presente (ver 1 Tim.4:8), pero la esperanza cristiana está fincada en un Cristo resucitado y viviente. Si tal caso no es cierto, entonces no hay fundamento para ninguna esperanza para el futuro.
Ahora, de nuevo, todo esto lo plantea el Apóstol como caso hipotético. Lo contrario es la verdad como lo comprueba el texto en el v. 20.
Pablo se apresura para advertir a los corintios que su fe no es en vano, no es inútil. Esto es así, porque de hecho Cristo ha sido resucitado. (Conviene recordarnos que el verbo empleado por Pablo varias veces, “ha resucitado”, siempre da la idea de que es el poder de Dios el que levanta a Jesús de la muerte. No es que Jesús mismo se haya levantado a sí mismo independientemente. La resurrección de Jesús siempre es contemplada como resultado de la intervención poderosa de Dios).
El Apóstol afirma que ya no vale la pena seguir pensando en lo que hubiera sido si Cristo no hubiera resucitado. Para los verdaderos creyentes, la evidencia de la resurrección no admite debate. Vale más que empiecen a pensar en lo que sí es por causa de la victoria de Cristo sobre la muerte. Para hacer esto Pablo emplea algunas figuras tomadas del AT., y de la práctica del judaísmo. Primicias es un término que describe los primeros frutos de la cosecha agrícola.
Normalmente, éstos se ofrecían en el templo judío en Jerusalén (ver Lv.23:10-14). Las primicias de la cosecha no tan sólo se consagraban a Dios, sino que también eran símbolo de cosechas aún más abundantes. La resurrección de Jesús afirma y hace posible nuestra propia resurrección (ver Rom.8:23; 11:16). Por esto, la resurrección de Jesús representa la seguridad de que los creyentes, aunque ya fenecidos, también serán resucitados.

En los vv. 21, 22 encontramos la introducción que Pablo hace del tema del primer y el último Adán (ver vv. 45-49; Rom.5:12-21). Este tema presenta una analogía entre dos hombres representativos.
El primer Adán estuvo a la cabeza de la vieja creación; este introdujo la muerte a la humanidad debido a su pecado (ver Génesis 3:17-19). Por su pecado todos los hombres vivimos en un mundo caracterizado por el egocentrismo y el pecado; todos los hombres pecamos, la muerte es nuestro destino (ver Rom.5:12; 5:19).
Conviene reconocer que Pablo, sin duda, veía en el primer Adán un individuo histórico, el primer hombre del cual todos hemos descendido. Pero es importante constatar que también Pablo consideraba a Adán como la humanidad:
Ø El nombre Adán G135 en hebreo significa justamente eso. Se consideraba que toda la humanidad había estado presente en Adán. Tal era la solidaridad del género humano en Adán. Tal es la solidaridad de la humanidad en el pecado. Por lo tanto, hay una solidaridad de la humanidad también en la muerte.
Etimología:
G135 αἴνιγμα = aínigma: de un derivado de G136 (en su sentido primario); dicho obscuro enigma»), i.e. (abstractamente) obscuridad:- oscuramente.
Ø En cambio, Cristo encabeza la nueva creación, y es “el primogénito de entre los muertos” (ver Col.1:18; Ap. 1:5). En él todos los hombres de fe serán vivificados en la resurrección final. Como el nuevo Adán también es creador e inaugurador de una nueva humanidad. Como el último Adán, Cristo es un personaje histórico y escatológico. él comenzó la creación en su muerte vicaria y su resurrección victoriosa; vendrá la consumación de esta nueva humanidad con el fin del tiempo. Esta nueva humanidad está constituida por los hombres de fe en Cristo como Salvador.

La lógica nos dice que la analogía entre los resultados de los dos hombres es consecuente. Es decir, si todos los hombres, en Adán, están destinados a la muerte, entonces todos los hombres deben ser vivificados.
Un análisis cuidadoso, sin embargo, revela que la lógica no resulta en este caso. Es cierto que todos los hombres en Adán optan por pecar y mueren. No es cierto que todos los hombres serán resucitados por lo que hizo Cristo.
Hay una expresión sumamente importante: los que serán vivificados son los hombresen Cristo”. Esto quiere decir que no se puede derivar la idea de una salvación universal de este pasaje, sino que la obra redentora de Cristo es eficaz sólo para los hombres de fe. Esto no quiere decir que Cristo muriera sólo por los elegidos o los predestinados.
Más bien, la expiación de Cristo es “para todo aquél que creyere”. El universalismo está equivocado tanto como la doctrina de una expiación limitada es errónea.
Una cosa cierta es que Pablo habla fuertemente de un juicio fuerte en otras de sus cartas. Esto en sí descarta el universalismo (ver Rom.1:18; 2:6-8; 5:10).

VV. 23-24: El orden de las RESURRECCIONES es como sigue:
Ø Primero, Cristo;
Ø Después, los Creyentes en Su Venida (1 Ts.4:13-18*); y
Ø Finalmente, la resurrección que acontecerá al final del milenio.

Ahora (v. 23) el Apóstol enfoca la resurrección en términos apocalípticos. Esto era natural, ya que Pablo había insistido en la resurrección como un evento futuro:
·      Para algunos, puede parecer que hay una sección aparte en los vv. 23-28.
·      Pero no es una desviación, ya que se retoma en los vv. 50-57.
·      Lo que sí se observa es que los principios establecidos en los vv. 21, 22 son llevados a su aplicación a partir del v. 23.

NOTA: *1 Ts.4.13ss. Los tesalonicenses se preguntaban por qué muchos creyentes dormían (habían muerto) y qué pasaría con ellos cuando Cristo regresara. Pablo quería que los tesalonicenses comprendieran que la muerte no es el final de la historia. Cuando Cristo regrese, todos los creyentes -muertos y vivos- se reunirán, para no volver a sufrir o morir.
V.15. ¿Qué es lo que Pablo quiere dar a entender cuando dice: "En palabra del Señor"? Pudiera ser algo que Dios reveló directamente a Pablo o fue una enseñanza de Jesús trasmitida en forma oral por los apóstoles y otros cristianos.
VV.15-18. Saber exactamente cuándo resucitarán los muertos en relación con los otros hechos en la Segunda Venida, no es tan importante como el propósito por el cual Pablo escribió estas palabras: desafiar a los creyentes a consolarse y animarse mutuamente cuando un ser amado muere. Este pasaje puede ser de gran consuelo cuando un creyente muere. El mismo amor que debiera unir a los creyentes en esta vida (4:9) unirá a los creyentes cuando Cristo regrese y reine por la eternidad.
Porque Jesucristo resucitó, todos los creyentes también resucitaremos. Todos los cristianos, incluyendo aquellos que estén vivos cuando Cristo regrese, vivirán con El para siempre. Por lo tanto, no debemos desesperar cuando un ser querido muere o cuando los acontecimientos mundiales siguen un rumbo trágico. Dios convertirá nuestras tragedias en triunfos, nuestra pobreza en riqueza, nuestro dolor en gloria y nuestra derrota en victoria. Todos los creyentes a través de la historia se volverán a unir en las mismas presencias de Dios, salvas y seguras. Como Pablo consoló a los tesalonicenses con la promesa de la resurrección, nosotros también debiéramos consolarnos y tranquilizarnos unos a otros con esta gran esperanza.
V.16. Un arcángel es un ángel de mayor categoría o más santo asignado a una tarea especial. El único arcángel que se menciona en el Nuevo Testamento es Miguel (véase Judas 1:9).

Es evidente que el Apóstol estaba familiarizado con los términos militares. Ciertamente en su vida como misionero tuvo la experiencia de ser custodiado por soldados romanos en más de una ocasión. La palabra griega para orden es un término militar, y se refiere a los distintos rangos entre los militares.
Con esta expresión, el Apóstol afirma que los eventos escatológicos se regirán según un orden establecido, un plan predeterminado por Dios. Cristo las primicias”: Jesús fue el primero en ser resucitado por el poder de Dios. (Se debe comentar que hay una diferencia entre la resurrección de Jesús y las “resurrecciones” de algunos narradas en el NT; esas resurrecciones devolvieron la vida a esos individuos, tales como Lázaro, pero todos volvieron a morir físicamente al final. No fue así con la resurrección de Jesús. Le fue devuelta la vida por el poder de Dios, y no volvió a morir).
·      Su resurrección fue uno de los eventos culminantes en la historia de la salvación, y así inauguró el fin de los tiempos (el eskaton G2078). Ya que se hizo realidad la resurrección de Jesús, se prometía una cosechamayor.
·      A esto se refiere el Apóstol al decir: “luego” (eita G1534), o sea, los que siguen en el orden establecido, los que son de Cristo.
·      Los creyentes en Cristo (los vivos tanto como los muertos) pueden esperar su resurrección final sólo al final del tiempo durante la parusia G3952, vocablo empleado por Pablo pocas veces.
Etimología:
G2078 ἔσχατος = ésjatos: superlativo probablemente de G2192 (en el sentido de contigüidad); más lejos, final (de lugar o tiempo):- postrer, postrero, último, (postrer) estado, final.
G1534 εἶτα = eíta: de afinidad incierta; partícula de sucesión (en tiempo o numeración lógica), entonces, es más:- (por otra) parte. Véase también G1899.
G3952 παρουσία = parousía: del presente participio de G3918; estar cercar, i.e. adviento (a menudo, retorno; específicamente de Cristo para castigar a Jerusalén, o finalmente a los malos); (por implicación) fís. Aspecto:- advenimiento, presencia, venida. (Strong).

Esta es la venida de Cristo con su poder mesiánico al final de la era presente (ver Mateo 24:27; 1 Ts.2:19; 4:15; 5:23). Era muy importante que los corintios entendieran que su propia resurrección no podía considerarse como algo ya acaecido.
Se sabe que uno de los errores de algunos de los creyentes en Corinto era justamente esto; rechazaban una resurrección corporal al final del tiempo, porque se consideraban ya resucitados en Cristo. Pablo se vio obligado a corregir este concepto. Lo hizo por medio del uso de la idea de un orden establecido”.

Algunos, preguntándose respecto a una posible resurrección de los incrédulos, procuran encontrar ese grupo en el v. 24. Una lectura somera, sin embargo, revela que aquí no se aborda la cuestión de un tercer grupo. Esto es cierto especialmente cuando se toma en cuenta el significado de una palabra muy importante:
Ø Dicho sea de paso, los traductores de RVA han acertado al usar la palabra griega telos G5056 comofin”. Los que quieren hallar en este texto un tercer grupo de resucitados, los impíos, traducen la palabra como los demás, como si Pablo hablara ahora de una resurrección de ellos. El problema estriba en que no hay manera legítima de encontrar ese sentido para la palabra fin (telos G5056).
Ø La única base para que haya tal idea es que Pablo aquí emplea de nuevo el vocablo eita G1534 o luego, continuando así la idea del orden establecido por Dios. Sin embargo, no hay ningún problema en traducir la frase tal y como lo hicieron los editores de la versión RVA: “Después, el fin”. Según este pasaje, el orden predeterminado por Dios respecto a la resurrección es así:
Primero, Cristo; segundo, los creyentes en Cristo (los que vivan al momento de la segunda venidaigual que los creyentes fallecidos), luego, el fin.
Ø Por el vocablo fin (telos G5056) se entiende el fin de esta era o la consumación de la era. Justo desde su victoria sobre las fuerzas malignas al morir en la cruz, el Cristo resucitado ha venido reinando a la diestra del Padre (ver Filp.2:9-11). En su venida en gloria, destruirá todas las potencias satánicas, sean personales o institucionales, que se opongan al gobierno de Dios.

El reinado de Cristo, o sea, la era del Mesías, tuvo su comienzo con su exaltación a la diestra de Dios (vv. 25, 26). Es evidente que Pablo considera que Cristo está reinando desde ese lugar de supremacía. Una base veterotestamentaria para este concepto se halla en el Salmo 110:1. Es más, este texto sirvió mucho tiempo en la iglesia primitiva como una manera de testificar del poder de Cristo.
El idioma griego sirve muy bien para detallar el reinado perpetuo de Cristo. El verbo reine implica que él ha de seguir reinando hasta acabar con todos los enemigos opositores al reino de Dios.
Triunfalmente, al efectuar la resurrección de los creyentes de todos los siglos en su venida, Cristo pondrá fin al peor de los poderes, la muerte (ver Heb.2:14 ss.; Ap. 20:14a).
Si bien es cierto que otros textos sugieren que estos principados y poderes hostiles (Col.2:15; 1 P.3:22), incluso la misma muerte (2 Tim.1:10), ya han sido aniquilados, es porque la muerte y la resurrección de Cristo vienen siendo las batallas decisivas en la guerra que sólo termina con la resurrección de su pueblo. Es una victoria sin par.

Conzelmann se pregunta respecto a la cuestión del orden cronológico entre el aniquilamiento de la muerte por Cristo y la resurrección.
Este autor dice que algunos tendrán la destrucción de la muerte como algo previo a la resurrección.
Otros opinan, dice, que las dos cosas coinciden cronológicamente. Agrega el escritor alemán que para Pablo esta cuestión no tiene importancia, ya que considera que todos los eventos del fin se contraen en uno sólo y suceden simultáneamente. Su base está en lo que Pablo dice en 15:52.

Sería una omisión, tal vez objetable, no mencionar que hay algunos autores que piensan que los vv. 23-25 hablan de la creencia de Pablo respecto a un período de reinado terrenal después de la “segunda venida”. Este reinado por un tiempo indefinido sería en unión con los que están en Cristo.
Supuestamente, este reinado corresponde al milenio de Ap.20:4-6. No obstante esto, es muy claro que Pablo no menciona ningún reinado terrenal intermedio de Cristo entre su victoria sobre la cruz y la entrega del reino al Padre. No hay ni vestigio de tal enseñanza en 1 y 2 de Tesalonicenses. Barrett y otros rechazan de plano que exista la idea de un reinado intermedio en este pasaje.

Es obvio que el Apóstol cita un pasaje muy importante para él (v. 27). Es una cita parcial del Salmo 8:6. Tanto el contexto en esta carta como el de Heb.2:5 ss. Hacen que la cita se asocie con el Salmo 110:1 recién aludido. Probablemente esto se deba al hecho de que las palabras “debajo de sus pies” son semejantes en ambos pasajes. Lo interesante es que el Salmo 8:5-8 parece aludir a la historia de la creación en Génesis 1:26-30. En dicho salmo es al hombre a quien Dios le ha dado el dominio.
Al igual que el autor de Hebreos, Pablo hace que estas palabras del Salmista se apliquen a Cristo por ser el hijo del hombre”. Es este hombre Jesús, el último Adán, el que lleva a cumplimiento el propósito de Dios:
Ø Un hombre fracasó y trajo ruina a la tierra, el primer Adán.
Ø Dios, en su misericordia, levanta a otro para contrarrestar los efectos del primer Adán; es el segundo Adán.

Éste No Podía Ser Cualquiera.
·      Tenía que reunir todas las cualidades necesarias para deshacer los efectos funestos del primer Adán.
·      Jesús las reunió, y llegó a ser el fundador de una nueva humanidad.

Por esto, se le sujetan todas las cosas. El único que no se le sujeta es Dios mismo. Hay en este pasaje una obvia enseñanza de la subordinación del Hijo al Padre. Esta subordinación es deliberada y tiene la mira de que el Padre, el autor de la creación y de la redención, reciba la adoración de todos (ver Marcos 12:36; Romanos 11:36).

Barrett observa que esta enseñanza de Pablo respecto a la final subordinación del Hijo al Padre pudiera atribuirse a una posible idea en la iglesia de Corinto de que el Hijo, al ser exaltado en su resurrección y ascensión, llegara a ser el único y supremo Dios.
El mismo autor admite que no hay prueba contundente de la existencia de tal idea en la iglesia, y aunque la hubiera, era falsa. La obediencia del Hijo al Padre había sido y continuaría siendo una de las marcas de la virtud divina del Hijo.

La palabra “aquél” (v. 28) se refiere a Dios. La idea es que Dios es el que pone en sujeción todas las cosas a Jesús. Al igual que en la resurrección de Jesús, es el poder de Dios el que se activa, ahora es ese mismo poder activo en Jesús el que culmina la obra mesiánica.
La construcción gramatical en el griego es interesante. El verbo pongaestá en el subjuntivo del aoristo. En esta instancia el modo subjuntivo, al igual que en español, indica un tiempo indefinido en el futuro.
El aoristo en el griego indica que es una acción realizada, punto y aparte. Se hace de forma definida y tajante. La construcción, pues, implica que cuando Dios haya puesto todas las cosas bajo el control de Jesús, será una cosa irreversible, es inmediata e irrepetible. ¡No continúa, sino que ya se hizo! Nos recuerda un poco lo dicho por Jesús en la cruz: “Consumado es (Juan 19:30).

Cuando todo esto se haya cumplido, Jesús, el Hijo, voluntariamente se sujeta al Padre. Aunque el verbo está en la voz pasiva, no significa esto que haya un tercero que sujete al Hijo al Padre. Al contrario, la idea es que Dios estuvo presente activamente en la misión del Hijo. Éste fue comisionado para que retomara la soberanía del Padre que había sido usurpada en parte por las fuerzas malignas. Éstas las venció Jesús en la cruz y la tumba vacía.
Por el poder de Dios, el Hijo logró la victoria, y cuando acabe con la muerte, el último enemigo, se subordinará al Padre en obediencia para que Dios sea el todo en todos”.
Esta última parte del versículo ha sido malentendida por algunos. Ciertamente, Pablo no quiere decir con esto que va a haber una especie de absorción mística de toda la creación, incluso los creyentes, en Dios, perdiendo así su identidad individual. Lo que sí implica con esta expresión es que una vez más Dios ejerce directamente su soberanía total. Será una soberanía reconocida por su pueblo, y éste la glorificará.

Sin duda, uno de los pasajes más controversiales en toda la carta es el v. 29. Pareciera que en Corinto había algunos que no tan sólo creían en la teoría del bautismo vicario, sino que también lo practicaban. Parece que algunos miembros de la iglesia en Corinto eran bautizados en nombre de seres queridos fallecidos.

NOTA: V.29: SE BAUTIZAN POR LOS MUERTOS: Se han dado diversas interpretaciones de esta difícil expresión:
1) Sanciona el ser bautizado vicariamente por otro, para asegurarle un lugar en el cielo; lo cual es una herencia.
2) Se refiere a los que se bautizaban a causa del testimonio de los que habían muerto.
3) Lo más probable es que signifique ser bautizados en lugar de los que habían muerto; i, es., nuevo convertido que ocupaban el lugar de otros más viejos que habían muerto.
La observación de Pablo es la siguiente: a menos que uno crea en la resurrección de los muertos (más bien que la idea griega de “inmortalidad”), ¿a qué viene tal práctica?

Éstos habrían muerto antes de llegar a bautizarse. Si los difuntos sin bautizar eran creyentes, se explica en parte la ausencia de una censura fuerte de parte del Apóstol. No se concibe que la práctica en Corinto incluyera el bautismo en nombre de muertos incrédulos.
Algunos piensan que posiblemente las palabras se bautizan por ellos no se refieren a un bautismo vicario sino que algunas personas aceptaban el evangelio, y se bautizaban con el fin de poder estar con los seres queridos difuntos que habían creído y fueron bautizados durante su vida.
Sería, entonces, una esperanza de que el bautismo como rito garantizara su reunión en el cielo con los seres queridos difuntos. Cualquiera que sea la interpretación que se dé, no habla poderosamente de una doctrina apoyada en las enseñanzas previas del Apóstol ante los corintios. Lo que sí este pasaje comprueba es el ritualismo que caracterizaba a la iglesia en Corinto.

Etimología:
G907 βαπτίζω = baptízo: de un derivado de G911; dejar abrumado (i.e. completamente mojado); usado solo (en el NT.) de la ablución ceremonial, específicamente (técnicamente) de la ordenanza del bautismo cristiano:- bautismo, bautizar, lavar. (Strong).

Se sabe que en el trasfondo cultural de los griegos existía el concepto de una especie de bautismo por los muertos.
El filósofo Platón lo menciona como una práctica durante su día. Parece que la práctica entre los paganos antiguos sí era con la esperanza de que el rito purificara a los muertos que no hubieran sacrificado a los dioses. Sólo en tiempo posterior se sabe de la práctica con estos fines entre grupos seudo cristianos tales como los seguidores de Marción y otros grupos gnósticos.

Lo que se debe reconocer aquí es que Pablo no favorece ni aprueba tal práctica entre los corintios. Dándose cuenta de que existía la práctica en Corinto, el Apóstol la menciona para robustecer su argumento en pro de la resurrección.
Sus palabras recriminan a los corintios, porque si no había tal cosa como la resurrección, ¿por qué se molestaban en bautizar a los vivos en nombre de los muertos? Su propósito principal es lograr que los corintios reconozcan la importancia de la resurrección. Echa mano de los argumentos que se le presentan.

Pablo no ha terminado con la intención de mostrar eficazmente la importancia de la resurrección de los creyentes. Intima (vv. 30, 31) aquí que él pone su vida en juego todos los días a favor del evangelio y de los creyentes.
Surge la pregunta normal: ¿De qué sirve que haga esto si no hay resurrección de los muertos? Total, si todo va a acabar con la muerte, no vale la pena someterse a tanto sacrificio. Sus sufrimientos los detallaría a los corintios dentro de poco tiempo (ver 11:23 ss.). Estos mismos sufrimientos apostólicos bien pueden describirse como la muerte.
Después, en 4:10, el Apóstol les dice a los corintios: “Siempre llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús por todas partes, para que también en nuestro cuerpo se manifieste la vida de Jesús”. Para afirmar su amor para con los corintios, Pablo usa una especie de juramento, según la construcción gramatical. Su juramento expresa con fuerza el orgullo que siente por ellos y que comunica a otros cuando le toca referirse a los corintios.
Es interesante cómo Pablo no tiene empacho en llamarles la atención a los corintios, al hablarles directamente a ellos; pero cuando les habla a otros acerca de ellos, sus palabras demuestran el orgullo que siente por ellos como hijos de él en el evangelio (ver 1:14; 7:4, 14; 8:24; 9:2 ss.; 1 Ts.2:19 ss.).
Si el Apóstol estaba dispuesto a arriesgar a diario, inclusive la vida, con el fin de servir a los corintios, esto debe asegurarles de su propia esperanza respecto a la resurrección corporal. Al Apóstol, le gustaría que su propia experiencia del sufrimiento sirviera de aliciente para que los corintios también creyeran.

De nuevo, si no hubiera resurrección de los creyentes muertos, ¿para qué se molestó el Apóstol en sufrir tanto en Éfeso? (v. 32). Surge la pregunta si su lucha contra las fieras en Éfeso fue real o figurativa.
Antes que nada, se debe saber que la oración comienza con una cláusula condicional, lo cual puede sugerir que Pablo está hablando figurativamente. Si la frase entera es figurativa, entonces es otra manera de decir “cada día muero”. Si es una declaración literal, viene siendo un ejemplo de su “muerte diaria”.

Hay varios factores que se deben tomar en cuenta al hablar de un encuentro del Apóstol con las fieras en un anfiteatro romano:
·      Primero, pocas personas sobrevivían esta clase de persecución. Es evidente que Pablo aún vivía.
·      Segundo, no se permitía que un ciudadano romano sufriera esta clase de castigo y conservara su ciudadanía romana. Se sabe que Pablo la tenía todavía cuando fue detenido en Cesarea (ver Hechos 23:23-27).
·      Tercero, el libro de los Hechos no registra nada de una experiencia literal de esta naturaleza en relación con el Apóstol.
Se cree que si la hubiera, Lucas se hubiera aprovechado de ese evento en sus relatos del ministerio de Pablo. Tal vez ninguno de los factores, tomado solo, determinaría la naturaleza de la expresión del Apóstol acerca de su lucha contra las fieras. En conjunto, sin embargo, sí hay bastante peso en el argumento de que es una expresión figurativa.
Si así es, entonces lo que Pablo decía era algo parecido a lo siguiente: “Luchaba por la supervivencia”. Una interpretación metafórica de la expresión no disminuye en nada la realidad y la severidad de los sufrimientos del Apóstol.
Cualquiera que fuera el evento en la experiencia de Pablo, tiene que haber involucrado la posibilidad de perder la vida. De no ser así, la expresión no tendría el efecto que demanda el contexto. De nuevo, la idea de Pablo es que si no hay resurrección de los muertos, no vale la pena haber sufrido tanto en el ministerio.

La última parte del texto, “¡comamos y bebamos, que mañana moriremos!”, es una cita directa de Is.22:13. El contexto histórico de Isaías, desde luego, es distinto. Parece que Pablo cita este texto con el sentido que se halla en Prov.2:24; en ese texto se afirma que no hay ninguna esperanza de vida después de la muerte. El escritor de dicho libro llega a la conclusión de que lo único que hay es esta vida, y hay que aprovecharla hasta donde sea posible (ver Prov.9:7-10).
Ahora bien, se debe aclarar que tal no es el pensamiento de Pablo. Cita a Isaías con el sentido del Predicador en Eclesiastés sólo para afirmar que tal cosa sería cierta si no hubiera esperanza de una resurrección corporal del creyente. Si uno siguiera el pensamiento de algunos de los corintios, al rechazar estos la esperanza de una resurrección, lo natural sería que hubiera un vacío moral.
Si la muerte termina todo, entonces habría que vivir locamente, según las oportunidades que se presentaran. Claramente, Pablo lucha en contra de tal idea. Su deseo es que los corintios reconozcan la esperanza que ofrece la resurrección.

Al igual que en 6:9, Pablo insta a los corintios a que no permitan que otros los encaminen mal o que los despisten (vv. 33, 34). Para ilustrar esto, el Apóstol cita a un poeta griego de nombre Menandro. Las palabras son tomadas de una obra suya titulada “Tais”. Dentro de la cultura griega, estas palabras llegaron a tener un poder proverbial. Llama la atención que esta es la única vez que Pablo cita una fuente extra bíblica en todos los escritos de él universalmente aceptada.
La cita probablemente está dirigida a los miembros de la iglesia en Corinto que se prestaban a ser corrompidos por los que se negaban a aceptar la doctrina de la resurrección. Algunos piensan que estos mismos miembros renegados eran también los que solían practicar el libertinaje en cuanto a la moral. La advertencia, sin embargo, va dirigida a los demás miembros de la congregación para que no se vieran influenciados negativamente por otros.
En 5:10 Pablo había dicho a los corintios que no esperaba que ellos huyeran del mundo en el sentido de separarse totalmente de sus vecinos y amigos paganos. Estaba bien que asistieran a las comidas que éstos brindaban (10:27).
Otra cosa, sin embargo, era que los creyentes cultivaran adrede amistades perversas. Parece que algunos de los corintios cedían ante esta tentación.

La expresión volved a la sobriedad es traducción de un verbo en griego que comunica la idea de una persona que ha tomado demasiado y sufre las consecuencias en una cruda” o resaca. El aoristo del verbo, en cambio, señala que ya pasó la embriaguez y se ha vuelto a la sobriedad. Las palabras “no pequéis” traducen un verbo imperativo en tiempo presente; los traductores agregan la palabra “más”, porque esto comunica el sentido del verbo: la acción en proceso ya va acabándose.
En realidad, Pablo ha usado las expresiones anteriores tocantes a la ebriedad de forma metafórica. El disfrute del mundo pecaminoso es la ebriedad, y esta misma ebriedad es ignorancia (agnosia G56).

Etimología:
G56 ἀγνωσία = agnosia: de G1 (como partícula negativa) y G1108; ignorancia (propiamente el estado):- no conocer, ignorancia. (Strong).

Ésta es la ignorancia que los “sabios” tienen de Dios. No es solamente que no saben, sino que de forma rigurosa, buscan adrede una vida sin Dios. Para Pablo hay una marcada conexión entre la ignorancia deliberada y el pecado (Rom.1:18-23).
Parece que en Corinto había también algunas personas que reclamaban para sí un conocimiento (gnosis G1108) que les permitía juzgar respecto a la carne sacrificada a los ídolos (Rom.8:1-13). Su supuesto conocimiento les llevaba a una apática indiferencia respecto a la moral. En esto erraban. Por esto, Pablo agrega: “Para vuestra vergüenza lo digo”.

Etimología:
G1108 γνῶσις = gnosis: de G1097; conocer (el acto) i.e. (por implicación) conocimiento:- sabiamente, ciencia, conocimiento. (Strong).

Véase Parte IV:

No hay comentarios.:

Publicar un comentario