LA GUERRA CONTRA
LOS BENJAMITAS: (3)
LOS
RESULTADOS DE LA GUERRA:
JUECES 21:1-25
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
III. Obtención De Esposas Para Los Benjamitas. Jueces
21:1-25:
a. Amenaza De Extinción De
La Tribu De Benjamín. Juc.21:1-4.
Justo cuando la historia parece haber terminado, se
introduce otra complicación. El autor ahora revela que antes de las batallas
(comp. 20:1) los israelitas habían jurado no casar a sus hijas con los
benjamitas (21:1). Este capítulo muestra que consideraban que el voto era
irrevocable.
La Ley de Moisés recalca la importancia de cumplir
promesas de pagar a Dios ofrendas o alabanzas (comp. Núm.30:2), pero el voto de
los israelitas, aunque pronunciado en el nombre de Jehová (comp. v. 7), no le
prometía nada. Fue una promesa poco pensada, formulada en el ardor del momento.
El problema creado por el voto se revela en la
lamentación de Israel ante el arca del pacto (Núm.21:2-3; comp. 20:27). Ya que
habían matado a todas las mujeres de Benjamín (ver vv. 16; 20:48), no quedaban
mujeres israelitas con quienes los 600 sobrevivientes de Benjamín podrían
casarse (comp. 20:47). Si este problema no se solucionaba, la tribu dejaría de
existir.
La pregunta de los israelitas en el v. 3 es ingenua.
Fue a causa de su voto y su matanza (comp. exposición Deut.20:35) que Benjamín
estaba en peligro de extinción. Hacen caso omiso de su culpa y, al referirse a
Jehová como Dios de Israel, intentan responsabilizar a él de esta calamidad
en su pueblo (nótese: la repetición de la palabra Israel). Probablemente
por la misma tendencia de la pregunta Jehová no responde.
La mañana después del día de lamentación, los
israelitas ofrecen sacrificios a Jehová (Deut.20:4). Cuando lamentaron y
ofrecieron sacrificios en 20:26, Dios les ayudó (ver 20:28).
Sin embargo, frente a la presente crisis guarda
silencio. El llanto y los sacrificios también hacen eco Juc. 2:4-5. Allí los
israelitas lamentaron los problemas causados por su pecado; aquí lamentan sin
reconocer que el problema es producto de su pecado.
¿Por qué construyen un altar? Ya había uno allí (ver 20:26). Tal vez lo hicieron para renovar el pacto
con Jehová. Cuando Moisés inauguró el pacto, él también se levantó muy de
mañana, edificó un altar y ofreció holocaustos y sacrificios de paz (ver Ex.24:4-5).
Sin embargo, la actitud de Israel ahora se contrasta
con la sumisión del pueblo en Ex.24:3; 24:7. Hace falta que confiese su
genocidio contra Benjamín. Sobre los holocaustos y sacrificios de paz, ver la
exposición Juc.20:26.
b. Obtención De 400 Esposas Para La Tribu De Benjamín. Juc.21:5-14.
Ahora el autor revela que Israel ha hecho otro voto (Juc.21:5).
Hay tres votos en el libro, todos malos pero considerados irrevocables por
quienes los hicieron (ver vv. 1-3; 11:30-31; 11:34-39; comp. 1 Sam.14:24-25).
Contrastan con los votos de lealtad a Jehová que Israel no cumplía (ver
exposición Juc.11:35-36). El voto aquí, como los otros dos, fue demasiado
drástico (comp. exposición 5:23).
El autor nos deja preguntándonos qué relación hay
entre este voto y la crisis de Benjamín, mientras aclara lo que ya hemos leído
entre líneas: que Israel ha cambiado su actitud hacia
Benjamín (21:6a), y que Benjamín camina hacia la extinción (21:6b,
7). El verbo traducido se lamentaban (v. 6) significa “se arrepintieron” o “sintieron
compasión”. A raíz de este cambio de actitud, Israel busca una
solución para Benjamín (v. 7a).
Hicieron un recuento y descubrieron que nadie de Jabes
había llegado a la asamblea en Mizpa (Juc.21:8-9). La repetición en los vv. 8b,
9 retarda la acción, aumentando nuestra impaciencia por saber qué tendrá que
ver el juramento del v. 5 con la crisis benjamita. Sin embargo, no se trata de
una mera repetición.
El v. 8b
informa al lector que nadie de Jabes había llegado (hallaron no está en el
heb.), y luego el v. 9 cuenta que los israelitas descubrieron esta ausencia.
Jabes en Galaad estaba al lado oriental del Jordán, en el territorio de
Manasés, aunque su ubicación exacta es desconocida hoy (ver exposición 5:17a).
Los israelitas enviaron a 12,000 guerreros (ver
exposición 18:2a) para ejecutar el juramento (21:10-11; comp. v. 5). El verbo
traducido eliminarás es lit. “haréis anatema” (ver exposición 1:17). Eximieron a
las vírgenes (21:11; comp. Num.31:17-18; 20:10-14). Así matarían dos pájaros de un tiro:
·
Cumplir con el voto de anatema, y
· Conseguir esposas para los benjamitas sin romper su
voto de no darles sus propias hijas.
Nos maravillamos de la insensatez e insensibilidad
moral de los israelitas. Primero matan a todas las mujeres de Benjamín, y
luego, como acto de compasión hacia Benjamín, aniquilan a los habitantes de
Jabes y raptan a sus doncellas. En vez de aceptar las consecuencias de romper
su voto imprudente (ver vv. 1, 7, 18), prefieren matar a toda una ciudad
sencillamente por no apoyar su acción en contra de Benjamín.
Toda la nación comete un pecado aún más grave que el
de Gedeón contra las ciudades también Transjordania de Sucot y Peniel (comp.
8:4-9, 13-17).
Llevaron la cosecha de 400 vírgenes a Silo (21:12).
Probablemente el campamento de Israel se había mudado a dicha ciudad porque el
tabernáculo estaba allí (ver exposición 20:27). En tierra de Canaán aclara que
de Jabes en Galaad la expedición regresó al lado occidental del Jordán (comp.
Jos.22:9; 21:2).
Sin embargo, tal vez el autor quería comunicar algo
más. Aun después de la conquista, la tierra todavía era Canaán, no solamente
porque algunos cananeos seguían allí (ver 1:19-35), sino también porque Israel
había sido cananeizado. La frase inesperada aquí corresponde a la nota
inesperada sobre la frontera de los amorreos en 1:36 (ver exposición allí).
Israel entregó las vírgenes a los benjamitas, quienes
ya tenían cuatro meses de estar refugiados en la peña de Rimón, pero las 400
mujeres no alcanzaron para los 600 varones (21:13, 14; comp. 20:47). ¡Los israelitas
habían masacrado a los habitantes de Jabes sin siquiera hacer bien sus cálculos!
Posteriormente, Jabes tendrá una relación estrecha con
el benjamita Saúl, de Gabaa (comp. 1 Sam.11:1-11; 31:11-13). Tal vez esa
relación tuvo su inicio en los 400 matrimonios, o quizás la relación existía
antes, y era la razón por la cual Jabes no envió a nadie a la asamblea que
condenó a Gabaa.
Cuando no hay rey
Los resultados de no tener rey son desastrosos y caóticos.
Terminando de leer el libro de Jueces uno parece haber
captado el tema general del libro. Hay una frase que se repite dos veces y que
parece anunciar (1 Sam.17:6; 21:25) el tema de fondo del libro. Este tema es:
“En aquellos días no había rey en Israel. Cada uno
hacía lo que bien le parecía”.
Al mismo tiempo no podemos y no debemos pasar por alto
los resultados naturales de tal situación. En ese tiempo ocurrieron muchas
cosas fuera de lo ordinario: idolatría, inmoralidad y anarquía. Éstas fueron
consecuencias ordinarias de una situación en que se pretendió vivir
independientemente de Dios.
Pero la vida económica, social, religiosa, doméstica,
política y comercial, todo cayó en la ruina como para darnos un anuncio de que
no podemos vivir efectivamente sin la intervención de Dios y las autoridades
que él establece para nuestro beneficio.
c. Obtención
De Las Demás Esposas Para La Tribu De Benjamín. Juc.21:15-23a.
El dilema persiste, a pesar de tanta matanza
innecesaria (comp. 21:15 18 con vv. 6 y 7).
Los vv. 15 y 16 están cargados de ironía. El v. 15b
representa la opinión de los israelitas, quienes no aceptan su culpa. Quien
abrió la brecha en Israel no fue Jehová, sino ellos mismos (ver 20:44-48 y la
exposición 20:35). En el v. 16, al usar la voz pasiva ha sido exterminadas en
lugar de “hemos
exterminado”, una vez más soslayar su responsabilidad.
La voz pasiva en la Biblia frecuentemente se usa para
denotar acción divina. Hasta cierto punto los israelitas tenían razón, pues
Jehová soberanamente había permitido el exterminio. Sin embargo, el instrumento
humano usado por Dios para castigar a su pueblo es responsable por sus acciones
(comp. Is.10:5-19).
Los ancianos creen que a ellos les corresponde
rectificar el problema creado por Jehová (Is.21:16; comp. v. 7). Idear otro
plan para conseguir esposas israelitas para Benjamín sin romper su juramento.
He aquí (Is.21:19) indica que creen haber dado con la solución. No les importa
que viole el espíritu del juramento, los derechos de otra ciudad israelita y
una fiesta de Jehová.
El plan tenía que ver con Silo, donde estaba el
campamento de Israel (ver v. 12). Los datos sobre la ubicación de la ciudad
(Juc.21:19) se dan porque no existía cuando el autor escribió (comp. 18:31).
Aparentemente pocos recordaban este sitio sagrado. Aun cuando el tabernáculo
estaba allí muchos israelitas habrían descuidado la obligación de presentarse
tres veces por año (ver párrafo siguiente), limitando su adoración de Jehová a
santuarios locales, como los de Gedeón (8:27), Micaías (17:5-13; 18:14) y la
tribu de Dan (18:30, 31).
Los ancianos ordenan a los benjamitas raptar una
doncella por cada hombre y llevarla a Benjamín, a dos horas de distancia
(21:20, 21). El verbo traducido mandaron (v. 20) no significa “enviaron”,
sino “ordenaron”.
El rapto se haría durante una fiesta anual de Jehová (21:19), probablemente
relacionada con la vendimia de la uva (21:20, 21; comp. 9:27).
Tal vez fue la fiesta de los Tabernáculos la que
profanaron (ver Deut.16:13). La palabra traducida fiesta (v. 19) se usa
principalmente de las tres fiestas anuales en las cuales los varones de Israel
deberían presentarse delante de Jehová en el santuario central (ver Ex.23:14-17;
34:18-24; Lv.23:4-44; Deut.16:16; comp. 1 Sam.1:3).
Tan astuto era el plan de los ancianos que ya tenían
preparada una respuesta al reclamo de los familiares (Juc.21:22). Apelarán a
su bondad y les harían ver que no eran culpables de violar el juramento, ya que
sus hijas les fueron arrebatadas. ¡Esperaban de los padres lo que el anciano en Gabaa no
tuvo que hacer: entregar a sus hijas
(comp. 19:22-25)! Al fin y al cabo, los de Silo tendrían que aceptar el
rapto así como Micaías tuvo que aceptar el saqueo de su santuario (ver
18:22-26).
El plan funcionó. Los benjamitas, quienes
insensatamente habían rechazado la orden israelita de entregar a los sátiros de
Gabaa (ver 20:13), ahora con igual insensatez acatan la orden israelita de
raptar a las jóvenes de Silo (21:23b). Si hubo algún reclamo, probablemente fue
callado por el argumento del v. 22.
El Retorno a La Vida Normal. 21:24:
Después de las crisis provocadas por las acciones del
levita y las guerras que resultaron, el pueblo estaba listo para regresar a la
vida normal:
1. Volvieron a sus heredades, ilustrando la industriosidad del pueblo.
2. Reedificar las ciudades, reflejando su fervor por sobrevivir y prosperar.
3. Adoraron
a Jehová, confirmando su fidelidad al pacto con Abraham.
d. Satisfacción Con La Solución. Juc.
21:25.
Tanto los de Benjamín como los de Israel se
conformaron con lo logrado (21:23b, 24). Todo volvió a la normalidad, pero, ¡a qué costo y a
través de qué insensateces! ¡Qué contraste entre los 600 matrimonios al final del libro y el
matrimonio ejemplar de Acsa y Otoniel en 1:12-15! Habiendo
aniquilado casi toda una tribu por la violación y muerte de una mujer, luego
los israelitas mismos raptan a 600 mujeres, matando a los familiares de 400 de
ellas.
¡El secuestro de las jóvenes israelitas que
Sísara no logró (comp. 5:30), fue llevado a
cabo por los israelitas mismos! ¡Y no se
percataron de la incongruencia de sus acciones!
Sin embargo, el autor sí se percató. La actuación de Israel en este capítulo demuestra de nuevo que no se
dejaba guiar por la palabra de Jehová, sino por sus propios criterios (21:25;
ver exposición Deut.17:6). Pero esta evaluación se aplica no solamente a la
asamblea en el cap. 21, sino también a casi todos los que aparecen en los caps.
17-20.
Y no es solamente en el epílogo que cada uno hace lo
que le parecía recto ante sus propios ojos. De manera que 21:25 es una
conclusión apta del cap. 21, el segundo relato del epílogo (caps. 19-21), el
epílogo en su totalidad (caps. 17-21) y todo el libro de Jueces.
La frase los hijos de Israel en 1:1 y 21:24 enmarca el libro:
Ø Jueces comienza con los hijos de Israel emprendiendo la conquista de sus
territorios tribales.
Ø Concluye con los hijos de Israel regresando a esos territorios. ¡Con cuánta ilusión principiamos la lectura de la
conquista, y con qué desilusión terminamos la lectura del comportamiento en la
tierra!
Jueces concluye con una nota deprimente. Sin embargo, poco después del período de los jueces, Jehová escogerá a
un pastor cuyo hijo será el rey justo de Israel (comp. Is.11:1-9).
Por medio de él, cada quien hará lo que agrada a
Jehová, porque la ley divina será escrita en su corazón (comp. Jr.31:31-34).
Esa es la esperanza no solamente para Israel, sino para todo el mundo descarriado
de hoy (comp. Gn.49:10).
Estudios para el
Domingo.
Fin Del Estudio.
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