PERSPECTIVA
DIVINA:
(Habacuc 2:1-20)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Jehová Responde
a Habacuc:
“Sobre mi guarda estaré, y
sobre la fortaleza afirmaré el pie, y velaré para ver lo que se me dirá, y qué
he de responder tocante a mi queja… Y Jehová me respondió, y dijo: Escribe la
visión, y declárala en tablas, para que corra el que leyere en ella… Aunque la
visión tardará aún por un tiempo, más se apresura hacia el fin, y no mentirá;
aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará… He aquí que aquel
cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá…”.
(Habacuc
2:1-20)
Introducción:
He viajado por
casi todo el Perú, y siempre que he visitado un lugar del territorio patrio
encuentros lugares altos de donde se divisa toda la ciudad, se contempla casi
todo la hermosura de ella o la pobreza de tal, tentó en: Huancavelica, Cerro de Pasco, Junín, Qozco, Lima, Arequipa,
Trujillo, [de los lugares llamados miradores] entre otros lugares.
Habacuc aprendió una lección similar.
Cuando miró la vida desde un punto de vista terrenal, le pareció que Dios era
indiferente ante la maldad que invadía a la sociedad (Habacuc 1:2-4).
Pero el Señor le dio una Perspectiva
Divina y le mostró que la vida es más de los que parece. Las acciones de los
seres humanos no pueden desviar los propósitos de Dios (2:3).
El vigía y la torre de vigilancia, una
imagen que a menudo los profetas utilizaban para expresar expectativa, expresan
la actitud de espera paciente de Habacuc por la respuesta de Dios.
Estas torres de piedra se construían
sobre los muros de la ciudad o sobre los terraplenes para que los vigías
pudieran ver a las personas (enemigos o mensajeros) que se acercaban a la
ciudad mientras todavía estaban a cierta distancia. Las atalayas también se
construían en las viñas para proteger las uvas maduras (Isaías 5:2). Habacuc
quería estar en una posición estratégica para recibir el mensaje de Dios.
Este
capítulo señala las respuestas de Dios a las preguntas de Habacuc:
(1)
¿Por
cuánto tiempo prevalecerá el mal (1:2-3)?
(2)¿Por qué fue
elegida Babilonia para castigar a Judá (1:13)?
Dios dijo que el juicio, aun cuando demorara en
llegar, era seguro.
Aun cuando Dios utilizaría a Babilonia en contra de Judá, Él estaba consciente
de los pecados de Babilonia y la castigaría a su debido tiempo.
I. La
Confianza Del Profeta En La Respuesta De Jehová. Hab. 2:1:
Habacuc
tiene confianza de que el diálogo con Jehová continuará. Al hablar de
estar en su guardia, es posible que solo esté diciendo que se mantendría listo
para recibir el mensaje divino. En varios pasajes los profetas son comparados
figurativamente con centinelas (Isaías
21:8, 11; Jeremías 6:17; Ezequiel
3:17, 33:2, 3).
En este versículo se ve que Habacuc
estaría esperando la respuesta de Jehová. Si se tomara el concepto lit., el
profeta está diciendo que subirá a la torre de los muros de la capital para ver
(otra vez se nota la importancia del concepto de ver en el libro) cómo le
respondería Dios. Seguramente en poco tiempo desde ese mismo lugar observaría
la llegada de los ejércitos babilónicos.
La
última frase del versículo ha sido traducida de varias maneras. Muchos
comentaristas y algunas versiones como la RVA., le hacen una enmienda al texto.
El TM dice: “y
qué tengo (primera persona singular) que
responder a mi queja”. Con el cambio sugerido, la frase se lee “y qué tiene
(tercera persona masculina singular) que responder a mi queja”.
La enmienda busca una uniformidad en
toda la oración y toma a Jehová como el único sujeto. Según esta traducción, la
idea es que Habacuc espera ver cómo Jehová va a reaccionar ante su último
argumento teológico (comp. Job 13:6, 23:4).
El contexto sugiere que Habacuc quiere
seguir el intercambio con Jehová para aclarar sus dudas. Más adelante es Jehová
quien corta la conversación (2:20). La palabra queja (tocajat[1]
H8433, 2:1) puede referirse a un reproche o corrección que sirve
para impartir sabiduría (Prov. 6:23, 15:31, 29:1).
Mi queja entonces puede entenderse como “la queja (o,
el reproche) que recibo”. Es decir, el profeta está pensando en cómo
ha de responder al reproche que podría recibir de Jehová por cuestionarlo. Sin
embargo, a través de este intercambio Habacuc sería instruido más en las
verdades de Dios.
Después de la respuesta de Jehová a su
primer lamento, Habacuc expresa este segundo, en el que expone su falta de
comprensión de los caminos de Dios. Lo que Jehová le había comunicado en
relación a la invasión caldea no encaja con su teología. En verdad, le parece
como una negación de la santidad de Dios. De nuevo corresponde a Jehová arrojar
más luz sobre un cuadro complejo y chocante.
II. Segunda
Respuesta De Jehová. Hab. 2:2-20:
Jehová no reprende a Habacuc por
lanzarle este nuevo reto teológico; más bien, le da más revelación acerca del
futuro, pero esta vez acerca del destino del imperio babilónico. A esta porción
se la puede dividir en dos partes mayores:
· En la primera (2:2–6a), Jehová asegura a
Habacuc que lo que él compartirá son palabras confiables. A la luz de ellas, el
creyente debe vivir una vida de fe.
· La segunda parte (2:6b–20), contiene una
serie de “ayes”
sarcásticos por el derrocamiento de Babilonia. Jehová se glorificará
a través de este juicio sobre el imperio cruel e idólatra.
2.1. Implicaciones De La Visión Del Futuro. Hab. 2:2-6a.
Así como la respuesta al lamento inicial
no solamente se dirigía a Habacuc sino a todo Judá (1:5), ésta también tendrá
un alcance amplio (2:2). Jehová pide que la visión se escriba en tablas; en
otras palabras, que sea pública. Escribir la visión también tendría dos
propósitos más. Por un lado, se debe poner en tablas, para que corra el que las
lea. Una forma de interpretar esta frase es que la visión se ha colocado sobre
una tabla tan grande que no es necesario detenerse para poder leerla al pasar
por ese lugar.
Otra opción no es entender la frase
lit., sino como un modismo por leer rápidamente. En ambos casos, la meta es que
lo escrito sea legible y fácil de captar. Seguramente, esto sería una noticia
grata para Habacuc. Hasta este punto en el diálogo el profeta ha tenido sus
dudas.
Ahora él y la nación podrían entender la
voluntad divina más claramente. Se debe mencionar que este verbo “leer” en heb. (qara[2]
H7121) también puede significar “proclamar” (en aquella época se leía en voz
alta); el que las lea entonces podría traducirse “el que las proclame” (o “el heraldo”).
En este caso, el heraldo correría para
anunciar la visión al pueblo (comp. 2 Sam. 18:19–27; Ester 3:15, 8:10–14). El
heraldo aún podría ser el mismo profeta (comp. Jr. 23:21; Zc. 2:3, 4).
Jehová expone el segundo propósito en
2:3. Las tablas servirán como un testimonio en el futuro del cumplimiento de la
palabra de Jehová (comp. Is. 8:1; 30:8). La visión es segura. Aunque tal vez
desde la perspectiva humana ese cumplimiento parezca dudoso, sin duda vendrá y
no tardará según el punto de vista divino. Jehová dirige la historia
soberanamente.
Todos los acontecimientos tienen su
tiempo asignado (comp. el mensaje profético acerca de los últimos días en Dn.
8:19; 11:27, 35; 12:7). Habacuc se había lamentado ¿Hasta cuándo? (1:2), pero
ahora él ve que debe esperar el fin estipulado por Dios.
El desafío de confiar en Jehová continúa
en 2:4 y 5. El versículo 4 tal vez sea el más conocido del libro. Es citado
tres veces en el NT., en:
· Romanos 1:17;
· Gálatas 3:11, y
· Hebreos 10:38.
Se observa que Dios hace un contraste
entre el orgulloso y el justo. En este contexto el orgulloso es el imperio de
Babilonia, que se jacta de su poder (1:10, 15, 16).
“He
aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece*;
mas
el justo por su fe vivirá”.
(Hab.
2:4)
Etimología:
*H6075 עָפַל = afál: raíz primaria; hinchar;
figurativamente estar eufórico:- enorgullecer. (Strong).
Esa arrogancia se manifestaba en el
deseo insaciable de extender las fronteras del imperio por medio de sus
conquistas (1:6, 15, 17). Este apetito por controlar a los otros pueblos se
compara en el v. 4 con el del Seol, es decir la muerte (o la tumba), que llega
a todo ser humano y nunca se sacia (Prov. 27:20, 30:16; Is. 5:14).
Sin embargo, según el v. 6, serán esos
mismos pueblos los que harán burla del imperio cuando caiga. No prosperará
Babilonia para siempre. Los que han sufrido de su mano se regocijarán al ver su
derrocamiento (comp. Isa. 14:3–8; Nah. 3:19).
En
contraste con este orgulloso está el justo[3].
Pero,
¿qué significa por su fe vivirá? ¿A qué se refiere el verbo “vivir”? Una manera de interpretar la
frase es que “vivir”
significa sobrevivir a la invasión caldea: el justo, el que cree en Jehová, será protegido y
preservado cuando llegue el ejército enemigo (comp. 1:12). El
problema con esta opción es que los justos ya estaban padeciendo penas (1:2–4).
Además, el resto de las escrituras nos
indican que en la invasión el sufrimiento cayó sobre todos (3:16, 17; 2 R. 25:2,
3). Muchos murieron (2 R. 24:2; 25:6, 7, 18–21; 2 Cron. 36:17) y miles fueron
llevados en cautiverio (2 Rey. 24:14–16; 25:11).
Profetas contemporáneos a Habacuc
también hablan del terrible juicio divino abarcador (por ej., Abd. 10–14; Jr.
4:19–31, 6:11–26; Lam.; Sof. 1:2–18). A pesar de que la responsabilidad por la
destrucción era primordialmente de sus líderes (Jr. 21–23, 28; Sof. 3:1–8), la
nación entera sufriría.
Otra
opción es que el profeta se refiere a la vida eterna: el justo es
salvo por su fe. Realmente esta interpretación es importada del NT., y de la
teología del apóstol Pablo. Pablo cita Habacuc 2:4 en dos ocasiones: en Romanos
1:17 y en Gálatas 3:11, para apoyar bíblicamente la verdad de que el ser humano
recibe la vida eterna por medio de su fe en Dios.
No obstante, el uso paulino parece ser
una extensión o una profundización espiritual del mensaje del profeta; mientras
que Habacuc habla desde un contexto en el cual espera un consejo concreto para
su situación abrumadora. Es mejor interpretar esta frase con más atención a los
detalles textuales de este libro profético. Habacuc ya había mencionado a los
justos en 1:2–4.
Allí, contrasta a los impíos, quienes
manipulan la Ley y violan a la población, con los justos. Ahora en 2:4 hay otro
contraste, uno entre el justo y el orgulloso. Lo que el texto subraya en estos
dos pasajes es una cualidad de vida.
Además, la palabra heb. (emunah* H530),
que se traduce fe en este v. 4, en el AT., connota fidelidad, lealtad,
estabilidad y permanencia (ver, por ej., Salm. 40:10, 119:86; Prov. 12:17).
Etimología:
*H530 אֱמוּנָה = emuná: o (abreviación) אֱמֻנָה = emuná; femenino de H529;
literalmente firmeza; figurativamente seguridad; moralmente fidelidad:- fe, fidelidad,
fiel, -mente, firme, -mente, honradez, leal, lealtad, reinar, veraz, verdad.
(Strong).
Es
la creencia en acción. Por lo tanto, Jehová está declarando que, en las
circunstancias hasta que se cumpla lo que dirá a su profeta, la vida del justo debe
caracterizarse por la fidelidad a su persona. El justo vivirá día tras día
consecuentemente con su Ley y su voluntad. No vacilará en el camino recto, sin
importar las dificultades; en definitiva vivirá por fe.
La cita en el NT., de Habacuc 2:4 que
mejor refleja este concepto es Hebreos 10:38. El autor bíblico señala que los
creyentes han mantenido su testimonio a pesar del sufrimiento (10:32–39) y nos
presenta una lista de héroes para estimularnos a la constancia (11:1–12:2).
Al enfocar la fe en Dios y la vida
eterna, aun Pablo no deja de lado esta exigencia de una vida marcada
continuamente por la fe. En Romanos 1:17 Pablo cita Habacuc 2:4 para hablar de
la vida eterna, pero más adelante en esa misma epístola el Apóstol señala que
esta nueva relación con Dios siempre debe encarnar la fidelidad (caps. 6–8).
En otras palabras, la teología de la
salvación no puede separarse de la santificación. El que cree en Dios para vida
eterna, según el NT., debe manifestar una vida totalmente nueva (1 Cor. 6:9–11;
2 Cor. 5:17; Gál. 5:16–25; Ef. 4:1, 22–24).
En suma, Jehová inicia su respuesta al
segundo lamento de Habacuc en 2:2–6a. Lo exhorta a que haga que la visión sea
accesible a todo el pueblo, aún más importante, anima a los justos a seguir una
vida de fe. Tienen que confiar en sus planes soberanos y mantenerse fieles a
sus preceptos. Aunque ahora la nación pasa penas y pasará por tiempos peores a
causa de la invasión, deben estar seguros de que un día Babilonia será
derrotada.
2.2. Ayes Contra Babilonia. Hab. 2:6b-20.
El
v. 6 sirve de transición a esta segunda sección mayor. El v. 6a del
cap. 2 menciona que los conquistados se lanzarán contra él con refranes y
sarcasmos (burlas). La siguiente parte viene en forma de cinco “ayes”;
de estos el primero empieza en 2:6b. En heb. la palabra traducida como ay es
(hoy H1945) no siempre es asociada con lamentos. Más bien es una
exclamación, como “¡oh!”*. El tono de la exclamación depende del contexto literario en el
cual se encuentra.
Etimología:
*H1945
הוֹי
= jói: forma prolongado de H1930 [afín
a H188]; ¡oh!:- eh, ay, ea. (Strong).
Por ejemplo, se utiliza en lamentos como
el de Jeremías 22:18. Para llamar la atención: Isaías 55:1; Zacarías 2:6, 7; o
introducir un juicio como en Isaías 5:8–23, 10:5, 28:1; Amós 5:18, 6:1. Los
términos de 2:6a (refranes, sarcasmos) indican que, aunque los “ayes”
de 2:6b–20 anuncian los juicios que vendrán sobre Babilonia, tienen el
propósito de poner en ridículo al burlador orgulloso.
Estos cinco “ayes” presentan dos enseñanzas
teológicas importantes. Primera, cada una recalca que el juicio divino
corresponde al pecado (la ley del talión). En este caso, el imperio de
Babilonia pasaría por lo mismo que les había hecho a otros pueblos. Es la misma
verdad que fue subrayada en 1:5–11 en relación al castigo que recibiría Judá.
Esta sección también deja muy claro que
Jehová no soporta a ningún rival que aspire a la gloria que solo él merece. Los
imperios buscan dominar a las naciones para satisfacer su propio egoísmo; en el
futuro será el conocimiento de la gloria de Jehová lo que llenará la tierra
(2:14).
Es necesario señalar que estas
descripciones del imperio babilónico son muy generales: no se mencionan nombres, ni fechas, ni
lugares geográficos. Este cuadro del imperio opresor es similar a
los que aparecen en muchos pasajes relacionados con otras naciones en el AT.
Los mismos crímenes y actitudes caracterizan
a todo poder y sistema humano que se aparta de Dios (1 Sam. 8:10–18; Is.
10:7–11, 36:1–20; Amós 1:3–2:8), es decir, a pesar de que en el contexto de
esta obra profética 2:6–20 se refiere a Babilonia en particular, su mensaje de
juicio y humillación sigue vigente a través de toda la historia.
a. Juicio Por La Explotación. Hab. 2:6b-8.
NOTA: Habacuc 2:6: TODOS ÉSTOS: Todas las
víctimas de las injusticias descritas en el centro de los vv. 6-20. Los ¡ayes!
Son dirigidos
contra cinco diferentes clases de inicuos; usureros ambiciosos (vv.6-8);
extorsionadores que se creían seguros (vv.9-11), reyes que edifican ciudades
con la sangre y el sudor de los desafortunados (vv.12-14; Joacim malgastó los
fondos del estado y usó a esclavos para construir un nuevo palacio para sí);
personas concupiscentes que usan el alcohol como preludio para la perversión
(vv.15-17); e idólatras que adoraban objetos
mudos (vv. 18-20). Estos ¡ayes!
No son
pronunciados sólo contra los babilónicos, sino también contra los israelitas
que practicaban esas abominaciones.
Babilonia
había acumulado sus riquezas por la extorsión. Trataba sin
misericordia a los pueblos que por una u otra razón estaban endeudados con el
imperio y no podían pagar (2:6b).
Se compara esta acción con juntar las
prendas empeñadas de los pobres (comp. Éx. 22:25–27; Deut. 24:10–13; Neh.
5:1–13). Esta acumulación de bienes se había logrado por medio de mucha
violencia (2:8; comp. 1:8, 9).
Los pueblos, así como Habacuc (1:2),
claman ¿hasta cuándo? Y súbitamente (2:7; comp. “en vuestros días”, 1:5), dice
Jehová, los endeudados serán los acreedores de Babilonia. Los explotados
entonces maltratarán a sus opresores de la misma manera que ellos fueron
abusados.
b. Juicio Por El Saqueo. Hab. 2:9-11.
Estos
versículos continúan la idea de la porción anterior. Se logró cierto
grado de bienestar y seguridad (comp. Núm. 24:21, Abd. 3, 4) a expensas de las
demás naciones. Su casa puede referirse literalmente al palacio del rey, pero también
a la capital, a la dinastía, o aún al imperio entero.
Aunque la última posibilidad tal vez sea
la mejor a la luz del contexto, las diferentes opciones son inseparables. El
imperio giraba alrededor de la magnífica ciudad de Babilonia y su suntuosa corte
real. El anhelo era establecer un reinado intocable e indestructible, pero los
oprimidos que trabajaron en el levantamiento del imperio (comp. Éx. 2:23; Jue.
3:9) o las piedras mismas de los proyectos de construcción (comp. Lc. 19:40)
clamarán en contra de Babilonia. Serán testigos para acusar al imperio en el
día de juicio.
c. Juicio Por El Egoísmo. Hab. 2:12-14.
El v. 12 continúa el tema de establecer
el imperio a costa del sufrimiento de otros pueblos. Otra vez surge la mención
de la violencia como medio para lograr fines egoístas.
Los vv. 13 y 14 hacen un contraste entre
estos planes crueles y los decretos soberanos de Jehová. Por el juicio que
envía Jehová, todo lo que se había logrado se perderá (comp. Salm. 127:1, 2;
Deut. 9:3; Is. 66:15). Será Jehová de los Ejércitos, el Dios guerrero (Éx.
15:3), quien llevará a cabo la destrucción del imperio confiado.
Tarde o temprano traería a otro imperio
para destruir y reemplazar a Babilonia. En la historia, los medos y los persas
fueron su instrumento de juicio. Conquistaron a Babilonia en el año 539 a. de
J.C.
El propósito divino primordial para
remover a Babilonia es que el mundo esté lleno del conocimiento de la gloria de
Jehová (Salm. 57:5, 11; 72:19) y no de la fama de un imperio perverso. Si se
pensara en los términos más amplios de la teología antiguo testamentaria, se
notaría que en Israel la gloria de Jehová se asociaba en particular con el
tabernáculo (Éx. 40:34, 35) y el templo (1 R. 8:11).
Por otro lado, en cierta forma la tierra
ya está llena de su gloria (Salmo 19:1), porque es el Creador y Soberano quien
se manifiesta a través de la historia y la naturaleza. Pero en el futuro todo
el mundo y todos los pueblos lo reconocerán como único Rey y Dios. Será adorado
por toda la humanidad y toda persona obedecerá su voluntad (Is. 2:1–4). Reinará
como Mesías sobre un reinado de justicia y paz que se extenderá por el globo
entero (Salm. 2, 72; Is. 9:6, 7, 11:6–10, 32:1–8; Dn. 7:13, 14):
· A la luz del NT.,
sabemos que este Mesías es Jesús, quien cumplió las esperanzas de un rey
davídico (Mateo 2:2, 27:37; Lucas 1:31–33, 68–71; 23:1–3).
· Fue proclamado
Rey por su Padre en su bautismo (Mateo 3:17; comp. Salmo 2:7).
· Después de la
resurrección y la ascensión se sentó en un trono celestial, desde el cual reina
desde ya y otorga de su Santo Espíritu a los suyos (Hech. 2:33–39; Ef. 1:20–23,
4:7–13; Filp. 2:6–11).
· Vendrá otra vez
como Rey de Reyes y Señor de Señores (Ap. 19:16).
d. Juicio Por La Humillación. Hab. 2:15-17.
En varios pasajes los profetas
anunciaron que Jehová utilizaría a Babilonia, así como a Asiria en el siglo anterior,
para llevar a cabo el juicio sobre las naciones. A través de las conquistas del
imperio derramaría el furor de la copa de su ira (Is. 51:17–22; Jr. 25:8–29,
51:7).
El v. 15 señala que Babilonia, al
cumplir inconscientemente esta tarea, humilló a los pueblos, los dejó “desnudos”:
les quitó su dignidad y su autoestima (comp. Is. 47:1–3; Jr. 13:20–27; Ez.
16:35–41; Nah. 3:5). Esta figura se basa en la práctica de aquel entonces de
llevar a los conquistados desnudos al cautiverio (2 Cron. 28:15; Is. 20:3, 4).
Al igual que en los “ayes” anteriores, Babilonia recibe lo merecido. Así como había dado a beber de la copa de la ira divina a
otros, ahora Babilonia tomaría de esa copa. En vez de gloriarse de la vergüenza
de otros, sería deshonrada en su derrota (2:16).
Por última vez, Habacuc hace referencia
a la violencia de Babilonia (2:17). El Líbano puede representar a Israel como
nación (Deut. 1:7, 8; Jos. 1:4; 1 R. 9:19; Is. 33:9; Ez. 17:3). No obstante,
por la mención de fieras y la tierra, es más probable que se refiera al famoso
bosque de esa zona (1 R. 4:33, 5:6, 7:2; Salmo 104:16).
Posiblemente Nabucodonosor lo explota para sus proyectos de construcción (comp. Is. 37:24). La violación de Judá
entonces será total: hombres, animales y la naturaleza sufrirán por la
invasión. Pero la misma suerte caerá sobre Babilonia; también ella
será devastada (Jr. 50:8–16, 39, 40; 51:25–29, 43).
En el v. 16 los Rollos MM [Manuscritos
del Mar Muerto] y varias versiones antiguas proponen atúrdete (de la raíz rael[4])
en vez de TM “muestra
tu prepucio” (de la raíz arel H6188; compare RVR-1960,
Dios Habla Hoy).
La RVA sigue este cambio que encaja bien
con este contexto (comp. Salmo 60:3; Is. 51:17, 22; Zc. 12:2). Sin embargo, TM
(Texto Masorético] también cuadra con el mensaje de esta sección. El v. 15
menciona la desnudez y la asocia con la vergüenza. La frase “muestra tu
prepucio” también haría referencia a la desnudez y sería paralela.
En este caso, la desgracia se relaciona con la incircuncisión, con no ser
miembro del pueblo escogido por Dios.
Además, el comentario que acompaña la
traducción de los Rollos MM dice que el impío del cual habla el versículo no
había circuncidado el prepucio de su corazón. Este dato muestra que el autor
del comentario de Qumran estaba consciente del TM y lo tomaba en cuenta.
e. Juicio Por La Idolatría. Hab. 2:18-20.
Se puede observar que la última parte
del v. 8 es igual, palabra por palabra, a la del v. 17. Por medio de esta
repetición el autor bíblico indica el comienzo y el fin de una sección. Esta
manera de enmarcar los límites de un pasaje se llama “inclusio”. Los primeros cuatro “ayes”
(2:6b–17) que se incluyen en esta estructura elaboran temas comunes: la violencia,
la opresión y el juicio según la norma “ojo
por ojo”. El enfoque de este quinto “ay”, que está afuera del inclusio,
es distinto.
Etimología:
*H1945 הוֹי = ¡Ay!
(1 R.13:30). (Diccionario de hebreo bíblico).
Ahora
Jehová denuncia la idolatría de Babilonia. A la vez, se puede notar que, en
contraste con los pasajes anteriores, la palabra ay no inicia la primera línea
de esta sección (2:6, 9, 12, 15), sino que aparece hasta el segundo versículo (2:19).
Este cambio es otra forma de llamar la atención a estos versículos. Es decir,
tanto por la estructura como por el cambio de tema, Habacuc comunica a sus
lectores que este último ay es diferente. Es el clímax de esta larga sección
(2:6b–20).
Antes el profeta había mencionado la
idolatría del imperio babilónico (1:11, 16). En 2:18, 19 es Jehová quien la
señala, pero él la compara con su propia persona.
“Contra ti gritan las
piedras de tu muro y las vigas desde el techo le responden”.
“Esto te acarreará más
vergüenza que fama. Toma tú también y emborráchate. En la mano de Yavé la copa
se da vuelta, y sobre tu gloria derrama la vergüenza”.
“Ay del que dice a un
palo: "¡Despierta!", y a una piedra muda: "¡Levántate!"
¿Puede dar alguna respuesta? Por más que esté cubierta de oro y plata, no
abriga ningún espíritu”. (Hab. 2:11, 16, 19) (Biblia Latinoamérica: católica
romana)
Los
ídolos son creación humana. No son confiables y carecen de poder, mientras que
el Dios de Judá es el Soberano (comp. 1:5; 2:3, 13). Jehová habla a su profeta
y se comunica con su pueblo, pero los dioses paganos son mudos (comp. Deut.
4:28; 1 R. 18:26–28; Is. 44:9, 10).
NOTA: Siempre nos preguntas a los pastores
porque no aceptamos a las imágenes, La respuesta de todo pastor evangélico, es
que las imágenes y los ídolos le quitan la gloria a Dios y desplazan al que fue
enviado para Redimir al hombre, Jesucristo, y son condenables por la Palabra de
Dios [La Biblia].
Mostrar que él era un Dios superior a
las vanidades paganas tendría mucho peso en esa coyuntura histórica. En el
Medio Oriente la creencia era que la derrota probaba que los invasores tenían
dioses más poderosos (2 R. 18:28–35). Subrayar aquí que Dios es incomparable
haría que Habacuc y los judíos confiaran en que Jehová no solo podía decretar
la invasión por Babilonia, sino también después eliminar a ese imperio.
Así como Jehová se burla del orgullo de
Babilonia en los primeros “ayes”, en éste pone en ridículo a los dioses
que supuestamente la sostienen, defienden y le otorgan sus victorias. Jehová sí
llevará a cabo sus planes, no obstante la devastación de su pueblo. La vara con
la que Dios ejecuta su juicio divino (1:5–12) también será juzgada (2:6b–17).
El v. 20 es una conclusión abrupta a
esta sección; Jehová corta el diálogo con Habacuc. Frustrado por el silencio de
Jehová, él había clamado sin cesar a favor de su pueblo (1:2–4). El profeta
había cuestionado el compromiso de Jehová para con su pueblo y su santidad; no
veía que Dios castigara la injusticia.
Después no entendía por qué utilizaría
un poder pagano para cumplir su juicio (1:12–14). Jehová responde que él está
presente en medio del pueblo en su santo templo. Nunca estuvo lejos, ahora
verán la manifestación de su voluntad en poder.
El
silencio es exigido delante de Dios. Después de la extensa revelación
compartida a Habacuc y a la nación, ya no puede haber más acusaciones o
señalamientos. Jehová sí es justo y soberanamente lleva a cabo sus propósitos.
Ante esta verdad, todo Judá debe
callarse y temerle. Aún toda la tierra debe responder de igual manera, porque
él controla el destino de las naciones y los imperios. Basta ya de palabras;
Jehová sale ahora para poner en marcha el juicio (Sof. 1:7; Zc. 2:13).
Los Cinco Ayes
2:6–19:
1. ¡Ay del que multiplica lo que no es suyo! (2:6) No respeta
la propiedad de otro. No le da vergüenza robar.
2. ¡Ay del que codicia injusta ganancia para su casa,
poniendo en alto su nido para escaparse de mano de la calamidad! (2:9) Codicia.
Inmoralidad.
3. ¡Ay del que edifica la ciudad con sangre, y del que
establece la aldea con iniquidad! (2:12) No tiene respeto por la vida.
Edifica a costa de la vida de otros.
4. ¡Ay del que da de beber a su compañero del cáliz de su
ira, y lo embriaga para mirar su desnudez! (2:15). Las
tragedias que traen las bebidas alcohólicas. Vidas, familias y naciones
destruidas.
5. ¡Ay del que dice
al palo!: “¡Despiértate!” y a la piedra muda, “¡Levántate!”
¿Podrá él enseñar? He aquí que está cubierto de oro y de plata; no hay espíritu
dentro de él. (2:19). Idolatría. La codicia es igual a la idolatría.
Con los cinco ayes, vemos la lista de cinco pecados. Por la práctica
de estos pecados, la fibra de la sociedad está debilitada y destruida. El
pecado está en contra de Dios, y está en contra de todo lo bueno. ¡Donde el
pecado gobierna, la anarquía reina!
Concluimos:
Aquellos que no tienen en cuenta a Dios
que prosperan en el momento, pero, en última instancia, el Señor corregirán
todo lo que está mal. Él actúa de manera Soberana en todo lo que sucede para
que cada situación lleve a cabo su buen propósito.
Sin duda, los planes Divinos se concretarán y lo harán en el momento
apropiado (v.3).
Desde nuestra posición en la vida, no
podemos distinguir el panorama completo; por eso, sigamos viviendo por la fe y
no por vista. Desde la perspectiva de Dios, todo obra para beneficio del
creyente y para honra de ÉL.
NUESTRO TIEMPO ESTÁ EN LAS
MANOS DE DIOS; NUESTRA ALMA BAJO SU CUIDADO:
___________
[1]
H8433 תּוֹכֵחָה
= tokekjá: y תּוֹכַחַת = tokákjat; de H3198;
castigo; figurativamente (por palabras) corrección, refutación, prueba (incluso
en defensa):- amonestación,
argumento, castigar, castigo, corrección, queja, razonamiento, reprender,
reprensión. (Strong).
[2]
H7121 קָרָא = cará: raíz primaria [más bien
idéntico a H7122 mediante la idea de acosar a una persona que uno
encuentra]; llamar fuera para (i.e. propiamente llamar por nombre, pero usada
en una variedad de aplicaciones):- aclamar, anunciar, celebrar, clamar, contar, convidado,
convidar, convocar, decir, dictar, encuentro, gritar, grito, intimar, invitar,
invocar, leer, llamar, llevar, nombrar, nombre, pedir, perpetuar, poner,
predicar, pregonar, presencia, proclamar, profetizar, promulgar, publicar,
renombre, traer, dar voces. (Strong).
[3] tsaddîq = (צַדִּיק, H6662),
«recto;
justo». La modalidad adjetiva aparece 206 veces en hebreo bíblico.
En antiguo arameo el término denota la «lealtad» de un rey o sumo sacerdote a su
deidad personal, que se manifiesta a menudo en ofrendas. En fenicio, de manera
similar, el nombre y el adjetivo tienen que ver con la relación de un monarca
con sus dioses. En Ex.9:27 el vocablo se usa en relación a Dios: «He pecado
esta vez. Jehovah es el justo; yo y mi pueblo somos los culpables»
(rva). Tsaddîq se usa para referirse a una nación en Gn.20:4 (rva): «Dijo: Señor,
¿acaso has de matar a la gente inocente?». (VINE).
[4] H6188
עָרֵל
= arél: raíz primaria;
propiamente desnudar; pero usado solo como denominativo de H6189;
exponer o remover el prepucio, sea literalmente (ir desnudo) o figurativamente
(abstenerse de usar):- considerar como incircunciso, ser descubierto.
(Strong).
- e-Sword-the. LEDD.
- Biblia de Estudio RYRIE.
- Pastor: Carlos Ramírez Jiménez.
27//07//2016.
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