miércoles, 27 de julio de 2016

PERSPECTIVA DIVINA: (Habacuc 2:1-20)

PERSPECTIVA DIVINA:
(Habacuc 2:1-20)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

Jehová Responde a Habacuc:
“Sobre mi guarda estaré, y sobre la fortaleza afirmaré el pie, y velaré para ver lo que se me dirá, y qué he de responder tocante a mi queja… Y Jehová me respondió, y dijo: Escribe la visión, y declárala en tablas, para que corra el que leyere en ella… Aunque la visión tardará aún por un tiempo, más se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará… He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá…”.
(Habacuc 2:1-20)

Introducción:
He viajado por casi todo el Perú, y siempre que he visitado un lugar del territorio patrio encuentros lugares altos de donde se divisa toda la ciudad, se contempla casi todo la hermosura de ella o la pobreza de tal, tentó en: Huancavelica, Cerro de Pasco, Junín, Qozco, Lima, Arequipa, Trujillo, [de los lugares llamados miradores] entre otros lugares.
Habacuc aprendió una lección similar. Cuando miró la vida desde un punto de vista terrenal, le pareció que Dios era indiferente ante la maldad que invadía a la sociedad (Habacuc 1:2-4).
Pero el Señor le dio una Perspectiva Divina y le mostró que la vida es más de los que parece. Las acciones de los seres humanos no pueden desviar los propósitos de Dios (2:3).

El vigía y la torre de vigilancia, una imagen que a menudo los profetas utilizaban para expresar expectativa, expresan la actitud de espera paciente de Habacuc por la respuesta de Dios.
Estas torres de piedra se construían sobre los muros de la ciudad o sobre los terraplenes para que los vigías pudieran ver a las personas (enemigos o mensajeros) que se acercaban a la ciudad mientras todavía estaban a cierta distancia. Las atalayas también se construían en las viñas para proteger las uvas maduras (Isaías 5:2). Habacuc quería estar en una posición estratégica para recibir el mensaje de Dios.

Este capítulo señala las respuestas de Dios a las preguntas de Habacuc:
(1) ¿Por cuánto tiempo prevalecerá el mal (1:2-3)?
(2)¿Por qué fue elegida Babilonia para castigar a Judá (1:13)?

Dios dijo que el juicio, aun cuando demorara en llegar, era seguro. Aun cuando Dios utilizaría a Babilonia en contra de Judá, Él estaba consciente de los pecados de Babilonia y la castigaría a su debido tiempo.

I.       La Confianza Del Profeta En La Respuesta De Jehová. Hab. 2:1:

Habacuc tiene confianza de que el diálogo con Jehová continuará. Al hablar de estar en su guardia, es posible que solo esté diciendo que se mantendría listo para recibir el mensaje divino. En varios pasajes los profetas son comparados figurativamente con centinelas (Isaías  21:8, 11; Jeremías  6:17; Ezequiel 3:17, 33:2, 3).
En este versículo se ve que Habacuc estaría esperando la respuesta de Jehová. Si se tomara el concepto lit., el profeta está diciendo que subirá a la torre de los muros de la capital para ver (otra vez se nota la importancia del concepto de ver en el libro) cómo le respondería Dios. Seguramente en poco tiempo desde ese mismo lugar observaría la llegada de los ejércitos babilónicos.

La última frase del versículo ha sido traducida de varias maneras. Muchos comentaristas y algunas versiones como la RVA., le hacen una enmienda al texto. El TM dice: “y qué tengo (primera persona singular) que responder a mi queja”. Con el cambio sugerido, la frase se lee “y qué tiene (tercera persona masculina singular) que responder a mi queja”.
La enmienda busca una uniformidad en toda la oración y toma a Jehová como el único sujeto. Según esta traducción, la idea es que Habacuc espera ver cómo Jehová va a reaccionar ante su último argumento teológico (comp. Job 13:6, 23:4).

El contexto sugiere que Habacuc quiere seguir el intercambio con Jehová para aclarar sus dudas. Más adelante es Jehová quien corta la conversación (2:20). La palabra queja (tocajat[1] H8433, 2:1) puede referirse a un reproche o corrección que sirve para impartir sabiduría (Prov. 6:23, 15:31, 29:1).
Mi queja entonces puede entenderse como “la queja (o, el reproche) que recibo”. Es decir, el profeta está pensando en cómo ha de responder al reproche que podría recibir de Jehová por cuestionarlo. Sin embargo, a través de este intercambio Habacuc sería instruido más en las verdades de Dios.
Después de la respuesta de Jehová a su primer lamento, Habacuc expresa este segundo, en el que expone su falta de comprensión de los caminos de Dios. Lo que Jehová le había comunicado en relación a la invasión caldea no encaja con su teología. En verdad, le parece como una negación de la santidad de Dios. De nuevo corresponde a Jehová arrojar más luz sobre un cuadro complejo y chocante.

II.      Segunda Respuesta De Jehová. Hab. 2:2-20:

Jehová no reprende a Habacuc por lanzarle este nuevo reto teológico; más bien, le da más revelación acerca del futuro, pero esta vez acerca del destino del imperio babilónico. A esta porción se la puede dividir en dos partes mayores:
·      En la primera (2:2–6a), Jehová asegura a Habacuc que lo que él compartirá son palabras confiables. A la luz de ellas, el creyente debe vivir una vida de fe.
·      La segunda parte (2:6b–20), contiene una serie de “ayes” sarcásticos por el derrocamiento de Babilonia. Jehová se glorificará a través de este juicio sobre el imperio cruel e idólatra.

2.1. Implicaciones De La Visión Del Futuro. Hab. 2:2-6a.
Así como la respuesta al lamento inicial no solamente se dirigía a Habacuc sino a todo Judá (1:5), ésta también tendrá un alcance amplio (2:2). Jehová pide que la visión se escriba en tablas; en otras palabras, que sea pública. Escribir la visión también tendría dos propósitos más. Por un lado, se debe poner en tablas, para que corra el que las lea. Una forma de interpretar esta frase es que la visión se ha colocado sobre una tabla tan grande que no es necesario detenerse para poder leerla al pasar por ese lugar.
Otra opción no es entender la frase lit., sino como un modismo por leer rápidamente. En ambos casos, la meta es que lo escrito sea legible y fácil de captar. Seguramente, esto sería una noticia grata para Habacuc. Hasta este punto en el diálogo el profeta ha tenido sus dudas.
Ahora él y la nación podrían entender la voluntad divina más claramente. Se debe mencionar que este verbo “leer” en heb. (qara[2] H7121) también puede significar “proclamar” (en aquella época se leía en voz alta); el que las lea entonces podría traducirse “el que las proclame” (o “el heraldo”).
En este caso, el heraldo correría para anunciar la visión al pueblo (comp. 2 Sam. 18:19–27; Ester 3:15, 8:10–14). El heraldo aún podría ser el mismo profeta (comp. Jr. 23:21; Zc. 2:3, 4).

Jehová expone el segundo propósito en 2:3. Las tablas servirán como un testimonio en el futuro del cumplimiento de la palabra de Jehová (comp. Is. 8:1; 30:8). La visión es segura. Aunque tal vez desde la perspectiva humana ese cumplimiento parezca dudoso, sin duda vendrá y no tardará según el punto de vista divino. Jehová dirige la historia soberanamente.
Todos los acontecimientos tienen su tiempo asignado (comp. el mensaje profético acerca de los últimos días en Dn. 8:19; 11:27, 35; 12:7). Habacuc se había lamentado ¿Hasta cuándo? (1:2), pero ahora él ve que debe esperar el fin estipulado por Dios.

El desafío de confiar en Jehová continúa en 2:4 y 5. El versículo 4 tal vez sea el más conocido del libro. Es citado tres veces en el NT., en:
·      Romanos 1:17;
·      Gálatas 3:11, y
·      Hebreos 10:38.
Se observa que Dios hace un contraste entre el orgulloso y el justo. En este contexto el orgulloso es el imperio de Babilonia, que se jacta de su poder (1:10, 15, 16).

“He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece*;
mas el justo por su fe vivirá”.
(Hab. 2:4)

Etimología:
*H6075 עָפַל = afál: raíz primaria; hinchar; figurativamente estar eufórico:- enorgullecer. (Strong).

Esa arrogancia se manifestaba en el deseo insaciable de extender las fronteras del imperio por medio de sus conquistas (1:6, 15, 17). Este apetito por controlar a los otros pueblos se compara en el v. 4 con el del Seol, es decir la muerte (o la tumba), que llega a todo ser humano y nunca se sacia (Prov. 27:20, 30:16; Is. 5:14).
Sin embargo, según el v. 6, serán esos mismos pueblos los que harán burla del imperio cuando caiga. No prosperará Babilonia para siempre. Los que han sufrido de su mano se regocijarán al ver su derrocamiento (comp. Isa. 14:3–8; Nah. 3:19).

En contraste con este orgulloso está el justo[3]. Pero, ¿qué significa por su fe vivirá? ¿A qué se refiere el verbo “vivir”? Una manera de interpretar la frase es que “vivir” significa sobrevivir a la invasión caldea: el justo, el que cree en Jehová, será protegido y preservado cuando llegue el ejército enemigo (comp. 1:12). El problema con esta opción es que los justos ya estaban padeciendo penas (1:2–4).
Además, el resto de las escrituras nos indican que en la invasión el sufrimiento cayó sobre todos (3:16, 17; 2 R. 25:2, 3). Muchos murieron (2 R. 24:2; 25:6, 7, 18–21; 2 Cron. 36:17) y miles fueron llevados en cautiverio (2 Rey. 24:14–16; 25:11).
Profetas contemporáneos a Habacuc también hablan del terrible juicio divino abarcador (por ej., Abd. 10–14; Jr. 4:19–31, 6:11–26; Lam.; Sof. 1:2–18). A pesar de que la responsabilidad por la destrucción era primordialmente de sus líderes (Jr. 21–23, 28; Sof. 3:1–8), la nación entera sufriría.

Otra opción es que el profeta se refiere a la vida eterna: el justo es salvo por su fe. Realmente esta interpretación es importada del NT., y de la teología del apóstol Pablo. Pablo cita Habacuc 2:4 en dos ocasiones: en Romanos 1:17 y en Gálatas 3:11, para apoyar bíblicamente la verdad de que el ser humano recibe la vida eterna por medio de su fe en Dios.
No obstante, el uso paulino parece ser una extensión o una profundización espiritual del mensaje del profeta; mientras que Habacuc habla desde un contexto en el cual espera un consejo concreto para su situación abrumadora. Es mejor interpretar esta frase con más atención a los detalles textuales de este libro profético. Habacuc ya había mencionado a los justos en 1:2–4.
Allí, contrasta a los impíos, quienes manipulan la Ley y violan a la población, con los justos. Ahora en 2:4 hay otro contraste, uno entre el justo y el orgulloso. Lo que el texto subraya en estos dos pasajes es una cualidad de vida.
Además, la palabra heb. (emunah* H530), que se traduce fe en este v. 4, en el AT., connota fidelidad, lealtad, estabilidad y permanencia (ver, por ej., Salm. 40:10, 119:86; Prov. 12:17).

Etimología:
*H530 אֱמוּנָה = emuná: o (abreviación) אֱמֻנָה = emuná; femenino de H529; literalmente firmeza; figurativamente seguridad; moralmente fidelidad:- fe, fidelidad, fiel, -mente, firme, -mente, honradez, leal, lealtad, reinar, veraz, verdad. (Strong).

Es la creencia en acción. Por lo tanto, Jehová está declarando que, en las circunstancias hasta que se cumpla lo que dirá a su profeta, la vida del justo debe caracterizarse por la fidelidad a su persona. El justo vivirá día tras día consecuentemente con su Ley y su voluntad. No vacilará en el camino recto, sin importar las dificultades; en definitiva vivirá por fe.

La cita en el NT., de Habacuc 2:4 que mejor refleja este concepto es Hebreos 10:38. El autor bíblico señala que los creyentes han mantenido su testimonio a pesar del sufrimiento (10:32–39) y nos presenta una lista de héroes para estimularnos a la constancia (11:1–12:2).
Al enfocar la fe en Dios y la vida eterna, aun Pablo no deja de lado esta exigencia de una vida marcada continuamente por la fe. En Romanos 1:17 Pablo cita Habacuc 2:4 para hablar de la vida eterna, pero más adelante en esa misma epístola el Apóstol señala que esta nueva relación con Dios siempre debe encarnar la fidelidad (caps. 6–8).
En otras palabras, la teología de la salvación no puede separarse de la santificación. El que cree en Dios para vida eterna, según el NT., debe manifestar una vida totalmente nueva (1 Cor. 6:9–11; 2 Cor. 5:17; Gál. 5:16–25; Ef. 4:1, 22–24).

En suma, Jehová inicia su respuesta al segundo lamento de Habacuc en 2:2–6a. Lo exhorta a que haga que la visión sea accesible a todo el pueblo, aún más importante, anima a los justos a seguir una vida de fe. Tienen que confiar en sus planes soberanos y mantenerse fieles a sus preceptos. Aunque ahora la nación pasa penas y pasará por tiempos peores a causa de la invasión, deben estar seguros de que un día Babilonia será derrotada.

2.2. Ayes Contra Babilonia. Hab. 2:6b-20.
El v. 6 sirve de transición a esta segunda sección mayor. El v. 6a del cap. 2 menciona que los conquistados se lanzarán contra él con refranes y sarcasmos (burlas). La siguiente parte viene en forma de cinco “ayes”; de estos el primero empieza en 2:6b. En heb. la palabra traducida como ay es (hoy H1945) no siempre es asociada con lamentos. Más bien es una exclamación, como “¡oh!”*. El tono de la exclamación depende del contexto literario en el cual se encuentra.

Etimología:
*H1945 הוֹי = jói: forma prolongado de H1930 [afín a H188]; ¡oh!:- eh, ay, ea. (Strong).

Por ejemplo, se utiliza en lamentos como el de Jeremías 22:18. Para llamar la atención: Isaías 55:1; Zacarías 2:6, 7; o introducir un juicio como en Isaías 5:8–23, 10:5, 28:1; Amós 5:18, 6:1. Los términos de 2:6a (refranes, sarcasmos) indican que, aunque los “ayes” de 2:6b–20 anuncian los juicios que vendrán sobre Babilonia, tienen el propósito de poner en ridículo al burlador orgulloso.

Estos cinco “ayes” presentan dos enseñanzas teológicas importantes. Primera, cada una recalca que el juicio divino corresponde al pecado (la ley del talión). En este caso, el imperio de Babilonia pasaría por lo mismo que les había hecho a otros pueblos. Es la misma verdad que fue subrayada en 1:5–11 en relación al castigo que recibiría Judá.

Esta sección también deja muy claro que Jehová no soporta a ningún rival que aspire a la gloria que solo él merece. Los imperios buscan dominar a las naciones para satisfacer su propio egoísmo; en el futuro será el conocimiento de la gloria de Jehová lo que llenará la tierra (2:14).
Es necesario señalar que estas descripciones del imperio babilónico son muy generales: no se mencionan nombres, ni fechas, ni lugares geográficos. Este cuadro del imperio opresor es similar a los que aparecen en muchos pasajes relacionados con otras naciones en el AT.
Los mismos crímenes y actitudes caracterizan a todo poder y sistema humano que se aparta de Dios (1 Sam. 8:10–18; Is. 10:7–11, 36:1–20; Amós 1:3–2:8), es decir, a pesar de que en el contexto de esta obra profética 2:6–20 se refiere a Babilonia en particular, su mensaje de juicio y humillación sigue vigente a través de toda la historia.

a. Juicio Por La Explotación. Hab. 2:6b-8.

NOTA: Habacuc 2:6: TODOS ÉSTOS: Todas las víctimas de las injusticias descritas en el centro de los vv. 6-20. Los ¡ayes! Son dirigidos contra cinco diferentes clases de inicuos; usureros ambiciosos (vv.6-8); extorsionadores que se creían seguros (vv.9-11), reyes que edifican ciudades con la sangre y el sudor de los desafortunados (vv.12-14; Joacim malgastó los fondos del estado y usó a esclavos para construir un nuevo palacio para sí); personas concupiscentes que usan el alcohol como preludio para la perversión (vv.15-17); e idólatras que adoraban objetos  mudos (vv. 18-20). Estos ¡ayes! No son pronunciados sólo contra los babilónicos, sino también contra los israelitas que practicaban esas abominaciones.

Babilonia había acumulado sus riquezas por la extorsión. Trataba sin misericordia a los pueblos que por una u otra razón estaban endeudados con el imperio y no podían pagar (2:6b).
Se compara esta acción con juntar las prendas empeñadas de los pobres (comp. Éx. 22:25–27; Deut. 24:10–13; Neh. 5:1–13). Esta acumulación de bienes se había logrado por medio de mucha violencia (2:8; comp. 1:8, 9).

Los pueblos, así como Habacuc (1:2), claman ¿hasta cuándo? Y súbitamente (2:7; comp. “en vuestros días”, 1:5), dice Jehová, los endeudados serán los acreedores de Babilonia. Los explotados entonces maltratarán a sus opresores de la misma manera que ellos fueron abusados.

b. Juicio Por El Saqueo. Hab. 2:9-11.
Estos versículos continúan la idea de la porción anterior. Se logró cierto grado de bienestar y seguridad (comp. Núm. 24:21, Abd. 3, 4) a expensas de las demás naciones. Su casa puede referirse literalmente al palacio del rey, pero también a la capital, a la dinastía, o aún al imperio entero.
Aunque la última posibilidad tal vez sea la mejor a la luz del contexto, las diferentes opciones son inseparables. El imperio giraba alrededor de la magnífica ciudad de Babilonia y su suntuosa corte real. El anhelo era establecer un reinado intocable e indestructible, pero los oprimidos que trabajaron en el levantamiento del imperio (comp. Éx. 2:23; Jue. 3:9) o las piedras mismas de los proyectos de construcción (comp. Lc. 19:40) clamarán en contra de Babilonia. Serán testigos para acusar al imperio en el día de juicio.

c. Juicio Por El Egoísmo. Hab. 2:12-14.
El v. 12 continúa el tema de establecer el imperio a costa del sufrimiento de otros pueblos. Otra vez surge la mención de la violencia como medio para lograr fines egoístas.

Los vv. 13 y 14 hacen un contraste entre estos planes crueles y los decretos soberanos de Jehová. Por el juicio que envía Jehová, todo lo que se había logrado se perderá (comp. Salm. 127:1, 2; Deut. 9:3; Is. 66:15). Será Jehová de los Ejércitos, el Dios guerrero (Éx. 15:3), quien llevará a cabo la destrucción del imperio confiado.
Tarde o temprano traería a otro imperio para destruir y reemplazar a Babilonia. En la historia, los medos y los persas fueron su instrumento de juicio. Conquistaron a Babilonia en el año 539 a. de J.C.

El propósito divino primordial para remover a Babilonia es que el mundo esté lleno del conocimiento de la gloria de Jehová (Salm. 57:5, 11; 72:19) y no de la fama de un imperio perverso. Si se pensara en los términos más amplios de la teología antiguo testamentaria, se notaría que en Israel la gloria de Jehová se asociaba en particular con el tabernáculo (Éx. 40:34, 35) y el templo (1 R. 8:11).
Por otro lado, en cierta forma la tierra ya está llena de su gloria (Salmo 19:1), porque es el Creador y Soberano quien se manifiesta a través de la historia y la naturaleza. Pero en el futuro todo el mundo y todos los pueblos lo reconocerán como único Rey y Dios. Será adorado por toda la humanidad y toda persona obedecerá su voluntad (Is. 2:1–4). Reinará como Mesías sobre un reinado de justicia y paz que se extenderá por el globo entero (Salm. 2, 72; Is. 9:6, 7, 11:6–10, 32:1–8; Dn. 7:13, 14):
·      A la luz del NT., sabemos que este Mesías es Jesús, quien cumplió las esperanzas de un rey davídico (Mateo 2:2, 27:37; Lucas 1:31–33, 68–71; 23:1–3).
·      Fue proclamado Rey por su Padre en su bautismo (Mateo 3:17; comp. Salmo 2:7).
·      Después de la resurrección y la ascensión se sentó en un trono celestial, desde el cual reina desde ya y otorga de su Santo Espíritu a los suyos (Hech. 2:33–39; Ef. 1:20–23, 4:7–13; Filp. 2:6–11).
·      Vendrá otra vez como Rey de Reyes y Señor de Señores (Ap. 19:16).

d. Juicio Por La Humillación. Hab. 2:15-17.
En varios pasajes los profetas anunciaron que Jehová utilizaría a Babilonia, así como a Asiria en el siglo anterior, para llevar a cabo el juicio sobre las naciones. A través de las conquistas del imperio derramaría el furor de la copa de su ira (Is. 51:17–22; Jr. 25:8–29, 51:7).

El v. 15 señala que Babilonia, al cumplir inconscientemente esta tarea, humilló a los pueblos, los dejó “desnudos”: les quitó su dignidad y su autoestima (comp. Is. 47:1–3; Jr. 13:20–27; Ez. 16:35–41; Nah. 3:5). Esta figura se basa en la práctica de aquel entonces de llevar a los conquistados desnudos al cautiverio (2 Cron. 28:15; Is. 20:3, 4).

Al igual que en los “ayes” anteriores, Babilonia recibe lo merecido. Así como había dado a beber de la copa de la ira divina a otros, ahora Babilonia tomaría de esa copa. En vez de gloriarse de la vergüenza de otros, sería deshonrada en su derrota (2:16).
Por última vez, Habacuc hace referencia a la violencia de Babilonia (2:17). El Líbano puede representar a Israel como nación (Deut. 1:7, 8; Jos. 1:4; 1 R. 9:19; Is. 33:9; Ez. 17:3). No obstante, por la mención de fieras y la tierra, es más probable que se refiera al famoso bosque de esa zona (1 R. 4:33, 5:6, 7:2; Salmo 104:16).
Posiblemente Nabucodonosor lo explota para sus proyectos de construcción (comp. Is. 37:24). La violación de Judá entonces será total: hombres, animales y la naturaleza sufrirán por la invasión. Pero la misma suerte caerá sobre Babilonia; también ella será devastada (Jr. 50:8–16, 39, 40; 51:25–29, 43).

En el v. 16 los Rollos MM [Manuscritos del Mar Muerto] y varias versiones antiguas proponen atúrdete (de la raíz rael[4]) en vez de TM “muestra tu prepucio” (de la raíz arel H6188; compare RVR-1960, Dios Habla Hoy).

La RVA sigue este cambio que encaja bien con este contexto (comp. Salmo 60:3; Is. 51:17, 22; Zc. 12:2). Sin embargo, TM (Texto Masorético] también cuadra con el mensaje de esta sección. El v. 15 menciona la desnudez y la asocia con la vergüenza. La frase “muestra tu prepucio” también haría referencia a la desnudez y sería paralela. En este caso, la desgracia se relaciona con la incircuncisión, con no ser miembro del pueblo escogido por Dios.
Además, el comentario que acompaña la traducción de los Rollos MM dice que el impío del cual habla el versículo no había circuncidado el prepucio de su corazón. Este dato muestra que el autor del comentario de Qumran estaba consciente del TM y lo tomaba en cuenta.

e. Juicio Por La Idolatría. Hab. 2:18-20.
Se puede observar que la última parte del v. 8 es igual, palabra por palabra, a la del v. 17. Por medio de esta repetición el autor bíblico indica el comienzo y el fin de una sección. Esta manera de enmarcar los límites de un pasaje se llama “inclusio”. Los primeros cuatro “ayes” (2:6b–17) que se incluyen en esta estructura elaboran temas comunes: la violencia, la opresión y el juicio según la norma “ojo por ojo”. El enfoque de este quinto “ay”, que está afuera del inclusio, es distinto.

Etimología:
*H1945 הוֹי = ¡Ay! (1 R.13:30). (Diccionario de hebreo bíblico).

Ahora Jehová denuncia la idolatría de Babilonia. A la vez, se puede notar que, en contraste con los pasajes anteriores, la palabra ay no inicia la primera línea de esta sección (2:6, 9, 12, 15), sino que aparece hasta el segundo versículo (2:19). Este cambio es otra forma de llamar la atención a estos versículos. Es decir, tanto por la estructura como por el cambio de tema, Habacuc comunica a sus lectores que este último ay es diferente. Es el clímax de esta larga sección (2:6b–20).

Antes el profeta había mencionado la idolatría del imperio babilónico (1:11, 16). En 2:18, 19 es Jehová quien la señala, pero él la compara con su propia persona.

“Contra ti gritan las piedras de tu muro y las vigas desde el techo le responden”.  
“Esto te acarreará más vergüenza que fama. Toma tú también y emborráchate. En la mano de Yavé la copa se da vuelta, y sobre tu gloria derrama la vergüenza”.   
“Ay del que dice a un palo: "¡Despierta!", y a una piedra muda: "¡Levántate!" ¿Puede dar alguna respuesta? Por más que esté cubierta de oro y plata, no abriga ningún espíritu”. (Hab. 2:11, 16, 19) (Biblia Latinoamérica: católica romana) 

Los ídolos son creación humana. No son confiables y carecen de poder, mientras que el Dios de Judá es el Soberano (comp. 1:5; 2:3, 13). Jehová habla a su profeta y se comunica con su pueblo, pero los dioses paganos son mudos (comp. Deut. 4:28; 1 R. 18:26–28; Is. 44:9, 10).
  
NOTA: Siempre nos preguntas a los pastores porque no aceptamos a las imágenes, La respuesta de todo pastor evangélico, es que las imágenes y los ídolos le quitan la gloria a Dios y desplazan al que fue enviado para Redimir al hombre, Jesucristo, y son condenables por la Palabra de Dios [La Biblia].

Mostrar que él era un Dios superior a las vanidades paganas tendría mucho peso en esa coyuntura histórica. En el Medio Oriente la creencia era que la derrota probaba que los invasores tenían dioses más poderosos (2 R. 18:28–35). Subrayar aquí que Dios es incomparable haría que Habacuc y los judíos confiaran en que Jehová no solo podía decretar la invasión por Babilonia, sino también después eliminar a ese imperio.
Así como Jehová se burla del orgullo de Babilonia en los primeros “ayes”, en éste pone en ridículo a los dioses que supuestamente la sostienen, defienden y le otorgan sus victorias. Jehová sí llevará a cabo sus planes, no obstante la devastación de su pueblo. La vara con la que Dios ejecuta su juicio divino (1:5–12) también será juzgada (2:6b–17).

El v. 20 es una conclusión abrupta a esta sección; Jehová corta el diálogo con Habacuc. Frustrado por el silencio de Jehová, él había clamado sin cesar a favor de su pueblo (1:2–4). El profeta había cuestionado el compromiso de Jehová para con su pueblo y su santidad; no veía que Dios castigara la injusticia.
Después no entendía por qué utilizaría un poder pagano para cumplir su juicio (1:12–14). Jehová responde que él está presente en medio del pueblo en su santo templo. Nunca estuvo lejos, ahora verán la manifestación de su voluntad en poder.

El silencio es exigido delante de Dios. Después de la extensa revelación compartida a Habacuc y a la nación, ya no puede haber más acusaciones o señalamientos. Jehová sí es justo y soberanamente lleva a cabo sus propósitos.
Ante esta verdad, todo Judá debe callarse y temerle. Aún toda la tierra debe responder de igual manera, porque él controla el destino de las naciones y los imperios. Basta ya de palabras; Jehová sale ahora para poner en marcha el juicio (Sof. 1:7; Zc. 2:13).

Los Cinco Ayes  2:6–19:
1. ¡Ay del que multiplica lo que no es suyo! (2:6) No respeta la propiedad de otro. No le da vergüenza robar.
2. ¡Ay del que codicia injusta ganancia para su casa, poniendo en alto su nido para escaparse de mano de la calamidad! (2:9) Codicia. Inmoralidad.
3. ¡Ay del que edifica la ciudad con sangre, y del que establece la aldea con iniquidad! (2:12) No tiene respeto por la vida. Edifica a costa de la vida de otros.
4. ¡Ay del que da de beber a su compañero del cáliz de su ira, y lo embriaga para mirar su desnudez! (2:15). Las tragedias que traen las bebidas alcohólicas. Vidas, familias y naciones destruidas.
5.  ¡Ay del que dice al palo!: “¡Despiértate!” y a la piedra muda, “¡Levántate!” ¿Podrá él enseñar? He aquí que está cubierto de oro y de plata; no hay espíritu dentro de él. (2:19). Idolatría. La codicia es igual a la idolatría.

Con los cinco ayes, vemos la lista de cinco pecados. Por la práctica de estos pecados, la fibra de la sociedad está debilitada y destruida. El pecado está en contra de Dios, y está en contra de todo lo bueno. ¡Donde el pecado gobierna, la anarquía reina!

Concluimos:

Aquellos que no tienen en cuenta a Dios que prosperan en el momento, pero, en última instancia, el Señor corregirán todo lo que está mal. Él actúa de manera Soberana en todo lo que sucede para que cada situación lleve a cabo su buen propósito.
Sin duda, los planes Divinos se  concretarán y lo harán en el momento apropiado (v.3).
Desde nuestra posición en la vida, no podemos distinguir el panorama completo; por eso, sigamos viviendo por la fe y no por vista. Desde la perspectiva de Dios, todo obra para beneficio del creyente y para honra de ÉL.


NUESTRO TIEMPO ESTÁ EN LAS MANOS DE DIOS; NUESTRA ALMA BAJO SU CUIDADO:


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[1] H8433 תּוֹכֵחָה = tokekjá: y תּוֹכַחַת = tokákjat; de H3198; castigo; figurativamente (por palabras) corrección, refutación, prueba (incluso en defensa):- amonestación, argumento, castigar, castigo, corrección, queja, razonamiento, reprender, reprensión. (Strong).
[2] H7121 קָרָא = cará: raíz primaria [más bien idéntico a H7122 mediante la idea de acosar a una persona que uno encuentra]; llamar fuera para (i.e. propiamente llamar por nombre, pero usada en una variedad de aplicaciones):- aclamar, anunciar, celebrar, clamar, contar, convidado, convidar, convocar, decir, dictar, encuentro, gritar, grito, intimar, invitar, invocar, leer, llamar, llevar, nombrar, nombre, pedir, perpetuar, poner, predicar, pregonar, presencia, proclamar, profetizar, promulgar, publicar, renombre, traer, dar voces. (Strong).
[3] tsaddîq = (צַדִּיק, H6662), «recto; justo». La modalidad adjetiva aparece 206 veces en hebreo bíblico. En antiguo arameo el término denota la «lealtad» de un rey o sumo sacerdote a su deidad personal, que se manifiesta a menudo en ofrendas. En fenicio, de manera similar, el nombre y el adjetivo tienen que ver con la relación de un monarca con sus dioses. En Ex.9:27 el vocablo se usa en relación a Dios: «He pecado esta vez. Jehovah es el justo; yo y mi pueblo somos los culpables» (rva). Tsaddîq se usa para referirse a una nación en Gn.20:4 (rva): «Dijo: Señor, ¿acaso has de matar a la gente inocente?». (VINE).
[4] H6188 עָרֵל = arél: raíz primaria; propiamente desnudar; pero usado solo como denominativo de H6189; exponer o remover el prepucio, sea literalmente (ir desnudo) o figurativamente (abstenerse de usar):- considerar como incircunciso, ser descubierto. (Strong).
-    e-Sword-the. LEDD.
-    Biblia de Estudio RYRIE.
-    Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 27//07//2016.




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