Capítulo IX (2)
EN BUSCA DE UN NUEVO CAMINO:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
A mayor
abundamiento, la investigación científica ha demostrado fuera de toda duda que
cualquiera que sea la explicación última que se dé a los fenómenos nuevos que
se estudian, “hay
más cosas –como decía el personaje de Shakespeare- en
cielo y tierra, que lo que se sueña en tu filosofía”.
Interesante
y significativo es el hecho de que el espiritismo empezó a desempeñar
importante papel en la vida espiritual de Sudamérica antes de haber alcanzado
su presente popularidad, y de que figuras eminente de la ciencia y la
literatura le hubiesen prestado el prestigio de sus nombres. La primera
Sociedad Espiritista del continente se organizó en Brasil, en 1873, bajo el
nombre de Confucio, y de entonces acá se ha desarrollado notablemente. Como en
el caso del positivismo, el espiritismo se convirtió en el Brasil en un
movimiento religioso; hasta se la ha llamado “el
gran movimiento religioso del Brasil”.
Según datos
que pudieron conseguirse, ya en 1919 este movimiento decía tener 271,530
miembros en la república, afiliados a unas mil sociedades, la mayoría de las
cuales se reunía en domicilios particulares para sus sesiones y el estudio del
texto clásico de Allan
Kardec. Es de interés observar que este movimiento jamás tuvo
una organización nacional cualquiera que le sirviese de centro orgánico. Su
propagación por el país se debió por completo al contagioso entusiasmo de sus
adherentes.
Además de
las sesiones acostumbradas, los espiritistas brasileños han llevado a cabo
empresas de índole social y literaria. Se han distinguido en obras de caridad.
Sus dispensarios han estado abiertos a todos sin distinción, y aunque la labor
que estos desempeñan, y en la fe de los espíritu los ha hecho entrar en
conflicto, muy a menudo, con las autoridades de salubridad pública, su ministerio
de curación y las obras públicas de caridad realizadas por espiritistas, han
impartido al movimiento un gran prestigio entre las clases media e inferior, y
le han conquistado patrocinadores y donadores entre la aristocracia.
Damos a continuación los principales postulados que han guiado el
movimiento espiritista del Brasil:
§ Primero, la ley
de evolución espiritual que asegura la salvación universal por medio de la
experiencia personal expiatoria y la purificación logrado por el sufrimiento.
§ Segundo, la ley de la acción y la reacción que explica el sufrimiento
y que hace de éste un método necesario y edificante para llegar a Dios.
§ Tercero, la caridad, es decir, la práctica de la beneficencia como
la única expresión de la religión.
§ Cuarto, la necesidad de
ser guiados por los espíritus, no sólo con respecto al misterio de la muerte,
sino también por lo que toca a los problemas cotidianos.7)
Según informes más recientes,
la fuerza de este movimiento se va debilitando en Brasil, país en que había
hecho su mayor progreso. Ha servido sin embargo, para el valioso propósito de
atraer la atención a la realidad del mundo espiritual, en el seno de una
sociedad que estaba en riesgo de abandonar toda religión, y de exaltar la
ética, como expresión suprema de religiosidad, en un medio en que una religión sin relación con la moral había
mantenido su hegemonía.
Mucho más formidable y de
consecuencia destinadas a ser de mayor alcance, es la difusión de la teosofía[*] en Sudamérica.
Como el positivismo, este movimiento
ha debido sus buenos éxitos en muy gran medida a sus pretensiones
universalistas, las cuales jamás dejan de hallar eco en el corazón sudamericano:
___________
[*] teosofía.
(Del gr. θεοσοφία). f. Denominación que se da
a diversas doctrinas religiosas y místicas, que creen estar iluminadas por la
divinidad e íntimamente unidas con ella. || 2. ant. teología. Encarta® 2009.
·
La teosofía, sin
embargo, se presenta más como filosofía que como religión y diciendo contener
en forma sintética, no obstante, la quintaesencia de todas las grandes
religiones. En consecuencia, puede un hombre hacerse teósofo sin abandonar por
completo su propia religión, a la vez que el pertenecer a dicha sociedad no lo expondría
al terrible estigma de convertirse en sectario.
·
El segundo lugar,
la teosofía ha venido a proveer satisfacción a una de las necesidades más
profundamente sentidas de Sudamérica, la cultura del alma. Mediante la práctica
del yoga y de la meditación en general, que la teosofía inculca, muchas
personas han podido alcanzar un grado notable de espiritualidad en el sentido
nato del término, es decir, de dominio de la naturaleza inferior humano.
·
La tercera,
peculiaridad de la teosofía, que la hace extraordinariamente atractiva a la
mente sudamericana de nuestros días, es que procede del oriente.
Antes de
considerar la actividad y presente situación de la teosofía en la América del
Sur, parece oportuno decir una palabra en cuanto al origen e índole general del
movimiento.
En años
recientes, especialmente después de la Guerra Mundial de 1914-18, los ojos de
Sudamérica se han vuelto esperanzadamente al Asia, como antes lo había hecho a
Europa y más en particular a Francia. Cualquier sistema que pretenda haberse
originado en el oriente se conquista de inmediato la simpatía y se estudia con
asiduidad. La Sociedad Teosófica se organizó en 1875, teniendo como fundadoras
a una rusa, Madame
Bavatsky, y a un coronel inglés, H. S. Olcott. Sus objetivos
explícitos eran:
§ Primero, formar el núcleo de una hermandad
universal del hombre, sin distinción de raza, credo, sexo o color.
§ Segundo, fomentar
el estudio de las literaturas, religiones, filosofías y ciencias arias y del
oriente en general, y de mostrar la importancia de dicho estudio.
§ Tercero, investigar
las leves aun no explicadas de la naturaleza y las potencias psíquicas latentes
en el hombres.
La
verdadera creadora del movimiento teosófico en su forma presente es la dama
inglesa, señora Annie
Besant, que ha dado gran prominencia en el movimiento a la idea
mesiánica y ha presentado al mundo su nuevo Mesías en la persona de joven hindú
llamado Krishnamurti.
Desafortunadamente
para la Sociedad Teosófica, sus orígenes no resisten un examen riguroso. El
doctor J. N. Farguhar dedica en su
libro Modern
Religious Movements in India = (Los Movimientos Religiosos Modernos
en la India) un notable
capítulo a estudiar el nacimiento de la teosofía en la India, en el cual se
descubren algunos hechos sumamente repugnantes respecto al carácter personal de
Madame Blavatsky y el número de imposturas a que se apeló en un principio para
conquistarlo al movimiento la notoriedad. Parece que la Biblia de la teosofía, La Doctrina Secreta,
de la señora Blavatsky, no es en manera alguna la obra original que los
teósofos pretenden, sino una producción ecléctica basada en cuando menos cien
obras anteriores. Además de esto, Farquhar
hace notar que la teosofía ha contribuido sólo en forma insignificante a dar a
conocer a los grandes pensadores indios del pasado.
El
movimiento hizo su aparición en Sudamérica allá por los comienzos del presente
siglo, y como sucedió con el positivismo y el espiritismo, fue en el Brasil
donde ganó el mayor número de sus primeros adeptos. Sus primeros estudiantes
eran hombres que pertenecían al ejército y la marina brasileña y que se reunían
con regularidad para estudiar La Doctrina Secreta. Desde entonces,
y especialmente en la segunda y tercera década del siglo, la teosofía ha
realizado muy grandes progresos en los países sudamericanos.
Hacia fines
de 1928 y cuando ya existía en la mayoría de las grandes urbes grupos
teosóficos, visitó el continente el filósofo hindú Jinarajadasa,
vicepresidente de la Sociedad, y doctor en filosofía de la Universidad de
Cambridge. Antes de embarcarse para su recorrido por Iberoamérica, Jinarajadasa
estudió el español con tan buen resultado que pudo dar sus conferencias en ese
idioma.
La
recepción que le dieron a su llegada a Montevideo fue una revelación asombrosa
de la favorable existencia hacia el pensamiento oriental. Más todavía, fue una
indicación del cambio extraordinario que había tenido lugar en el clima
intelectual de la capital uruguaya, considerada antes como la ciudadela del
materialismo. Jinarajadasa pronunció su primera conferencia ante un numeroso
auditorio formado por la élite
de Montevideo, en el aula mayor de la Universidad Nacional. Hizo la
presentación del conferenciante el Ministro de Educación. Vivía aún José Battle
y Odoñez, pero la reunión tuvo lugar en una
sala que, según los estatutos de la universidad, jamás debía usarse por ninguna
organización religiosa o con ningún propósito religioso. El ministro que
presentó a sumo sacerdote de la teosofía era probablemente tan neutral,
religiosamente hablando, como Rodó, pero obviamente había dejado atrás la
determinación de éste de no presentar jamás su nombre para asociársele con
cualquier movimiento de base religiosa.
De
Montevideo, Jinarajadasa cruzó el Río de la Plata y fue a Buenos Aires, donde
sus conferencias colmaron de oyentes el teatro más grande de la ciudad. Después
visitó Chile, Perú, Colombia, Cuba y México, y en todas partes tuvo triunfos
extraordinarios. Realmente su recorrido de la América Latina tuvo todas las
proporciones de una marcha triunfal. Cuando visitaba Lima ocurrió un incidente
sumamente revelador. El Arzobispo había prohibido estrictamente a todos los
católicos asistir a las conferencias del teósofo, pero el resultado fue la más
completa desobediencia a la disciplina eclesiástica y una señal de la
decadencia del poder de la jerarquía en una de las ciudades más conservadora
del continente. La respuesta del público a la intromisión eclesiástica fue una
concurrencia excepcional al teatro la noche de la última conferencia de Jinarajadasa y
una enorme manifestación que se congregó bajo la ventana de su hotel después de
la reunión.
El curso de
conferencias que dio Jinarajadasa en su recorrido por
América Latina se ha publicado después bajo el título de Dioses
en Cadenas. El prefacio es un discurso pronunciado en una de las
reuniones de Montevideo por el escritor uruguayo Alberto Zum Felde.
Analizándolo obtenemos el punto de vista de un representante de la
intelectualidad sudamericana, que no es teósofo con respecto a las ideas que el
sistema sustenta. He aquí algunos de los conceptos de Zum
Felde: Un gran número de quienes componen el crecido auditorio
que asiste a las conferencias de Jinarajadasa se sienten atraídos
especial y casi exclusivamente por una especie de curiosidad imaginativa.
Jinarajadasa representa el legendario misticismo del Ganges; la pagoda con su
culto inmemorial; la desnudez remota de los Vedas; el temor sagrado de los
bosques del Ramayana;
a ciencia hermética de los yogis extáticos; la leyenda del
enigmático Tibet;
la transmigración brahamánica
de las almas; la visión clarividente de los mahatmas invisibles que inspiraron
a la princesa Blavatsky a escribir las páginas de La Doctrina Secreta.
A
continuación Zum Felde hace referencia a
las corrientes espirituales del mundo occidental por medio de las cuales éste
se aproxima cada vez más al oriente. La teosofía, dice, es una especie de
positivismo del espíritu, en que se emplea la intuición como órgano de
conocimiento experimental a fin de reunir un cuerpo considerable de información
concreta sobre el campo de la metafísica. Trata, pues, la realidad de modo
semejante a como lo hacen las ciencias físicas. La significación de la visita
de Jinarajadasa
consistía, según Zum Felde, en el despertamiento más que en la satisfacción
superficial de la curiosidad intelectual. El interés de dicha visita se
acrecentaba en particular por el hecho de que lo mejor del pensamiento de
Europa y América se preocupaba actualmente con problemas de esa índole. Quería
decir Zum Felde que por primera vez en la vida del pensamiento de Sudamérica se
tenía por intelectualmente respetable el tratar seriamente del problema
religioso.
¿Qué mensaje trajo a la América Latina aquel teósofo hindú? Examinando Dioses en Cadenas descubrimos algunas de las ideas
presentadas al público latinoamericano por uno de los más exponentes de la
teosofía con que cuenta el mundo. Veamos algunas de sus tesis fundamentales: “La teosofía no constituye tampoco una nueva filosofía, creada
por una nueva escuela de pensadores; es más bien una selección del mejor
pensamiento contenido en las antiguas religiones, filosofía y misticismo”.
Es una ciencia natural. En uno de los
Salmos, hallamos las palabras: “ “Yo dije: Vosotros sois dioses,
Y todos vosotros hijos del Altísimo”. (Salm.82:6).
Pero somos dioses encadenados. La diferencia entre
lo que somos y lo que debemos ser es la que existe entre el diamante en bruto y
el diamante pulido. La finalidad de la vida es libertad a Dios de sus cadenas.
La libertad viene por la experiencia, mediante la ley del Karma, la inevitable concatenación de causa y efecto.
La tarea diaria del hombre debe ser la de obrar como agente del Plan Divino.
Así, la teosofía no es tanto un evangelio de salvación como un evangelio de la
acción de las obras. El hombre no es el santo que brota del pecado, sino el
obrero diestro que ha dejado de ser aprendiz. El pecado original consiste en
nuestro deseo de recibir recompensa por lo que hacemos. Todo hombre es para sí
mismo el camino,
la verdad y la vida.
Refiriéndose al joven Mesías
teósofo, Krishnamurti, Jinarajadasa ofrece los siguientes ejemplos de su
extraordinaria originalidad espiritual. Para Krishnamurti, Dios es el “Amado”,
como si esta designación de lo Divino no fuera común en toda la historia del
misticismo cristiano. “La conducta es
rectitud”, y este otro dicho, notabilísimo por su “originalidad”:
“Los grandes actos son el producto de la visión de la meta”.
El
conferenciante reconoce plenamente los peligros inherentes en la práctica del
yoga. “El
proceso completo del Yoga no es conveniente ni posible para un hombre, en tanto
que tenga deberes que cumplir… En la India…
el verdadero Yoga requiere la cesación de todos los
deberes e intereses mundanos”. Pero Cristo entraba en comunión con
el Padre, durante períodos hurtados al sueño, ora en las altas horas de la
noche, ora muy de madrugada en medio de las tareas de un ministerio activo, y
Pablo se transportó al tercer cielo en los pocos ratos libres que le dejaba una
afanosa fabricación de tiendas. El ideal último de la teosofía es el balcón; el
cristianismo no puede aceptar ningún ideal que hace al hombre sustraerse del
camino.
Nos ayudará a enfocar la significación
del movimiento, el juicio vertido sobre la teosofía por un pensador
contemporáneo que ha sido profundamente incluido él mismo por el pensamiento
oriental. Durante el recorrido que se
describe en el Diario de Viaje de un Filósofo, el
conde Hermann Keyserling visitó la
casa matriz de la Sociedad Teosófica, en Adyar, India del Sur. Algunas de sus
observaciones son tan interesantes como esclarecedoras. “La teosofía –dice-
va cristalizándose más y más en una especie de Iglesia
Católica en cuyo seno la fe en la autoridad la disposición a servir y la
obediencia son virtudes cardinales”.8)
Puede
considerarse como una expresión de la influencia anglosajona en el pensamiento
indio. En su opinión, todos los psicólogos y biólogos filosóficos harían bien
en ocuparse seriamente en la literatura ocultista. De particular interés e
importancia es la práctica del yoga, por su gran valor para la concentración.
Los grandes jesuitas son yogis,
pero el yoga es neutral como la gimnasia, por el cual el conocimiento de los
mundos superiores y la espiritualización no están necesariamente relacionados
entre sí.
Keyserling
está convencido, a pesar de las protestas en contrario que contienen los
estatutos de la Sociedad, de que la teosofía es una religión especial. Lo cual
tiene que ser así, si dicho sistema quiere tener vida alguna. Quiere decir
Keyserling que toda organización que pretenda ser puramente universal y
enteramente no sectaria resulta una imposibilidad completa como movimiento
dinámico y que progrese.
Muy interesante
es la crítica que de la teosofía y del tipo de hombre que ésta produce, hace el
filósofo alemán. He aquí sus palabras textuales:
“De día en día la humanidad se
individualiza más y más; los hombres se sienten cada vez más conscientes de su individualidad
y se enorgullecen más y más del elemento personal. De modo que en esa
proporción pierde importancia y poder la idea de universalidad en todas las
cuestiones internas, y las fórmulas generales muestran ser cada vez más
insuficientes… La Sociedad Teosófica ha
tratado de poner a salvo la idea de universalidad y de hacerla servir para sus
propios propósitos incluyendo en la suya todas las religiones. Pero esta, lejos
de fortalecer la teosofía, la debilita. Una base tan amplia no puede existir como
mónada; no es posible que produzca en nadie una forma interior, que es el
verdadero propósito de la profesión religiosa. Cierto es que la teosofía no
quiere ser una profesión de fe, pero falta contra su voluntad a tal
determinación, ya que debe serlo, si el movimiento ha de sobrevivir, pues como
organización puramente científica sería importante”.9)
Por lo que toca al interés de
los teósofos en el ocultismo, Keyserling llega a la conclusión de que tiene un
valor más científico que religioso. Todo el proceso que la teosofía fomenta a
la exteriorización del impulso religioso. Por otra parte, las virtudes
principales que predica, siendo de índole esencialmente femenina, han dejado de
ser efectivas, y en opinión de este neonietzschiano por cierto tiempo
sólo las virtudes masculinas tendrán un futuro histórico.
Revisando
los resultados de la teosofía en Sudamérica, se
ve uno obligado a reconocer que el movimiento ha producido buenos
frutos. Indudablemente ha investido a muchas personas de un poder sobre sí
mismo y sobre su naturaleza inferior que anteriormente no habían poseído. Ha
propendido a la temperancia, la abstinencia la pureza personal, y el interés en
la buenas causas y en la espiritualidad en general. Ha suscitado mayor
liberalidad en sus seguidores, de tal modo que muchos teósofos contribuyen con
más generosidad para sostén y trabajo de su causa que los católicos
o protestantes
a la suya.
Al mismo
tiempo, la observación hecha por Keyserling
de que la teosofía tiende a producir un tipo espiritualmente afeminado, en que
las virtudes pasivas predominan sobre las activas, puede ser comprobada por los
hechos. La misma universalidad de que alardea dicho sistema, probará cada vez
más su debilidad en una época en que las fuerzas creadoras del mundo se hacen
más apasionadas y los hombres exigen un absoluto. No se puede menos que
considerar este movimiento en todas partes, como una rebelión del espíritu
humano contra el universo cerrado y rígido en que lo confinarían.
Muchas
tendencias modernas y al mismo tiempo como una preparación para una forma más
definida y potente de espiritualidad. Un análisis de la actual situación
sugeriría que el espiritualismo y la teosofía, junto con los muchos otros
cultos menores que están en boga, ocupan el mismo lugar y desempeñan la misma
función que los extraños y numerosos cultos del mundo grecorromano al aparecer
el cristianismo.
Una cosa es cierto: el rasgo más
característico de la vida sudamericana en los tiempos presentes, es una
inquietud espiritual que afecta a todos los grupos, desde la más baja hasta la
más alta capa social. Los viejos
canales han cedido ante la irrupción de nuevas aguas que brotan de lo profundo,
al precipitarse las almas antes encerradas de los hombres a una búsqueda febril
de nuevas causas para el corazón y para la mente.
9.5. Antípodas Espirituales:
El significado de la historia humana se cumplió en
Jesucristo de tal modo que sólo en EL y por EL pueden alcanzar su verdadero significado
la vida y la historia.
Además de
las nuevas tendencias espirituales que acabamos de señalar, han aparecido otros
dos en la vida contemporánea de Sudamérica, que pueden considerarse como los
polos extremos hacia uno u otro de los cuales tienden a gravitar las
expresiones de la vida espiritual que parecen destinadas a tener un porvenir.
Ambas se basan en interpretaciones particulares de la historia:
Ø Según
una, el significado de la historia humana se cumplió en Jesucristo de tal modo
que sólo en EL y por EL pueden alcanzar su verdadero significado la vida y la
historia.
Ø Según la otra, toda la historia
anterior ha sido una simple preparación para la época histórica que hoy se
inaugura, y en que el proletariado del mundo ocupará la posición que antes
perteneció, durante períodos sucesivos, a las clases aristocrática y burguesa.
Un
representante distinguido de la primera de estas tendencias es el periodista
brasileño, doctor José Carlos Rodríguez, fallecido en 1923. Igualmente distinguido
representante de la segunda es el periodista y autor peruano José Carlos
Mariátegui, finado en 1930 cuando apenas pasaba de los treinta años.
José Carlos
Rodríguez fue por muchos años propietario y director del prominente diario
brasileño O
Jornal do Comercio. Según su gran amigo y biógrafo el doctor
Hugh C. Tucker, Secretario de la Sociedad Bíblica Americana en Brasil.
Rodríguez experimento una conversión religiosa en su juventud mediante la
lectura de la Biblia. Desde entonces las Sagradas Escrituras fueron su pasión.
Hasta el día de su muerte, ya al filo de los ochenta años, fue su costumbre
leerlas cuidadosamente, y en espíritu de oración, por la mañana y por la noche.
Fue su vida la
de un santo.
No hubo
obra alguna buena en la comunidad en que él no tomara parte principal. Y sin
embargo, por extraño que parezca, este santo y erudito brasileño jamás llegó a
identificarse con una organización religiosa, fuese católica o protestante. En
cierta ocasión un devoto católico romano le pregunto cuál era su filiación
religiosa: “Dígame por favor, doctor, francamente,
¿es usted protestante?” La respuesta fue: “¡Mi esperanza es ser cristiano!”. De que lo era
en verdad, dio amplio testimonio una vida rebosante de buenas acciones.
Durante
muchos años, el doctor Rodríguez acarició la ambición de escribir una obra
monumental sobre la Biblia. Después que se hubo retirado del periodismo activo
halló el tiempo necesario para emprender esa tarea, y por cinco años se dedicó
a una investigación crítica sobre el Antiguo Testamento, al cabo de lo cual
produjo un libro que permanecerá como un monumento de la literatura religiosa
en portugués. Se trata de una obra voluminosa, en dos tomos, impresa y
encuadernada por la editora T. & A. Constable, de Edimburgo, e intitulado Estudo sobre o
Velho Testamento.
En el prefacio leemos: “Nuestro principal objeto en la presente obra es mostrar que
el advenimiento de Jesucristo es el resultado o fin legítimo del Antiguo
Testamento, la conclusión histórica o fin legítima del Antiguo Testamento, la
conclusión histórica de la actividad divina en la vida de Israel”. El principal interés del autor en el Antiguo Testamento era que “nos lleva a
Jesucristo”. El doctor Rodríguez tenía la intención de hacer seguir
este libro por un pequeño volumen sobre el período que transcurre entre los dos
Testamento, y luego escribir un tercero sobre Cristo y la Era Apostólica. Pero
la muerte interrumpió la realización de esos planes.
En dos
sentidos bien perceptibles es José Carlos Rodríguez una figura simbólica en la
vida religiosa de Sudamérica. Representa a ese grupo de personas que, como
Unamuno en España han encontrado satisfacción espiritual en el cristianismo
histórico y cuyas mentes acogen la verdad, de dondequiera que ésta venga, y
están interesadas en la nueva luz que han arrojado sobre las Escrituras los
estudios históricos. Así han llegado a descubrir una revelación única de Dios
en los documentos cristianos, y estudiándolos han alimentado su vida
espiritual. Sobre todo, han descubierto la significación de Jesucristo, y la
devoción apasionada que por EL sienten les lleva a trabajar por los mismos
fines por los que su Señor vivió y murió.
Muchas de
estas personas son miembros de iglesias evangélicas, otras permanecen dentro
del gremio de la comunión católica romana, mientras otras más carecen de hogar
eclesiástico. El periodista brasileño de quien hablamos simboliza
particularmente a las últimas, cuyo número está creciendo en toda América
Latina, que son cristianas en su actitud hacia Cristo y las Escrituras, pero
que, por una u otra razón, no han hallado hasta aquí un hogar espiritual dentro
de la Iglesia Cristiana organizada.
Mariátigui:
José Carlos Mariátegui La Chira
(Moquegua, 14 de junio de 1895 - Lima, 16 de abril de 1930), fue un
escritor, periodista, sociólogo y político marxista peruano.
|
En la esfera de la teoría económica, su
pensamiento estaba determinado por Marx y Engels. Aunque por muchos años
inválidos, y con su constitución minada por gérmenes de tesis, Mariátegui
trabaja de día y de noche en su escritorio. Visitarlo en su hogar, y escuchar
aquella su suave voz proclamando, en medios acentos, una filosofía militante de
la vida, tan extrañamente en desacuerdo con el físico frágil de su dueño,
constituía ciertamente una experiencia inspiradora. Para Mariátegui, el
comunismo era una religión, la cual profesaba y propagaba con toda la pasión de
su alma.
La figura
de Mariátegui es un símbolo de esa gran ola de inquietud social que empezó a
manifestarse entre las clases trabajadora y estudiantil de Sudamérica en la
segunda década del presente siglo. Ya anteriormente nos hemos referido a la
ocasión histórica, en 1918, cuando el cuerpo estudiantil de la vieja
Universidad de Córdoba, Argentina, se alzó en revuelta. El movimiento de
reforma se extendió como fuego incontenible a la mayoría de los centros
universitarios del continente. Una de sus características principales era el
acercamiento entre los trabajadores y los estudiantes. En varios países,
especialmente en Perú, estos últimos organizaron Universidades del Pueblo para
la educación de las masas. Mariátegui volvió de Europa en los momentos en que
este movimiento se hallaba en su apogeo en el Perú, y poco antes que un
gobierno tirano, temeroso de las proyecciones que la entente
obrero-estudiantil pudiera tener en la
estructura social del país, desterrara a sus jefes. Siendo inválido, Mariátegui
no sufrió molestias en ese sentido, y continuó derramando su alma.10)
El
socialismo revolucionario representado por Mariátegui se ha posesionado de un número
considerable de jóvenes sudamericanos en todo el continente. Es éste un
fenómeno diferente de cualquier otro que haya aparecido hasta aquí en la
turbulenta vida política y social del sur del continente. En las filas de dicho
movimiento militan miembros de familia de sangre azul, los cuales han llegado a
sentir un apasionado y sincero interés en los problemas sociales, y se han
empapado, por medio de prolongado estudio, en los principios del radicalismo
social. Aparte de las vastas consecuencias que este movimiento pueda tener en
la vida futura del continente, ofrece además una significación distintamente
religiosa.
Muchos de
sus miembros creen con Mariátegui que el verdadero y actual equivalente de las
religiones dinámicas de la humanidad, que en su época han ejercido una gran
influencia sobre los hombres, es el socialismo revolucionario, razón por la
cual son importantes las referencias a las ideas de Mariátegui, ya que éstas
muestran en qué dirección han variado esos ardientes espíritus buscando la satisfacción
de la sed religiosa de su naturaleza.
El propio
Mariátegui aceptó el principio expuesto por Jorge Sorel en su gran tratado
sobre la Violencia, o sea que los mitos revolucionarios pueden hoy ocupar las
honduras de la conciencia
humana con la misma plenitud que antiguamente los viejos mitos de la
religión. La acción revolucionaria, dice Mariátegui, es posible sólo cuando se
basa en la fe apasionada en un mito. En la actualidad, la sociedad burguesa se
halla en un estado de duda, vive en un mundo sin mitos; sólo entre el
proletariado se halla en verdad la fe. El mito de esta edad histórica consiste
en que ha sonado la hora de la dominación por el proletariado. La humanidad,
que siempre necesita sentirse cerca de una meta, se siente hoy cerca de una.
Para la clase proletaria, la verdadera representante de la humanidad en el
presente, ha llegado “un nuevo Día del Señor”. En labios de todos los
hombres se halla que ésta es la “lucha final”.
Los únicos
verdaderos cruzados de nuestro tiempo se hallan, pues, entre las masas, únicas
en que se pueden encontrar convicción y pasión. El Cogito
Ergo Sum (“Pienso, luego existo”) es el lema de una época
finada; la afirmación que dará nacimiento a la nueva era es Pugno Ergo Sum
(“Lucho, luego existo”) Únicamente los
cruzados viven realmente y tienen delante un verdadero porvenir.
Como
marxista, Mariátegui considero que las formas eclesiástica y dogmática de la
religión son peculiares e inherentes a un régimen social económico que las
produce y mantiene. Por tal razón, dice el comunismo no está interesado en un
mero anticlericalismo, que él considera como simplemente una diversión del
liberalismo burgués.
En cuanto
al protestantismo, opina Mariátegui que éste ha entrado en la América Latina no
directamente, es decir, en su propia potencia espiritual y religiosa, sino
indirectamente tan sólo, o sea mediante el trabajo educativo y social.
Haya de la Torre:
Víctor Raúl Haya de la Torre (1895-1979),
pensador y político peruano. Nació en Trujillo.
|
9.6. Un Explorador:
Para
completar este cuadro queda por decir, sin embargo, que no todos los radicales
sociales de la nueva generación de Sudamérica son comunistas, y mucho menos
hostiles al cristianismo. Tengo presente a uno en particular, el más grande de todos
ellos, que después de pasar por el ciclo del pensamiento y la acción
revolucionarios, inclusive el comunismo, se ha venido a convencer de que el
experimento social de Rusia jamás puede ni debe tener porvenir en Sudamérica.
Me refiero a Haya de la Torre, que ha
sido la figura más representativa y revolucionaria en los círculos obreros y
universitarios de la América Latina del Sur en los últimos años. Es sin duda la
más brillante figura de la nueva generación, destinado al parecer a desempeñar
un papel importante en la vida futura del Perú y del continente entero.
Vástago de
una de las familias más antiguas y nobles del norte del Perú, Haya de la Torre
vino a interesarse en el problema social durante los primeros días de su vida
de estudiante en Lima. Debido a su radicalismo, su familia lo privó de su
pensión, y el joven quedó abandonado por completo a sus propios recursos.
Difícil le fue hallar empleo, y durante algún tiempo vivió al borde de la
inanición.
Una
terrible experiencia de hombre le hizo conocer personalmente los sufrimientos
de una gran parte de sus compatriotas, y en ese mismo punto y momentos resolvió
dedicar su vida a la causa del proletariado. Su recién adquirido conciencia de
vocación lo llevó a prepararse física y moralmente para la tarea a que iba a
consagrar su vida. Dos cosas eran necesarias:
§ Primero, desarrollar su
cuerpo para capacitarlo a soportar las fatigas que se le presentaban, y
§ Segundo, ofrecer un modelo de vida recta a los estudiantes y
obreros que le seguían.
En un
principio, Haya de la Torre compartió el punto de vista de los jóvenes
radicales sobre la religión. Uno de sus dichos, pronunciado en los primeros días de su
vida estudiantil en Lima, es éste: “Cada
vez que trato de pronunciar la palabra ‘Dios’ se me hace
náuseas en la boca”. Posteriormente descubrió que en los escritos de
los profetas del Antiguo Testamento y en las enseñanzas de Jesús había más
incandescentes denuncias de la opresión y el mal que las que él o sus
compañeros pudieran haber hecho.
Lo iluminó
entonces la idea de que no sólo podría sino debería haber una unión entre la
religión y la ética, y que esta unión existía ya en la religión proclamada por
la Biblia. Con lo cual el libro comenzó a tener para él un nuevo significado.
Entre 1919
y 1923 el joven revolucionario llevó a cabo como Presidente de la Federación de
Estudiantes Peruanos, una notable labor educativa y social entre las clases
obreras de Lima y sus alrededores. No sólo se les impartieron los rudimentos de
la educación, sino se les dio además instrucción en la higiene y el civismo
bajo la dirección de una banda voluntaria de jóvenes y entusiastas estudiantes.
Con ello comenzó a efectuarse una transformación en la manera de vivir y pensar
de una sección del proletariado. Los indios de los valles y de la altas punas
de los Andes vieron un rayo de luz para su porvenir. Pero un gobierno tiránico
y sin entrañas, temeroso de las consecuencias si este nuevo movimiento social
se propagaba, adoptó rigurosas medidas contra los que lo dirigían. Unos cuantos
meses después de haber Haya de la Torre y sus amigos impedido la consagración
del Perú a una efigie del Sagrado Corazón, fueron él y ellos expulsados del
país.
Esto
sucedió en octubre de 1923. En octubre de 1931, Haya figuraba como candidato a
la presidencia de su país. Ocho años de destierro habían sido la mejor clase de
preparación que el futuro candidato presidencial podía haber tenido. Su primera
gran experiencia fue en Rusia, donde entró como comunista en 1924, a invitación
especial de Trotsky. Se le mostró
todo, desde el Neva hasta el Volga, y entre ello muchas cosas que el visitante
ingenuo nunca alcanzo a percibir. “Lo que vi
entonces –decía más tarde- me curó para
siempre de mi comunismo”. Comprendió con claridad que la América
Latina demandaba algo diferente. Muy especialmente se rebeló contra el esfuerzo
soviético por desarraigar el sentimiento religioso.
Su salud se
quebrantó después de la visita a Rusia, y se hizo necesario que pasara varios
meses de reposo en un sanatorio de los Alpes suizos antes que recuperar su
buena condición. Logrado esto, marcho a Londres. El período que pasó en
Inglaterra, donde estudió en la Escuela de Economía de Londres, y en el Colegio
Ruskin, de Oxford, y se puso en contacto
estrecho con miembros del Partido Laborista británico, hizo toda una época
tanto en la formación de su carácter como en el esclarecimiento de sus ideas
sociales.
Al mismo
tiempo, la organización e ideales del Kuo-ming-tang
chino produjeron una impresión extraordinariamente profunda en sus conceptos
políticos. Entre el modelo chino y el moscovita se decidió por el primero. Una
visita muy provechosa a los Estados Unidos México y los países centroamericanos
en 1928 terminó con la deportación de Haya de la Torre a Alemania por los
funcionarios norteamericanos del Canal de Panamá, cuando regresaba a México por
la costa del Pacífico. Los primeros meses de su estado en Alemania fueron de
terrible sufrimiento; pero su voluntad de hierro permaneció inquebrantadas.
Mantuvo infatigable correspondencia con grupos de exiliados peruanos en
diversas partes de Europa y América Latina, a quienes había organizado ya en un
nuevo partido llamado el APRA, o Alianza Popular
Revolucionaria Americana. Haya se sostenía enseñando y escribiendo
artículos para la prensa latinoamericana, absorbió entre tanto en el estudio de
la Economía y de los problemas de América Latina.
En
diciembre de 1929, en el curso de un recorrido de Europa, hice una visita de
sorpresa a mi viejo amigo y colega del Colegio Angloperuano de Lima, donde había
trabajado como profesor. Lo hallé en el suburbio berlinés de Charlotenburgo.
Era ya de noche cuando llamé a la puerta de su morada. Se abrió la puerta, y
apareció Haya, envuelto en su bata de dormir, como si fuera todavía de mañana.
Fiel a su antigua costumbre, había empezado el día con una hora de ejercicios
gimnásticos, para mantenerse en buena condición, y después se había sentado a
su mesa de trabajo por el resto del día, sin haber echado siquiera un vistazo
al mundo exterior.
Había
pasado más de seis años desde que Haya fuera expulsado del Perú. Descubrí que
había madurado mucho, y que su posición espiritual era a la vez más tranquila y
más clara. Unas cuantas semanas antes habían estado a verle un grupo de
oficiales peruanos que se hallaban en Europa, para proponerle que encabezara
una revolución en su país nativo. Pero él se negó a tener algo que ver con la
vieja clase de revolución en que ellos estaban pensando.
Una de las
primeras cosas que hizo esa noche fue sacar de un estandarte de libros un
pequeño ejemplar de la Biblia. “Mire usted cómo
la tengo marcada –me dijo abriéndola-:
“este nuevo libro sobre la América Latina que ahora
estoy escribiendo, estará lleno de citas de la Biblia”. A la noche
siguiente, mientras discurríamos por la avenida Unter den Linden, me refirió
una experiencia que había tenido durante su última visita a México.
Sucedió que
el Ministro Soviético y él se encontraron en un banquete a que habían sido
invitados. El
primero pronunció un discurso de sobremesa en que hizo la siguiente declaración:
“Considero
que la organización social que tenemos en Rusia es la solución ideal del
problema latinoamericana. Veo, sin embargo, que hay una gran dificultad que
estorba su introducción: el misticismo innato
del pueblo. Si se pudiera desarraigar éste, la implantación del sovietismo
sería cosa bien sencilla”. Cuando le llegó al revolucionario peruano
su turno de hablar, se volvió al representante de la Rusia revolucionaria y le
dijo: “¿Cómo os atrevéis, siendo extranjero, a
sugerir que eliminemos de este continente ese sentimiento místico que es
nuestro más grande capital para el futuro? Entended,
señor, que hay hombres que se proponen integrar ese sentimiento en la inminente
revolución social de América Latina”.
Haya de la
Torre está interesado en la conservación y cultivo de los verdaderos valores
religiosos. Siendo
tan revolucionario y teniendo un punto de vista tan social como Mariátegui,
reconoce en cambio lo que no pudo reconocer el otro: que el problema
humano es antes espiritual que económico. Al mismo tiempo. Haya de la
Torre y el partido que ha creado, fruto principal hasta ahora de la generación
vigorosamente social y latinoamericanista que surgió en Córdoba en 1918, representan
las fuerzas revolucionarias más constructivas de la América Latina en la
actualidad.
Rechazado a
la vez el comunismo y el fascismo, el Apra se propone atacar los problemas concretos de
los países latinoamericanos, enfocando particular atención en la cuestión del
llamado imperialismo económico. La importancia de este movimiento yace en el
hecho de que el nuevo partido fue a las urnas electorales en 1931, y su jefe,
aunque recién llegado del destierro unos cuantos meses antes, y después de
anunciar un programa sumamente radical,
estuvo a punto de resultar elegido Presidente de la nación. En un futuro no
remoto este partido llegara al poder.11) Puede tenerse por seguro que la
tendencia que representa será seguida en otras partes del continente donde se
hizo sentir la generación de Córdoba con su concepto continental. Aparecen ya
evidencias de que está a punto de abrirse una nueva era en la política
sudamericana. Se
adueña en un nuevo Ayacucho que traerá como consecuencia la independencia económica y
espiritual del continente, así como la última batalla de la Guerra
Revolucionaria produjo la independencia política hace más de un siglo.
Se tiene plena conciencia, sin embargo, de que la culpa de la presente
situación política, económica y espiritual la tiene más el propio pueblo que
cualquier fuerza externa.
Razón por la cual el problema
espiritual tendrá un lugar al lado del económico y el político en la mente de
los caudillos futuros del continente. Al mismo tiempo, en la gran lucha que se
aproxima, se buscará la simpatía comprensiva de los directores cristianos,
especialmente de los Estados Unidos y la Gran Bretaña. Si se concede dicha
simpatía de buen grado no habrá peligro de que Sudamérica siga el ejemplo de
Rusia en su actitud espiritual. De otro modo, se alzará sobre el futuro un gran
signo rojo de interrogación.
Por lo que toca a la religión,
en cuanto ésta representa una fuerza purificadora y creadora, será tratada con
simpatía, pero se combatirán el clericalismo y la religión parásita, como ha
sucedido en la España republicana. El próximo gobierno del Perú decretará sin
duda la separación de la Iglesia y el Estado. Y no sería de sorprenderse si se
intentara romper la conexión entre la Iglesia peruana y Roma.12)
Haya de la Torre ha expresado la opinión de que una Iglesia Católica libre
e independiente en el Perú sufriría inevitablemente una reforma espiritual y
podría así contribuir decisivamente a la vida nacional. No hay ni la menor duda
de que la aparición de una serie de Iglesias nacionales en Sudamérica,
emancipadas de la influencia de Roma
y de la orden jesuita, marcaría la alborada de un nuevo día en la historia
espiritual del continente
latino.
EL
OTRO “Cristo” ESPAÑOL
Pastor:
Carlos Ramírez Jiménez
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___________
1) Bilbao
y su tiempo, Santiago de Chile, 1913, pág. 200.
2) V. Hombres de América por J.
Enrique Rodó.
3) Horas de
Lucha, M. G. Prada, pág. 299.
4) Op. Cit., (Ed.Prometeo Valencia),
pág.107.
5)
Meditaciones del Quijote, Obras, Ed. Espasa-Calpe, pág. 5.
6) Uno de
sus miembros, el doctor Antonio Sagarna, que fue Ministro de Educación e a
República Argentina, y después magistrado de la Suprema Corte de Justicia del
mismo país, hizo una descripción de este grupo en un artículo aparecido en 1920
en la revista bonaerense Nosotros, e intitulado “Noches de la Protervia”.
7) V.
Christian Work in South America, Vol. II, pág.
355.
8) Vol. I, pág. 119.
9) Op. Cit., Vol. I, pág. 159.
10) Un interesante artículo de pluma de Waldo
Frank, en el Nuw Republic, de agosto 12, 1913, intitulado “Dos
Latinoamericanos”, describe la personalidad de Augusto Leguía, el
dictador peruano, y de José Carlos Mariátegui, “El poeta”.
11) Esto
sucedió en 1945. Pero para lograrlo, el Apra hubo de condescender a formar una
coalición con fuerza conservadora y a compartir el poder con ellas. Fue luego
traicionado y vuelto a perseguir por sus nuevos socios.
12) Ni una ni
otra cosa han sucedido hasta el momento de redactar esta traducción, 1951.
(Nota del Traductor). Nota: El Apra
ha logrado dos gobiernos por medio de su
líder Alan Gracia 1985, y 2001-06. Añadido. (2012).
Véase capitulo X:
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