viernes, 10 de julio de 2020

Capítulo IX (2) EN BUSCA DE UN NUEVO CAMINO:


Capítulo IX (2)

EN BUSCA DE UN NUEVO CAMINO:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:


A mayor abundamiento, la investigación científica ha demostrado fuera de toda duda que cualquiera que sea la explicación última que se dé a los fenómenos nuevos que se estudian, hay más cosascomo decía el personaje de Shakespeare- en cielo y tierra, que lo que se sueña en tu filosofía”.
Interesante y significativo es el hecho de que el espiritismo empezó a desempeñar importante papel en la vida espiritual de Sudamérica antes de haber alcanzado su presente popularidad, y de que figuras eminente de la ciencia y la literatura le hubiesen prestado el prestigio de sus nombres. La primera Sociedad Espiritista del continente se organizó en Brasil, en 1873, bajo el nombre de Confucio, y de entonces acá se ha desarrollado notablemente. Como en el caso del positivismo, el espiritismo se convirtió en el Brasil en un movimiento religioso; hasta se la ha llamado el gran movimiento religioso del Brasil”.
Según datos que pudieron conseguirse, ya en 1919 este movimiento decía tener 271,530 miembros en la república, afiliados a unas mil sociedades, la mayoría de las cuales se reunía en domicilios particulares para sus sesiones y el estudio del texto clásico de Allan Kardec. Es de interés observar que este movimiento jamás tuvo una organización nacional cualquiera que le sirviese de centro orgánico. Su propagación por el país se debió por completo al contagioso entusiasmo de sus adherentes.
Además de las sesiones acostumbradas, los espiritistas brasileños han llevado a cabo empresas de índole social y literaria. Se han distinguido en obras de caridad. Sus dispensarios han estado abiertos a todos sin distinción, y aunque la labor que estos desempeñan, y en la fe de los espíritu los ha hecho entrar en conflicto, muy a menudo, con las autoridades de salubridad pública, su ministerio de curación y las obras públicas de caridad realizadas por espiritistas, han impartido al movimiento un gran prestigio entre las clases media e inferior, y le han conquistado patrocinadores y donadores entre la aristocracia.
Damos a continuación los principales postulados que han guiado el movimiento espiritista del Brasil:
§  Primero, la ley de evolución espiritual que asegura la salvación universal por medio de la experiencia personal expiatoria y la purificación logrado por el sufrimiento.
§  Segundo, la ley de la acción y la reacción que explica el sufrimiento y que hace de éste un método necesario y edificante para llegar a Dios.
§  Tercero, la caridad, es decir, la práctica de la beneficencia como la única expresión de la religión.
§  Cuarto, la necesidad de ser guiados por los espíritus, no sólo con respecto al misterio de la muerte, sino también por lo que toca a los problemas cotidianos.7)
Según informes más recientes, la fuerza de este movimiento se va debilitando en Brasil, país en que había hecho su mayor progreso. Ha servido sin embargo, para el valioso propósito de atraer la atención a la realidad del mundo espiritual, en el seno de una sociedad que estaba en riesgo de abandonar toda religión, y de exaltar la ética, como expresión suprema de religiosidad, en un medio en que una  religión sin relación con la moral había mantenido su hegemonía.
Mucho más formidable y de consecuencia destinadas a ser de mayor alcance, es la difusión de la teosofía[*] en Sudamérica. Como el positivismo, este movimiento ha debido sus buenos éxitos en muy gran medida a sus pretensiones universalistas, las cuales jamás dejan de hallar eco en el corazón sudamericano:
___________
[*] teosofía. (Del gr. θεοσοφία). f. Denominación que se da a diversas doctrinas religiosas y místicas, que creen estar iluminadas por la divinidad e íntimamente unidas con ella. || 2. ant. teología. Encarta® 2009.


·      La teosofía, sin embargo, se presenta más como filosofía que como religión y diciendo contener en forma sintética, no obstante, la quintaesencia de todas las grandes religiones. En consecuencia, puede un hombre hacerse teósofo sin abandonar por completo su propia religión, a la vez que el pertenecer a dicha sociedad no lo expondría al terrible estigma de convertirse en sectario.
·      El segundo lugar, la teosofía ha venido a proveer satisfacción a una de las necesidades más profundamente sentidas de Sudamérica, la cultura del alma. Mediante la práctica del yoga y de la meditación en general, que la teosofía inculca, muchas personas han podido alcanzar un grado notable de espiritualidad en el sentido nato del término, es decir, de dominio de la naturaleza inferior humano.
·      La tercera, peculiaridad de la teosofía, que la hace extraordinariamente atractiva a la mente sudamericana de nuestros días, es que procede del oriente.
Antes de considerar la actividad y presente situación de la teosofía en la América del Sur, parece oportuno decir una palabra en cuanto al origen e índole general del movimiento.

En años recientes, especialmente después de la Guerra Mundial de 1914-18, los ojos de Sudamérica se han vuelto esperanzadamente al Asia, como antes lo había hecho a Europa y más en particular a Francia. Cualquier sistema que pretenda haberse originado en el oriente se conquista de inmediato la simpatía y se estudia con asiduidad. La Sociedad Teosófica se organizó en 1875, teniendo como fundadoras a una rusa, Madame Bavatsky, y a un coronel inglés, H. S. Olcott. Sus objetivos explícitos eran:
§  Primero, formar el núcleo de una hermandad universal del hombre, sin distinción de raza, credo, sexo o color.
§  Segundo, fomentar el estudio de las literaturas, religiones, filosofías y ciencias arias y del oriente en general, y de mostrar la importancia de dicho estudio.
§  Tercero, investigar las leves aun no explicadas de la naturaleza y las potencias psíquicas latentes en el hombres.
La verdadera creadora del movimiento teosófico en su forma presente es la dama inglesa, señora Annie Besant, que ha dado gran prominencia en el movimiento a la idea mesiánica y ha presentado al mundo su nuevo Mesías en la persona de joven hindú llamado Krishnamurti.
Desafortunadamente para la Sociedad Teosófica, sus orígenes no resisten un examen riguroso. El doctor J. N. Farguhar dedica en su libro Modern Religious Movements in India = (Los Movimientos Religiosos Modernos en la India) un notable capítulo a estudiar el nacimiento de la teosofía en la India, en el cual se descubren algunos hechos sumamente repugnantes respecto al carácter personal de Madame Blavatsky y el número de imposturas a que se apeló en un principio para conquistarlo al movimiento la notoriedad. Parece que la Biblia de la teosofía, La Doctrina Secreta, de la señora Blavatsky, no es en manera alguna la obra original que los teósofos pretenden, sino una producción ecléctica basada en cuando menos cien obras anteriores. Además de esto, Farquhar hace notar que la teosofía ha contribuido sólo en forma insignificante a dar a conocer a los grandes pensadores indios del pasado.
El movimiento hizo su aparición en Sudamérica allá por los comienzos del presente siglo, y como sucedió con el positivismo y el espiritismo, fue en el Brasil donde ganó el mayor número de sus primeros adeptos. Sus primeros estudiantes eran hombres que pertenecían al ejército y la marina brasileña y que se reunían con regularidad para estudiar La Doctrina Secreta. Desde entonces, y especialmente en la segunda y tercera década del siglo, la teosofía ha realizado muy grandes progresos en los países sudamericanos.
Hacia fines de 1928 y cuando ya existía en la mayoría de las grandes urbes grupos teosóficos, visitó el continente el filósofo hindú Jinarajadasa, vicepresidente de la Sociedad, y doctor en filosofía de la Universidad de Cambridge. Antes de embarcarse para su recorrido por Iberoamérica, Jinarajadasa estudió el español con tan buen resultado que pudo dar sus conferencias en ese idioma.
La recepción que le dieron a su llegada a Montevideo fue una revelación asombrosa de la favorable existencia hacia el pensamiento oriental. Más todavía, fue una indicación del cambio extraordinario que había tenido lugar en el clima intelectual de la capital uruguaya, considerada antes como la ciudadela del materialismo. Jinarajadasa pronunció su primera conferencia ante un numeroso auditorio formado por la élite de Montevideo, en el aula mayor de la Universidad Nacional. Hizo la presentación del conferenciante el Ministro de Educación. Vivía aún José Battle y Odoñez, pero la reunión tuvo lugar en una sala que, según los estatutos de la universidad, jamás debía usarse por ninguna organización religiosa o con ningún propósito religioso. El ministro que presentó a sumo sacerdote de la teosofía era probablemente tan neutral, religiosamente hablando, como Rodó, pero obviamente había dejado atrás la determinación de éste de no presentar jamás su nombre para asociársele con cualquier movimiento de base religiosa.
De Montevideo, Jinarajadasa cruzó el Río de la Plata y fue a Buenos Aires, donde sus conferencias colmaron de oyentes el teatro más grande de la ciudad. Después visitó Chile, Perú, Colombia, Cuba y México, y en todas partes tuvo triunfos extraordinarios. Realmente su recorrido de la América Latina tuvo todas las proporciones de una marcha triunfal. Cuando visitaba Lima ocurrió un incidente sumamente revelador. El Arzobispo había prohibido estrictamente a todos los católicos asistir a las conferencias del teósofo, pero el resultado fue la más completa desobediencia a la disciplina eclesiástica y una señal de la decadencia del poder de la jerarquía en una de las ciudades más conservadora del continente. La respuesta del público a la intromisión eclesiástica fue una concurrencia excepcional al teatro la noche de la última conferencia de Jinarajadasa y una enorme manifestación que se congregó bajo la ventana de su hotel después de la reunión.
El curso de conferencias que dio Jinarajadasa en su recorrido por América Latina se ha publicado después bajo el título de Dioses en Cadenas. El prefacio es un discurso pronunciado en una de las reuniones de Montevideo por el escritor uruguayo Alberto Zum Felde. Analizándolo obtenemos el punto de vista de un representante de la intelectualidad sudamericana, que no es teósofo con respecto a las ideas que el sistema sustenta. He aquí algunos de los conceptos de Zum Felde: Un gran número de quienes componen el crecido auditorio que asiste a las conferencias de Jinarajadasa se sienten atraídos especial y casi exclusivamente por una especie de curiosidad imaginativa. Jinarajadasa representa el legendario misticismo del Ganges; la pagoda con su culto inmemorial; la desnudez remota de los Vedas; el temor sagrado de los bosques del Ramayana; a ciencia hermética de los yogis extáticos; la leyenda del enigmático Tibet; la transmigración brahamánica de las almas; la visión clarividente de los mahatmas invisibles que inspiraron a la princesa Blavatsky a escribir las páginas de La Doctrina Secreta.
A continuación Zum Felde hace referencia a las corrientes espirituales del mundo occidental por medio de las cuales éste se aproxima cada vez más al oriente. La teosofía, dice, es una especie de positivismo del espíritu, en que se emplea la intuición como órgano de conocimiento experimental a fin de reunir un cuerpo considerable de información concreta sobre el campo de la metafísica. Trata, pues, la realidad de modo semejante a como lo hacen las ciencias físicas. La significación de la visita de Jinarajadasa consistía, según Zum Felde, en el despertamiento más que en la satisfacción superficial de la curiosidad intelectual. El interés de dicha visita se acrecentaba en particular por el hecho de que lo mejor del pensamiento de Europa y América se preocupaba actualmente con problemas de esa índole. Quería decir Zum Felde que por primera vez en la vida del pensamiento de Sudamérica se tenía por intelectualmente respetable el tratar seriamente del problema religioso.
¿Qué mensaje trajo a la América Latina aquel teósofo hindú? Examinando Dioses en Cadenas descubrimos algunas de las ideas presentadas al público latinoamericano por uno de los más exponentes de la teosofía con que cuenta el mundo. Veamos algunas de sus tesis fundamentales: La teosofía no constituye tampoco una nueva filosofía, creada por una nueva escuela de pensadores; es más bien una selección del mejor pensamiento contenido en las antiguas religiones, filosofía y misticismo”.
Es una ciencia natural. En uno de los Salmos, hallamos las palabras: Yo dije: Vosotros sois dioses, Y todos vosotros hijos del Altísimo”. (Salm.82:6).

Pero  somos dioses encadenados. La diferencia entre lo que somos y lo que debemos ser es la que existe entre el diamante en bruto y el diamante pulido. La finalidad de la vida es libertad a Dios de sus cadenas. La libertad viene por la experiencia, mediante la ley del Karma, la inevitable concatenación de causa y efecto. La tarea diaria del hombre debe ser la de obrar como agente del Plan Divino. Así, la teosofía no es tanto un evangelio de salvación como un evangelio de la acción de las obras. El hombre no es el santo que brota del pecado, sino el obrero diestro que ha dejado de ser aprendiz. El pecado original consiste en nuestro deseo de recibir recompensa por lo que hacemos. Todo hombre es para sí mismo el camino, la verdad y la vida.
Refiriéndose al joven Mesías teósofo, Krishnamurti, Jinarajadasa ofrece los siguientes ejemplos de su extraordinaria originalidad espiritual. Para Krishnamurti, Dios es el Amado”, como si esta designación de lo Divino no fuera común en toda la historia del misticismo cristiano. La conducta es rectitud”, y este otro dicho, notabilísimo por su originalidad”: “Los grandes actos son el producto de la visión de la meta”.
El conferenciante reconoce plenamente los peligros inherentes en la práctica del yoga. El proceso completo del Yoga no es conveniente ni posible para un hombre, en tanto que tenga deberes que cumplirEn la Indiael verdadero Yoga requiere la cesación de todos los deberes e intereses mundanos”. Pero Cristo entraba en comunión con el Padre, durante períodos hurtados al sueño, ora en las altas horas de la noche, ora muy de madrugada en medio de las tareas de un ministerio activo, y Pablo se transportó al tercer cielo en los pocos ratos libres que le dejaba una afanosa fabricación de tiendas. El ideal último de la teosofía es el balcón; el cristianismo no puede aceptar ningún ideal que hace al hombre sustraerse del camino.
Nos ayudará a enfocar la significación del movimiento, el juicio vertido sobre la teosofía por un pensador contemporáneo que ha sido profundamente incluido él mismo por el pensamiento oriental. Durante el recorrido que se  describe en el Diario de Viaje de un Filósofo, el conde Hermann Keyserling visitó la casa matriz de la Sociedad Teosófica, en Adyar, India del Sur. Algunas de sus observaciones son tan interesantes como esclarecedoras. La teosofíadice- va cristalizándose más y más en una especie de Iglesia Católica en cuyo seno la fe en la autoridad la disposición a servir y la obediencia son virtudes cardinales”.8)

Puede considerarse como una expresión de la influencia anglosajona en el pensamiento indio. En su opinión, todos los psicólogos y biólogos filosóficos harían bien en ocuparse seriamente en la literatura ocultista. De particular interés e importancia es la práctica del yoga, por su gran valor para la concentración. Los grandes jesuitas son yogis, pero el yoga es neutral como la gimnasia, por el cual el conocimiento de los mundos superiores y la espiritualización no están necesariamente relacionados entre sí.
Keyserling está convencido, a pesar de las protestas en contrario que contienen los estatutos de la Sociedad, de que la teosofía es una religión especial. Lo cual tiene que ser así, si dicho sistema quiere tener vida alguna. Quiere decir Keyserling que toda organización que pretenda ser puramente universal y enteramente no sectaria resulta una imposibilidad completa como movimiento dinámico y que progrese.
Muy interesante es la crítica que de la teosofía y del tipo de hombre que ésta produce, hace el filósofo alemán. He aquí sus palabras textuales:

De día en día la humanidad se individualiza más y más; los hombres se sienten cada vez más conscientes de su individualidad y se enorgullecen más y más del elemento personal. De modo que en esa proporción pierde importancia y poder la idea de universalidad en todas las cuestiones internas, y las fórmulas generales muestran ser cada vez más insuficientes… La Sociedad Teosófica ha tratado de poner a salvo la idea de universalidad y de hacerla servir para sus propios propósitos incluyendo en la suya todas las religiones. Pero esta, lejos de fortalecer la teosofía, la debilita. Una base tan amplia no puede existir como mónada; no es posible que produzca en nadie una forma interior, que es el verdadero propósito de la profesión religiosa. Cierto es que la teosofía no quiere ser una profesión de fe, pero falta contra su voluntad a tal determinación, ya que debe serlo, si el movimiento ha de sobrevivir, pues como organización puramente científica sería importante”.9)

Por lo que toca al interés de los teósofos en el ocultismo, Keyserling llega a la conclusión de que tiene un valor más científico que religioso. Todo el proceso que la teosofía fomenta a la exteriorización del impulso religioso. Por otra parte, las virtudes principales que predica, siendo de índole esencialmente femenina, han dejado de ser efectivas, y en opinión de este neonietzschiano por cierto tiempo sólo las virtudes masculinas tendrán un futuro histórico.
Revisando los resultados de la teosofía en Sudamérica, se  ve uno obligado a reconocer que el movimiento ha producido buenos frutos. Indudablemente ha investido a muchas personas de un poder sobre sí mismo y sobre su naturaleza inferior que anteriormente no habían poseído. Ha propendido a la temperancia, la abstinencia la pureza personal, y el interés en la buenas causas y en la espiritualidad en general. Ha suscitado mayor liberalidad en sus seguidores, de tal modo que muchos teósofos contribuyen con más generosidad para sostén y trabajo de su causa que los católicos o protestantes a la suya.
Al mismo tiempo, la observación hecha por Keyserling de que la teosofía tiende a producir un tipo espiritualmente afeminado, en que las virtudes pasivas predominan sobre las activas, puede ser comprobada por los hechos. La misma universalidad de que alardea dicho sistema, probará cada vez más su debilidad en una época en que las fuerzas creadoras del mundo se hacen más apasionadas y los hombres exigen un absoluto. No se puede menos que considerar este movimiento en todas partes, como una rebelión del espíritu humano contra el universo cerrado y rígido en que lo confinarían.

Muchas tendencias modernas y al mismo tiempo como una preparación para una forma más definida y potente de espiritualidad. Un análisis de la actual situación sugeriría que el espiritualismo y la teosofía, junto con los muchos otros cultos menores que están en boga, ocupan el mismo lugar y desempeñan la misma función que los extraños y numerosos cultos del mundo grecorromano al aparecer el cristianismo.
Una cosa es cierto: el rasgo más característico de la vida sudamericana en los tiempos presentes, es una inquietud espiritual que afecta a todos los grupos, desde la más baja hasta la más alta capa social. Los viejos canales han cedido ante la irrupción de nuevas aguas que brotan de lo profundo, al precipitarse las almas antes encerradas de los hombres a una búsqueda febril de nuevas causas para el corazón y para la mente.

9.5.    Antípodas Espirituales:

El significado de la historia humana se cumplió en Jesucristo de tal modo que sólo en EL y por EL pueden alcanzar su verdadero significado la vida y la historia.

Además de las nuevas tendencias espirituales que acabamos de señalar, han aparecido otros dos en la vida contemporánea de Sudamérica, que pueden considerarse como los polos extremos hacia uno u otro de los cuales tienden a gravitar las expresiones de la vida espiritual que parecen destinadas a tener un porvenir. Ambas se basan en interpretaciones particulares de la historia:
Ø  Según una, el significado de la historia humana se cumplió en Jesucristo de tal modo que sólo en EL y por EL pueden alcanzar su verdadero significado la vida y la historia.
Ø  Según la otra, toda la historia anterior ha sido una simple preparación para la época histórica que hoy se inaugura, y en que el proletariado del mundo ocupará la posición que antes perteneció, durante períodos sucesivos, a las clases aristocrática y burguesa.
Un representante distinguido de la primera de estas tendencias es el periodista brasileño, doctor José Carlos Rodríguez, fallecido en 1923. Igualmente distinguido representante de la segunda es el periodista y autor peruano José Carlos Mariátegui, finado en 1930 cuando apenas pasaba de los treinta años.
José Carlos Rodríguez fue por muchos años propietario y director del prominente diario brasileño O Jornal do Comercio. Según su gran amigo y biógrafo el doctor Hugh C. Tucker, Secretario de la Sociedad Bíblica Americana en Brasil. Rodríguez experimento una conversión religiosa en su juventud mediante la lectura de la Biblia. Desde entonces las Sagradas Escrituras fueron su pasión. Hasta el día de su muerte, ya al filo de los ochenta años, fue su costumbre leerlas cuidadosamente, y en espíritu de oración, por la mañana y por la noche. Fue su vida la de un santo.
No hubo obra alguna buena en la comunidad en que él no tomara parte principal. Y sin embargo, por extraño que parezca, este santo y erudito brasileño jamás llegó a identificarse con una organización religiosa, fuese católica o protestante. En cierta ocasión un devoto católico romano le pregunto cuál era su filiación religiosa: Dígame por favor, doctor, francamente, ¿es usted protestante?” La respuesta fue: “¡Mi esperanza es ser cristiano!”. De que lo era en verdad, dio amplio testimonio una vida rebosante de buenas acciones.
Durante muchos años, el doctor Rodríguez acarició la ambición de escribir una obra monumental sobre la Biblia. Después que se hubo retirado del periodismo activo halló el tiempo necesario para emprender esa tarea, y por cinco años se dedicó a una investigación crítica sobre el Antiguo Testamento, al cabo de lo cual produjo un libro que permanecerá como un monumento de la literatura religiosa en portugués. Se trata de una obra voluminosa, en dos tomos, impresa y encuadernada por la editora T. & A. Constable, de Edimburgo, e intitulado Estudo sobre o Velho Testamento.
En el prefacio leemos: “Nuestro principal objeto en la presente obra es mostrar que el advenimiento de Jesucristo es el resultado o fin legítimo del Antiguo Testamento, la conclusión histórica o fin legítima del Antiguo Testamento, la conclusión histórica de la actividad divina en la vida de Israel”. El principal interés del autor en el Antiguo Testamento era que nos lleva a Jesucristo”. El doctor Rodríguez tenía la intención de hacer seguir este libro por un pequeño volumen sobre el período que transcurre entre los dos Testamento, y luego escribir un tercero sobre Cristo y la Era Apostólica. Pero la muerte interrumpió la realización de esos planes.
En dos sentidos bien perceptibles es José Carlos Rodríguez una figura simbólica en la vida religiosa de Sudamérica. Representa a ese grupo de personas que, como Unamuno en España han encontrado satisfacción espiritual en el cristianismo histórico y cuyas mentes acogen la verdad, de dondequiera que ésta venga, y están interesadas en la nueva luz que han arrojado sobre las Escrituras los estudios históricos. Así han llegado a descubrir una revelación única de Dios en los documentos cristianos, y estudiándolos han alimentado su vida espiritual. Sobre todo, han descubierto la significación de Jesucristo, y la devoción apasionada que por EL sienten les lleva a trabajar por los mismos fines por los que su Señor vivió y murió.
Muchas de estas personas son miembros de iglesias evangélicas, otras permanecen dentro del gremio de la comunión católica romana, mientras otras más carecen de hogar eclesiástico. El periodista brasileño de quien hablamos simboliza particularmente a las últimas, cuyo número está creciendo en toda América Latina, que son cristianas en su actitud hacia Cristo y las Escrituras, pero que, por una u otra razón, no han hallado hasta aquí un hogar espiritual dentro de la Iglesia Cristiana organizada.
Mariátigui:


José Carlos Mariátegui La Chira (Moquegua, 14 de junio de 1895 - Lima, 16 de abril de 1930), fue un escritor, periodista, sociólogo y político marxista peruano.
En el polo opuesto hallamos al comunista militantes, José Carlos Mariátegui. Por algunos años, antes de morir, este otro José Carlos fue el escritor más erudito y dinámico sobre temas sociales en todo el continente sudamericano. La revista de sociología, Amauta, que dirigía, vino a tener una vasta circulación continental entre los pensadores y jefes radicales. Mariátegui poseía las cualidades del apóstol. De vuela al Perú, en 1922, después de tres años de observación y estudios en Europa, se consagró a hacer un brillante análisis de la civilización moderna, concediendo atención especial al problema de su país. Trabaja el problema religioso con gran reverencia y penetración, pues tenía plena conciencia de la significación de los valores religiosos, pero estaba convencido de que el socialismo revolucionario era el verdadero sucesor de la religión en nuestros días.
 En la esfera de la teoría económica, su pensamiento estaba determinado por Marx y Engels. Aunque por muchos años inválidos, y con su constitución minada por gérmenes de tesis, Mariátegui trabaja de día y de noche en su escritorio. Visitarlo en su hogar, y escuchar aquella su suave voz proclamando, en medios acentos, una filosofía militante de la vida, tan extrañamente en desacuerdo con el físico frágil de su dueño, constituía ciertamente una experiencia inspiradora. Para Mariátegui, el comunismo era una religión, la cual profesaba y propagaba con toda la pasión de su alma.
La figura de Mariátegui es un símbolo de esa gran ola de inquietud social que empezó a manifestarse entre las clases trabajadora y estudiantil de Sudamérica en la segunda década del presente siglo. Ya anteriormente nos hemos referido a la ocasión histórica, en 1918, cuando el cuerpo estudiantil de la vieja Universidad de Córdoba, Argentina, se alzó en revuelta. El movimiento de reforma se extendió como fuego incontenible a la mayoría de los centros universitarios del continente. Una de sus características principales era el acercamiento entre los trabajadores y los estudiantes. En varios países, especialmente en Perú, estos últimos organizaron Universidades del Pueblo para la educación de las masas. Mariátegui volvió de Europa en los momentos en que este movimiento se hallaba en su apogeo en el Perú, y poco antes que un gobierno tirano, temeroso de las proyecciones que la entente obrero-estudiantil pudiera tener en la estructura social del país, desterrara a sus jefes. Siendo inválido, Mariátegui no sufrió molestias en ese sentido, y continuó derramando su alma.10)
El socialismo revolucionario representado por Mariátegui se ha posesionado de un número considerable de jóvenes sudamericanos en todo el continente. Es éste un fenómeno diferente de cualquier otro que haya aparecido hasta aquí en la turbulenta vida política y social del sur del continente. En las filas de dicho movimiento militan miembros de familia de sangre azul, los cuales han llegado a sentir un apasionado y sincero interés en los problemas sociales, y se han empapado, por medio de prolongado estudio, en los principios del radicalismo social. Aparte de las vastas consecuencias que este movimiento pueda tener en la vida futura del continente, ofrece además una significación distintamente religiosa.
Muchos de sus miembros creen con Mariátegui que el verdadero y actual equivalente de las religiones dinámicas de la humanidad, que en su época han ejercido una gran influencia sobre los hombres, es el socialismo revolucionario, razón por la cual son importantes las referencias a las ideas de Mariátegui, ya que éstas muestran en qué dirección han variado esos ardientes espíritus buscando la satisfacción de la sed religiosa de su naturaleza.
El propio Mariátegui aceptó el principio expuesto por Jorge Sorel en su gran tratado sobre la Violencia, o sea que los mitos revolucionarios pueden hoy ocupar las honduras de la conciencia humana con la misma plenitud que antiguamente los viejos mitos de la religión. La acción revolucionaria, dice Mariátegui, es posible sólo cuando se basa en la fe apasionada en un mito. En la actualidad, la sociedad burguesa se halla en un estado de duda, vive en un mundo sin mitos; sólo entre el proletariado se halla en verdad la fe. El mito de esta edad histórica consiste en que ha sonado la hora de la dominación por el proletariado. La humanidad, que siempre necesita sentirse cerca de una meta, se siente hoy cerca de una. Para la clase proletaria, la verdadera representante de la humanidad en el presente, ha llegado un nuevo Día del Señor”. En labios de todos los hombres se halla que ésta es la lucha final”.
Los únicos verdaderos cruzados de nuestro tiempo se hallan, pues, entre las masas, únicas en que se pueden encontrar convicción y pasión. El Cogito Ergo Sum (“Pienso, luego existo”) es el lema de una época finada; la afirmación que dará nacimiento a la nueva era es Pugno Ergo Sum (“Lucho, luego existo”) Únicamente los cruzados viven realmente y tienen delante un verdadero porvenir.

Como marxista, Mariátegui considero que las formas eclesiástica y dogmática de la religión son peculiares e inherentes a un régimen social económico que las produce y mantiene. Por tal razón, dice el comunismo no está interesado en un mero anticlericalismo, que él considera como simplemente una diversión del liberalismo burgués.
En cuanto al protestantismo, opina Mariátegui que éste ha entrado en la América Latina no directamente, es decir, en su propia potencia espiritual y religiosa, sino indirectamente tan sólo, o sea mediante el trabajo educativo y social.
Haya de la Torre:



Víctor Raúl Haya de la Torre (1895-1979), pensador y político peruano. Nació en Trujillo.

9.6.   Un Explorador:
Para completar este cuadro queda por decir, sin embargo, que no todos los radicales sociales de la nueva generación de Sudamérica son comunistas, y mucho menos hostiles al cristianismo. Tengo presente a uno en particular, el más grande de todos ellos, que después de pasar por el ciclo del pensamiento y la acción revolucionarios, inclusive el comunismo, se ha venido a convencer de que el experimento social de Rusia jamás puede ni debe tener porvenir en Sudamérica. Me refiero a Haya de la Torre, que ha sido la figura más representativa y revolucionaria en los círculos obreros y universitarios de la América Latina del Sur en los últimos años. Es sin duda la más brillante figura de la nueva generación, destinado al parecer a desempeñar un papel importante en la vida futura del Perú y del continente entero.
Vástago de una de las familias más antiguas y nobles del norte del Perú, Haya de la Torre vino a interesarse en el problema social durante los primeros días de su vida de estudiante en Lima. Debido a su radicalismo, su familia lo privó de su pensión, y el joven quedó abandonado por completo a sus propios recursos. Difícil le fue hallar empleo, y durante algún tiempo vivió al borde de la inanición.
Una terrible experiencia de hombre le hizo conocer personalmente los sufrimientos de una gran parte de sus compatriotas, y en ese mismo punto y momentos resolvió dedicar su vida a la causa del proletariado. Su recién adquirido conciencia de vocación lo llevó a prepararse física y moralmente para la tarea a que iba a consagrar su vida. Dos cosas eran necesarias:
§  Primero, desarrollar su cuerpo para capacitarlo a soportar las fatigas que se le presentaban, y
§  Segundo, ofrecer un modelo de vida recta a los estudiantes y obreros que le seguían.
En un principio, Haya de la Torre compartió el punto de vista de los jóvenes radicales sobre la religión. Uno de sus dichos, pronunciado en los primeros días de su vida estudiantil en Lima, es éste: Cada vez que trato de pronunciar la palabra ‘Dios’ se me hace náuseas en la boca”. Posteriormente descubrió que en los escritos de los profetas del Antiguo Testamento y en las enseñanzas de Jesús había más incandescentes denuncias de la opresión y el mal que las que él o sus compañeros pudieran haber hecho.
Lo iluminó entonces la idea de que no sólo podría sino debería haber una unión entre la religión y la ética, y que esta unión existía ya en la religión proclamada por la Biblia. Con lo cual el libro comenzó a tener para él un nuevo significado.
Entre 1919 y 1923 el joven revolucionario llevó a cabo como Presidente de la Federación de Estudiantes Peruanos, una notable labor educativa y social entre las clases obreras de Lima y sus alrededores. No sólo se les impartieron los rudimentos de la educación, sino se les dio además instrucción en la higiene y el civismo bajo la dirección de una banda voluntaria de jóvenes y entusiastas estudiantes. Con ello comenzó a efectuarse una transformación en la manera de vivir y pensar de una sección del proletariado. Los indios de los valles y de la altas punas de los Andes vieron un rayo de luz para su porvenir. Pero un gobierno tiránico y sin entrañas, temeroso de las consecuencias si este nuevo movimiento social se propagaba, adoptó rigurosas medidas contra los que lo dirigían. Unos cuantos meses después de haber Haya de la Torre y sus amigos impedido la consagración del Perú a una efigie del Sagrado Corazón, fueron él y ellos expulsados del país.
Esto sucedió en octubre de 1923. En octubre de 1931, Haya figuraba como candidato a la presidencia de su país. Ocho años de destierro habían sido la mejor clase de preparación que el futuro candidato presidencial podía haber tenido. Su primera gran experiencia fue en Rusia, donde entró como comunista en 1924, a invitación especial de Trotsky. Se le mostró todo, desde el Neva hasta el Volga, y entre ello muchas cosas que el visitante ingenuo nunca alcanzo a percibir. Lo que vi entoncesdecía más tarde- me curó para siempre de mi comunismo”. Comprendió con claridad que la América Latina demandaba algo diferente. Muy especialmente se rebeló contra el esfuerzo soviético por desarraigar el sentimiento religioso.
Su salud se quebrantó después de la visita a Rusia, y se hizo necesario que pasara varios meses de reposo en un sanatorio de los Alpes suizos antes que recuperar su buena condición. Logrado esto, marcho a Londres. El período que pasó en Inglaterra, donde estudió en la Escuela de Economía de Londres, y en el Colegio Ruskin, de Oxford, y se puso en contacto estrecho con miembros del Partido Laborista británico, hizo toda una época tanto en la formación de su carácter como en el esclarecimiento de sus ideas sociales.
Al mismo tiempo, la organización e ideales del Kuo-ming-tang chino produjeron una impresión extraordinariamente profunda en sus conceptos políticos. Entre el modelo chino y el moscovita se decidió por el primero. Una visita muy provechosa a los Estados Unidos México y los países centroamericanos en 1928 terminó con la deportación de Haya de la Torre a Alemania por los funcionarios norteamericanos del Canal de Panamá, cuando regresaba a México por la costa del Pacífico. Los primeros meses de su estado en Alemania fueron de terrible sufrimiento; pero su voluntad de hierro permaneció inquebrantadas. Mantuvo infatigable correspondencia con grupos de exiliados peruanos en diversas partes de Europa y América Latina, a quienes había organizado ya en un nuevo partido llamado el APRA, o Alianza Popular Revolucionaria Americana. Haya se sostenía enseñando y escribiendo artículos para la prensa latinoamericana, absorbió entre tanto en el estudio de la Economía y de los problemas de América Latina.
En diciembre de 1929, en el curso de un recorrido de Europa, hice una visita de sorpresa a mi viejo amigo y colega del Colegio Angloperuano de Lima, donde había trabajado como profesor. Lo hallé en el suburbio berlinés de Charlotenburgo. Era ya de noche cuando llamé a la puerta de su morada. Se abrió la puerta, y apareció Haya, envuelto en su bata de dormir, como si fuera todavía de mañana. Fiel a su antigua costumbre, había empezado el día con una hora de ejercicios gimnásticos, para mantenerse en buena condición, y después se había sentado a su mesa de trabajo por el resto del día, sin haber echado siquiera un vistazo al mundo exterior.
Había pasado más de seis años desde que Haya fuera expulsado del Perú. Descubrí que había madurado mucho, y que su posición espiritual era a la vez más tranquila y más clara. Unas cuantas semanas antes habían estado a verle un grupo de oficiales peruanos que se hallaban en Europa, para proponerle que encabezara una revolución en su país nativo. Pero él se negó a tener algo que ver con la vieja clase de revolución en que ellos estaban pensando.
Una de las primeras cosas que hizo esa noche fue sacar de un estandarte de libros un pequeño ejemplar de la Biblia. Mire usted cómo la tengo marcadame dijo abriéndola-: “este nuevo libro sobre la América Latina que ahora estoy escribiendo, estará lleno de citas de la Biblia”. A la noche siguiente, mientras discurríamos por la avenida Unter den Linden, me refirió una experiencia que había tenido durante su última visita a México.
Sucedió que el Ministro Soviético y él se encontraron en un banquete a que habían sido invitados. El primero pronunció un discurso de sobremesa en que hizo la siguiente declaración: “Considero que la organización social que tenemos en Rusia es la solución ideal del problema latinoamericana. Veo, sin embargo, que hay una gran dificultad que estorba su introducción: el misticismo innato del pueblo. Si se pudiera desarraigar éste, la implantación del sovietismo sería cosa bien sencilla”. Cuando le llegó al revolucionario peruano su turno de hablar, se volvió al representante de la Rusia revolucionaria y le dijo: “¿Cómo os atrevéis, siendo extranjero, a sugerir que eliminemos de este continente ese sentimiento místico que es nuestro más grande capital para el futuro? Entended, señor, que hay hombres que se proponen integrar ese sentimiento en la inminente revolución social de América Latina”.
Haya de la Torre está interesado en la conservación y cultivo de los verdaderos valores religiosos. Siendo tan revolucionario y teniendo un punto de vista tan social como Mariátegui, reconoce en cambio lo que no pudo reconocer el otro: que el problema humano es antes espiritual que económico. Al mismo tiempo. Haya de la Torre y el partido que ha creado, fruto principal hasta ahora de la generación vigorosamente social y latinoamericanista que surgió en Córdoba en 1918, representan las fuerzas revolucionarias más constructivas de la América Latina en la actualidad.
Rechazado a la vez el comunismo y el fascismo, el Apra se propone atacar los problemas concretos de los países latinoamericanos, enfocando particular atención en la cuestión del llamado imperialismo económico. La importancia de este movimiento yace en el hecho de que el nuevo partido fue a las urnas electorales en 1931, y su jefe, aunque recién llegado del destierro unos cuantos meses antes, y después de anunciar un  programa sumamente radical, estuvo a punto de resultar elegido Presidente de la nación. En un futuro no remoto este partido llegara al poder.11) Puede tenerse por seguro que la tendencia que representa será seguida en otras partes del continente donde se hizo sentir la generación de Córdoba con su concepto continental. Aparecen ya evidencias de que está a punto de abrirse una nueva era en la política sudamericana. Se adueña en un nuevo Ayacucho que traerá como consecuencia la independencia económica y espiritual del continente, así como la última batalla de la Guerra Revolucionaria produjo la independencia política hace más de un siglo. Se tiene plena conciencia, sin embargo, de que la culpa de la presente situación política, económica y espiritual la tiene más el propio pueblo que cualquier fuerza externa.

Razón por la cual el problema espiritual tendrá un lugar al lado del económico y el político en la mente de los caudillos futuros del continente. Al mismo tiempo, en la gran lucha que se aproxima, se buscará la simpatía comprensiva de los directores cristianos, especialmente de los Estados Unidos y la Gran Bretaña. Si se concede dicha simpatía de buen grado no habrá peligro de que Sudamérica siga el ejemplo de Rusia en su actitud espiritual. De otro modo, se alzará sobre el futuro un gran signo rojo de interrogación.
Por lo que toca a la religión, en cuanto ésta representa una fuerza purificadora y creadora, será tratada con simpatía, pero se combatirán el clericalismo y la religión parásita, como ha sucedido en la España republicana. El próximo gobierno del Perú decretará sin duda la separación de la Iglesia y el Estado. Y no sería de sorprenderse si se intentara romper la conexión entre la Iglesia peruana y Roma.12) Haya de la Torre ha expresado la opinión de que una Iglesia Católica libre e independiente en el Perú sufriría inevitablemente una reforma espiritual y podría así contribuir decisivamente a la vida nacional. No hay ni la menor duda de que la aparición de una serie de Iglesias nacionales en Sudamérica, emancipadas de la influencia de Roma y de la orden jesuita, marcaría la alborada de un nuevo día en la historia espiritual del continente latino.

EL OTRO CristoESPAÑOL
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez

 

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1)        Bilbao y su tiempo, Santiago de Chile, 1913, pág. 200.
2)        V. Hombres de América por J. Enrique Rodó.
3)        Horas de Lucha, M. G. Prada, pág. 299.
4)       Op. Cit., (Ed.Prometeo Valencia), pág.107.
5)       Meditaciones del Quijote, Obras, Ed. Espasa-Calpe, pág. 5.
6)       Uno de sus miembros, el doctor Antonio Sagarna, que fue Ministro de Educación e a República Argentina, y después magistrado de la Suprema Corte de Justicia del mismo país, hizo una descripción de este grupo en un artículo aparecido en 1920 en la revista bonaerense Nosotros, e intitulado “Noches de la Protervia”.
7)        V. Christian Work in South America, Vol. II, pág. 355.
8)        Vol. I, pág. 119.
9)          Op. Cit., Vol. I, pág. 159.
10)     Un interesante artículo de pluma de Waldo Frank, en el Nuw Republic, de agosto 12, 1913, intitulado “Dos Latinoamericanos”, describe la personalidad de Augusto Leguía, el dictador peruano, y de José Carlos Mariátegui, El poeta”.
11)       Esto sucedió en 1945. Pero para lograrlo, el Apra hubo de condescender a formar una coalición con fuerza conservadora y a compartir el poder con ellas. Fue luego traicionado y vuelto a perseguir por sus nuevos socios.
12)     Ni una ni otra cosa han sucedido hasta el momento de redactar esta traducción, 1951. (Nota del Traductor). Nota: El Apra ha  logrado dos gobiernos por medio de su líder Alan Gracia 1985, y 2001-06. Añadido. (2012).

Véase capitulo X:


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