FAMA
Y CAÍDA DE SALOMÓN:
1 REYES 9–11:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Véase en 2 Crónicas
7–9 los pasajes paralelos. Estos capítulos abarcan la vida de Salomón después
de finalizados los grandes programas de construcción. Muestran cómo el sabio y
piadoso rey poco a poco declinó espiritualmente y acarreó la división del
reino.
I.
Amonestación Divina (1 R. 9:1–9):
Dios
le apareció a Salomón poco después de su ascenso al trono (3:5–15), es en este
tiempo cuando el joven rey pide la sabiduría divina para desempeñar sus
deberes. Dios también le envió un mensaje de estímulo al rey durante los
difíciles años de la construcción del templo (6:11–13). Ahora que sus grandes
proyectos finalizaron, Salomón recibió otro mensaje del Señor. Esta vez
amonestándolo a obedecer la Palabra de Dios. A menudo enfrentamos nuestras más
grandes tentaciones después de un período ministerial de éxito.
Dios
reafirmó su pacto con David y le recordó a Salomón su responsabilidad de «guardar su corazón
con toda diligencia» (Prov. 4:23) y andar en obediencia a la
Palabra. Si Salomón obedecía la Palabra de Dios, su trono sería estable y Dios
bendeciría a Israel. Pero si Salomón desobedecía y también sus hijos después de
él, Dios tendría que retirar sus bendiciones y sacar a la gente de su buena tierra.
Entonces
las grandes casas edificadas serían ruinas y dejadas detrás como monumentos a
la incredulidad de Israel. No importa a qué parte de la Biblia acuda usted, el mismo
principio es verdad: la obediencia conduce a la
bendición; la desobediencia lleva al castigo. Es triste, pero
veremos en este estudio que el rey Salomón no prestó atención a esta
advertencia, sino que en lugar de eso se alejó poco a poco del Señor hasta que
(casi al
final de su vida) trató de matar a un hombre inocente (11:40).
II. Alianzas Peligrosas (1 R. 9:10–10:13):
A. Con Hiram
(9:10–14).
Ya
hemos visto que Salomón dependía de Hiram para la madera y los obreros hábiles
para la construcción del templo (5:1–12). Es evidente que en años posteriores
Salomón necesitaba más dinero, de modo que «tomó prestado» de Hiram, dándole veinte
ciudades de Galilea como garantía. Esta es la «Galilea de los gentiles» de Mateo
4:15.
Cuando
Hiram vio las ciudades, las consideró «despreciables» (que es el significado de «Cabul»).
En 2 Crónicas 8:1–2 se nos dice que Hiram también le dio a Salomón algunas
ciudades como parte de la transacción.
En todo caso, tales alianzas con las naciones paganas estaban prohibidas por la
ley y sólo llevaron a Salomón a profundizar más sus problemas. Véase 2 Corintios 6:14–7:1.
B. Con Egipto (9:15–24).
El
matrimonio de Salomón con una princesa egipcia fue estrictamente una táctica
política, porque estaba importando caballos y otros lujos de Egipto (10:28–29).
Para los judíos «regresar a Egipto» era contrario a la voluntad de Dios. «¡Ay de los que
descienden a Egipto por ayuda!» clamó Isaías (31:1). Al casarse con
una mujer pagana Salomón estaba dando un mal ejemplo a su nación e involucrando
innecesariamente al pueblo en los asuntos de los paganos.
C.
Con Otras Naciones (9:25–10:13).
La
armada de Salomón debía haber navegado hasta la India para conseguir los lujos
que su reinado exigía. La visita de la reina de Sabá también fue más que una
visita personal; involucraba establecer acuerdos comerciales y otras alianzas
con su país.
Salomón
y la reina intercambiaron regalos costosos, y ella se fue a su país
completamente asombrada por su sabiduría y riqueza. Jesús lo mencionó en Mateo
12:42, usando su visita para dar una advertencia a los judíos de su día. Si la
reina de Sabá invirtió todo ese esfuerzo para ir a oír la sabiduría de Salomón,
¡cuánto más
grande juicio caerá sobre los judíos que tenían a «uno mayor que
Salomón» en su mismo medio y sin embargo lo
rechazaron!
Estos
relatos muestran el peligro de: La Fama, y La Fortuna.
Nótese: que en
10:7 tenemos «sabiduría
y prosperidad», pero en 10:23 es «riqueza y sabiduría»; las riquezas vienen primero. No hay duda de
que Salomón gradualmente declinó en las cosas espirituales conforme lo material
llegaba a ser más importante.
III.
Ambiciones destructivas (1 R. 10:12–49):
«Los que desean enriquecerse caen en tentación y en lazo», advierte
1 Timoteo 6:9; y esto fue cierto en la vida de Salomón. No estaba contento con
la abundancia de las bendiciones que Dios le dio; tenía que enviar lejos por lujos
aún mayores para satisfacer su corazón. No hay duda de que los últimos años de
la vida de Salomón se revelan en Eclesiastés, un libro que manifiesta lo vano
de vivir para los placeres materiales.
Tal
vez tenga algún significado que Salomón recibía 666 talentos de oro al año
(véase Ap. 13:18). Usaba sólo vasos de oro (v. 21), a diferencia del Señor que
usa cualquier vaso santificado (2 Tim. 2:20–21). Sí, Salomón vivía en gloria y
lujo, pero Jesús dijo que ni aun Salomón con toda su gloria era tan hermoso
como uno de los sencillos lirios de Dios (Mt. 6:28–29).
Léase
en Deuteronomio 17:16–20 las instrucciones de Dios para el rey y nótese: cómo
Salomón las desobedeció. Multiplicó los caballos y carros, el dinero y las
esposas. Tal vez Salomón pensaba que la construcción del templo era suficiente
para su vida espiritual; ahora podía darse el lujo de «dejarse llevar por la inercia» de
las bendiciones pasadas. Léase Eclesiastés 2 para ver el interés de Salomón en
la ganancia material.
IV. Apostasía Deliberada (1 R. 11):
Es
increíble que el hombre que escribió Proverbios 5:20–23 y 6:20–24 multiplicara
esposas y concubinas tomadas de naciones paganas. La poligamia en sí misma ya
es lo suficiente mala (a su padre David le causó problemas sin fin), pero
tomar esposas de tierras paganas era apostasía deliberada. Véase Deuteronomio
7:1–14. ¿Cuál
fue la causa de la repetición de este pecado? El corazón de Salomón no
andaba bien con el Señor (11:4).
Dios
quería «integridad
de corazón» (9:4), que significa un corazón de un solo sentir que
glorifique a Dios. Pero Salomón tenía un corazón dividido:
· Amaba al mundo,
· Mientras trataba de servir a
Dios.
Qué
tragedia que el hombre que construyó el templo al único Dios verdadero empezara
a adorar en los altares paganos. Dios se disgustó por esto, así que envió
varias disciplinas para traer al descarriado rey de regreso a la fe.
A.
Un Mensaje De Advertencia
(vv. 1–13).
Dios
amenazó con quitarle el reino a Salomón y dárselo a otro. Usted pensaría que esta
advertencia impactaría a Salomón lo suficiente para devolverle el sentido
común, pero es evidente que no lo logró. Si una persona no escucha la Palabra,
el Señor tiene que tomar medidas aún más drásticas.
B.
Una Invasión De Parte De Edom
(vv. 14–22).
El
«reinado del
descanso» de Salomón estaba ahora en guerra. Léase en Santiago 4 una
explicación espiritual de esto. Evidentemente las alianzas de Salomón con
Faraón no lograron mucho, porque Egipto resultó ser un aliado de los edomitas.
C.
Problemas Con Rezón (vv.
23–25).
Esta
banda de guerreros hostigó muchos años las fronteras de Salomón. El rey
apóstata perdía terreno rápidamente.
D.
Competencia De Parte De Jeroboam
(vv. 26–43).
Salomón
mismo promovió a Jeroboam a una buena posición debido a su bravura y laboriosidad.
Pero Dios escogió a este poco conocido joven para ser el rey sobre diez tribus.
La tribu restante sería Judá, pero este reino del sur incluiría «a la pequeña
Benjamín» (12:21).
Cuando
Salomón oyó que tenía un rival, trató de matarlo. El rey debe
haber sabido que suficiente gente gemía bajo los pesados impuestos y programas
de trabajos forzados (véase 12:6–11). Es más, Adoram, quien estaba a cargo de
las «obras públicas», fue apedreado por el pueblo (12:18).
La
muerte de Salomón dejó a su hijo Roboam para que reinara en su lugar. Si
Salomón hubiera permanecido fiel al Señor, sus últimos años hubieran sido
llenos de bendición y victoria en lugar de estar llenos de castigo y derrota.
Dejó a su hijo el problema de recuperar el cariño del pueblo y de levantar las
pesadas cargas de impuestos que contribuyeron a hacer tan rico a Salomón.
Sí,
Israel parecía estar solazándose en gran gloria y esplendor, pero no todo
andaba bien. Era una gloria hueca que no duraría. La descripción de Apocalipsis
3:17–18 encaja bien en esta situación.
Estudios para el
Domingo.
Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su
Biblia.
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