domingo, 12 de julio de 2020

Capítulo XI (1) EL ADVENIMIENTO DEL PROTESTANTISMO:


Capítulo XI (1)
EL ADVENIMIENTO DEL PROTESTANTISMO:






Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Hemos reservado para el final una discusión del cristianismo evangélico en la América Latina. Y la razón debiera ser obvia. Para tratar en forma adecuada de este  movimiento, el más extendido y agresivo de los movimientos no católicos del continente, así como el más calurosamente debatido dentro y fuera de dichos países se necesita la clase de perspectiva que hemos tratado de trazar en los capítulos que anteceden. Nuestra excursión por los ámbitos de la psicología de la raza, la historia y la filosofía del catolicismo español, y de las nuevas tendencias en la vida y pensamiento religioso, ha aparejado el camino para formular una estimación del cristianismo reformado en los países sudamericanos.

11.1. Precursores:
Hubo un tiempo en que pareció como si la lucha entre la Reforma y la Contrarreforma hubiera de llevarse a cabo simultáneamente en el Viejo y el Nuevo Mundos. Como a mediados del siglo dieciséis algunos protestantes franceses prominente concibieron la idea de organizar una colonia hugonota*) en el Brasil. El proyecto obtuvo el apoyo de Juan Calvino y del almirante Coligny. Se organizaron dos expediciones distintas, una en 1555 y la otra 1558. Se hizo la tentativa de arrebatar el Brasil a los portugueses y establecer ahí la fe protestantes**) calvinista.
Catorce estudiantes de teología, seleccionados especialmente por Calvino***) y el clero protestante de Ginebra, acompañaron a la segunda expedición. Por desgracia para el buen éxito del proyecto, aquellos colonos franceses, a diferencia de sus correligionarios ingleses que desembarcaron, en el siglo siguiente, en lo que después fue Nueva Inglaterra, se toparon no con aborígenes, sino con europeos. Para mayor infortunio, Villegagnon, el almirante a cuyo cargo estaba la expedición, resultó traidor a la causa que dirigía volviéndose católico, lo cual le ganó el sobrenombre de El Caín de América”. En 1567 los expedicionarios franceses fueron expulsados de la Francia Antártica”. Aun cuando no estaban ausentes de esta empresa los motivos religiosos, toda ella tiene un cierto sabor de intención de hacer el Papa lo que los bucaneros****) ingleses gustaban de hacer con el Rey de España: chamuscarle la barba. El verdadero movimiento misionero protestante no había nacido todavía.  
A principios del siglo diecisiete los holandeses se posesionaron de Bahía, en el norte de Brasil, y la expedición iba acompañada de un grupo de misioneros. Penetrando en dirección al sur, los expedicionarios fueron ocupando paso a paso una extensa región del país. Algunos de los misioneros aprendieron el guaraní, lengua aborigen principal de aquella zona, e instruyeron a los indios en el Evangelio y en las artes de la industria y la agricultura. Pero en 1664 se obligó a los nuevos colonizadores a abandonar el país después de veinte años de ocupación parcial.

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*)           Hugonote, ta. (Del fr. huguenot, partidario de la unión de Ginebra con Suiza, y este alterac. del al. Eidgenosse, confederado, infl. por Hugues, nombre del jefe del partido suizo en Ginebra a principios del siglo XVI). adj. Se dice de los que en Francia seguían la doctrina de Calvino. U. t. c. s. (Microsoft® Encarta® 2008).
**)        Protestante. (Del ant. part. act. de protestar). adj. Que protesta. || 2. Que sigue el luteranismo o cualquiera de sus ramas. U. t. c. s. || 3. Perteneciente o relativo a estos grupos religiosos. || 4. Perteneciente o relativo a alguna de las Iglesias cristianas formadas como consecuencia de la Reforma. □ V. pastor ~. (Microsoft® Encarta® 2008).
***)       Juan Calvino (1509-1564), teólogo, reformador religioso y humanista francés. Su teología (denominada de forma genérica calvinismo) le convirtió en el principal exponente de las doctrinas cristianas al amparo de las cuales surgieron buen número de las Iglesias reformadas protestantes. (Microsoft ® Encarta ® 2008).
****)     Bucanero. (Del fr. boucanier). m. Pirata que en los siglos XVII y XVIII se entregaba al saqueo de las posesiones españolas de ultramar. (Microsoft® Encarta® 2008).


Casi dos siglos pasaron antes de que el cristianismo protestante volviera a presentarse en Sudamérica. Esta aparición coincide más o menos con la iniciación del período revolucionario. A la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera pertenece el honor de haber introducido Sudamérica a la fuente perenne del pensamiento y la experiencia cristianos. Los nuevos cristianos aparecieron no con espada sino con la Biblia. Entre 1804 y 1807 la Sociedad Bíblica publicó veinte mil ejemplares del Nuevo Testamento en portugués, la mayor parte de los cuales se distribuyeron en poblaciones situadas a lo largo de la costa del Brasil por conducto de comerciantes y marineros interesados en la propagación de las Escrituras. Así empezó el trabajo de difusión de la Biblia, que, según los mejores espíritus de Sudamérica, colmo la más grande necesidad de la vida espiritual del continente.
Habiéndose el Nuevo Mundo sacudido el poder de España y Portugal, se abrieron nuevas posibilidades a la inmigración extranjera, con lo que vinieron a establecerse en la costa del Atlántico muchos colonos extranjeros protestantes procedentes de países protestantes, los cuales introdujeron un nuevo factor en la vida y tradición religiosa de Sudamérica. Me permitiré una breve referencia a los principales movimientos inmigratorios.
El primer cuerpo protestante que consiguió establecerse en Sudamérica fue el anglicano:
·       BRASIL: Muy a principios del siglo pasado, la Iglesia Anglicana organizó en el Brasil una congregación para miembros de su propia comunión que vivían en dicho país. Se concluyó un tratado entre Gran Bretaña y Brasil, en una de cuyas cláusulas se concedía libertad para edificar iglesias, pero estipulando que las fechas de éstas no exhibirían ningún signo de su identidad y uso que estaban destinadas. El proyecto había encontrado muy considerable oposición en el país, pero el propio obispo de Río de Janeiro a favor de que se concediera permiso a los británicos de llevar a cabo sus planes para la construcción de iglesias. La razón  que dicho dignatario católico daba para su aquiescencia no es, sin embargo, halagadora para la religiosidad británica. Los inglesesdecía- realmente no tienen religión, pero son una raza orgullosa y obstinada. Si nos oponemos a sus deseos en tal respecto, no sólo persistirán tanto más en ellos, sino que le darán al asunto una importancia infinita. Pero si por otra parte, cedemos, construirán sus capillas y nadéis irá jamás a ella”.
Para ser estrictamente justo, debió de haber agregado “¡salvo en las grandes ocasiones!”. La construcción de la nueva iglesia empezó en 1819 y fue el primer lugar no católico romano de culto que se construyó en Sudamérica.
Cinco años más tarde un grupo de inmigrantes alemanes la mayor parte luteranos, arribaron al Brasil y obtuvieron permiso para edificar iglesias. Sus descendientes y sucesores actuales, esparcidos por los grandes estados del sur del Brasil, formaran una comunidad de un cuarto de millón de cristianos evangélicos.
·       ARGENTINA: En 1825 doscientos cincuenta colonos escoceses zarparon de Leib rumbo al Río de la plata, y no mucho después de llagados erigieron su propia capilla en Buenos Aires. Esta iglesia, que ha celebrado ya su tercer centenario, ha contado con una sucesión de ministros eminentes, y ejercido una influencia sumamente benéfica en la vida de la comunidad de habla iglesia en toda la República Argentina. Mucho de sus miembros han figurado entre los hombres de mejor espíritu cívico que la colonia extranjera de Argentina ha producido.
·        URUGUAY: Unos cincuenta años más tarde, poco después de haberse apoderado las tropas italianas de la ciudad de Roma, arribó al Uruguay un grupo de inmigrantes valdenses, acompañados de un notable pastor que demostró ser tan gran estadista como pastor de almas. En la actualidad se halla esparcidos por el Uruguay y la Argentina un gran número de congregantes valdenses. El pastor a que nos hemos referido, R. Armand Ugón, murió ya bien entrado este siglo, a una patriarcal, dejando tras sí una colonia de diez mil almas en la dos repúblicas del Plata, y una familia de doce hijos e hijas, la mayoría de los cuales se convirtieron en profesionales y figuran hoy entre los más distinguidos ciudadanos del Uruguay.
·  ARGENTINA: Con el principio de la fase concretamente misioneros de la actividad protestante se asocia el nombre de un escocés, James Thomson, una de las más interesantes y misteriosas figuras de la vida religiosa de Sudamérica durante el siglo pasado. Llegó a la Argentina poco después de la Revolución, momento muy en particular favorable a la propagación de las nuevas ideas religiosas y la introducción de un nuevo espíritu religioso. La ausencia de los jesuitas, la amplitud de criterio que mostraban muchos miembros del clero y de los nuevos jefes civiles y militares, el desfavor que el Vaticano consideraba la obra de los insurgentes, el nuevo deseo de entrar en relación fueron factores que favorecían la propagación del protestantismo.
Thomson  trajo al Río de la Pata una doble comisión:
Ø El agente de la Sociedad Bíblica y Extranjera, y
Ø Además, representante de la famosa Sociedad Educativa Lancasteriana.
En sus funciones como lo primero nos recuerda a aquel otro notable agente de la Sociedad Bíblica, Jorge Borrow, y como lo segundo, es el primero de un grupo notable de educadores protestantes de Gran Bretaña y Estados Unidos que han dejado una impresión indeleble en la vida cultural del continente.

La carrera de esta solitaria figura apostólica, y la impresión que causó en los gobiernos de cuatro repúblicas sudamericanas, constituyeron suficiente testimonio de las posibilidades latentes en la situación.
Los proyectos educativos de Thomson recibieron calurosos apoyo de las nuevas autoridades argentinas. Según el sistema lancasteriano, los alumnos de mayor edad se convertían en mentores de los más pequeños y les impartían los elementos de la educación. Tal sistema se adaptaba de modo especial a un país nuevo, en que había una falta completa de maestros, y el apoyo pleno del gobierno y de no pocos miembros del clero, el movimiento hizo grandes progresos. Se fundó en Montevideo una Escuela Normal para la preparación de maestros. En Buenos Aires, donde se organizó la primera rama de la sociedad, pronto estaba funcionando cien escuelas con una matrícula de cinco mil alumnos. El libro de texto que se empleaba en la enseñanza de la lectura era la Biblia. La estimación del gobierno argentino por los servicios que James Thomson prestó a la causa de la educación se le expresó de la manera más inusitada.
Antes de salir de Argentina para Chile, donde iba atendiendo una apremiante invitación del nuevo gobierno de este último país, se hizo al educador escocés ciudadano honorario de la Argentina con plenos derechos de ciudadanía. La razón que se dio para este señalado honor es símbolo de la actitud de un pueblo cordial y generoso hacialos extranjeros cultos que están interesados en el progreso y la prosperidad del país”.
·  CHILE: Los esfuerzos de Thomson tuvieron apenas menos buen éxito, con la única circunstancia de que tuvo que luchar ahí contra la influencia del clero católico romano, muchos menos liberal según sabemos, que sus cófrades del otro lado de los Andes. Una petición hecha por el gobierno de que Thomson trajera obreros expertos y trabajadores agrícolas a Chile, fue bloqueada por la jerarquía católica romana alegando que los nuevos inmigrantes serían protestantes con toda probabilidad. Sin embargo, el gobierno mostró su aprecio por los servicios del educador repitiendo el honor que le confiriera la Argentina, es decir, haciéndolo ciudadano honorario de Chile.
·    PERÚ: Donde Thomson apareció en 1822, por invitación especial del Libertador San Martín, se estableció una escuela lancasteriana en un convento desocupado especialmente para el objeto. Pero las condiciones políticas y de otra índole que prevalecían en ese país, hicieron que los esfuerzos, del maestro misionero peripatético, tuviesen menos buen éxito ahí que en las otras dos repúblicas. De manera que, después de hacer circular un gran número de porciones bíblicas, pasó a Colombia por la vía del Ecuador.
·       COLOMBIA: Se considera generalmente como uno de los países más fanáticos y cerrados del grupo sudamericano de naciones. Pero fue ahí donde Thomson tuvo su mejor y más señalado éxito como misionero, pues pudo organizar una Sociedad Bíblica nacional en la capital del país. Era presidente de la nueva sociedad era nada menos que el propio Ministro de Negocios Extranjero; diez de los veinte miembros que componían el comité ejecutivo eran clérigos católicos romanos, y la primera reunión de la sociedad se efectuó en la capilla de la Universidad. Por otra parte, el proyecto tenía la aprobación de cinco prominentes funcionarios del gobierno. No pasó mucho tiempo, sin embargo, antes que cayera sobre la empresa una densa sombra.
La jerarquía católica informó del asunto a Roma, y en el curso del tiempo, vino del Vaticano la respuesta, que no era otra que prohibir a todos los sacerdotes y fieles católicos el pertenecer a la Sociedad Bíblica colombiana, y ordenando al mismo tiempo su supresión. No obstante, el movimiento en pro de la diseminación de las Sagradas Escrituras estaba ya en marcha, y se habían publicado ediciones especiales de la Biblia y del Nuevo Testamento. Uno de los ejemplares más interesantes que existen de este último en español está fechado en 1837 y lleva el nombre de una casa editora de Bogotá. Si no hubiera sido por la intervención del Vaticano en aquella ocasión, los católicos de Colombia podrían haber despachado ejemplares de las Escrituras a todos los países del continente, cumpliendo así casi un siglo antes el sueño de muchos católicos liberales de nuestros días: poner la Biblia en las manos del pueblo. De Colombia, Thomson pasó a Guatemala y México.

11.2. Bases Del Movimiento Misionero Moderno:
El cristianismo evangélico data, como movimiento misionero permanente y creador entre los sudamericanos, de los años cuarenta del siglo pasado. Los nombres de sus fundadores simbolizan tres tipos religiosos diferentes que han ejercido una influencia permanente en la vida espiritual de Sudamérica:
(1)   Primero: de esos exploradores es un oficial de la Marina Británica el capitán Allen Gárdiner. El preludio a la era moderna de la obra misionera evangélica en el continente del Sur, la forma una de las historias más heroicas y trágicas de las misiones cristianas. Después de varios intentos frustrados de establecer obras misioneras en diferentes países de Sudamérica, el intrépido capitán cristiano zarpó en septiembre de 1850 con seis compañeros rumbo a la isla solitaria de Tierras del Fuego. El grupo llevaba provisiones para seis meses, al cabo de los cuales iría a visitarlos un navío. Por un lamentable error éste arribó hasta septiembre de 1851. La partida de salvamento hizo su aparición demasiado tarde y sólo encontró huesos calcinados de los misioneros. Cuando la historia del suceso llegó a la Gran Bretaña, la conciencia de los cristianos experimentó un gran sacudimiento.
Se organizó otra expedición en 1854, y uno de los primeros voluntarios que se alistó en ella fue un hijo del finado jefe de la anterior. Los miembros de esta segunda fueron asesinados en masa en 1895. A pesar de todo, no se renunció a la tentativa de evangelizar a los fueguinos, que según Darwin representan al tipo humano más bajo en existencia. Un joven ministro anglicano, que tomó en sus manos la antorcha de los muertos, logró conquistarse la confianza de los nativos, y en el curso de unos años se había efectuado tal transformación, que Darwin, al hacer su segunda visita a la isla, quiso tener el privilegio de ingresar como suscriptor de la Sociedad Misionera Sudamericana que había introducido la luz y la vida entre los moradores de la solitaria isla del sur.
Ningún gran movimiento misionero pudo haber tenido un comienzo más espiritual e inspiración. Gárdiner es el prototipo luminoso de un gran número de hombres y mujeres que desde los días en que él vivió han entregado sin reservas su vida a la redención y elevación de los pueblos aborígenes del continente.

(2)   Segundo: Nombre simbólico es el de un norteamericano David Trumbull, que llegó a Chile en 1845 en representación de la Sociedad de Amigos del Marinero y de la Unión Cristiana Norteamericana y Extranjeros. Aunque la labor de Trumbull tenía por objeto principal a los marineros extranjeros y a los miembros de la comunidad de habla inglesa residente en Chile, tenía interés por la evangelización en general, y su influencia llegó a ser decisiva en varios movimientos en pro de la colectividad. A él se debió en gran parte la ley de tolerancia religiosa y el establecimiento de comentarios civiles.
A fin de identificarse más completamente con su país de adopción, Trumbull renunció a su ciudadanía norteamericana y se hizo chileno. Cuando murió, en 1889, toda la nación lloró a unos de sus hijos más grandes. A David Trumbull se  recordará siempre como el precursor de una larga sucesión de misioneros protestantes, que por causa de Cristo y el amor de los hombres se han identificado íntimamente con las varias naciones sudamericanas a las cuales han ido en tal forma que se han despojado enteramente de todo carácter extranjero y se han convertido en parte y porción de su país adoptado.

(3)   Último: La figura a que queremos referirnos es la del doctor Robert Kalley, médico escocés que en 1855 arribó al Brasil procedente de la isla de Madeira, de donde lo había obligado a huir la prosecución religiosa. Poco después de su llegada había logrado fundar una congregación en Río de Janeiro él era presbiteriano, organizó a sus conversos según el sistema congregacional. El nuevo grupo fue independiente y se sostuvo con sus propios fondos desde un principio. Hoy se conoce con el nombre de Iglesia Fluminense. Kalley es el precursor del misionero evangelizador de los grupos nacionales, y la obra que estableció representa la piedra fundamental de la Iglesia Evangélica sudamericana, cuyos muros, formaron por piedras vivas se elevan hoy en diferentes partes del continente.

El periodo que va de 1855 a la fecha, ha presenciado la entrada, en rápida sucesión, de misioneros evangélicos y sociedades misioneras en los varios países sudamericanos. Algunos datos representativos sobre el curso que ha seguido este movimiento nos ayudarán a comprender su carácter y significación. Comencemos con el Brasil, país en que sus raíces han penetrado más profundamente y donde sus frutos son más patentes. La primera sociedad misionera que logró establecerse de modo permanente en el país fue la de la Iglesia Presbiteriana Norteamericana, que abrió sus trabajos en aquel país en 1859. A los presbiterianos siguieron misioneros de las comuniones metodistas del sur, bautistas del sur, y protestantes episcopal.
1867 es una fecha importante en la historia religiosa de la Argentina, porque fue ese año cuando se predicó en el país el sermón evangélico en español, pieza histórica pronunciado por el doctor John Francis Thomson, joven de padres escoceses, que había venido a la República Argentina a la edad de diez años. Este veterano vive todavía, al tiempo de escribirse este libro en Buenos Aires, aunque ya ciego y cargado de años. Fue también él quien llevó primeramente la fe evangélica al otro lado del Río de la Plata, al Uruguay.
Desafortunadamente, la predicación de Thomson era de una índole extremosamente polémica y anticatólica, de modo que, si bien en un principio despertó gran entusiasmo y atrajo a muchos ciudadanos prominentes del país, acabó por producir una reacción decididamente antirreligiosa entre esas mismas personas.
El hecho de que un misionero norteamericano, el doctor Goodfellow, fue invitado por el famoso Presidente argentino, Sarmiento, a contratar maestros normalistas en los Estados Unidos para establecer escuelas normales en el país, es buena ilustración de la simpatía con que se veías la presencia de obreros protestantes en la Argentina. En unos cuantos años había llegado sesenta y tres maestros y en 1871 se fundó la primera escuela normal de la Argentina en la ciudad de Paraná. Este es el más antiguo ejemplo –vendrían después otros muchos- de comisiones dadas a misioneros protestantes en Sudamérica, por gobiernos o instituciones nacionales para contribuir directamente al bienestar de la comunidad.
El establecimiento del trabajo misionero en la costa occidental fue más difícil debido al mayor fanatismo existente en esos países. Sin embargo, antes de terminar el siglo había entre misioneros evangélicos en Chile, Bolivia Perú y Ecuador. La historia de la iniciación de la obra evangélica en el Perú está llena de incidentes novelescos. Uno de los iniciadores, el colportor argentino Penzotti, estuvo nueve meses en una mazmorra del puerto del Callao por el crimen de vender Biblia, y lo pusieron en libertad solamente cuando su detención se había convertido en un escándalo internacional. Unos cuantos años después, dos misioneros ingleses, uno de ellos enfermo de viruela, tuvieron que escapar de la vieja ciudad de Cuzco y emprendieron una travesía de varias semanas por las montañas hasta llegar a Lima. El primero emisario protestante que penetró en Bolivia era también un colportor de Argentina, lo asesinaron en 1880.
Han pasado ochenta años desde que el cristianismo evangélico empezó a echar raíces en el continente del sur. Hoy se halla representado, en una u otra forma, en las diez repúblicas sudamericanas, y en algunas de ellas, particularmente en el Brasil, se ha convertido en una de las principales fuerzas religiosas de la vida nacional. Echemos una mirada a algunos de los jalones plantados por el movimiento, o sea, a sus aspectos sobresalientes.

11.3.  Aspectos Sobresalientes:
En Sudamérica hallamos representados todos los tipos de actividad que por lo general aparecen en el movimiento misionero moderno. Las grandes Sociedades Bíblicas: la británica, Extranjera y la norteamericana, se han esforzado por hacer llegar las Escrituras a todas las clases sociales por toda la extensión del continente. Esas notables organizaciones han adoptado firmemente la posición cristiana ecuménica de abstenerse de publicar y distribuir otra literatura que no sea el solo texto de la Biblia. La obra del colportor ha abierto el camino al evangelista. El predicador protestante, en un principio extranjero, pero muy pronto un hijo del propio suelo, se abrió paso a las ciudades, aldeas y pequeños y dispersos poblados de la pampa, la sierra y la inmensa selva. Llevaba en sus manos la Palabra, pero su propia persona era una palabra viva, encarnada. Celebraba sus servicios de predicación, pero también procuraba expresar su cristianismo en una forma tangible y de valor para la comunidad. Le siguieron otros que dieron más permanente expresión al espíritu de Cristo en una forma institucional. A parecieron granjas, hospitales, y escuelas misioneras.
Al establecerse, las granjas misioneras introdujeron muchas mejoras en la agricultura; difundieron conocimientos útiles entre los perones y demás clases campesinas al mismo tiempo sus necesidades espirituales. Los agricultores evangélicos sucedieron a los viejos encomenderos. Uno de ellos, el presbiteriano norteamericano, Benjamín Hunnicutt, es uno de los extranjeros más querido y estimado del Brasil.
Aunque las misiones médicas no han tenido en Sudamérica el mismo desarrollo que en África y el oriente, debido en gran parte a los excelentes servicios médicos de que se disfruta en las grandes ciudades y a las restricciones que imponen los gobiernos sudamericanos al ejercicio profesional de los médicos, es sumamente valioso e importantes el trabajo realizado por los médicos cristianos en muchas partes necesitadas del país.
En Paraguay, un abnegado médico misioneros escocés se ha convertido figura nacional y muy querida debido a su devoción a las necesidades humanas. En un remoto puesto avanzado de la civilización, en la montaña peruana o región de los bosques, otro médico misionero escocés ha recibido del gobierno el nombramiento de delegado de salubridad. No se había podido obtener para ello los servicios de ningún doctor peruano que estuviera dispuesto a sepultarse vivo en aquella remota comunidad que se encuentra a diecinueve días de amino, a lomo de cabalgadura, de la costa.
En la capital del Perú, un doctor cristiano de los Estados Unidos, que trabaja con los auspicios de la Misión Metodista Episcopal, se ha conquistado una reputación nacional por su pericia y su dedicación, a semejanza de Cristo, a la cura de la salud humana.
Enterradas en la sección peruana de la selva vírgenes del Amazonas se hallan tres damas inglesas, dos de ellas enfermeras y la otra maestra, cuya obra perdurará como uno de los ejemplos más heroicos y puros de la devoción misionera cristiana en los tiempos modernos. La cabeza de esa pequeña banda, una dama inglesa, Miss Annie Soper, después de haber prestado valiosos servicios en la capital peruana organizando una escuela de enfermeras adjunta a los hospitales de la ciudad, fundó en compañía de una amiga una obra independiente en el interior del Perú. La influencia de estas nobles mujeres ha irradiado cristianismo por toda una vasta región, y lo único que falta es un biógrafo que añada a los anales de las misiones cristianas uno de sus más nobles retratos.
Personalidades como la de Annie Soper, en quienes se refleja el carácter de Cristo, da un mentís al alegato lanzado algunas veces por escritores hispanoamericanos de que el protestantismo, si bien ha producido sociedades bien ordenadas, no ha sido capaz de dar al mundo héroes misioneros.

Véase capitulo XI (2)



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