Capítulo XI (1)
EL ADVENIMIENTO DEL PROTESTANTISMO:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Hemos
reservado para el final una discusión del cristianismo
evangélico en la América Latina. Y la razón debiera ser obvia.
Para tratar en forma adecuada de este
movimiento, el más extendido y agresivo de los movimientos no católicos
del continente, así como el más calurosamente debatido dentro y fuera de dichos
países se necesita la clase de perspectiva que hemos tratado de trazar en los
capítulos que anteceden. Nuestra excursión por los ámbitos de la psicología de
la raza, la historia y la filosofía del catolicismo español, y
de las nuevas tendencias en la vida y pensamiento religioso, ha aparejado el
camino para formular una estimación del cristianismo reformado en los países
sudamericanos.
11.1.
Precursores:
Hubo un tiempo en
que pareció como si la lucha entre la Reforma y la Contrarreforma hubiera de
llevarse a cabo simultáneamente en el Viejo y el Nuevo Mundos. Como a mediados
del siglo dieciséis algunos protestantes
franceses prominente concibieron la idea de organizar una colonia
hugonota*) en
el Brasil. El proyecto obtuvo el apoyo de Juan Calvino y del almirante Coligny.
Se organizaron dos expediciones distintas, una en 1555 y la otra 1558. Se hizo
la tentativa de arrebatar el Brasil a los portugueses y establecer ahí la fe protestantes**) calvinista.
Catorce
estudiantes de teología, seleccionados especialmente por Calvino***) y el clero protestante de
Ginebra, acompañaron a la segunda expedición. Por desgracia para el buen éxito
del proyecto, aquellos colonos franceses, a diferencia de sus correligionarios
ingleses que desembarcaron, en el siglo siguiente, en lo que después fue Nueva
Inglaterra, se toparon no con aborígenes, sino con europeos. Para mayor
infortunio, Villegagnon, el almirante a cuyo cargo estaba la expedición,
resultó traidor a la causa que dirigía volviéndose católico, lo cual le ganó el
sobrenombre de “El Caín de América”. En
1567 los expedicionarios franceses fueron expulsados de la “Francia Antártica”. Aun cuando
no estaban ausentes de esta empresa los motivos religiosos, toda ella tiene un
cierto sabor de intención de hacer el Papa lo que los bucaneros****) ingleses gustaban de hacer
con el Rey de España: chamuscarle la barba. El verdadero
movimiento misionero protestante no había nacido todavía.
A principios del siglo diecisiete
los holandeses se posesionaron de Bahía, en el norte de Brasil, y la expedición
iba acompañada de un grupo de misioneros. Penetrando en dirección al sur, los
expedicionarios fueron ocupando paso a paso una extensa región del país.
Algunos de los misioneros aprendieron el guaraní, lengua aborigen principal de
aquella zona, e instruyeron a los indios en el Evangelio y en las artes de la
industria y la agricultura. Pero en 1664 se obligó a los nuevos colonizadores a
abandonar el país después de veinte años de ocupación parcial.
___________
*) Hugonote, ta. (Del fr. huguenot, partidario de
la unión de Ginebra con Suiza, y este alterac. del al. Eidgenosse, confederado,
infl. por Hugues, nombre del jefe del partido suizo en Ginebra a principios del
siglo XVI). adj. Se dice de los que en Francia seguían la doctrina de Calvino.
U. t. c. s. (Microsoft® Encarta® 2008).
**)
Protestante.
(Del ant. part. act. de protestar). adj. Que protesta. || 2. Que sigue el luteranismo
o cualquiera de sus ramas. U. t. c. s. || 3. Perteneciente o relativo a estos
grupos religiosos. || 4. Perteneciente o relativo a alguna de las Iglesias
cristianas formadas como consecuencia de la Reforma. □ V. pastor ~. (Microsoft®
Encarta® 2008).
***) Juan Calvino (1509-1564), teólogo, reformador
religioso y humanista francés. Su teología (denominada de forma genérica
calvinismo) le convirtió en el principal exponente de las doctrinas cristianas
al amparo de las cuales surgieron buen número de las Iglesias reformadas
protestantes. (Microsoft ® Encarta ® 2008).
****) Bucanero. (Del fr. boucanier). m. Pirata que
en los siglos XVII y XVIII se entregaba al saqueo de las posesiones españolas
de ultramar. (Microsoft® Encarta® 2008).
Casi dos siglos
pasaron antes de que el cristianismo protestante volviera a presentarse en
Sudamérica. Esta aparición coincide más o menos con la iniciación del período
revolucionario. A la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera pertenece el honor
de haber introducido Sudamérica a la fuente perenne del pensamiento y la
experiencia cristianos. Los nuevos cristianos aparecieron no con espada sino
con la Biblia. Entre 1804 y 1807 la Sociedad Bíblica publicó veinte mil
ejemplares del Nuevo Testamento en portugués, la mayor parte de los cuales se
distribuyeron en poblaciones situadas a lo largo de la costa del Brasil por
conducto de comerciantes y marineros interesados en la propagación de las
Escrituras. Así empezó el trabajo de difusión de la Biblia, que, según los mejores
espíritus de Sudamérica, colmo la más grande necesidad de la vida espiritual
del continente.
Habiéndose el
Nuevo Mundo sacudido el poder de España y Portugal, se abrieron nuevas
posibilidades a la inmigración extranjera, con lo que vinieron a establecerse
en la costa del Atlántico muchos colonos extranjeros protestantes procedentes
de países protestantes, los cuales introdujeron un nuevo factor en la vida y
tradición religiosa de Sudamérica. Me permitiré una breve referencia a los
principales movimientos inmigratorios.
El primer cuerpo protestante
que consiguió establecerse en Sudamérica fue el anglicano:
· BRASIL: Muy a principios
del siglo pasado, la Iglesia Anglicana
organizó en el Brasil una congregación para miembros de su propia
comunión que vivían en dicho país. Se concluyó un tratado entre Gran Bretaña y Brasil, en una de cuyas cláusulas se concedía
libertad para edificar iglesias, pero estipulando que las fechas de éstas no
exhibirían ningún signo de su identidad y uso que estaban destinadas. El
proyecto había encontrado muy considerable oposición en el país, pero el propio
obispo de Río de Janeiro a favor de que se concediera permiso a los británicos
de llevar a cabo sus planes para la construcción de iglesias. La razón que dicho dignatario católico daba para su
aquiescencia no es, sin embargo, halagadora para la religiosidad británica. “Los ingleses
–decía-
realmente no tienen religión, pero son una raza
orgullosa y obstinada. Si nos oponemos a sus deseos en tal respecto, no sólo
persistirán tanto más en ellos, sino que le darán al asunto una importancia
infinita. Pero si por otra parte, cedemos, construirán sus capillas y nadéis
irá jamás a ella”.
Para ser
estrictamente justo, debió de haber agregado “¡salvo en las grandes ocasiones!”. La construcción de la nueva
iglesia empezó en 1819 y fue el primer lugar no católico romano de culto que se
construyó en Sudamérica.
Cinco años más
tarde un grupo de inmigrantes alemanes la mayor parte luteranos,
arribaron al Brasil y
obtuvieron permiso para edificar iglesias. Sus descendientes y sucesores
actuales, esparcidos por los grandes estados del sur del Brasil, formaran una
comunidad de un cuarto de millón de cristianos evangélicos.
· ARGENTINA: En 1825
doscientos cincuenta colonos escoceses zarparon de Leib rumbo al
Río de la plata, y no mucho después de llagados erigieron su propia capilla en
Buenos Aires. Esta iglesia, que ha celebrado ya su tercer centenario, ha
contado con una sucesión de ministros eminentes, y ejercido una influencia
sumamente benéfica en la vida de la comunidad de habla iglesia en toda la
República Argentina. Mucho de sus miembros han figurado entre los hombres de
mejor espíritu cívico que la colonia extranjera de Argentina ha producido.
· URUGUAY: Unos cincuenta
años más tarde, poco después de haberse apoderado las tropas italianas de la
ciudad de Roma, arribó al Uruguay un grupo de inmigrantes valdenses,
acompañados de un notable pastor que demostró ser tan gran estadista como
pastor de almas. En la actualidad se halla esparcidos por el Uruguay y la Argentina un gran
número de congregantes valdenses. El pastor a que nos hemos referido, R. Armand
Ugón, murió ya bien entrado este siglo, a una patriarcal, dejando tras sí una
colonia de diez mil almas en la dos repúblicas del Plata, y una familia de doce
hijos e hijas, la mayoría de los cuales se convirtieron en profesionales y
figuran hoy entre los más distinguidos ciudadanos del Uruguay.
· ARGENTINA: Con el principio
de la fase concretamente misioneros de la actividad protestante se asocia el
nombre de un escocés, James Thomson, una de las más interesantes y
misteriosas figuras de la vida religiosa de Sudamérica durante el siglo pasado.
Llegó a la Argentina poco después de la Revolución, momento muy en particular
favorable a la propagación de las nuevas ideas religiosas y la introducción de
un nuevo espíritu religioso. La ausencia de los jesuitas, la amplitud de
criterio que mostraban muchos miembros del clero y de los nuevos jefes civiles
y militares, el desfavor que el Vaticano consideraba la obra de los insurgentes,
el nuevo deseo de entrar en relación fueron factores que favorecían la
propagación del protestantismo.
Thomson
trajo al Río de la Pata una doble comisión:
Ø
El agente de la Sociedad Bíblica y
Extranjera, y
Ø
Además,
representante de la famosa Sociedad Educativa Lancasteriana.
En
sus funciones como lo primero nos recuerda a aquel otro notable agente de la
Sociedad Bíblica, Jorge Borrow, y como lo segundo, es el primero de un grupo
notable de educadores protestantes de Gran Bretaña y Estados Unidos que han
dejado una impresión indeleble en la vida cultural del continente.
La carrera de esta
solitaria figura apostólica, y la impresión que causó en los gobiernos de
cuatro repúblicas sudamericanas, constituyeron suficiente testimonio de las
posibilidades latentes en la situación.
Los proyectos
educativos de Thomson recibieron calurosos apoyo de las nuevas autoridades
argentinas. Según el sistema lancasteriano, los alumnos de mayor edad se
convertían en mentores de los más pequeños y les impartían los elementos de la
educación. Tal sistema se adaptaba de modo especial a un país nuevo, en que
había una falta completa de maestros, y el apoyo pleno del gobierno y de no
pocos miembros del clero, el movimiento hizo grandes progresos. Se fundó en
Montevideo una Escuela
Normal para la preparación de maestros. En Buenos Aires, donde se
organizó la primera rama de la sociedad, pronto estaba funcionando cien
escuelas con una matrícula de cinco mil alumnos. El libro de texto que se empleaba en la
enseñanza de la lectura era la Biblia. La estimación del gobierno
argentino por los servicios que James Thomson prestó a la causa de la educación
se le expresó de la manera más inusitada.
Antes de salir de
Argentina para Chile, donde iba atendiendo una apremiante invitación del nuevo
gobierno de este último país, se hizo al educador escocés ciudadano honorario de la
Argentina con plenos derechos de ciudadanía. La razón que se dio para este
señalado honor es símbolo de la actitud de un pueblo cordial y generoso hacia “los extranjeros
cultos que están interesados en el progreso y la prosperidad del país”.
· CHILE: Los esfuerzos de
Thomson tuvieron apenas menos buen éxito, con la única circunstancia de que
tuvo que luchar ahí contra la influencia del clero católico romano, muchos
menos liberal según sabemos, que sus cófrades del otro lado de los Andes. Una
petición hecha por el gobierno de que Thomson trajera obreros expertos y
trabajadores agrícolas a Chile, fue bloqueada por la jerarquía católica romana
alegando que los nuevos inmigrantes serían protestantes con toda probabilidad.
Sin embargo, el gobierno mostró su aprecio por los servicios del educador repitiendo
el honor que le confiriera la Argentina, es decir, haciéndolo ciudadano
honorario de Chile.
· PERÚ: Donde Thomson
apareció en 1822, por invitación especial del Libertador San Martín, se
estableció una escuela
lancasteriana en un convento desocupado especialmente para el
objeto. Pero las condiciones políticas y de otra índole que prevalecían en ese
país, hicieron que los esfuerzos, del maestro misionero peripatético, tuviesen
menos buen éxito ahí que en las otras dos repúblicas. De manera que, después de
hacer circular un gran número de porciones bíblicas, pasó a Colombia por la vía
del Ecuador.
· COLOMBIA: Se considera
generalmente como uno de los países más fanáticos y cerrados del grupo
sudamericano de naciones. Pero fue ahí donde Thomson tuvo su mejor y más
señalado éxito como misionero, pues pudo organizar una Sociedad Bíblica
nacional en la capital del país. Era presidente de la nueva sociedad era nada
menos que el propio Ministro de Negocios Extranjero; diez de los veinte
miembros que componían el comité ejecutivo eran clérigos católicos romanos, y
la primera reunión de la sociedad se efectuó en la capilla de la Universidad.
Por otra parte, el proyecto tenía la aprobación de cinco prominentes
funcionarios del gobierno. No pasó mucho tiempo, sin embargo, antes que cayera
sobre la empresa una densa sombra.
La jerarquía
católica informó del asunto a Roma, y en el curso del tiempo, vino del Vaticano
la respuesta, que no era otra que prohibir a todos los sacerdotes y fieles católicos
el pertenecer a la Sociedad Bíblica colombiana, y ordenando al mismo tiempo su
supresión. No obstante, el movimiento en pro de la diseminación de las Sagradas
Escrituras estaba ya en marcha, y se habían publicado ediciones
especiales de la Biblia y del Nuevo Testamento. Uno de los ejemplares más
interesantes que existen de este último en español está fechado en 1837 y lleva
el nombre de una casa editora de Bogotá. Si no hubiera sido por la intervención
del Vaticano en aquella ocasión, los católicos de Colombia podrían haber
despachado ejemplares de las Escrituras a todos los países del continente,
cumpliendo así casi un siglo antes el sueño de muchos católicos liberales de
nuestros días: poner la Biblia en las manos del
pueblo. De Colombia, Thomson pasó a
Guatemala y México.
11.2.
Bases Del Movimiento Misionero Moderno:
El cristianismo
evangélico data, como movimiento misionero permanente y creador entre los
sudamericanos, de los años cuarenta del siglo pasado. Los nombres de sus
fundadores simbolizan tres tipos
religiosos diferentes que han ejercido una influencia permanente
en la vida espiritual de Sudamérica:
(1)
Primero: de esos
exploradores es un oficial de la Marina Británica el capitán Allen Gárdiner. El
preludio a la era moderna de la obra misionera evangélica en el continente del
Sur, la forma una de las historias más heroicas y trágicas de las misiones
cristianas. Después de varios intentos frustrados de establecer obras
misioneras en diferentes países de Sudamérica, el intrépido capitán cristiano
zarpó en septiembre de 1850 con seis compañeros rumbo a la isla solitaria de
Tierras del Fuego. El grupo llevaba provisiones para seis meses, al cabo de los
cuales iría a visitarlos un navío. Por un lamentable error éste arribó hasta
septiembre de 1851. La partida de salvamento hizo su aparición demasiado tarde
y sólo encontró huesos calcinados de los misioneros. Cuando la historia del
suceso llegó a la Gran Bretaña, la conciencia de los cristianos experimentó un
gran sacudimiento.
Se organizó otra
expedición en 1854, y uno de los primeros voluntarios que se alistó en ella fue
un hijo del finado jefe de la anterior. Los miembros de esta segunda fueron
asesinados en masa en 1895. A pesar de todo, no se renunció a la tentativa de
evangelizar a los fueguinos, que según Darwin representan al tipo humano más
bajo en existencia. Un joven ministro anglicano, que tomó en sus manos la
antorcha de los muertos, logró conquistarse la confianza de los nativos, y en
el curso de unos años se había efectuado tal transformación, que Darwin, al
hacer su segunda visita a la isla, quiso tener el privilegio de ingresar como
suscriptor de la Sociedad Misionera Sudamericana que había introducido la luz y
la vida entre los moradores de la solitaria isla del sur.
Ningún gran
movimiento misionero pudo haber tenido un comienzo más espiritual e inspiración.
Gárdiner es el prototipo luminoso de un gran número de hombres y mujeres que
desde los días en que él vivió han entregado sin reservas su vida a la
redención y elevación de los pueblos aborígenes del continente.
(2)
Segundo: Nombre
simbólico es el de un norteamericano David Trumbull, que llegó a Chile en 1845
en representación de la Sociedad de Amigos del Marinero y de la Unión Cristiana
Norteamericana y Extranjeros. Aunque la labor de Trumbull tenía por objeto
principal a los marineros extranjeros y a los miembros de la comunidad de habla
inglesa residente en Chile, tenía interés por la evangelización en general, y
su influencia llegó a ser decisiva en varios movimientos en pro de la
colectividad. A él se debió en gran parte la ley de tolerancia religiosa y el
establecimiento de comentarios civiles.
A fin de
identificarse más completamente con su país de adopción, Trumbull renunció a su
ciudadanía norteamericana y se hizo chileno. Cuando murió, en 1889, toda la
nación lloró a unos de sus hijos más grandes. A David Trumbull se recordará siempre como el precursor de una
larga sucesión de misioneros protestantes, que por causa de Cristo y el amor de
los hombres se han identificado íntimamente con las varias naciones
sudamericanas a las cuales han ido en tal forma que se han despojado
enteramente de todo carácter extranjero y se han convertido en parte y porción
de su país adoptado.
(3)
Último: La figura
a que queremos referirnos es la del doctor Robert Kalley, médico escocés que en
1855 arribó al Brasil procedente de la isla de Madeira, de donde lo había
obligado a huir la prosecución religiosa. Poco después de su llegada había
logrado fundar una congregación en Río de Janeiro él era presbiteriano, organizó a sus
conversos según el sistema congregacional. El nuevo grupo fue independiente y
se sostuvo con sus propios fondos desde un principio. Hoy se conoce con el
nombre de Iglesia Fluminense. Kalley es el precursor del misionero
evangelizador de los grupos nacionales, y la obra que estableció representa la
piedra fundamental de la Iglesia Evangélica sudamericana, cuyos muros, formaron
por piedras vivas se elevan hoy en diferentes partes del continente.
El periodo que va
de 1855 a la fecha, ha presenciado la entrada, en rápida sucesión, de
misioneros evangélicos y sociedades misioneras en los varios países
sudamericanos. Algunos datos representativos sobre el curso que ha seguido este
movimiento nos ayudarán a comprender su carácter y significación. Comencemos
con el Brasil, país en que sus raíces han penetrado más profundamente y donde
sus frutos son más patentes. La primera sociedad misionera que logró
establecerse de modo permanente en el país fue la de la Iglesia Presbiteriana
Norteamericana, que abrió sus trabajos en aquel país en 1859. A los
presbiterianos siguieron misioneros de las comuniones metodistas del sur,
bautistas del sur, y protestantes episcopal.
1867 es una fecha
importante en la historia religiosa de la Argentina, porque fue ese año cuando
se predicó en el país el sermón evangélico en español, pieza histórica
pronunciado por el doctor John Francis Thomson, joven de padres escoceses, que
había venido a la República Argentina a la edad de diez años. Este veterano
vive todavía, al tiempo de escribirse este libro en Buenos Aires, aunque ya
ciego y cargado de años. Fue también él quien llevó primeramente la fe
evangélica al otro lado del Río de la Plata, al Uruguay.
Desafortunadamente,
la predicación de Thomson era de una índole extremosamente polémica y
anticatólica, de modo que, si bien en un principio despertó gran entusiasmo y
atrajo a muchos ciudadanos prominentes del país, acabó por producir una
reacción decididamente antirreligiosa entre esas mismas personas.
El hecho de que un
misionero norteamericano, el doctor Goodfellow, fue invitado por el famoso
Presidente argentino, Sarmiento, a contratar maestros normalistas en los
Estados Unidos para establecer escuelas normales en el país, es buena
ilustración de la simpatía con que se veías la presencia de obreros
protestantes en la Argentina. En unos cuantos años había llegado sesenta y tres
maestros y en 1871 se fundó la primera escuela normal de la Argentina en la
ciudad de Paraná. Este es el más antiguo ejemplo –vendrían después otros muchos-
de comisiones dadas a misioneros protestantes en Sudamérica, por gobiernos o
instituciones nacionales para contribuir directamente al bienestar de la
comunidad.
El establecimiento
del trabajo misionero en la costa occidental fue más difícil debido al mayor
fanatismo existente en esos países. Sin embargo, antes de terminar el siglo
había entre misioneros evangélicos en Chile, Bolivia Perú y Ecuador. La
historia de la iniciación de la obra evangélica en el Perú está llena de incidentes
novelescos. Uno de los iniciadores, el colportor argentino Penzotti, estuvo nueve meses en una
mazmorra del puerto del Callao por el crimen de vender Biblia, y lo pusieron en
libertad solamente cuando su detención se había convertido en un escándalo
internacional. Unos cuantos años después, dos misioneros ingleses, uno de ellos
enfermo de viruela, tuvieron que escapar de la vieja ciudad de Cuzco y
emprendieron una travesía de varias semanas por las montañas hasta llegar a
Lima. El primero
emisario protestante que penetró en Bolivia era también un colportor de
Argentina, lo asesinaron en 1880.
Han pasado ochenta
años desde que el cristianismo evangélico empezó a echar raíces en el
continente del sur. Hoy se halla representado, en una u otra forma, en las diez repúblicas
sudamericanas, y en algunas de ellas, particularmente en el Brasil,
se ha convertido en una de las principales fuerzas religiosas de la vida
nacional. Echemos una mirada a algunos de los jalones plantados por el
movimiento, o sea, a sus aspectos sobresalientes.
11.3. Aspectos Sobresalientes:
En Sudamérica
hallamos representados todos los tipos de actividad que por lo general aparecen
en el movimiento misionero moderno. Las grandes Sociedades Bíblicas: la británica, Extranjera y la norteamericana, se han
esforzado por hacer llegar las Escrituras a todas las clases sociales por toda
la extensión del continente. Esas notables organizaciones han adoptado
firmemente la posición cristiana ecuménica de abstenerse de publicar y
distribuir otra literatura que no sea el solo texto de la Biblia. La obra del
colportor ha abierto el camino al evangelista. El predicador protestante, en un
principio extranjero, pero muy pronto un hijo del propio suelo, se abrió paso a
las ciudades, aldeas y pequeños y dispersos poblados de la pampa, la sierra y
la inmensa selva. Llevaba en sus manos la Palabra, pero su propia persona era
una palabra viva, encarnada. Celebraba sus servicios de predicación, pero
también procuraba expresar su cristianismo en una forma tangible y de valor
para la comunidad. Le siguieron otros que dieron más permanente expresión al
espíritu de Cristo en una forma institucional. A parecieron granjas,
hospitales, y escuelas misioneras.
Al establecerse,
las granjas misioneras introdujeron muchas mejoras en la agricultura;
difundieron conocimientos útiles entre los perones y demás clases campesinas al
mismo tiempo sus necesidades espirituales. Los agricultores evangélicos
sucedieron a los viejos encomenderos. Uno de ellos, el presbiteriano norteamericano,
Benjamín Hunnicutt, es uno de los extranjeros más querido y estimado del
Brasil.
Aunque las
misiones médicas no han tenido en Sudamérica el mismo desarrollo que en África
y el oriente, debido en gran parte a los excelentes servicios médicos de que se
disfruta en las grandes ciudades y a las restricciones que imponen los
gobiernos sudamericanos al ejercicio profesional de los médicos, es sumamente
valioso e importantes el trabajo realizado por los médicos cristianos en muchas
partes necesitadas del país.
En Paraguay, un
abnegado médico misioneros escocés se ha convertido figura nacional y muy
querida debido a su devoción a las necesidades humanas. En un remoto puesto
avanzado de la civilización, en la montaña peruana o región de los bosques, otro
médico misionero escocés ha recibido del gobierno el nombramiento de delegado
de salubridad. No se había podido obtener para ello los servicios de ningún
doctor peruano que estuviera dispuesto a sepultarse vivo en aquella remota
comunidad que se encuentra a diecinueve días de amino, a lomo de cabalgadura,
de la costa.
En la capital del
Perú, un doctor cristiano de los Estados Unidos, que trabaja con los auspicios
de la Misión
Metodista Episcopal, se ha conquistado una reputación nacional por
su pericia y su dedicación, a semejanza de Cristo, a la cura de la salud
humana.
Enterradas en la
sección peruana de la selva vírgenes del Amazonas se hallan tres damas
inglesas, dos de ellas enfermeras y la otra maestra, cuya obra perdurará como
uno de los ejemplos más heroicos y puros de la devoción misionera cristiana en
los tiempos modernos. La cabeza de esa pequeña banda, una dama inglesa, Miss Annie Soper,
después de haber prestado valiosos servicios en la capital peruana organizando
una escuela de enfermeras adjunta a los hospitales de la ciudad, fundó en
compañía de una amiga una obra independiente en el interior del Perú. La
influencia de estas nobles mujeres ha irradiado cristianismo por toda una vasta
región, y lo único que falta es un biógrafo que añada a los anales de las
misiones cristianas uno de sus más nobles retratos.
Personalidades
como la de Annie
Soper, en quienes se refleja el carácter de Cristo, da un mentís al
alegato lanzado algunas veces por escritores hispanoamericanos de que el
protestantismo, si bien ha producido sociedades bien ordenadas, no ha sido
capaz de dar al mundo héroes misioneros.
Véase capitulo XI (2)
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