Capítulo V
LA REACCIÓN NEOCATOLICA:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Los últimos
trece o catorce años, es decir, el periodo que sucedió a la terminación de la
guerra mundial, han presenciado en todas partes del mundo una grandes y
significativo reacción católica romana, que no ha dejado de ejercer influencia
en Sudamérica.
Aunque el Papa entró en la política sudamericana eclesiástica en 1831, fue
hasta la época de León XIII (1878-1903) cuando el Vaticano pareció mostrar un
interés inteligente en el continente. Es cierto que el predecesor de León, Pío
IX había puesto a los indios bajo los cuidados espirituales de Don Bosco, el
famoso fundador de los padres salesianos, pero lo hizo sin tener un
conocimiento íntimo de la situación en Sudamérica. Además tal acción se tomó en
contra de la opinión del Secretario de Estado papal, el Cardenal Barnabó.
Tocaba a León XIII descubrir realmente Sudamérica. ¡Qué sorpresa y dolor debe de haberle causado
el descubrimiento! ¡Cuán grande impresión
debe de haberle producido la revelación de una forma de catolicismo que se
había descristianizado e iba perdiendo sin cesar su influencia en la mente de
las personas educadas! Prevalecía una filosofía. La preocupación del
Papa llevó a la fundación de un gran número de instituciones educativas en todo
el continente, bajo la dirección de diversas órdenes religiosas. Hace unos
cuarenta años empezaron a aparecer en las principales ciudades de Sudamérica
escuelas sostenidas por la Iglesia convirtiéndose después algunas de ellas en
grandes y florecientes instituciones y unas cuantas en universidades católicas.
Poco antes de estallar la guerra mundial en 1914, comenzó a hacerse sentir la
influencia de estas escuelas en una nueva generación de escritores y políticos.
Sin embargo, desde la terminación de aquella guerra han tenido en la
Iglesia sudamericana más movimientos significación que durante todo el siglo
anterior de historia republicana. Consideremos algunos de dichos movimientos.
5.1. El Movimiento De La Juventud Católica:
Por primera vez desde los tiempos de las misiones primitivas, el
catolicismo sudamericano ha desarrollado una agresiva política religiosa y
hecho un serio intento de adaptarse a las nuevas condiciones. La famosa
consigna de León XIII: “Allez au peuple” (Id al pueblo) ha sido tomada muy en serio, y
se han formado clubes de obreros católicos. Imitando las Asociaciones
Cristianas de Jóvenes, se ha organizado un movimiento de la juventud católica.
El nombre que usualmente se da a los centros que lo forman es “Acción Social de la Juventud”, y sus
clubes fomentan la actividad física y cultural. De tiempo en tiempo se congregan
en conferencias nacionales e internacionales.
Tres motivos, principales aparecen como lazos de unión de sus miembros, y en dicho
motivos se reflejan el modo de pensar de una sección representativa de la
comunidad, o sea, de la juventud, que es portavoz franca e ingenua,
particularmente en la América Latina, de los sentimientos latentes en la
colectividad. Además
de los motivos secundarios tales como los intereses sociales y recreativos, los
motivos primordiales antes aludidos son:
(1) Primero: la
identificación del catolicismo romano con el espíritu latino y a la vez con la
estabilidad social;
(2) Segundo: la
hostilidad hacia toda forma de esfuerzo
protestante, el cual se tilda
invariablemente de agente principales del imperialismo extranjero,
especialmente norteamericano;
(3) Tercero: la
ambición política.
1- El
primer de dichos motivos es una fase del tradicionalismo y la lealtad de raza
contemporáneos.
Todo lo que
está estrechamente identificado con la formación histórica o espiritual de un
pueblo se defiende celosamente, y contribuir a la seguridad nacional o a la
gloria de la raza o la nación, tal institución propende a nacionalizarse,
primero en el sentimiento público, y más tarde, en la acción oficial.
Tal fue
precisamente la actitud asumida por Charles
Maurras y los jefes de L’Action
Francaise hacia la Iglesia Católica Romana en Francia. En su
libro, La Démocratie Religieuse, dice
Maurras en substancia: “Políticamente,
soy católico; personalmente, soy agnóstico”. Era un católico
político porque consideraba que los destinos de la Iglesia Católica Romana y de
la nación francesa estaba inseparablemente unidos. Consideraba a la primera
como el único baluarte suficientemente fuerte para resistir la invasión de
fuerzas desintegradas.1) En el prólogo a un libro de su
compatriota Marius André, La Fin de
l’Empire Espagnol d’Amerique, Maurras va más allá todavía, Dice: “El catolicismo está ideal y moralmente organizado;
la latinidad no. El
catolicismo está formado, la latinidad no está formada
aún o no conserva ya su formación”. En apoyo de su posición, trae a
memoria el deseo que Augusto Comte, el fundador del positivismo tenía, de
formar una alianza con el jesuitismo a fin de poner coto a las fuerzas
desintegradoras de la época.
¡El miedo al cambio y al
futuro hace que los elementos más extraños se junten en la misma camada! No debe causar sorpresa que en ciertos círculos intelectuales, y en
particular en el movimiento católico de la juventud, haya ejercido tanta
influencia este zeitgeist procedente de la
Meca de la cultura latina. El renacimiento del catolicismo entre la
intelectualidad francesa y el nuevo acercamiento entre la Sede de San Pedro y
el Estado italiano, han empujado a muchos sudamericanos cultos a las filas del
catolicismo militante, que vuelven al seno de la Iglesia por razones
sentimentales o patrióticas, aunque, a fondo no sean ni católicos ni
cristianos.
2- El segundo motivo es consecuencia directa del primero.
El cristianismo evangélico en
Sudamérica recibe los ataques del movimiento de la juventud católica no por
razones religiosas objetivas, sino por motivos de orden puramente sentimental o
político. Se considera al protestantismo como extraño al espíritu latino, y se
alega que su introducción en los países sudamericano podría destruir la
nacionalidad y las tradiciones nacionales, de modo que su desarrollo podría aun
causar una guerra religiosa.
Todo esfuerzo evangélico,
especialmente la obra de las Asociaciones Cristianas de Jóvenes y Femenina, se
considera como precursor de una completa dominación extranjera. Particularmente
violentos son los ataques que se lanza contra los Estados Unidos. Se atribuye a
la propaganda religiosa un motivo político, idea cuidadosamente fomentada por
cierto tipo de escritores franceses que, dándose plena cuenta del ocaso de la
influencia francesa en Sudamérica, no pierden oportunidad alguna de lanzar
ataques malévolos y vengativos contra Norteamérica.
Últimamente se ha formulado un
nuevo argumento para luchar contra la propaganda religiosa que procede del
norte. Las pérdidas sufridas por el comercio norteamericano en Sudamérica se
atribuyen a la hostilidad popular hacia la propaganda protestante religiosa.
La
educación que se saca de este cargo completamente gratuito es que si los
manufactureros de los Estado Unidos desean hacer negocios con los países
sudamericanos, y si el gobierno norteamericano desea mantener buenas relaciones
con sus vecinos del sur, no debe escatimarse esfuerzos algunos para proscribir
de la América Latina toda actividad
evangélica. Volveremos a tratar de este asunto cuando nos refiramos
al protestantismo en Sudamérica.
El ejemplo
mejor y más representativo de un ataque de parte de un movimiento sudamericano
de la juventud católica en contra del cristianismo evangélico es un prolijo
volumen intitulado Violando la Clausura,
publicado por la Asociación de Jóvenes Católicos de Uruguay y en que se
publica, acompañado de voluminosos comentarios, los informes de la Conferencia
de Obra Cristiana celebrada por los evangélicos del continente, en Montevideo,
en abril de 1925. Puede decirse que dicha conferencia marcó una nueva época no
tanto en el progreso de la obra evangélica en nuestro hemisferio, cuanto en la
organización de la reacción católica en contra del cristianismo evangélico.
Por una
parte, se ha atacado violenta y sistemáticamente la actividad protestante en el
continente, mientras, por otra, se adoptan cada vez en mayor medida los métodos
de trabajo protestantes.
3- El
tercer motivo a que nos hemos referido es, obviamente, el más mezquino, pero no
por eso menos real y poderoso.
El aumento del poderío político de la
Iglesia Católica Romana en tierras sudamericanas seduce a muchos jóvenes de
ambiciones políticas y los lleva a alistarse en las filas de los movimientos
católicos juveniles. Caso muy interesante de los
anteriores es la historia del poderoso club católico que medró en Lima, en los
últimos años de la dictadura de
Leguía y bajo la sombra protectora de éste. No bien cayó el
dictador, produjo el pánico entre la mayoría de los miembros, que corrieron a
esconderse, y la organización desapareció tan súbitamente como la calabacera de
Jonás.
5.2. El Movimiento Del Cardenal Ferrari:
De mucho
mayor significación, desde el punto de vista religiosa, es el movimiento del
cardenal Ferrari. En 1920 el año en que Italia estuvo en serio peligro de caer
en las garras del bolchevismo, el arzobispo de Milán, cardenal Andrea Ferrari,
fundó una nueva sociedad llamada la Compañía de San
Pablo, cuyo propósito era hacer frente de manera práctica y dentro
del espíritu cristiano, a las urgentes necesidades de la situación social
existente. El nuevo movimiento había de ser un apostolado de la juventud para “ilustrar al
pueblo con la luz de la verdad, fascinarlo con obras de amor e inducirlo a honrar
a Jesucristo, Rey de las edades y de la raza humana”. Se dedicaría a
toda clase de actividad y obra social por el bien de todos sin distinción. Así
fue cómo surgió una orden monástica moderna en cuyas filas formaban
eclesiásticos y laicos de uno y otro sexo, y de todas las edades, cuyos
miembros hicieron votos de castidad, pobreza y obediencia.
En 1921,
pocos meses después de la muerte del cardenal Ferrari, su sucesor, el cardenal Ratti,
después Pío XI, inauguró en Milán el primer edificio de la nueva orden. En 1926
la Iglesia reconoció a la Compañía de San Pablo como institución religiosa
regularmente constituida. El jefe del movimiento es, al tiempo de describir
este libro, un sacerdote joven y dinámico, don Giovanni Rossi, que
había sido secretario particular del fundador.
El
desarrollo de este movimiento de cristianismo social ha sido poco menos que fenomenal. En Italia aumentó el número de
sus miembros de 7,500 en 1922 a 100,310 en 1928, y se acometieron las más
variadas formas de trabajo, de preferencia en las grandes ciudades. Se fundaron
escuelas y se ofrecieron clases nocturnas sobre una gran variedad de temas. Se
establecieron hoteles para jóvenes, se organizaron expediciones y campamentos,
y en excursiones personalmente dirigidas se llevó, año por año, a gran número
de personas de visita a los santos lugares del cristianismo.
La
propaganda religiosa del movimiento se endereza principalmente a la conversión
de los que viven fuera de las ministraciones ordinarias de la Iglesia, y para
facilitar esa obra se fundó una gran editorial con sucursales en Roma, Milán, y
Boloña, de la cual empezaron a salir periódicos revistas y libros importantes.
El director de su departamento de libros ha sido no otro que Giovanni Papini,
el célebre autor de la Historia de
Cristo.
Fuera de
Italia, el movimiento del cardenal Ferrari dirige su principal atención a
Jerusalén y la América Latina. Perecería que la actividad que desarrolla la
Asociación Cristiana de Jóvenes en la
Ciudad Santa del cristianismo y en la capital de los países sudamericanos ha
hecho a la Compañía de San Pablo elegir esos lugares para contrarrestar y
sustituir, si fuera posible, la influencia de un movimiento cuyo espíritu y
método ha tratado empeñosamente de imitar.
El nuevo
movimiento se ha establecido firmemente en la capital argentina, donde su
presencia ha introducido algunos nuevos y vitales elementos en el catolicismo
tradicional de Sudamérica. El 24 de junio de 1928 se efectuó una función de
índole única en el Teatro Colón de Buenos Aires para celebrar el Día del
Evangelio. En ocasión de éste y otros festivales de la misma
clase, calculase que se han distribuido en Argentina 100,000 ejemplares de los
Evangelios en castellano. Contienen, por supuesto, notas, para distinguirlos de
las versiones protestantes que carecen de ellas. Se ha iniciado una obra a
favor de los inmigrantes italianos a Buenos Aires, y también es sumamente
interesante y significativa la labor cultural para hombres y mujeres que se
lleva a cabo en la ciudad.
Las
referencias que siguen están tomadas de un anuncio aparecido en Criterio,
de Buenos Aires, la más destacada de las revistas católicas romanas de
Sudamérica:
“Atrium es un instituto para la cultura femenina, en que una mujer halla todo lo que puede interesarle
para el desarrollo y cultivo de sus facultades artísticas e intelectuales.
“Cenobium es un centro intelectual para el intercambio de ideas y para la cultura artística,
literaria, social, política, histórica y religiosa. El programa del año se inaugurará con
cursos de conferencias, que incluirán tres secciones diferentes:
· Primero: comentarios sobre los libros o suceso más importante de la
quincena anterior.
·
Segundo: un curso
artístico para el estudio de todas las manifestaciones del arte en un siglo
dado. El presente año (1929) se estudiará el siglo XVI.
· Tercero: un curso de conferencias por G. I. Franceschi sobre “La evolución de un principio, su origen,
desarrollo y transformación, de acuerdo con la vida histórica y social de las
edades”.
Los
miembros del Cenobium
también tomarán parte en los conciertos, recitales, excursiones, etc., que se
organicen con fines culturales.
5.3. Nuevo Métodos De Aproximación Religiosa:
El nuevo método de
aproximación a las masas se ilustra admirablemente por el título de la serie de
conferencias del padre Franceschi,
a que se hace referencia antes.
Nótese: que la palabra principio es ambigua: puede significar “comienzo” y también “postulado”, “verdad”
o “razón
fundamental”. El tema obvio de las conferencias era “La Evolución
de la Iglesia”, pero en vista del arraigado prejuicio de la mente
popular contra todo lo que tenga sabor eclesiástico, se disfraza así el tema
del curso.
Todavía mejor utilización del
nuevo método de aproximación religiosa es la actividad Evangelístico del joven
jesuita español, el padre Laburu, que visitó Montevideo y
Buenos Aires en 1926, y fue presentado a los círculos universitarios de ambas
ciudades como un alumno brillante de Ramón y Cajal, el famoso histólogo
español. Tras un breve curso de conferencias sobre el tema de la evolución,
dadas por turno en ambas universidades, el padre Laburu regresó a España, sin
haber emprendido ninguna otra actividad en los países del Río de la Plata.
Volvió el año siguiente, y
después de una conferencia inicial en la Facultad de Medicina de Buenos Aires,
lanzó una campaña Evangelística en la gran iglesia jesuita de la ciudad.
Millares de personas se apiñaban para oírle, y semanas más tarde se repitió el
mismo programa y método en Montevideo. El que esto escribe escuchó, mezclado
con el enorme auditorio, al joven orador en el templo jesuita, Intensa
expectación. Llega el predicador, asciende al púlpito, y sin ninguna preliminares
rituales comienza su sermón. Rechaza la palabrera sonoridad tradicional de la
oratoria sagrada en esos países, y su estilo es tenso, sus frases breves e
incisivas, en tanto que sus esclarecedoras ilustraciones están sacadas de la
vida real de nuestros tiempos, muchas de ellas del laboratorio científico. Su
llamada a la vida religiosa es arrebatadora. Terminado el sermón, el orador se
retira tan silenciosamente como ha llegado, y la congregación desfila hacia la
salida de la iglesia. Si hubiese habido algún acto ritual, probablemente a una
gran parte de los presentes habrían abandonado inmediatamente el recinto. Fue un ejemplo admirable de la conferencia sin culto, el discurso
religioso sin actos rituales a acompañamiento ceremonial, que debería constituir
un rasgo esencial del evangelismo de avanzada en nuestros días.
5.4. *) Neoescolasticismo**):
Por completo diferente del
movimiento del cardenal Ferrari, con su hincapié social y Evangelístico, es el
movimiento neo escolástico, cuya sede se halla también en Buenos Aires, y que
es un proyectó del renacimiento católico romano que tiene lugar entre los
intelectuales belgas y franceses y con especialidad de ese importante grupo de
pensadores, clericós y laicos, que con el cardenal Mercier a la cabeza
han convocado a volver a Santo Tomás de Aquino.
En tanto
que algunos franceses se han vuelto a la Iglesia Católica Romana, en años
recientes, buscando un apoyo político, otros lo han hecho en busca de un concepto objetivo y
autoritativo del mundo y de la vida. Al presente de la Europa
continental se caracteriza por una posición de la objetividad y la autoridad
junto con un empeño esfuerzo por establecer el intelecto a su perdido sitio de
honor. La idea de una nueva “edad media”,
en que una sola gran idea o lealtad dominará la vida entera, ha cautivado la
imaginación de muchos pensadores distinguidos la democracia, la cultura, la
libertad y la religión moderna, todas las cuales han llegado a considerarse
como fines en sí mismas, están pesándose en la balanza y hallándose faltas.2)
Un aspecto de esa aspiración hacia una unidad y autoridad trascendental es el
que representa el movimiento neo escolástico.
___________
*) neo2, a.
(Acort.). adj. neocatólico (ǁ perteneciente al neocatolicismo). || 2. m. ultramontano (ǁ partidario del más alto poder del Papa). Microsoft® Encarta® 2008. ©
1993-2007 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos. neo-. (Del gr. νέος, nuevo). elem. compos. Significa 'reciente',
'nuevo'. Neocatólico, neolatino.
**) Escolasticismo. (De escolástico). m. Filosofía de la Edad Media, cristiana, arábiga y
judaica, en la que domina la enseñanza de las doctrinas de Aristóteles,
concertada con las respectivas doctrinas religiosas. || 2. Espíritu exclusivo
de escuela en las doctrinas, en los métodos o en el tecnicismo científico. (Microsoft®
Encarta® 2008).
Así como
Tomás de Aquino, padre del escolasticismo, usó la filosofía de Aristóteles para
producir un concepto total del mundo y de la vida adecuado a sus tiempos, los neo
escolásticos de la actualidad proponen que se use al Aquinatense como él usó al Estagirita*), es decir, como punto de
partida para lograr también un concepto del mundo y de la vida adecuado a
nuestra época.
___________
*) Estagirita. (Del lat. Stagirītes). adj. Natural de Estagira. U. t. c. s. || 2. Perteneciente o
relativo a esta antigua ciudad de Macedonia, patria de Aristóteles. (Microsoft®
Encarta® 2008).
En este
nuevo weltanschauung se dará a la
historia, la vida y la cultura universal una interpretación racional.
Representantes distinguidos de esta tendencia neo tomista son Jacques Chevalier, el R. P. Joseph de
Tonquedec y Jacques Maritain.
Pude encontrarse una historia autorizada de este movimiento, escrita por
algunos de sus directores, en un sumposium
preparado y publicado en 1928 bajo la dirección de Georges Guy-Grand, e
intitulado La
Renaissance Religiuse.3)
Hace unos
cuantos años apareció en Buenos Aires la influencia de este movimiento, que
condujo a la fundación, en 1928, de un seminario extraordinariamente capaz,
llamado Criterio, en que colaboran, además de eclesiásticos, algunos de los
jóvenes y brillantes intelectuales argentinos. El estudio de esta revista,
durante un periodo extenso, ha revelado
el hecho de que es completamente ultramontana. No muestra ni la amplia visión
intelectual ni la espiritualidad del movimiento francés, sino que viene a ser
simplemente una defensa fanática, no tanto de la fe católica, cuanto de la
institución católica romana.
Bastarían
unas cuantas ilustraciones para exhibir el espíritu y tendencias de dicho
movimiento en la Argentina. Durante varios meses tras la aparición de Criterio,
se desarrolló en sus páginas una campaña sistemática en contra de la menoría y
reputación de distinguidas figuras católicas de la historia sudamericana que
tuvieron el grave defecto de ser más cristianos que romanos. Tocóle
al gran Las Casas sufrir su arte en esta campaña de denigración. Pero quien más
sufrió fue el famoso deán Funes, padre de la Constitución argentina, por haber
tenido la audacia de sugerir, en un cierto momento crítica de la historia de su
país, que muy bien podría subsistir éste perfectamente sin la intromisión del
Papado.
El
liberalismo y el protestantismo en todas sus formas son anatema para los
miembros del grupo de Criterio. Hace algún tiempo, un eminente católico
español, don Ángel
Ossorio Gallardo, hizo incidentalmente la inocente declaración,
en un discurso pronunciado en público, de que era católico, pero liberal.
Refriéndose al caso, un colaborador de Criterio comentó con truculencia: “Es imposible ser hoy un católico liberal. Se es católico
o se es liberal”. En un artículo publicado el 12 de mayo de 1928,
sobre los Estados Unidos, se decía en dicha revista: “La verdadera Biblia de los
norteamericanos es el directorio de teléfonos”.
5.5. La Sombra De Loyola:
A principios de 1929 ocurrió
un gran escándalo periodístico en Buenos Aires. Un distinguido periodista, C. A. Leumann,
miembro de la redacción del diario La Nación, publicó un artículo intitulado “La Madre de
Jesús”. Era un estudio por demás reverente, pero en el curso de él
empleaba el autor frases que dejaban ver claramente que consideraba como mitos
las ideas de la Inmaculada
Concepción y la perpetua virginidad de la Virgen. Resultado de una
carta violentísima, escrita con ese motivo al periódico por el doctor Tomás D.
Casares, profesor de la Universidad de La Plata y autor de la declaración sobra
la incompatibilidad del catolicismo y el liberalismo, fue que se obligó a
Leumann a presentar su renuncia al director de La Nación.
Es caso tuvo una secuela interesante, relatada por el propio Leumann en un
artículo parecido en la mejor revista literaria de Argentina, Nosotros. Poco después del incidente arriba
mencionado el periodista recibió una urgente invitación a visitar al padre
jesuita Mariano Clavel, profesor de filosofía del Colegio del Salvador,
institución de la orden en Buenos Aires. Conversaron amigablemente sobre lo que
había sucedido. Y Leumann explicó que no pertenecía ni a la comunión católica ni a la protestante, pero que era un sincero
amante de Cristo y un estudiante fervoroso del cristianismo. Al mismo tiempo,
defendió, con argumentos de los Evangelios, su tesis respecto a la Virgen María, ante lo cual el reverendo
padre se mostró horrorizado. Dos cosas, nos dice Leumann, le impresionaron en esta
entrevista:
Ø Primero: que el
profesor tenía su estudio lleno de imágenes de la Virgen, unas en su
escritorio, otras en los estantes, y todavía otras pendientes en diferentes
formas, de las cuatro paredes del cuarto.
Ø Segundo: la
ignorancia del profesor respecto al contenido de los Evangelios. Declaró, por
ejemplo, que no recordaba haber leído jamás en éstos a bien conocida frase de
Jesús referente a sus discípulas: “He aquí mi
madre y mis hermanos”.
Ignacio de Loyola se dedicó al servicio de la Virgen
en la capillita de Montserrat, y sus seguidores en las urbes sudamericanas continúan
hasta hoy el culto de la Virgen. Constituyen la fuerza religiosa más
potente de la vida religiosa de Sudamérica. Aunque de ningún modo son neo-escolásticos,
apoyan a Criterio, que más que otra cosa
es su órgano de expresión. Y el resultado es que, por obra de ellos, se
puede blasfemar de Jesucristo con impunidad, pero nadie puede atreverse a
escribir ni siquiera un sereno artículo sobre el culto de la Virgen Madre.
No hay que sorprenderse, pues, de que mientras de la Italia moderna llega a
Sudamérica una brisa de entusiasmo evangélico en el movimiento del cardenal
Ferrari y una aura de pasión intelectual procedente del catolicismo francés, la
influencia religiosa de la España moderna, al través de la todopoderosa orden
española de los jesuitas se concentra por entero al culto de la Virgen María. En la
primavera de 1929 se inauguró en Sevilla una exposición Hispanoamericana.
Coincidiendo
con esa celebración, se organizó un Congreso Católico Hispanoamericano en la
misma ciudad, cuyo objeto, según el anuncio oficial, era ofrecer una
oportunidad “a
las naciones de origen español y portugués, de reunirse durante la semana en
Sevilla con el propósito de glorificar a Nuestra Señora la Virgen María”.
No puede
insistirse demasiado en que el espíritu y tipo del catolicismo sudamericano son
diferentes en muchos respecto del catolicismo europeo, fuera de la Península
española, o del catolicismo de Norteamérica. Se refiere de buena fuente que el
sucesor del cardenal Gasparri como Secretario de Estado
del Papa, un prelado que había estado nueve años de nuncio en Alemania, hizo,
no hace mucho, esta significativa declaración: “El
único tipo de catolicismo en que tengo fe es el que se halla en los países
protestantes”.
Por cierto
que el conde Keyserling, filósofo alemán, tuvo una ruda sorpresa al visitar
Sudamérica en un viaje de conferencias en 1929. “Jamás había tenido en mi vida experiencia
semejante – dijo al autor de este libro, cuando lo entrevistó en
Montevideo. Durante las semanas que pasé en
Buenos Aires, las autoridades católicas no dejaron de atacarme y de la más ruin
manera. Este no es el catolicismo que he visto en Europa. En Alemania tengo
muchos amigos sacerdotes. No están de acuerdo conmigo, pero dicen que, en lo
general, es buena mi influencia. Pero aquí no se me ha dado ni un momento de
respiro. Esto no es cristianismo; no sé lo que es”.
___________
1)
Pág.464.
2) V.
Una Nueva Edad Media, por Nicolás
Berdiaef.
3) Librairie Felix Alcan, París.
Véase capítulo VI.
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