sábado, 18 de noviembre de 2017

EL RIESGO DEL PERDÓN: (Lucas 17:3-5)

EL RIESGO DEL PERDÓN:
(Lucas 17:3-5)

Mirad por vosotros mismos. Si tu hermano pecare contra ti, repréndele; y si se arrepintiere, perdónale Y si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónaleDijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe”.
(Lucas 17:3-5)

Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Introducción:
El riesgo del perdón es uno de los temas más malinterpretado de la Biblia. Se ha transformado en poco más que una manera terapéutica de desprendernos de aquellos que nos han herido. Sin embargo, el perdón tiene mucha más riqueza de la que quizá entendamos.
Los investigadores han dedicado mucha atención al tema del perdón tienen tasas más altas de enfermedades relacionadas con el estrés, la depresión clínica y el divorcio. El perdón contribuye a una vida saludable.
Pero ¿qué es el perdón? ¿Es un acto único o un proceso? ¿Esperamos hasta sentirnos listos para perdonar? ¿Exigimos que la otra persona se arrepienta, o el perdón es algo hacemos por nuestra cuenta? Si perdonamos, ¿eso significa que debemos regresar de inmediato a una relación donde hay abuso permanente?
Las respuestas vienen de un hombre llamado Jesús: el perdonador por excelencia.

¿Qué Es El Perdón?
La declaración más sucinta de Jesús sobre el perdón se registra en Lucas 17:3-5, donde les dijo a sus discípulos: Mirad por vosotros mismos. Si tu hermano pecare contra ti, repréndele; y si se arrepintiere, perdónale Y si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónale…”.
Esta cuestión de perdonar siete veces en un día era algo tan contrario a la lógica que los discípulos entendieron que necesitaban la ayuda de Jesús para poder perdonar de esa manera.

I.       EL PERDÓN COMIENZA CON LA SINCERIDAD:


Hay algunos aspectos fundamentales para dar y recibir perdón.

1.1.   Define La Ofensa Con Cuidado:
El uso del término hermano o hermana nos coloca en el contexto de la Relación y nos recuerda que el lugar principal donde debe expresarse el perdón es dentro de la Comunidad de la fe. Las palabras de Jesús tienen sabiduría para todos, pero los cristianos, más que cualquier otra persona, tienen que perdonarse mutuamente.
Igualmente importante es reconocer que Jesús estaba hablando del pecado; en especial, de si alguien pecare contra ti” (v.4). Muchas cosas de los demás nos irritan, nos molestan o nos enojan. Quizá necesitamos ser más tolerantes, sin que implique tener que perdonar. El perdón opera en el ámbito del pecado, cuando se quebrantan las normas de conducta de Dios.
El perdón no ignora ni niega el pecado, haciendo la vista gorda. No trivializa el pecado intentando buscarle el lado bueno. Jesús no se refería a enterrar el pecado bajo la ingenua suposición de que el tiempo cura todas las heridas”. Tampoco quiso decir que olvidáramos el pecado, como se sugiere en la frase trillada perdonar es olvidar.
A menudo, le sumamos credibilidad a esta idea al citar el pasaje bíblico que afirma que Dios no se acuerda de nuestros pecados (Hebreos 10:17).

“añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones”.

NOTA: V.17: El escritor concluye su argumento con la afirmación categórica de que Cristo nunca más recordará nuestros pecados. El perdona por completo y no es necesario confesar reiteradamente nuestros pecados pasados. Como creyentes, podemos tener la certeza de que nuestros pecados, los que confesamos y abandonamos, han sido perdonados y olvidados.

¿Acaso esto significa que nuestros pecados se borran de la memoria de Dios? De ser así, ¡Dios no podría ser Omnisciente!

Cuando el Señor se olvida de nuestros pecados, ya no los tiene en nuestra contra. El centro de la cuestión no es que olvidemos, sino lo que hacemos cuando recordamos que alguien nos hizo mal. La única manera de perdonar verdaderamente es recordando. El perdón verdadero requiere una mirada atenta a lo que sucedió.

1.2.   Confronta El Pecado Con Valentía:
La segunda consecuencia de las palabras de Jesús es que debemos  confrontar el pecado con valentía. Si tu hermano pecare contra ti repréndele” (Lucas 17:3). Jesús está diciéndonos que responsabilicemos a las personas de lo que hicieron. Para esto, es necesario que determinemos, con cuidado y en Oración, la naturaleza de la conducta de la otra persona. Si es verdaderamente pecaminosa, no debemos ignorarla.
¡No pasar por alto la importancia de este paso! Debemos hablar directamente con la persona, no sobre ella con otras; confrontar con franqueza al ofensor con el pecado de su conducta. El perdón sin confrontación invalida el proceso.
El objetivo de este encuentro no es expresar nuestro enojo, sino:
·      Animar al Arrepentimiento,
·      la Restauración, y
·      la Reconciliación.
Cuando hemos sido maltratados, lo último que queremos es enfrentar al ofensor. Es más fácil quejarse o soportar el agravio en silencio, mientras eludimos la situación y nos retraemos. Sin embargo, no tenemos esta opción. El verdadero perdón requiere que confrontemos con franqueza el pecado.

1.3.   Confrontar El Pecado De La Manera Adecuada:
Tenemos que entender un tercer aspecto fundamental; debemos confrontar el pecado de manera adecuada. En Marcos 18:15, Jesús dijo: “Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano”.
Se ha vuelto común hacer énfasis en los beneficios terapéuticos del perdón. No niega que sea beneficioso perdonar a los demás, pero el perdón no se trata solo de mí. Jesús no nos perdonó por su bien, ¡sino por el nuestro! Aunque perdonar me beneficia de muchísimas maneras, se trata de haber ganado a mi hermano, al que me agravia, para ayudarlo a recuperar su salud espiritual.
Varios pasajes nos muestran cómo podemos abordar a un hermano que peca y manejarnos hablando la verdad en amor (Efesios 4:15 LBLA):
·   Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano”. (Mateo 18:15).
·    “¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo?... ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano”.  (Mateo 7:4-5).
·    Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado”. (Gálatas 6:1).

II.  EL PERDÓN REQUIERE QUE EL OFENSOR ACEPTE QUE PECÓ Y SE ARREPIENTA[2]:


2.1.   Y Si Se Arrepintiese:
La siguiente frase del Señor, en Lucas 17:3: “Mirad por vosotros mismos. Si tu hermano pecare contra ti, repréndele; y si se arrepintiere, perdónale”. Proporciona la respuesta adecuada si alguien pecó contra mí, pero también la respuesta si el ofensor soy yo. Estas palabras sencillas encierran un increíble significado: “y si se arrepintiese…”.
Mi respuesta ante la confrontación de alguien que se interesa por mí lo suficiente como para cuestionar mi conducta pecaminosa revela mi carácter. El libro de Proverbios deja en claro que mi respuesta ante la reprensión adecuada en un índice de mi sabiduría: No reprendas al escarnecedor, para que no te aborrezca; Corrige al sabio, y te amará”. (Proverbios 9:8).

El arrepentimiento genuino va más allá de una "disculpa" [lo adverso  de decir perdón, hoy se dice "disculpa", es un nuevo nombre sin relevancia, y de paso no es  Bíblico, pero es una palabra de moda aplicado por muchos miembros, y líderes] o una expresión de Remordimiento. Es un cambio de actitud que produce un cambio en la manera de actuar. Es más profundo que el Remordimiento, porque supone la determinación de cambiar.
Y puede ser genuino aunque no produzca un cambio instantáneo. Después de todo, ¡Lucas 14:4 sugiere que alguien puede arrepentirse siete veces en un día!
Además, el arrepentimiento que se describe aquí no es un mero sentimiento; es algo que se expresa (“si […] volviere a ti, diciendo: Me arrepiento…”).
Sin arrepentimiento, el proceso se invalida. Jesús dijo: “si se arrepintiere, perdónale. El verdadero perdón fluye hacia el arrepentimiento.

2.2.   Confrontándolo:
El ideal está claro:
·      alguien peca contra mí;
·      confronto al ofensor;
·      él declara con sinceridad su arrepentimiento;
·      yo le ofrezco mi perdón.
Pero, a veces, el ofensor no admite el pecado, no importa cuán clara sea la evidencia.
        Algunas veces, no hay Remordimiento; el otro incluso puede celebrar el mal. En otros casos, la persona no puede arrepentirse porque ha muerto o está demasiado enferma como para responder.
¿Qué hacemos entonces? ¿Perdonamos de todas maneras? El perdón no siempre es algo sencillo.

III.    EL PERDÓN SE OTORGA CON GRACIA Y GENEROSIDAD:

Jesús no se mantiene al margen al hablar del caso de una persona que no se arrepiente. Su Mandamiento es claro:
Ø Si se arrepiente, perdónalo.
·   El registro contra la persona perdonada queda en cero.

El Señor destacó la naturaleza maravillosa del perdón cuando aclaró en Lucas 17:4: Y si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónale”.

NOTA: Siete: Número que simboliza la perfección; en este contexto pone de relieve que la acción no debe tener limite. Compare Mateo 18:21-22.
Mateo 18:21: ¿Hasta siete veces? Los rabinos hablaban de perdonar 3 veces; así que Pedro pensó ser excepcionalmente generoso al sugerir 7 veces.
Mateo 18:22: Setenta veces siete: otra posible traducción: setenta y siete veces. El uso de un múltiplo de siete, número que simbolizaba la perfección, es una manera de decir que para el perdón no debe haber límites.

Jesús no está estaba alentando a pronunciar palabras superficiales de remordimiento; lo que quería decir era que sus seguidores deben imitar la maravillosa gracia de Dios, que nos busca en medio de nuestro pecado y nuestra rebeldía. El perdón no se gana, sino que se entrega, y se da con Generosidad y Gracia.

LA PALABRA TRADUCIDA PERDÓN, QUE UTILIZÓ EL SEÑOR JESÚS, TIENE VARIOS SIGNIFICADOS: “poner en libertad, liberar”; y en ciertos contextos: “borrar, quitar”.

Observa que solo la persona agraviada puede perdonar. Algunas personas me han confesado pecados que cometieron contra otra persona u organización y me pidieron que las perdonará. Pero, si no soy parte de la OFENSA, no puedo Perdonar. El Perdón tiene que venir de la persona agraviada.
El Señor Jesús nos exige que perdonemos al que se Arrepiente. Eso significa descartar el deseo de Venganza o, Incluso, el derecho de exigir que nos pague por lo que ha hecho. Perdonar es decir:
·      Eres libre. Tu deuda está saldada.

Perdonar no significa olvidarnos de recordar, sino recordar que debemos olvidar. Parece una paradoja, pero no lo es. No hay duda de que recordamos lo que se nos hizo; posiblemente, cada vez que nos encontramos con el ofensor.
Pero declarar “te perdono” no es incurrir en una amnesia deliberada. Me comprometo a no tratarse según lo que has hecho, aunque lo recuerdo. El tiempo puede mitigar el dolor, pero es probable que no se borre por completo de la memoria.
El perdón te mira a los ojos y te dice las difíciles palabras:
·      Te perdono”.

Al mismo tiempo, debemos reconocer que el perdón no necesariamente restaura el statu quo[3]. El perdón no es lo mismo que la reconciliación:
Ø Perdonar limpia el registro,
·      pero no reconstruye la confianza en forma instantánea.
Ø El perdón se otorga;
·      la reconciliación se gana.
Ø El perdón cancela la deuda;
·      no elimina todas las consecuencias.

Por ejemplo:
·   Una esposa, que ha sido abusada por su esposo puede perdonarlo, pero no es sabia si le permite regresar a la casa a menos que, con el tiempo, haya una evidencia clara de un cambio profundo.
·  Un esposo, puede perdonar de verdad a su esposa adúltera, pero eso no significa que el matrimonio quedará restaurado automáticamente.
La Reconciliación y el perdón están relacionados, pero son dos cosas bien diferentes.
En resumen, perdonar supone tanto una decisión como un proceso. El Verdadero perdón no puede reducirse a una simple fórmula, pero es útil considerar cuatro pasos:

3.1.   Hazle Frente a La Realidad:
El perdón auténtico requiere que identifiquemos lo que ha sucedido y entendamos su importancia. Aquí se enumeran cuatro preguntas útiles:
Ø ¿Cuán grave fue la ofensa? Algunas cosas requieren paciencia más que perdón.
Ø ¿La herida está abierta todavía? No es solo una cuestión de tiempo. Es posible que estéssacando la costra para mantener la herida abierta.
Ø ¿Qué relación tengo con la persona?
Ø ¿Cuán significativo es nuestra relación?

3.2.    Permítete Sentir Tus Sentimientos:
Existe el peligro:
·     Del “perdón rápido” –una declaración verbal apresurada que evita que  procesamos el agravio-, y
·      un “perdón lento”,
·      un permanente “todavía no me siento listo”.
Hay un tiempo apropiado para dolerse por la pérdida de lo que podría haber sido.

3.3.   Una Decisión y Una Declaración:
El perdón es cuestión de obediencia, una decisión Interior que declara: “Te Perdono”. Estas palabras afirman que el problema está muerto y enterrado. Cuando nos viene a la mente, se lo entregamos al Señor.
Anécdota: Cuando tenía 15 años, convencí a mí papá para que me dejara conducir el automóvil desde casa hasta la iglesia un domingo. Por desgracia, perdí el control en una esquina y choque contra un poste de luz, haciéndole un costoso daño al vehículo. Sentí tanta vergüenza como miedo. Mientras salía humo del radiador, incluso antes de que saliéramos del auto, mi padre me miro y me dijo: “Está bien, Gary, Te perdono”. Ni una vez, durante el resto de mi vida, mi padre volvió a mencionar lo que había sucedido, aunque le costó mucho dinero arreglarlo. Y con gusto, me permitió usarlo cuando obtuve mi licencia.

3.4.    Es Necesario Refrescarlo:
El perdón no es una decisión de una sola vez. Solo al depender de la ayuda del Señor evitar volver a sacar a la luz la ofensa. C.S. Lewis observó: “Perdonar en el momento no es difícil, pero seguir perdonando, perdonar la misma ofensa cada vez aparece en la memoria… esa es la verdadera lucha.

Durante la Segunda Guerra Mundial, la familia de Corrie ten Boom fue capturada por esconder judíos. Ella y su hermana fueron enviadas a Ravensbrück, uno de los campos de concentración nazis, donde Corrie vio morir a su hermana y a muchos otros. En 1947, volvió a Alemania a predicar el Evangelio.
En una de sus charlas, Corrie habló del Perdón De Dios. Después de la reunión, muchas personas hicieron fila para hablar con ella. En la fila, vio un rostro terriblemente familiar; uno de los guardias más crueles del campo de concentración. Cuando lo vio, la mente se le inundó de recuerdos dolorosos.
El hombre se acercó, le extendió la mano y dijo: “Excelente mensaje, fraulein. Qué bueno es saber que todos nuestros pecados se encuentran en el fondo de la mar”. Corrie no le dio la mano, sino que hizo como que buscaba algo en su bolsa. Se le heló la sangre.
Ella sabía quién era, pero él evidentemente no la había reconocido. Era lógico. Después de todo, ella había sido una prisionera sin rostro entre miles. Entonces, él dijo: Usted mencionó Ravensbrück. Yo fui uno de los guardias allí. Pero, más adelante, me hice cristiano. Sé que Dios perdonó las cosas crueles que hice allí, pero también quisiera que usted me perdonará”. Una vez más, extendió la mano. Fraulein, ¿me perdona?”.
¿Cómo podía perdonarlo, después de todo lo que había sucedido? No podía mover la mano, pero sabía que el Señor quería que lo perdonara. Lo único que pudo hacer fue clamar en su interior: Jesús, ayúdame. Yo puedo levantar la mano, pero tú tendrás que hacer el resto.
En forma inexpresiva y mecánica, levantó la mano para tomar la de él. Estaba actuando por obediencia y fe, no por amor. Sin embargo, cuando lo hizo, experimentó la gracia transformadora de Dios. Escribió:

“¡Te perdono, hermano! –grité-. ¡De todo corazón!”.
Durante un largo momento, nos dimos la mano, el antiguo guardia y la antigua prisionera. Nunca experimenté el
Amor de Dios en forma tan intensa. Pero, incluso en ese momento, me di cuenta de que era mi amor, Lo había intentado, pero no tenía el poder para hacerlo. Fue el poder del Espíritu Santo.

Concluyó:

Nosotros como ustedes hemos pasado muchos problemas desde la niñez, hasta nuestra adultez, cuánto daño nos han causado las personas en nuestra vida: violaciones, insultos, desatención personal, abandono, robos, desfalcos, etcétera de cosas, creo que la lista es demasiado larga.
Recuerdo cuando trabajaba en una iglesia como pastor asociado, había una mujer en mi equipo de evangelización con dos hijos jóvenes, le pregunte hermana donde está su esposo ella respondió con ira me abandono, cuando mis hijos eran pequeños y nunca se acordó de nosotros, yo le pregunté está usted dispuesta a perdonarlo me respondió Nunca pastor, nunca, por lo que me hizo, etc…, como este caso en realidad cuando Cristo no está en las vidas de la personas siempre se escuchara Nunca, Nunca, Nunca”.  
Cuando me reencontré con mi padre después de 37 años después de abandonarme cuando yo solo tenía 6 meses de nacido con mi madre, y con un tercer compromiso, desde que conocí el evangelio de Jesucristo esta fue mi oración Señor el día que encuentre a este varón [mi padre] pon un corazón de siervo que lo ame y le perdone por el daño causado en mí por el abandono y otros problemas, después de muchos años nos encontramos y fue el Espíritu de Dios, que ese encuentro fue lo más hermoso de mi vida.
Lo abrase a mi padre y nos abrazamos cada rato como si nada hubiera sucedido como cuando un hijo y un padre lo hacen después de un largo viaje y un reencuentro a los años sin reproches, he visto que el Amor de Dios si cambia en realidad, y muchas personas cristianas como yo si sabemos perdonar [sin recordar nada del pasado, y el daño causado], este ejemplo nos ayude a permitir al Espíritu de Dios actuar frente a la circunstancia y a los embates de la sociedad que nos rodea, es nuestra mejor oración.
___________
Nota y Bibliografía:
[1] afiemi = (ἀφίημι, G863), [apo = de (partitivo), y iemi = enviar], tiene tres significados principales:
(a) enviar, despedir, perdonar;
(b) permitir, dejar, consentir;
(c) dejar, dejar solo, abandonar, descuidar.
Se traduce con el verbo dejar (c), en Mateo 4:11; 4:20; 4:22, y pasajes paralelos; Mt. 5:24; 8:15, y pasajes paralelos; Mt.8:22: «deja que los muertos entierren a sus muertos», y el pasaje paralelo; Mt.13:36. Se traduce «despedida» (Mt.18:12; 19:27, y pasajes paralelos: «hemos dejado»; igualmente los vv. 29; Mt.22:22; 22:25; 23:23 : «dejáis», y «sin dejar»; Mt.23:38, y el pasaje paralelo; Mt.24:2: «quedará», rv: «será dejada»; 40,41, y pasajes paralelos; Mt.26:44; 26:56: «dejando»; Mr.1:18: «dejando»; Mr.1:31: «dejó»; Mr.7:8: «dejando»; Mr.8:13; 10:28-29; 12:1; 12:19-22; 13:34; Lucas 12:39: «dejaría»; Juan 4:3 «salió», rv: «dejó», 28,52; Juan 8:29; 10:12; 14:18; 14:27; 16:28; 16:32; Rom.1:27; 1 Cor.7:11-12: «abandone», rv: «despida», v. 13: «abandone», rv: «deje»; Heb.2:8; 6:1; Ap.2:4). Véanse ABANDONAR, CONSENTIR, DESPEDIR, ENTREGAR, PERDONAR, PERMITIR, QUEDAR, REMITIR, SALIR. (VINE).
[2] metanoeo = (μετανοέω, G3340), lit: percibir posteriormente (meta = después, implicando cambio; noeo = percibir; nous = mente, el asiento de la reflexión moral), en contraste a pronoeo = percibir de antemano. Significa, por ello, cambiar de opinión o el propósito, y en el NT involucra siempre un cambio a mejor, una enmienda, y siempre, excepto en Lucas 17:3-4, de arrepentimiento del pecado. La palabra se halla en los Evangelios Sinópticos (en Lucas, nueve veces), cinco veces en los Hechos, doce veces en Apocalipsis, ocho en los mensajes a las iglesias (Lucas 2:5, dos veces, 16, 21, dos veces, «no quiere arrepentirse»; Lucas 3:3; 3:19; las únicas iglesias en este capítulo que no reciben exhortación a este respecto son las de Esmirna y Filadelfia); el único otro pasaje en que se halla es en 2 Corintios 12:21. Véase también la nota general más abajo. (VINE).
[3] statu quo. (Loc. Latín; literalmente, 'en el estado en que'). m. En la diplomacia, estado de cosas en un determinado momento. Microsoft® Encarta® 2009.
-    e-Sword-the. LEDD.
-    Biblia de Estudio RYRIE.
-   Extraído y adaptado de The Risk of  Forgiveness [El riesgo del perdón]. De Gary Inrig. ® 2013 Ministerio Nuestro Pana Diario. Edición anual 2017.
-    Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 18//11//2017.


  

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