LA FAMILIA EN EGIPTO, BENDICIÓN,
JACOB, MUERTE:
GÉNESIS 46–50:
Estos capítulos
abarcan los últimos días de Jacob. Le vemos
realizando varios actos por última vez. Es un sobrio recordatorio
de que un día cada uno de nosotros enfrentará el fin.
I.
El Último Viaje De Jacob (Génesis 46–47):
Por
fe Jacob
salió de Hebrón y se dirigió a Egipto, y Dios honró su fe al revelársele de nuevo
y renovar sus promesas (46:2–4). Jacob sin duda recordó que Abraham
había pecado al irse a Egipto (12:10ss) y que a Isaac se le había prohibido que
fuera allá (26:2), de modo que la Palabra de Dios le da de nuevo la seguridad.
En
lugar de ser un lugar de derrota, Egipto sería un lugar de bendición, porque la
nación crecería a pesar del sufrimiento. La familia entera fue con Jacob:
· los treinta y tres
descendientes de Lea (vv.
8–15);
· los dieciséis de Zilpa (vv. 16–18);
· los catorce de Raquel (vv.
19–22); y
·
los siete de Bilha (vv.
23–25).
En
realidad sesenta y seis viajaron con Jacob, y cuando añadimos a Jacob
y a José
y a los dos hijos de este (v. 27), tenemos un total de setenta. Véase Éxodo
1:5. En Hechos 7:14 se dice que fueron setenta y cinco en la familia, pero esto
quizás incluyó a los cinco hijos de Efraín y Manasés mencionados en 1 Crónicas 7:14ss.
Nótese: que
Judá era ahora el de confianza, porque Jacob lo envió delante como líder. Mientras
tanto José
estaba preparando el camino ante Faraón, hallando lugares para que vivieran y
ocupaciones para que trabajaran mientras estaban en la tierra.
Puesto que Egipto es un cuadro
del sistema mundial, no es de extrañarse que los pastores fueran abominación
para los no salvos. Nuestro Señor es el Buen Pastor, ¡y el mundo no quiere tener nada que ver
con Él!
Jacob se
presentó al Faraón, testificó de la bondad de Dios durante su larga vida y
después lo bendijo. La única bendición que este mundo tiene viene de Dios
mediante su pueblo, Israel (Jn. 4:22).
En
Génesis 47:13ss se describe la manera en que José manejaba los asuntos de
Egipto, dándonos una ilustración de dedicación: las personas le entregaron su dinero, sus
tierras, sus posesiones y sus cuerpos (Rom. 12:1–2). Debemos dar
todo lo nuestro a Cristo que nos ha salvado y nos cuida diariamente.
II.
La Última Bendición De Jacob (Génesis
48):
Jacob pasó
los últimos 17 de sus 147 años con José en Egipto, de modo que tuvo a su hijo
favorito durante los primeros 17 años de la vida de José y luego los últimos 17 años
de su vida.
Sabiendo
que estaba a punto de morir, el anciano patriarca llamó a José junto a su cama (47:31)
para bendecir a sus dos hijos. Véase Hebreos 11:21. Los dos muchachos debían
tener poco más de 20 años (véanse 41:50 y 47:28).
Jacob reclamó
a los muchachos como suyos, comparándolos en status con sus primeros hijos, Rubén
y Simeón.
(Veremos en 49:5–7 que Simeón y Leví desaparecerían como tribus separadas, de
modo que Efraín
y Manasés
ocuparan sus lugares).
Sabiendo
que Manasés
era el primogénito, José puso al muchacho a la derecha de Jacob
y a Efraín
a la izquierda, pero Jacob cruzó sus brazos y le dio la bendición
de la primogenitura a Efraín.
Esto
desagradó a José,
pero Dios guiaba a Jacob, porque iba a darle una mayor bendición
a Efraín.
Este es otro ejemplo del divino principio de echar a un lado el primero para
establecer al segundo (Heb. 10:9).
Vemos Esto Antes
En:
Ø Set y Caín,
Ø Isaac e Ismael,
y
Ø Jacob y Esaú.
El hecho de que Jacob cruzara sus manos trae la cruz al cuadro. Es
mediante la cruz que Dios crucificó la vieja naturaleza y ahora echa a un lado
lo natural para establecer lo espiritual. Cuando usted nace de nuevo, Dios
reordena su «orden
de nacimiento» espiritual.
Jacob también
bendijo a José
en el nombre del Dios que le había «pastoreado» todos sus años y le dio a una
parte especial de tierra (v. 22, véase Jn. 4:5). Esto fue un anticipo de toda
la heredad que iba a recibir.
III.
El Último Mensaje De Jacob (Génesis 49):
Este es un
capítulo difícil y no podemos entrar en detalles. En este mensaje
final Jacob
les revela a sus hijos su carácter y predijo su historia.
Rubén era el
primogénito y debía haber heredado poder y gloria, pero debido a su pecado
perdió la bendición de su nacimiento (Gn. 35:22; 1 Cron. 5:1–2).
Simeón y Leví
eran hijos de Lea,
y ambos eran crueles y egoístas como se ve en el crimen de asesinar a los
hombres de Siquem (Gn. 34).
Más
tarde la tribu de Judá absorbe a los descendientes de Simeón
(Jos. 19:1) y Leví
viene a ser la tribu sacerdotal (¡qué gracia!) no teniendo heredad en sí misma.
La
declinación numérica de Simeón se ve al comparar Números 1:23 (59,300)
con Números 26:14 (22,200):
· A Judá
se le identifica con el león, la bestia real;
· porque
de Judá
vendría el legislador (Cristo), como también los reyes piadosos de Israel.
· Jesús es el León de la
tribu de
Judá
(Ap. 5:5).
“Y
uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de
Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos”.
(Ap.5:5*).
Nota:
*V.5. Uno de los
ancianos—Este “anciano”, según
algunos (en Lyra), es Mateo. Con esto concuerda la descripción aquí dada de
Cristo, “el León, que es (según el griego) de
la tribu de Judá, la raíz de David”; siendo prominente
en Mateo el aspecto de Cristo como real, descendido de David, cual león, por lo
que el león entre los querubines cuádruples comúnmente se atribuye a Mateo.
Gerhard en Bengel opinaba que Jacob es el significado, siendo él sin duda uno
de los que resucitaron con Cristo y ascendieron al cielo (Mateo 27:52-53).
Los ancianos en derredor del trono en el cielo
saben mejor que Juan el grande alcance del poder de Cristo. Raíz de David—(Isaías
11:1; 11:10). No meramente “un retoño salido de la antigua raíz de David” (como lo limita Alford), sino que incluye también la
idea de ser él mismo la raíz y el origen de David: Véanse estas dos verdades
unidas en Mateo 22:42-45. Por tanto se le
llama no sólo el Hijo de David, sino también David. Él es a la vez “el ramo de David” y “la raíz de David”, el
Hijo de David y el Señor de David, el Cordero inmolado, y por tanto el León de
Judá: que está por reinar sobre Israel, y luego sobre toda la tierra. Ha vencido—absolutamente,
como en otras partes (Mateo 3:21): ha ganado
la victoria: su pasada victoria sobre todas las potestades de las tinieblas le
autoriza ahora para abrir el libro. Para
abrir—Uno de los manuscritos más antiguos,
B, dice: “el que abre”, eso es, “ha vencido
aquel cuyo oficio es el de abrir…” El peso
de las autoridades más antiguas apoya nuestra versión, Vulgata, Cóptica,
Orígenes, etc.
El
versículo 10 predice que Silo («el que da descanso», Cristo) no vendría sino hasta que Judá
haya perdido su reino y sin duda esto se cumplió cuando Jesús nació. Los versículos
11–12 prometen grandes bendiciones materiales a Judá.
Zabulón se
extendería desde el mar de Galilea hasta el Mediterráneo, de aquí su conexión
con las naves. A Isacar se le pinta como un siervo humilde para otros,
dispuesto a llevar sus cargas para que pudieran disfrutar de descanso, antes
que resistir y tener libertad.
A Dan se le relaciona con la serpiente y el engaño. No
sorprende que la idolatría en Israel empezara con Dan. Gad significa «una tropa»
(30:11) y se le enlaza con la guerra; a Aser con riquezas, en especial la clase que
agradaría a un rey.
A
Neftalí
se le compara con un venado dejado libre y se le promete que sabrá cómo usar
lenguaje poderoso; véase la victoria y el canto de Barac y Débora en Jueces 4–5 (nótese: 4:6).
La bendición a José es la más larga. Es rama
fructífera, atacado por sus hermanos, pero al final victorioso. Jacob
da a José
una variedad de bendiciones, materiales y espirituales, y le asegura la
victoria final a través del Dios de Israel.
José
es
príncipe «entre
sus hermanos» (final del versículo 26). A Benjamín se le compara con un
lobo que captura la presa que persigue y luego disfruta de ella por la noche.
El rey Saúl
vino de esta tribu y fue un conquistador; Saulo de Tarso, que llegó a ser el apóstol
Pablo, también vino de Benjamín.
Es difícil
recalcar todos los detalles de esta sorprendente profecía. La
historia ha demostrado que las palabras de Jacob se hicieron realidad. Por cierto que hay
una lección aquí en cuanto a la responsabilidad personal, porque algunas de las
tribus perdieron su bendición debido a los pecados de sus fundadores.
José
sufrió
más durante su vida temprana, y sin embargo, recibió la mayor de las
bendiciones.
IV.
La Última Petición De Jacob (Génesis 50):
En
49:29–33 el anciano pidió que lo sepultaran con su familia en la cueva de
Macpela:
· Abraham, Sara,
· Isaac, Rebeca y Lea ya estaban sepultados allí, y el cuerpo de Jacob
sería el
siguiente.
·
Cuando Jacob
murió, sus hijos lo lloraron y le dieron una
sepultura honorable.
Al
parecer, toda la tierra lamentó setenta días su muerte y durante cuarenta de
esos días, los embalsamadores prepararon su cuerpo.
Este
es el primer caso de un cuerpo embalsamado y de un funeral complejo en la
Biblia. ¿Por qué Jacob (y luego José, 50:24–26)
querían ser sepultados en Canaán? Esta era la tierra que Dios le dio; no
pertenecía a este mundo (Egipto).
Tal
vez tenemos aquí también una lección espiritual; no sólo el espíritu del creyente
va al cielo cuando muere, sino que el cuerpo también será llevado fuera de este
mundo en la resurrección.
Es
desafortunado que los hermanos de José no le creyeran cuando les dijo años antes
que les había perdonado. Es más, su incredulidad y temor le hicieron llorar.
Ellos
ilustran a los cristianos débiles de hoy que no pueden aceptar la Palabra de
Dios, y por consiguiente, viven en temor y duda. «¡No temáis!» es lo que nos dice
Cristo así como José lo dijo a sus hermanos. En su ceguera quería obrar por su
perdón («Henos
aquí por siervos tuyos», v. 18), pero él les dio perdón completo
mediante la gracia.
Conclusión:
Génesis
empieza con un jardín
y termina con un ataúd. ¡Qué comentario de los resultados del pecado en el mundo!
Pero
la Biblia termina
con la descripción de una hermosa «ciudad jardín» (Apocalipsis 21–22), el hogar de
todos los que depositan su confianza en Jesucristo.
Clase Para Domingo.
Lea Su
Biblia, Lea Su
Biblia, Lea Su Biblia.
Fin Del Estudio De Génesis:
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