lunes, 27 de noviembre de 2017

INSTRUCCIÓN DADA POR EL HIJO DE DIOS: JUAN 14:

INSTRUCCIÓN DADA POR EL HIJO DE DIOS:
JUAN 14:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

¿Por qué se turbaron los corazones de los discípulos? Cristo les había dicho que les iba a dejar (13:33), que uno de ellos era un traidor y que Pedro le fallaría (13:36–38). Indudablemente esto los perturbó a todos, porque miraban a Pedro como su líder.
Jesús mismo había revelado su carga interna (13:21), aunque es cierto que su espíritu angustiado no era de ninguna manera igual al de la turbación que ellos sentían en su corazón. En este capítulo Jesús procuró consolar a los doce y acallar la turbación de sus corazones. Les dio cinco razones por las cuales tenía que dejarlos e ir al Padre.

I.       Para Preparar Un Lugar Para Ellos (Juan 14:1–6):
Cristo habla del cielo como un lugar real, no meramente un estado de la mente. Él describió al cielo como un hogar amante donde mora el Padre. «Mansiones» en el griego es en realidad «lugares de permanencia», lo cual habla de la permanencia de nuestro hogar celestial. El cielo es un lugar preparado para gente preparada. Cristo «el carpintero» (Mr. 6:3) está construyendo un hogar celestial para todos los que confían en Él.
Y Él regresará para recibir a los suyos. Pablo más tarde amplió esta promesa en 1 Tesalonicenses 4:13–18. «Ausente del cuerpo, presente con el Señor». Si Cristo hubiera permanecido en la tierra, no podría haber preparado el hogar celestial para los suyos.
¿Cómo pueden los pecadores esperar ir al cielo algún día? ¡Por medio de Cristo! Lea Lucas 15:11–24, la historia del hijo pródigo, en conexión con Juan 14:6. Como el pecador, el hijo estaba perdido (Lc. 15:24).
Pero, ¡vino al Padre! (15:20):
Ø Estaba perdido, pero Cristo es el camino;
Ø era ignorante, pero Cristo es la verdad; y
Ø estaba muerto (espiritualmente), pero Cristo es la vida.
Ø Y llegó a la casa del Padre cuando se arrepintió y regresó.

II.     Para Revelarles Al Padre (Juan 14:7–11):
Felipe parecía tener problemas con sus ojos: quería ver. Casi sus primeras palabras en 1:46, fueron:
·      «¡Ven y ve!».
·      Vio la gran multitud de Juan 6 y decidió que Jesús no podría alimentarlos (6:7).

Los griegos que vinieron a Felipe le dijeron: «Quisiéramos ver a Jesús» (12:21):
Ø Jesús dejó bien en claro que verle a Él es ver al Padre.
Ø «Desde ahora le conocéis, y le habéis visto» (v. 7).
Ø Es por fe que vemos al Padre, conforme llegamos a conocer mejor a Cristo.

III.    Para Concederles El Privilegio De Orar (Juan 14:12–14):
Mientras Cristo estaba con los discípulos Él suplió para sus necesidades (véase 16:22–24); ahora que regresaba al cielo les da el privilegio de orar. Promete contestar la oración para que el Padre sea glorificado:
·  Orar en «su Nombre» significa orar para su gloria, pidiendo cualquier cosa que Él mismo hubiera deseado.
·  Las «más grandes obras» de las que se habla en el versículo 12 se refieren a los maravillosos milagros y bendiciones que los discípulos experimentaron, según se registran en el libro de los Hechos (véanse Mr. 16:20; Heb. 2:4).
Las obras que Él hace a través de nosotros son todavía «más grandes», en el sentido de que somos simplemente instrumentos humanos, mientras que Él es Dios encarnado ministrando en la tierra.

IV.    Para Enviar Al Espíritu Santo (Juan 14:15–26):
Cristo tiene mucho que decir respecto al Espíritu en los próximos capítulos.
·      Aquí le llama «el Consolador», literalmente «Uno que está a su lado para ayudarle».
·    La palabra «otro» significa «otro de la misma clase», porque el Espíritu es Dios así como Cristo es Dios.
El Espíritu viviendo en los discípulos tomaría el lugar del Salvador viviendo junto a los discípulos.
También se le llama «el Espíritu de verdad». El Espíritu usa la Palabra para convencer a los pecadores y para dirigir a los santos, y la Palabra de Dios es verdad (17:17).

El mundo no puede recibir al Espíritu porque Él viene en respuesta a la fe. Se ha discutido considerablemente sobre lo que Cristo quiso decir con la expresión: «vendré a vosotros» (v. 18).
De manera literal se lee: «En realidad vengo [tiempo presente] a ustedes». Esta declaración quizás incluye cosas:
·      La venida de Cristo a los apóstoles después de su resurrección;
·      su venida en la Persona del Espíritu; y
·      su futura venida para llevarlos al cielo.

En los versículos 21–26 Cristo habla de una relación más profunda que los discípulos tendrían con el Padre y el Hijo por medio del Espíritu. Ellos pensaban que se quedarían «huérfanos» (lo que en sentido literal quiere decir «sin consolación» en el v. 18), cuando en realidad la ida de Jesús al Padre hacía posible una relación más profunda entre el santo y su Salvador.
Esta relación involucra la obediencia a la Palabra (v. 21) y amor por la Palabra (v. 24). Incluye también el ministerio de enseñanza del Espíritu Santo (v. 26). El cristiano que pasa tiempo aprendiendo la Palabra y que luego va y vive la Palabra, disfrutará de una comunión íntima y satisfactoria con el Padre y el Hijo.
El amor por Cristo no es una emoción superficial sobre la cual hablar; significa amar y obedecer su Palabra por el poder del Espíritu Santo:
Ø En 14:1–3 Jesús habló sobre el santo yendo al cielo para morar con el Padre y el Hijo;
Ø pero aquí Él habla del Padre y del Hijo que vienen a morar con el santo.

V.      Para Dar Su Paz[1] (Juan 14:27–31):
¡Cuánta paz necesitaban los discípulos! La paz que Cristo da no es la del mundo, ni tampoco la da de la manera en que el mundo la da. La paz del mundo es superficial y temporal; mientras que la paz de Cristo yace muy profunda en el corazón, satisface y permanecerá para siempre. El mundo ofrece paz a través de medios externos; Cristo da paz que mora en el corazón:
·      Los psicólogos hablan de la «paz mental»,
·    pero Cristo, mediante su muerte, resurrección y ascensión, da «paz con Dios» (Rom. 5:1).
·      Filipenses 4:4–9 bosqueja cómo el creyente puede tener la paz de Dios.

«El Padre es mayor que yo» (v. 28) se refiere a los días de su vida terrenal.
·      Como Hijo de Dios es igual al Padre;
·   Como Hijo del Hombre en un cuerpo humano, fue obediente al Padre que le dio sus palabras y obras (14:10, 24).
Al morir en la cruz y volver al cielo, Cristo derrotó a Satanás (v. 30), quién es el autor de la confusión e intranquilidad.

Para que los discípulos no pensaran que su muerte fue una tragedia o un error, Cristo les asegura en el versículo 31 que la cruz es una prueba de su amor por el Padre:
·      Él murió porque el Padre lo ordenó y por eso vino a hacer la voluntad del Padre.
·  Al revisar este capítulo, observe cuán tiernamente Cristo procura consolar a sus perplejos discípulos.
·      Estas palabras reconfortantes son para nosotros hoy, de modo que pidámoslas por fe.

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Notas:
[1] G1515 εἰρήνη = eirene: probablemente de un verbo primario εἴρω = eiro  (unir); paz (literalmente o figurativamente); por implicación prosperidad:- paz. (Strong)



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