EL TRASFONDO
REAL DEL ISLAM:
"Fomentar el
islam es independizar a Cataluña de Occidente".
Ayaan Hirsi Ali
"La palabra islamofobia silencia a los occidentales
acomplejados".
"¿Cómo
es posible que la izquierda haga causa común con los peores reaccionarios?".
No pudimos conversar en persona. La intelectual
más crítica con el islam
acaba de tener un bebé. Oculta. Blindada. Vive así desde que rompió con su
religión. Nacida en Somalia, sufrió el fanatismo en carne propia. Literalmente.
Su padre le impuso una boda y ella se fugó. Acabó de diputada en Holanda. Su
socio fue asesinado y ella, amenazada de muerte. Pero no se arredró. Ahora vive
en EEUU, donde en nombre de los valores de la Ilustración defiende una reforma
del islam. Y de Occidente.
ENTREVISTA:
P: La reacción
política y mediática al atentado de Barcelona fue: "No criminalicemos al islam. El islam es una religión de
paz". ¿Lo es?
R: Cada vez que
contesto esta pregunta pienso: "Uf, estoy
perdiendo el tiempo". Casi nadie está dispuesto a escuchar. ¡Pero insistiré!
P: Le agradezco.
R: La clave es distinguir entre los musulmanes
y el islam. Entre personas e ideas. Hay 1,500 millones de musulmanes. Por
supuesto, no todos son fanáticos ni misóginos ni violentos. Los musulmanes son
tan diversos entre sí como cualquier otro presunto colectivo: cristianos, judíos, mujeres, gays, hombres
heterosexuales blancos... Y la inmensa mayoría son pacíficos y tolerantes.
Otra cosa es el islam. El atentado de Barcelona es la expresión del islam
político. Sus autores fueron fieles al Corán. Siguieron exactamente las
consignas de la segunda etapa de la vida de Mahoma.
P: La que
transcurrió en Medina.
R: Eso es. La vida de Mahoma tiene dos fases.
· Primero, vive en La
Meca. Funda una religión como la entendemos ahora en Occidente.
Predica la paz, la piedad y la caridad. Es un guía moral.
· Pero luego, se traslada a Medina, donde elabora un
modelo político.
Fija la imagen
de una sociedad ideal. Dicta cuál debe ser la relación entre dios y el
individuo. Entre el marido y la mujer. Entre el creyente y el no creyente.
Y dice algo crucial: el califa tiene
la obligación de convertir al no creyente, aunque sea mediante el uso de la
violencia.
Por tanto, el
imam que radicalizó a los jóvenes de Barcelona era un fiel seguidor de Mahoma y
de los textos sagrados del islam. Los terroristas que cometieron el atentado,
también. El uso de la violencia no les convierte en heterodoxos ni locos ni
descarriados. El culto de la violencia y su justificación están teológicamente
sancionados. El islam, a partir de Medina, ya no es una religión de paz
P: ¿Y en qué se
distingue el islam del cristianismo?
R: La analogía es
utilísima.
· Primero: imagínese que la vida de Jesús hubiera
tenido dos etapas:
Ø La pacífica, y
Ø la militarista.
Los cristianos tendrían que rechazar
explícitamente la segunda fase o repudiar el referente entero.
· Segundo: el cristianismo tuvo sus cruzadas, su
Inquisición [La Iglesia de Roma] y su
confusión entre política y religión [la Religión y
el Estado, en uno solo]. Pero los cristianos han aceptado que su
religión es sólo una de tantas. Han separado la política de la fe.
Y son pacíficos. Este viaje es fruto del
pensamiento crítico: un resultado
liberador de la Ilustración.
· Primero, en Europa, y
· Luego, en Estados Unidos, todo el cristianismo
fue sometido a escrutinio: la
Biblia, el Viejo Testamento, el Nuevo, la figura de Moisés, la de Jesús...
Se analizó qué
parte era religión y qué parte, política.
Y se las separó. Nada
de esto ha sucedido con el islam. A lo largo de los siglos, han
surgido reformistas. Pero han sido silenciados. Incluso asesinados. Este
rechazo radical a una crítica honesta y constructiva del islam continúa.
A los reformistas nos llaman herejes y nos
persiguen.
Desde un punto de vista puramente intelectual, el problema no es difícil. Lo
que lo complica es la actitud de la izquierda occidental: los progresistas están encantados de hacer la disección y crítica
del cristianismo y otras religiones, pero con el islam no se atreven. Callan. Y
silencian.
P: Cataluña es la región de España con más musulmanes. Los gobiernos
nacionalistas han promovido su inmigración por motivos políticos. Y, como en
muchas partes de Europa, bendicen la creación de mezquitas y centros islámicos.
R: Eso es una locura. Si los nacionalistas
catalanes siguen favoreciendo la inmigración musulmana y la creación de
infraestructuras islámicas acabarán teniendo una Cataluña independiente no ya
de España sino de Occidente. De la modernidad, la paz, la tolerancia y las libertades
civiles. En EEUU sufrimos la misma fiebre de las políticas identitarias. Es
suicida. Estamos no ya permitiendo sino directamente financiando el dawa.
P: ¿Dawa?
R:
Dawa es el proceso que desemboca en la
yihad[1]. Si te identificas con el Mahoma político
debes seguir sus pasos: viajar de La Meca a Medina. Emigrar para
colonizar otra comunidad. Una vez allí, debes establecer una vanguardia. Eso
hizo Mahoma. Predicó e invitó a la gente a sumarse al islam. Eso es, literalmente, dawa: la llamada al islam.
Esta llamada tiene un límite temporal: llamas y
llamas y llamas. Si el no creyente atiende tu llamada, bien. Pero si
no la atiende, debes recurrir a la acción militar.
A la violencia. Así es como el dawa da paso a la yihad.
P: Los terroristas de Barcelona eran
prácticamente adolescentes. Fueron radicalizados en muy poco tiempo y en el
marco de su propia comunidad.
R: Es habitual. Los musulmanes Medina, los
que siguen a Mahoma[2] político, penetran en las comunidades con facilidad. Son hábiles. Captan primero a las familias.
Muchos padres temen que sus hijos adolescentes puedan meterse en líos -drogas, alcohol, la influencia negativa del grupo-
y ven con alivio y gratitud que los imanes se ocupen de ellos y los saquen
de las calles. En 1985, cuando yo vivía en Kenia, aparecieron los Hermanos
Musulmanes. Mi madre estaba encantada de que hubieran captado a mi hermano, que
había abandonado el colegio y tenía malas amistades. Le tranquilizaba que fuera
a un centro islámico y a la mezquita. No era consciente de que su hijo podía
acabar en la yihad.
P: ¿Y el adoctrinamiento
cómo se produce?
R: La fuerza de la doctrina se infravalora. Esto es
delicado: ser musulmán significa aceptar que Mahoma es un guía moral
perfecto. En los centros te dicen: «Mahoma dijo, Mahoma dijo... Tú debes hacer como él...».
Y pocos jóvenes tienen la madurez, los conocimientos o la fortaleza para
contestar: «Lo dijo en el siglo VII; sus
lecciones ya no son válidas». A una baja capacidad de argumentación
se suma una elevada exigencia de obediencia. En las escuelas islámicas no se
permite cuestionar nada. Es la anti-educación;
el dogma. Y funciona. Y no sólo con
varones jóvenes. También con las mujeres, a las que se les incita a renunciar a
sus derechos. Y muchas lo aceptan voluntariamente. No hay nada más importante
que el pensamiento crítico. La libertad intelectual. El temperamento o el
aprendizaje de la duda. Eso fue lo que me salvó a mí.
P: El terrorismo islámico es nuestra principal
amenaza. Pero ni siquiera nos ponemos de acuerdo en cómo nombrar a su
principal agente. ¿Estado Islámico?
¿DAESH?
R: El término DAESH pretende separar la violencia del
islam. Nos lo ha impuesto Arabia Saudí, nuestro presunto mejor amigo y el gran
promotor del dawa. El que financia sus infraestructuras. El que entrena a los
imanes en la vía Medina. Y el que difunde su ideología. Es como si la Unión
Soviética hubiese adiestrado a los americanos sobre cómo luchar contra el
comunismo. Estados Unidos acepta las lecciones de Arabia Saudí por
consideraciones políticas. Es decir, por su dependencia del petróleo.
P: Esa es la parte cínica de Occidente.
Pero también está el apaciguamiento. Dos detalles sobre el atentado de
Barcelona.
El Rey de España puso un tuit que decía: «Son unos asesinos,
simplemente unos criminales».
Luego hubo una gran manifestación. El texto final
lo leyeron una actriz y una musulmana con velo. La única referencia al islam fue la siguiente: «Sabemos que el amor acabará triunfando sobre el odio. Ni la
islamofobia, ni el antisemitismo, ni ninguna expresión de racismo ni de
xenofobia tienen cabida en nuestra sociedad».
R: Se protege al
islam de toda crítica y se ataca una islamofobia testimonial o incluso inventada... Es un fenómeno habitual en Estados
Unidos, Canadá y muchos sitios de Europa.
Y el resultado es un divorcio entre la élite y la
gente corriente.
Porque la gente corriente aplica el sentido común. Ven que los terroristas
invocan explícitamente el islam como motivación para sus asesinatos. Ven que
invocan el nombre y el ejemplo de Mahoma. Que
gritan abiertamente: ¡Allahu Akbar! Que imprimen banderas con el lema del ISIS, que por cierto es el mismo de
Arabia Saudí: «Confieso
que no hay otro dios más que Allah». En cambio, las élites -los políticos, los medios de comunicación,
las grandes corporaciones, ¡hasta los reyes y reinas!- coinciden en la
impostura. Intentan ocultar la realidad porque la consideran políticamente
incorrecta. No querer que se les acuse de atacar al islam. No quieren reconocen
que buena parte de los inmigrantes son musulmanes. No admiten que han permitido
-y siguen permitiendo- la creación de infraestructuras de radicalización en sus
propios territorios. No quieren ni siquiera debatir sobre la vertiente política
y violenta del islam. Viven en un gran teatro: «El terrorismo no tiene nada que ver con islam; islam es paz...». Viven
en la mentira. Y la difunden.
P:
A
veces a un coste electoral.
R: El crecimiento
de la ultraderechista AfD en Alemania es una advertencia clara. También la
fuerza de Wilders en Holanda. O episodios dramáticos como el ocurrido en
Inglaterra, donde un individuo cogió una furgoneta y la empotró en una
mezquita. Los poderosos deben quitarse la mordaza de la corrección política. Si
siguen como hasta ahora, habrá más radicalización y más violencia. Hay que
encarar la batalla ideológica sobre el islam. Para Europa el asunto clave es la
inmigración. Yo no soy contraria a la inmigración. Pero me parece una irresponsabilidad histórica que se permita a
personas instalarse en un país sin pedirles que a cambio asimilen los valores
propios de la Unión Europea: la libertad individual, el pluralismo, la tolerancia.
Las élites europeas creen que el simple contacto con Occidente acabará
convirtiendo a los inmigrantes musulmanes en hijos de la Ilustración y
ciudadanos modelo. No es verdad. Los datos revelan que los musulmanes se
radicalizan más dentro de la propia Europa que fuera.
P:
En
su último libro, Heretic, hace un llamamiento enfático a los progresistas
occidentales.
R: Yo apelo al egoísmo altruista de los
progresistas. Les advierto: «Si me quitan a mí el derecho a hablar libremente estarán
poniendo en riesgo su propio derecho a hablar libremente». Pero
también denuncio su hipocresía. Les
digo: «Ustedes, que disfrutan de la libertad, que
dicen defender los derechos humanos y a las minorías, que se proclaman
paladines de la igualdad de la mujer... ¿cómo es posible que hagan causa común
con los peores reaccionarios, con gente ultraconservadora, machista y homófona?
Ayúdennos a nosotros para que también podamos disfrutar de la libertad».
Pero la
hipocresía de la izquierda en torno al islam está prácticamente blindada.
P: En España, hay
un partido, Podemos, cuyos dirigentes compatibilizan las lecciones de feminismo
con el patrocinio de Irán
R: La izquierda exhibe una sórdida tolerancia
ante la intolerancia. Es el resultado de una combinación de factores.
Tendencia natural al apaciguamiento. Defensa del colectivismo. Desprecio por la
libertad individual. Miedo a que les llamen racistas. Miedo -incluso físico- a la confrontación. Es
decir, un falso pacifismo. Y sobre todo una hostilidad profunda hacia Occidente
y sus valores.
Se ve en las universidades americanas. La mezcla de
postcolonialismo, postmodernismo, multiculturalismo y relativismo ha provocado
un socavón intelectual y moral. En Estados Unidos y en Europa, las minorías se
han convertido en tiranías a costa de la primera minoría, el individuo.
P. Y los islamistas lo saben.
R: Por supuesto. Le
doy un ejemplo: el presidente de Turquía, el señor Erdogán. Su
objetivo es islamizar Occidente. Conoce nuestras debilidades intelectuales y
culturales. Nuestra obsesión con las identidades. Nuestra white guilt, culpa de
hombre blanco. Y las explota sin pudor. ¿Cómo? Promoviendo por el mundo el
concepto de islamofobia. La palabra islamofobia sirve para callar la boca de
los occidentales acomplejados.
P: ¿Y qué
consecuencias tiene todo esto para la seguridad? La alcaldesa de Barcelona, Ada
Colau, causó indignación al afirmar que las medidas de protección sugeridas por
las agencias de Seguridad -los
bolardos¬- «coartaban la libertad». Las consideraba represivas y una señal
de intolerancia.
R: El desprecio a
la seguridad es una actitud narcisista y suele acabar en lágrimas, porque opera
sobre una presunción de invulnerabilidad que choca con la realidad. Y la factura
de la realidad la pagan los ciudadanos. Con sus vidas. Con la primera libertad.
P: En la derecha
se está produciendo una reacción identitaria al identitarismo de la izquierda: el Frente Nacional. Brexit. El propio
Trump. ¿Qué opina de él?
R: Bajo Obama, el
relativismo, el posmodernismo y las políticas identitarias crecieron
exponencialmente. La victoria de Trump es una reacción contra todo aquello. Un
voto de protesta. Nadie ve a Trump como un salvador. Lo han votado como una
forma de advertencia al establishment.
Y es fundamental que el establishment reaccione. Hay que bajar a
la tierra. Hablar con la verdad. En lo que se refiere al Islam, lo que la gente
pide es una discusión sincera. Sobre su faceta política e ideológica. Sobre su
íntima vinculación con la violencia. Sobre la utilización de la inmigración
para exportar un proyecto totalitario. No es una demanda difícil de atender.
Difícil es crear cientos de miles de empleos. Difícil es levantar un muro en la
frontera con México. Pero abrir una
conversación cultural sobre el islam político es fácil. Y urgente.
P: Esa conversación no asoma por ningún lado.
Al contrario. Cada vez se habla más
de la identidad. La última polémica:
unos reivindican la Confederación, racismo incluido. Otros derriban estatuas
y reescriben la historia.
R: Esa es la penúltima polémica. Cualquiera
que siga las noticias ahora en Estados Unidos creerá que un tercio de los
americanos son transgénero. Es un debate artificial, hinchado. Las políticas
identitarias lo han copado todo. Lo han politizado todo. Y especialmente la
universidad.
P:
También
está el ejemplo de James Damore, despedido de Google por redactar una nota
interna sobre la política de la empresa de discriminación a favor de las
mujeres.
R: Otro disparate. Pero Google es una empresa
privada. Puede contratar o despedir a quien quiera. La universidad es otra
cosa. En la universidad hay que aprender a debatir, confrontar puntos de
vistas, respetar y ejercer la libertad intelectual. Pero ahora impera la
censura. Los alumnos se gradúan con ideas fijas y dogmáticas. Salen al mundo
laboral, incluso se incorporan a la administración, creyendo que las personas
que tienen opiniones distintas de las suyas son inmorales y deben ser
silenciadas o erradicadas. Esto socava la calidad del debate público y
político. Y fomenta la polarización. Es una espiral destructiva para la
democracia.
P: ¿Y qué se está
haciendo para frenarla?
R: Empieza a haber una reacción. Una
organización de alumnos ha generado un debate sobre la financiación de aquellas
universidades que fomentan la intolerancia. Ya hay un primer caso: la Universidad de Evergreen, en el estado de
Washington. Echaron a un profesor -de izquierdas,
por cierto- porque se negó a secundar la idea de sus alumnos de fijar un
«Día sin hombres
blancos». El profesor advirtió, con razón, que eso era racismo y lo
echaron. El escándalo saltó a los periódicos nacionales y ahora las
matriculaciones han caído en picado.
P: ¡Día sin hombres blancos! Extraordinario.
R:
Necesitamos asignaturas sobre el
individuo y la ciudadanía. Sobre la Constitución americana. Sobre la
civilización occidental. Otra paradoja:
hay un movimiento fuerte contra la Confederación y cualquier asomo de
segregación racial. Pero a la vez todo el debate público -incluido
el movimiento anti-Confederación- contribuye a la segregación. La
gente es identificada y por tanto segregada según su aspecto, género, religión.
Míreme a mí. Bajo un enfoque identitario
yo soy un compendio de minorías: mujer, negra, musulmana, apóstata... Pero no.
Yo soy mucho más que todo eso. Soy un individuo. Una ciudadana. Y sobre todo no
soy una víctima. Tengo libertad y responsabilidad.
P: Una liberal
clásica.
R: Sí, liberal en el sentido europeo. El
emocionante acierto del liberalismo clásico es que se fija en el individuo. No
se detiene en el sexo, la raza, la ideología o la religión de una persona. Lo
único que le importa es la condición humana.
Y la capacidad
de las personas para comprender y compartir ideas y experiencias con otras.
Y lo primero que
compartimos es el deseo de libertad.
Y la primera
libertad que anhelamos y debemos defender es la libertad frente a cualquier
intento de coerción. Esto es una verdad y un valor universal, en Namibia o en
Minnesota.
P: La ley natural: nuestro anhelo de libertad.
R: De ahí la fuerza del liberalismo clásico. Su relevancia y
atractivo frente a cualquier ideología religiosa o secular. Los liberales
clásicos debemos combatir todos los colectivismos. Señalar la radical debilidad
de sus postulados. Y lograr que cada vez más personas los rechacen. En lo que afecta al islam, esa es nuestra
misión: hacer
un dawa de la libertad antes de que nos sometan al dawa de la sharia.
P:
Usted
fue sometida a una ablación de niña y lleva años denunciando esta práctica.
¿Con qué resultado?
R: Mi experiencia
contra la ablación es que es más fácil obtener el apoyo de la cadena Fox que
del New York Times. La condescendencia de muchas mujeres de izquierdas con la
mutilación genital es insólita. Recuerdo una conversación con una periodista de
gran prestigio del Times. No había manera de que llamara mutilación a la
mutilación. Buscaba eufemismos. Y justificaciones. Lo consideraba la expresión
de «una cultura». Esta actitud
esconde un fondo de racismo: ninguna mujer blanca
occidental sometería a sus hijas a una mutilación genital.
P:
Dice que el Islam necesita una
Ilustración.
Pero la Ilustración tuvo lugar hace tres siglos. Y el islam no se ha dado por
enterado.
R: Y los occidentales se han olvidado... Los
herederos de la Ilustración han dejado de promover sus ideas y valores. Se han
vuelto relativistas. Y tienen pánico a ofender a los que no los comparten. No
se dan cuenta de que esos valores no son mejores porque sean suyos, sino porque
son los que hacen posible la libertad, la felicidad y el bienestar de todos los
seres humanos.
Dicen: no tenemos
derecho a imponer los valores de la Ilustración. Es exactamente al
revés: a
lo que no tenemos derecho es a considerar que la libertad, el pluralismo y la
tolerancia son patrimonio exclusivo de Occidente.
P: Insisto. Usted compara los musulmanes
reformistas con los disidentes del comunismo: Sájarov, Havel, Solzhenitsyn. Pero ellos no pretendían reformar
el comunismo sino acabar con él. ¿No será que el problema es la religión en sí?
R:
La
religión es un problema, sí.
P:
¿Cuál
es ahora su relación personal con la religión? ¿Es creyente?
R:
No. Presido una organización que
lleva mi nombre con la que intento que musulmanes escépticos se unan y trabajen
juntos por la reforma del islam. Ya no soy
hostil al islam, como en los años 2008 a 2010. Entonces creía que la
reforma era inviable, que no había nada que hacer. Pero he matizado mi visión
de las cosas. Ahora creo que la reforma sí es posible. Si distinguimos entre
las personas y las ideas veremos que cada vez son más los musulmanes que
rechazan la sharia, la yihad, la cultura de la muerte y la obediencia acrítica
a Mahoma. Con el tiempo, la reforma se
hará: o
separamos la religión de la política, Meca de Medina, o al final todos los
musulmanes se volverán agnósticos, incluso ateos, o migrarán a otra religión.
P: Salvo el de
Salman Rushdie o el suyo, los nombres de los reformistas apenas se conocen.
R: Hay muchos y valientes. El problema es
que la mayoría escriben en lenguas minoritarias, como el holandés o el danés.
Los gobiernos occidentales deberían promover la traducción de sus obras.
P: Volvemos al principio: los gobiernos no
quieren hacer nada que pueda ser considerado un ataque a una religión que profesan
1,500 millones de personas.
R: Por eso hay que insistir en la distinción: no es un ataque
a los musulmanes sino a una idea. Una idea que incluye la misoginia, la
dominación y la intolerancia. Eso es lo que debemos explicar.
Para que el Rey de España, por ejemplo, estuviera
cómodo al decir después de una matanza terrorista: «Esto es lo que yo condeno. Esta
idea. Esta idea reaccionaria, misógina e intolerante». Podemos repetir
mil veces: «Islam es paz, islam es paz, islam es
paz...». Pero es como decir: «Abracadabra». Pensamiento
mágico. No hace que el islam se convierta. El apaciguamiento refuerza a los
violentos y abandona a los pacíficos, a los que sólo les queda cruzar los
dedos.
P: ¡Rezar!
R: Quizá no literalmente.
Leyenda:
P:Pregunta.
R:Respuesta.
PRESENCIA ISLÁMICA EN PERÚ: Nota Introductoria:
Doy testimonio de que hay un solo dios y que
Muhammad es su siervo y mensajero. Con estas palabras, una persona declara su
fe en el islam, religión de origen árabe que se estableció en el Perú por medio
de inmigrantes entre 1930 y 1935. Los primeros musulmanes que llegaron a este
país fueron palestinos y se encargaron de dar a conocer nuestras creencias,
cuenta Damin Husein Awad, presidente de la Asociación Islámica del Perú.
Antiguamente, gran parte de la comunidad
musulmana se integró por personas provenientes de países árabes. Pero, luego la
cifra de peruanos aumentó por el cambio generacional y a un mayor interés por
parte de la población. Actualmente, en Lima hay casi 1,300 musulmanes. Según
Zulma Peña, representante de las mujeres musulmanas en el Perú, de esta cifra,
más de la mitad son peruanos. Por su parte, Husein menciona que en los últimos
años, la religión islámica también se desarrolló en Tacna, Cusco y Piura. (Fuente: Redacción PERÚ21 31/01/2015
07:40h
Diariamente mueren decenas y hasta
cientos de personas a manos de grupos radicales autodenominados musulmanes.
Boko Haram amenaza a Nigeria y otros países africanos al secuestrar niñas y
destruir pueblos.
El Estado Islámico decapita rehenes o a
quienes no se conviertan a sus ideas. Al Qaeda en la Península Arábiga
reivindicó el ataque a las oficinas de la revista satírica francesa Charlie
Hebdo, que dejó 12 muertos. Todos conmocionaron al mundo y pusieron en la mira
a los musulmanes.
PALABRAS CLAVE:
Alá: Dios. En el
islam Dios es uno solo, es una religión monoteísta.
Shahada: Testimonio de fe
que implica tener la convicción de que Dios es uno solo y que Mohammed fue el
último de los profetas enviados por Dios.
Corán: Libro sagrado
del islam que posee pasajes de la Torá y la Biblia.
Yihad (dos): Yihad mayor
significa el esfuerzo que hace el musulmán día a día por permanecer y seguir el
camino correcto. Yihad menor es el derecho que tiene todo musulmán a defenderse
sí y solo sí es atacada su familia, pueblo o nación.
Mezquita: Lugar de
oración para musulmanes, equivale a una parroquia.
Imam: Orientador
religioso, equivale a un sacerdote o pastor.
Salat: Significa
oración. Los musulmanes realizan cinco rezos al día en dirección a la Mecca y
los pueden efectuar en cualquier lugar que sea limpio.
Ramadán: Mes de ayuno
para los musulmanes, quienes no comen ni beben agua y se abstienen de
discusiones y relaciones sexuales desde el amanecer hasta el ocaso.
Mecca: Ciudad ubicada
en Arabia Saudita donde surgió el islam.
TERRORISMO.
Respecto
a los grupos radicales que cometen hechos atroces en el nombre del islam,
Husein recalca que la comunidad musulmana repudia esos actos. Esos individuos
actúan de manera personal y son enemigos del islam. Nuestra religión es
pacífica y tolerante, incluso en tiempos de guerra; ningún musulmán estuvo de
acuerdo con lo sucedido en la revista Charlie Hebdo de Francia, señala. Peña
agrega que según el Corán, matar a un hombre es matar a toda la humanidad; por
ende, las personas que siguen el islam no cometen este tipo de acciones.
Otra es la perspectiva de Cueva, quien
menciona que no se logra nada solo al condenar estos actos. Como musulmanes,
debemos detectar las raíces ideológicas del extremismo y saber por qué existen
sectas que malinterpretan la religión. Con esta información, podemos hacerles
frente, refiere.
[Fuente: 08 de Febrero del 2015 - 10:36 » Textos: Grecia Llanos Peña
gllanos@grupoepensa.pe » Fotos: Johanna Valcárcel].
___________
Nota y Bibliografía:
[1] Para la Yihad Islámica en Egipto, véase Yihad Islámica.
Yihad Islámica
Palestina. حركة الجهاد الإسلامي في فلسطين. Harakat al-Jihād al-Islāmi fi
Filastīn.
Operacional: hace 70 años – presente.
Liderado por: Ramadan Shallah.
Objetivos: Destrucción del Estado de
Israel y su reemplazo por un Estado Islámico en Palestina.
Regiones activas: Cisjordania y Franja de
Gaza.
Ideología: Nacionalismo, antisionismo,
yihadismo.
Estatus: Designada como organización terrorista Estados Unidos,
Reino Unido, la Unión Europea, Japón, Canadá, Australia e Israel.
Yihad Islámica
Palestina (en árabe: حركة الجهاد الإسلامي في فلسطين - Harakat al-Jihād
al-Islāmi fi Filastīn) es un movimiento yihadista considerado terrorista por
Estados Unidos, la Unión Europea,1
Reino Unido,2 Japón,3 Canadá,4 Australia5 e Israel. Su principal
objetivo es la destrucción de Israel y su reemplazo por un Estado Islámico en
Palestina.6
Este grupo define a la yihad como una acción bélica
contra los israelíes. Además, la Yihad Islámica Palestina se opone a otros
gobiernos árabes al considerarlos poco islámicos o demasiado pro-occidentales.
Las Brigadas de al-Quds, brazo armado de la organización, ha reivindicado su
participación en numerosos ataques a Israel, incluyendo atentados suicidas. Su
capacidad para cometer ataques terroristas contra Israel se vio drásticamente
reducida tras la construcción de la barrera de seguridad en Cisjordania y el
bloqueo a la Franja de Gaza, a pesar de sus constantes amenazas de realizar
"acciones de martirio". El grupo ha sido responsable, atribuyéndose
las acciones, del lanzamiento de cohetes qassam contra varias ciudades y
asentamientos israelíes causando bajas civiles.7-8
La Yihad Islámica Palestina es notablemente inferior a
Hamás en cuanto a número de integrantes, capacidad militar e influencia política.
Sus inicios se remontan a la década de 1970, cuando Fathi Shaqaqi y Abd Al Aziz
Awda lideraban una rama de la Yihad Islámica Egipcia en la Franja de Gaza.
Desde que Hamás alcanzase el poder en la Franja de Gaza a mediados de 2007, las
discrepancias entre ambas organizaciones han sido notables.9
Referencias:
1. Listado de personas y organizaciones terroristas Consejo
de la Unión Europea (en inglés).
2. Proscribed terrorist groups Ministerio del interior
británico (en inglés).
3. Japan‘s Foreign Policy in Major Diplomatic Fields (en
inglés).
4. Listado de
organizaciones terroristas Ministerio de Seguridad Pública de Canadá (en
inglés).
5. Listing of Terrorist Organisations Gobierno de
Australia (en inglés).
6. «Interview with the General Secretary of the Islamic
Jihad Movement in Palestine: Dr. Fathi Shikaki» (en inglés).
palestineremembered.com. 14 de agosto de 2001. Consultado el 31 de diciembre de 2008.
7. «Katyusha
rocket 'fired from Gaza'» (en inglés). BBC News. 28
de marzo de 2006. Consultado el 6 de enero de 2008.
8. Yonat Atlas (13 de mayo de 2008). «Woman killed by
Qassam in southern Israel» (en inglés). ynetnews.com. Consultado el 6 de enero
de 2008.
9. «Doce heridos en nuevos choques entre Hamás y la Yihad
Islámica en Gaza». La Tercera. 21 de octubre de 2008. Consultado el 6 de enero
de 2008. [Editar datos en Wikidata].
[2] Mahoma (La Meca, c. 26 de abril de
570-Medina, 8 de junio de 632) fue el fundador del islam. Su nombre completo en
lengua árabe es Abu l-Qāsim Muḥammad ibn ʿAbd Allāh al-Hāšimī al-Qurayšī (ابو القاسم
امحمد ابن عبد الله ابن عبد المطلب ابن هاشم القريش), que se castellaniza como
«Mahoma».1 En la
religión musulmana, se considera a Mahoma «el último de los profetas» (jātim
al-anbiyā' خاتم الأنبياء), el último de una larga cadena de mensajeros enviados
por dios para actualizar su mensaje, entre cuyos predecesores se contarían
Abraham, Moisés y Jesús de Nazaret. A su vez, el Bahaísmo lo venera como un
profeta o "Manifestación de dios", cuyas enseñanzas habrían sido
actualizadas por las de Bahá'u'lláh, fundador de esta religión.2
Referencias:
1. Real Academia Española y Asociación de Academias de la
Lengua Española (2014). «mahometano». Diccionario de la lengua española (23.ª
edición). Madrid: Espasa. ISBN 978-84-670-4189-7. Consultado el 28 de diciembre
de 2014.
2. Smith, P. (1999). A Concise Encyclopedia of the Bahá'í
Faith. Oxford, UK: Oneworld Publications. p. 251. ISBN
1-85168-184-1. [Editar datos en Wikidata].
-
CAYETANA ÁLVAREZ DE TOLEDO. Compartir en Facebook, Compartir en Twitter, Enviar
por email. 20. NOV. 2017. 08:18.
-
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez: 9//11//2017.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario