Parte VI:
JESÚS: LOS CUARENTA DÍAS PERDIDOS:
(Hechos 1:7-9)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
La ascensión
“Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad;… pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra… Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos”. (Hechos 1:7-9).
La
comunidad cristiana en los días de Lucas no había quitado la fe en el verdadero
judaísmo ni en Cristo Jesús. Al llegar a ser una comunión de personas que pasan por alto las distinciones de nacionalidad, raza y ritos, el cristianismo es
fiel a las enseñanzas de Cristo. El movimiento cristiano estaba logrando el
pacto que Dios hizo con Abraham y Moisés, los fundadores del pueblo de Dios (ver
Gn. 12:3; Ex. 19:6–8; 1 P. 2:9, 10).
Bibliografía:
Capítulo
VI
Sexto Encuentro:
El Monte De Los Olivos:
(Hechos 1:6-11).
Hch. 1:6: μὲν2 men G3303 • οὖν3 oun G3767 Entonces
Οἱ1 Hoi G3588 los
← que →
se → habían
συνελθόντες4 synelthontes
G4905 reunido αὐτὸν6 auton G846 le ἐπἠρώτων5 epêrôtôn
G1905 preguntaron, λέγοντες7 legontes G3004 diciendo:
Κύριε8 Kyrie
G2962 Señor, εἰ9 ei G1487 • ἀποκαθιστάνεις14 apokathistaneis G600 ¿restaurarás τὴν15 tên G3588 el βασιλείαν16 basil eian G932 reino
→ a ‹ τῷ17
Ἰσραήλ18 › tô Israêl
G3588 G2474 Israel ἐν10 en G1722 en τούτῳ13 toutô G5129 este
‹ τῷ11 χρόνῳ12
› tô chronô G3588 G5550 tiempo?
Restaurar: G600 ἀποκαθίστημι: apokadsítemi: de G575 y G2525;
reconstituir (en salud, hogar u organización):- restablecer, restaurar, restituir.
(Strong).
La Soberanía De Dios Actuando: 1:6-8,11:
La pregunta de
los apóstoles de si por fin iba a restablecer el reino a Israel parece estar
sugerida por la anterior promesa del Señor de que, pasados pocos días, serían
bautizados en el Espíritu Santo. A través de todo su ministerio Jesús trabajó
dentro de un concepto del reino de Dios completamente diferente del de los
líderes del judaísmo (pensamiento religioso judío) del primer siglo. Es
interesante hacer notar cómo los discípulos, después de varios años de
convivencia con el Maestro, seguían aún esperando una restauración temporal de
la realeza davídica, con dominio de Israel sobre los otros pueblos.
Por tanto, así interpretaban lo dicho
por los profetas sobre el reino mesiánico (ver Is. 11:12; 14:2; 49:23; Ez.
11:17; Os. 3:5; Amós 9:11–15; Salmo 2:8; 110:2–5), a pesar de que ya Jesús, en
varias ocasiones, les había declarado la naturaleza espiritual de ese reino
(ver Mt. 16:21–28; 20:26–28; Lc. 17:20, 21; 18:31–34; Juan 18:36).
Los discípulos no negaban con esta
pregunta su fe en Jesús, antes al contrario, viéndole ahora resucitado y
triunfante, se sentían más confiados y unidos a él. Sin embargo, tenían aún muy
firme la concepción político-mesiánica que tantas veces se encuentra en los
Evangelios (ver Mt. 20:21; Lc. 24:21; Juan 6:15) y que exigía a Jesús suma
prudencia al manifestar su carácter de Mesías, a fin de no provocar alzamientos
peligrosos que impidieron su misión (ver Mt. 13:13; 16:20; Mr. 3:11, 12; 9:9).
Solamente la iluminación del Espíritu
Santo logrará corregir estos prejuicios judaicos de los apóstoles, dándose a
conocer la verdadera naturaleza del evangelio y así del reino. Dios es un Dios
que realiza sus propósitos. La historia no es un rompecabezas de hechos
desconectados, presididos por el azar; es un proceso dirigido por un Dios
actuante y capaz de ver el fin en el principio.
En esta ocasión, Jesús no considera
oportuno volver a insistir sobre el particular, y se contenta con responder a
la cuestión cronológica. Les informa que el pleno establecimiento del reino
mesiánico, de cuya naturaleza él ahora no va a especificar, es de la sola
competencia del Padre, que es quien ha fijado los diversos tiempos: de preparación (Hech. 17:30; Rom.
3:26; 1 Pd. 1:11), de inauguración (Mr. 1:15; Gál. 4:4; 1 Tim. 2:6), de
desarrollo (Mt. 13:30; Rom. 11:25; 1 Cor. 1:7, 8), y ahora de consumación final
(Mt. 24:33–36; 25:31–46; Rom. 2:5–11; 2 Ts. 1:6–10). En tal ignorancia, lo que
a ellos toca, una vez recibida la fuerza del Espíritu Santo, es obrar por ese
restablecimiento, manifestándose como testigos de los hechos y enseñanzas de
Jesús, primero en Jerusalén, luego en toda Palestina, y finalmente hasta lo
último de la tierra (es decir, en medio del mundo gentil).
Ahora, en el v. 8, se ve claramente lo
que es el reino (la soberanía) de Dios actuando. La declaración en este
versículo,... me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y
hasta lo último de la tierra, se había aceptado comúnmente como el bosquejo de
Los Hechos y la indicación del propósito de Lucas. Desde luego esto provee
algún plan dentro del cual escribió Lucas, pero en ninguna manera representa su
interés principal. Contrario a lo expuesto por varios comentarios, antiguos y
recientes, Lucas no demostró cómo el evangelio se extendía de Jerusalén a Roma.
Hasta hoy día no conocemos cómo el evangelio alcanzó a Roma, a Damasco, a
Chipre, a Cirene, a Éfeso, a Troas, a Corinto, a Creta y a innumerables otros
lugares. Aparentemente, Lucas no dio estos datos porque su propósito iba en
otra dirección.
Esto no quiere decir que en Los Hechos
no encontramos mucha atención dedicada a la expansión geográfica; obviamente
todo lo contrario, los cristianos se presentaban moviéndose constantemente. Se
preconiza aquí, sin embargo, que estar demasiado preocupado con este factor es
perder un asunto más importante, aquello que aparentemente Lucas quería
presentar. Las fronteras más difíciles de cruzar —en aquel entonces como hoy en día— eran
las religiosas, nacionales, raciales y de clase social, y no los límites
geográficos. Es más fácil hoy día enviar misioneros a África que establecer y
mantener una fraternidad que cruce las líneas raciales, nacionales y de clase
social en la casa de uno. En el libro de Los Hechos es obvio que el
cristianismo marchó de Jerusalén, Judea y Samaria, y hasta lo último de la
tierra, pero al hacer esto se precipitaba el tema que resultó en la ruptura
entre la sinagoga y la iglesia, y en la autoexclusión del mismo pueblo en quien
vio la luz el cristianismo.
En la carta de Pablo a los efesios él
nos comparte sus pensamientos sobre esta soberanía de Dios actuando. Cuando
Pablo escribió esta epístola de la prisión, estaba dando testimonio personal a
los primeros treinta años de la historia en la iglesia temprana, la que se
halla en el libro de Los Hechos:
Por revelación me fue dado a conocer
este misterio... Por tanto... podéis entender cuál es mi comprensión en el misterio de Cristo. En otras
generaciones, no se dio a conocer este misterio a los hijos de los hombres,
como ha sido revelado ahora a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu,
a saber: que en Cristo Jesús los
gentiles son coherederos, incorporados en el mismo cuerpo y copartícipes de la
promesa por medio del evangelio (Ef. 3:3–6).
En su escrito a las iglesias de Galacia
Pablo habla aún más explícitamente de lo que quiere decir el ministerio de
Cristo (la soberanía de Dios actuando): Ya no hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no
hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús
(Gál. 3:28).
¿Fue
el cristianismo fiel al judaísmo? En su Evangelio y en el libro de Los
Hechos Lucas demuestra que en verdad el cristianismo fue fiel al judaísmo. El
cristianismo nació dentro del judaísmo más estricto. No abandonó las sinagogas
o el templo en el principio del movimiento cristiano. Sin embargo los
cristianos fueron excluidos de las sinagogas y del templo, porque el
cristianismo incluía cualquiera que por fe seguía a Jesucristo.
Vemos el interés verdadero de Jesús por
toda la gente, no sólo por los judíos. A él le interesaban todas las
necesidades de toda la gente. A Jesús no le interesaban las instituciones de la
religión judía tales como el sábado, el ayuno, los ritos de purificación y
otras por el estilo. Su interés estaba en Dios y en la gente. El definió su
sentido de misión, tanto en su sermón en la sinagoga de Nazaret (Lc. 4:14–30)
como en su respuesta a los mensajeros del encarcelado Juan el Bautista (Lc.
7:18–23). La crucifixión de Jesús resultó de este conflicto básico entre él y
la religión institucional, tanto de los fariseos como de los saduceos. Jesús no
dejó la sinagoga o el templo porque él quiso dejarlos, sino que fue echado de
la sinagoga en Nazaret (Lc. 4:29) y fue rechazado en Jerusalén (Lc. 19:41–48;
23:1, 2).
Jesús
Asciende Al Cielo: Hech.1:9-11:
Lucas narra aquí, con todos sus
detalles, el hecho trascendental de la ascensión de Jesús al cielo. Este breve pasaje nos
introduce a dos pensamientos de mucha importancia en el NT:
·
Nos
relata la historia de la ascensión,
y
·
Nos
enfrenta con el asunto de la segunda venida.
La
ascensión. Parece que la acción de la
ascensión fue más bien lenta, pues los apóstoles estaban mirando al cielo
mientras se iba. La ascensión no es un fenómeno del que
tengamos causas para dudar. Aparentemente, se trata de una descripción según
las apariencias físicas, sin intención alguna de orden científico-astronómico.
Es el cielo atmosférico, que puede contemplar cualquier espectador, y está
fuera del propósito ver ahí alusión a alguno de los cielos de la cosmografía
hebrea o de la cosmología helenística (2 Cor. 12:1, 2).
Levantar: G1869 ἐπαίρω = epaíro: de G1909 y G142; levantar
(literalmente o figurativamente):- alzar, enaltecer, izar, levantar. (Strong).
Alzar: epairo = (ἐπαίρω G1869)
levantar, alzar (epi = sobre, y Nº 1). Se usa de alzar los ojos: «alzando» (Mt.17:8; Lc.6:20; 16:23; 18:13;
Jn.4:35; 6:5; 17:1); la cabeza (Lc.21:28
«levantad»;
Hech.2:14 «alzó»); las manos (Lc.24:50; 1
Tim.2:8; «levantando»);
la voz (Lc.11:27 «levantó»; Hech.2:14; 14:11;
22:22); una vela de proa (Hch. 27:40: «izada»); metafóricamente, del calcañar
(Jn.13:18), como de uno levantando el pie para patear; la expresión indica
menosprecio y violencia. En la voz pasiva (Hech.1:9, de la ascensión de Cristo:
«fue alzado»;
2 Cor.10:5 «toda altivez que se levanta»;
11:20: «se
enaltece»). (VINE).
En cuanto a la nube, ya en el AT., una
nube reverencial acompañaba casi siempre a los mensajeros de Dios (Ex. 13:21, 22;
16:10; 19:9; Lv. 16:2; Salm. 97:2; Is. 19:1; Ez. 1:4). También en el NT.,
aparece la nube en la ocasión de la transfiguración de Jesús (Lc. 9:34, 35; ver
también la relación entre Dn. 7:13, 14 y Mt. 24:30; 26:64). Es obvio que, al
entrar Jesucristo ahora en la gloria, una vez cumplida su misión terrestre,
aparece también la nube, símbolo de la presencia y majestad
de Dios.
Nube: G3507 νεφέλη = neféle: de G3509; propiamente nublado, i.e.
(concretamente) nube:- nube.
Según Lucas, el propósito de los cuarenta días y
las apariciones del Señor resucitado aparentemente era demostrar el hecho
histórico de la resurrección (Hech. 1:2) y para impartir más instrucciones a
sus discípulos (Hech. 1:3).
Hch. 1:3: →
a οἷς1 hois G3739 quienes
καὶ2 kai G2532 también,
μετὰ6 meta G3326
después →
de → haber
‹ τὸ7 παθεῖν8
› to pathein G3588 G3958 padecido,
αὐτὸν9 auton
G846 • ἑαυτὸν4 heauton G1438 se
παρέστησεν3 parestêsen
G3936 presentó ζῶντα5 zônta G2198 vivo ἐν10
en G1722 con
πολλοῖς11 pollois
G4183 muchas τεκμηρίοις12 tekmêriois G5039 pruebas
← indubitables, ‹ ὀπτανόμενος16
αὐτοῖς17 › optanomenos
autois G3700 G846 apareciéndoseles διʼ13 di’G1223 durante
τεσσαράκοντα15 tessarakonta
G5062 cuarenta ἡμερῶν14 hêmerôn G2250 días
καὶ18 kai G2532 y
λέγων19 legôn
G3004 hablándoles τὰ20 ta G3588 • περὶ21
peri G4012 acerca
τῆς22 tês G3588 del βασιλείας23
basileias G932 reino
→ de ‹ τοῦ24
Θεοῦ25 › tou Theou G3588 G2316 Dios. (Interlineal RV1960).
Cuarenta: G5062 τεσσαράκοντα = tessarákonta: década de G5064; cuarenta:-
cuarenta.
(Strong).
Día: G2250 ἡμέρα = jeméra: femenino (con G5610 implicación) de un
derivado de ἧμαι = jémai (sentarse; similar a la base de G1476)
significa manso, i.e. gentil; día, i.e. (literalmente) espacio de tiempo entre
el amanecer y la noche, o las H24 horas enteras (pero los judíos por
lo general consideraban varios días como incluyendo parte de ambos extremos);
figurativamente período (siempre definido más o menos claramente por el
contexto):- edad,
fiesta, hoy, mediodía, amanecer, día, tiempo, tribunal.
El v. 3 hace
hincapié en el hecho de que por cuarenta días Jesús se hizo visible a sus
apóstoles y les dio pruebas indubitables de que él estaba vivo entre ellos.
Durante esos días les hablaba acerca del reino de Dios, dándole forma y
declarando su carácter y su objeto. Jesús, pues, estaba personal y
responsablemente unido con el movimiento cristiano tanto antes como después de
su muerte.
En consecuencia
es normal que Jesús, después de su resurrección, apareció a sus apóstoles
durante una comida (ver Lc. 24:30–43; Juan 21:9–13; Hech. 10:41). Y así, la
prueba de que estaba realmente resucitado era más evidente. En una de estas
apariciones, al final ya de los cuarenta días que median entre la resurrección
y la ascensión, les da un
aviso importante: que no deben
ausentarse de Jerusalén hasta después de recibir la promesa del Padre
(aparentemente la promesa de Lc. 24:49, hasta que seáis investidos del poder de
lo alto).
Este pasaje nos
relata cómo la iglesia iba a recibir el poder necesario para llevar a cabo su
ministerio. El doctor T. W. Manson
opina que hay solamente un ministerio esencial en la iglesia, el ministerio
continuo del mismo Señor resucitado y siempre con nosotros. O sea que
Jesucristo —quien ministró en Judea, Samaria y Galilea— continúa su ministerio
por medio de la iglesia, su cuerpo. Según Pablo este ministerio esencial es el
ministerio de la reconciliación (2 Cor. 5:18–20). Todos los otros ministerios
dentro de la iglesia se derivan y dependen de ese viviente Señor Jesús.
La ascensión fue declarada necesaria
para que sus seguidores pudieran recibir el Espíritu Santo (Hech. 2:33; Juan
16:7, 20:22). El Jesús resucitado, visible y palpable, se retiró para que ellos
pudieran realizar más de su presencia y poder como el Señor ahora reconocido
como el Espíritu Santo. Por tanto, Jesús quería dar a sus seguidores una prueba
incuestionable de que había retornado a su gloria. Cuando Lucas nos relata la
ascensión en su Evangelio agrega algo:
... regresaron a Jerusalén con gran gozo (Lc. 24:52). A pesar de la
ascensión, o tal vez debido a ella, los discípulos estaban seguros de que Jesús
no se había alejado, sino que estaba con ellos para siempre.
La segunda venida. Los dos personajes
vestidos de blanco (v. 10) de modo semejante al evento en la escena de la resurrección
(Lc. 24:4), anuncian a los apóstoles que Jesús reaparecerá de la misma manera
(v. 11) que lo ven ahora desaparecer, sólo que a la inversa, pues ahora
desaparece subiendo y entonces reaparecerá descendiendo. Es alusión, sin duda,
al retorno glorioso de Jesús en la segunda venida,
parousia G3952,
que desde ese momento constituye la suprema expectativa de la primera
generación cristiana, y cuya esperanza los alentaba y sostenía en sus trabajos.
Venida: G3952 παρουσία = parousía: del presente participio de G3918;
estar cercar, i.e. adviento (a menudo, retorno; específicamente de Cristo para
castigar a Jerusalén, o finalmente a los malos); (por implicación) fís.
aspecto:- advenimiento,
presencia, venida. (Strong).
En el NT., se usa el concepto de la parousía especialmente para designar la venida del Cristo resucitado a su
pueblo al final de un intervalo de tiempo indeterminado después de su
resurrección (Mt. 24:3; 1 Cor. 15:23; 1 Ts. 2:1, 19; 3:13; 4:15; 5:23; 2 Ts.
2:1, 8; Stg. 5:7, 8; 2 Pd. 1:16; 3:4, 12; 1 Jn. 2:28). Se nota que estas citas
representan a todos los escritores del NT., y se nota además que en estas citas
no se utiliza “segunda
venida”.
Las palabras “segunda venida” no son neo
testamentarias. Lo más cercano son las palabras de Hebreos 9:28: La segunda
vez, ya sin relación con el pecado, aparecerá para salvar a los que le esperan.
El uso más antiguo de “segunda venida”
parece ser de Justino Mártir, a
mediados del siglo II.
La razón por qué no se encuentra el
concepto de la segunda venida (como se emplea hoy en día) en el NT., se halla
en la comprensión de la escatología (la doctrina de los últimos días) judía del
siglo I. Sin excepción, todos los autores del NT., se vieron a sí mismos como viviendo
en los últimos días. En el día de Pentecostés, Pedro interpretó la venida del
Espíritu Santo como el cumplimiento de la promesa en Joel de que Dios
derramaría su Espíritu en los postreros días (Hech. 2:17).
En Hebreos, Dios al hablar de su Hijo lo
describe diciendo en estos últimos días... (1:2). Juan dice explícitamente...
ya es la última hora (1 Jn. 2:18). Las condiciones descritas como las que
corresponden a los últimos días (2 Tim. 3:1; Jud. 18) tienen por intención
describir los tiempos del autor. Los tiempos peligrosos y malos descritos eran
los de esos autores y lectores. Los últimos tiempos habían comenzado cuando la
Palabra se hizo carne (Juan 1:14).
Los
Judíos Dividían El Tiempo En Dos Edades:
Esta
era presente, y la era venidera.
Ø La época presente es totalmente mala; no tiene
esperanza; no puede reformarse; para ella no hay otro futuro que la destrucción
total. Los judíos, por lo tanto, esperaban el fin de las cosas tal como eran.
Ø La época venidera sería
totalmente santa y justa; sería la edad dorada de Dios; en ella habría paz,
prosperidad y justicia; en ella, por fin, el pueblo elegido de Dios sería
vindicado y recibiría el lugar que le correspondía por derecho.
El día de la venida de Dios se llamaba “el día del
Señor”.
Los judíos del primer siglo, incluyendo
a los apóstoles, no esperaban un intervalo largo entre la era presente y la era
venidera una vez que hubiera llegado el Mesías. Ellos pensaban que la era
venidera iba a suceder en su propia generación. Por eso no entendían lo de
vendrá de la misma manera como lo habéis visto ir al cielo (v. 11) como una
segunda venida.
Hch. 1:11: οἳ1 hoi G3739 los
← cuales καὶ2 kai G2532 también
• les εἶπον3 eipon G2036 dijeron:
Ἄνδρες4 Andres
G435 Varones Γαλιλαῖοι5 Galilaioi G1057 galileos,
→ ¿por τί6 ti G5101 qué ἑστήκατε7
hestêkate G2476 estáis
ἐμβλέποντες8 emblepontes
G1689 mirando ‹ εἰς9
τὸν10 › eis ton G1519
G3588 al οὐρανόν11 ouranon G3772 cielo?
οὗτος12 houtos
G3778 Este ← mismo ‹ ὁ13
Ἰησοῦς14 › ho
Iêsous G3588 G2424 Jesús, ὁ15 ho G3588 que
→ ha →
sido ἀναληφθεὶς16 analêphtheis G353 tomado
ἀφʼ17 aph’G575 de ὑμῶν18
hymôn G5216 vosotros
‹ εἰς19 τὸν20
› eis ton G1519 G3588 al οὐρανόν21 ouranon G3772 cielo,
οὕτως22 houtôs
G3779 así ἐλεύσεται23 eleusetai G2064 vendrá ‹ ὃν24
τρόπον25 › hon tropon
G3739 G5158 como αὐτὸν27 auton G846 le
→ habéis ἐθεάσασθε26 etheasasthe G2300 visto
πορευόμενον28 poreuomenon
G4198 ir ‹ εἰς29
τὸν30 › eis ton G1519
G3588 al οὐρανόν31 ouranon G3772 cielo. (Interlineal RV1960).
Así
vendrá* como le habéis
visto. La segunda
venida de Cristo, como la Ascensión, será personal y visible (Ap.1:7; 19:11-16)
*Vendrá: ἔρχομαι = érjomai G2064,
voz media de un verbo primario (usado solo en tiempos presente e imperfecto,
los demás siendo suplidos por un parecido [voz media] ἐλεύθομαι = eleúdsomai o
[activamente] ἔλθω = éldso; que de otra manera no ocurre);
venir o ir (en una gran variedad de aplicaciones, literalmente
figurativamente):- acercar, arribar, entrar, ir, llegar, pasar, redundar,
salir, sobrevenir, venidero, venir. (Strong).
Más
bien era una venida de nuevo: un paso adicional de la primera venida.
Al pasar el período apostólico sin el retorno de Cristo, entonces las
generaciones subsecuentes de la iglesia apropiadamente comenzaron a referirse
al regreso de Cristo como la segunda venida.
Pues
bien, a la luz de lo que Pedro dice en su segunda carta: ... una cosa no paséis
por alto:
que delante del Señor un día es como mil años y mil años como un día. El Señor
no tarda su promesa, como algunos la tienen por tardanza... el día del Señor
vendrá como ladrón (2 P. 3:8–10), cada generación desde la primera venida de
Cristo estaba viviendo potencialmente en los últimos días.
En esta interpretación se puede decir
justamente que hoy día estamos viviendo potencialmente en los últimos días que
terminarán con la segunda venida de Jesucristo.
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6) La Ascensión
(Hech.1: 6-11)
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Concluimos:
Ahora
bien al margen de lo piensen los científicos, teólogos, religiosos a la Ascensión del Señor hemos visto los testigos
bíblicos que dan mayor crédito del Cristo Resucitado. Las referencias de todos
los testigos que vieron a Jesús Resucitado en los cuarenta días dan
evidencia del señorío que tiene sobre la muerte, muerte que no lo pudo retener
bajo la sombra de la descomposición de su cuerpo, en la sombra húmeda y
tenebrosa.
Antes
de ascender lo vieron 500 testigos (1 Cor.15:6) es de gran valor apologético,
especialmente a la vista del hecho de que la resurrección estaba aún siendo
atestiguada por testigos que vivían 25 años después del acontecimiento.
Aparte
de Pedro y María Magdalena y demás discípulos incluido después al incrédulo Tomás, apareció a Jacobo el medio hermano de nuestro Señor y autor de la Epístola de Santiago (Comp.
Jn.5; Hech.1:14). Esta aparición no está referida en ningún otro lugar del NT.,
como última evidencia de este encuentro encontramos al apóstol Pablo (1
Cor.15:8).
Ahora veamos otra
forma de dar los eventos del Señor en sus
cuarenta días que estuvo antes
de ir al cielo. El orden de las apariciones de Cristo después de la Su
resurrección parece ser como sigue:
1) A María Magdalena y las otras
mujeres (Mt.28:8-10; Mr.16:9-10; Jn.20:11-18);
2) A Pedro, probablemente por la tarde
(Lc.24:34; 1 Cor.15:5);
3) A los discípulos camino de Emaús,
hacia el anochecer (Lc.24:13-32; Mr.16:12);
4) A los discípulos, excepto Tomas, en el
aposento alto (Lc.24:36-43; Jn.20:19-25);
5) A los discípulos, incluyendo a Tomas,
al domingo siguiente por la noche (Mr.16:14; Jn.20:26-29);
6) A siete discípulos junto al mar de
Galilea (Jn.21:1-24);
7) A los apóstoles y a más de 500 hermanos
y a Jacob el
medio hermano de Jesús (1 Cor.15:6-7); y
8) A los que fueron testigos de Su
ascensión (Mt.28:18-20; Mr.16:19; Lc.24:44-53; Hech.1:3-12).
Creemos
que esta realidad si confirma los hechos de la resurrección de nuestro Señor
Jesús, o bien como diría el apóstol Pablo:
si Jesús no resucitó vana es nuestra predica, la evangelización.
1) María Magdalena
(Jn.20:11-17)
|
2) Camino a
Emaús
(Lc.24:13-35)
|
3) Aparece a
Los Discípulos
(Lc.24:36-49)
|
4) Tomas
(Jn.20:24-29)
|
5) Mar De Galilea
(Jn.21:1-19)
|
6) La Ascensión
(Hech.1: 6-11)
|
Bibliografía:
___________
-Howard
Marshall. Comentario Mundo Hispano Lucas. E-Sword.
-Donald
Guthrie. Comentario Mundo Hispano Juan. E-Sword.
-Biblia
de Estudio RYRIE.
- e-Sword.
The - La Espada de Dios.
-MATTHEW,
Henry. Comentario Bíblico. -Pastor:
Carlos Ramírez Jiménez. 03//11//2016…
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