Parte V:
JESÚS: LOS CUARENTA DÍAS PERDIDOS:
(Hechos 1:7-9)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
La ascensión
“Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad;… pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra… Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos”. (Hechos 1:7-9).
Juan 21:1: Μετὰ1 Meta G3326 Después
→ de ταῦτα2 tauta G5023 esto,
‹ ὁ6 Ἰησοῦς7
› ho Iêsous G3588 G2424 Jesús ἑαυτὸν4 heauton G1438 se ἐφανέρωσεν3 ephanerôsen G5319 manifestó
πάλιν5 palin
G3825 otra ←
vez ► 9 a τοῖς8 tois G3588 sus
μαθηταῖς9 mathêtais
G3101 discípulos ἐπὶ10 epi G1909 junto
τῆς11 tês G3588 al θαλάσσης12 thalassês G2281 mar
→ de ‹ τῆς13
Υιβεριάδος14 › tês
Tiberiados G3588 G5085 Tiberias; δὲ16 de G1161 y
→ se ἐφανέρωσε15 ephanerôse G5319 manifestó
→ de →
esta οὕτως17 houtôs G3779 manera. (Interlineal RV1960).
Capítulo V
Quinto Encuentro:
A Siete Discípulos Mar De Galilea:
(Juan 21:1-19).
G5085 Τιβεριάς = Tiberiás: de G5086;
Tiberias, nombre de una población y un lago en Palestina:- Tiberias. (Strong).
El escenario de
la pesca milagrosa se sitúa en Galilea, sobre el mar de Tiberias, cuyo nombre
se toma de un pueblo construido por Herodes (aprox. 25 d. de J.C.) en honor a
Tiberio César, sobre la orilla sudoeste del mar. Sólo el Evangelio de Juan
emplea este nombre al referirse al mar de Galilea (ver 6:1, 23; 21:1), o el “lago de Genesaret”
en los Sinópticos (Lc.5:1; ver Mt.14:34; Mr.6:53). Es el relato más
extendido que tenemos sobre una aparición del Señor. El carácter principal en
el relato, además de Jesús, es Simón Pedro. Como en la aparición a María
Magdalena, los discípulos demoraron en reconocer a Jesús.
La expresión general y ambigua Después
de esto (ver 3:22) no parece tener una relación directa con los capítulos
anteriores. El verbo se manifestó, “se mostró” o literalmente “manifestó a sí mismo”, muy
común en los escritos juaninos (ver 7:4; 11:33, 55; 13:4; 1 Jn.3:3; Ap. 6:15;
8:6; 19:7), se repite en este versículo y se refiere a una aparición. Este
verbo se refiere a Dios o a Cristo frecuentemente en el NT. Hasta ahora Jesús
había manifestado su gloria, pero ahora se manifiesta a sí mismo en su estado
glorificado.
Nótese: que esta sección comienza y termina con
esta expresión (v. 14). Vincent acota que en las múltiples referencias donde se
usa este verbo no sólo apela a los sentidos físicos, sino se dirige a la
percepción espiritual y contempla un efecto moral y espiritual. Beasley Murray, Morris y otros opinan
que todo el versículo tiene el efecto de anunciar un tema: “Jesús
se manifestó”. Los discípulos estaban en Galilea en obediencia del
mandato de Jesús (ver Mr.14:28; 16:7). Aparentemente se fueron de Judea después
de la aparición a los discípulos en el aposento alto, estando presente Tomás
(ver 20:26-29).
Quizás que se hable de siete discípulos
debe verse como simbólico y representativo de los once, sino de todo el cuerpo
de discípulos. El nombre completo Simón Pedro (v. 2) es la manera común con que
Juan se refiere a este discípulo, pero Jesús lo llama “Simón, hijo de Jonás”. Tomás llamado Dídimo, o mellizo, se
menciona en 11:16; 14:5; y 20:24. Natanael no se menciona fuera de
este Evangelio (ver 1:45) y solo aquí se establece que era de Caná de Galilea.
Los hijos de Zebedeo, Juan y Jacobo (ver
Mt.4:21), no se mencionan por nombre en este Evangelio, pero se asume que son
conocidos. Una posible explicación es la reticencia de Juan en relación con su
persona y su familia. Hovey comenta que, si este capítulo hubiera sido escrito
por otro que Juan, seguramente habría mencionado los nombres de los hijos de
Zebedeo y los hubiera ubicado inmediatamente después de Pedro. Algunos
identifican a los otros dos de sus discípulos con Andrés y Felipe (ver 1:40,
43), aunque Lindars y otros opinan que el autor omitió sus nombres porque
quería dejar sin definir la identidad del “discípulo amado”.
Beasley-Murray dice que es
obvio que el autor quiere que captemos el hecho de que uno de los dos no
nombrados es el discípulo amado (v. 7). Plummer,
Hovey y otros opinan que la omisión de los nombres de los otros dos se debe
al hecho de que no eran apóstoles.
La iniciativa de pescar (v. 3) fue del
impulsivo Pedro, pero parece que los demás estaban de acuerdo. Los verbos dijo
y dijeron están realmente en el tiempo presente descriptivo:
v “dice”, y
v “dicen”.
Algunos entienden que la decisión de ir
a pescar significa algo aproximado a una apostasía de parte de Pedro y los
otros, en cumplimiento Deut.16:32. En cambio, otros opinan que ellos no sabían
hacer otra cosa para pasar el tiempo mientras esperaban instrucciones precisas
de su Señor. Beasley-Murray y Plummer agregan que la razón más
sencilla y natural que explica esta acción es que tenían que comer. Sin
embargo, Strachan sugiere que debemos
considerar la pesca como simbólica de la misión que Jesús les había asignado de
ser “pescadores
de hombres” (ver Lc.5:10), en que ellos descubrieron la necesidad de
depender de la dirección y poder de su Señor (ver 15:5). Hull comenta que la decisión entre estas diversas interpretaciones
depende de la relación que asignamos al cap. 21 respecto al cap. 20.
Algunos sugieren que la pesca nocturna
se consideraba más productiva y esto explicaría por qué estaban en el barco
toda la noche. También, la pesca durante la noche aseguraría mercadería fresca
para la venta la mañana siguiente. Otros opinan que Juan recalca que era de
noche porque en su simbolismo de luz y oscuridad el resultado se conoce de
antemano: la pesca será un fracaso. El término traducido consiguieron es el
mismo que se usa en relación con el arresto de Jesús por las autoridades (ver
7.30, 32, 44; 8:20; 10:39; 11:57).
El
texto del v. 4 dice literalmente: “Pero habiendo llegado la mañana, estuvo de pie Jesús en
la playa…”. Lindars
comenta que Jesús siempre estaba de pie en las apariciones después de la
resurrección (ver 20:14, 19, 26). La inhabilidad de reconocer a Jesús en la
playa podría significar que todavía era demasiado oscuro, estaba demasiado
lejos (ver v. 8) o que había una densa neblina, común en las primeras horas de
la mañana, o quizás, como piensan Hull, Lindars y otros, la falta de fe en la
resurrección y percepción espiritual (ver 20:14).
Beasley
Murray
concuerda con Brown en explicar que
la expresión no se daban cuenta de que era Jesús apunta al misterio de su
estado resucitado, es decir, su modo de existencia era distinto al de su vida
antes de la crucifixión. Estos dos rechazan la sugerencia de Bultmann de que “sus ojos
estaban velados” como sucedió con los dos discípulos en el camino a
Emaús (ver Lc.24:16).
El término traducido Hijitos (pais G3816, “niño”, “sirviente”),
aquí se presenta en forma diminutiva y significa literalmente “niños pequeños” o “niñitos” más bien
que “hijitos”.
Muchacho: G3816 παῖς = país: tal vez de G3817; muchacho (por ser a
menudo golpeado con impunidad); o (por analogía) niña, y (generalmente) niño o
niña; específicamente esclavo o siervo (específicamente ministro ante un rey; y
por eminencia ante Dios):- niño, siervo, hijo, joven, muchacho, criado.
(Strong).
Se considera que es una manera amigable
y cariñosa de dirigirse a ellos (ver 1 Jn.2:14; 2:18), pero es menos afectuoso
y tierno que el término “hijitos” (teknon G5043; ver 13:33; 1 Jn.2:1; 2:12;
2:28; 3:7; 3:18; 4:4; 5:21).
Hijo: G5043 τέκνον = téknon: de la base de G5098; hijo (como
producido):- hijo,
descendencia. (Strong).
Puesto que “niñitos” no expresa en
castellano lo que significaba el término griego para los judíos en ese
entonces, muchos traductores optan por traducirlo “hijitos”; Tasker lo traduce “jóvenes”. Lindars
sugiere que es el término normal que se usa en la relación
maestro/discípulo, y también al referirse a un niño (ver 4:49), o a un bebé
recién nacido (ver 16:21).
La pregunta ¿no tenéis nada de comer?
emplea la partícula griega que anticipa una contestación negativa. El término
de comer traduce un vocablo griego que significa literalmente: “lo que se come al lado”, o “algo para
comer con pan”. La contestación de los discípulos, con una sola
palabra No, expresaría la frustración y quizás fastidio de pescadores que con
gran vergüenza están obligados a confesar total fracaso. ¡Y en el barco estaban pescadores profesionales!
Juan
no afirma explícitamente que la notable pesca fue un milagro. Por otro lado,
algunos sugieren que Jesús sencillamente pudo ver un cardumen de peces al lado
opuesto del barco de donde estaban pescando y los dirigió en esa dirección;
pero se pregunta: ¿cómo pudo Jesús
ver un cardumen a 100 m de distancia cuando los discípulos en el mismo lugar no
lo vieron? Algunos opinan que el lado derecho era el de la “buena suerte”, pero no es el lado derecho, ni izquierdo, sino la
obediencia al mandato del Señor lo que produjo el milagro.
Dos
cosas del contexto indicarían que se consideraba un milagro:
· El hecho de
haber pescado toda la noche sin éxito, conociendo bien los lugares óptimos para
la pesca, y
· de repente las
redes se llenan cuando obedecen la voz del Señor.
También, la percepción de Juan (ver
20:8), en el versículo siguiente, basado en la cantidad de peces encerrados en
la red indicaría que era un milagro. La expresión ya no podían sacarla
significa que no pudieron levantar la red y volcar los peces en el barco.
Tuvieron que arrastrarla hasta la playa (v. 8). El término gran cantidad
traduce plethos G4128,
que significa “magnitud,
plenitud, amplitud” y del cual nuestro término “plétora” es una
transliteración.
Plenitud: G4128 πλῆθος = plédsos: de G4130; llenura, plenitud, i.e.
número grande, multitud, populacho:- asamblea, cantidad, congregación, juntar, muchedumbre,
multitud, número. (Strong).
La
lección es obvia.
La misión asignada a los discípulos de antaño y de hoy es la de extender el
reino de Dios por una “pesca abundante”. Sin la dirección específica
de él, por medio del Espíritu Santo, la tarea será infructífera; con él será
sorprendentemente abundante.
Las
etapas de la fe vistas en Juan presenta
la fe como un estilo de vida. Aun cientos de años antes de nuestro
interés en las “etapas
de la fe”, Juan presenta un análisis de las etapas de fe que el
creyente experimenta en su respuesta a Jesús:
Ø La primera etapa, de la fe se ve en aquellos que
creen en Jesús a base de ver las señales que le veían hacer. Después de la
primera señal que Jesús hace en este Evangelio, la de cambiar el agua en vino,
los discípulos creen en él (2:11). Al final del Evangelio, Tomás expresa su fe
en Cristo después de verlo. Cristo acepta su declaración de fe, pero le dice: “... ¡Bienaventurados los que no ven y creen!”
(20:29b).
Ø La segunda etapa, de la fe se ve en aquellos que
vienen a Jesús y creen en él por sus palabras; esto lo vemos en la mujer
samaritana y sus conciudadanos, y en el oficial romano (cap. 4).
Ø La etapa, más avanzada de la fe se ve en aquellos
que “conocen”,
aman y dan testimonio de su fe en Cristo. Se ve esta clase de fe en el
discípulo amado, quien estaba “en el pecho de Jesús” tal como Jesús estaba “en el pecho”
del Padre. Solamente aquellos que tienen fe conocen y entienden que el Padre
está en el Hijo y el Hijo en el Padre (10:38b). Todos aquellos que conocen a
Dios tienen vida eterna (17:3).
Los que creen en Cristo son enviados a
dar testimonio y a hacer la voluntad del Padre, tal como Jesús la ha hecho
(20:21). Su meta es que “el mundo conozca que tú me has enviado y que los has
amado, como también a mí me has amado” (17:23). Esto es posible
solamente por medio de la relación con Cristo, que lleva a una unión de Dios,
Jesús y el creyente (17:23a). La señal de los seguidores de Jesús es que deben
vivir tal como Jesús vivía (13:15, 34; 15:10, 12; 17:18; 20:21); manifiestan su
paz (14:27), su gozo (16:20, 22) y su amor el uno para con el otro en su nombre
(13:34; 15:12).
El desarrollo de la fe en la vida del
creyente es tarea de toda la vida. Las etapas o niveles de fe indicados en el
Evangelio de Juan ayudan al creyente a hacer un examen de su propia relación
con Cristo como Señor de su vida.
Plummer comenta que el
v. 7 es la tercera y última vez que Juan habla en su propia narrativa (ver
1:38; 13:25). Se entiende que aquel discípulo a quien Jesús amaba era uno de
los hijos de Zebedeo, es decir, el mismo apóstol Juan.
En cambio, Lindars y otros opinan que sería uno de los “otros dos” mencionados en el v.
1. Los discípulos usaron el título Señor, con el sentido absoluto del término,
después de la resurrección (ver 20:18, 20, 25, 28; 21:8).
Nótese: la característica propia de Juan de
percibir la presencia de Jesús y, por otro lado, la audacia e impulsividad de
Pedro de tirarse al agua con el afán de llegar primero al lado de Jesús. Cuando
Juan expresó su convencimiento de que la figura en la playa era Jesús, Pedro se
da cuenta sin demora de que Juan tenía razón. El texto no indica qué hizo Pedro
cuando llegó, ni siquiera si llegó antes que los otros.
Hoskyns
especula
que los que se quedaron en el barco llegaron primero.
La
expresión se ciñó el manto no implica que estaba desnudo.
Los traductores procuran evitar un
malentendido al traducir un texto que dice literalmente “porque estaba desnudo” con se
lo había quitado. Probablemente tenía puesta sólo la ropa interior, pues
alguien tendría que entrar en el agua para desprender la red cuando se
enganchaba en las rocas al rastrearse sobre el fondo del lago. Se ciñó el manto
es lo opuesto a lo que se esperaría de uno preparándose para tirarse al agua.
Lo hizo en respeto por Jesús, aunque esto significa que llegaría empapado. El
término manto traduce un vocablo griego que se emplea sólo aquí en el NT., y
significa la camisa o túnica con que se cubría la parte superior del cuerpo.
Este término se emplea en la versión LXX
(1 Sam.18:4) al referirse a la “túnica” que Jonatán obsequió a David (ver 2
Sam.13:18). Algunos sugieren que no había mucha profundidad en el agua cerca de
la orilla y que Pedro pudo ir vadeando, sin mojarse por completo. Sin embargo,
el verbo se tiró o “se echó” indicaría que el agua era profunda y
que tuvo que ir a nado.
Es evidente que no estaban lejos de la
orilla porque pudieron oír la voz de Jesús cuando se dirigió a ellos (v. 5).
Pedro dejó para sus compañeros la tarea de arrastrar la red a la playa detrás
del barco, un trabajo no fácil. Sin embargo, no lo sacaron del agua, dejando
los peces vivos por el momento. La distancia mencionada, como a doscientos
codos, es aprox. 100 m.
Beasley
Murray
sugiere que sería más natural colocar el v. 9 junto con los vv. 12 y 13, pero
ningún texto griego apoya este cambio. El verbo griego traducido vieron, está
realmente en el tiempo presente descriptivo:
“ven”. No sólo Jesús había preparado un
desayuno sustancioso para este grupo de hombres hambrientos, sino que la comida
estaba caliente. El término brasas ocurre sólo aquí y en 18:18 en todo el NT.,
una posible indicación de que el mismo autor escribió ambos pasajes. Nótese la
cantidad de detalles precisos en el relato, evidencia de que un testigo ocular
está escribiendo. No hay provecho en discutir si Jesús preparó la comida por
vía natural o sobrenatural. De todos modos, el énfasis está en que él proveyó
para las necesidades físicas de sus discípulos, quizás simbolizando que él
proveerá todo lo necesario para la realización de la misión Evangelístico de
sus seguidores.
Vincent cita a Bengel, quien dice acerca
del v. 10:
“Por la dádiva del Señor ellos los habían pescado; sin embargo, él dice
cortésmente que ‘ellos’ los habían pescado”. Puesto que ya Jesús
tenía el desayuno pronto y caliente, no se aclara el propósito de traer los
peces ahora, a menos que sea para comprobar la cantidad atrapada en la red. Sin
embargo, el mandato Traed de los pescados parece indicar “algunos de los peces”. Quizás
la idea es de agregar algunos más a las brasas para complementar lo que Jesús
había preparado. El verbo Traed se dirige a todos pero solo Pedro responde en
el versículo siguiente.
El verbo subió (v. 11) probablemente
significa que Pedro subió a la proa del barco, encajada en la playa, y caminó a
la popa donde estaría atada la red. El primero para obedecer el mandato de
Jesús fue Pedro, rápido para hablar y rápido para obedecer. Algunos sugieren
que Pedro era sumamente fuerte y pudo subir la red cuando los otros no
pudieron. Sin embargo, es más probable que Pedro haya organizado un equipo para
hacer un trabajo que un solo hombre difícilmente podría hacer. La abundancia de
peces en la red nos hace recordar de la abundancia del vino en las bodas de Cana
y lo mucho que sobró de la multiplicación de cinco panes y dos pececillos con
que alimentó a los 5,000 (6:1-15). Hay evidencia de que normalmente había
abundancia de peces en el mar de Galilea y que muchos pescadores se ganaban la
vida sobre estas aguas.
Juan anota con precisión el número y
tamaño de los peces, indicando probablemente que él participó en el recuento y
que consideraba que era una pesca notable, algo “fuera de serie”. Muchos ven un
simbolismo en el número preciso (153), señalando varias combinaciones para
llegar a ese número.
Plummer
menciona tres tipos de simbolismos en la interpretación de las Escrituras:
v
Imaginativo
e ilegítimo;
v
imaginativo
y legítimo;
v
legítimo
y con intención divina.
En
esta tercera clase el significado espiritual es señalado en las Escrituras (ver
Lc.5:10), o está tan obviamente en armonía con la narración que parece
razonable aceptarlo como incluido con un propósito. Así se clasifica esta pesca
milagrosa y la mención de este número. Generalmente se entiende que 153 representa
el número completo, o la totalidad.
Algunos
zoólogos* griegos sostienen que hay 153 especies de peces, llevando a Jerónimo
a ver en este número el cumplimiento de la profecía de Ez.47:10 y el símbolo de
la entrada de todas las razas en el reino de Dios. Manejando los números, se ha
determinado que la suma de 1 a 17 (1 + 2 + 3… +17) da 153, representando la
Trinidad en un triángulo equilátero con 17 unidades en la base y en cada lado.
___________
*) Zoólogo,
ga. m. y f. Persona que profesa la zoología o tiene en ella especiales
conocimientos. zoología. (De zoo- y -logía). f. Ciencia que trata de los
animales. Microsoft® Encarta® 2009.
Se
llega a este número también al multiplicar 3 x 50 + 3. Este número ideal podría
representar también “la plenitud de los gentiles” (Rom.11:25) que
entrarán en el reino de Dios por la misión apostólica. Bultmann y muchos otros, sin embargo, opinan que el número es
simbólico, pero que nosotros no tenemos la “llave” de interpretación para saber con seguridad
cuál es su significado.
Beasley Murray dedica una larga sesión en su
comentario sobre las distintas teorías que se han presentado sobre el número
153.
Morris
comenta que es probable que el número preciso de 153 no signifique más que el
solo hecho de que a Juan le gusta registrar detalles precisos. Temple es más
categórico al decir que es perverso el intento de encontrar un significado
escondido en este número.
El
hecho de que eran tantos, y que eran grandes pescados, lleva al autor a
sorprenderse de que la red no se rompió. Se implica que aquí tenemos otro
milagro. Si buscamos simbolismos, esto podría representar la unidad de la
iglesia, como el manto sin costura (Rom.19:23), que habiendo tantos y tan
diversos, no habría divisiones (ver 10:16; 17:21-23; 1 Jn.2:19). Algunos dicen
que las dos pescas milagrosas muestran la iglesia militante (ver Lc.5:1-11) y
la triunfante (ver 21:1-14).
El término traducido Venid del v. 12 es
una partícula de exhortación o exclamación en el plural y es seguido por un
subjuntivo en el tiempo aoristo, comed, que se refiere normalmente al desayuno,
pero a veces al almuerzo. En este caso sería el desayuno, por cuanto todavía
era muy temprano en la mañana. La invitación Venid, comed podría haber sugerido
a los discípulos que la cosecha esperada de la misión mundial sería invitar a
un banquete que Jesús mismo prepararía.
Hull comenta que cuando pescamos peces los
sacamos de vida a muerte, pero cuando pescamos hombres los sacamos de muerte a
vida (ver Mr.1:17). El verbo preguntarle traduce un vocablo griego que ocurre
sólo tres veces en el NT., y se refiere a una búsqueda diligente (ver Mt.2:8; 10:11).
Al principio, ninguno de los discípulos
discernió que la persona en la playa era Jesús, pero a esta altura toda
incertidumbre de su identidad se había disipado. Puesto que ellos lo habían
reconocido ya, Bultmann dice que debemos leer la pregunta así: “¿Realmente
eres tú?”. Esta expresión describe un sentir peculiar de los
discípulos en presencia del Señor glorioso:
“¡Es él, y
sin embargo no es él! ¡No es el que ellos habían conocido hasta ahora, y sin
embargo es él!”. No podían creer sus propios ojos. La incertidumbre
desaparece cuando él toma pan y les da a comer.
Plummer comenta que este comentario del
autor muestra que tenía conocimiento de los sentimientos más íntimos de los
apóstoles (ver 2:11, 17, 22; 4:27, 33; 6:21; 9:2; 20:20) y es otra evidencia de
la paternidad juanina.
Algunos ven en este ministerio de Jesús
(v. 13) un eco de la Cena del Señor. Los verbos Vino, tomó y dio, traducidos
aquí como aoristos, están realmente en el tiempo presente y describen
vívidamente lo que sucedió. El verbo Vino no significa que Jesús recién
apareció, sino que describe el comienzo del desayuno.
Plummer opina que ellos
tenían temor de acercarse a Jesús y por eso él vino a ellos. Uno puede
imaginarse a los discípulos, hambrientos y maravillados todavía por la
presencia del Señor glorioso y por la pesca milagrosa, sentados en un círculo,
y Jesús yendo de uno al otro sirviéndoles (ver 13:13-16).
Lindars comenta que el desayuno llega a
ser un acto de comunión o compañerismo con el Señor quien es conocido por la fe
(ver Lc.24:30). Juan no comenta más sobre la comida, o lo que ocurrió durante
el desayuno.
Realmente esta sería la cuarta aparición
relatada por Juan si contamos las tres del cap. 20. Sin embargo, Juan dice
claramente que Esta era ya la tercera vez… a sus discípulos (v. 14). Varios
comentaristas opinan que puesto que María Magdalena no era un discípulo, no se
cuenta la aparición a ella.
Witherington encuentra la solución en el
hecho de que Jesús no se había manifestado a un grupo de siete antes,
incluyendo dos que, según él, no eran de los doce.
Culpepper sugiere que es posible, aun
probable, que el relato de esta aparición en Galilea circulaba originalmente en
forma independiente de las otras apariciones, y como la primera. Por ejemplo,
no hay nada en este relato que indica que hubiera habido otras antes.
Brown encuentra nada menos que diez
similitudes entre la pesca milagrosa relatada aquí y la que Lucas relata en
5:1-10, llevándolo a sugerir que Lucas y Juan han conservado independientemente
dos formas variantes de un mismo evento. Él dice: “No
es seria la tesis de que el hecho se produjera dos veces, a pesar de Plummer,
Lagrange y otros”.
Culpepper, Lindars y otros simpatizan con la tesis
de Brown y acotan que la tradición aparentemente ha pasado por un proceso
extendido de desarrollo, pero las similitudes son suficientes para señalar una
tradición común detrás de Lucas 5 y Juan 21.
Por más interesante y atrayente que sea
la tesis de Brown y otros, no
satisface las diferencias entre los dos relatos y crea más problemas de los que
resuelve. Por ejemplo, Lucas afirma que él escribió su Evangelio “después de
haberlo investigado todo con diligencia desde el comienzo” y que lo
escribió “en orden” (1:3). Si en realidad la pesca milagrosa sucedió después de
la resurrección de Jesús, ¿cómo podría Lucas equivocarse tanto, al incluirla
cerca del principio del ministerio público de Jesús? En cambio, si sucedió
cerca del principio del ministerio público, ¿cómo pudo Juan, un testigo ocular,
o aun un miembro de su comunidad, ubicarla después de la resurrección?
Hovey dice categóricamente que “los eventos
descritos en esta narración son distintos en todos los puntos esenciales de los
mencionados en Lucas”, y procede a mencionar ocho de dichos puntos.
Véase Parte VI:
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