NO
SEAN UN PAYASO ESPIRITUAL:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
¿Qué clase de persona se convierte en un
“payaso espiritual”?
Introducción:
El
famoso “Príncipe de los Predicadores”,
Charles Haddon Spurgeon (1834-1892),
lo dijo:
"Llegará el día en el que, en lugar de haber pastores alimentando a las
ovejas, habrá payasos entreteniendo a las cabras". Y así es en
estos días, aunque Spurgeon lo declaró hace más de 100 años. Dondequiera que
uno esté, dondequiera que uno viaje en este mundo, habrán hombres y mujeres en
las iglesias que cuidan y pastorean bien a sus ovejas – y habrán otros que son
meros payasos, distrayendo y
divirtiendo y hasta trasquilando a sus cabras.
Lee lo que dijo
Jesús acerca de las ovejas y los cabritos en Mateo 25:31-46:
“Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los
santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán
reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros,
como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su
derecha, y los cabritos a su izquierda.
Entonces
el Rey dirá a los de su derecha:
Venid, benditos
de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del
mundo. Porque tuve hambre, y me disteis
de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis;
estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y
vinisteis a mí. Entonces los justos
le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos,
o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos,
o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos
a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos
mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.
Entonces
dirá también a los de la izquierda:
Apartaos de mí,
malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve
hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui
forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y
en la cárcel, y no me visitasteis. Entonces también ellos le responderán
diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo,
enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? Entonces les responderá diciendo: De
cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños,
tampoco a mí lo hicisteis. E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la
vida eterna”. [1]
I. CONCÉNTRESE EN
LO BÁSICO:
Para empezar, aquellos que buscan
soluciones rápidas. Pareciera que cada dos o tres años hay una moda que promete
una vida cristiana más profunda, más rica o más completa. Si usted ha estado en
el ambiente cristiano evangélico por un tiempo, sabe de qué hablo.
En los últimos veinte años de mi vida
cristiana he sido testigo de la segunda bendición, de hablar en lenguas, de la
estricta sumisión a los líderes de la iglesia, de atar, desatar y reprender a
los demonios, de pedir algo y reclamarlo, de la escuela de profetas, de oír la
voz de Dios, del evangelismo de poder, etcétera.
Puede ser que cada cosa subraya un
aspecto con méritos bíblicos, pero lo hace en forma desequilibrada, prometiendo
ser la cura para todos los males espirituales. Sin embargo, está destinada al
fracaso como panacea, como el único secreto que hace funcionar bien la vida
cristiana.
Es una costumbre muy propia del mundo
querer una salida fácil, una solución que no involucre dolor ni esfuerzo. Este
uso moderno ha penetrado nuestro cristianismo, y existen conferencias
especiales que prometen curarnos en un fin de semana.
¿Desea usted salud mental? Permite que
alguien le imponga las manos y tendrá salud mental de la noche a la mañana.
¿Desea espiritualidad? Tenga una visión, recibe el “bautismo”, hable en lenguas.
¿Desea que sus problemas desaparezcan?
Simplemente alabe al Señor. ¿Desea ser libre de la tentación y del pecado? Que
alguien le eche fuera el demonio. ¿Desea terminado con la molestia de tomar
decisiones? Permita que Dios le hable.
En vez de dedicarnos a desarrollar
madurez espiritual y a lograr conocimiento bíblico, deseamos una solución
rápida. En lugar de crecer paulatinamente en la habilidad y sabiduría, queremos
algo mágico. En vez de aprender nuestras lecciones, deseamos que el Maestro se
siente junto a nosotros durante los exámenes de la vida y nos diga las
respuestas al oído.
Usted notará que estas ideas extremas no
permanecen por mucho tiempo, y que los efectos de estas modas desaparecen con
el tiempo.
A menudo, la gente confunde la
intensidad emocional de algo con su importancia. Veamos de una gran experiencia
a otra, y llamamos a esto espiritualmente. Mientras tanto, nuestras vidas están
en un estado caótico, y nos preguntamos por qué en un momento Dios parece estar
junto a nosotros y al momento siguiente ya no. El Espíritu se ha ido. La unción
nos ha dejado. Y ahora, ¿qué?
En mis años de cristiano he visto a muy
pocas personas cambiar significativamente por alguna de estas experiencias
intensas y rápidas.
Sí, tenemos tiempos de profunda
comprensión y alteraciones radicales en nuestra forma de pensar, y el Espíritu
Santo puede provocar cambios dramáticos y significativos. Pero creo que los
cambios repentinos en el proceso de crecimiento son raros, y generalmente, no
somos nosotros quienes controlamos las circunstancias conducentes a éstos. En
dichas ocasiones nuestros trucos espirituales no sirven de nada.
No
hay atajos.
Sin embargo, hay un secreto para la estabilidad duradera y la madurez genuina.
Digo “secreto” un poco en broma,
porque en realidad no lo es. Ésta es una de las razones por las cuales este
principio generalmente se ignora. El antídoto contra soluciones rápidas es
concentrarse en lo básico, en los principios cristianos conocidos desde hace
siglos y que han servido al buen propósito de edificar cristianos firmes a
través del tiempo.
¿Cómo logramos una vida cristiana más
profunda, más completa, con más riqueza interior? Siguiendo las disciplinas
básicas fundamentales en la Biblia: Oración,
comunión combinada con responsabilidad ante otros, estudio bíblico, meditación
y memorización, práctica de las virtudes cristianas, obediencia,
arrepentimiento, adoración y ayuno. Estas son cosas comunes que todo cristiano
puede incorporar a su vida diaria.
La práctica continua de éstas a lo largo
del tiempo es lo que desarrolla la espiritualidad profunda.
No estoy en desacuerdo con los
grandiosos encuentros espirituales que algunas personas tienen con Dios. Eso es
muy valioso, y Dios determina cuándo tienen lugar
Sin embargo, la gente que busca eso, a veces
recibe otra clase de experiencia además de la de Dios. Por otra parte, la
experiencia emocional dramática en grado extremo a menudo es un sustituto de un
cambio de carácter concreto y genuino.
No obstante, ¿qué de todos esas cosas “avanzadas”, de los secretos? Bueno, no
hay secretos. En el cristianismo todo es público. Nunca hay necesidad de
comprar un libro que afirma: “Éstos son los secretos de la vida cristiana”,
y eso es lo que poca gente sabe.
Una De Las Verdades Duras
De Aceptar Con Respecto Al Crecimiento Espiritual Es Que Lleva Tiempo:
Cuando uno lo entiende, se abre un nuevo mundo. Uno ya no tiene que ir al próximo seminario ni leer el
último libro para descubrir cómo encender la lamparilla espiritual o cómo
comunicarse con Dios en una forma secreta y esotérica que sólo los maestros
expertos del cristianismo pueden enseñarles por un precio determinado.
Una de las verdades duras de aceptar con
respecto al crecimiento espiritual es que lleva tiempo y requiere persistencia
y continuidad en la aplicación práctica. No es necesario conocer secretos. No
es precisa oír una voz especial de Dios ni tener una relación privilegiada con
el Espíritu Santo. No hay nada escondido. Es accesible para todos, y se puede
encontrar en las páginas de un libro que todos pueden leer. Todo lo que debe
conocerse y practicarse como disciplina cristiana está enseñando claramente en
las Escrituras.
Hay veces que uno puede decir que Dios habla
a algunas personas proporcionándoles dirección especial, pero no es típico del
caminar diaria de un cristiano. Los que buscan ese tipo de experiencia
generalmente tienen una vida sin fruto, lo cual no significa que todos se
vuelvan apóstatas, sino que a menudo se sienten desilusionados y son
ineficaces.
De modo que la primera forma de no
convertirse en un payaso espiritual es concentrarse en lo básico y no busca soluciones rápidas. Quédese con las cosas
que ya han sido probados con éxito. No se vaya por la tangente. Generalmente,
las cosas nuevas son sólo un supuesto ataja hacia un destino al cual se puede
llegar por un solo camino:
la aplicación simple y persistente de las disciplinas espirituales clásicas en
el Poder Del Espíritu Santo.
Simplemente persevere en su vida cristiana. Los cambios significativos los vemos cuando nos hemos
dedicado a ella durante un tiempo largo. En realidad, ése es el tipo de cambio
del cual ni siquiera somos conscientes, como ocurre con los niños al crecer
unos pocos centímetros a lo largo del año. Es el tipo de diferencias que otros
notan, pero que nosotros mismos no necesariamente vemos.
Concéntrese en lo básico y no busque
soluciones rápidas. El “secreto” es
que no hay secreto alguna, excepto la perseverancia.
II.
EL GUSTO POR LO NOVEDOSO:
Hay una segunda
forma de volverse un payaso espiritual:
ser atraído por las novedades teológicas. Quienes se interesan mucho por ideas
nuevas, extrañas, fascinantes, llamativas y extremas, pueden volverse payasos
espirituales.
Algunos tienen un apetito espiritual por los
secretos, por el conocimiento reservado para el grupo íntimo, por la sabiduría
escondida. Es lago atractivo, cautivante. Si es lo que le sucede a usted, tenga
cuidado, pues tiende a convertirse en un payaso espiritual.
No
Podemos Dar Por Sentado Que, Porque Un Concepto Novedoso Tiene Aspecto
Sobrenatural, Entonces Tiene Que Provenir De Dios:
La herejía como gnosticismo, comenzó con el
deseo de conocer más detalles acerca del mundo sobrenatural. Cuando la gente
empezó a explorar dentro del territorio
espiritual buscando cosas de las cuales la Biblia no habla, el mundo espiritual
se las proveyó. Recibieron toda clase de información “jugosa”, pero esto destruyó la fe de los investigadores y la fe de
otros.
La contestación clásica a mi advertencia de
ser cuidadosa con las cosas nuevas y llamativas, y en su lugar, concentrarse en
lo tradicional es:
“Uno no puede limitar a Dios ni encajonarlo”.
Mi respuesta es que nuestra responsabilidad
es emitir juicio sobre enseñanzas que no son bíblicas. No podemos dar por
sentado que porque un concepto novedoso tiene aspecto sobrenatural, entonces
tiene que provenir de Dios. Somos responsables de juzgar estas cosas a la luz
de la Biblia. Debemos evaluarlas con cuidado.
No hay nada malo en esto. En realidad, lo malo es no hacerlo. Es mejor errar por
ser demasiado conservador y no ver su vida cristiana saboteada o su testimonio
desacreditado por alguna tontería que está de moda.
Sin embargo, ¿cómo discernir si algo es
realmente nuevo o novedoso? Primero hay que saber qué es normal. Las personas
se pueden volver payaso espiritual por no conocer lo normal en el cristianismo.
Esto nos lleva a otro consejo. Conocer la verdad, lo cual se relaciona con el principio
enunciado de perseverar en lo básico. El cristiano debe conocer la naturaleza
de Dios, la persona de Cristo, la naturaleza del hombre, la obra de la cruz y
la naturaleza de la Revelación. Casi todos los errores significativos del
cristianismo se remiten a un error en uno de estos aspectos.
Además, es necesario que desarrolle su
conocimiento, porque éste afirma la fe. A menos que usted sepa lo que es
teológicamente normal, no podrá saber lo que es extraño y no podrá evitarlo.
Asimismo, interiorizarse en la historia de la
iglesia y en el desarrollo del pensamiento cristiano. ¿Por qué? Porque ya han
transcurrido 2,000 años de que la gente se vuelva payaso en el aspecto
espiritual, lo que ha sido registrado por la historia de la iglesia. Ésta
también muestra claramente lo que fue rechazado o aceptado, y en la mayoría de
los casos, las razones para ello. Gran parte de los errores actuales han sido
cometidos varias veces en el pasado.
Hay un aspecto básico del movimiento
cristiano evangélico actual que es realmente nuevo desde el punto de vista
histórico. El individualismo extremo, la paz personal, la prosperidad, el
énfasis en la salud mental y la autoestima son todos conceptos recientes.
Los cristianos se vuelven payasos cuando
intentan averiguar el momento de la venida de Cristo, o tratan a Dios como si
fuera un empleado cósmico en lugar del Señor del universo. También, cuando Dios
se convierte en un mago financiero y el auto nuevo es una señal de madurez
espiritual.
Todas estas cosas son recientes en la
historia, lo cual debe indicarnos que son nuevas y novedosas.
Por otra parte, la historia de la iglesia
revela que mucho de lo que consideramos ortodoxo resulta ser una moda.
Gran parte de lo
que creemos –y
hablo aquí de asunto secundarios, no de asuntos primarios- realmente refleja
tendencias que vienen de nuestra sociedad. No son parte de la esencia
del cristianismo. Eso no significa que, necesariamente, las creencias sean
falsas –algo puede estar
de moda y ser cierta-; sin
embargo, nos obliga a preguntarnos si lo que creemos es simplemente una moda.
Si usted tiene alguna perspectiva sobre el desarrollo del pensamiento cristiano
y ha leído algo sobre la historia de la Iglesia, sabrá que esas modas tienen
gran influencia sobre nosotros, y será capaz de identificarlas y separarlas de
la verdad del cristianismo.
III. DISPUESTO A APRENDER:
Desde que me convertí en cristiano, algunas
de mis convicciones se han transformado. No he cambiado en los aspectos
fundamentales de la doctrina, aunque mi entendimiento se ha hecho más preciso
en los últimos veinte años. Sin embargo, hay muchas cosas que son parte de una
categoría más amplia que yo llamo folklore cristiano, y en lo cual he
modificado mi punto de vista de manera drástica.
Por ello, para no convertirnos en payasos
espirituales debemos estar dispuestos a aprender. Hay que estudiar
continuamente durante toda la vida.
Como cristianos, estamos obligados a aprender sobre cosas
espirituales. Es el mandato de la Escritura. No
necesitamos saberlo todo de la noche a la mañana. No es necesario que en los
próximos dos años usted haya aprendido toda la teología que va a necesitar.
Puede ser un estudiante constante y avanzar a su propio ritmo a través de la
enseñanza de las Escrituras. El hecho de continuar aprendiendo lo ayudará a
tener un espíritu dispuesto.
IV.
SEA SINCERO EN CUANTO A SUS LIMITACIONES:
No debemos aferrarnos demasiado a nuestras ideas. No estoy sugiriendo que usted cambie de parecer todos
los días, o que de la noche a la mañana deje de creer en lo que cree, Sin
embargo, lo estoy animado a recordar lo que dijo el gran escritor Chuck Colson: “Los seres humanos tienen una capacidad infinita para engañarse a
sí mismos”. Con ello, no estoy
diciendo que nunca podemos saber con absoluta convicción si algo es
verdaderamente cierto. Lo que afirma es que debemos tener una actitud sensata
en cuanto a nuestra capacidad para ver las cosas de la manera en que queremos
verlas.
Por esta razón, sea consciente de la posibilidad de
autoengaño. Nos agrada el statu quo y no nos gusta
modificar nuestras creencias. Hemos invertido algo personal en ellas. Nuestra
tendencia es pasar por altos algunos de las cosas obvias que mostrarían un
error en nuestras convicciones. En consecuencia, estemos dispuestos a examinar
con suma atención las cosas que más nos agradan de nuestra teología.
¿Cómo podemos saber cuándo cambiar y cuándo
no ceder? Es preciso que nos aferramos a las ideas tan tenazmente como lo
permita la credibilidad de las mismas. ¿Qué significa eso? Si hay ciertas cosas
que he estudiado de manera profunda, éstas son las convicciones a las que me aferro.
Aun así, en forma regular me hago a mí mismo
la siguiente pregunta: “¿Estás equivocado en esto, Gregorio?
Tal vez lo estés”. De manera tan
sincera y abierta como me sea posible, considere el otro punto de vista. ¿Tiene
méritos la idea? ¿Hay error en la lógica? ¿Ha sido mala aplicado un versículo?
¿Me estoy volviendo ciego a lago que resulta obvio a todos los demás? Debo
reconocer, ciertamente, que ésa es una posibilidad incluso en las cosas que
creo conocer bien.
Pero hay otros asuntos en los cuales no ha
realizado mi tarea en los cuales no he realizado mi tarea. Por ese motivo, no puede aferrarse tenazmente a esos puntos de vista. Es bueno aprender a decir: “Podría estar equivocado”. Y no sólo
en aspectos teológicos, sino en todas las relaciones. Cuando usted es parte de
una discusión, cuando hay diferencias de opinión con un amigo, con el cónyuge,
con un empleado o con un compañero de trabajo, es positivo estar dispuesto a
admitir la posibilidad de que tal vez esté en un error. ¿Por qué? Porque sabe
cuáles son las limitaciones de su propia lógica en determinado tema, y porque
reconoce la tendencia humana a engañarnos a nosotros mismos.
Para estar dispuesto a aprender a ser
enseñable, se necesita seguir estudiando y aferrarse a las convicciones de manera
proporcional a la solidez de las ideas y al estudio que las avala.
Conclusión:
¿Cuál es el tipo de persona que podría convertirse en un
payaso espiritual?:
1) la gente que está
buscando soluciones rápidas en vez de conocer y aplicar las cosas básicas;
2) aquellos que se
sienten atraídos hacia lo nuevo, ya que demuestran no conocer nada de la
historia del pensamiento cristiano;
3) los que no son “enseñable”, que se han calcificado y
encajonado en una manera de pensar. En general, se trata de gente que no
cambiará de parecer, que no está dispuesto a considerar la importancia de ser
flexible, y que no puede integrar nueva información o procesarla correctamente.
Esta clase de personas son vulnerables y candidatos a convertirse en “marcianos” espirituales.
___________
-
Apuntes Pastorales. VOLUMEN XVI NÚMERO 1. Agosto-1998. Págs. 30-34.
-
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 07//12//2015.
[1] Amig@:
evalúate hoy. ¿Eres oveja, o eres cabra? Y si tú eres líder en una iglesia,
¿eres un pastor que cuida y pastorea bien a sus ovejas? O eres un payaso,
distrayendo y divirtiendo y hasta trasquilando a sus cabras? Tu respuesta a
estas dos preguntas determina tu destino final. Pastores y Payasos - C.H.
Spurgeon
No hay comentarios.:
Publicar un comentario