jueves, 10 de noviembre de 2016

Parte VIII: EL SEXO Y LA SUPREMACÍA DE CRISTO:

Parte VIII:
EL SEXO Y  LA SUPREMACÍA DE CRISTO:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

Capítulo VII

LA CODICIA:
Debe ser claro para los hijos de Dios que la mujer también puede codiciar.  Es obvio que el varón puede caer en la tentación de mirar a una mujer que no es suya y llegar a codiciarla.  Sin embargo, pocos saben que la mujer también es tentada en el área de la codicia.  ¿En qué manera?  Para entender eso es necesario estudiar el pecado de la codicia y la instrucción a vivir en la santidad.  Examinaremos dos textos que nos ayudarán: Mateo 5:27-30 y 1 Tesalonicenses 4:1-8.

CODICIA, CODICIAR, CODICIOSO:

A. NOMBRE epithumia = (ἐπιθυμία, G1939), denota codicia (Mr. 4:19; 1 Tim.6:9; Ap.18:14); en Rom.7:7, 8 se refiere al mandamiento de no codiciar, que le convenció al apóstol de su culpa de abrigar deseos ilegítimos hacia otros objetos además del deseo de beneficio.

Nota: Para pleonexia; «codicia» en 2 P.2:14:

B. Verbos 1. epithumeo = (ἐπιθυμέω, G1937), fijar el deseo sobre (epi = sobre, usado intensivamente; thumos = pasión), tanto si es de cosas buenas como malas; de ahí anhelar, ansiar, codiciar. Se usa con el significado de codiciar perversamente en Hech.20:33, de codiciar dinero y bienes; igualmente en Rom.7:7; 13:9; 1 Cor.10:6; Stg.4:2; el Señor lo usa del deseo ilegítimo por la mujer de otro.

2. orego = (ὀρέγω, G3713), extenderse hacia. Se traduce «codiciando» en 1 Tim.6:10.
Nota: El nombre epithumetes se traduce en 1 Cor.10:6 como «para que no codiciemos» (lit., «para que no seamos codiciadores»).

C. Adjetivo aiscrokerdes = (αἰσχροκερδής, G146), (aiscros = vergonzoso, y kerdos = ganancia) denota codicioso de ganancias deshonestas (1Tim.3:8 y Tito1:7); en algunos mss., también en 1Tim.3:3:

Es interesante notar que en ambos textos que tratan el tema de la codicia y la concupiscencia, la instrucción se dirige al varón.  Sin embargo, es un grave error limitar la aplicación sólo a los varones, pues cuando se caen en fornicación y adulterio, la mujer también participa en el pecado.  Es imposible adulterar si no hay otra persona.

Mateo 5:27-30, 31-33:
        
El Trasfondo Del Texto:
La persona que está hablando en el texto es Jesús y está corrigiendo las enseñanzas equivocadas, el abuso de la Palabra de Dios y la hipocresía de los líderes religiosos. 
Mateo 5:17, 18-20, 26, 27, 31.  Su uso de la Biblia (la ley).
Mateo 5:20.  La obediencia a la Biblia.
Mateo 5:21.  El enojo.
Mateo 5:27.  El adulterio
Mateo 5:21.  El divorcio.
Mateo 5:33.  Hacer juramentos.
Mateo 5:38.  Los abusos.
Mateo 5:43.  El trato al enemigo.

“A través de los siglos varios rabinos habían interpretado y re-interpretado las Escrituras judías, especialmente la ley, hasta que esas interpretaciones (conocidas como las tradiciones de los ancianos) llegaron a ser más autoritativas que la Escritura misma.  La esencia de las tradiciones era un sistema de “quehaceres” y de “que – no - hacerse” que gradualmente se extendieron para cubrir casi cada aspecto de la vida judía”.     Por John MacArthur.

El problema de los escribas y fariseos era que procuraban cumplir la ley bajo su propia fuerza; pero como no pudieron hacerlo, entonces escogieron las leyes que querían obedecer y se enfocaron sólo en esas leyes y en lo externo.

En su comentario acerca de Mateo 5, John MacArthur escribió:

“Jesús no estaba alterando los términos de la ley en ninguno de estos pasajes.  Más bien, estaba corrigiendo lo que habían “oído” – el entendimiento de la ley”.

También escribió:

“La ira y el deseo sexual son dos de las influencias más poderosas sobre la humanidad.  La persona que cede a su señorío, pronto hallará que está siendo más controlada por ellos en lugar de tener el control.  Cada persona ha experimentado la tentación de la ira y del pecado sexual, y cada persona ha cedido a aquellas tentaciones en algún momento y en cierto grado.  Por causa de ese hecho, cada persona es culpable ante Dios de homicidio y adulterio”.

El tema aquí es el adulterio, es decir el pecado sexual de infidelidad de parte de una persona casada.  Romanos 7:2, 3.  Es la entrega de los afectos conyugales a una persona del sexo opuesto que no es su cónyuge mediante la unión sexual.
En aquel entonces se creía que una persona estaba bien mientras no cometía adulterio; sin embargo, en Mateo 5, Jesús corrige el enfoque.  Cambia el enfoque de lo exterior hacia lo interior; de los actos a los deseos; de las acciones al corazón.  Jesús nos lleva a ver la profundidad de nuestro pecado. 

Jesús dijo que el que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.  ¿Qué estaba enseñando Jesús? 

“mirar a una mujer”Habla de fijarse en ella.  Es diferente que solamente ver a una mujer y Jesús aclara que está hablando de la mirada que desea; la mirada que codicia.  Fíjate en 2 Pedro 14.  Entonces, la codicia tiene que ver con el deseo en el corazón.

Jesús no está diciendo que el deseo es igual que la acción en cuanto a la gravedad.  Desear a una mujer es menos grave que dormir con una mujer.  Está diciendo que el deseo es igual al acto en esencia.  El deseo y el acto son iguales en esencia porque ambos son pecados y ofenden a Dios.   Es como robar.  Robar 150,000 soles es diferente que robar 15 soles, pero ambos son robo, pecado y ofenden a Dios.

Entonces, aprendemos que la codicia es un deseo en el corazón que ofende a Dios.  La codicia en el área sexual es un deseo en el corazón que ofende a Dios.

1 Tesalonicenses 4:1-8:

La Definición de Codicia:
La definición general es: desear algo que Dios no desea que tengamos.  Es querer algo que no es nuestro.  La definición general viene de Éxodo 20:17.  La codicia en el área sexual es el deseo sexual que deshonra a su pareja tratándola como objeto y no toma en cuenta a Dios. La definición en el área sexual viene de 1 Tesalonicenses 4:4, 5.

1 Tesalonicenses 4:4.  Lo que se debe hacer: tener su esposa en santidad y honor.

1 Tesalonicenses 4:5.  Lo que no se debe hacer: tenerla en pasión de concupiscencia como los gentiles que no conocen a Dios.

El deseo sexual ha sido creado por Dios y es bueno en su debido lugar y cuando es gobernado por estos dos aspectos:

·  Honor hacia la otra persona.
·  Santidad hacia Dios.

En otras palabras, el deseo sexual debe glorificar a Dios dando honor al cónyuge en la intimidad sexual.  El deseo sexual llega a ser codicia cuando el honor y la santidad no están presentes.  El esposo debe tener a su esposa en santidad y honor.  La santidad está relacionada con la obediencia a los propósitos de Dios y el honor está relacionado con el trato a la esposa en la intimidad sexual.

La codicia deshonra a su pareja tratándola como un objeto. 
Suena crudo pero esto es lo que sucede cuando una persona usa el deseo sexual para agradarse a sí mismo en lugar de agradar a Dios.  En la codicia la persona llega a ser un objeto.  La persona existe para traerme placer.

La intimidad sexual es para glorificar a Dios dando placer al cónyuge.  La codicia es lo opuesto de dar.  Es conseguir placer utilizando la manipulación o fuerza si es necesario, obligando a la pareja.  Lo que hiere más a la esposa no es el deseo de estar con ella cuando ella no desea sino el hecho de haber sido obligada.  La gran ofensa que la mujer casada percibe y siente es: “!Tú quieres mi cuerpo, pero a mí no me quieres¡”  Se siente usada.  ¿Por qué?  Porque él está usándola.  Ella es un objeto y se da cuenta de eso.  Tal actitud y deseo es lo que está condenado en este texto. 1 Ts. 4.

Esta es la forma en que viven los inconversos:

·          Primero, Pablo explica que no debemos vivir en fornicación, y
·       Luego, mandó que cada uno viva en santidad y honor; glorificando a Dios al honrar a su esposa.  (Ella también debe glorificar a Dios honrando a su esposo y buscando cómo agradar). 
·         Luego, Pablo nos explica que ésta es la forma en que viven los gentiles (los inconversos).  ¡Por eso los matrimonios de los inconversos son desastrosos!  Hay pleito, discusión y contención porque dos personas están viviendo juntas físicamente pero muy distanciadas en espíritu.  ¿Por qué?  Porque se hieren el uno al otro queriendo satisfacerse a costa del otro.  Pablo dice que no debemos vivir así.

Es preciso decir también que la mujer inconversa vive para sí en codicia porque usa a su esposo como un objeto para sus fines.  Su codicia se manifiesta en forma de manipulación.  Así como la mujer percibe que su esposo quiere sólo su cuerpo, así también el varón comprende que ella le utiliza para sus fines.

La codicia no toma en cuenta a Dios. 
¿Por qué viven las parejas inconversos en egoísmo?  ¿Por qué se hieren buscando sus propios placeres?  ¡Porque no conocen a Dios!  1 Tesalonicenses 4:5.  Vivir para agradar a Dios produce amor, armonía y gozo en la vida.  También provee el ambiente necesario para disfrutar al máximo el placer sexual como Dios lo ha diseñado.  La instrucción para el esposo (y la esposa) en la intimidad sexual es tener a su esposa en santidad tomando en cuenta los propósitos de Dios en la sexualidad.  (Ef.5:5 Cols.3:6; Gál. 5:21; 1 Cor. 6:9-10; Heb. 12:14; Mt. 5: 27-29; (v.3,  v.8).

La advertencia de un peligro.
Pablo advirtió a los creyentes de Tesalónica que rechazar la santidad y vivir como uno quiere es peligroso.  El peligro es: “…que ninguno agravie o engañe en nada a su hermano; porque el Señor es vengador en todo esto, como ya os hemos dicho y testificado.  Pues no nos ha llamado Dios a la inmundicia, sino a la santificación”.  1 Tesalonicenses 4:6, 7. 

El asunto es serio.  Dios es vengador y habrá un juicio.  Pablo está diciendo que quien no hace caso a la instrucción acerca de la santidad y a la advertencia del juicio de los que viven en inmundicia está en gran peligro porque Dios es vengador.  Está en peligro de ir al infierno.

La Biblia habla claramente que el verdadero hijo de Dios debe desear vivir en santidad.  La fe que justifica y salva es una fe que cambia vidas.  Si no hay deseo de vivir en santidad, entonces no hay fe que justifica, no hay salvación y la persona está en peligro de ir al infierno.

Esta es una lucha que tienes que ganar.  No hay opción y si no luchas por la santidad y por agradar a Dios, estás en peligro de ir al infierno.  ¡No tienes la salvación!  Si no tienes deseo de agradar a Dios y glorificarle, entonces no tienes la vida eterna.  Fíjate bien en estos versículos: Efesios 5:5; Colosenses 3:6; Gálatas 5:21; 1 Corintios 6:10; Hebreos 12:14; Mateo 5:28, 29.

La persona que no lucha y vive en lujuria y lascivia no heredará la vida eterna.  Muchos que viven en fornicación, adulterio y homosexualidad se sienten muy seguros por la doctrina de la seguridad de salvación.  ¡Necesitan despertar!  1 Timoteo 2:19 dice: “A pártase de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo.  La fe que salva es la fe que lucha contra la codicia.

John Piper escribe:

“El gran error que estoy procurando destruir es el error que dice: “La fe en Dios es una cosa y la lucha por la santidad es otra.  La fe te ayuda a llegar al cielo y la santidad te hace obtener galardones.  Puedes obtener la justificación por la fe y tu santificación por las obras.  Comienza la vida cristiana en el poder del Espíritu y sigue en el esfuerzo de la carne”.  Este es el gran error que existe en nuestros días.  Se dice que la batalla por la obediencia es opcional porque sólo la fe es necesaria para la salvación.
Nuestra respuesta es: la batalla por la obediencia es absolutamente necesaria para la salvación porque esa es la batalla de la fe.  La batalla contra la codicia es absolutamente necesaria para la salvación porque es la batalla contra la incredulidad.  La fe sola libra del infierno y la fe que libra del infierno es la que libra de la codicia”.


Capítulo VIII
LA CODICIA SEXUAL EN LAS MUJERES:


La enseñanza de Jesús en Mateo 5 es directa y clara para los varones en cuanto a la codicia y el adulterio en el corazón: el varón nunca debe mirar a una mujer para codiciarla.  Ésta es una reprensión para los varones, pero también lo es para las mujeres.  A muchas mujeres les gusta ser admiradas por su cuerpo.  Les agrada cuando perciben que un varón pone sus ojos en ellas, por eso se visten de forma provocativa.  Aunque algunas mujeres no se ponen prendas exageradamente seductoras sino aquellas que son un poquito reveladoras; ese poquito les encanta y revela un corazón de codicia; un deseo de agradarse obteniendo la atención de un varón en forma pecaminosa en lugar de agradar a Cristo.  No están glorificando a Cristo con su forma de vestir.

¿Recuerdas la definición de codicia en 1 Tesalonicenses 4?  Codicia es deshonrar a otros y no tomar en cuenta a Dios.  Es tratar a otros como un objeto y utilizarlos para sus propios fines.  La mujer que se viste provocativamente revelando la figura de su cuerpo y enfatizando las zonas íntimas con el fin de obtener lo que quiere (la atención de los varones y sentirse atractiva) está cometiendo el pecado de codicia.  Está deshonrando a los varones utilizándolos para sus propios deseos y provocándolos a codiciarla.  Promueve la codicia en el corazón de ellos.  Si para el varón es un pecado codiciar a una mujer (Mateo 5:28), ¡entonces para la mujer es pecado animar y provocar intencionalmente la codicia en el corazón de los varones!  Tiene un deseo que es mayor que su deseo de agradar a Dios y está dispuesta a pecar para obtenerlo. 

Querer ser codiciada es codicia:

La mujer cristiana debe ser casta y prudente en su conducta.  Tito 2:2-5.  La Palabra de Dios condena el hecho de incitar al sexo opuesto a tener acciones, pensamientos y deseos sexuales que no agradan a Dios.  Es un asunto serio pues los varones no son los únicos que luchan con la codicia.  La dama cristiana debe cultivar la meta de ser una mujer piadosa que desea agradar a Dios más que a los hombres.  Querer ser codiciada es la versión femenina de la codicia.

Si usas tu cuerpo, tu carne para atraer a los varones con el fin de obtener su atención;
¡Entonces no te sorprendas si atraes a un carnicero!

8.1.  La Mujer Piadosa y Su Vestido:

La mujer cristiana debe tomar en serio lo que la Palabra de Dios dice en cuanto a su forma de vestir.  Su cuerpo ha sido diseñado por Dios con el fin de ser sumamente atractivo y agradable para su esposo.  Betsabé falló al bañarse a vista de David provocando una seria de consecuencias que no se imaginó.
A las damas les interesa mucho su presentación y eso no está mal, pues la Biblia afirma que la presentación de la mujer es de suma importancia y su honor está en su cabello (1 Corintios 11:14).  La idea es no poner demasiado énfasis en lo exterior.  Es decir, la dama debe preocuparse por una buena presentación pero sin llegar al extremo de invertir mucho dinero y tiempo y sin ser ostentosa.  No debe seguir la última moda, pero tampoco debe ser la última en dejar la moda pasada viéndose ridícula.

Pablo y Pedro ayudan mucho a las mujeres en este tema.  Sus instrucciones para la mujer cristiana son muy similares (1 Timoteo 2:9, 10.; 1 Pedro 3:1-6).

             Pablo: El Vestido de la Mujer en 1 Timoteo 2:9, 10:

                             Con:                                                            Sin:
Ropa decorosa.
Pudor.
Modestia.
Buenas obras.

Peinados ostentosos.
Oro.
Perlas.
Vestidos costosos.
Pedro: El Vestido de la Mujer en 1 Pedro 3:1-6
         No el externo de:                                         Sino el interno:
El externo.
Peinados ostentosos.
Adornos de oro.
Vestidos lujosos.


El ornato de un espíritu afable
y apacible.
La instrucción de Pablo en cuanto a la forma de vestir de la dama cristiana en 1 Timoteo 2:9, 10 es muy similar a la de Pedro en 1 Pedro 3:1-6.  La dama cristiana debe poner énfasis en lo interior en vez de lo exterior.  La enseñanza positiva es que el vestido debe ser decoroso, modesto y piadoso; la instrucción negativa es que no debe ser ostentoso, lujoso y costoso.  
La Biblia no prohíbe el uso de un anillo de oro, ni de joyas preciosas, ni de maquillaje, ni tampoco arreglarse sino instruye a vestirse con decoro y modestia.  No está prohibiendo usar un anillo de oro sino prohíbe el énfasis en lo externo y en lo costoso.  La enseñanza de no con peinado ostentoso” no es una enseñanza en contra de peinarse y arreglarse sino contra la demasiada preocupación en el vestido y en lo exterior. 
No arreglarse ni vestirse bien no agrada a Cristo porque llama la atención hacia sí mismo.  No le glorifica porque no dirige la atención de otros al gozo que hay en el corazón donde mora nuestro Salvador.  El descuido de una buena presentación también es una falta, pues no glorifica ni refleja a Cristo sino atrae la atención hacia sí mismo(a).  Ningún extremo (exagerar en arreglarse y descuidarse) agrada al Señor y no le glorifica. 
La idea tanto para la mujer como para el varón es vestirse para llamar la atención al rostro (y no al cuerpo o a las zonas sensuales) con el fin de reflejar el gozo interno y así glorificar a Cristo.  La Biblia nos instruye que el creyente debe tener un modo de pensar y una filosofía distinta a la del mundo.  Es importante entender no sólo lo que debemos hacer en cuanto a la presentación personal sino también el por qué nos vestimos así.  Queremos agradar a Cristo y glorificarle.  El deseo debe ser atraer la atención hacia Él mostrando lo que ha hecho en nuestro corazón.  ¡Cuán diferente es nuestro modo de vivir!

Mateo 5:27-28: Hombres--------à Prov.6:24,
La Comparación:

El Vestir del Mundo:
El Vestir Bíblico:
Énfasis en lo exterior, el cuerpo.           
Énfasis en lo interior, el del corazón.
Atención dirigida al cuerpo y a las zonas íntimas.
Atención dirigida al rostro que refleja gozo en el corazón.
Sensual y provocativo.
Modesto y prudente.
Costoso, lujoso y vanidoso.

Sencillo mostrando buenas obras y el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible.
Ostentoso, llamativo, llama la atención hacia sí mismo, exhibicionismo.
Decoroso, llamar la atención hacia las buenas obras que a su vez dirigen la atención hacia Dios reflejando Su imagen.
Confusión de los sexos – unisex.
Distinción de los sexos.
Novedoso y cambiante siguiendo las modas actuales.
Prudente y firme siguiendo los principios eternos de la Palabra de Dios.
Meta: Glorificarse; egoísta.
Meta: Glorificar a Dios; Cristocéntrico.

Textos: 1 Pedro 3:1-7; 1 Timoteo 2:9, 10; 1 Corintios 11:2-16.
           
La enseñanza aquí no es arreglarse bien sino evitar las modas del mundo, la ropa carísima y no poner énfasis en lo exterior.  La belleza verdadera viene de un corazón lleno de gozo y de manos que hacen buenas obras.

Véase Parte IX:

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