UN
DÍA COMÚN Y CORRIENTE:
(Mateo 24:36-44; 25:1-13)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
“Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos,
sino sólo mi Padre… Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo
del Hombre… Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y
bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el
arca,… y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así
será también la venida del Hijo del Hombre… Entonces estarán dos en el campo;
el uno será tomado, y el otro será dejado… Dos mujeres estarán moliendo en un
molino; la una será tomada, y la otra será dejada… Velad, pues, porque no
sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor… Pero sabed esto, que si el padre
de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría
minar su casa… Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del
Hombre vendrá a la hora que no pensáis”. (Mt. 24:36-44)
Leyendo un artículo. “Un
día en Pompeya”, me llamó la atención que se repetía permanentemente
el tema de que el 24 de agosto del 79 d. C., había empezado como un día común y corriente. La gente
realizaba sus actividades habituales en sus casas, en el mercado y en el puerto
de esta próspera ciudad romana de 20,000 personas. A las 8 de la mañana,
empezaron a verse una serie de emanaciones en el cercano MONTE VESUBIO, las cuales fueron seguidas durante la tarde por una
violenta erupción.
En menos de 24 horas, Pompeya y muchos
de sus habitantes quedaron sepultados debajo de una espesa capa de ceniza
volcánica. Algo
totalmente inesperado.
A lo
largo de la Biblia se menciona muchísimas veces la presencia de una nube.
Si leemos bien Ex.13:21, se nos dice que Dios iba delante de los hebreos en una
columna de nube. También en Num.16:42 surge la nube cubriendo el tabernáculo en
un momento difícil para Moisés y Aarón. En Deut.31:15, Dios se aparece en la
columna de nube:
· Cuando Moisés
subió al monte para estar cuarenta días y cuarenta noches, al séptimo día él
llamó a Moisés de dentro de la nube (Ex.24:16).
· Cuando Salomón
traslada el arca en el tiempo de dedicación del templo, de Jehová se llenó con
una nube (2 Cron.5:13). Todo indica una relación entre la nube y la presencia
de Dios. Ahora bien, a esta nube se la conoce en algunos escritos hebreos como
la shekinah, pero no es una palabra que esté en la Biblia.
*H6051
עָנָן = anán: de H6049; nube (como
cubriendo el cielo), i.e. nimbo o nubes de tormenta:- niebla, nube, nublado. (Strong).
Hay quienes sostienen que es también la nube shekinah que apareció en
el monte de la transfiguración*, (Mateo 17:2, V.5. Nube), la que más tarde le
llevó a Jesús (Hechos 1:9, nube**) y la que en el futuro será la que Jesús
utilizará en su segunda venida. El estudio de esta nube ha llevado a muchos a
producir teorías atractivas.
*G3339
μεταμορφόω = metamorfóo: de G3326
y G3445; transformar (literalmente o figurativamente
«metamorfosis»):- transfigurar, transformar. (Strong).
**G3507
νεφέλη = neféle: de G3509;
propiamente nublado, i.e. (concretamente) nube:- nube.
NOTA:
SHEKINÁ:
(Habitación). La palabra en sí no se encuentra en la
Biblia.
Se usa en el Tárgum y en los escritos cristianos primitivos para referirse a la
presencia de
Dios. Sin embargo, la idea que expresa esta palabra, "Dios que
habita, que mora entre los hombres", es un concepto básico
tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento. Debe leerse junto
con la palabra "GLORIA", presencia de Jehová. En Núm. 16:42,
la nube oculta y revela la presencia de Dios. Dios habita entre los hombres por
su sola voluntad, y permanece siempre Señor de su presencia (Éx. 19:9, 16: 18).
No se puede disponer de ella. Hay que confiar en ella y obedecerle (Éx. 13:21,
22; Éx. 40:34-38). Así desciende sobre el templo (1 R. 8:10) y habita allí
entre querubines (Salm. 80:1; Is. 6:1-9).
Sin embargo, la
tradición profética no da por sentada la permanencia de esa presencia,
independientemente de la conducta del pueblo y la voluntad divina (Jr. 7:4ss;
Ez. 8:6):
· En el Antiguo Testamento, se afirma que
en los tiempos mesiánicos volverá la Shekinah (Ez. 43:7, 9; Hag. 1:8; Zc. 2:10;
Is. 60:2).
· En el Nuevo Testamento, el pasaje
central sobre la encarnación (Jn. 1:14: "habitó
entre nosotros") es una clara referencia a la tradición
veterotestamentarios de la Shekinah. En Lc. 2:9; Mt. 17:5; 2 P. 1:17,
encontramos manifestaciones alusivas directamente a fenómenos visibles o
audibles que acompañaban esa presencia divina. (Fuente: Wilton M. Nelson).
Un Tárgum
(hebreo: תרגום, con
vocalización, תַּרְגּוּם,[1] plural: תרגומים tárgumim[2]) originalmente
era una traducción al arameo de la Biblia hebrea producida o compilada en el
antiguo Israel y Babilonia desde el período de Segundo Templo hasta comienzos
de la Edad Media (finales del primer milenio). Targum también significa "interpretación", además de "traducción".
Nosotros sólo podemos afirmar que dicha
nube siempre indicó o cubrió la presencia divina; dicho de otro modo
significaba la manifestación de la gloria de Dios. Aquí queremos afirmar que en
la próxima venida
del Señor, el firmamento será el escenario hacia dónde debemos
dirigir nuestras miradas: habrá una gran señal en el cielo y veremos a nuestro
Salvador viniendo sobre las nubes con gran poder y gloria.
(a) Estas Señales Serán Suficientes. Mt. 24:32-36.
La analogía[3] de la higuera ilustra el hecho de que habrá señales
suficientes para anunciar de antemano la proximidad de la invasión romana. Aun
cuando la temperatura es fresca en la primavera, la higuera anuncia la
proximidad del verano por sus ramas tiernas y brotes verdes. Estas cosas (vv.
33, 34) se refieren a las señales que Jesús ya había mencionado (vv. 3, 15-26).
No pasará esta generación... (v. 34; Mt.23:36;
comp. 11:16; 12:41) es una profecía clara que se refiere a la destrucción de
Jerusalén. Jesús
introduce la profecía con un solemne de cierto (amén G281)[4].
Este evento se produjo casi exactamente
a los 40 años de la fecha en la que Jesús pronunció estas palabras. Algunos de
sus mismos discípulos serían testigos oculares de todas estas cosas que él
había descrito. Aunque a éstos les parecía imposible que la profecía se
cumpliera y menos en su generación, Jesús termina este párrafo asegurándose que aunque el mundo desapareciera, sus palabras se mantendrían en pie y se
cumplirían (comp. 5:18).
(b) Cómo Esperar Su Venida. Mt. 24:37-25:13:
A partir de este momento, Jesús dirige
la atención de sus discípulos decididamente hacia la culminación de los siglos
y cómo ellos deberían esperarla (24:36-25:13). Emplea una variedad de métodos
didácticos para grabar en sus mentes la importancia de estar preparados.
En esta sección Jesús emplea tres
términos en referencia a la Segunda Venida:
· Aquel día y hora
(v. 36);
· la venida del
Hijo del Hombre (v. 39);
· en qué día viene
vuestro Señor (v. 42).
Jesús advierte que nadie puede pronosticar el tiempo en que la
culminación de los siglos tendrá lugar, pues ese conocimiento pertenece sólo al Padre. Al afirmar que ni
aun el Hijo (v. 36) sabía la hora de aquel evento, estaba contestando la
pregunta de los discípulos (v. 3) y también revelando sus propias limitaciones,
pues cuando se encarnó, se despojó a sí mismo... haciéndose semejante a los
hombres (Filipenses 2:7)[5].
Su humanidad fue una realidad concreta y
no meramente un espejismo, como sostenían erróneamente los gnósticos. ¡Cuánto tiempo se ha perdido y cuántos se
han engañado por las vanas y orgullosas pretensiones de algunos que fijan
fechas para la Segunda Venida! ¡Tales personas pretenden saber más que el mismo
Hijo de Dios!
Ninguna señal especial (vv. 37-41). Para
ilustrar el hecho de que nadie puede saber el día y hora (v. 36), Jesús cita el
caso de Noé cuando, de repente, el diluvio cayó inesperadamente sobre la gente
cuando cumplía las rutinas diarias (vv. 37-39).
Luego, describe dos casos —uno masculino
y otro femenino— de cómo será la parousía[6], en forma totalmente inesperada (vv.
40, 41). En ese momento se producirá una separación. Los justos serán tomados
(ver v. 41; comp. v. 31), quizá por los ángeles, y los injustos dejados (ver v.
41b).
El
seguidor de Cristo debe vivir en la tensión entre el saber que su Señor volverá y el no saber
cuándo. Jesús presenta dos imperativos para indicar cómo sus
seguidores deben vivir mientras que esperan su retorno final:
· Velad[7] (v. 42), y
· estad preparados[8] (v. 44).
Son dos imperativos del tiempo presente,
enfatizando una vigilancia constante y cuidadosa. Los dos son esencialmente
sinónimos.
Dos Ilustraciones. Mateo 24:42-51:
Jesús presenta dos ilustraciones, en
forma de parábola, sobre la importancia de la vigilancia constante:
v Primero, describe lo que pasa cuando el dueño de
casa (v. 43) no toma las medidas apropiadas (comp. 1 Ts.5:2). Si Jesús hubiera
vivido en nuestros días, quizá hubiera mencionado la necesidad de poner rejas
en las ventanas y cerraduras fuertes en las puertas, dejando a alguien en la
casa 24 horas al día para evitar un robo. ¡Cuántos
lectores habrá que han sufrido pérdidas por los “amigos de lo ajeno” que
aprovecharon un descuido en la vigilancia!
v La segunda, parábola presenta una advertencia a los
súbditos del reino, como mayordomos, de vivir correctamente y servir fielmente
en todo momento a fin de agradar a su Señor en su venida (Mateo 24:45-51).
Parece que Jesús está aludiendo a los
líderes religiosos que, como mayordomos de los tesoros del reino, son
responsables por la buena administración. Si especulan en cuanto al tiempo de
la venida
de su Señor, descuidando su ministerio y aun aprovechando su
posición para lograr ventajas personales, el juicio será severo.
Fiel
(v. 45) traduce el término griego pistós G4103 [9] y en este contexto significa “fiel en la obediencia”, o “fidelidad”.
En cambio, prudente (v. 45b; comp. 7:24) significa “uno que es juicioso y mira donde pisa”.
Realmente la única manera de estar preparado para la venida del Señor es estar
preparado siempre:
· El que espera
correctamente la venida del Señor
será dichoso, oirá el bien siervo bueno y fiel (25:21, 23).
· En cambio, el
que dice saber el tiempo de la venida de su Señor, será tomado por sorpresa y
castigado duramente.
II. Una Parábola. Mateo 25:1-13:
A continuación Jesús ilustra, por medio
de otra parábola, cómo el creyente debe esperar su venida. Es la de las diez
vírgenes. Se observa de entrada que todo el cap. 25 es particular a Mateo.
Jesús continúa el discurso a los
discípulos en el monte de los Olivos el martes al atardecer. Entonces (v. 1),
que en el texto griego de Mateo se usa muchas veces como partícula de
transición, aquí se usa como adverbio temporal, que es su significado básico.
Parece que se refiere al día (24:36)
que Jesús describe en el pasaje anterior, o sea, la parousía.
La frase será semejante a diez
vírgenes... (v. 1) significa: ... “será comparado a la experiencia de diez vírgenes”.
La verdad central de la parábola se
enfoca sobre la necesidad de estar siempre preparados para la parousía. En este caso la parábola
reúne los requisitos de una alegoría, pues varios de los elementos tienen
significado, por lo menos implícito. El novio es la figura central y representa
a Jesús. Aunque algunos manuscritos griegos y versiones antiguas agregan “y a la novia” al fin del v. 1, es probable que se trata de un
agregado de un escriba.
Las diez vírgenes (v. 1)
representan la gente que espera la parousía,
es decir, todos los que se identifican con la causa de Cristo. Entre estos,
habrá muchos que no están preparados por ser creyentes meramente nominales.
La demora en la llegada del novio
representa el lapso entre la primera y segunda venidas del Señor. La venida del novio en forma
inesperada se refiere a la parousía.
La entrada de las cinco vírgenes prudentes en la fiesta describe la salvación
de las que estaban preparadas. El rechazo de las cinco vírgenes insensatas que
no estaban preparadas describe el juicio y el rechazo final.
Según la costumbre de los judíos en el día de Jesús, había tres
etapas en el proceso de contraer matrimonio:
· Primero, se concretaba el compromiso, cuando el
padre del novio y el de la novia se reunían para establecer formalmente el
pacto.
· Segundo, se hacía una reunión en la casa de los
padres de la novia, estando presentes los novios, los padres de ambos y otros
testigos, para cambiar los votos y desposarse (comp. Mt.1:18). Este compromiso
se consideraba tan serio que para romperlo tendrían que efectuar un divorcio.
· Tercero, después de varios meses de espera, se
realizaba el casamiento formal. En esta etapa final, el novio, acompañado por
sus amigos, iba a buscar a la novia a la casa de su padre y la traía de vuelta
en una procesión a su propia casa, donde se realizaba la fiesta.
Jesús usó el contraste entre los “insensatos”
y los “prudentes”
en el Sermón del monte (7:24-29) donde éstos “oían” y “obedecían” las palabras del
Señor, mientras que aquéllos solamente “oían”. No se trata de un contraste estrictamente
moral, entre buenos y malos. En esta parábola, las insensatas (v. 2) no se
prepararon, no tomaron las medidas necesarias para cualquiera eventualidad. En
cambio, las prudentes hicieron lo que era necesario para estar prontas en
cualquiera hora de la noche.
Dios concede a todos unos tiempos para
prepararse para
la venida del Señor, pero antes de su llegada. No fueron reprimidas por haberse dormido, pues ambos grupos se durmieron (v. 5). El
hecho de “velar”
y “estar
preparados” no significa que uno no puede descansar y dormir cuando
corresponde.
La
salvación es una experiencia personal e intransferible. No se debe
culpar a las prudentes por no estar dispuestas a compartir su aceite con las
insensatas. El aceite significa sólo un estado de preparación o una experiencia
genuina de salvación, la cual no sirve para cubrir la necesidad de otro. Las
prudentes contestaron a las insensatas en forma terminante, con una triple negación (en griego) que se
traduce literalmente...:
· Para que no,
· no,
· no nos falte... (v. 9).
Las lámparas (vv. 1, 3, etc.)
probablemente eran recipientes en que se echaba una cantidad limitada de aceite
de oliva, con una mecha que se extendía hacia arriba. Muchas veces llevaban
esta clase de lámpara en la punta de un palo que se alzaba sobre la cabeza. En
v. 7 el verbo “alistar”
(G2885) [10] significa “poner en orden”, o “adornar”, y en este contexto
significa limpiar la mecha y llenar la lámpara con aceite. De este término en
griego vienen nuestras palabras “cosmos” y “cosmético”. Por ejemplo, el mundo es el “adorno”
creado, u “ordenado”,
por Dios.
Es inoportuno aplicar aquí el concepto
de la iglesia como novia o esposa de Cristo (ver Efesios 5:25). Si se hace, se
crea una confusión inevitable de ideas por la mezcla de distintas figuras. En
todo caso, las cinco vírgenes prudentes representan a la iglesia universal. No
pueden a la vez representar a la novia y las acompañantes.
El momento más dramático llegó cuando se
cerró la puerta (v. 10). El verbo es un pretérito indefinido y denota una
acción terminante, final y en este caso irreversible. El clamor desesperado de
las cinco vírgenes insensatas, al darse cuenta de la realidad de su situación,
no logró cambiar la decisión del novio.
Tampoco lo logró el hecho de llamarle ¡Señor, señor! (v. 11; comp. 7:21). La respuesta del novio se
introduce en v. 12 con un solemne de cierto (amén G281[4]). No os conozco (v. 12), en el texto
griego, es un verbo del tiempo perfecto que significa: No os he conocido y no os conozco ahora (v.
12).
La conclusión es lógica (v. 13). La venida del
Señor es segura, el tiempo de su venida es desconocido [no
se deje llevar por las sectas, o lo que la ciencia diga, etc…], por lo tanto la
vigilancia
constante es el consejo para
todos los sabios y prudentes.
Concluyó:
El Señor Jesús les dijo a sus discípulos
que volvería un día mientras la gente estuviera ocupada en sus tareas,
comiendo, casándose [adulterando, fornicando, emborrachándose, fiestas sensuales,
etc…], y sin tener la menor idea de lo que estaba a punto de suceder. “Más como en los días de Noé, así será
la VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE” (Mateo 24:37).
El propósito del Señor era instar a sus
discípulos a VELAR
Y ESTAR PREPARADOS: “Por tanto, también vosotros [yo, tu, ustedes,
nosotros] ESTAD PREPARADOS; porque el HIJO DEL HOMBRE VENDRÁ a la hora que NO PENSÁIS” (V.44).
¡Qué sorpresa gozosa sería dar la bienvenida a
nuestro Salvador durante este día común y corriente!
¡Quizá
Sea Hoy!
___________
Bibliografía:
[1] Adviértase
que la palabra תַּרְגּוּם, sin embargo, es
aguda, no llana: תַּרְגּוּם. Cf. también תרגום. Es, cuanto
menos, lamentable y cuestionable que la Real Academia de la Lengua priorice la
acentuación tárgum en detrimento de targum, forma igualmente existente en
castellano y que tiene la ventaja sobre la anterior de ser fiel a la
acentuación original de esta palabra.
[2] Adviértase
que la forma de plural תַּרְגּוּמִים es aguda, no esdrújula.
[3] analogía.
(Del lat. analogĭa, y este del gr. ἀναλογία, proporción, semejanza). f.
Relación de semejanza entre cosas distintas. || 2. Razonamiento basado en la
existencia de atributos semejantes en seres o cosas diferentes. || 3. Biol.
Semejanza entre partes que en diversos organismos tienen una misma posición
relativa y una función parecida, pero un origen diferente. || 4. Der. Método
por el que una norma jurídica se extiende, por identidad de razón, a casos no
comprendidos en ella. || 5. Gram. Semejanza formal entre los elementos
lingüísticos que desempeñan igual función o tienen entre sí alguna coincidencia
significativa. || 6. Ling. Creación de nuevas formas lingüísticas, o
modificación de las existentes, a semejanza de otras; p. ej., los pretéritos
tuve, estuve, anduve se formaron por analogía con hube. || 7. Gram. morfología. Microsoft®
Encarta® 2009.
[4] G281 ἀμήν = amén: de origen hebreo
[H543]; propiamente firme, i.e. (figurativamente) confiable, digno
de confianza; adverbio ciertamente (a menudo como interjección así sea):- amén, de cierto.
(Strong).
[5] Se despojó a sí mismo. La kenosis* (vaciamiento) de
Cristo durante Su encarnación no quiere decir que renunciase a ningún atributo
de Su Deidad, sino que tomó sobre Sí las limitaciones de la humanidad. Esto
implicaba un velo sobre la gloria que tenía antes de la encarnación (Jn.17:5) y
el desentenderse voluntariamente de algunas de Sus prerrogativas Divinas
durante el tiempo en que estuvo en la tierra (Mt.24:36).
*kenoo (κενόω, G2758),
vaciar, hacer vano. Se utiliza:
(a) de la fe (Rom.4:14: «vana resulta la fe»; rv: «vana es»);
(b) de la cruz de Cristo (1 Cor.1:17: «para que no se haga
vana»);
(c) de Cristo, al vaciarse a sí mismo (Filp.2:7: «se despojó
a sí mismo» [rv: «(se) anonadó»]);
(d) del gloriarse del apóstol Pablo en el ministerio del
evangelio (1 Cor.9:15: «antes que nadie desvanezca»; rv: «haga vana»);
(e) de su gloriarse en la iglesia de Corinto (2 Cor.9:3: «no
sea vano»; rv: «sea vana»). Véanse DESPOJAR, DESVANECER, VANO. (VINE).
[6] parousia = (παρουσία,
G3952), lit:
presencia (para = con, y ousia, un ser; de eimi = ser). Denota tanto una
llegada como una consiguiente presencia con. Por ejemplo, en una carta sobre
papiro una dama habla de la necesidad de su parousia en cierto lugar a fin de
atender algunos asuntos relacionados con su propiedad allí. Pablo habla de su
parousia en Filipos (Filp.2:12; en contraste a su apousia, su ausencia; véase
AUSENCIA). Otras palabras denotan la llegada (véanse eisodos y eleusis,
encima). Parousia se usa para describir la presencia de Cristo con sus
discípulos en el monte de la transfiguración (2 P.1:16). Cuando se usa del
retorno de Cristo, en el arrebatamiento de la Iglesia, significa no meramente
su llegada momentánea por sus santos, sino su presencia con ellos desde aquel
momento hasta su revelación y manifestación al mundo. En algunos pasajes la
palabra da prominencia al inicio de aquel período, implicándose el curso del
período (2 P.3:4). En otros, es el curso del período lo que es prominente
(Mt.24:3; 24:37; 1 Ts.3:13; 1 Jn.2:28); en otros la conclusión del período
(Mt.24:27; 2 Ts.2:8).
También se usa
esta palabra del Inicuo, del hombre de pecado, de su acceso al poder y de sus
actos en el mundo durante su parousia (2 Ts.2:9). Además de Filp.2:12 (véase
más arriba), se usa de la misma manera del apóstol, o de sus compañeros (1
Cor.16:17; 2 Cor.7:6-7; 2 Cor.10:10; Filp.1:26); y del día de Dios (2 P.3:12).
Véanse PRESENCIA, VENIDA.
Nota: Para un tratamiento más pleno de
parousia, vease Notes on Thessalonians, por Hogg y Vine, pp. 87, 88.
[7] gregoreo = (γρηγορέω, G1127),
velar.
Se emplea:
(a) de mantenerse despierto (p.ej.,
Mt.24:43; 26:38; 26:40-41);
(b) de vigilancia espiritual (p.ej.,
Hech.20:31; 1 Cor.16:13; Col.4:2; 1 Ts.5:6; 5:10, para lo cual véase Nota: más abajo; 1 P.5:8; Ap.3:2: «Sé vigilante», 3; Ap.16:15).
Nota: En 1 Ts.5:10 se traduce «para que ya
sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él». No se
emplea en este pasaje en el sentido metafórico de «estar vivo»; aquí se pone en
contraste con katheudo, «dormir»,
que nunca es empleado por el apóstol con el significado «estar muerto» (tiene este significado solo en el caso de la hija
de Jairo, Mt.9:24, donde en realidad se emplea en contraste con apothnesko,
morir). Por ello, el significado de gregoreo es aquí el de vigilancia y
expectación en contraste con la laxitud e indiferencia.
Todos los
creyentes vivirán con Cristo desde el momento del arrebatamiento descrito en 1
Tesalonicenses cap. 4; porque todos ellos tienen ahora vida espiritual, aunque
la condición espiritual y los logros de cada uno de ellos varían
considerablemente. Aquellos que son laxos y dejen de velar sufrirán pérdida (1
Cor.3:15; 9:27; 2 Cor.5:10, p.ej.), pero el apóstol no está tocando aquí este
aspecto del tema. Lo que sí pone en claro aquí es que el arrebatamiento de los
creyentes en la segunda venida de Cristo dependerá solo de la muerte de Cristo
por ellos, y no de la condición espiritual en que se encuentren. El
arrebatamiento no es asunto de recompensa, sino de salvación.
[8] G1096
γίνομαι = gínomai: prolongado y voz
media de un verbo primario hacer que sea («gen» -erar), i.e. (reflexivamente)
llegar (llegar a ser), usado con gran latitud (literalmente, figurativamente,
intensivo, etc.):- acabar, acercar, acontecer, alcanzar, caer, cesar,
comportarse, constituir, continuar, convertir, cumplir, Dios (nos libre),
dividir, divulgar, efectuar, espantar, expulsar, gobernar, hacer, intervenir,
levantar, librar, llegar, llenar, (de ninguna) manera, nacer, participante,
pasar, poner, producir, quedar, quitar, reducir, resultar, sobrevenir, suceder,
temblar, venir, volver.
G2092 ἕτοιμος = jétoimos: de un sustantivo
antiguo ἔτεος = éteos
(condicionamiento); ajustado, i.e. listo:- preparar, preparativo, presto, disponer,
listo.
[9] pistos =
(πιστός,
G4103), adjetivo verbal, relacionado con peitho (véase FE, A). Se
usa en dos sentidos:
(a) pasivo, fiel, digno de
confianza, fiable, fiel, dicho de Dios (p.ej.,
1 Cor.1:9; 10:13; 2 Cor.1:18; 2 Tim.2:13; Heb.10:23; 11:11; 1 P.4:19; 1 Jn.1:9);
de Cristo (p.ej., 2 Ts.3:3; Heb.2:17; 3:2; Ap.1:5; 3:14; 19:11);
de las
palabras de Dios (p.ej.,
Hech.13:34; 1 Tim.1:15; 3:1; 4:9; 2 Tim.1:9; 3:8; Ap.21:5; 22:6); de los siervos
del Señor (Mt.24:45; 25:21;
25:23; Hech.16:15; 1 Cor.4:2; 4:17; 7:25; Ef.6:21; Col.1:7; Col.4:7; 4:9; 1
Tim.1:12; 3:11; 2 Tim.2:2; Heb.3:5; 1 P.5:12; 5:3; Juan 5; Ap.2:13; 17:14); de creyentes (Ef.1:1; Col.1:2);
(b) activo, con el
significado de creyente, confiante, que se apoya (p.ej., Hech.16:1, femenino; 2
Cor.6:15); Gal.3:9 parece estar bien traducido a este respecto, ya que el
contexto destaca la fe de Abraham en Dios, más que su fidelidad. En Juan 20:27
el contexto demanda un sentido activo, ya que el Señor está reprochando a Tomás
su falta de fe: «no seas incrédulo, sino
creyente» (rvr, en lugar de la traducción de la rv: «sino fiel»). Con respecto a los creyentes, algunas veces la
mención es en sentido activo, en ocasiones en el pasivo; esto es, algunas veces
como creyentes, otras veces como fieles. Véase Lightfoot sobre Gálatas, p. 155.
Notas:
(1) En 3 Jn.1:5 se traduce «Amado, fielmente te conduces» en lugar de rv: «Amado, fielmente
haces todo». La traducción literal es «tú haces (poieo) una cosa fiel, todo
aquello que tú obras (ergazo). «Esto no queda bien como traducción. Hacer una
obra fiel es hacer lo que es digno de un hombre fiel. La rv y rvr dan un
significado, pero no es exacto como traducción. Westcott sugiere «tú haces
seguro (piston) todo aquello que tú obras» (esto es, no perderá su recompensa).
El cambio entre poieo, hacer, y ergazo, obrar, debe ser mantenido, como lo hace
la nm, que traduce «tú obras fielmente todo cuanto haces». Cf. Mateo 26:10
(ergazo y ergon).
(2) Para el adjetivo apistos, véanse Incrédulo,
INFIEL, etc. (VINE).
[10] kosmeo = (κοσμέω, G2885),
principalmente arreglar, poner en orden. (En castellano, cosmético). Se usa de
amueblar una habitación (Mt.12:4; Lc.11:25), y de arreglar, o disponer, las
lámparas (Mt.25:7). De ahí, adornar, ornamentar, como adornar los monumentos
funerarios (Mt.23:29); edificios (Lc.21:5; Ap.21:19); la propia persona (1
Tim.2:9; 1 P.3:5; Ap.21:2); metafóricamente, de adornar una doctrina (Tito 2:10).
Véanse ARREGLAR, ATAVIAR. (VINE).
- e-Sword-the. LEDD.
- Biblia de Estudio RYRIE.
- El Pan Diario 2016.
- Pastor: Carlos Ramírez Jiménez.
25//01//2016.
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