martes, 27 de septiembre de 2016

Parte I: EL DISCURSO SOBRE EL BUEN PASTOR: (Juan 10:1--42)

Parte I:
EL DISCURSO SOBRE EL BUEN PASTOR:
(Juan 10:1--42)

Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

Parábola Del Redil:
“De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador… Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es… A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca…”.
(Juan 10:1-3)

I.     El Buen Pastor. Juan 10:1-42:


1.1.    La Parábola Del Buen Pastor. Juan 10:1-6:
El cap. 10 constituye el último discurso público de Jesús y el último enfrentamiento con los dirigentes judíos, introducido con una alegoría[1] del buen pastor que ama y se sacrifica por sus ovejas. Este pasaje está relacionado con la fiesta de la Dedicación (ver 10:22), celebrada en el mes de diciembre, a los dos meses y medio de la fiesta de los Tabernáculos.
Plummer presenta una manera lógica para ligar los caps. 5 al 11: la sanidad del paralítico y la alimentación de los cinco mil formaron la introducción al discurso de Cristo como la fuente y sostén de la vida en los caps. 5 y 6, y el discurso de Cristo como la fuente de la verdad y la luz de los capítulos 7 y 8 se ilustra en la sanidad del ciego en el cap. 9, así en el cap. 10 tenemos un discurso que presenta a Cristo como amor en que el pastor da su vida por sus ovejas, ilustrado en la resurrección de Lázaro en el cap. 11.

Jesús emplea la figura del buen pastor para señalar un contraste marcado entre su propio ministerio y el de los falsos pastores. Los judíos, y especialmente los fariseos, presentados en los capítulos anteriores como opositores hostiles a Jesús, se describen aquí como los falsos pastores.
Este capítulo debe leerse con el trasfondo de varios pasajes en el AT., donde Dios es considerado como el buen pastor (Salmo 23:1; 80:1; Isaías 40:10 s.) y algunos de los profetas como falsos maestros y pastores (ver Isaías 56:9-12; Jeremías 23:1-4; Ezequiel  34; Zacarías 11).
En este capítulo Jesús se presenta como el cumplimiento de la profecía de Ezequiel 34:23: “Yo levantaré sobre ellas un solo pastor, mi siervo David; y él las apacentará. Él las apacentará y así será su pastor”. También, hay varias referencias al pastor de ovejas en los Sinópticos (Mateo 18:12 s.; Lucas 15:3-7).

A pesar de que la enseñanza principal del cap. 10 es clara y poderosa, hay algunas dificultades. No todos están de acuerdo con la secuencia dentro del capítulo, ni cómo se relaciona con el resto del Evangelio (ver Beasley Murray y Brown). La misma clasificación de la literatura se discute. ¿Es una parábola, una alegoría, una similitud o un proverbio[2]? Borchert usa el término mashal, traducción del término heb. que abarca todos los términos mencionados, para describir su naturaleza.
Juan emplea el término griego paroimia[3]  G3942 (Lucas 10:6) que significa “imagen, figura, enigma, similitud o parábola”. La verdad es que no se encuadra en la definición tradicional de ninguna de estas clasificaciones. Por ejemplo, Cristo se presenta como el buen pastor y la puerta, lo cual lleva a Brown a determinar que se trata de más que una parábola (p. ej., 1-3a y 3b-5). También sus opositores son presentados como ladrones y asaltantes.

Sin una introducción, ni descripción del escenario, Jesús inicia su discurso, aparentemente una continuación del cap. 9. Una indicación de esto es que De cierto, de cierto, traducción de la doble exclamación griega, nunca se usa para introducir un nuevo escenario ni comenzar un nuevo discurso. El redil era un lugar seguro contra las fieras, los ladrones y las tempestades.

Normalmente consistía de un círculo o cuadro, rodeado por un muro de piedras y con una sola entrada. Los pastores metían sus ovejas dentro de ese corral para las horas de la noche y uno de ellos, el portero, se acostaba en la abertura.
Los pastores, y los que ellos conocían, podían entrar y salir con el permiso del que guardaba la entrada, pero éste resistiría a un ladrón hasta la muerte si fuera necesario. La única manera segura que el ladrón tenía para entrar sería saltando por el muro. El hecho de subir por otra parte, y no por la puerta, lo identificaría como ladrón y salteador:
-      El primero usaría sutilidad, astucia, engaño y el elemento de sorpresa para ser inadvertido,
-      mientras que el segundo emplearía violencia como un asaltante y bandido.
El pastor, cuyas ovejas se guardaban en el redil, tendría acceso libre por la puerta. Jesús, en esta afirmación, sólo establece la rutina que era conocida generalmente en el medio oriente.

Cuando el verbo traducido oyen es seguido por el caso genitivo (v. 3), el significado es que “oyen con comprensión y aprecio” (ver 5:25).
Borchert describe su experiencia en Palestina y cómo los pastores de ovejas las guiaban, yendo adelante y cantando o silbando. Las ovejas aprenden a distinguir el timbre de la voz de su dueño y lo siguen en fila, aun por calles transitadas por autos.
Observó cómo los pastores van de mañana al redil donde están las ovejas mezcladas de varios pastores. Uno por uno, los pastores se ubican en el portón del redil y comienzan a cantar y silbar. Todas las ovejas suyas se levantan de entre las otras y comienzan a seguirle, dejando a todas las demás en su lugar y esperando su turno.
La llama por nombre indica un valor especial e individual que el buen pastor asigna a cada oveja. En una alegoría, como en una parábola, erramos si procuramos asignar un significado a cada detalle.
Por ejemplo: ¿qué representa el redil, el portero y el pastor? El redil no puede representar la iglesia local, ni el reino de Dios, pues en el cuadro las ovejas salen afuera. Plummer opina que en esta alegoría la “puerta” a veces representa a Cristo, pero luego a las oportunidades de servicio. El “pastor” representa a Cristo y/o sus fieles seguidores. No hay una interpretación satisfactoria para la figura del portero, a menos que sea el Espíritu Santo.

Este cuadro (v. 4) que describe la manera de conducir las ovejas difiere grandemente de la costumbre en la mayoría de los países hoy en día. En vez de ir por delante de las ovejas, abriendo camino y enfrentando cualquier peligro, los dueños o pastores van detrás muchas veces a caballo, o con perros que asustan y aun muerden las piernas para obligarlas a moverse en cierta dirección.
El verbo saca fuera, literalmente “echa fuera”, es el mismo que se emplea para describir la medida que los judíos aplicaron al hombre ciego (ver 9:34 s.). Quizá se refiere a la fuerza que el pastor tiene que usar con algunas ovejas rebeldes, siempre para el bien de ellas.
Plummer dice que los falsos pastores las echan afuera para deshacerse de ellas, pero el buen pastor las lleva afuera para alimentarlas. El buen pastor quiere sacarlas del “redil rígido” de la ley e introducirlas en la pastura libre del evangelio.
Hovey comenta que el ciego sanado luego reconoció la voz de Jesús como la de su pastor y “le siguió”, pero se negó a atender la voz de los fariseos. La expresión las suyas o “las suyas propias”, traduce un pronombre posesivo enfático que indica que las ovejas son su propiedad y que gozan de una relación íntima con el pastor.
Beasley Murray opina que el uso repetido de este término en los vv. 3 y 4 implican que habrá otras ovejas que no son las suyas y que no salen tras el pastor. Conocen su voz es una expresión que no sólo habla de la habilidad de distinguir un sonido, sino de confianza en la orientación sabia de su dueño, sabiendo que las quiere y las guiará a lugares de buen pasto y agua.
Hay una anormalidad inexplicable en el texto gr. en que el sujeto “las ovejas”, siendo de género neutro, correctamente rige verbos en la persona singular. Sin embargo, en este pasaje hay excepciones en que el mismo sujeto rige verbos en la persona plural: por ejemplo, el verbo griego traducido siguen está en singular, pero conocen está en plural.

La descripción de la conducta de las ovejas es fiel a la experiencia común. Los términos extraño y extraños (v. 5) traducen el mismo sustantivo gr. y se refieren a cualquier desconocido, o extranjero, no necesariamente al “ladrón y asaltante”. El léxico griego indica que este término es el opuesto al pronombre traducido “suyas propias” (ver vv. 3 y 4).

El término jamás traduce un doble negativo griego, expresando una fuerte negación. Se cuenta que en una ocasión un hombre se vistió de la ropa de un pastor para determinar si sus ovejas le seguirán, pero cuando quiso imitar el llamado del pastor, las ovejas levantan la cabeza y corrieron, no hacia él, sino en la dirección opuesta. En esta manera se comprobó que las ovejas siguen más bien por el timbre de la voz y no por la vista, pues la vista puede engañar.

Parece que ellos no entendieron cómo esta figura se relacionaba con el episodio del hombre ciego que fue curado. El término traducido figura (paroimia  G3942), literalmente “algo al costado del camino”, significa o “algo trivial, de poco valor o un dicho fuera de lo común”. Así se refiere a la alegoría o similitud del pastor y sus ovejas. Es de notar que los Sinópticos nunca usan este término, pero usan frecuentemente “parábola”[4], que es la transliteración del griego. Por otro lado, Juan nunca usa el término “parábola”. Plummer observa que, en la LXX, ambos términos se usan para traducir el término heb. mashal.

1.2.   La Aplicación A Jesús, 10:7-18:
En esta sección, Jesús se identifica en la alegoría como “la puerta” y “el buen pastor”. Ambas figuras tienen que ver con la salvación: “la puerta” da acceso a la seguridad espiritual de la salvación y “el buen pastor” conduce, alimenta y utiliza las ovejas para su propósito. Como el buen pastor, Jesús se compara con los falsos pastores en que ellos roban y matan las ovejas, mientras que él voluntariamente expone su vida a la muerte por ellas.

Dado que los oyentes no habían entendido el significado de las figuras que Jesús estaba utilizando, les habló de nuevo, es decir, aclaró y amplió lo que ya había dicho. Emplea otra vez la doble exclamación gr. amén, amén, con la cual llama la atención a la importancia de lo que va a decir.
También, emplea otra vez el yo[5] soy[6] (ego  G1473 eimi  G1510) y el predicado la puerta de las ovejas. La metáfora “puerta” se usa en varios pasajes del NT., (ver Lucas 13:24; Hechos 14:27; 1 Corintios 16:9). Al decir enfáticamente yo soy, implica que no hay otra puerta. Aprovechando la descripción que había hecho de la costumbre de los pastores, Jesús revela la naturaleza de su misión. La puerta de las ovejas es la puerta de acceso “para” las ovejas.

Vincent, basado en este versículo, dice que no es “la puerta del corral”, sino “de las ovejas”; el pensamiento se relaciona con la vida y no simplemente con la organización. La figura o metáfora[7] de la puerta sirve para revelar la identidad y la misión de Jesús, la única provisión de Dios para admitir a los hombres en la seguridad de su salvación (ver 14:6).

El v. 8 presenta un serio problema de interpretación. Muchos traductores han buscado la manera para suavizar el impacto de Todos los que vinieron antes de mí, pero no hay una salida convincente. Algunos mss. De menor valor omiten antes de mí, pero el verbo en el tiempo aoristo, traducido vinieron, igual apunta a un tiempo antes de él. Por otro lado, seguramente el término
Todos no se refiere a Abraham, Moisés, Isaías, etc. Considerando el contexto y el conflicto que Jesús había tenido con los líderes religiosos, y especialmente los fariseos, es más que probable que se refiere a ellos. La RVA., traduce un verbo en el tiempo presente, “son”, como si fuera imperfecto, eran, para corresponder al verbo aoristo vinieron. 
Sin embargo, la mayoría de las traducciones y comentaristas lo traduce “son”. Esta traducción (“son”), más fiel al texto gr., corrobora la referencia a los opositores contemporáneos de Jesús, los cuales estaban viviendo y realizando su obra precisamente en ese tiempo. Los líderes religiosos eran como los falsos profetas del AT., quienes tenían interés sólo en lograr su propia ventaja y defender sus privilegios, olvidándose de las necesidades del pueblo (ver Marcos 12:40; Lucas 16:14). Las ovejas les oyeron el sonido de sus voces, pero no les oyeron para obedecerles (el significado del verbo cuando rige el caso genitivo). Así, los verdaderos creyentes perciben que la voz de tales maestros es extraña y no les siguen.

Se repite (v. 9) la afirmación enfática Yo soy la puerta, implicando que no hay otra entrada en absoluto. Pedro tendría este concepto en mente cuando dijo: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (Juan 6:68; ver Salmo 118:20). Se discute si este versículo se refiere a las ovejas o a los pastores.
Hovey, citando la referencia del versículo anterior y el pronombre singular alguien, opina que se refiere a los pastores. Además, hallará pastos es la tarea de los pastores y no de las ovejas.
Sin embargo, Hull, Morris y casi todos los comentaristas opinan que se refiere a las ovejas o a ambos grupos. Entra por mí es enfático en el texto griego, con el cual se inicia la frase: “Por mí si alguien…”. Será salvo es un verbo empleado más frecuentemente en los Sinópticos que en Juan (ver Mateo, 15 veces; Marcos, 15 veces; Lucas, 17 veces), pero es evidente que en este Evangelio se refiere a la salvación espiritual para la cual Jesús vino (ver 3:17; 5:34; 11:12; 12:27, 47). No es necesario encontrar un significado especial para entrará, saldrá y…, más allá de indicar libre acceso.
Knox lo traduce así: “él vendrá y saldrá a voluntad”. Otra vez conviene recordar que el intentar dar significado a cada detalle de una alegoría lleva a interpretaciones incoherentes.

Otra vez Jesús pone (v. 10) en el contraste más agudo la misión de los opositores con la suya (ver vv. 1 y 8):
-      La de ellos es la destrucción, y
-      muerte,
-      la de él es vida abundante.

Nótese:
Ø El contraste enfático entre El ladrón… y
Ø Yo…, pero sin una conjunción adversativa.

Las tres acciones de los enemigos tienen la meta de ganancia para ellos que resulta en total pérdida para las ovejas.
El verbo matar, significa “sacrificar”. En cambio, la misión de Jesús es la de proveer vida y ganancia para las ovejas que resultaría en la “total pérdida” de sí mismo, o sea su muerte. En abundancia traduce un adjetivo comparativo, usado como adverbio, que significa “lo que excede por mucho lo necesario” o “en grado extraordinario”.
Plummer lo resume así: Jesús da la vida, en vez de robarla. Este versículo sirve de transición entre la metáfora de “la puerta” (vv. 1-9) y la de “buen pastor” (vv. 10-18) que se inicia en el versículo siguiente.

El enfático Yo soy excluye a todos los demás que pretenden ese título, por lo menos en el sentido absoluto. El adjetivo atributivo buen describe una cualidad del sujeto que modifica. El término tiene varios aspectos que incluyen: “hermoso, noble, agradable, útil y bondadoso” en contraste con “corrupto, malo, inútil e inicuo”.
Borchert sugiere que en este contexto el término implica “auténtico o genuino” y se aproxima al significado de “verdadero”. La descripción incluye todas las cualidades del pastor ideal que tienen que ver con el interés y beneficio de las ovejas:
- Amor,
- cuidado,
- protección,
- cariño,
- coraje, y
- disposición de poner su vida por las ovejas.
Esta es la evidencia suprema de que es el buen pastor, en contraste con los falsos pastores. La expresión pone su vida es particular a Juan, pero este autor la emplea varias veces (ver 10:11, 15, 17; 13:37, 38; 15:13; 1 Juan 3:16). La preposición traducida por (juper  G5228) significa literalmente “en lugar de” (ver 6:51).
Basada en el significado de esta preposición se construye la doctrina de la muerte sustitutiva de Jesús, es decir, que Jesús tomó nuestro lugar en la cruz.
Morris comenta que la muerte del pastor en Palestina representaba desastre para sus ovejas, pero la muerte del buen pastor significaba vida para sus ovejas.

Jesús presenta otro contraste, v. 12, entre él y los líderes religiosos de su día, los cuales son “asalariados”, no dueños, y se describen como más interesados en protegerse que en exponerse para defender las ovejas de las fieras. El término asalariado se encuentra en el NT., sólo aquí y en Marcos 1:20 (traducido como jornaleros). Ellos “cuidan” las ovejas, no por el bien de éstas, sino por el sueldo que reciben. ¡Son auténticos mercenarios! Su prioridad es cuidarse a sí mismos antes de cuidar a las ovejas.
Por esto, y porque las ovejas no son suyas propias, no están dispuestos a exponerse al peligro cuando aparece. En un sentido son peores que los ladrones, pues defraudan la confianza puesta en ellos por el dueño.
La Mishna[8] establece la responsabilidad legal de los pastores a sueldo; si ataca un lobo, ellos deben defender a las ovejas, pero si dos o más atacan no son responsables por la defensa. La figura del lobo se referiría a toda persona o poder que intenta frenar o destruir el reino de Dios.

El v. 13 establece explícitamente lo que es implícito en el versículo anterior. Presenta dos razones por las cuales el siervo abandona las ovejas cuando aparece el lobo: siendo un siervo a sueldo, y no el dueño, no tiene interés o compasión por las ovejas indefensas.
Como Jesús repitió “Yo soy la puerta…”, por segunda vez afirma ser el buen pastor, pero agrega otra dimensión de su título además de ser bueno: el conocimiento mutuo con las ovejas. El buen pastor se interesa por el bienestar individual de las ovejas, las considera mías, en contraste con “el asalariado”, y las conoce individualmente y por nombre (v. 3). Dándose cuenta de este trato cariñoso, las ovejas responden, aprendiendo a reconocer la voz de su pastor (v. 4).

Véase Parte II.



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