martes, 27 de septiembre de 2016

Parte II: EL DISCURSO SOBRE EL BUEN PASTOR: (Juan 10:1-42)

Parte II:
EL DISCURSO SOBRE EL BUEN PASTOR:
(Juan 10:1-42)

Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

Parábola Del Redil:
“De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador… Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es… A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca…”.
(Juan 10:1-3)

La RVA., coloca un punto al fin del v. 14, lo cual establece una ruptura en el flujo del pensamiento del versículo anterior, dejándolo como una idea independiente. Parece más lógico colocar un punto y coma en lugar del punto y considerar este versículo como una descripción del conocimiento mutuo entre el buen pastor y las ovejas; es decir, es como el conocimiento mutuo, íntimo y personal entre el Padre e Hijo.
Es una ilustración, pero lógicamente no significa el mismo grado o la misma naturaleza de relación (ver 14:20; 15:10; 17:8, 10, 21). Repite el concepto de poner su vida por las ovejas, pero en el v. 11 se expresa en tercera persona, mientras que aquí en primera persona singular. Aquí describe la obediencia desinteresada de parte del Hijo en su relación con el Padre.
Morris sugiere que quizás Jesús expresa la parte final del versículo al pensar en el amor que existía antes entre él y el Padre.

Hemos mencionado el marcado concepto universal que se encuentra en este Evangelio al usar frecuentemente “mundo” (ver 1:29; 3:16, 17, 19; 4:42, etc.). La expresión otras ovejas que no son de este redil (v. 16) recalca aún más el concepto universal. La interpretación más natural es que redil se refiere al judaísmo y otras ovejas a los gentiles, no a los judíos en territorios gentiles como algunos sugieren.
Hovey opina que con esta expresión Jesús responde a la pregunta desdeñosa Deut.7:35 donde los enemigos especulan que él iba a la dispersión para enseñar a los griegos. Al decir tengo otras ovejas…, Jesús anticipa la conversión de los gentiles y los consideraba ya parte de su rebaño.

Me es necesario traer emplea el verbo impersonal dei  G1163 que expresa un deber moral y el verbo traer significa más bien “guiar o conducir”. No los traería obligados, sino los conduciría suavemente por el Espíritu Santo. Tampoco lo haría personalmente, excepto a medida que él habitaría en la vida de sus mensajeros en generaciones venideras.
En la misma manera que las ovejas oyen y reconocen la voz del buen pastor, y que los verdaderos creyentes oyeron y obedecieron la voz del buen pastor, así en generaciones siguientes los verdaderos creyentes oirían y obedecerán las palabras de Jesús pronunciadas por sus siervos.
El resultado de este proceso es que así habrá un solo rebaño y un solo pastor. El verbo habrá es más bien “llegará a haber”, indicando un proceso. Varias versiones antiguas emplean el término “redil” en vez de rebaño, creando confusión y llevando a una interpretación errónea. Las traducciones pierden el juego en las palabras griegas: mia  G3391 poimne  G4167, eis  G1520 poimen  G4166.
Nótese: que hay una coma, no una conjunción, entre un rebaño, un pastor.

Este pasaje refleja la visión profética del AT., de que la bendición del Mesías se desbordaría de la nación judía, alcanzando a las naciones gentiles (ver Génesis 12:1-3; Isaías 52:15; Miq.4:2). En los Sinópticos esta visión se amplía y se afirma (ver Mateo 8:11; Mateo 13:24-30; 28:19; Lucas 13:29).
Plummer comenta que el reclamo de los judíos de ser la primera nación para recibir el evangelio se afirma, pero su reclamo de exclusividad se niega.

El texto del v. 17 dice literalmente “por esta causa me ama…”. La pregunta natural que surge de este versículo es si el amor del Padre para con el Hijo depende de su muerte en la cruz. Beasley Murray contesta diciendo: “Este evento no se presenta naturalmente como el origen de ese amor sino como su manifestación suprema”. Ciertamente el Padre ama al Hijo por ser su único, de su misma naturaleza, y por la coexistencia eterna de los dos.
Borchert evita el problema con esta traducción: “Porque el Padre me ama, esa es la razón que pongo mi vida”. Notamos: aquí la estrecha relación entre la muerte y la resurrección del Hijo para la salvación del mundo, la una no siendo completa sin la otra. él pone su vida con el fin, o propósito (jina  G2443), de volverla a tomar. La expresión pongo mi vida se repite tres veces (vv. 11, 15, 17), enfatizando el hecho de que fue por su propia voluntad, en perfecta armonía con la del Padre.
Morris cita a Strachan y Hoskyns quienes afirman que en el NT., Jesús nunca se representa como levantándose de la muerte por su propio poder, sino que es el Padre quien lo levanta, excepto aquí y en 2:19. Sin embargo, hay otros pasajes que indican, o más bien implican, que Jesús mismo se levanta (ver Marcos 8:31; Lucas 24:7; Hechos 10:41; 17:3; 1 Ts.4:14). Jesús contempla su muerte y resurrección como un hecho ya realizado, o en el proceso de realizarse.

Nada es más claro en el NT., que el hecho de que la muerte de Jesús fue un acto voluntario de su parte. Del punto de vista de Dios, la cruz no fue un accidente, ni el fruto del odio de los líderes religiosos, aparte del control y la voluntad divina. Nótese el contraste entre Nadie y yo (v. 18). Jesús estuvo siempre en control de su vida, aun en la cruz.
Poder traduce el sustantivo griego que significa “autoridad, derecho, libertad, poder, habilidad”. En los escritos juaninos abundan las referencias al término mandamiento: 11 veces en el Evangelio y 18 en las epístolas.
Toda la vida de Jesús se realizaba bajo la dirección y en perfecta obediencia de la voluntad, o mandamiento, del Padre. La cruz y resurrección fueron la culminación gloriosa de una vida obediente al propósito redentor del Padre.

II.     El Rechazo Final De Los Judíos:

La Reacción De Los Judíos. Juan 10:19-21:
Las palabras, acciones y obras de Jesús despertaron no sólo hostilidad y violencia hacia él, de parte de algunos, sino crearon perplejidad y divisiones entre otros del pueblo. Sin embargo, ni el pueblo, ni las autoridades religiosas, pudieron ignorarlo.
Fueron obligados a reconocer que realizaba milagros cual nadie jamás había obrado, pero con todo Jesús no se conformaba a su expectativa mesiánica, ni a sus costumbres religiosas.
El verbo hubo del v. 19 es más bien “llegó a suceder” o “surgió” una división, indicando un proceso que resultó en la división. El término división* traduce scisma  G4978, el resultado de una rotura en dos, como el velo en el templo cuando Jesús fue crucificado. No es la primera vez que esto sucede y Juan no pierde la oportunidad para mencionarla (ver 6:52, 60, 66; 7:12, 25 ss.; 8:22; 9:16, 17; 10:19, 24).

Etimología:
*G4978 σχίσμα = sjísma: de G4977; división o brecha («cisma»), literalmente o figurativamente:- rotura, desavenencia, disensión, división. (Strong).

La causa explícita de esta división fueron las palabras de Jesús, especialmente su reclamo de ser el Hijo de Dios destinado a:
-      morir, y
-      luego resucitar.

Tales ideas no concordaban con la expectativa de un mesías:
-      Tipo rey militar,
-      que libraría al pueblo del yugo romano.

No pocos de los que formaban una parte de la división estaban diciendo, o repitiendo, su explicación por el poder con que Jesús obraba. Todavía tenían en mente la sanidad del hombre nacido ciego. No podía negarlo, ni ignorarlo. No estando dispuestos a reconocer que procedía de Dios; la otra alternativa sería que obraba con el poder del demonio, una acusación que había usado varias veces antes (ver 7:20; 8:48, 52) o tal vez demente.
Morris comenta que las únicas ocasiones en los Evangelios cuando se menciona demonio son cuando otros acusan a Jesús, o cuando él se defiende de esas acusaciones.
La expresión está fuera de sí traduce un verbo griego que se encuentra solo aquí en Juan y un total de cinco veces en el NT. Significa “estar desordenado en sus pensamientos, o incoherente”. Desde que, según ellos, él tenía un demonio o era incoherente en su hablar, no valía la pena escucharle. No tomaron en cuenta las evidencias objetivas.

“Os expulsaran de las sinagogas“. 

Aunque no sabemos la localidad precisa de la comunidad a la cual este Evangelio es dirigido, sabemos con certeza que su comunidad incluía creyentes judíos que habían sido expulsados de las sinagogas por su fe en Jesús (véase 9:22, 34; 12:42; 16:2).
La sinagoga significaba para ellos más que solamente un lugar de culto; era el centro social y comunitario para todos los vecinos.
Ser expulsado de ella era experimentar la deslocalización de sus vidas. Ellos habían sido desplazados de su hogar espiritual y se ven reflejadas sus heridas en las fuertes palabras en contra de los judíos a través del libro.
Tal vez es difícil para nosotros entender su dolor porque actualmente no hay persecución aguda en los países de habla castellana, pero al leer cuidadosamente la señal del hombre nacido ciego (cap. 9) se puede entender mejor esta verdad.
La realidad ahora en muchas partes del mundo es que las personas son perseguidas, muchas veces hasta la muerte, por su fe. Se dice que hay más mártires hoy que durante cualquier época de la iglesia.
La realidad de las palabras de Jesús por la persecución, expulsión y muerte que van a experimentar sus seguidores se ve en 16:3: “Esto harán, porque no conocen ni al Padre ni a mí”.

III.   El Rechazo Final De Los Judíos. Juan 10:22-42.

La otra parte de la división, no tan atada al legalismo de los fariseos y más dispuesta a reflexionar sobre los eventos, cuestionaba la explicación de la otra parte. Usan una lógica sencilla y directa.
Presentan dos evidencias para defender su posición:
-      ni las palabras de Jesús, que para ellos eran coherentes y convincentes,
-      ni sus obras, que siempre resultaban para el bien de las personas, representaban la presencia de un demonio.
Se negaron a condenar a Jesús, pero tampoco indicaron una creencia en él.
El plural de ciegos podría indicar otros eventos de sanidad que Juan no menciona, o sólo una referencia general a ese tipo de milagro.

Juan 10:22-42:
Esta sección abarca tres divisiones que:
-      Incluyen un discurso sobre la unidad del Padre y el Hijo,
-      la respuesta de Jesús a las acusaciones de blasfemia, y
-      el retiro de Jesús más allá del Jordán.
Algunos consideran que los eventos relatados hasta ahora en el cap. 10 tuvieron lugar inmediatamente después de la fiesta de los Tabernáculos.
Si ese es el caso, hubo un período de silencio de unos dos o tres meses, o sea, desde mediados de octubre hasta fines de diciembre. Se discute si Jesús permaneció en Jerusalén durante este período, o si salió y ahora regresa para la fiesta de la Dedicación.
Algunos comentaristas opinan que en ese ínterin tuvieron lugar los eventos relatados en Lucas 10:17—Juan 11:12, inclusive el envío de los setenta.

Las fiestas religiosas en Juan  Para entender los capítulos 5 al 12 del evangelio de Juan hay que conocer bien las fiestas religiosas de los judíos y su significado. De esta forma se puede entender mejor la enseñanza que Jesús da en relación a la fiesta y el propósito de ella.
Los judíos tenían muchas fiestas, tres de las cuales requerían a todo judío varón hacer el peregrinaje a Jerusalén para celebrarla. Estas son:
-      Tabernáculos,
-      Pascua, y
-      Pentecostés (fiesta de las Semanas).
Cada una de estas fiestas tenía sus rituales especiales y conmemoraban eventos significantes en la vida del pueblo. (Véase Lev. 23 y Deut. 16).
1) Tabernáculos (Succot) que empieza el decimoquinto día del séptimo mes (Tishri) es una fiesta de toda una semana que celebra la cosecha del otoño y los cuarenta años del éxodo cuando anduvieron en el desierto antes de entrar en la tierra prometida por Dios. Se construyen cabañas (Succot) y la gente vive en ellas durante esta semana. Es una fiesta de mucha alegría.
2) Pascua (Pesaj) y la fiesta de los Panes sin Levadura empieza el decimocuarto día del primer mes (Nisan) y conmemora la noche cuando el ángel del Señor mató a los primogénitos de los egipcios pero pasó de largo por las casas de los hijos de Israel y así libró a su pueblo. Se comen durante siete días panes sin levadura para recordar aquella noche cuando el pueblo salió en forma tan rápida que el pan no había tenido tiempo para leudar.
3) Pentecostés (Shabuot) es la fiesta de la cosecha de la primavera, el día de las primicias, de los primeros frutos. A la vez se celebra para conmemorar que Dios los había librado de la esclavitud de Egipto y los había traído a la tierra que podría suplir todas sus necesidades. Esta fiesta empieza siete semanas después de la fiesta de la Pascua, y así es llamada la Fiesta de las semanas o Pentecostés (50 días).
Había otras fiestas que no requerían el peregrinaje a Jerusalén, pero que eran de gran importancia para el pueblo. La fiesta de las Trompetas (Rosh Hashanah) que celebra el Año Nuevo (el primer día de Tishri y el pacto hecho entre Dios y su pueblo en el Sinaí.

La gran fiesta sagrada del día de la Expiación (Yom Kippur) cuando la gente pide el perdón de Dios por sus pecados. Se pasa el día en ayunas, y en los tiempos bíblicos sacrificaban animales tanto por el pecado del sumo sacerdote como por el pueblo. A la vez se dejaba a un macho cabrío suelto en el desierto como símbolo de que éste llevaba todas las iniquidades del pueblo. En la celebración de este acto, el cordero había cumplido su función de ser la Expiación. Es para los judíos un día de gran solemnidad y de los más sagrados del año.

La fiesta del Templo o de la Dedicación (Jánuca) se celebra el vigésimo quinto día del mes de diciembre (Kislev) cuando durante una semana se celebran la re dedicación del templo por Judas Macabeo en el año 164 a. de J.C., después de su profanación por los seléucidas, especialmente Antíoco IV Epífanes. Es un tiempo de gran alegría cuando se dan regalos a los familiares y amigos y se celebra con comidas especiales. Se menciona esta fiesta en Jn.10:22 como la fiesta de la Dedicación.

La fiesta de Purim se celebra el decimotercer día del duodécimo mes (Adar). Esta fiesta celebra los eventos relatados en el libro de Ester, cuando ella ayudó a evitar la conspiración de Amán contra los judíos en Persia. Hoy día es una fiesta especial para los niños cuando, con alegría, se visten con disfraces y hacen representaciones de estos eventos.

a. La unidad del Padre y el Hijo. Jn.10:22-30.
Los líderes volvieron a insistir en que Jesús se identificará claramente y contestara si en realidad se consideraba como el Mesías de Dios. Jesús se refiere otra vez a sus obras como prueba de su identidad como Hijo de Dios y agrega que sus ovejas oyen su voz, le siguen y que les promete seguridad para siempre, culminando con una afirmación de la unidad entre él y el Padre.

La fiesta de la Dedicación, llamada también la fiesta de las Luces, se celebraba en memoria de la re dedicación del templo por Judas Macabeo en 164 a. de J.C., después de haber sido profanado por Antíoco Epífanes, rey de Siria. Este rey mandó sacrificar un cerdo sobre el altar en el templo, derramando los jugos del sacrificio sobre los rollos sagrados.
Este sacrilegio tan repugnante para los judíos sirvió para despertar en ellos en vivo anhelo de derrocar a Epífanes (el ilustre), llamado por los judíos “Epímanes” (el loco). La fiesta de ocho días se celebraba a partir del 25 del mes de Kislev (nuestro noviembre/diciembre).
La figura de luces, que se destacaban como parte integral del festejo, no miraba hacia atrás a la dirección divina en el tiempo de Moisés, sino hacia adelante a un nuevo y glorioso día que el Mesías inauguraría, asegurando una independencia nacional y prosperidad material. Jesús aprovechó la esperanza mesiánica, especialmente intensa durante la fiesta, para presentarse.
Quizás el dato era invierno se agregó para el beneficio de los gentiles, aunque el término gr. se puede traducir mal tiempo”. Algunos consideran que la expresión es simbólica: “la tormenta de persecución que estaba por desatarse o que “las nubes del invierno pesaban sobre el escenario” (ver 13:30).

La fiesta de la Dedicación (Jánuca).  La fiesta de la Dedicación o Hanukkah celebra la restauración del templo después de su profanación por Antíoco IV Epífanes. Solamente se menciona en la Biblia en Juan 10:22, pero el período en que tiene su origen se relata en los libros apócrifos llamados “Macabeos.

Antíoco había procurado completar la helenización del pueblo judío, y al ver su resistencia, prohibió todo acto religioso judío. ¡Para colmo implantó un ídolo (Zeus) en el templo e hizo sacrificios paganos en el altar! Estos hechos eran inconcebibles para los judíos ortodoxos. En el año 164 a. de J. C., y después de una larga revuelta contra sus opresores, Judas Macabeo guió al pueblo a la victoria sobre ellos.

La ceremonia de la Dedicación del templo fue empezada por Judas Macabeo. Él mandó que se repitiera cada año en memoria de la libertad del pueblo y la dedicación de nuevo de su templo. Puesto que una de las ceremonias más importantes era la de encender las lámparas del templo, es conocida también como “La fiesta de las Luces”. Josefo dice: “Supongo... porque esta libertad que era más allá de nuestras esperanzas se apareció a nosotros;... así el nombre de Luces” (Antigüedades, 12.7.7).

Hannukah tenía que ser como Tabernáculos, una fiesta de gran alegría, de ocho días de celebración que incluiría la recitación diaria del Hallel (Sal 113—118), pero especialmente 118:27. Desde la destrucción del Templo en el año 70 d. de J.C., han encendido un candelabro de ocho brazos (la Menoráh) para conmemorar la milagrosa provisión del aceite para las lámparas del templo, el mismo que debía durar durante ocho días. Actualmente es una fiesta muy alegre, que incluye celebraciones familiares y comunitarias, aun con regalos a los niños y otros seres queridos.

Plummer comenta que es posible considerar la fiesta de la Dedicación como una referencia a la dedicación del templo de Salomón, la cual se celebraba durante la fiesta de los Tabernáculos (ver 1 R.8:2; 2 Cron.5:3). Sin embargo, pocos eruditos favorecen esta posibilidad.

Véase Parte III:

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