viernes, 30 de septiembre de 2016

Parte I: “¡NOSOTROS NO ADORAMOS, SÓLO VENERAMOS!” (1 Jn. 5:21)

Parte I:
“¡NOSOTROS NO ADORAMOS, SÓLO VENERAMOS!”
“Hijitos, guardaos de los ídolos”. Amén. (1 Jn. 5:21)

Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

Parte I:
La Biblia y Las Imágenes Del Catolicismo:
Las imágenes religiosas ocupan un lugar especial en los corazones de los miembros de la comunidad católica. Los devotos las honran, veneran, suplican, bendicen, exhiben, besan, compran y venden.
No es un secreto que la mayoría o todos los edificios de la Iglesia Católica están llenos de imágenes. El catolicismo declara que “[e]s correcto mostrar respeto a los retratos e imágenes de Cristo y Sus santos, ya que estos son representaciones y conmemoraciones de ellos” (O’Brien, 1901, p. 175).
¿Son las imágenes del catolicismo solamente imágenes “inofensivas”, como las fotografías de familiares que muchos guardamos en nuestras billeteras? ¿Autoriza la Biblia el uso católico de imágenes religiosas? Se debe responder estas y otras preguntas con una Biblia abierta, no con emociones subjetivas o tradiciones de hombres.

1.1.    “¡NOSOTROS NO ADORAMOS, SÓLO VENERAMOS!”:

Hemos escogido este subtítulo para abordar uno de los argumentos más conocidos, pero menos entendidos, que se presenta a favor de las imágenes religiosas. En conversaciones en cuanto a la iconografía religiosa, no es sorprendente escuchar que los católicos usan la palabra “venerar”.
El argumento dice algo como esto: “Nosotros no adoramos a la madera, reliquias o imágenes. Nosotros las veneramos (vea Porvaznik, 2007, énfasis añadido). Esta declaración común es el resultado de ignorar la etimología y el uso de la palabra “venerar”, como también las implicaciones de la enseñanza bíblica concerniente a Quién debemos dar honra religiosa.
Una vez, cuando hablaba con una católica muy devota que usó la palabra “venerar”, le pregunté: “¿Cuál cree que es el significado de la palabra ‘venerar’?”. Ella no pudo responder la pregunta. Había usado esta palabra frecuentemente, pero no sabía su significado. Por ende, la primera pregunta que debemos responder es: ¿Cuál es el significado de la palabra “venerar”?

El Diccionario Conciso de Oxford registra la siguiente definición de “venerar”: [C]onsiderar congran respeto,...del latín venerat-venerari ‘adorar, reverenciar’” (Pearsall, 2002, p. 1590, énfasis añadido).

El Diccionario Webster da las siguientes definiciones para “venerar”: adorar, reverenciar..., mirar con sentimiento de profundo respeto; considerar como venerable; reverenciar” (1964, p. 1616, énfasis añadido).
El Diccionario Espasa de Sinónimos y Antónimos lista los siguientes sinónimos (entre otros) para la palabra “venerar”: adorar, honrar, reverenciar, idolatrar, exaltar, etc. (1996).
Finalmente, el Diccionario Cofrade del catolicismo señala la siguiente definición para la palabra “venerar”:Adorar a Dios, a los Santos y a las cosas sagradas” (2005, énfasis añadido).

A través de la etimología y sinonimia, podemos ver claramente que un significado principal de la palabra “venerar” es simplemente “adorar o reverenciar”.
Adicionalmente, note que el Diccionario Cofrade del catolicismo aplica la palabra “venerar” a Dios y a las “cosas sagradas”. Por tanto, cuando el partidario del catolicismo insiste, “Nosotros no adoramos, sólo veneramos”, él está realmente confirmando que los católicos adoran imágenes de la misma manera que adoran a Dios.
Lo cierto es que se ha sustituido deliberadamente la palabra “adorar” por “venerar” para excusar la práctica politeísta del catolicismo. Ya que muchos no están familiarizados con el significado de la palabra “venerar”, esta palabra ha llegado a ser un argumento principal en defensa de la iconografía religiosa.
Pero si el partidario del catolicismo solamente abriera su diccionario y mirara el significado de la palabra que usa tan fortuitamente, su argumento favorito pronto desaparecería como la neblina de la mañana al levantarse el Sol en un día de verano.
De hecho, la misma etimología y uso correcto de la palabra “venerar” expone el error de la iconografía. Nosotros estamos completamente de acuerdo en que los católicos “sólo veneran” (i.e., adoran).

¿Pero qué acerca de respetar a las imágenes? ¿Son las imágenes de los supuestos “santos” y los objetos “sagrados” dignas de respeto?

¿Qué dice la Biblia?

Al hablar de las imágenes hechas con propósitos religiosos, Éxodo 20:5 advierte: “No te inclinarás a ellas, ni las honrarás [i.e., no les mostrarás cualquier tipo de respeto, servicio o adoración]” (compare 1 Juan 5:21).

“Hijitos, guardaos de los ídolos”. Amén. (1 Jn. 5:21)

V.21: Un ídolo* es todo lo que sustituye a la fe verdadera, cualquier cosa que niega la absoluta humanidad y deidad de Cristo, cualquier concepto humano que diga tener más autoridad que la Biblia, cualquier lealtad que sustituya a Dios como el centro de nuestra vida.
Lo que pensemos acerca de Cristo es fundamental en nuestras enseñanzas, predicación y estilo de vida. Jesucristo es Dios y hombre, totalmente Dios y totalmente humano al mismo tiempo. Vino a la tierra para morir en nuestro lugar por nuestros pecados. Mediante la fe en El, podemos tener vida eterna y el poder para hacer su voluntad. ¿Cuál es su respuesta a la pregunta más importante que debiera contestar: Quién es Jesucristo?

Etimología:
*G1497 εἲδωλον = eídolon: de G1491; imagen (i.e. para adoración); por implicación dios pagano, o (plural) la adoración del mismo:- ídolo, imagen. (Strong).


A pesar de la advertencia divina, algunos en la comunidad católica insisten: “[S]i alguien se arrodilla simplemente haciéndolo como un gesto de respeto o cariño, no tiene nada de malo” (Zavala, 2000, énfasis añadido).
Parece que algunos partidarios de las imágenes religiosas leen el versículo de esta manera: “No te inclinarás a ellas, excepto para brindarles respeto y cariño”.

Sin embargo, ¡tal enunciado no se encuentra en la Biblia! Dios condena hacer imágenes con el propósito de “veneración”, reverencia, respeto o cariño religioso.

En el fondo, ¿a quién creeremos? ¿Creeremos a Dios quien nos dice: “No te inclinarás delante de las imágenes”, o a gente religiosa que nos dice: “No tiene nada de malo”?
En el principio, Dios advirtió: “Porque el día que de él comiereis, ciertamente morirás” (Génesis 2:17). Pero la serpiente dijo a la mujer: “No moriréis” (Génesis 3:4). Todo estudiante de la Biblia sabe muy bien lo que le pasó a la primera pareja humana que escuchó la voz de la serpiente que le garantiza que todo saldría bien. Muchos religiosos modernos deberían tomar en serio el mandamiento divino en cuanto a Quién debemos obedecer, ya que ¡desobedecer los mandamientos de Dios tiene mucho de malo!

1.2.    “¡IMÁGENES SI, ÍDOLOS NO!”:
En un sitio Web dedicado a la apologética católica, bajo el título “Imágenes Sí, Ídolos No”, encontramos la siguiente declaración enfática: “Los católicos no tenemos ‘ídolos’ como los pueblos paganos antiguos, SINO SOLAMENTE TENEMOS IMÁGENES” (Rojas, 2000, mayúsculas en original).

Con esta declaración se proponen dos cosas:
(1) La “veneración” de imágenes católicas no es idolatría; y
(2) existe diferencia entre un ídolo y una imagen.
Ya que hemos visto que la primera proposición es errónea, i.e., la “veneración” de imágenes católicas realmente es adoración, enfocaremos nuestra atención en la segunda proposición: ¿Existe diferencia entre un ídolo y una imagen?

El Diccionario Conciso de Oxford sugiere las siguientes definiciones (entre otras) para “imagen”:
(1) “una representación de la forma externa de una persona o cosa en el arte;
(2) una impresión visible que se obtiene por medio de una cámara, telescopio u otro artefacto;
(3) una persona o cosa que se parece mucho a otra;
(4) una semejanza; o
(5) Un ídolo” (Pearsall, 2002, p. 708, énfasis añadido).

Al definir la palabra “ídolo”, el mismo diccionario señala lo siguiente:
(1) “una imagen o representación de un dios que se usa como un objeto de adoración; y
(2) Un objeto de adulación” (p. 706, énfasis añadido).
Existen algunas diferencias entre una imagen y un ídolo. Una imagen puede ser una fotografía, un retrato, una comparación, una figura en la televisión o una pieza de arte. Sin embargo, es importante notar que una imagen también puede ser un objeto de adoración (i.e., un ídolo).

Algunos (que tienen buenas intenciones) argumentan que “todas la imágenes son ídolos”. Pero si este es el caso, entonces se pudiera acusar prácticamente a todos de ser idólatras, ya que la mayoría de personas tiene al menos una fotografía de alguien en su billetera, cartera o en su pared.
Teóricamente, se pudiera acusar a Dios de “idólatra”, ya que Él hizo al hombre a “imagen y semejanza” Suya (Génesis 1:26-27). Pero este no es un argumento legítimo. En realidad, algunas imágenes son ídolos.
La persona que desea agradar a Dios debe examinar las Escrituras cuidadosamente para determinar qué imágenes (ídolos) debe rechazar. Veamos la enseñanza bíblica concerniente a los ídolos.

Un ídolo es cualquier imagen a la cual se brinda reverencia y honra religiosa.
Éxodo 20:4-5 dice: “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás” (énfasis añadido).
Muchas veces, el partidario de la iconografía religiosa argumenta que las imágenes que el catolicismo promueve no son ídolos, ya que no representan a dioses paganos, sino a personas “santas”, y, en algunos casos, al Dios verdadero (vea Rojas, 2000). Sin embargo, el texto en Éxodo no apoya tal argumento. Dios condena cualquier imagen (sea de un dios pagano o del Hijo encarnado de Dios) hecha con motivo de adoración u honra religiosa (compare Hechos 17:24-25, 29).

“El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas,… ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas… Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres”.
(Hechos 17:24-25; 29)

NOTA: Hechos 24-30: Según Lorenzo Turrado la presentación de Pablo se puede resumir en la siguiente manera: Dios, creador de todas las cosas y de los hombres, puede y debe ser conocido por estos (vv. 24-28); pero, de hecho, los hombres no le han conocido, adorando en cambio estatuas de oro, de plata y de piedra (v. 29). Son los tiempos de la ignorancia (v. 30). La idea fundamental que Pablo hace resaltar en esta primera parte del discurso es el conocimiento de Dios por la sola razón natural (un tema que se encuentra de nuevo claramente en su carta a los romanos (Romanos 1:19-20).
 
Dios se aseguró que no lleguemos a tales interpretaciones erróneas al decir: “No te harás imagen...de lo que esté arriba en los cielos...ni abajo en la tierra...ni en las aguas debajo de la tierra”. Entonces, la pregunta llega a ser, ¿qué imagen, diseñada con motivo de adoración u honra religiosa, no estaría limitada por estos parámetros? ¿Son las imágenes católicas, las cuales son “veneradas” y honradas, representaciones de lo que está en el cielo, tierra, agua o debajo de la tierra?

Un ídolo es cualquier imagen que no merece la honra religiosa que se le brinda.
Cuando el diablo tentó a Jesús en el desierto, le dijo: “Todo esto te daré, si postrado me adorares” (Mateo 4:9).
A esta tentación, Jesús respondió: “Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás” (4:10). Con este enunciado singular y escritural, Jesús clarificó al enemigo de los cristianos que solo un Ser merecía tal consideración y adoración.
El punto de Jesús no fue que el diablo no merecía adoración por lo que era (i.e., un espíritu malo condenado al infierno), sino Su punto fue que el diablo no merecía adoración por lo que no era (i.e., el Dios soberano sobre toda la creación).

Algunas personas piensan que Jesús condena la adoración dirigida al diablo simplemente porque el diablo es intrínsecamente malévolo, pero que autoriza la adoración a seres “benévolos” (aunque no sean divinos).
Pero la verdad es que solamente Dios merece adoración (cf. Isaías 42:8). ¿Son divinas las imágenes del catolicismo? ¿Merecen honra y adoración? ¡Absolutamente no! Cuando alguien se postra delante de estas imágenes, acepta obedecer voluntariamente el requerimiento de adoración del tentador.

“Yo Jehová; este es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas”.
(Isaías  42:8. RV1960)

“¡Yo soy Yavé! ¡Ese es mi Nombre!, no daré mi gloria a otros ni mi honor a los ídolos”.   
(Isaías 42:8. Biblia Latinoamericana Católica)

Etimología:
H6456 פָּסִיל = Imagen, ídolo (Deut.7:25). — Pl. פְּסִילים; Const. פְּסִילֵי; Suf. פְּסִילֶיךָ.
פַּסִּים ¿Rayas a colores? (Diccionario Hebreo Bíblico).

H6456 פְּסִיל = pesíl: de H6458; ídolo:- escultura, estatua, ídolo, imagen, talla. (Strong). 
Un ídolo es cualquier imagen honrada religiosamente que no puede corresponder tal honra
El libro de 1 Reyes narra una de las historias más interesantes del Antiguo Testamento concerniente a los ídolos. Aquí Elías retó a los profetas de un dios antiguo, Baal, a dar una demostración del “poder” de su dios. El reto consistía en preparar un altar, cortar un buey en pedazos, colocarlo sobre la leña y luego invocar a su dios para que enviara fuego del cielo y consumiera la ofrenda. El reto fue aceptado.
Luego, “ellos tomaron el buey que les fue dado y lo prepararon, e invocaron hasta el mediodía, diciendo: ¡Baal, respóndenos! Pero no había voz, ni quien respondiese; entre tanto, ellos andaban saltando cerca del altar que habían hecho” (1 Reyes 18:26, énfasis añadido).
Ciertamente ellos adoraron, pero Baal no pudo responder, simplemente porque no era Dios.
Por otra parte, Elías preparó un altar y un sacrificio, los empapó completamente con agua, y oró a Dios Todopoderoso. Dios instantáneamente envió fuego del cielo que no solamente consumió el altar y la ofrenda, sino “aun lamió el agua” alrededor del altar (1 Reyes 18:30-38).

Los defensores del catolicismo argumentan que sus imágenes sí hacen milagros (vea Cruz, 1993; Nickell, 1999), pero, ¿dónde está la evidencia de sus “milagros”? ¿Por qué los hacen “en secreto” y solamente para aquellos que profesan el catolicismo? ¿Por qué no demuestran su “grandeza”, como se demostró la grandeza de Dios cuando Él envió fuego del cielo?
Si alguien hubiera preguntado a los profetas de Baal si su dios hacía milagros o podía enviar fuego del cielo, ¿qué hubieran respondido? Hubieran dicho, “Sí”. Por esta razón aceptaron el reto y suplicaron a su dios saltando cerca del altar.
Pero Baal* no podía realizar un milagro. ¿Pueden hoy las imágenes religiosas realizar milagros? Antes no pudieron hacerlo, y la situación no ha cambiado.

Etimología:
H1168 בַּעַל = Baal*: lo mismo que H1167; Baal, deidad fenicia:- Baal, ídolo. (Strong).

Un ídolo es cualquier imagen honrada religiosamente que no puede hacer nada.
En uno de los pasajes bíblicos más ilustrativos en cuanto a los ídolos, el salmista escribió:
Los ídolos de ellos son oro y plata, obra de mano de hombres. Tienen boca, mas no hablan; tienen ojos, mas no ven; orejas tienen, mas no oyen; tienen narices, mas no huelen; manos tienen, mas no palpan; tienen pies, mas no andan; no hablan con su garganta. Semejante a ellos son los que los hacen, y cualquiera que confía en ellos (Salmos 115:4-8).

NOTA: Salmo 115:4-8: Véase Isaías 44:9-20*, para otra sátira penetrante tocante a la idolatría.
*Isaías 44:9-20: Otra devastadora ataque  contra la idolatría (un intento de “inmunización” contra el peligro de la idolatría en Babilonia).
La Insensatez De La Idolatría:
“Los formadores de imágenes de talla, todos ellos son vanidad, y lo más precioso de ellos para nada es útil; y ellos mismos son testigos para su confusión, de que los ídolos no ven ni entienden… ¿Quién formó un dios, o quién fundió una imagen que para nada es de provecho? He aquí que todos los suyos serán avergonzados, porque los artífices mismos son hombres. Todos ellos se juntarán, se presentarán, se asombrarán, y serán avergonzados a una. El herrero toma la tenaza, trabaja en las ascuas, le da forma con los martillos, y trabaja en ello con la fuerza de su brazo; luego tiene hambre, y le faltan las fuerzas; no bebe agua, y se desmaya.  El carpintero tiende la regla, lo señala con almagre, lo labra con los cepillos, le da figura con el compás, lo hace en forma de varón, a semejanza de hombre hermoso, para tenerlo en casa. Corta cedros, y toma ciprés y encina, que crecen entre los árboles del bosque; planta pino, que se críe con la lluvia. De él se sirve luego el hombre para quemar, y toma de ellos para calentarse; enciende también el horno, y cuece panes; hace además un dios, y lo adora; fabrica un ídolo, y se arrodilla delante de él. Parte del leño quema en el fuego; con parte de él come carne, prepara un asado, y se sacia; después se calienta, y dice: ¡Oh! me he calentado, he visto el fuego; y hace del sobrante un dios, un ídolo suyo; se postra delante de él, lo adora, y le ruega diciendo: Líbrame, porque mi dios eres tú. No saben ni entienden; porque cerrados están sus ojos para no ver, y su corazón para no entender. No discurre para consigo, no tiene sentido ni entendimiento para decir: Parte de esto quemé en el fuego, y sobre sus brasas cocí pan, asé carne, y la comí. ¿Haré del resto de él una abominación? ¿Me postraré delante de un tronco de árbol? De ceniza se alimenta; su corazón engañado le desvía, para que no libre su alma, ni diga: ¿No es pura mentira lo que tengo en mi mano derecha?” (Isaías 44:9-20. Biblia RV1960)


Sus ídolos no son más que oro y plata,
  una obra de la mano del hombre.
Tienen boca pero no hablan,
  ojos, pero no ven ,
  orejas, pero no oyen,
  nariz, pero no huelen.
Tienen manos, mas no palpan,
  pies, pero no andan,
  ni un susurro sale de su garganta.
¡Que sean como ellos los que los fabrican
  y todos los que en ellos tienen confianza!
                                             (Salmos 115:4-8. Biblia Latinoamericana Católica).

“Los que se dedican a tallar estatuas de dioses no son nada por muchos que sean, y esas obras a las que quieren no sirven para nada. Sus partidarios no ven ni entienden nada, pero al fin se decepcionará. ¿Cómo se les ocurre fabricar un dios o fundir una estatua que de nada sirve? Todos sus cómplices llevarán un chasco, y esos artesanos se pondrán colorados. Que se reúnan todos y se presenten. Verán cómo sentirán, al mismo tiempo, miedo y vergüenza. El herrero trabaja con la fragua y a martillazos da forma a su obra; la trabaja con la fuerza de sus brazos. Siente hambre y se cansa y se agota. El escultor mide la madera, dibuja a lápiz la figura, la trabaja con el cincel y le aplica el compás. Lo hace siguiendo las medidas del cuerpo humano, y con cara de hombre, para ponerlo en un templo. Para esto tuvo que escoger un cedro o un roble entre los árboles del bosque, o bien plantó un laurel que la lluvia hizo crecer. El hombre ya tiene para hacer fuego, para calentarse y para cocer el pan. Pero también fabrica con esa madera un dios para agacharse delante de él; se hace un ídolo para adorarlo. Echa la mitad al fuego, pone a asar la carne sobre las brasas, y cuando está listo, se come el asado hasta quedar satisfecho. Al mismo tiempo, se calienta y dice: "Me caliento mientras miro las llamas". Y con lo que sobre se fabrica su dios, su ídolo, ante el cual se agacha, se tira al suelo, y le reza diciendo: "Sálvame, pues tú eres mi dios". No saben ni entienden. Sus ojos están tapados y no ven; su inteligencia no se da a la razón. No reflexionan ni son capaces de pensar o entender y decirse: "He echado la mitad al fuego, he puesto a cocer el pan sobre las brasas, he asado la carne que me comí, ¿y con lo que sobra voy a hacer esta tontería? ¿Y me voy a agachar ante un trozo de madera?" Ese es un hombre que se alimenta de cenizas; tiene su corazón engañado y se perderá. ¿No será capaz de recapacitar y de preguntarse: "¿Qué tengo en las manos sino puras mentiras?" (Isaías 44:9-20. Biblia Latinoamericana Católica)

V9: La insistencia en la impotencia de los ídolos da a entender que la tentación era grande para los israelitas que vivían en Babilonia, ciudad de dioses y de templos, con adivinos, horóscopos y videntes muy expertos. (Comentario Biblia Latinoamericana Católica, pie de página 507).

¿Qué Más Se Podría Decir?
Esta parece ser una descripción exacta de las imágenes que se hacen hoy con fines religiosos. ¿Pueden las imágenes del catolicismo lograr algo más que las imágenes que el salmista describió? ¿Pueden reparar sus narices rotas después de haber sido golpeadas por la pelota de algún niño? ¿Pueden limpiar su polvo, retocar su pintura o recoger el dinero que se les pone delante? ¿No les prenden velas porque las imágenes no pueden hacerlo por sí mismas? Y ¿no se les apagan porque las imágenes, aunque tienen bocas, no pueden soplarlas? ¿No les hacen procesiones y les cargan alrededor de la ciudad ya que las imágenes, aunque tienen pies, no pueden caminar o incluso tomar el primer autobús público? ¿Qué diferencia hay entre los ídolos del Salmo 115 y las supuestas imágenes “inofensivas” del catolicismo?

Un ídolo es cualquier imagen honrada religiosamente que degrada el concepto de la Divinidad
Los partidarios de la iconografía religiosa pueden continuar argumentando que sus imágenes no son ídolos porque no son representaciones de dioses falsos, sino de personas “santas” y del Dios verdadero. Pero ya hemos visto que estas imágenes también calzan en la categoría de ídolos.

Se debe enfatizar otro punto importante. Al hablar a los atenienses, Pablo les exhortó: “Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres” (Hechos 17:29, énfasis añadido).

NOTA: VV.24-30. Según Lorenzo Turrado la presentación de Pablo se puede resumir en la siguiente manera: Dios, creador de todas las cosas y de los hombres, puede y debe ser conocido por estos (vv. 24-28); pero, de hecho, los hombres no le han conocido, adorando en cambio estatuas de oro, de plata y de piedra (v. 29). Son los tiempos de la ignorancia (v. 30). La idea fundamental que Pablo hace resaltar en esta primera parte del discurso es el conocimiento de Dios por la sola razón natural (un tema que se encuentra de nuevo claramente en su carta a los romanos (Rom.1:19-20).

Véase Parte II:

No hay comentarios.:

Publicar un comentario