Parte I
¿PUEDE ALGUIEN SABERLO
CON CERTEZA?
(Salvación[1]: Su Certidumbre[ 2])
“Les dijo: Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre
del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna...”.
(1 Juan 5:13).
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Introducción:
¿Puede alguien verdaderamente saberlo con certeza?
¿Es posible que usted
sepa que sus pecados han sido perdonados?
¿Puede estar seguro de
que va camino al cielo?
¿Qué podemos decir del temor
al juicio y de la terrible posibilidad de ir al infierno?
¿Puede saber sin lugar a dudas que Dios le ha salvado de las
consecuencias eternas del pecado?
Este artículo, examina lo que la Biblia
dice en respuesta a esas preguntas. El foco especial de atención de este estudio
serán las palabras del apóstol Juan en su primera carta, la cual aborda el tema
de la seguridad
de salvación. Es nuestra oración que a medida que lea estas páginas
descubra las respuestas que necesita.
A. ¿QUÉ DIRÍA USTED?
¿Le gusta la espinaca? ¿Y
la carne de res? ¿Le gustaría visitar el polo sur? ¿Siente optimismo respecto a la economía de la nación? Si a la gente
le hicieran este tipo de preguntas daría una de tres respuestas diferentes:
Ø ❑SÍ.
Ø ❑NO.
Ø ❑NO HE DECIDIDO.
De la misma forma, las opiniones sobre
si una persona puede estar segura o no de que va al cielo caen en una de esas
tres categorías. Algunos dicen que sí, otros dicen que no, y hay otros que no
están decididos. Las ideas que aparecen a continuación representan variaciones
de estas tres posibles respuestas obtenidas cuando se preguntó a las personas
sobre su esperanza de vida eterna.
Fíjese si se puede identificar con alguna de ellas. Falta de preocupación.
«Creo que es una pérdida de tiempo preocuparse por
si uno va a ir o no al cielo. No hay forma de saberlo con certeza. No lo sabré
hasta que muera». Temor a lo peor. «Parece que siempre le estoy fallando a Dios.
Cuando esto sucede, temo que al final iré al infierno de todas maneras».
Confianza en las promesas de Dios. «Estoy seguro de que voy al cielo por versículos como Juan
5:24. Confío en las promesas de la Palabra de Dios».
Recuerdo de un día.
«Sé que voy al cielo porque recuerdo el día en que oré
para recibir a Cristo en mi vida». Se le deja a Dios. «Nunca me
atrevería a decir que voy a ir al cielo. Eso es algo que lo decide Dios».
Sentimientos de no ser digno. «A veces creo
que Dios me ama y me llevará al cielo». Pero cuando estoy deprimido,
me siento indigno y sin esperanza. Dependencia del amor de Dios. «Si Dios ama
tanto como dicen, no enviará a nadie al infierno».
Reemplazo De Los Sentimientos Con La Realidad.
«La seguridad de salvación[anexo] no se basa en sentimientos sino en
verdades. Creo que la Biblia tiene esas verdades».
La seguridad de la salvación no se basa en sentimientos sino en
verdades.
La Biblia tiene esas verdades. Tratar de ser una buena persona. «Estoy haciendo un esfuerzo
por ser una persona decente. Trato a los demás de la manera en que quiero que me
traten a mí. ¿No es esa la clase de persona
que Dios quiere que sea? Si imitó el ejemplo de
amor de Cristo estoy seguro de que voy a estar bien el día del juicio».
B. LE TOCA A USTED:
Supongamos que alguien fuera a
preguntarle si tiene usted la certeza de su salvación. ¿Qué le respondería? ¿Por qué? Si contesta Sí, el tema de este
artículo no debería sorprenderle. Las
páginas siguientes le ayudarán, entonces, a evaluar las razones que tiene para
estar seguro del cielo y le exhortarían a confiar en las verdades de la Palabra
de Dios.
Si, por el contrario, contesta No, o no he decidido, tiene que
ser cauteloso: este artículo le premiará a pensar en el asunto. Está diseñado para
dar respuestas bíblicas que lo ayuden a discernir las cosas y a evaluar sus sentimientos.
I. EVIDENCIA DE SEGURIDAD:
¿Cómo se puede estar seguro de nada? Por ejemplo, si
usted viviera en una región propensa a los terremotos, ¿cómo podría estar seguro de que su casa no
se va a derrumbar hoy o mañana? Sería muy tranquilizador examinar el
plano de la casa o del edificio de apartamentos donde viviera y averiguar que
el fundamento, las paredes y el techo están diseñados para ser firmes y
confiables, y que hasta pueden soportar un fuerte terremoto.
De la misma forma, ¿cómo
sabe usted que su esperanza del cielo se mantendrá viva cuando venga el juicio
de Dios que sacudirá la tierra? Sería muy tranquilizador tener alguna
evidencia de que su esperanza no es una ilusión. Tal evidencia está disponible.
Primera de Juan, una carta del Nuevo Testamento, describe las evidencias que nos
pueden dar la seguridad. Si imaginamos esas evidencias como elementos de un
plano veremos que cada parte refuerza la estructura completa. Los seis
elementos que se describen en el plano de la seguridad de Juan son:
• La autoridad de
la Biblia.
• La obra de Cristo.
• Su fe en Cristo.
• Su obediencia a Cristo.
• Su amor por otros cristianos.
• La seguridad que da el Espíritu Santo.
El diagrama: que usaremos en
este estudio representa el progreso lógico de las verdades esenciales para que uno
pueda decir que está seguro de su salvación. El fundamento sobre el cual deben descansar
las otras razones que tenemos para estar seguros es la autoridad de la Palabra
de Dios. Sobre el fundamento se levantan cuatro columnas de apoyo. Cada columna
es una evidencia de que nuestra salvación es segura. La obra acabada de Cristo
y nuestra fe personal en Él son razones sólidas para estar seguros.
La Biblia también nos dice que nuestra
obediencia a Cristo y nuestro amor por otros cristianos son evidencias de una
fe verdadera y salvadora. La albardilla que descansa sobre las columnas es la seguridad
interior que el Espíritu Santo nos da. El Espíritu señala a las verdades de la
Palabra de Dios, la suficiencia de la obra de Cristo, la realidad de nuestra fe
y las evidencias de nuestra obediencia y amor.
II. FUNDAMENTO: La Autoridad De
La Biblia:
Es esencial que toda creencia tenga un fundamento sólido. Igual que un
edificio, debe estar erigida sobre terreno inconmovible. Esto quedó ilustrado
cuando una importante compañía eléctrica estaba erigiendo una planta de energía
nuclear. Se gastaron millones de dólares en la masiva estructura que albergaría
el reactor nuclear. Pero la inspección reveló que el fundamento era inadecuado.
Como resultado, la seguridad de la comunidad era incierta y hubo que abandonar
el proyecto.
Dios desea que los cristianos estén seguros de su salvación. Por eso ha establecido
una sólida base de verdad: las muchas afirmaciones de seguridad que se hallan
en las Escrituras. Una de las secciones clave de la Biblia que aborda este
asunto de la certidumbre absoluta está en la carta de 1 de Juan del Nuevo
Testamento. Las palabras de apertura de la epístola de Juan establecen claramente
su propósito. Juan escribió:
Lo que era desde el principio, lo que
hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y
palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos
visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el
Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído eso os
anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión
verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os
escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido (1 Juan 1:1-4):
Ø Lo primero que Juan quería establecer era
que se podía confiar en todo lo que él escribió sobre Cristo.
Ø Segundo, él quería que sus lectores
compartieran con él el gozo de su salvación.
La fe no se alimenta del aire,
sino de los hechos.—Os Guinness.
Las palabras del apóstol fueron
apropiadas, no sólo para sus lectores del primer siglo, sino también para nosotros
hoy. Por lo que Dios inspiró a escribir a Juan en su primera carta podemos saber
lo que se necesita para agradar y estar seguros del perdón y de la paz con
Dios. Cuando Juan estaba a punto de concluir su epístola volvió a recordar a
sus lectores que prestaran atención a lo que había escrito.
Les dijo: Estas cosas os he
escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis
que tenéis vida eterna... (1 Juan 5:13). Juan hizo saber a sus lectores
que lo que había registrado les daría una gran seguridad. Por lo que nos ha dicho
el apóstol, así como por lo que leemos en el resto de las Escrituras, sabemos
que el fundamento de nuestra fe se halla en las páginas de las Palabra
inspirada de Dios.
Para fines de nuestro estudio en este
artículo nos concentraremos primordialmente en las tranquilizadoras verdades
que Juan mencionó en su breve carta.
Reflexión.
PALABRAS TRANQUILIZADORAS:
• Y esta es la
voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y
cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero (Juan
6:40).
• Y yo les doy
vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi
mano (Juan 10:28).
• ...porque yo sé
a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi
depósito para aquel día (2 Timoteo 1:12).
¿Qué le sucede a una casa construida en una playa cuando
la azotan fuertes vientos y o las altas? ¿Por
qué no son los sentimientos emotivos un buen fundamento sobre el cual edificar
la seguridad de nuestra salvación? ¿Ha
dudado de su relación con Dios? ¿Por qué las
circunstancias difíciles nos hacen dudar de lo que Dios ha dicho? ¿Está dispuesto a aceptar la Biblia como una verdad «sólida» sobre la cual
basar la seguridad de su salvación?
2.1. COLUMNA 1: La Obra De
Cristo:
Si estuviera desempleado y debiera
S/.90,000 nuevo soles a un banco, probablemente pensaría que la situación es irremediable.
Pero, ¿qué
pasaría si un billonario le dijera que él va a pagar su deuda y depositara un
millón de soles en su cuenta? ¿Qué más
podría hacer usted para pagar su deuda?
Nada más que aceptar el regalo y sacar
los fondos de una cuenta bancaria que ahora es muy saludable. ¿Y nuestra cuenta espiritual con Dios? Jesús ha hecho todo lo necesario para proporcionar
salvación completa a toda persona que haya vivido o vivirá. La enorme deuda del
pecado ha sido pagada. Y eso lo incluye a usted, por mucho que haya pecado.
Cumple Con Las Exigencias De Dios.
El apóstol Juan escribió que el sacrificio
de Cristo fue suficiente para cumplir con las santas exigencias de justicia de
Dios. Puesto que Dios es perfecto, no puede tolerar el pecado (1 Juan 1:5, 6).
Pero hay esperanza para el hombre pecador: Juan afirmó: Y él [Jesucristo] es la
propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino
también por los de todo el mundo (1 Juan 2:2).
La palabra propiciación tiene el
significado de satisfacer la justicia de Dios. La naturaleza de Dios exigía que
Él hiciera algo respecto al pecado. No obstante, lo que hizo fue extendernos misericordia
en vez del juicio que merecíamos. Dios envió a su único Hijo a llevar nuestro
pecado sobre Sí y a convertirse en el objeto de la ira de Dios contra el
pecado.
Si hemos recibido la oferta de perdón de
Cristo somos perdonados y ya no tenemos que temer el castigo eterno por el
pecado. En el Antiguo Testamento Dios dijo:
«Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo
os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas...»
(Levítico 17:11).
La sangre de animales nunca hubiera podido
proporcionar sacrificio suficiente. Los sacrificios del Antiguo Testamento anunciaban
un sacrificio futuro del Señor Jesucristo en la cruz.
Está Consumada.
La gran verdad de 1 Juan concerniente a
la obra suficiente de Jesucristo se enfatiza en todo el Nuevo Testamento. Jesús
dijo en la cruz: «Consumado es» (Juan 19:30). Él sabía que había vaciado
la copa de la ira de Dios. Su obra estaba hecha. Es tan completa que Dios no requiere nada
más de nosotros para añadir a ese sacrificio:
v Ni méritos personales,
v Ni rituales religiosos,
v Ni obras exhaustivas.
Todo cuanto necesitamos hacer es confiarnos
a Él.
Se Nos Ofrece a Nosotros.
Juan
nos dijo: «El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que
no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida» (1 Juan 5:12).
Jesús ofrece una nueva vida espiritual a todos los que creen en Él (Juan 7:37,
38). Puesto que Cristo ha derrotado el pecado y la muerte mediante su
sacrificio expiatorio y su victoriosa resurrección, podemos restaurar nuestra
relación con Dios.
El sacrificio de Jesucristo cubre todo
nuestro pecado, nos da aceptación con Dios, nos libera de la esclavitud, nos
libra de su ira, y nos capacita para comparecer sin mancha ante la presencia de
Dios. Dios desea que usted descanse en la obra acabada de Cristo. Su sacrificio
tiene un valor infinito.
La salvación está disponible para todos
los que acepten el regalo. El apóstol Pablo escribió: Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros,
pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe (Efesios
2:8, 9). Si aceptamos la oferta de Cristo podemos exclamar junto con el apóstol
Pablo: «¡Gracias
a Dios por su don inefable!» (2 Corintios 9:15).
El evangelio no es una
serie de instrucciones para un hombre que se está ahogando, sino perdón y
suspensión de la muerte para un hombre que no lo merece.—Paul Littl.
Reflexión.
¿En qué ha estado confiando para llegar a ser aceptable ante
Dios y para que le ayude a ir al cielo? ¿Podría
pagar el precio por su pecado siendo lo suficientemente bueno? Dele gracias a
Dios por todo lo que Él ha hecho por usted para hacer posible su salvación.
2.2.
COLUMNA 2: Su Fe En Cristo:
Si usted quisiera volar de Perú a Israel
tendría que ir al aeropuerto, comprar un boleto, y subir al avión. No le haría
nada bien sentarse en la terminal del aeropuerto y decir: «Sí, sé que el avión es confiable y que el
piloto está bien capacitado, y que voy a llegar a Israel si me subo».
Necesita abordar el avión. No es suficiente que simplemente sepa la verdad; tiene
que hacer algo al respecto. Lo mismo sucede si quiere ir al cielo.
¿Qué Es La Fe?
La fe implica una
respuesta a la verdad que conocemos sobre Jesucristo. Cuando
hablamos de fe en Cristo nos referimos a una expresión personal de confianza en
Él y dependencia de Él. No es suficiente reconocer intelectualmente que Jesús
es el único que puede llevarnos al cielo. No es suficiente saber que lo que Él
hizo fue suficiente para pagar la pena por nuestro pecado. Debemos colocar
nuestra confianza en Él, aceptar su oferta, y ponernos en sus manos.
Véase Parte II.
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