DOS REYES IDÓLATRAS:
(2 Reyes 21:1-26)
“…
Porque volvió a edificar los lugares altos que Ezequías
su padre había derribado, y levantó altares a Baal, e hizo una imagen de Asera,
como había hecho Acab rey de Israel; y adoró a todo el ejército de los cielos,
y rindió culto a aquellas cosas… Asimismo
edificó altares en la casa de Jehová, de la cual Jehová había dicho: Yo pondré
mi nombre en Jerusalén… Y edificó altares para
todo el ejército de los cielos en los dos atrios de la casa de Jehová… Y pasó a su hijo por fuego, y se dio a observar los tiempos,
y fue agorero, e instituyó encantadores y adivinos, multiplicando así el hacer
lo malo ante los ojos de Jehová, para provocarlo a ira…”.
(2 Reyes 21:1-26)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Introducción:
Breve y triste
relato de los reinados de dos reyes de Judá, Manasés y Amón. 1. La Rebeldía e Idolatría De Manasés. 2
Reyes 21:1-18: De Manasés se nos dice:
Que dedicó a toda clase de maldades (vv.1-9, 16) Que, por ello, Dios lo destinó
(y a Jerusalén por causa de él) a la ruina (vv.10-18). 2 Crónicas menciona su
aflicción y su arrepentimiento. 2. Amón, Por El Mismo Camino De Su Padre. 2
R.21:19-26: De Amón se nos dice únicamente que vivió en pecado (vv.19-22),
murió a espada y dejó el trono a su buen sucesor Josías (vv.23-26). Jerusalén
se corrompió y debilitó mucho durante estos dos reinos.
Entender que la idolatría es desde un
principio desde que el hombre se sublevó contra su Creados [Dios], se han
creados ídolos, estatuas, personas imágenes de hombres y mujeres, animales,
etc… la historia está plagada de todos estos supuestos representantes de dios
en la tierra según la rebeldía del hombre la razón humana, frente a la razón
Divina de Dios.
I. Dos
Reyes Idólatras, Padre e Hijo, Que Llevan a Judá a La Ruina. 2 Reyes 21:1-26:
El libro de Reyes clasifica a Manasés
como el peor de todos los reyes. Sus pecados causaron la caída de Judá (23:12,
26; 24:3; ver Jeremías 15:4). Como el único rey comparado con Acaz (v. 3) fue
el “Jeroboam"
de su país. Su maldad fue más dramática debido a que vivió entre los dos
grandes reformadores, los mejores reyes después de David. Manasés destruyó la
buena obra de su padre, y Josías, su nieto, desmanteló la estructura de
apostasía pieza por pieza (Jeremías 23:4-5; 23:10; 23:12; 23:24).
“Derribó además
el rey los altares que estaban sobre la azotea de la sala de Acaz, que los
reyes de Judá habían hecho, y los altares que había hecho Manasés en los
dos atrios de la casa de Jehová; y de allí corrió y arrojó el polvo al arroyo
del Cedrón”.
2 R. 23:12.
“Con todo eso,
Jehová no desistió del ardor con que su gran ira se había encendido contra
Judá, por todas las provocaciones con que Manasés le había irritado”. 2 R. 23:26.
“Ciertamente
vino esto contra Judá por mandato de Jehová, para quitarla de su presencia, por
los pecados de Manasés, y por todo lo que él hizo”. 2 R. 24:3.
Manasés fue la antítesis sin par de
Josías y de David; no sobresalió ni un solo acto positivo durante su reinado de
más de medio siglo; pero sí hubo un resurgimiento de las prácticas de las
religiones cananeas y filisteas, y posiblemente la introducción de creencias
asirias.
El libro de Reyes no menciona la
situación internacional; sin embargo, de fuentes extra bíblicas se sabe que
Manasés fue un vasallo leal de Asiria, pagando siempre el tributo y aun
cooperando en campañas militares durante el apogeo de la extensión y del poder
del Imperio Asirio con sus poderosos emperadores Esarjadón y Asurbanipal.
1.1. La Rebeldía e Idolatría De Manasés. 2 Reyes
21:1-18:
Manasés, el hijo
de Ezequías y Hefsiba, ascendió al trono a la edad de 12 años y reinó por 55
años hasta la edad de 67; tuvo el reino más largo de la monarquía davídica.
Volvió atrás la gran reforma de su padre
por medio de su orgía de apostasía. Si comenzó la misma al ascender el trono,
sugiere que la reforma de Ezequías fue superficial y que una gran parte del
pueblo no estuvo a favor de ella.
Su nombre quiere decir "causa a
olvidar". Posiblemente su padre le dio ese nombre por la
consolación que recibió cuando nació. Ya por fin tenía un heredero y
posiblemente después de muchos años sin uno o después de la pérdida de un hijo
anterior.
Otra posibilidad es que su nacimiento le
causó a su madre olvidar el dolor del parto.
La primera parte de este capítulo esencialmente presenta un catálogo
de por lo menos nueve pecados horrendos de Manasés que provocaron la ira de
Dios:
· Practicó la
idolatría de los cananeos (v. 2);
· reconstruyó los
santuarios paganos derrumbados por su padre;
· levantó altares
a Baal[1], algo que no había ocurrido desde los
tiempos de Atalía;
· en esto imitaba
al terrible rey de Israel, Acab (comp. 1 R.16:31-33).
· También erigió
un árbol ritual de Asera[2];
· adoró a los
astros del cielo (v. 3).
· Retó la
exclusividad y soberanía de Jehová cuando construyó altares (a Baal) dentro del
templo y en los dos atrios (el exterior y el de los sacerdotes) del mismo
templo que llevaba el nombre de Jehová;
· los altares de
los atrios fueron dedicados a los astros (v. 5).
· Evidentemente se
trataba del retorno a la práctica de los asirios de adorar el sol, la luna, los
planetas y las estrellas.
También colocó una imagen de Asera
dentro del templo, violando así la voluntad de Dios expresada a David y a
Salomón, porque la residencia de Jehová sería el templo y el pueblo de Israel
habitaría la tierra prometida si guardaban sus instrucciones (1 R.21:7-8).
Se ve la temeridad de Manasés, porque no
se trataba de un árbol como antes sino de una imagen colocada dentro del mismo templo.
Esta fue la primera vez para ese tipo de sacrilegio (ver Jeremías 7:30).
Además,
hizo a:
· su hijo pasar
por el fuego,
· practicó la
magia,
· la hechicería, y
· el espiritismo
(v. 6).
Evidentemente quitó la vida de un hijo
sobre el altar fogoso del dios Moloc[3] (comparar Acaz en 16:3 y el rey de Moab
en 3:27).
“Antes bien, llevabais el tabernáculo de
vuestro Moloc[3] y
Quiún[4],
ídolos vuestros, la estrella* de vuestros dioses que os hicisteis”. Amos 5:26.
Buscaba
saber su futuro por medio de la adivinación. Posiblemente la hechicería
incluía serpientes o el uso de agua para predecir la suerte.
Consultaba a los espiritistas con el fin
de hacer contacto con los muertos o sus espíritus. Por medio de todas estas
abominaciones, Manasés arrastró a Judá por el mismo camino de Israel.
Profanó la ciudad y el templo que Dios
había escogido para poner su nombre (vv. 4, 7). La expresión su nombre sugiere
la misma presencia de Dios, que se podría invocar o a quien dirigirse.
NOTA: La *Astrología 2 Reyes 23:5: Astrología
significa estudio de los astros. En griego la palabra horóscopo es su forma principal y significa hora (división del
día), y skopeo (mirar, observar). La astrología es una práctica adivinatoria, que
supone que los astros influyen en el curso de los acontecimientos y en el
destino de los seres humanos.
Los
orígenes de la astrología se remontan a la identificación de los planetas como
dioses en Babilonia y Asiria. En sus comienzos, la astrología era privilegio de
la clase sacerdotal, era una práctica puramente religiosa. Según Tolomeo
(90-168 d. de J.C.), en el año 747 d. de J.C., ya se preveían eclipses. Se
conocían cinco planetas del sistema solar; a estos se unieron el sol y la luna,
y formaron así el número siete.
La astrología hizo que cada uno de ellos
correspondiera con una divinidad mayor:
· Marduk = (Júpiter),
· Istar = (Venus),
· Nimerta = (Saturno),
· Nebo = (Mercurio),
· Nergal = (Marte),
· Sin = (la luna),
· Samas = (el sol).
Estos dioses planetas eran
llamados
“intérpretes” porque
permitían interpretar el futuro, el cual era una ejecución de la voluntad de
esa “asamblea divina”. El centro del sol
describe en la esfera celeste un círculo máximo. Su trayectoria aparente es
plana y está situada en el plano que contiene la tierra. A ese plano se le da
el nombre de eclíptica, porque los eclipses solo se producen cuando la luna lo
atraviesa. La zona limitada por los dos círculos paralelos situados a 8, 5º
de la eclíptica de cada lado de ella, recibe el nombre de zodíaco. Esta zona,
por donde circulan los planetas del sistema solar, fue cortada en doce
“casas” de 30 cada una, estos son
los signos del zodíaco. En la Biblia encontramos varias advertencias de Dios
contra estas prácticas: Deut.4:19; 1 R.23:5.
No obstante, el pueblo siguió a Manasés
su líder a una perversidad peor que la de los cananeos. Los pecados del rey
infectaban a la nación entera. La sedujo (v. 9) y los obligó a pecar con
imágenes (v. 22). Por eso Jehová
comunicó sus palabras proféticas: Debido a la profundidad de sus pecados,
Jehová prometió mandar un desastre sobre Judá y Jerusalén que causaría dolor
aun a los que oían de él. Usó tres figuras en relación
con el juicio que se acercaba:
· La primera metáfora, retiñirán ambos
oídos (v. 12) subrayó la severidad del juicio. Esta frase comunicó una reacción
de recelo y asco hacia algo más allá que la decencia y la posibilidad.
El castigo sería tan fuerte que les
daría terror con solo escuchar la noticia de él (ver su uso en 1 Samuel 3:11 y
Jeremías 19:3-9). Señala que Dios no cierra sus ojos ante la maldad, sino que
la juzga.
· La segunda metáfora, profética para
la condenación fue una figura de la carpintería. Jehová usaría el cordel para
calcular la cantidad de destrucción. La plomada se usaba como instrumento en la
demolición o como tranquil para determinar si un muro estaba derecho (comp. el
uso para Israel [Amos 7:7-8]). Se trababa de un cordón con un pedazo puntiagudo
de plomo en un extremo.
De manera que Dios iba a juzgar al rey y
a su pueblo usando un cordel con una plomada para averiguar si las vidas
estaban derechas según sus leyes y mandamientos. Jehová no usaba dos criterios,
uno para Judá y otro para Israel; castigaría a Jerusalén de la misma manera que
había afligido a Samaria.
· La tercera figura, en las palabras proféticas fue
de la cocina donde se limpiaban los platos sucios, los cuales una vez limpios
se ponían boca abajo. Si voltear el plato al terminar una comida quería decir
que uno estaba muy lleno, que no podría comer más, entonces significaría que
Jehová no aguantaría más los pecados de Judá y de Jerusalén; por lo tanto todo
el pueblo sería exterminado. Por su desobediencia desde el éxodo, lo entregaría
a sus enemigos para ser saqueado y despojado (v. 14). De manera que, el que en
un tiempo formaba una posesión y un tesoro especial de Jehová, ya estaba
entregado a saqueadores.
O la figura podría sugerir que al
invertir el plato totalmente se demostraba que Jerusalén quedaría completamente
despoblado (v. 13; ver Jeremías 51:34). Significaría un vacío, una carencia,
tal vez una hambruna. No quedaría ningún plato con comida, ni siquiera un
bocado, y la ciudad santa se convertiría en una desolación sin sustento para la
vida. Por otro lado, podría sugerir que una vez que el trapo de enjugar, es
decir el juicio de Dios, limpiara a Judá, estaría lista para nuevo uso.
Las tres metáforas en conjunto
claramente señalan que si un pueblo pasa por alto la obediencia a Dios y a sus
leyes, eso le lleva a una destrucción horrenda; sería el fin de lo que uno
pensaba que nunca terminaría.
¿Quiénes
pronunciaron esas palabras proféticas? Los nombres no aparecen en el texto, y
las pocas palabras sugieren una escasez de la palabra de Dios, pues comparado
al largo reinado de medio siglo muy poco se dice.
Aunque existía una tradición de que
Manasés había matado a Isaías, probablemente no fue ese el profeta que habló
esas palabras.
Otra posibilidad sería Habacuc, ya que
él predijo vívidamente el juicio babilónico (Hab.1:5).
Además de la idolatría de Judá, bajo el
liderazgo de Manasés, se mataba a muchos inocentes en Jerusalén. Su reinado fue
opresivo y violento, derramando mucha sangre inocente (comp.
Deuteronomio 19:10; 19:13; 21:8-9; Salm.6:17; Isaías 59:7; Jeremías 7:6; 22:3).
(Años más tarde, cuando el cronista escribió 2 Cron.33:12-13, presentó a
Manasés como un ejemplo glorioso de arrepentimiento. En el relato de 2 Reyes no
se dice nada de esto).
Esto puede referirse a los niños
sacrificados al dios Moloc[3], o al asesinato de los profetas, o a la
ejecución de personas para confiscar su propiedad, o a una combinación de
estos.
“Y no des hijo tuyo para
ofrecerlo por fuego a Moloc; no contamines así el nombre de tu Dios. Yo Jehová”.
Levíticos 18:21.
“Antes bien
llevasteis el tabernáculo de Moloc[3], Y la estrella de
vuestro dios Renfán[5], Figuras que
os hicisteis para adorarlas. Os
transportaré, pues, más allá de Babilonia”. Hechos 7:43.
NOTA: Hechos 7:43: Moloc… Renfán[5]. Moloc
era el título de varias divinidades cananeas a las que se ofrecían sacrificios humanos. Renfán era el nombre de un dios
conectado con el planeta Saturno.
Algunos profetas usaban esta expresión
para referirse a la opresión de los pobres y marginados (ver Jeremías 7:6;
22:3, 22:17; Ezequiel 22:6 ss., 25 ss.).
Cuando
murió, lo enterraron en el jardín de Uza del palacio. Tampoco su
padre Ezequías fue enterrado en el cementerio real, posiblemente porque ya no
quedaba espacio para sus tumbas. Únicamente padre e hijo reposaron en el jardín
de Uza.
Ese jardín pudo haber sido dedicado a un
dios especial como también pudo haber sido un jardín del rey Uzías. Su hijo
Amón comenzó a reinar (v. 18).
Vale la pena preguntar, ¿quién o qué
llevó al hijo del gran reformador de Jehová a un colapso espiritual sin
precedente? Un factor pudiera ser la poca edad de Manasés cuando su padre
murió, pues comenzó a reinar a los 12. No obstante sucedió lo mismo con Joás,
un niño de siete años, en cuyo caso estuvo bajo la influencia reverente de dos
asesores santos, Joyada y Josabet (Ezequiel 11:1-12).
Es de suponerse que el niño Manasés
estuvo bajo la influencia de la facción idólatra[6] o reaccionaria de la
corte que se oponía a las reformas de su padre. Evidentemente a una tierna edad
cayó en manos de una cruzada bien planeada contra Jehová. Cabe señalar otros
factores.
“Por cuanto Manasés rey de
Judá ha hecho estas abominaciones, y ha hecho más mal que todo lo que hicieron
los amorreos que fueron antes de él, y también ha hecho pecar a Judá con sus ídolos”. 2 R. 21:11.
Según el libro de Crónicas, como niño
presenció la declinación espiritual de Ezequías, y es muy probable que esto le
influyera para mal.
Además durante su administración faltaba
la voz de un profeta como Isaías, para contrarrestar la cruzada real a favor de
la idolatría.
También es probable que algunos
sacerdotes rurales favorecieran de nuevo el uso de los lugares altos o
santuarios paganos mientras alguna gente prefería los placeres paganos que
prohibía el yahvismo, con su insistencia en la moralidad y la justicia (ver
Jeremías 44:15-19).
No obstante estas influencias, la culpa
finalmente la tenía el rey que reinó 55 años y así lo reconocían las generaciones
posteriores (2 R. 24:3-4).
En Resumen:
El
argumento básico en este pasaje es el siguiente:
· primero, los pecados de Manasés fueron peores
que los de las naciones que Israel había desplazado (vv. 2, 9, 11).
· Segundo, Manasés superó en maldad a Acab, el
peor rey de Samaria (vv. 3, 13).
· Tercero, estos actos de desobediencia provocaron
a Jehová a la ira (vv. 6, 15). Por lo tanto, igual que en el caso de Samaria,
Jerusalén y su templo serían destruidos (vv. 4, 13).
1.2. Amón, Por El Mismo Camino De Su Padre. 2
R.21:19-26:
Amón, hijo de Manasés y de Mesulemet,
comenzó a reinar a la edad de 22 años y reinó solamente dos años. Aunque su
nombre es idéntico a un dios egipcio, pudo tener raíces heb. Que sugieren “tener confianza
en” o “ser fiel”.
Posiblemente su madre y abuelo, que tenían
nombres arábicos, procedían de Arabia, aunque Jotba ha sido identificado con
pueblo s tan distantes como Galilea, el golfo
de Acaba y las colinas de Hebrón. Hizo lo malo a los ojos de Jehová, porque
adoraba los mismos ídolos que su padre y así violaba la voluntad del Señor (vv.
19-22).
En un levantamiento en el palacio Amón
fue asesinado; posiblemente la facción estaba compuesta en parte de sacerdotes
que querían actuar antes de que el joven rey consolida su poder. Es posible
también que factores internacionales influyeran este acto debido a su
cooperación con los asirios.
Un tercer factor pudo haberse
relacionado con la sucesión al trono ya que nació cuando Manasés tenía 45 años,
lo que probablemente indicaría que fuera uno de los hijos más jóvenes.
Como quiera, la gente del país mató a
los conspiradores y colocó en el trono a su hijo Josías. La interferencia de la
gente del país o el pueblo de la tierra (’am ha’arets) en Judá, desde los
tiempos de Amón hasta la destrucción de Jerusalén en el 586 a. de J.C. cuando
la dinastía estaba en peligro, fue evidente.
Durante todo el período de Judá solo el
pueblo de la tierra (’am ha’arets) formó un grupo estabilizador. Siempre
permaneció leal a la dinastía davídica, y especialmente en momentos de crisis
se dejó sentir su presencia (comp. el caso de Joás en el cap. 11). Puede que
este grupo no apoyara de ninguna manera la política religiosa y pro Asiria de
Manasés y Amón sino que fue simplemente leal a la dinastía de David. La
regencia de ellos, cuando Josías era un niño, sugiere una posición yahvista.
Note:
que
fue uno de los primeros grupos castigados por los babilonios (ver 23:35).
Enteraron al asesinado en el mismo
jardín donde estaba la tumba de su padre (v. 26). Cabe señalar que la única
contribución positiva de Amón fue producir un hijo que fue uno de los mejores
reyes de Judá.
Concluimos:
El Señor expulsará a todo profesante que
le deshonre con sus crímenes, pero nunca abandonará su causa en la tierra.
En el libro de las Crónicas leemos que
Manasés se arrepintió y Dios lo aceptó; de esa manera, podríamos aprender a no
desesperar de la recuperación de los más grandes pecadores.
Pero que nadie se atreva a seguir
pecando por suponer que puede arrepentirse y reformarse cuando le plazca. Hay
unos pocos casos de la conversión de pecadores notorios, para que nadie se
desespere, y son pocos para que nadie presuma.
Amón, malvado como su padre Manasés, fue
el decimoquinto gobernante de Judá; sus siervos lo mataron tras reinar durante
dos años. El fin de los malvados, es su propia ruina, pero hay alternativa Dios
ama a la humanidad el amor y su misericordia siempre está a la mano para el
hombre que se arrepiente y deja su maldad, búscalo mientras estés vivo en vida,
porque de muerte nada se puede hacer…
___________
Notas y
Bibliografía:
[1] H1168 בַּעַל
= Baal: lo mismo que H1167; Baal, deidad fenicia:- Baal, ídolo.
(Strong).
[2] H842 אֲשֵׁרָה =
asherá: o אֲשֵׁירָה asheirá; de H833; feliz; Asherá (o Astarté)
diosa fenicia; también imagen de la misma:- imagen o símbolo de Asera, árbol para Asera.
Compárese con H6253. (Strong).
[3] H4432 מֹלֶךְ = mólek:
de H4427; Molek (i.e. rey), deidad principal de los amonitas:- Moloc.
Compárese con H4445. (Strong).
[4] H3594
כִּיּוּן = Kiún: de H3559;
propiamente estatua, i.e. ídolo; pero usada (por eufemismo) para alguna deidad
pagana (tal vez correspondiente a Priapo o Baal-peor):- Quiún. (Strong).
[5] G4481
Ρεμφάν = Jremfán: o ̔Ραιφάν = Jraifán; por transliteración
incorrecta de una palabra del hebreo de [H3594]; Remfán (i.e.
Chiún), un ídolo eg.:- Renfán. (Strong).
[6] gillûlîm = (גִּלּוּלִים,
H1544), «ídolos». De los 48 casos de este vocablo solamente
9 no están en Ezequiel. Este término para «ídolos» es desdeñoso y originalmente puede haber
significado «bolitas
de estiércol»: «Destruiré vuestros lugares altos, derribaré vuestros altares
donde ofrecéis incienso, amontonaré vuestros cuerpos inertes sobre los cuerpos
inertes de vuestros ídolos, y mi alma os abominará» (Levíticos 26:30
rva).
Este término y
otros que significan «ídolo» demuestran el horror y el desprecio que
los escritores bíblicos sentían por ellos. En pasajes como Isaías 66:3 el
término para «ídolo»,
significa «extraño,
misterioso o maldad». En Jeremías 50:38 encontramos el vocablo îm, que significa «susto u horror». El término îl significa «ídolo» en Levíticos 19:4 y expresa «nulidad o
debilidad». En 1 Reyes 15:13 se usa el vocablo hebreo mipletset, que quiere decir «cosa horrible,
causa de temblor». Una raíz que significa hacer o formar una imagen,
(homónima de la raíz que significa «tristeza y dolor»), se usa en varios pasajes (com.
1 Sam.31:9). (VINE).
- e-Sword-the. LEDD.
- Biblia de Estudio RYRIE.
- Pastor: Carlos Ramírez Jiménez.
29//06//2017.
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