sábado, 12 de agosto de 2017

DOS REYES IDÓLATRAS: (2 Reyes 21:1-26)

DOS REYES IDÓLATRAS:
(2 Reyes 21:1-26)

“… Porque volvió a edificar los lugares altos que Ezequías su padre había derribado, y levantó altares a Baal, e hizo una imagen de Asera, como había hecho Acab rey de Israel; y adoró a todo el ejército de los cielos, y rindió culto a aquellas cosasAsimismo edificó altares en la casa de Jehová, de la cual Jehová había dicho: Yo pondré mi nombre en JerusalénY edificó altares para todo el ejército de los cielos en los dos atrios de la casa de JehováY pasó a su hijo por fuego, y se dio a observar los tiempos, y fue agorero, e instituyó encantadores y adivinos, multiplicando así el hacer lo malo ante los ojos de Jehová, para provocarlo a ira…”.
(2 Reyes 21:1-26)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

Introducción:
Breve y triste relato de los reinados de dos reyes de Judá, Manasés y Amón. 1. La Rebeldía e Idolatría De Manasés. 2 Reyes 21:1-18: De Manasés se nos dice: Que dedicó a toda clase de maldades (vv.1-9, 16) Que, por ello, Dios lo destinó (y a Jerusalén por causa de él) a la ruina (vv.10-18). 2 Crónicas menciona su aflicción y su arrepentimiento. 2.     Amón, Por El Mismo Camino De Su Padre. 2 R.21:19-26: De Amón se nos dice únicamente que vivió en pecado (vv.19-22), murió a espada y dejó el trono a su buen sucesor Josías (vv.23-26). Jerusalén se corrompió y debilitó mucho durante estos dos reinos.
Entender que la idolatría es desde un principio desde que el hombre se sublevó contra su Creados [Dios], se han creados ídolos, estatuas, personas imágenes de hombres y mujeres, animales, etc… la historia está plagada de todos estos supuestos representantes de dios en la tierra según la rebeldía del hombre la razón humana, frente a la razón Divina de Dios.

I.     Dos Reyes Idólatras, Padre e Hijo, Que Llevan a Judá a La Ruina. 2 Reyes 21:1-26:

El libro de Reyes clasifica a Manasés como el peor de todos los reyes. Sus pecados causaron la caída de Judá (23:12, 26; 24:3; ver Jeremías 15:4). Como el único rey comparado con Acaz (v. 3) fue el “Jeroboam" de su país. Su maldad fue más dramática debido a que vivió entre los dos grandes reformadores, los mejores reyes después de David. Manasés destruyó la buena obra de su padre, y Josías, su nieto, desmanteló la estructura de apostasía pieza por pieza (Jeremías 23:4-5; 23:10; 23:12; 23:24).

Derribó además el rey los altares que estaban sobre la azotea de la sala de Acaz, que los reyes de Judá habían hecho, y los altares que había hecho Manasés en los dos atrios de la casa de Jehová; y de allí corrió y arrojó el polvo al arroyo del Cedrón. 2 R. 23:12.

Con todo eso, Jehová no desistió del ardor con que su gran ira se había encendido contra Judá, por todas las provocaciones con que Manasés le había irritado. 2 R. 23:26.

Ciertamente vino esto contra Judá por mandato de Jehová, para quitarla de su presencia, por los pecados de Manasés, y por todo lo que él hizo”.  2 R. 24:3.   

Manasés fue la antítesis sin par de Josías y de David; no sobresalió ni un solo acto positivo durante su reinado de más de medio siglo; pero sí hubo un resurgimiento de las prácticas de las religiones cananeas y filisteas, y posiblemente la introducción de creencias asirias.
El libro de Reyes no menciona la situación internacional; sin embargo, de fuentes extra bíblicas se sabe que Manasés fue un vasallo leal de Asiria, pagando siempre el tributo y aun cooperando en campañas militares durante el apogeo de la extensión y del poder del Imperio Asirio con sus poderosos emperadores Esarjadón y Asurbanipal.

1.1.   La Rebeldía e Idolatría De Manasés. 2 Reyes 21:1-18:

Manasés, el hijo de Ezequías y Hefsiba, ascendió al trono a la edad de 12 años y reinó por 55 años hasta la edad de 67; tuvo el reino más largo de la monarquía davídica.
Volvió atrás la gran reforma de su padre por medio de su orgía de apostasía. Si comenzó la misma al ascender el trono, sugiere que la reforma de Ezequías fue superficial y que una gran parte del pueblo no estuvo a favor de ella.
Su nombre quiere decir "causa a olvidar". Posiblemente su padre le dio ese nombre por la consolación que recibió cuando nació. Ya por fin tenía un heredero y posiblemente después de muchos años sin uno o después de la pérdida de un hijo anterior.
Otra posibilidad es que su nacimiento le causó a su madre olvidar el dolor del parto.

La primera parte de este capítulo esencialmente presenta un catálogo de por lo menos nueve pecados horrendos de Manasés que provocaron la ira de Dios:
·      Practicó la idolatría de los cananeos (v. 2);
·      reconstruyó los santuarios paganos derrumbados por su padre;
·      levantó altares a Baal[1], algo que no había ocurrido desde los tiempos de Atalía;
·      en esto imitaba al terrible rey de Israel, Acab (comp. 1 R.16:31-33).
·      También erigió un árbol ritual de Asera[2];
·      adoró a los astros del cielo (v. 3).
·   Retó la exclusividad y soberanía de Jehová cuando construyó altares (a Baal) dentro del templo y en los dos atrios (el exterior y el de los sacerdotes) del mismo templo que llevaba el nombre de Jehová;
·      los altares de los atrios fueron dedicados a los astros (v. 5).
·      Evidentemente se trataba del retorno a la práctica de los asirios de adorar el sol, la luna, los planetas y las estrellas.

También colocó una imagen de Asera dentro del templo, violando así la voluntad de Dios expresada a David y a Salomón, porque la residencia de Jehová sería el templo y el pueblo de Israel habitaría la tierra prometida si guardaban sus instrucciones (1 R.21:7-8).
Se ve la temeridad de Manasés, porque no se trataba de un árbol como antes sino de una imagen colocada dentro del mismo templo. Esta fue la primera vez para ese tipo de sacrilegio (ver Jeremías 7:30).

Además, hizo a:
·      su hijo pasar por el fuego,
·      practicó la magia,
·      la hechicería, y
·      el espiritismo (v. 6).
Evidentemente quitó la vida de un hijo sobre el altar fogoso del dios Moloc[3] (comparar Acaz en 16:3 y el rey de Moab en 3:27).

 “Antes bien, llevabais el tabernáculo de vuestro Moloc[3] y Quiún[4], ídolos vuestros, la estrella* de vuestros dioses que os hicisteis”. Amos 5:26.
 
Buscaba saber su futuro por medio de la adivinación. Posiblemente la hechicería incluía serpientes o el uso de agua para predecir la suerte.
Consultaba a los espiritistas con el fin de hacer contacto con los muertos o sus espíritus. Por medio de todas estas abominaciones, Manasés arrastró a Judá por el mismo camino de Israel.
Profanó la ciudad y el templo que Dios había escogido para poner su nombre (vv. 4, 7). La expresión su nombre sugiere la misma presencia de Dios, que se podría invocar o a quien dirigirse.

NOTA: La *Astrología 2 Reyes 23:5: Astrología significa estudio de los astros. En griego la palabra horóscopo es su forma principal y significa hora (división del día), y skopeo (mirar, observar). La astrología es una práctica adivinatoria, que supone que los astros influyen en el curso de los acontecimientos y en el destino de los seres humanos.
Los orígenes de la astrología se remontan a la identificación de los planetas como dioses en Babilonia y Asiria. En sus comienzos, la astrología era privilegio de la clase sacerdotal, era una práctica puramente religiosa. Según Tolomeo (90-168 d. de J.C.), en el año 747 d. de J.C., ya se preveían eclipses. Se conocían cinco planetas del sistema solar; a estos se unieron el sol y la luna, y formaron así el número siete.
La astrología hizo que cada uno de ellos correspondiera con una divinidad mayor:
·      Marduk = (Júpiter),
·      Istar = (Venus),
·      Nimerta = (Saturno),
·      Nebo = (Mercurio),
·      Nergal = (Marte),
·      Sin = (la luna),
·      Samas = (el sol).
Estos dioses planetas eran llamados “intérpretes” porque permitían interpretar el futuro, el cual era una ejecución de la voluntad de esa “asamblea divina”. El centro del sol describe en la esfera celeste un círculo máximo. Su trayectoria aparente es plana y está situada en el plano que contiene la tierra. A ese plano se le da el nombre de eclíptica, porque los eclipses solo se producen cuando la luna lo atraviesa. La zona limitada por los dos círculos paralelos situados a 8, 5º de la eclíptica de cada lado de ella, recibe el nombre de zodíaco. Esta zona, por donde circulan los planetas del sistema solar, fue cortada en doce “casas” de 30 cada una, estos son los signos del zodíaco. En la Biblia encontramos varias advertencias de Dios contra estas prácticas: Deut.4:19; 1 R.23:5.

No obstante, el pueblo siguió a Manasés su líder a una perversidad peor que la de los cananeos. Los pecados del rey infectaban a la nación entera. La sedujo (v. 9) y los obligó a pecar con imágenes (v. 22). Por eso Jehová comunicó sus palabras proféticas: Debido a la profundidad de sus pecados, Jehová prometió mandar un desastre sobre Judá y Jerusalén que causaría dolor aun a los que oían de él. Usó tres figuras en relación con el juicio que se acercaba:
·      La primera metáfora, retiñirán ambos oídos (v. 12) subrayó la severidad del juicio. Esta frase comunicó una reacción de recelo y asco hacia algo más allá que la decencia y la posibilidad.
El castigo sería tan fuerte que les daría terror con solo escuchar la noticia de él (ver su uso en 1 Samuel 3:11 y Jeremías 19:3-9). Señala que Dios no cierra sus ojos ante la maldad, sino que la juzga.
·      La segunda metáfora, profética para la condenación fue una figura de la carpintería. Jehová usaría el cordel para calcular la cantidad de destrucción. La plomada se usaba como instrumento en la demolición o como tranquil para determinar si un muro estaba derecho (comp. el uso para Israel [Amos 7:7-8]). Se trababa de un cordón con un pedazo puntiagudo de plomo en un extremo.
De manera que Dios iba a juzgar al rey y a su pueblo usando un cordel con una plomada para averiguar si las vidas estaban derechas según sus leyes y mandamientos. Jehová no usaba dos criterios, uno para Judá y otro para Israel; castigaría a Jerusalén de la misma manera que había afligido a Samaria.
·      La tercera figura, en las palabras proféticas fue de la cocina donde se limpiaban los platos sucios, los cuales una vez limpios se ponían boca abajo. Si voltear el plato al terminar una comida quería decir que uno estaba muy lleno, que no podría comer más, entonces significaría que Jehová no aguantaría más los pecados de Judá y de Jerusalén; por lo tanto todo el pueblo sería exterminado. Por su desobediencia desde el éxodo, lo entregaría a sus enemigos para ser saqueado y despojado (v. 14). De manera que, el que en un tiempo formaba una posesión y un tesoro especial de Jehová, ya estaba entregado a saqueadores.
O la figura podría sugerir que al invertir el plato totalmente se demostraba que Jerusalén quedaría completamente despoblado (v. 13; ver Jeremías 51:34). Significaría un vacío, una carencia, tal vez una hambruna. No quedaría ningún plato con comida, ni siquiera un bocado, y la ciudad santa se convertiría en una desolación sin sustento para la vida. Por otro lado, podría sugerir que una vez que el trapo de enjugar, es decir el juicio de Dios, limpiara a Judá, estaría lista para nuevo uso.

Las tres metáforas en conjunto claramente señalan que si un pueblo pasa por alto la obediencia a Dios y a sus leyes, eso le lleva a una destrucción horrenda; sería el fin de lo que uno pensaba que nunca terminaría.

¿Quiénes pronunciaron esas palabras proféticas? Los nombres no aparecen en el texto, y las pocas palabras sugieren una escasez de la palabra de Dios, pues comparado al largo reinado de medio siglo muy poco se dice.
Aunque existía una tradición de que Manasés había matado a Isaías, probablemente no fue ese el profeta que habló esas palabras.
Otra posibilidad sería Habacuc, ya que él predijo vívidamente el juicio babilónico (Hab.1:5).

Además de la idolatría de Judá, bajo el liderazgo de Manasés, se mataba a muchos inocentes en Jerusalén. Su reinado fue opresivo y violento, derramando mucha sangre inocente (comp. Deuteronomio 19:10; 19:13; 21:8-9; Salm.6:17; Isaías 59:7; Jeremías 7:6; 22:3). (Años más tarde, cuando el cronista escribió 2 Cron.33:12-13, presentó a Manasés como un ejemplo glorioso de arrepentimiento. En el relato de 2 Reyes no se dice nada de esto).
Esto puede referirse a los niños sacrificados al dios Moloc[3], o al asesinato de los profetas, o a la ejecución de personas para confiscar su propiedad, o a una combinación de estos.

“Y no des hijo tuyo para ofrecerlo por fuego a Moloc; no contamines así el nombre de tu Dios. Yo Jehová”. Levíticos 18:21.

Antes bien llevasteis el tabernáculo de Moloc[3], Y la estrella de vuestro dios Renfán[5], Figuras que os hicisteis para adorarlas.  Os transportaré, pues, más allá de Babilonia”. Hechos 7:43.

NOTA: Hechos 7:43: Moloc… Renfán[5]. Moloc era el título de varias divinidades cananeas a las que se  ofrecían sacrificios humanos. Renfán era el nombre de un dios conectado con el planeta Saturno.     

Algunos profetas usaban esta expresión para referirse a la opresión de los pobres y marginados (ver Jeremías 7:6; 22:3, 22:17; Ezequiel 22:6 ss., 25 ss.).
Cuando murió, lo enterraron en el jardín de Uza del palacio. Tampoco su padre Ezequías fue enterrado en el cementerio real, posiblemente porque ya no quedaba espacio para sus tumbas. Únicamente padre e hijo reposaron en el jardín de Uza.
Ese jardín pudo haber sido dedicado a un dios especial como también pudo haber sido un jardín del rey Uzías. Su hijo Amón comenzó a reinar (v. 18).

Vale la pena preguntar, ¿quién o qué llevó al hijo del gran reformador de Jehová a un colapso espiritual sin precedente? Un factor pudiera ser la poca edad de Manasés cuando su padre murió, pues comenzó a reinar a los 12. No obstante sucedió lo mismo con Joás, un niño de siete años, en cuyo caso estuvo bajo la influencia reverente de dos asesores santos, Joyada y Josabet (Ezequiel 11:1-12).
Es de suponerse que el niño Manasés estuvo bajo la influencia de la facción idólatra[6] o reaccionaria de la corte que se oponía a las reformas de su padre. Evidentemente a una tierna edad cayó en manos de una cruzada bien planeada contra Jehová. Cabe señalar otros factores.

“Por cuanto Manasés rey de Judá ha hecho estas abominaciones, y ha hecho más mal que todo lo que hicieron los amorreos que fueron antes de él, y también ha hecho pecar a Judá con sus ídolos. 2 R. 21:11. 

Según el libro de Crónicas, como niño presenció la declinación espiritual de Ezequías, y es muy probable que esto le influyera para mal.
Además durante su administración faltaba la voz de un profeta como Isaías, para contrarrestar la cruzada real a favor de la idolatría.
También es probable que algunos sacerdotes rurales favorecieran de nuevo el uso de los lugares altos o santuarios paganos mientras alguna gente prefería los placeres paganos que prohibía el yahvismo, con su insistencia en la moralidad y la justicia (ver Jeremías 44:15-19).
No obstante estas influencias, la culpa finalmente la tenía el rey que reinó 55 años y así lo reconocían las generaciones posteriores (2 R. 24:3-4).

En Resumen:
El argumento básico en este pasaje es el siguiente:
·      primero, los pecados de Manasés fueron peores que los de las naciones que Israel había desplazado (vv. 2, 9, 11).
·      Segundo, Manasés superó en maldad a Acab, el peor rey de Samaria (vv. 3, 13).
·      Tercero, estos actos de desobediencia provocaron a Jehová a la ira (vv. 6, 15). Por lo tanto, igual que en el caso de Samaria, Jerusalén y su templo serían destruidos (vv. 4, 13).

1.2.    Amón, Por El Mismo Camino De Su Padre. 2 R.21:19-26:

Amón, hijo de Manasés y de Mesulemet, comenzó a reinar a la edad de 22 años y reinó solamente dos años. Aunque su nombre es idéntico a un dios egipcio, pudo tener raíces heb. Que sugieren “tener confianza en” o “ser fiel”.
 Posiblemente su madre y abuelo, que tenían nombres arábicos, procedían de Arabia, aunque Jotba ha sido identificado con pueblo s tan distantes como Galilea, el golfo de Acaba y las colinas de Hebrón. Hizo lo malo a los ojos de Jehová, porque adoraba los mismos ídolos que su padre y así violaba la voluntad del Señor (vv. 19-22).

En un levantamiento en el palacio Amón fue asesinado; posiblemente la facción estaba compuesta en parte de sacerdotes que querían actuar antes de que el joven rey consolida su poder. Es posible también que factores internacionales influyeran este acto debido a su cooperación con los asirios.

Un tercer factor pudo haberse relacionado con la sucesión al trono ya que nació cuando Manasés tenía 45 años, lo que probablemente indicaría que fuera uno de los hijos más jóvenes.
Como quiera, la gente del país mató a los conspiradores y colocó en el trono a su hijo Josías. La interferencia de la gente del país o el pueblo de la tierra (’am ha’arets) en Judá, desde los tiempos de Amón hasta la destrucción de Jerusalén en el 586 a. de J.C. cuando la dinastía estaba en peligro, fue evidente.

Durante todo el período de Judá solo el pueblo de la tierra (’am ha’arets) formó un grupo estabilizador. Siempre permaneció leal a la dinastía davídica, y especialmente en momentos de crisis se dejó sentir su presencia (comp. el caso de Joás en el cap. 11). Puede que este grupo no apoyara de ninguna manera la política religiosa y pro Asiria de Manasés y Amón sino que fue simplemente leal a la dinastía de David. La regencia de ellos, cuando Josías era un niño, sugiere una posición yahvista.
Note: que fue uno de los primeros grupos castigados por los babilonios (ver 23:35).

Enteraron al asesinado en el mismo jardín donde estaba la tumba de su padre (v. 26). Cabe señalar que la única contribución positiva de Amón fue producir un hijo que fue uno de los mejores reyes de Judá.

Concluimos:
El Señor expulsará a todo profesante que le deshonre con sus crímenes, pero nunca abandonará su causa en la tierra.
En el libro de las Crónicas leemos que Manasés se arrepintió y Dios lo aceptó; de esa manera, podríamos aprender a no desesperar de la recuperación de los más grandes pecadores.
Pero que nadie se atreva a seguir pecando por suponer que puede arrepentirse y reformarse cuando le plazca. Hay unos pocos casos de la conversión de pecadores notorios, para que nadie se desespere, y son pocos para que nadie presuma.
Amón, malvado como su padre Manasés, fue el decimoquinto gobernante de Judá; sus siervos lo mataron tras reinar durante dos años. El fin de los malvados, es su propia ruina, pero hay alternativa Dios ama a la humanidad el amor y su misericordia siempre está a la mano para el hombre que se arrepiente y deja su maldad, búscalo mientras estés vivo en vida, porque de muerte nada se puede hacer…
___________
Notas y Bibliografía:
[1] H1168 בַּעַל = Baal: lo mismo que H1167; Baal, deidad fenicia:- Baal, ídolo. (Strong).
[2] H842 אֲשֵׁרָה = asherá: o אֲשֵׁירָה asheirá; de H833; feliz; Asherá (o Astarté) diosa fenicia; también imagen de la misma:- imagen o símbolo de Asera, árbol para Asera. Compárese con H6253. (Strong).
[3] H4432 מֹלֶךְ = mólek: de H4427; Molek (i.e. rey), deidad principal de los amonitas:- Moloc. Compárese con H4445. (Strong).
[4] H3594 כִּיּוּן = Kiún: de H3559; propiamente estatua, i.e. ídolo; pero usada (por eufemismo) para alguna deidad pagana (tal vez correspondiente a Priapo o Baal-peor):- Quiún. (Strong).
[5] G4481 Ρεμφάν = Jremfán: o ̔Ραιφάν = Jraifán; por transliteración incorrecta de una palabra del hebreo de [H3594]; Remfán (i.e. Chiún), un ídolo eg.:- Renfán. (Strong).
[6] gillûlîm = (גִּלּוּלִים, H1544), «ídolos». De los 48 casos de este vocablo solamente 9 no están en Ezequiel. Este término para «ídolos» es desdeñoso y originalmente puede haber significado «bolitas de estiércol»: «Destruiré vuestros lugares altos, derribaré vuestros altares donde ofrecéis incienso, amontonaré vuestros cuerpos inertes sobre los cuerpos inertes de vuestros ídolos, y mi alma os abominará» (Levíticos 26:30 rva).
Este término y otros que significan «ídolo» demuestran el horror y el desprecio que los escritores bíblicos sentían por ellos. En pasajes como Isaías 66:3 el término para «ídolo», significa «extraño, misterioso o maldad». En Jeremías 50:38 encontramos el vocablo îm, que significa «susto u horror». El término îl significa «ídolo» en Levíticos 19:4 y expresa «nulidad o debilidad». En 1 Reyes 15:13 se usa el vocablo hebreo mipletset, que quiere decir «cosa horrible, causa de temblor». Una raíz que significa hacer o formar una imagen, (homónima de la raíz que significa «tristeza y dolor»), se usa en varios pasajes (com. 1 Sam.31:9). (VINE).
-   e-Sword-the. LEDD.
-   Biblia de Estudio RYRIE.
-   Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 29//06//2017.






No hay comentarios.:

Publicar un comentario