HOMILÉTICA SENCILLA (I):
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Capítulo I
HOMILÉTICA SENCILLA:
“Cuando le vi,
caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el
primero y el último;… y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por
los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades”.
(Ap. 1:17-18)
Cuando
el Salvador habla sobre llaves con
los cuales abren y cierran el reino de los cielos entonces se trata en primer
lugar de la predicación del Evangelio.
La obra poderosa
que encomienda a sus discípulos y a todos sus siervos. Hasta el último día
estará mandando a sus siervos para abrir y cerrar las puertas de su reino por
medio de la predicación.
Él abre por
medio de la Predicación* cuando hace penetrar su Palabra en el corazón de un
pecador. Él cierra por medio de la predicación cuando deja de indicar en
explícito los pecados y aunque le niega la gente y siga viviendo en pecado.
1)
Predicación*.
2)
Exponer--------à
La Biblia: (a) Ley de Moisés; (b) Ley Paso.
1.1.
La Prédica Es:
Explicación y
Aplicación de la Palabra de Dios en la Iglesia.
1.2. Definición:
“Homilética es una parte de la Teología
práctica u oficial. Es la ciencia que trata de la predicación”.
Ella
trata del ser y del contenido de la predicación, pero también sobre la
composición, la forma y la presentación de la predicación.
También
sobre el lugar de la Predicación en el culto de Adoración de la Iglesia de
Cristo.
Primero Es
Estudio:
Cuando
hace un tiempo predique en una Iglesia Pequeña en los cerros altos, la gente
sin un respiro, estaba pendiente de mis labios.
Como Que Tomó El Mensaje:
Se
trata de Pentecostés, la Espada del Espíritu en el Corazón de un hombre.
Al
fin del culto dijo el pastor de la congregación: “Mi gente tiene hambre de la Palabra. Pero lastimosamente no tengo la
Comida que da usted”.
Muy infeliz
estaba el hermano mirándome… A lo cual sonó la respuesta. Hermano,
usted también tiene ese alimento.
Está
en su armario, sino que usted no sabe cómo sacarlo.
Hay
que leerlo y estudiarlo.
Nosotros
le ayudaremos a hacerlo.
Sorprendido
y agradecido me miró.
Nos
comprendimos en ese hermoso momento de unión.
Tareas
Importantes:
El
administrador de la Palabra Divina tiene una tarea importante que cumplir.
Especialmente
en nuestro tiempo.
No
es solamente una tarea importante, sino también de mucha responsabilidad.
Frente
a la iglesia donde está trabajando, frente a la gente a quien le está hablando.
Pero
también frente su gran. Remitente; Jesucristo.
Él
mandó a sus discípulos con el mandato.
“Id. (Yendo), por todo el mundo,
predicando el Evangelio”. (Marcos 16:15).
El
Rey de reyes ha encomendado esta
predicación a siervos como una tarea muy especial, dirigido a Salvar a la
gente, pero también a construir para su Reino.
Jesucristo
es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. (Hebreos 13:8).
Esto
se dice de Jesús como Salvador, como Rey, como Redentor, como misericordioso,
porque Él busca a la gente, busca al perdido.
Cuando
estaba en la tierra, la prédica del Evangelio era la parte principal de su
obra.
Él
lo encomendó como la obra más importante a sus discípulos. También está el
mandato muy claro para sus siervos en nuestro tiempo, hasta su segunda venida.
En estas clases hablaremos brevemente de la predicación en siglos anteriores y
especialmente en la temprana iglesia cristiana. Pero sobre todo daremos
atención a:
La
construcción de la prédica, el lugar de
la prédica en la Iglesia y la manera de trabajar del predicador en su Iglesia.
En
todos estos temas la Palabra De Dios será cada vez nuestro ejemplo. Sin embargo
tiene que estar claro de antemano que no podemos igualar la prédica de hoy en
día con la prédica del tiempo de Moisés, Elías, Jonás, Jesucristo, o los
apóstoles.
Ellos
hablaron revelaciones de Dios en algunos casos y ciertas circunstancias. La
prédica de Pedro en el día de Pentecostés nunca se podría repetir. Es un suceso
único.
La
predicación de Jonás en Nínive es un suceso único. Los discursos de Moisés a su
pueblo Israel son predicaciones con un contenido muy especial y un mandato.
Predicación Como
Primera Tarea:
En
el total de las exposiciones lo profundizamos, pero queremos enfatizar
claramente en esta introducción:
La predicación
de la Palabra de Dios tiene un lugar muy central en la Iglesia. Tiene la
primicia sobre toda obra realizada.
Sin
embargo no se puede descuidar otros trabajos en la iglesia por causa de la
prédica.
Un ejemplo:
Un
predicador viejo fue pedido para que visitara a una señora agonizante. Ella
deseaba hablar con él antes de morir. Él mandó el mensaje: “Hoy no puedo venir, tengo que preparar mi predicación para mañana.
Luego iré”.
¡Esto no puede
ser!, por
buena que sea la intención; es un descuido del pastorado. No debe ocurrir en la
Iglesia de Cristo.
Otro ejemplo: El predicador
no ha preparado bien su prédica porque tenía una reunión importante en la
ciudad.
¡Mal! ¡La
prédica está por encima de esa reunión!
La
predicación es la primera tarea para el predicador. Es una tarea que le impone
Dios.
En la iglesia
Cristiana antigua, se reconoció la predicación sin contra palabra alguna, como:
1)
Mensaje de Dios a su Iglesia,
2)
Enseñanza de la Palabra de Dios (es diferente que un
Estudio Bíblico),
3)
Educación de los hijos de Dios en la doctrina de la
Salvación,
4)
Presentar a Cristo como el gran predicador de
justicia,
5)
Exponer y presentar la Salvación que hay por medio
de Cristo Jesús Nuestro Señor,
6)
La aplicación del mensaje de Dios a la Iglesia de
hoy,
7)
El arma en la lucha contra satanás,
8)
El medio más importante en la invitación de
pecadores, para venir a Jesús,
9)
Poner en claro la enseñanza de la Biblia como único
camino de Salvación,
10) La
administración bendita que Cristo encomienda a Sus siervos,
11) El punto
principal de la reunión de la Iglesia alrededor la Palabra de Dios.
Necesidad de
Estudio.
Los
puntos mencionados indican claramente que es muy necesario hacer un estudio del
arte de predicar.
También
cuando en el estudio de este curso no es tan simple, porque en un estudio
bastante teórico, sin embargo tenemos que esforzarnos por tener el conocimiento
posible del arte de predicar.
Por
siglos se crearon muchas fallas y desviaciones en la Iglesia por razón de que
se descuidaron de la predicación del Evangelio o a veces lo olvidaron por
completo.
¡La Predicación Ocupa Un Puesto Destacado!
Las
otras partes del servicio de la congregación, están alrededor de la
administración de la Palabra. Ellos reciben su fuerza por la Palabra de Dios
que está siendo administrada. Todos los servicios en la Iglesia tienen valor
porque la Palabra es el punto céntrico, en su predicación es el “médium gratiae”, el “medio de la gracia”.
Por
ejemplo: La escuela dominical es un servicio especial de la Palabra para
enseñar a la Iglesia de la Biblia.
Catecúmenos*,
es un servicio particular para enseñar
los jóvenes en la iglesia el conocimiento de la Salvación.
El
cuidado pastoral es una “aplicación personal” de la Palabra de Dios en los
hogares.
(*Catecúmeno, na. (Del lat. catechumĕnus, y este del gr. κατηχούμενος, el que se instruye). m. y
f. Persona que se está instruyendo en la doctrina y misterios de la fe
cristiana, con el fin de recibir el bautismo. Microsoft® Encarta® 2009).
2.3.
Pero…:
La
Predicación ocupa un puesto destacado junto a las Ordenanzas:
El Bautismo,
y
La Cena del Señor,
porque es el servicio de los medios de gracia en las reuniones de la Iglesia de
Cristo Jesús.
Junto con las Ordenanzas
la Predicación es el corazón del culto o servicio.
¡Ojo!:
En el culto (el
servicio de loor de la iglesia), ¡la
iglesia como un total, como cuerpo de Cristo está presente!
Como IGLESIA en
su total.
Allí encuentra el pastor a todo su rebaño. Pero allí
también hay el encuentro entre Dios y su pueblo, en Cristo y por el Espíritu
Santo. En la comunión con Dios se celebra, también la comunión de los santos.
Jesús
lo dijo así: “Porque donde están dos o tres congregados en
mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. (Mateo 18:20)
Sin este encuentro con él Soberano Resucitado, la
reunión de la iglesia sería una reunión común, entonces no sería el lugar
central para nuestra vida.
Pero ahora este
es el lugar donde los hijos de Dios son consolados, donde se siente la unión
del cuerpo de Jesús, donde se prueba algo del cielo. En todo esto, la
predicación de la Palabra es el gran momento principal. Por eso se comprende
que todos los grandes hombres de la iglesia de todos los siglos ponían mucho
énfasis en la predicación y su
contenido.
Para
dar solamente un ejemplo: “Pablo”, dice: “Que prediques la Palabra, que instes a
tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y
doctrina”. (2 Timoteo 4:2)
El mismo lo hizo
con toda seriedad y con un profundo acento.
“Por
tanto, velad, acordándose que por tres años, de noche y de día, no he cesado de
amonestar con lágrimas a cada uno”. (Hech.20:31)
“que Dios estaba en
Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándose en cuenta a los hombres
sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación… Así que,
somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de
nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios”. (2 Corintios 5:19-20).
2.4. Anotación Extras:
La
palabra “predicación” y “predicar” son derivados de las
palabras latina predicatio y praedicare. El significado de estas
palabras es: “llamarles públicamente”,
“anunciar públicamente”, anunciar”.
Etimología
Griega: kerusso = (κηρύσσω, G2784), significa:
(a) ser heraldo, o,
en general, proclamar (p.ej., Mt.3:1: «predicando»; Mr.1:45: «publicar»;
Lc.4:18: «pregonar»; v. 19: «predicar»; Lc.12:3: «se proclamará»; Hech.10:37:
«predicó»; Rom.2:21: «que predicas»; Ap.5:2: «que pregonaba»). En 1 P.3:19 se
hace referencia, probablemente, no a gratas nuevas (de las que no hay evidencia
que fueran predicadas por Noé, como tampoco hay evidencias reales de que los
espíritus de los antediluvianos estén realmente «encarcelados»), sino al acto
de Cristo después de su resurrección al proclamar su victoria a los espíritus
angélicos caídos;
(b) predicar el
evangelio como un heraldo (p.ej., Mt.24:14: «será predicado»; Mr.13:10: «sea
predicado»; Mr.14:9: «se predique»; Mr.16:15: «predicad»; v. 20: «predicaron»;
Lc.8:1: «predicando»; Lc.9:2: «a predicar»; Lc.24:47: «que se predicase»;
Hech.8:5: «predicaba»; Hech.19:13: «predica»; Hech.28:31: «predicando»;
Rom.10:14: «quien … predique», en participio presente, lit., «uno predicando»;
Rom.10:15 a; 1 Cor.1:23: «predicamos a Cristo crucificado»; 1 Ts.2:9:
«predicamos el evangelio de Dios»; 1 Tim.3:16: «predicando a los gentiles»);
(c) predicar la
palabra (2 Tim.4:2), del ministerio de las Escrituras, con especial referencia
al evangelio. (VINE).
La predicación
no era parte de la adoración Israelita. Moisés nunca hizo una predicación y su
hermano Aarón:
-Lo más
importante del Servicio en el Tabernáculo era el Holocausto por el Pecado,
-luego había
también Adoración y Glorificación.
Lo que había en Israel
era dar lectura y explicación de los libros, sobre todo de la ley. Los profetas
también predicaban mensajes muy profundos, descubriendo y acusando; también la
necesidad del arrepentimiento.
Algunos ejemplos:
“Oíd
esta palabra, vacas de Basán, que estáis en el monte de Samaria, que oprimía a
los pobres y quebranta a los menesterosos, que decís a vuestros señores:
Traed, y beberemos”. (Amós
4:1)
“Príncipes de Sodoma, oíd la palabra de Jehová; escuchad
la ley de nuestro Dios, pueblo de Gomorra”. (Is. 1:10)
“Por
tanto, varones burladores que gobernáis a este pueblo que está en Jerusalén,
oíd la palabra de Jehová”. (Is. 28:14)
“y diles: Oíd la palabra de Jehová, reyes de Judá, y todo
Judá y todos los moradores de Jerusalén que entráis por estas puertas”. (Jr. 17:20)
“Oíd palabra de Jehová, hijos de Israel, porque Jehová
contiende con los moradores de la tierra; porque no hay verdad, ni
misericordia, ni conocimiento de Dios en la tierra”. (Oseas 4:1)
“Jehová
amonestó entonces a Israel y a Judá por medio de todos los profetas y de todos
los videntes, diciendo: Volveos de vuestros malos caminos, y guardad mis
mandamientos y mis ordenanzas, conforme a todas las leyes que yo prescribí a
vuestros padres, y que os he enviado por medio de mis siervos los profetas”. (2 R. 17:13)
“Volved a aquel contra quien se rebelaron profundamente
los hijos de Israel”. (Is. 31:6)
“Convertíos,
hijos rebeldes, dice Jehová, porque yo soy vuestro esposo; y os tomaré uno de
cada ciudad, y dos de cada familia, y os introduciré en Sion”; (Jr. 3:14)
“cuando decían: Volveos ahora de vuestro mal camino y de
la maldad de vuestras obras, y moriréis en la tierra que os dio Jehová a
vosotros y a vuestros padres para siempre”;
(Jr.
25:5)
“Rasgad
vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios;
porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en
misericordia, y que se duele del castigo”. (Joel 2:13)
Ellos también
conocían llamamientos con mucho amor para venir a Jehová.
“Diles:
Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se
vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos
caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel”? (Ez. 33:11)
“A todos los sedientos:
Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid,
comprad sin dinero y sin precio, vino y leche”. (Is. 55:1)
“¡Cuán
hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que
anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del
que dice a Sion: ¡Tu Dios reina!” (Is. 52:7)
“He aquí sobre
los montes los pies del que trae buenas nuevas, del que anuncia la paz.
Celebra, oh Judá, tus fiestas, cumple tus votos; porque nunca más volverá a
pasar por ti el malvado; pereció del todo”. (Nah. 1:15)
Los profetas
pudieron hablar claro y hermoso sobre todo en relación a la venida del
Mesías.
“Porque un niño
nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará
su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz”. (Is. 9:6)
“Yo sé
que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo”; (Job 19:25)
“No temas,
gusano de Jacob, oh vosotros los pocos de Israel; yo soy tu socorro, dice
Jehová; el Santo de Israel es tu Redentor”.
(Is. 41:14)
“Porque
tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor,
el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado”. (Is. 54:5)
No en un culto o
servicio.
Esta predicación
en las reuniones de la iglesia no se hizo organizadamente. Estaban separados de
los cultos normales. Cuando nacen las sinagogas, vemos que hay en este un gran
cambio. El servicio de Adoración en la sinagoga era un medio importante para
los Judíos después el exilio. Aquí se educó a la gente para tener conocimiento
y experimentar la religión.
En otras religiones no habrá mucha enseñanza
religiosa.
La congregación no se reunía en la sinagoga solamente para adorar, sino también
para escuchar la Lectura de la Ley y de los Profetas. Así se aprendía a conocer
la Voluntad y los Mandamientos de Dios. Esto pudo realizarse en todo lugar, al
contrario del servicio de Holocausto, que estaba fijado al Santuario en
Jerusalén.
En cada lugar
donde vivían judíos, estaban independientemente organizados. En ciudades
grandes como Roma había más Judíos, tanto como en Jerusalén. (Hechos 7:9).
Las diferentes
sinagogas tenían sus propias cabezas o jefes. La congregación era uno y fue
dirigida por los “ancianos”, al lado
de los ancianos hacia los empleados que tenían la dirección de las reuniones.
Los hechos en el culto, como la Oración, la Lectura de la Escritura y la
Predicación, podían hacerlo los miembros de la congregación, los que estaban
aptos. En la sinagoga había libertad de Enseñanza: por eso Jesús también pudo
tomar la Palabra para “enseñar”.
(Mt.4:25; 9:35; 12:9; 13:54; Mr. 1 al 21, 39; 3:1; 6:2; Lc. 4 al 15:44; 6:6;
13:10).
El “jefe de la sinagoga” tenía la dirección del servicio:
-Primero,
invitaba a un miembro para dirigir la oración,
-Luego, a otros
para leer la Escritura,
-luego, a uno o
más para hacer la Predicación.
Así invitó el
jefe de la sinagoga de Antioquía, en Pisidia a Pablo y Bernabé para dar una
exhortación al pueblo. (Hechos 13:15).
El servicio era
el día sábado. Se comenzaba con una oración, pronunciado por uno de los
miembros en nombre de la congregación. El que oraba estaba delante de un cajón
en que se guardaba las Escrituras. La congregación estaba de pie. Mateo 6:5, la
cara hacia el Santo del Santuario, eso es Jerusalén, cuando terminaba la
Oración, la congregación dice: “Amén”.
Después de la Oración se leía una parte de la ley. Las personas que deban la
lectura, estaban de pie. (Lc.4:16). Después se leía una parte de los “profetas”.
Después de dar
lectura, se lo explicaba y lo aplicaban por alguien que estaba sentado.
(Lc.4:20). Cada miembro apto de la congregación podía hacer esta prédica,
entonces no era el trabajo de una persona indicada para hacerlo. Esta libertad
de enseñanza fue imitada por las iglesias cristianas, pero desapareció en el
segundo siglo, cuando este derecho fue reclamado por los ancianos. Más tarde en
la historia este derecho fue reclamado por los predicadores y los pastores.
Actualmente es así en diferentes países, que solamente a los pastores les está
permitido predicar. Otros están permitidos de hablar en la congregación, pero
no anunciar la Palabra del Señor.
Además en el
sábado, también se reunían en la sinagoga el 2do y 5to día de la semana (lunes
y jueves) para leer la Escritura. Sin embargo, estos servicios semanales eran
mucho más sencillos.
En las sinagogas
generalmente se daban la palabra a maestros viajeros, así que Jesús mismo y los
apóstoles pudieron Predicar allá. (Mr.1:39; Lc.4:16, 44; Hech.9:20; 13:5, 14,
44; 14:1,17:1; 18:4, 26).
Las reuniones de
los primeros cristianos se parecían a las reuniones de la sinagoga. También
allí, dar lectura y explicación de la Palabra de Dios tenía un lugar
importante. (Hech.20:7).
Pero lo que
llama la atención es que hacían mucho más, y que la congregación no era pasiva.
(1 Cor.14:26-33). En la sinagoga, y también en las primeras iglesias cristianas
servía la predicación para la enseñanza, exhortación y consolación. El don de
poder predicar era una gracia profética.
Ver Parte II
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