martes, 8 de agosto de 2017

HOMILÉTICA SENCILLA (I):

HOMILÉTICA SENCILLA (I):

Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

Capítulo I
HOMILÉTICA SENCILLA:

“Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último;… y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades”. (Ap. 1:17-18) 

Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos”. (Mt. 16:19)
Cuando el Salvador habla sobre llaves con los cuales abren y cierran el reino de los cielos entonces se trata en primer lugar de la predicación del Evangelio.

La obra poderosa que encomienda a sus discípulos y a todos sus siervos. Hasta el último día estará mandando a sus siervos para abrir y cerrar las puertas de su reino por medio de la predicación.

Él abre por medio de la Predicación* cuando hace penetrar su Palabra en el corazón de un pecador. Él cierra por medio de la predicación cuando deja de indicar en explícito los pecados y aunque le niega la gente y siga viviendo en pecado.
1)      Predicación*.
2)      Exponer--------à La Biblia: (a) Ley de Moisés; (b) Ley Paso.  

1.1.   La Prédica Es:
Explicación y Aplicación de la Palabra de Dios en la Iglesia.

1.2.   Definición:
Homilética es una parte de la Teología práctica u oficial. Es la ciencia que trata de la predicación.
Ella trata del ser y del contenido de la predicación, pero también sobre la composición, la forma y la presentación de la predicación.
También sobre el lugar de la Predicación en el culto de Adoración de la Iglesia de Cristo.

Primero Es Estudio:
Cuando hace un tiempo predique en una Iglesia Pequeña en los cerros altos, la gente sin un respiro, estaba pendiente de mis labios.

Como Que Tomó El Mensaje:
Se trata de Pentecostés, la Espada del Espíritu en el Corazón de un hombre.

Al fin del culto dijo el pastor de la congregación: “Mi gente tiene hambre de la Palabra. Pero lastimosamente no tengo la Comida que da usted”.

Muy infeliz estaba el hermano mirándome… A lo cual sonó la respuesta. Hermano, usted también tiene ese alimento.
Está en su armario, sino que usted no sabe cómo sacarlo.
Hay que leerlo y estudiarlo.

Nosotros le ayudaremos a hacerlo.
Sorprendido y agradecido me miró.
Nos comprendimos en ese hermoso momento de unión.

Tareas Importantes:
El administrador de la Palabra Divina tiene una tarea importante que cumplir.
Especialmente en nuestro tiempo.
No es solamente una tarea importante, sino también de mucha responsabilidad.

Frente a la iglesia donde está trabajando, frente a la gente a quien le está hablando.
Pero también frente su gran. Remitente; Jesucristo.
Él mandó a sus discípulos con el mandato.
“Id. (Yendo), por todo el mundo, predicando el Evangelio”. (Marcos 16:15).

El Rey de  reyes ha encomendado esta predicación a siervos como una tarea muy especial, dirigido a Salvar a la gente, pero también a construir para su Reino.

Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. (Hebreos 13:8).
Esto se dice de Jesús como Salvador, como Rey, como Redentor, como misericordioso, porque Él busca a la gente, busca al perdido.

Cuando estaba en la tierra, la prédica del Evangelio era la parte principal de su obra.
Él lo encomendó como la obra más importante a sus discípulos. También está el mandato muy claro para sus siervos en nuestro tiempo, hasta su segunda venida. En estas clases hablaremos brevemente de la predicación en siglos anteriores y especialmente en la temprana iglesia cristiana. Pero sobre todo daremos atención a:

La construcción de la prédica, el lugar  de la prédica en la Iglesia y la manera de trabajar del predicador en su Iglesia.

En todos estos temas la Palabra De Dios será cada vez nuestro ejemplo. Sin embargo tiene que estar claro de antemano que no podemos igualar la prédica de hoy en día con la prédica del tiempo de Moisés, Elías, Jonás, Jesucristo, o los apóstoles.
Ellos hablaron revelaciones de Dios en algunos casos y ciertas circunstancias. La prédica de Pedro en el día de Pentecostés nunca se podría repetir. Es un suceso único.

La predicación de Jonás en Nínive es un suceso único. Los discursos de Moisés a su pueblo Israel son predicaciones con un contenido muy especial y un mandato.

Predicación Como Primera Tarea:
En el total de las exposiciones lo profundizamos, pero queremos enfatizar claramente en esta introducción:
La predicación de la Palabra de Dios tiene un lugar muy central en la Iglesia. Tiene la primicia sobre toda obra realizada.
Sin embargo no se puede descuidar otros trabajos en la iglesia por causa de la prédica.

Un ejemplo:
Un predicador viejo fue pedido para que visitara a una señora agonizante. Ella deseaba hablar con él antes de morir. Él mandó el mensaje: “Hoy no puedo venir, tengo que preparar mi predicación para mañana. Luego iré.
¡Esto no puede ser!, por buena que sea la intención; es un descuido del pastorado. No debe ocurrir en la Iglesia de Cristo.

Otro ejemplo: El predicador no ha preparado bien su prédica porque tenía una reunión importante en la ciudad.
¡Mal! ¡La prédica está por encima de esa reunión!
La predicación es la primera tarea para el predicador. Es una tarea que le impone Dios.

En la iglesia Cristiana antigua, se reconoció la predicación sin contra palabra alguna, como:
1)      Mensaje de Dios a su Iglesia,
2)      Enseñanza de la Palabra de Dios (es diferente que un Estudio Bíblico),
3)      Educación de los hijos de Dios en la doctrina de la Salvación,
4)      Presentar a Cristo como el gran predicador de justicia,
5)      Exponer y presentar la Salvación que hay por medio de Cristo Jesús Nuestro Señor,
6)      La aplicación del mensaje de Dios a la Iglesia de hoy,
7)      El arma en la lucha contra satanás,
8)      El medio más importante en la invitación de pecadores, para venir a Jesús,
9)      Poner en claro la enseñanza de la Biblia como único camino de Salvación,
10)  La administración bendita que Cristo encomienda a Sus siervos,
11)  El punto principal de la reunión de la Iglesia alrededor la Palabra de Dios.

Necesidad de Estudio.
Los puntos mencionados indican claramente que es muy necesario hacer un estudio del arte de predicar.
También cuando en el estudio de este curso no es tan simple, porque en un estudio bastante teórico, sin embargo tenemos que esforzarnos por tener el conocimiento posible del arte de predicar.
Por siglos se crearon muchas fallas y desviaciones en la Iglesia por razón de que se descuidaron de la predicación del Evangelio o a veces lo olvidaron por completo.

¡La Predicación Ocupa Un Puesto Destacado!
Las otras partes del servicio de la congregación, están alrededor de la administración de la Palabra. Ellos reciben su fuerza por la Palabra de Dios que está siendo administrada. Todos los servicios en la Iglesia tienen valor porque la Palabra es el punto céntrico, en su predicación es el “médium gratiae”, el medio de la gracia.

Por ejemplo: La escuela dominical es un servicio especial de la Palabra para enseñar a la Iglesia de la Biblia.
Catecúmenos*, es un servicio particular para enseñar  los jóvenes en la iglesia el conocimiento de la Salvación.
El cuidado pastoral es una aplicación personalde la Palabra de Dios en los hogares.
(*Catecúmeno, na. (Del lat. catechumĕnus, y este del gr. κατηχούμενος, el que se instruye). m. y f. Persona que se está instruyendo en la doctrina y misterios de la fe cristiana, con el fin de recibir el bautismo. Microsoft® Encarta® 2009).
2.3.    Pero…:
La Predicación ocupa un puesto destacado junto a las Ordenanzas:
*   El Bautismo, y
*  La Cena del Señor, porque es el servicio de los medios de gracia en las reuniones de la Iglesia de Cristo Jesús.
*  Junto con las Ordenanzas la Predicación es el corazón del culto o servicio.

¡Ojo!:
En el culto (el servicio de loor de la iglesia), ¡la iglesia como un total, como cuerpo de Cristo está presente!
Como IGLESIA en su total.
Allí encuentra el pastor a todo su rebaño. Pero allí también hay el encuentro entre Dios y su pueblo, en Cristo y por el Espíritu Santo. En la comunión con Dios se celebra, también la comunión de los santos.

Jesús lo dijo así: “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. (Mateo 18:20)

Sin este encuentro con él Soberano Resucitado, la reunión de la iglesia sería una reunión común, entonces no sería el lugar central para nuestra vida.

Pero ahora este es el lugar donde los hijos de Dios son consolados, donde se siente la unión del cuerpo de Jesús, donde se prueba algo del cielo. En todo esto, la predicación de la Palabra es el gran momento principal. Por eso se comprende que todos los grandes hombres de la iglesia de todos los siglos ponían mucho énfasis en la predicación y su  contenido.

Para dar solamente un ejemplo: “Pablo”, dice: “Que prediques la Palabra, que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina”.  (2 Timoteo 4:2)

El mismo lo hizo con toda seriedad y con un profundo acento.
“Por tanto, velad, acordándose que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno”. (Hech.20:31)

“que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándose en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación… Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios”. (2 Corintios 5:19-20).

2.4.   Anotación Extras:
La palabra “predicación” y “predicar” son derivados de las palabras latina predicatio y praedicare. El significado de estas palabras es: “llamarles públicamente”, “anunciar públicamente”, anunciar”.
Etimología Griega: kerusso = (κηρύσσω, G2784), significa:
(a) ser heraldo, o, en general, proclamar (p.ej., Mt.3:1: «predicando»; Mr.1:45: «publicar»; Lc.4:18: «pregonar»; v. 19: «predicar»; Lc.12:3: «se proclamará»; Hech.10:37: «predicó»; Rom.2:21: «que predicas»; Ap.5:2: «que pregonaba»). En 1 P.3:19 se hace referencia, probablemente, no a gratas nuevas (de las que no hay evidencia que fueran predicadas por Noé, como tampoco hay evidencias reales de que los espíritus de los antediluvianos estén realmente «encarcelados»), sino al acto de Cristo después de su resurrección al proclamar su victoria a los espíritus angélicos caídos;
(b) predicar el evangelio como un heraldo (p.ej., Mt.24:14: «será predicado»; Mr.13:10: «sea predicado»; Mr.14:9: «se predique»; Mr.16:15: «predicad»; v. 20: «predicaron»; Lc.8:1: «predicando»; Lc.9:2: «a predicar»; Lc.24:47: «que se predicase»; Hech.8:5: «predicaba»; Hech.19:13: «predica»; Hech.28:31: «predicando»; Rom.10:14: «quien … predique», en participio presente, lit., «uno predicando»; Rom.10:15 a; 1 Cor.1:23: «predicamos a Cristo crucificado»; 1 Ts.2:9: «predicamos el evangelio de Dios»; 1 Tim.3:16: «predicando a los gentiles»);
(c) predicar la palabra (2 Tim.4:2), del ministerio de las Escrituras, con especial referencia al evangelio. (VINE).

La predicación no era parte de la adoración Israelita. Moisés nunca hizo una predicación y su hermano Aarón:
*   -Lo más importante del Servicio en el Tabernáculo era el Holocausto por el Pecado,
*   -luego había también Adoración y Glorificación.
Lo que había en Israel era dar lectura y explicación de los libros, sobre todo de la ley. Los profetas también predicaban mensajes muy profundos, descubriendo y acusando; también la necesidad del arrepentimiento.

Algunos ejemplos:
“Oíd esta palabra, vacas de Basán, que estáis en el monte de Samaria, que oprimía a los pobres y quebranta a los menesterosos, que decís a vuestros señores: Traed, y beberemos”. (Amós 4:1)
“Príncipes de Sodoma, oíd la palabra de Jehová; escuchad la ley de nuestro Dios, pueblo de Gomorra”.  (Is. 1:10) 
“Por tanto, varones burladores que gobernáis a este pueblo que está en Jerusalén, oíd la palabra de Jehová”. (Is. 28:14)
“y diles: Oíd la palabra de Jehová, reyes de Judá, y todo Judá y todos los moradores de Jerusalén que entráis por estas puertas”.  (Jr. 17:20)
“Oíd palabra de Jehová, hijos de Israel, porque Jehová contiende con los moradores de la tierra; porque no hay verdad, ni misericordia, ni conocimiento de Dios en la tierra”.  (Oseas 4:1) 
“Jehová amonestó entonces a Israel y a Judá por medio de todos los profetas y de todos los videntes, diciendo: Volveos de vuestros malos caminos, y guardad mis mandamientos y mis ordenanzas, conforme a todas las leyes que yo prescribí a vuestros padres, y que os he enviado por medio de mis siervos los profetas”. (2 R. 17:13)
“Volved a aquel contra quien se rebelaron profundamente los hijos de Israel”.  (Is. 31:6)
“Convertíos, hijos rebeldes, dice Jehová, porque yo soy vuestro esposo; y os tomaré uno de cada ciudad, y dos de cada familia, y os introduciré en Sion”; (Jr. 3:14)  
“cuando decían: Volveos ahora de vuestro mal camino y de la maldad de vuestras obras, y moriréis en la tierra que os dio Jehová a vosotros y a vuestros padres para siempre”; (Jr. 25:5)
“Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo”.  (Joel 2:13)

Ellos también conocían llamamientos con mucho amor para venir a Jehová. 

“Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel”? (Ez. 33:11)
“A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche”. (Is. 55:1)
“¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: ¡Tu Dios reina!” (Is. 52:7)
“He aquí sobre los montes los pies del que trae buenas nuevas, del que anuncia la paz. Celebra, oh Judá, tus fiestas, cumple tus votos; porque nunca más volverá a pasar por ti el malvado; pereció del todo”. (Nah. 1:15)

Los profetas pudieron hablar claro y hermoso sobre todo en relación a la venida del Mesías.   

“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz”. (Is. 9:6)
“Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo”; (Job 19:25)
“No temas, gusano de Jacob, oh vosotros los pocos de Israel; yo soy tu socorro, dice Jehová; el Santo de Israel es tu Redentor”.  (Is. 41:14)
“Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado”. (Is. 54:5)

No en un culto o servicio.

Esta predicación en las reuniones de la iglesia no se hizo organizadamente. Estaban separados de los cultos normales. Cuando nacen las sinagogas, vemos que hay en este un gran cambio. El servicio de Adoración en la sinagoga era un medio importante para los Judíos después el exilio. Aquí se educó a la gente para tener conocimiento y experimentar la religión.

En otras religiones no habrá mucha enseñanza religiosa. La congregación no se reunía en la sinagoga solamente para adorar, sino también para escuchar la Lectura de la Ley y de los Profetas. Así se aprendía a conocer la Voluntad y los Mandamientos de Dios. Esto pudo realizarse en todo lugar, al contrario del servicio de Holocausto, que estaba fijado al Santuario en Jerusalén.
En cada lugar donde vivían judíos, estaban independientemente organizados. En ciudades grandes como Roma había más Judíos, tanto como en Jerusalén. (Hechos 7:9).

Las diferentes sinagogas tenían sus propias cabezas o jefes. La congregación era uno y fue dirigida por los “ancianos”, al lado de los ancianos hacia los empleados que tenían la dirección de las reuniones. Los hechos en el culto, como la Oración, la Lectura de la Escritura y la Predicación, podían hacerlo los miembros de la congregación, los que estaban aptos. En la sinagoga había libertad de Enseñanza: por eso Jesús también pudo tomar la Palabra para “enseñar”. (Mt.4:25; 9:35; 12:9; 13:54; Mr. 1 al 21, 39; 3:1; 6:2; Lc. 4 al 15:44; 6:6; 13:10).

El “jefe de la sinagoga”  tenía la dirección del servicio:
*   -Primero, invitaba a un miembro para dirigir la oración,
*   -Luego, a otros para leer la Escritura,
*   -luego, a uno o más para hacer la Predicación.
Así invitó el jefe de la sinagoga de Antioquía, en Pisidia a Pablo y Bernabé para dar una exhortación al pueblo. (Hechos 13:15).

El servicio era el día sábado. Se comenzaba con una oración, pronunciado por uno de los miembros en nombre de la congregación. El que oraba estaba delante de un cajón en que se guardaba las Escrituras. La congregación estaba de pie. Mateo 6:5, la cara hacia el Santo del Santuario, eso es Jerusalén, cuando terminaba la Oración, la congregación dice: Amén”. Después de la Oración se leía una parte de la ley. Las personas que deban la lectura, estaban de pie. (Lc.4:16). Después se leía una parte de los profetas”.

Después de dar lectura, se lo explicaba y lo aplicaban por alguien que estaba sentado. (Lc.4:20). Cada miembro apto de la congregación podía hacer esta prédica, entonces no era el trabajo de una persona indicada para hacerlo. Esta libertad de enseñanza fue imitada por las iglesias cristianas, pero desapareció en el segundo siglo, cuando este derecho fue reclamado por los ancianos. Más tarde en la historia este derecho fue reclamado por los predicadores y los pastores. Actualmente es así en diferentes países, que solamente a los pastores les está permitido predicar. Otros están permitidos de hablar en la congregación, pero no anunciar la Palabra del Señor.
Además en el sábado, también se reunían en la sinagoga el 2do y 5to día de la semana (lunes y jueves) para leer la Escritura. Sin embargo, estos servicios semanales eran mucho más sencillos.
En las sinagogas generalmente se daban la palabra a maestros viajeros, así que Jesús mismo y los apóstoles pudieron Predicar allá. (Mr.1:39; Lc.4:16, 44; Hech.9:20; 13:5, 14, 44; 14:1,17:1; 18:4, 26).
Las reuniones de los primeros cristianos se parecían a las reuniones de la sinagoga. También allí, dar lectura y explicación de la Palabra de Dios tenía un lugar importante. (Hech.20:7).
Pero lo que llama la atención es que hacían mucho más, y que la congregación no era pasiva. (1 Cor.14:26-33). En la sinagoga, y también en las primeras iglesias cristianas servía la predicación para la enseñanza, exhortación y consolación. El don de poder predicar era una gracia profética.

Ver Parte II

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