miércoles, 23 de agosto de 2017

ENCARNACIÓN DEL HIJO DE DIOS: JUAN 1:

ENCARNACIÓN DEL HIJO DE DIOS:
JUAN 1:


El tema del Evangelio de Juan es que Jesús es el Hijo de Dios (Jn.20:30, 31), y en este primer capítulo prueba su afirmación. Al leer este maravilloso capítulo no puede menos que ver que Cristo es el Hijo de Dios debido a los nombres y títulos que lleva, las obras que realiza y los testigos que le conocieron personalmente y declararon quién es.

I.       Los Nombres De Cristo Demuestran Que Es El Hijo De Dios:

A.     Él Es El Verbo[1]. (Juan 1:1–3,14).
Así como las palabras revelan nuestra mente y corazón, Cristo revela a los hombres la mente y el corazón de Dios. «El que me ha visto a mí, ha visto al Padre» (Jn. 14:9). Una palabra o verbo se compone de letras, y Cristo es el Alfa y la Omega (primera y última letras del alfabeto griego; Ap. 22:13), quien nos deletrea el amor de Dios.
En Génesis 1 Dios creó todo por medio de su Palabra; y Colosenses 1:16 y 2 Pedro 3:5 indican que esta Palabra era Cristo. En tanto que Dios se puede conocer en parte a través de la naturaleza y la historia, se le conoce a plenitud a través de su Hijo (Heb. 1:1, 2).
Cristo, como el Verbo trae gracia y verdad (Jn. 1:14, 17); pero si los hombres no le reciben, esa misma Palabra se convertirá en ira y juicio (Ap. 19:13). La Biblia es la Palabra escrita de Dios y Cristo es el Verbo de Dios, vivo y encarnado.

B.      Él Es La Luz (Jn.1:4–13).
El primer acto creador de Dios en Génesis 1 fue producir la luz, porque la vida proviene de la luz. Jesús es la luz verdadera, o sea, la luz original en la cual toda luz tiene su fuente. En el Evangelio de Juan se puede hallar el conflicto entre la luz (Dios, vida eterna) y las tinieblas (Satanás, muerte eterna). Esto se indica en 1:5: «La luz en las tinieblas resplandece [tiempo presente], y las tinieblas no han podido apagarla o contenerla» (traducción literal).
Nótese: 3:19–21; 8:12 y 12:46. 2 Corintios 4:3–6 pinta la salvación como la entrada de la luz en el corazón en tinieblas del pecador (véase también Gn. 1:1–3).

C.     Él Es El Hijo De Dios (Jn.1:15–18,30–34,49).
Fue esta afirmación la que enardeció a los judíos y los llevó a perseguir a Cristo (10:30–36).
Nótense: las siete personas en el Evangelio de Juan que llamaron a Cristo el Hijo de Dios:
·      Juan el Bautista (1:34);
·      Natanael (1:49);
·      Pedro (6:69);
·      El ciego sanado (9:35–38);
·      Marta (11:27);
·      Tomás (20:28); y
·      El apóstol Juan (20:30, 31).
El pecador que no cree que Jesús sea el Hijo de Dios no puede ser salvo (8:24).

D.     Él Es El Cristo (Jn.1:19–28,35–42).
«Cristo» significa Mesías, el Ungido. Los judíos esperaban que su Mesías apareciera y a esto se debe que se lo preguntaran a Juan. Incluso los samaritanos le esperaban (4:25, 42). A cualquier judío que dijera que Jesús era el Cristo lo expulsaban de la sinagoga (9:22).

E.     Él Es El Cordero De Dios (Jn.1:29,35–36).
El anuncio de Juan es la respuesta a la pregunta de Isaac: «¿Dónde está el cordero para el holocausto?» (Gn. 22:7). El cordero pascual en Éxodo 12 y el cordero sacrificial en Isaías 53 apuntan hacia Cristo. En la historia del AT., hubo muchos corderos sacrificados, pero Cristo es el Cordero de Dios, el único.
La sangre de los corderos sacrificados en el tabernáculo o el templo simplemente cubrían el pecado (Heb. 10:1–4), pero la sangre de Cristo quita el pecado. Los corderos que se ofrecían en los días del AT., eran sólo por Israel, pero Cristo murió por los pecados de todo el mundo.

F.      Él Es El Rey De Israel (1:43–49).
El pueblo de Israel estaba hastiado del gobierno romano y querían un rey. Debido a que Cristo les dio de comer, querían hacerle Rey (6:15), pero Él se alejó de la multitud. Se ofreció como su Rey (registrado en 12:12–19), pero los principales sacerdotes dijeron: «No tenemos más rey que César» (19:15).

G.     Él Es El Hijo Del Hombre (Jn.1:50,51).
Este título viene de Daniel 7:13–14, y todos los judíos sabían que describía a Dios. (Nótese: la pregunta de los judíos en Jn. 12:34). En 1:51 Cristo menciona «la escalera de Jacob» en Génesis 28:10–17. Cristo es «la escalera de Dios» entre la tierra y el cielo, revelando a Dios a los hombres y llevando a los hombres a Dios.

II.     Las Obras De Cristo Prueban Que Es El Hijo De Dios:

A.     Él Creó El Mundo (Jn.1:1–4).
Él estuvo en el principio con Dios y fue el Agente Divino mediante el cual el mundo se creó.

B.      Él Da Salvación A Los Hombres (Jn.1:9–13).
Vino a su mundo y pueblo (los judíos) y no le recibieron. La salvación es un regalo gratuito que el pecador recibe cuando confía en Cristo. «Creer» y «recibir» son la misma cosa. Un nuevo nacimiento tiene lugar: no por sangre humana, ni por carne, ni por voluntad de hombres, sino de Dios.

C.      Él Revela A Dios (Jn.1:15–18).
Cristo revela la gracia y la verdad de Dios. Moisés dio la ley que descubre el pecado y condena; Cristo revela la verdad que redime. La ley preparó el camino para Él.

D.     Él Bautiza Con El Espíritu (Jn.1:33).
En este capítulo vemos a la Trinidad: el Padre (1:14, 18); el Hijo (1:14, 18); y el Espíritu (1:32–34). El descenso del Espíritu le mostró a Juan quién era Cristo; y hoy no podemos ver en realidad a Cristo a menos que el Espíritu abra nuestros ojos.

E.     Él Conoce Íntimamente A Los Hombres (Jn.1:42, 47–48).
Conocía a Pedro y a Natanael mejor de lo que ellos mismos se conocían (véase 2:23–25). Sólo Dios puede ver los corazones de las personas.

F.      Él Perdona Pecados (Jn.1:29).
¡Nadie en la tierra puede quitar los pecados de una persona!

G.     Él Abre El Camino Al Cielo (Jn.1:50,51) Y Es El Camino Al Cielo.
Como Jacob en Génesis 28:10–17, los pecadores están lejos de su hogar y en la noche del pecado. Pero Cristo revela la gloria del cielo y lo abre para que entremos. Cristo es la «escalera» de Dios a la gloria.

III.    Testigos Que Prueban Que Cristo Es El Hijo de Dios:
Juan usa a menudo las palabras «testimonio» y «testigos» en su Evangelio (1:7, 8, 15; 3:26, 28; 5:31–37; 8:18; 15:27; 18:23). Se puede confiar en los testigos de la Biblia porque tuvieron un contacto personal con Cristo y no ganaron nada de los hombres al testificar por Cristo. (Es más, sufrieron por eso). No hay evidencia de que hayan mentido; su testimonio hoy sería válido en cualquier corte. Estos testigos son:

A.      Juan El Bautista (Jn.1:7, 15, 29; Véase También 5:35).

B.      El Apóstol Juan (Jn.1:14: «Vimos Su Gloria»).

C.      Los Profetas Del AT. (Jn.1:30,45).
Es muy probable que Natanael se encontrara leyendo los libros de Moisés cuando Felipe le encontró.

D.      El Espíritu Santo (Jn.1:33,34).

E.      Andrés (Jn.1:41).
          Él fue un ganador de almas y empezó en casa.

F.      Felipe (Jn.1:45).
Felipe respaldó su testimonio con la Palabra de Dios, una estrategia sabia para todos los testigos.

G.      Natanael (Jn.1:49).
Juan y Andrés se salvaron por medio de un predicador, Juan el Bautista. Pedro halló a Cristo debido al trabajo personal de Andrés. A Felipe lo llamó Cristo personalmente; y Natanael halló a Cristo por medio de la Palabra y el testimonio de Felipe.
Dios usa a diferentes personas y circunstancias para llevar a las personas a su Hijo. Él es un Dios de variedad infinita.


  
Clases Par Los Días Miércoles:

Lea su Biblia, Lea su Biblia, Lea su Biblia:
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Notas:
[1]G3056 λόγος = lógos: de G3004; algo dicho (incluido el pensamiento); por implicación tema (sujeto del discurso), también razonamiento (facultad mental) o motivo; por extensión cálculo; específicamente (con el artículo en Juan) la Expresión Divina (i.e. Cristo):- noticia, palabra, plática, pleito, predicar, pregunta, propuesta, razón, sentencia, tratado, verbo, arreglar, asunto, cosa, cuenta, decir, derecho, dicho, discurso, doctrina, evangelio, exhortar, fama, frase, hablar, hecho, mensaje. (Strong).
logos = (λόγος, G3056) , denota:
(I) la expresión del pensamiento; no el mero nombre de un objeto:
(a) encarnando una concepción o idea (p.ej., Lucas 7:7; 1 Cor.14:9; 14:19);
(b) un dicho o afirmación:
(1) de Dios (p.ej., Juan 15:25; Rom.9:9; 9:28: «sentencia»; rv: «palabra»; Gál.5:14; Heb.4:12);
(2) de Cristo (p.ej., Mateo 24:35, plural; Juan 2:22; 4:41; 14:24, plural; 15:25).
En relación con (1) y (2) la frase «la palabra del Señor», esto es, la voluntad revelada de Dios (muy frecuente en el AT), se utiliza de una revelación directa dada por Cristo (1 Ts.4:15); del evangelio (Hechos 8:25; 13:49; 15:35-36; 16:32; 19:10; 1 Ts.1:8; 3:1); en este respecto constituye el mensaje procedente del Señor, entregado con su autoridad y hecho eficaz por su poder (cf. Hechos 10:36); para otros casos relacionados con el evangelio véase Hechos 13:26; 14:3; 15:7; 1 Cor.1:18; 2 Cor.2:17; 4:2; 5:19. (VINE).



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