LOS COMIENZOS DE LA CIVILIZACIÓN:
GÉNESIS 4:
Caín
es el principal actor en este capítulo, y su carácter y conducta se revelan en
cuatro aspectos diferentes:
I.
El Adorador. (Gn. 4:1–5):
Tanto
la promesa de Dios en 3:15 como la fe de Adán en 3:20 se ven en 4:1. Eva trajo
al mundo una nueva vida y pensó que su hijo era la simiente prometida. Una
posible traducción sería: «He adquirido varón: ¡el Señor!». «Caín» significa «adquirido», se miraba al niño como
un don de Dios. Abel significa «vanidad, vapor»:
Sugiere la futilidad de la vida separados de Dios, o quizás la desilusión de
Eva porque Caín no era la simiente prometida.
Desde
el mismo principio vemos una división del trabajo:
puesto que a Caín
se identifica con la tierra, a Abel con el ganado. Como Dios ya había
maldecido la tierra (3:17), por eso a Caín se le identifica con esa maldición.
Esta
primera familia debe haber conocido un lugar definido de adoración, por cuando
ambos hijos trajeron ofrendas al Señor. Quizás se deba a que la gloria de Dios
habitaba en el árbol de la vida, con el camino guardado por el querubín (3:24).
Hebreos
11:4 indica que Abel
trajo su ofrenda por fe; y Romanos 10:17 enseña que «la fe viene por el oír». Esto
significa que Dios debe haber enseñado a Adán y a su familia a cómo acercarse a
Él, y 3:21 indica que se incluía el sacrificio de sangre.
Hebreos
9:22 afirma que debe haber derramamiento de sangre antes de que exista remisión
de pecado, pero Caín
trajo de la tierra maldita una ofrenda sin sangre. Su ofrenda tal vez fue
sincera, pero no se aceptó. No tenía fe en la Palabra de Dios, ni dependencia
en el sacrificio de un sustituto. A lo mejor Dios «respondió por fuego» (Lv. 9:24) y
consumió la ofrenda de Abel, pero la de Caín se quedó en el altar.
Caín tenía
cierta forma de piedad y religión, pero negó el poder (2 Tim. 3:5). Primera de
Juan 3:12 indica que Caín era hijo del diablo y esto significa que
practicaba una falsa justicia de la carne, no la justicia de Dios por fe. Jesús
llamó «hijos del
diablo» a los fariseos que se auto justifican y culpó a los de su
calaña por la muerte de Abel (Lc. 11:37–51).
Judas
11 habla acerca del «camino de Caín», que es la senda de la religión
sin sangre, religión basada en buenas obras religiosas y justicia propia.
Sólo hay
dos religiones en el mundo actual:
(1) la de Abel, que depende de la sangre de Cristo
y su obra consumada en la cruz; y
(2) la de Caín, que depende de las buenas obras y
religión que agrada al hombre.
¡La Una Conduce Al
Cielo, La Otra Al Infierno!
II. El Homicida. (Gn. 4:6–8):
Santiago
1:15 nos advierte que el pecado empieza de una manera pequeña, pero crece y
lleva a la muerte. Así ocurrió con Caín. Vemos desilusión, ira, celos y por último
homicidio. El odio en su corazón le llevó al asesinato con sus manos (Mt. 5:21–26).
Dios
vio el corazón sin fe de Caín y el semblante decaído y le advirtió que
el pecado estaba agazapado como una bestia salvaje, esperando para destruirlo.
Dios le dijo: «Él
te desea, pero tú debes regir sobre él».
Lastimosamente
Caín
alimentó a la bestia salvaje de la tentación, ¡luego abrió la puerta y la invitó a entrar!
Caín
invitó a su hermano para hablar con él y después lo mató a sangre fría.
Hijo
del diablo (1 Jn. 3:12), Caín, como su padre, era mentiroso y homicida (Jn.
8:44):
· En el
capítulo 3 tenemos a un hombre pecando contra Dios al desobedecer su Palabra;
· en el
capítulo 4 vemos al hombre pecando contra el hombre.
III.
El Vagabundo. (Gn. 4:9–16):
Adán:
· «¿dónde estás tú?»,
· «¿Dónde está Abel tu hermano?».
¡Cuán
significativas son estas dos primeras preguntas en la Biblia!
El
pecado siempre nos alcanza, aun cuando tratemos (como Caín) de mentir respecto a nuestro
pecado:
· La sangre de Abel clamaba venganza;
· la sangre de Cristo clama
paz y perdón (Heb. 12:24):
· Dios
maldijo a la serpiente;
· ahora
maldice a Caín.
«¡Maldito seas tú de la tierra!» (v. 11).
En
otras palabras, la tierra no rendiría frutos a Caín y tendría que deambular de
lugar en lugar para vivir. Sería un fugitivo, un peregrino.
Ø Caín no se
arrepintió de su pecado;
Ø en lugar
de eso, mostró remordimiento y desesperación.
Como
sus padres, le echó la culpa a Dios: «¡Me echas hoy de la tierra!» (v. 14). Fue rechazado
por el cielo y por la tierra. Fue condenado a una intranquilidad que sólo se
podía curar con fe.
Nótese: también el temor y desesperación de Caín: «Cualquiera que me hallare, me matará» (v. 14). En
gracia Dios prometió proteger a Caín y le puso una señal para verificar su
promesa. (No es probable que haya sido
una marca literal en Caín; más bien Dios le dio
a Caín una señal para darle seguridad. ¡Qué
gracia!)
¿Por qué Dios dejó en libertad a Caín? Por un lado, Caín llegó a ser un «sermón andante»
de la gracia de Dios y de las trágicas consecuencias del pecado. ¡Qué cuadro de la humanidad de hoy:
inquieta, sin esperanza, errabunda, derrotada!
¿Pasó Caín el
resto de su vida peregrinando? ¡No! ¡Se estableció y edificó una ciudad! Aquí
tenemos el origen de la «civilización»: el sustituto humano en lugar de los
dones de Dios.
IV.
El Constructor. (Gn. 4:17–26):
«Nod»
significa «descarriarse,
andar errante», de modo que la misma tierra que escogió Caín
habla de su peregrinaje alejándose de Dios. Se alejó de la presencia de Dios
(4:16); no necesitaba una religión de sangre. Sin dudas Caín se casó con una de sus
hermanas, porque para ese entonces había muchos descendientes de Adán (5:3 indica que han pasado 130
años).
Más
tarde Abraham se casa con su media hermana; ¿por qué no podía Caín hacerlo con su
hermana de sangre, especialmente cuando el pecado aún no había hecho sus
estragos en el cuerpo humano?
El
nombre de su hijo, Enoc,
significa «iniciación»
y sugiere un nuevo comienzo, pero era un comienzo sin Dios.
Evaluados
desde el punto de vista humano los descendientes de Caín son un grupo admirable. Jabal
(«errante»)
fundó la ciencia de la agricultura (v. 20).
Jubal fundó
la «cultura»:
música; y Tubal-caín la industria metalúrgica.
Al
parecer la «ciudad» de Caín fue
un gran éxito, pero Dios dejó en claro que rechazaba todo eso.
En el versículo
25 Dios le dio a Adán y Eva otra simiente: Set, que
significa «el
designado, el sustituto» (ocupando el lugar de Abel). Dios no trató de reformar
a los cainitas. Los rechazó y al fin y al cabo los condenó en el diluvio.
Así
como los cainitas poco a poco se fueron alejando de la verdadera adoración a
Dios, los setitas fueron regresando a Él (v. 26) y estableciendo de nuevo su
adoración al Señor.
La civilización
actual tiene su origen en Caín. Tiene
elementos tales como la agricultura, la industria, artes, grandes ciudades y
religión sin fe en la sangre de Cristo.
También,
como la civilización antigua de Caín, será destruida. Todavía exhibimos con
jactancia asesinos como Lamec y todavía tenemos personas (como Lamec)
que violan los sagrados votos del matrimonio. «Más como en los días de Noé, así será la
venida del Hijo del Hombre» (Mt. 24:37).
Los
hombres aún rechazan la divina revelación y dependen de sus recursos
humanos. El verdadero cristiano no pertenece a este «sistema mundial» que es pasajero (1
Jn. 2:15–17) y no debe enredarse con él (Rom. 12:2; 2 Cor. 6:14–7:1).
Debemos
notar especialmente el «mensaje de Lamec» (vv. 23–24). Este pasaje
no es claro y no todos los estudiosos bíblicos lo interpretan de la misma
manera.
Lamec
fue el séptimo desde Adán, por el
lado de Caín,
y fue uno que desagradó a Dios, en tanto que Enoc fue el séptimo desde Adán por el lado de Set (5:3–27)
y caminó con Dios y agradó a Dios (Heb. 11:5).
Nótese: que la
línea cainita hasta copió los nombres de los verdaderos creyentes en la línea
de Set (Enoc - Enós; Irad - Jared; Mehujael - Mahalaleel; Lamec-Lamec).
Algunos sugieren que un joven
hirió a Lamec, de modo que en defensa propia este mató a su atacante. Si
Dios vengó a Caín,
quien era culpable de crudo homicidio, de seguro defendería a Lamec que
mató en defensa propia.
Conclusión:
Otra
sugerencia es que Tubal-caín fue el que diseñó las primeras armas de
bronce y hierro y que Lamec las exhibía con orgullo a sus esposas. Los verbos hebreos pueden traducirse en
tiempo futuro: «Mataré a cualquiera que me hiera, y no
necesitaré la protección de Dios, porque con estas armas puedo vengarme setenta
veces siete».
Bajo
esta perspectiva, es la primera expresión en la Biblia de desafío arrogante y
guerra.
Temas para el domingo: 06//08//2017.
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