EL
CANTAR DE LOS CANTARES (III)
(Heb.: shir
ha-shirim)
(Cantares
Capítulos 1 al 8)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
EL CANTAR DE LOS
CANTARES:
(Cantares
5:2-8:14)
El Esposo Alaba
a La Esposa:
“He aquí que tú eres hermosa, amiga mía; he aquí que tú eres
hermosa; Tus ojos entre tus guedejas como de paloma; Tus cabellos como manada
de cabras Que se recuestan en las laderas de Galaad… Tus dientes como manadas de ovejas trasquiladas, Que suben del lavadero, Todas con crías gemelas, Y ninguna entre
ellas estéril… Tus labios como hilo de grana, Y
tu habla hermosa; Tus mejillas, como cachos de granada detrás de tu velo…
Tu cuello, como la torre de David, edificada para
armería; Mil escudos están colgados en ella, Todos escudos de valientes…”.
(Cantares
5:2-8:14)
VV.
5:2-8.
La próxima escena, después de la noche de boda, presenta a la esposa cuando
rehúsa dejar entrar al esposo (vv.2-3), se entristece porque él se ha ido
(vv.5-6) y sale a buscarlo (vv.7-8). El rey ha dejado mirra en la puerta (v.5)
como señal de que ha estado allí. Los guardas la confundieron con un criminal
(v.7).
IV. REALIZACION. Cantares 5:2-8:14:
La segunda parte de Cantares presenta el
proceso de maduración de la pareja en su relación matrimonial. La situación no
parece ideal. Se presentan nuevos problemas, conflictos y frustraciones.
La pareja necesita ajustarse mutuamente,
especialmente en su vida sexual. Pero la solución a estas tensiones viene
cuando los enamorados reconocen su responsabilidad compartida y los deberes que
el uno tiene para con el otro (ver 1 Cor.7:3-5).
Nótese: que
a lo largo de esta segunda parte (como en la primera) es la mujer la que
mayormente se expresa. Evidentemente en Cantares se oye el timbre distintivo de
la voz femenina.
4.1. Sueños y Frustraciones. Cant. 5:2-8:4:
Esta sección nos presenta básicamente la
perspectiva de la amada sobre los conflictos que se plantean en la vida
matrimonial.
1)
La Amada. (Cant.5:2-8).
Una
vez más, la amada se encuentra soñando (5:2-7). Puede ser que
este sueño haya ocurrido inmediatamente después de su primera experiencia
sexual (4:16-5:1), aunque no necesariamente. Nuevamente hay una combinación de
invitación y negación, de búsqueda y encuentro, con un cierto tinte de angustia
y frustración, como en el sueño pesadilla anterior (2:3-6; 3:1-4). Nótese que
en cada caso, la experiencia onírica concluye con un reclamo a las hijas de
Jerusalén (2:7; 3:5; 5:8). La mujer es la protagonista de la acción (nótese el
uso enfático del pronombre personal yo, vv. 2, 5, 6, 7), y el contenido de este
poema tiene que ver con su relación con su esposo.
En su sueño, la mujer ve y oye a su
esposo golpeando con insistencia a la puerta y llamándola (2:8). La actitud de
él parece tierna y seductora, a juzgar por la manera en que la nombra (hermana
mía, amada mía, paloma mía, perfecta mía). Frente a tales piropos, ¡qué mujer se
resistiría a abrir la puerta a su amado! Sin embargo, ella no parece
estar muy dispuesta a hacerlo (v. 3). ¿Será
que hubo una riña entre los enamorados y que este sueño inquieto es expresión
de ello?
Ella no parece tener muy en cuenta la
situación de él, que está empapado por el rocío, quizás después de haber pasado
la noche entera fuera de la casa (v. 2b), bien sea porque efectivamente se
pelearon o porque así lo requería su trabajo como pastor (1:7). La cuestión es
que las excusas que ella pone (v. 3) para no levantarse y abrir la puerta,
parecen de poco peso, en labios de una mujer que en otro momento se excitaba
con sólo oír la voz de su amado (2:8).
Su primera excusa es “estoy desnuda”,
y la segunda es “no me quiero ensuciar los pies”. La palabra cómo (ekaka[1] H349) refleja una indisposición
petulante para actuar, más bien que una imposibilidad de actuar. Ella no quiere
saber nada con él. Es probable que su rechazo tenga connotaciones
específicamente sexuales, es decir, que frente a los avances de él, ella no
está dispuesta a hacer el amor esa noche.
En algunos casos, el vocablo pies es un
eufemismo para los genitales. “Lava tus pies” y “dormir con mi mujer” son
expresiones paralelas en 2 Sam.11:8; 11:11 (ver Deut.28:57; Rut 3:3-9; Is.7:20).
Es probable que el poeta esté jugando con un doble sentido en esta sección.
Por un lado, parece describir una
situación concreta de una mujer acostada y durmiendo en una habitación, que no
quiere abrir la puerta a un hombre mojado por el rocío de la noche, que golpea
porque quiere entrar.
El otro sentido es el de un sueño
erótico, en el que el hombre solicita sexualmente a la mujer, pero ésta se
niega a hacer el amor presentando excusas no muy convincentes.
Tomando en cuenta el carácter de
Cantares, el segundo sentido parece ser el dominante. En este caso, el v. 4
indicaría que el amado logró vencer la resistencia de la mujer, iniciando un
juego amoroso muy agresivo: metió su mano. El vocablo mano (yad[2] H3027)
es usado a veces con connotaciones sexuales (ver el heb. en 1 Sam.15:12; 2
Sam.18:18; Is.56:5), y específicamente con referencia al pene (memorial en Is.57:8;
y especialmente 57:10).
Si mano se refiere al órgano copulativo
masculino, entonces el agujero de la puerta no puede ser otra cosa que la
vagina de ella. El efecto de esta acción sobre ella es claro: Mi corazón se
conmovió a causa de él.
Nuevamente, hay instancias en que el
corazón (lit. vientre) se refiere a los órganos reproductores masculinos (2
Sam.7:12) o, como en este caso, femeninos (Rut 1:11; ver también Gn.25:23;
Salmo 71:6; Is.49:1). Es evidente la excitación sexual de ella.
Ahora
la amada parece deponer su actitud renuente a hacer el amor. Rota la
resistencia, ella está dispuesta a entregarse totalmente a él.
Nótense: los
paralelos en éste y los versículos que siguen con 2:10-3:5. Se repite la invitación del amado a levantarse
(2:10, 13) y la respuesta de ella (3:2).
Da la impresión como que ahora ella
quiere reparar su indiferencia anterior, y se involucra intensamente en el acto
amoroso (el pronombre personal “yo” es enfático en los vv. 5 y 6). Lit., ella “se rinde”
(“abrir”,
ver 2 R.15:16; Is.45:1) al amor.
En el v. 6, da la impresión como que el
sueño erótico se torna en frustración, para pasar a ser una verdadera pesadilla
(v. 7). Después del acto sexual (abrí a mi amado), éste parece esfumarse. El
alejamiento de su esposo hace que ella se sienta morir. Nuevamente se repiten
las sensaciones 3:2. La angustia que ella experimenta en esta parte de su sueño
se ve reflejada en su insistencia.
Nótese: el paralelismo de las últimas
dos líneas.
El v.
7 repite 3:3, sólo que en este caso la pesadilla es
más dura, ya que antes de hacer su pregunta, ella resulta víctima de los que se
supone están para proteger la ciudad y sus habitantes. Aparentemente la agresión
de los guardias tiene connotaciones sexuales, ya que la mujer fue golpeada y
despojada de su ropa. No es extraño que el inconsciente de ella elaborara un
sueño de este tipo, después de un posible altercado con su esposo. La
asociación de excitación sexual y orgasmo con su amado, y agresión sexual por
parte de extraños parece un tema onírico lógico en un contexto de conflicto
matrimonial.
El
v. 8 cierra la sección de sueños y pesadillas, de deseos y frustraciones. El refrán se
repite en 2:7 y 3:5, y reaparecerá en 8:4. En estos casos, sirve para
introducir el versículo final de una sección mayor dentro de Cantares. Pero
aquí, el balance del versículo es diferente y no parece concluir una sección
importante. En cualquier caso, la amada parece hacer aquí un balance más
objetivo de la situación real.
Más allá de los extremos de búsqueda y
rechazo, deseo y frustración, ella no puede dejar de reconocer la verdad de que
está desesperada por hacer el amor con él. La expresión que si halláis a mi
amado, le diréis que estoy enferma de amor en hebreo es una pregunta retórica.
Ella
está desafiando a las hijas de Jerusalén, preguntándoles: “¿Qué van a decirle a mi amado? ¿Qué estoy
exhausta (hala[3] H2470, “débil,
enferma, fundida”) de tanto hacer el amor? ¿Que no quiero más?” En
su giro retórico lo que en realidad está queriendo decir es: “No sean tontas. ¿Cómo podría no querer más?”.
El Corazón Despierto 5:2:
1) Está presto para escuchar.
2) Está presto para responder.
3) Está alerta a las señales de peligro.
4) Está presto para ofrecerse para servir.
2)
El Cortejo Nupcial. Cant. 5:9.
Las preguntas de las muchachas de la
ciudad sirven para montar la escena para una descripción pormenorizada de los
encantos del amado. El amado parece ser mejor que cualquier otro amante, y las
muchachas parecen tener curiosidad en averiguar en qué aspectos él es el mejor.
Nótese: que ellas nombran a la amada (ver 6:1) de la misma manera en que él ya
la ha calificado (1:8).
3)
La Amada. Cant. 5:10-16.
Los poemas de amor que describen los
encantos físicos de los enamorados eran comunes en el mundo antiguo,
especialmente en relación con la mujer. Este es uno de los pocos casos en que
un poema pondera la belleza física del varón.
Como en el caso de la descripción de la
belleza de la amada (4:1-5; 6:5-7; 7:1-5), el amado es descrito desde la cabeza
hasta los pies, se lo compara con algunos animales, con bellezas naturales, con
flores y especies, con fuentes y arroyos, con la obra de los arquitectos,
herreros y joyeros. La belleza que se presenta es la de un varón ideal. Él es
un hombre modelo.
El
v. 10 hace una descripción general del amado. No se refiere a que él sea
caucásico en cuanto al color de su piel, sino que es radiante y saludable
(sonrosado). Evidentemente, se trata de un individuo distinguido, un hombre
sumamente buen mozo.
Parece que su cutis luce el tono cobrizo
dorado (su cabeza es oro fino) característico de alguien que pasa mucho tiempo
al aire libre y expuesto a los rayos del sol. Sus largos cabellos, sueltos y
flexibles, son ondulados y negros como el cuervo (v. 11).
Nótese: que la amada
describe los ojos de él de la misma manera en que él ha descrito los ojos de
ella (como palomas, ver 1:15). Tan detallada
es su descripción, que ella parece destacar el contraste entre el color del
iris y el blanco de la esclerótica (bañados en leche y sentados sobre
engastes).
Nuevamente se mencionan las mejillas
(ver 1:10), pero esta vez son las de él las que se alaban. Es interesante notar
que muchos de los piropos que él le ha dicho a su amada, ahora ella los aplica
a él. ¡Más de un varón hispanoamericano
se sentiría algo molesto si su amada lo ponderara por estar bien perfumado!
Pero un poco de loción facial no viene
mal, si se aplica para agradar a la persona que se ama. Lo mismo vale para los
labios, como instrumentos del beso amoroso (ver 4:3). Es difícil que una mujer,
por enamorada que esté, quiera besar a un hombre barbudo, con mal aliento y
transpirado.
De la cabeza de su amado, la amada pasa
a la descripción de sus manos y sus brazos (el término hebreo puede referirse a
cualquier parte del brazo, ver Jer.38:12). El vientre es el tronco del cuerpo,
que a ella le parece como una plancha de marfil, quizá por lo blanco (son las
partes menos expuestas al sol).
La mención de piedras preciosas no debe
ser tomada más que como expresiones hiperbólicas, que pretenden destacar la
belleza del cuerpo del varón. Finalmente, ella llega a las piernas o muslos,
que los ve como columnas de mármol, debido a la fuerza de sus músculos y cómo
están torneadas.
Para
la amada, él es superlativo desde la cabeza hasta los pies (v. 15b). Para ella, su
figura es como el Líbano, puesto que no hay nada más majestuoso que esa región
al norte de Palestina, ni nada más imponente que los cedros que allí crecen. A
sus ojos, él no tiene parangón.
Además,
reconoce que su boca, como órgano del habla, es dulce (ver 2:3). Este hombre no
sólo es físicamente atractivo para ella, sino que su conversación la seduce. ¡Todo él es
deseable! (v. 16). Él es su amado (heb. dode[4] H1730, “amante”, 1:13), es decir, su
compañero sexual. Pero también es su amigo, es decir, su camarada y compinche.
Un buen esposo debe ser ambas cosas para su esposa: un buen amante y un buen
amigo.
Posibles
Conflictos Matrimoniales:
1. Debido al
concepto de que el sexo es pecado. Los gnósticos influyeron grandemente en los
primeros cristianos. La mayoría consideraba al cuerpo como fruto del mal,
fuente de impureza para el alma. Había entre ellos dos grupos: los que lastimaban el
cuerpo torturandolo, ya que lo importante era el espíritu; y los que le "daban rienda suelta" a los apetitos ya que no importaba mientras
cultivas en el espíritu.
Creció el
concepto de que el sexo era expresión de la naturaleza carnal. Agustín, en el
siglo V, fue más allá de sus contemporáneos al afirmar que el acto conyugal no
es pecaminoso en sí mismo, pero sí es el único medio para que se transmita el
pecado original; la única finalidad de la sexualidad eran los hijos dentro del
marco de la fidelidad ya que el matrimonio era indisoluble. Sin embargo, hasta
hoy algunos consideran que el acto sexual es pecado.
2. Debido a Conceptos De Que En Ciertos Días No
Se Debían Tener Relaciones Sexuales:
Por ejemplo, en
la Edad Media (siglos VI al X) en el catolicismo aparecen los "manuales
penitenciales" que mostraban las penitencias que correspondían
de acuerdo con los pecados cometidos.
A los
matrimonios estériles se les imponía la abstinencia, el placer sexual era
implícitamente considerado como pecaminoso. Esto se ve muy claramente ya que
durante ciertas fechas se prohíben las relaciones sexuales: los domingos, ciertas fiestas, etc., por ser "tiempos sagrados".
Por ejemplo:
· los días jueves
no se podían tener relaciones, en memoria de la captura del Señor,
· los viernes en
memoria de su muerte,
· los sábados en
memoria a la virgen María,
· los domingos en
homenaje a su resurrección,
· los lunes en
conmemoración a los muertos,
· ¡y los martes y
miércoles libre! siempre que no fuesen días de ayuno o festividades
religiosas.
Este es el germen de alejamiento entre
lo "espiritual"
y lo "sexual",
herencia que pesa aún en el día de hoy a nivel social y religioso.
Estaban prohibidas las relaciones
durante la menstruación por la creencia de que podían nacer hijos deformes.
__________
Notas:
[1] H349
אֵיךְ = ek: también אֵיכָה = eiká; y אֵיכָכָה = eikáka; prolongado de la
H335; ¿cómo? o ¡cómo!; también dónde:- cómo, qué, dónde. (Strong).
[2] H3027
יָד = yad: palabra
primaria; mano (abierta [indicando poder, medios, dirección, etc.], a
distinction de H3709, que indica mano cerrada); usado (como
sustantivo, adverbio, etc.) en una gran variedad de aplicaciones, tanto
literalmente y figurativamente, tanto prox. y remota [como sigue]:- ancho,
anchuroso, bajo, bastante, brazo, cargo, compañía, conducto, consagrar, costa,
cuidado, dedo, deuda, dirección, disposición, dominio, orden, eje, espiga,
frontera, fuerza, garra, generosidad, hecho, homenaje, jurar, laboriosa, lado,
llaga, lugar, mando, mano, mejor, moldura, monumento, ordenamiento, orilla,
parte, poder, posibilidad, pulgar, ribera, rotura, senda, servicio, sobaco,
soberbia, someter, territorio, vez, zurdo. (Strong).
[3] H2470
חָלָה = kjalá:
raíz primaria [Compárese con H2342, H2470, H2490]; propiamente
gastado o desgastado; de aquí, (fig) estar débil, enfermo, afligido; o
(causativo) afligirse, enfermarse; también sobar (en lisonja), entretener:- angustia,
anhelar, caer, débil, debilitar, desalentar, doloroso, enfermar, enfermedad,
enfermo, enflaquecer, favor, heredad, herir, implorar, incurable, llegar, mujer
de parto, orar, parto, presencia, suplicar. (Strong).
[4] H1730
דּוֹד = dod: o (abreviación) דֹּד = dod; de una raíz que no se usa que
significa propiamente hervir, i.e. (figurativamente) amar; por implicación
símbolo de amor, amante, amigo; específicamente tío:- (muy)
amado, amor, hermano del padre, tío paterno. (Strong).
EL CANTAR DE LOS
CANTARES:
(Cantares
6:1-13)
4)
El Cortejo Nupcial. Cant. 6:1.
Después del panegírico de la amada, las
doncellas de Jerusalén levantan una segunda pregunta. Esta pregunta no
significa que él se haya alejado de ella, o se esté ocupando en otros
menesteres. Más bien parece ser un recurso retórico del poeta para introducir
el acto amoroso, que parece consumarse en 6:2, 3.
La pregunta de las muchachas sirve para
que la amada diga cuál fue la reacción de su amado al juego amoroso que ella
inició. Se nota una cierta envidia de parte de las doncellas, que quieren
participar, como ella, del placer que la amada ha anticipado.
VV.2-3. A la pregunta
de las hijas de Jerusalén en el v.1, la esposa responde que su esposo ha ido a
su huerto
favorito (v.2) y afirma la seguridad de sus relaciones (v.3).
5)
La Amada. Cant. 6:2, 3.
Ella
responde segura de contar con el afecto y la pasión fiel de su amado. Después de un
período de creciente excitación sexual, en el que ella tomó la iniciativa
mediante la alabanza del cuerpo de su amado, ahora él desciende a su huerto (v.
2). Como se indicó (ver 4:16-5:1), esta expresión y las que siguen se refieren
al acto sexual.
La repetición de expresiones poéticas
(cuatro en total), que tienen que ver con el acto amoroso, no sólo expresan la
tremenda excitación sexual del momento sino que sirven para enfatizar la
intensidad del mismo.
Al entregarse a su esposo, ella vuelve a
experimentar lo que ya ha experimentado antes (2:16) y volverá a experimentar
más tarde (7:10). El acto sexual es un poderoso recurso para sellar el pacto de
mutua pertenencia entre los esposos. No hay otra experiencia, en la vida de una
pareja, que sirva mejor para confirmar y solidificar las mutuas promesas de
amor y fidelidad (Génesis 2:24).
6) El Amado. Cant. 6:4-12.
Terminado el acto amoroso, mientras ella
descansa relajada a su lado, el amado parece seguir excitado y entusiasmado con
la belleza de su amada. Quizá hasta el momento de hacer el amor se mostró algo
resentido, probablemente por la anterior indiferencia de ella (5:3). Pero
ahora, después de haber disfrutado juntos el uno del otro, él se siente más que
motivado a exaltar los encantos del cuerpo y el carácter de su amada. Muchos de
estos piropos ya han sido dichos, pero hay otros que se mencionan por primera
vez en el poema.
Ella es bella. Esta no es sólo su
opinión (1:15; 4:1), sino también lo que otras personas piensan (6:1). Ella es
tan bella como la capital del reino, Jerusalén (Lam.2:15), o como una de las
ciudades más deleitosas de Palestina, Tirsa (ver nota de la RVA). Ella es
radiante y espléndida (imponente como ejércitos abanderados, ver 6:10).
Nótese: que
él comienza con una descripción general de la belleza de ella, para pasar luego
a una descripción pormenorizada de sus encantos (6:5-7). En este sentido, su panegírico sigue el orden inverso del
hecho por la amada, quien comenzó con los detalles (5:10-15a), para concluir con una observación general (5:15b,
16).
El
amado comienza por destacar los ojos de su esposa. Ya ha hecho
referencia a ellos como hermosos y seductores (1:15; 4:1, 9). Ahora él dice que
esos ojos “lo
ponen loco”, es decir, la mirada de ella es tan sugestiva que para
él es irresistible.
Su descripción del cabello, dientes y
mejillas repite lo ya indicado en 4:1-3. No se sabe por qué el amado corta aquí
la descripción física de su amada, que en el cap. 4 se extiende a sus labios,
cuello, pechos y vagina.
No es probable que la referencia a
reinas, concubinas y mujeres en el v. 8, tenga que ver con el harén de Salomón
(1 R.11:3). Más bien lo que el poeta parece querer destacar es el lugar único y
especial que la amada ocupa en el corazón del amado.
Nótese: el número creciente de mujeres
(sesenta, ochenta, un sin número) y su rango descendente (reinas, concubinas,
jóvenes mujeres), todo lo cual destaca la singularidad de la amada. Para él no
hay otra que, como ella, sea su paloma y perfecta (1 R.5:2). Ella es también
la favorita de su madre, más que la hija única. No tendría sentido llamarla “favorita” o predilecta si era hija única. Ella es una mujer
muy especial. Las mujeres de Jerusalén (1 R.1:5)
la consideran feliz en gran manera (bienaventurada). Tan grandiosa es, que
incluso las reinas y concubinas la alaban, es decir, la ponderan. ¿Quién es
aquella? se preguntan las mujeres más encumbradas (1 R.3:6). La respuesta no
puede ser otra que ella, la amada. Esta hermosa mujer se levanta luminosa como
el alba, bella como la luna, radiante como el sol e imponente como ejércitos
abanderados.
Algunos comentaristas consideran que el
amado termina aquí la descripción de la amada, que comenzó en 6:4. Su
descripción estaría encerrada entre dos cláusulas similares (imponente como
ejércitos abanderados, vv. 4, 10). En este caso, los vv. 11, 12 corresponderían
a la amada y expresarían su creciente anticipación de la unión sexual, que
vendrá más adelante.
Nótese: que
será ella quien repita la segunda parte del versículo en 7:12. Sin embargo, en la RVA los vv. 11, 12 son considerados como parte del monólogo del amado. En
este caso, la referencia del amado no puede ser a otra cosa que a la
experiencia sexual ya vivida (6:2, 3). En 6:2, 3 tendríamos la
evaluación de la mujer de esa experiencia, mientras que aquí se expresaría la
evaluación del esposo sobre la misma (como en 4:12; 5:1).
Nótense: los
paralelos y las diferencias que existen. Si bien la experiencia sexual es la
misma, las vivencias de cada uno tienen matices diferentes. Al igual que en
6:2, 3, las metáforas tomadas de la agricultura en
los vv. 11, 12 son de marcado tono erótico (ver 7:12).
El v. 12 es el más difícil de
interpretar de todo Cantares, y uno de los más difíciles en todo el AT. Las
palabras son claras, pero la sintaxis es muy compleja. Probablemente, lo que el
amado está diciendo es que, después de haber hecho el amor con su esposa, y
quizá en medio de la somnolencia y estado de bienestar general después del
orgasmo, él se imaginó (mi alma, napsi[1] H5315)
que se trasladaba sobre los carros de su pueblo.
En otras palabras, comenzó sin darse
cuenta a quedarse dormido y a soñar que iba al frente de su pueblo, liderando
una cuadrilla de carros reales. Un hombre satisfecho sexualmente suele tener
este tipo de sueños.
7)
El Cortejo Nupcial. Cant. 6:13a.
Los textos hebreo y griego enumeran a
este versículo como el primero del cap. 7 (ver nota de la RVA), de modo que
este capítulo consta allí de 14 versículos en lugar de 13 como en la RVA. Es
evidente la urgencia del pedido que hacen los testigos anónimos (vuelve, subi[2] H5437 se repite cuatro veces). Lo
que no parece muy claro es el propósito del reclamo.
“Vuélvete, vuélvete, oh sulamita*;
Vuélvete, vuélvete, y te
miraremos”. (Cant. 6:13)
Etimología:
H7759 שׁוּלַמִּית = shulammít: de H7999;
pacífica (con el art. siempre prefijo, haciéndolo un nombre de cariño);
shulamita, apodo de la reina de Salomón:-
sulamita*. (Strong).
Aparentemente, lo que estas personas
quieren es que la mujer regrese, a fin de que ellos puedan examinar
detenidamente la belleza de ella, que acaba de ser descrita. Por primera vez,
se nos da a conocer el nombre de la amada.
Sulamita puede indicar un nombre propio,
o el nombre del lugar de donde ella proviene. También es probable que no
signifique otra cosa que “mujer de Salomón” y sea simplemente una forma
femenina del nombre Salomón (ver nota de la RVA).
8)
La Amada. Cant. 6:13b.
Otra posibilidad de interpretación del
nombre Sulamita es que la raíz hebrea slm en este contexto tiene el significado de “dar un regalo de consumación”
a una esposa, la mañana siguiente de la boda. En este caso, la Sulamita sería
la “consumada”,
una mujer que ya ha tenido una relación sexual. Lo que sigue es una respuesta a: “¿Qué ven en
alguien que ya no es más virgen?”.
La
última línea plantea un serio problema interpretativo. La danza era una
parte importante de la cultura hebrea, como expresión de gozo por la victoria
en una batalla (Ex.15:20; 1 Sam.18:6), de alegría en la adoración a Dios (Salmo
149:3; 150:4), o simplemente de gozo por acontecimientos felices (Jer.31:13).
Generalmente era una práctica grupal,
acompañada de canto e instrumentos. En este caso, probablemente se trata de un
tipo particular de danza, conocida como la danza en medio de los dos
campamentos o “danza
de los dos grupos” (o ejércitos). De ser así, la mujer está
preguntando a los testigos anónimos: “¿Por qué quieren ustedes mirarme a mí cuando hay tantos otros
participando en esta danza?”. Una vez más (ver 1:6), la amada hace
gala de su modestia y recato.
Véase los siguientes capítulos. 7:1-13: 8:1-14: Como parte final del estudio del matrimonio. Como parte sana, recuerde que aquí todo es puro, dentro del matrimonio.
__________
Nota:
[1] H5315
נֶפֶשׁ = néfesh: de H5314;
propiamente criatura que respira, i.e. animal de (abst.) vitalidad; usado muy
ampliamente en sentido lit., acomodado o figurativamente (corporal o ment.):- aliento, alma,
anhelar, animal, ánimo, antojo, apetito, cadáver, contentamiento, corazón,
cordial, cuerpo, dejar, deseo, esclavo, estómago, gusto, hombre, interior,
íntimo, lujuria, matar, mente, muerte, muerto, persona, querer, ser, vida,
voluntad. (Strong).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario