LA VENIDA DEL SEÑOR (II):
(1 Tesalonicenses 4:13-18)
La Venida Del Señor:
“Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen[1], para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza… Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él… Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron… Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero… Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor… Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras”.
(1 Tesalonicenses 4:13-18)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
NOTA: Mateo 24: El seguidor de Cristo debe vivir en la
tensión entre el saber que su Señor volverá y el no saber cuándo. Jesús
presenta dos imperativos para indicar cómo sus seguidores deben vivir mientras
que esperan su retorno final:
·
Velad (v. 42), y
·
Estad
preparados (v. 44).
Son dos imperativos del tiempo presente,
enfatizando una:
·
Vigilancia
constante, y
·
cuidadosa.
Los dos son esencialmente sinónimos.
Dos ilustraciones, Mateo 24:42-51. Jesús
presenta dos ilustraciones, en forma de parábola, sobre la importancia de la
vigilancia constante:
· Primero, describe lo que pasa cuando el dueño de casa (v. 43) no toma las medidas apropiadas (comp. 1 Ts.5:2). Si Jesús hubiera vivido en nuestros
días, quizá hubiera mencionado la necesidad de poner rejas en las ventanas y
cerraduras fuertes en las puertas, dejando a alguien en la casa 24 horas al día para evitar un robo.
¡Cuántos lectores habrá que han sufrido pérdidas por los “amigos de lo ajeno” que aprovecharon un descuido en la
vigilancia!
·
La
segunda parábola, presenta una advertencia a los
súbditos del reino, como mayordomos, de vivir correctamente y servir fielmente
en todo momento a fin de agradar a su Señor en su venida (Mateo 24:45-51). Parece que Jesús está aludiendo a los líderes religiosos que, como
mayordomos de los tesoros del reino, son responsables por la buena
administración. Si especulan en cuanto al tiempo de la venida de su Señor,
descuidando su ministerio y aun aprovechando su posición para lograr ventajas
personales, el juicio será severo.
Fiel (v. 45) traduce el término griego pistós G4103
y en este contexto
significa “fiel
en la obediencia”, o “fidelidad”. En cambio, prudente (v. 45b; comp.
7:24) significa “uno que es juicioso y mira donde pisa”. Realmente la única manera de estar
preparado para la venida del Señor es estar preparado siempre. El que espera
correctamente la venida del Señor será dichoso, oirá el bien siervo bueno y
fiel (25:21,
23). En cambio, el que
dice saber el tiempo de la venida de su Señor, será tomado por sorpresa y
castigado duramente.
Una parábola, Mateo 25:1-13. A continuación Jesús ilustra, por
medio de otra parábola, cómo el creyente debe esperar su venida. Es la de las diez vírgenes. Se observa de entrada que todo el cap. 25 es particular a Mateo. Jesús continúa
el discurso a los discípulos en el monte de los Olivos el martes al atardecer. Entonces (v. 1), que
en el texto griego de Mateo se usa muchas veces como partícula de transición,
aquí se usa como adverbio temporal, que es su significado básico. Parece que se
refiere al día (24:36) que
Jesús describe en el pasaje anterior, o sea, la parousía[4]. La frase será semejante a diez vírgenes... (v. 1) significa: ... “será comparado a la experiencia de diez
vírgenes”.
La verdad central de la parábola se enfoca sobre la necesidad de
estar siempre preparados para la parousía. En este caso la
parábola reúne los requisitos de una alegoría, pues varios de los elementos
tienen significado, por lo menos implícito. El novio es la figura central y
representa a Jesús. Aunque algunos manuscritos griegos y versiones antiguas
agregan “y a la
novia”
al fin del v. 1, es probable que se trata de un
agregado de un escriba. Las diez
vírgenes (v. 1) representan
la gente que espera la parousía, es decir, todos los que se identifican con la
causa de Cristo. Entre estos, habrá muchos que no están preparados por ser
creyentes meramente nominales. La demora en la llegada del novio representa el
lapso entre la primera y segunda venidas del Señor. La venida del novio en
forma inesperada se refiere a la parousía. La entrada de las cinco vírgenes prudentes en la fiesta describe la salvación de
las que estaban preparadas. El rechazo de las cinco vírgenes insensatas que no estaban preparadas describe el juicio y el rechazo final.
Según la costumbre de los judíos en el día de
Jesús, había tres etapas en el proceso de contraer matrimonio:
·
Primero, se concretaba el compromiso, cuando el padre del novio y el de la novia se
reunían para establecer formalmente el pacto.
·
Segundo, se hacía una reunión en la casa de los padres de la novia, estando
presentes los novios, los padres de ambos y otros testigos, para cambiar los
votos y desposarse (comp. 1:18). Este compromiso se
consideraba tan serio que para romperlo tendrían que efectuar un divorcio.
·
Tercero, después de varios meses de espera, se
realizaba el casamiento formal. En esta etapa final, el novio, acompañado por
sus amigos, iba a buscar a la novia a la casa de su padre y la traía de vuelta
en una procesión a su propia casa, donde se realizaba la fiesta.
Jesús usó el contraste entre los “insensatos” y
los
“prudentes” en el Sermón del monte (7:24-29) donde éstos “oían” y “obedecían” las
palabras del Señor, mientras que aquéllos solamente “oían”. No se trata de un contraste estrictamente moral, entre buenos y
malos. En esta parábola, las insensatas (v. 2) no se prepararon, no tomaron las medidas necesarias para
cualquiera eventualidad. En cambio, las prudentes hicieron lo que era necesario
para estar prontas en cualquiera hora de la noche. Dios concede a todo un
tiempo para prepararse para la venida del Señor, pero antes de su llegada. No
fueron reprochadas por haberse dormido, pues ambos grupos se durmieron (v. 5). El hecho de “velar” y “estar preparados” no
significa que uno no puede descansar y dormir cuando corresponde.
La salvación es una experiencia personal e intransferible. No se
debe culpar a las prudentes por no estar dispuestas a compartir su aceite con
las insensatas. El aceite significa sólo un estado de preparación o una
experiencia genuina de salvación, la cual no sirve para cubrir la necesidad de
otro. Las prudentes contestaron a las insensatas en forma terminante, con una
triple negación (en griego) que se traduce literalmente... para que no, no, no nos falte... (v. 9).
Las lámparas (vv. 1, 3, etc.) probablemente eran recipientes en que se echaba una cantidad
limitada de aceite de oliva, con una mecha que se extendía hacia arriba. Muchas
veces llevaban esta clase de lámpara en la punta de un palo que se alzaba sobre
la cabeza. En v. 7 el
verbo
“alistar” (G2885)
significa “poner en orden”, o “adornar”, y en este contexto significa limpiar la mecha y llenar la
lámpara con aceite. De este término en griego vienen nuestras palabras “cosmos” y “cosmético”. Por
ejemplo, el mundo es el “adorno” creado, u “ordenado”, por Dios.
Es inoportuno aplicar aquí el concepto de la iglesia como novia
o esposa de Cristo (ver Ef.5:25). Si se hace, se crea una confusión inevitable de ideas por la
mezcla de distintas figuras. En todo caso, las cinco vírgenes prudentes
representan a la iglesia universal. No pueden a la vez representar a la novia y
las acompañantes.
El momento más dramático llegó cuando se cerró la puerta (v. 10). El verbo es un pretérito indefinido y
denota una acción terminante, final y en este caso irreversible. El clamor
desesperado de las cinco vírgenes insensatas, al darse cuenta de la realidad de
su situación, no logró cambiar la decisión del novio. Tampoco lo logró el hecho
de llamarle ¡Señor,
señor!
(v. 11; comp. 7:21). La
respuesta del novio se introduce en v. 12 con un solemne de cierto (amén G281).
No os conozco (v. 12), en el texto griego, es un verbo del
tiempo perfecto que significa: No os
he conocido y no os conozco ahora (v. 12).
La conclusión es lógica (v. 13). La venida
del Señor es
segura, el tiempo de su venida es desconocido, por lo tanto la vigilancia constante es el consejo para todos los sabios y prudentes.
Cada generación sucesiva en su tiempo y
lugar representa la generación que realmente sobrevivirá hasta su venida (Mateo
25:13; Rom.13:11; 1 Cor.15:51; Stg.5:9; 1 P.4:5-6). El Espíritu más tarde
reveló por medio de Pablo lo que no es inconsecuente con la expectativa aquí
enseñada de la venida del Señor en cualquier tiempo, es decir, que su venida no
sería mientras no hubiese “apostasía” (2 Ts.2:2-3); pero como pronto
aparecieron síntomas de ésta, nadie podía sino decir que este acontecimiento
precursor podría ya estar realizado y que así vendría el Señor en su día.
Cada revelación sucesiva completa los
detalles del bosquejo general dado al principio. De esta manera Pablo más
tarde, mientras principalmente esperaba la venida del Señor para que le
vistiera de su cuerpo celestial, esperaba irse para estar con Cristo (2 Cor.5:1-10*;
Filp.1:6; 1:23; 3:20-21; 4:5).
NOTA: *2 Cor.5:6-10, continúa con una nota de optimismo introducida en el v.
5, técnica que es una característica de Pablo.
Aunque el Apóstol prefería estar viviendo durante la segunda venida, declara en
el v. 8 que es mejor estar “ausentes del cuerpo” y “presentes delante del Señor”. Esta sección
termina advirtiendo a los corintios que la meta de los cristianos, no importa
si ya han muerto o todavía viven durante la segunda venida, es agradar al Señor
en todo, pues el tiempo llegará cuando tengamos que dar cuentas delante de él
de lo que hemos hecho (v. 10).
NOTA: V.10: EL
TRIBUNAL DE CRISTO. El “bema” (asiento de
juicio) era bien conocido de los corintios
(compa. Hecho 18:12). Los creyentes serán juzgados
cuando se pase revista a sus obras a fin de recibir las recompensas
correspondientes (véase 1 Cor.3:14). Malo.
I, es., sin valor.
Edmunds bien dice que el “nosotros”
es una identificación afectuosa de nosotros mismos con nuestros compañeros de
todas las edades, como miembros del mismo cuerpo, bajo la misma Cabeza, Cristo
Jesús. Así Oseas 12:5, “En Beth-el… [Dios] habló con
nosotros”, es decir, con Israel.
“Allí en él nos alegramos”, es decir,
Israel en el mar Rojo (Salmo 66:6). Aunque ni Oseas ni David estaban vivos en
el tiempo referido, sin embargo cada uno se identifica con los que estaban
presentes.
V.16. el
mismo—en toda la majestad de su presencia en persona, no por diputado. Descenderá—así
como ascendió (Hechos 1:11).
Voz de arcángel, distinta del “grito de señal”. Se refiere tal vez a Miguel
(Judas v. 9; Ap.12:7), a quien está encomendada especialmente la protección del
pueblo de Dios (Daniel 10:13).
Trompeta de Dios, el son de trompeta que suele acompañar la
manifestación de Dios en la gloria (Éxodo 19:16; Salmo 47:5); aquí el último de
los tres actos que acompañan la aparición del Señor.
Así como se usaba la trompeta para
reunir al pueblo de Dios para sus solemnes convocaciones (Num.10:2; 10:10; 31:6),
así aquí para convocar a los elegidos de Dios, en preparación para su
glorificación con Cristo (Salmo 50:1-5; Mateo 24:31; 1 Cor.15:52).
Resucitarán primero—antes que sean “arrebatados[3]” los vivientes.
“Primero” aquí no tiene
referencia a la primera resurrección, como contrastada con la de “los demás de los
muertos”.
Aquella referencia viene en otros
lugares (Mateo 13:41-42; 13:50; Juan 5:29; 1 Cor.15:23-24; Ap.20:5-6); “primero” aquí sólo está en oposición a
“luego”, v. 17:
· PRIMERO, “los muertos en Cristo” resucitarán;
· LUEGO, los vivientes serán arrebatados.
Aquí se habla sólo del pueblo del Señor.
V.17. los que vivimos…
seremos
arrebatados—después de haber sido “transformados, en un momento” (1
Cor.15:51-52).
De nuevo dice “nosotros”, recomendando así la
expresión a los cristianos de todas las edades, legando cada generación a la
siguiente la obligación de esperar la venida del Señor. [Edmunds].
Juntamente
con ellos—todos juntos: los muertos levantados y
los vivientes cambiados, formando un cuerpo unido. En las
nubes—Griego, “en
nubes”. Se les confiere el mismo honor como a su Señor:
· Así como él fue
llevado arriba en una nube en su ascensión (Hechos 1:9), así a su
regreso con nubes[5] (Ap.1:7), ellos serán arrebatados en las
nubes.
· Las nubes son
la carroza triunfal de él y de ellos (Salmo 104:4; Daniel 7:13).
· Ellicott explica
el griego, “vestidos
de nubes ascendentes”.
En el aire—más
bien, “hasta
dentro del aire”; arrebatados al aire justamente sobre la tierra,
donde el encuentro (véase Mateo 25:1; 25:6) tendrá lugar entre ellos que
ascienden, y su Señor que desciende hacia la tierra. No que el aire haya de ser
el lugar de su morada permanente con él. Así estaremos siempre con el Señor—no
más separación, no más salida (Apocalipsis 3:12).
Habiendo establecido el punto de
discusión, de que los muertos en Cristo estarán bajo condiciones de igual
ventaja con los que se hallen vivos a la venida de Cristo, él deja sin definir
aquí otros acontecimientos predichos en otros lugares (por no ser necesarios
para su discusión), el reinado de Cristo en la tierra con sus santos (1 Cor.6:2-3),
el juicio final y la glorificación de sus santos en los cielos nuevos y tierra
nueva.
4:18–5:2. Las
palabras traducidas aquí como alentaos los unos a los otros se repiten
exactamente en 5:11,
«animaos unos a
otros».
La enseñanza bíblica sobre el regreso de Cristo
está dirigida a ofrecer consuelo a los afligidos, y no a servir a las
especulaciones de los curiosos.
Lo más importante es, cómo los
tesalonicenses lo sabían, que el día del Señor vendría como ladrón en la noche. La sorpresa
es lo esencial de la imagen, y como es obvio, no es ningún elogio a la
actividad de los ladrones.
Conclusión:
LOS HECHOS DEL REGRESO DE CRISTO:
1. Cristo volverá en forma visible en medio de
una gran aclamación.
2. Habrá un lamento inconfundible de un
ángel.
3. Habrá un toque de trompeta como jamás
antes se ha oído.
4. Los creyentes en Cristo que hayan fallecido se
levantarán de sus tumbas.
5. Los creyentes que estén vivos serán
arrebatados en las nubes para encontrarse con Cristo.
Mientras con frecuencia los cristianos
no se ponen de acuerdo en cuanto a los acontecimientos que precederán la
Segunda Venida de Cristo, ha habido menos desacuerdo sobre lo que sucederá una
vez que Cristo regrese.
___________
Nota y
Bibliografía:
[1] katheudo = (καθεύδω, G2518);
ir a dormir.
Se usa principalmente del dormir natural, y se halla con la mayor de las
frecuencias en los Evangelios, especialmente en Mateo y Lucas. Con referencia a
la muerte, se halla en la afirmación del Señor acerca de la hija de Jairo
(Mateo 8:24; Marcos 5:39; Lucas 8:52). En las Epístolas de Pablo se usa como
sigue: (a) del dormir natural
(p.ej., 1 Ts.5:7); (b) de indiferencia
carnal a las cosas espirituales de parte de los creyentes (Ef.5:14; 1 Ts.5:6;
5:10, como en Marcos 13:36), una condición de insensibilidad a las cosas
divinas involucrándose en ello en conformación al mundo (cf. jupnos, véase
SUEÑO). (VINE).
G2518 καθεύδω = kadseúdo: de G2596
y εὕδω = jéudo (dormir); acostarse para descansar, i.e. (por
implicación) quedarse dormido (literalmente o figurativamente):- dormir.
(Strong).
koimaomai = (κοιμάομαι, G2837), se usa del
dormir natural (Mateo 28:13; Lucas 22:45; Juan 11:12; Hechos 12:6); de la
muerte del cuerpo, pero solo de aquellos que son de Cristo; sin embargo, nunca
del mismo Cristo, aunque él es «primicia de los que durmieron» (1 Cor.15:20);
de los santos que partieron antes de que Cristo viniera (Mateo 27:52; Hech.13:36);
de Lázaro, mientras Cristo estaba aún sobre la tierra (Juan 11:11); de los
creyentes desde la ascensión (1 Ts.4:13-14; 4:15; Hech.7:60; 1 Cor.7:39; 11:30;
15:6; 15:18; 15:51; 2 P.3:4).
Nota: «Este uso metafórico
de la palabra dormir es apropiado, por la similitud de apariencia entre un
cuerpo dormido y un cuerpo muerto; por lo general lo que caracteriza a ambos es
el reposo y la paz. El objeto de la metáfora es el de sugerir que, así como el
que duerme no deja de existir mientras su cuerpo duerme, de la misma manera la
persona que ha muerto sigue existiendo a pesar de su ausencia de la región en
la que los que permanecen se pueden comunicar, y que, así como se sabe que el
sueño es cosa temporal, lo mismo sucederá con la muerte del cuerpo». Que es el
cuerpo lo único que está a la vista en esta metáfora es evidente: (a) de la derivación de la palabra
koimaomai = echarse, tenderse, yacer (cf. Anastasis = resurrección, de ana =
«arriba» e istemi = hacer estar de pie); cf. Isaías 14:8 , donde para «yaciste»
la lxx traduce «dormiste»; (b) del
hecho de que en el NT., la palabra resurrección se usa solo del cuerpo; (c) de Daniel 12:2 , donde a los
físicamente muertos se les describe como « los que duermen (LXX katheudo, como
en 1 Ts.5:6) en el polvo de la tierra», lenguaje este inaplicable a la parte
espiritual del hombre; además, cuando el cuerpo vuelve allí de dónde provino
(Génesis 3:19), el espíritu retorna a Dios que lo dio (Ecls.12:7)». Cuando la
estructura física del cristiano (la casa terrena de nuestro tabernáculo, 2 Cor.5:1)
se disgrega y vuelve al polvo, la parte espiritual de su sumamente complejo
ser, el asiento de su personalidad, parte para estar con Cristo (Filp.1:23). Y
ya que el estado en el que el creyente, ausente del cuerpo, está en el hogar
con el Señor (2 Cor.5:6-9), es descrito como «mucho mejor» que el estado
presente de gozo en comunión con Dios y de feliz actividad en su servicio, que
por todas partes queda reflejado en los escritos de Pablo, es evidente que la
palabra «dormir», allí donde se aplica a los cristianos que han partido, no
tiene en absoluto la intención de comunicar la idea de que el espíritu se halle
en estado de inconsciencia». Los primeros cristianos adoptaron la palabra
koimeterion, que era usada por los griegos para denominar a una casa usada para
alojar a forasteros, para designar el lugar de sepultura de los cuerpos de los
suyos que habían dejado esta escena; de ahí proviene la palabra castellana «cementerio»,
«el lugar de
dormir»» (de Notes on Thessalonians, por Hogg y Vine, p. 172).
(VINE).
[2] G1680
ἐλπίς = elpis: del primario ἔλπω = élpo (esperar con anhelo, por lo general con
placer); expectación (abstractamente o concretamente) o confianza:- esperanza, esperar.
(Strong).
[3] jarpazo = (ἁρπάζω, G726),
arrebatar, llevarse por la fuerza. Se utiliza en los mss. Más comúnmente
aceptados en Mateo 12:29: «saquear sus bienes»; en tr aparece Nº 2. Por lo
que respecta a su uso en Mateo 11:12: «los violentos lo arrebatan», el significado es,
como se determina del contexto, que aquellos que tienen verdadero deseo y celo,
en lugar de ceder ante la oposición de los adversarios religiosos, como los
escribas y fariseos, fuerzan su entrada en el Reino para tomar posesión de él.
Cf. diarpazo = saquear, sunarpazo = arrebatar y llevarse (p.ej., Hechos 6:12),
y jarpax = rapaz (p.ej., Mateo 7:15). (VINE).
G726 ἁρπάζω = jarpázo: de un derivado de G138;
apoderarse de (en varias aplicaciones):- apoderarse, arrebatar. (Strong).
[4] parousia =
(παρουσία,
G3952), lit: presencia (para
= con, y ousia = un ser; de eimi = ser). Denota tanto una llegada como una
consiguiente presencia con. Por ejemplo, en una carta sobre papiro una dama
habla de la necesidad de su parousia en cierto lugar a fin de atender algunos
asuntos relacionados con su propiedad allí. Pablo habla de su parousia en
Filipos (Filp.2:12; en contraste a su apousia, su ausencia; véase AUSENCIA).
Otras palabras denotan la llegada (véanse eisodos y eleusis = encima). Parousia
se usa para describir la presencia de Cristo con sus discípulos en el monte de
la transfiguración (2 P.1:16). Cuando se usa del retorno de Cristo, en el
arrebatamiento de la Iglesia, significa no meramente su llegada momentánea por
sus santos, sino su presencia con ellos desde aquel momento hasta su revelación
y manifestación al mundo. En algunos pasajes la palabra da prominencia al
inicio de aquel período, implicándose el curso del período (2 P.3:4). En otros,
es el curso del período lo que es prominente (Mateo 24:3; 24:37; 1 Ts.3:13; 1
Jn.2:28); en otros la conclusión del período (Mateo 24:27; 2 Ts.2:8).
También se usa
esta palabra del Inicuo, del hombre de pecado, de su acceso al poder y de sus
actos en el mundo durante su parousia (2 Ts.2:9). Además de Filp.2:12 (véase
más arriba), se usa de la misma manera del apóstol, o de sus compañeros (1
Cor.16:17; 2 Cor.7:6-7; 2 Cor.10:10; Filp.1:26); y del día de Dios (2 P.3:12).
Véanse PRESENCIA, VENIDA.
Nota: Para un tratamiento más pleno de
parousia, vease Notes on Thessalonians, por Hogg y Vine, pp. 87, 88. (VINE).
G3952 παρουσία = parousía: del presente
participio de G3918; estar cercar, i.e. adviento (a menudo, retorno;
específicamente de Cristo para castigar a Jerusalén, o finalmente a los malos);
(por implicación) fís. aspecto:- advenimiento, presencia, venida. (Strong).
[5] nefele = (νεφέλη, G3507), nube con una
forma definida, o masas de nubes con una forma definida. Se usa, además de para
denotar las nubes físicas, (a) de la nube en el monte de la transfiguración
(Mateo 17:5); (b)
de la nube que cubrió a Israel en el Mar Rojo (1 Cor.10:1-2); (c) de
nubes vistas en las visiones apocalípticas (Ap.1:7; 10:1; 11:12; 14:14-16); (d)
metafóricamente en 2 P.2:17 , de los obreros de maldad que allí se mencionan
(tr), aunque en los mss. Más comúnmente aceptados aparece Nº 1, «brumas» o
«neblinas» (rvr77 y vm, respectivamente). (VINE).
En 1 Ts.4:17 ,
las nubes a que se hace referencia en relación con el arrebatamiento de los
santos son probablemente las nubes naturales, como también en el caso de
aquellas que tienen relación con la Segunda Venida de Cristo a la tierra. Véase
Mateo 24:30; 26:64, y pasajes paralelos. Lo mismo en la ascensión (Hech.1:9).
- Biblia de Estudio RYRIE.
- e-Sword-the. LEDD.
- Pastor: Carlos Ramírez Jiménez.
07//08//2017.
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