miércoles, 31 de agosto de 2016

Parte II: “El Origen, Y Destino Del Alma” (Salmo 139:13-16; Lc. 12:20)

Parte II:
El Origen, Y Destino Del Alma
       (Salmo 139:13-16; Lc. 12:20)

Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

“Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas”.
(Salmos 139:13-16)

 “Pero Dios le dijo: Necio,  esta noche vienen a pedirte tu alma;  y lo que has provisto,  ¿de quién será?”.
(Lc. 12:20)

II.    EL DESTINO DEL ALMA:

Una cosa es sugerir que el hombre posee un alma. Otra cosa es sugerir que recibe dicha alma en la concepción. Y aún otra es sugerir que el alma sobrevive a la muerte del cuerpo físico y vive por siempre en el cielo o en el infierno.
Entre aquellos que aceptan la existencia del alma, hay algunos que están bastante dispuestos a creer que todos los hombres tienen dicho espíritu residiendo entre ellos, pero que están bastante indispuestos a creer que dicha alma es inmortal, prefiriendo creer en cambio que esta parte espiritual es puramente temporal (y por ende vive solamente mientras nuestra naturaleza corporal existe).
No obstante, en la lección anterior aprendimos que el hombre sí posee un alma inmortal (compare Salmos 49:15; Mateo 10:28; 22:32; Apocalipsis 6:9). Tomar la posición de que el hombre posee un alma que es puramente temporal e incapaz de sobrevivir a la muerte física del cuerpo es insostenible a la luz de las enseñanzas encontradas en la Biblia.
Por otra parte, hay otros que creen que todos los seres humanos poseen un alma inmortal, pero que las almas de todas las personas (sin consideración de sus acciones en la Tierra) sobreviven a la muerte del cuerpo físico para finalmente habitar el reino celestial con Dios.
Otros creen que mientras todos los hombres definitivamente poseen un alma, solamente el alma del hijo de Dios fiel tiene una naturaleza inmortal. Es decir, las almas de aquellos que mueren fuera de Cristo no son inmortales y perecen cuando el cuerpo muere, mientras que el alma del cristiano continúa hacia la eternidad. Sin embargo otros creen que las almas de ambos, del hijo de Dios fiel y de la persona fuera de Cristo son inmortales—por tanto sobreviven a la muerte del cuerpo físico para finalmente habitar o el cielo (un lugar de recompensa eterna) o el infierno (un lugar de castigo eterno). ¿Quién está en lo correcto? ¿Cuál es la verdad del asunto?

2.1.      EL UNIVERSALISMO:

La idea de que todos los seres humanos poseen un alma inmortal, y que toda y cada una de aquellas almas sobrevivirán a la muerte del cuerpo físico para habitar el reino celestial con Dios (sin consideración de sus acciones en la Tierra), es conocido como el universalismo.
De acuerdo con este punto de vista, todas las personas serán salvas; ninguna se perderá. Los defensores de esta teoría enseña que ya que Dios es amor (1 Juan 4:8), también como Soberano Quien desea misericordia en vez de sacrificio (Mateo 9:13), entonces el castigo divino debe ser visto como rehabilitación simplemente. Ellos sugieren que la naturaleza amorosa y paciente de Dios, no puede tolerar la pérdida de aun una de Sus criaturas ya que Él no quiere que nadie perezca (2 Pedro 3:9).
Cuando usted se detiene a pensar acerca de esto, no debería serle sorprendente que tal punto de vista recibiera extenso apoyo. Después de todo, es la posición más cómoda. Con seguridad existe una pizca de deseo en cada corazón humano que le gustaría ver que todos vayan a parar al cielo en el Día del Juicio. Que creencia tan estimulante y refrescante—considerar la esperanza de que ningún ser humano perdería su alma en el mundo inferior, pero en cambio caminaría por las calles de oro del cielo con Dios por la eternidad. Sin embargo, con toda honestidad, es imposible interpretar a Jesús enseñando el universalismo.
Ninguna porción de ilusión de nuestra parte podrá evitar el poder de los argumentos de Cristo, o de aquellos de Sus escritores inspirados, sobre el tema del destino final de los que viven en rebelión a la voluntad del Cielo aquí y ahora. El teólogo Leslie Woodson observó concerniente a esto:
Hablando generalmente, existen dos puntos de vista distintos concernientes al mecanismo de la salvación universal y final:
Ø    Primero, existe la idea que implica el sufrimiento de rehabilitación”. Esta teoría simplemente transforma al infierno del estado final de los perdidos en un medio de gracia. Es un lugar para una segunda oportunidad”—un hecho para llamar su atención por medio de un sufrimiento de rehabilitación corto.
Ø        Segundo, existe la idea conocida como trascendentalismo”. Esta idea sostiene que cada alma es parte del alma absoluta del universo. Para usar una metáfora común, el hombre es una chispa de la llama universal y finalmente regresará a ésta para ser absorbido dentro de la Única Alma de todos los tiempos… El infierno, de acuerdo con esta nebulosa teoría, es una escuela de entrenamiento para fragmentos del Yo Eterno que deben ser disciplinados en fusión final. El alma del hombre es solamente una chispa de la llama divina y finalmente será absorbida en ésta (1973, p. 60).
En ambos puntos de vista, el infierno llega a ser simplemente un depósito de las almas de las personas quienes necesitan un periodo breve de disciplina/castigo para ayudarles a remodelarse antes de desembarcar al gozo eterno del cielo.
Desde luego, tales teorías fantásticas, no son encontradas dentro de las escrituras. Sin embargo, estas representan nada más que ilusiones de parte de aquellos que, como los universalistas, esperan evitar la eternidad del infierno que está asociado en la Biblia con el medio divino de Dios, y el periodo de castigo.
Cualquiera que sugiera que el arrepentimiento, reparación, y redención son posibles en un punto después de la muerte (como ambas de estas ideas claramente enseñan) simplemente no entiende el peso de las enseñanzas de la Biblia en tales asuntos.
El escritor del libro de Hebreos escribió: “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Heb. 9: 27).
El mismo Señor explicó en Mateo 25:31-46 exactamente lo que le pasaría a los impíos (a quienes denominó “cabritos”, en oposición a los justos, a quienes calificó como “ovejas”) en el gran Día del Juicio:

“E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna” (v. 46, énfasis añadido).

No hay mucho consuelo para los universalistas en estos pasajes, o ¿lo hay?
El universalismo es un punto de vista erróneo que debe ser rechazado, no solamente porque contradice las enseñanzas claras de la Biblia sobre el destino eterno del impío, sino también porque hace burla de la comisión de Cristo a Sus seguidores (sea en Su tiempo o en el nuestro) como es presentado en Mateo 28:19,20.
Su mandamiento fue:Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. Pero si todos en el mundo están ya salvos, entonces la comisión de Jesús no tiene sentido. ¿Por qué gastar nuestro tiempo y esfuerzo enseñando a la gente acerca de Cristo si ellos no le necesitan para ir al cielo?
Sugerir que todos los hombres en todo lugar serán salvos—sin tomar en cuenta la vida que llevaron o la obediencia a la Palabra de Dios que rindieron o no—es equivalente a decir que Cristo se equivocó cuando dijo que a Su Segunda Venida Él “pagará a cada uno conforme a sus obras” (Mateo 16:27).
Si el universalismo es verdad, Jesús se equivocó igualmente cuando enseñó que “de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado” (Mateo 12:36-37). Igualmente, Pablo erró cuando recordó a los cristianos del primer siglo:De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí” (Romanos 14:12).
Verdaderamente el universalismo es una teoría seductora” — sin duda en gran parte debido al hecho de que hace hincapié solamente en la bondad de Dios y no en Sus otras características igualmente importantes.
No obstante, Pablo, “no rehusó anunciar todo el consejo de Dios” (Hechos 20:27). Sin embargo él proclamó: “Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado” (Romanos 11: 22).
Y desde el comienzo del Antiguo Testamento (compare: Deuteronomio 4:2) hasta el final del Nuevo (compare: Apocalipsis 22:18), los mandamientos en contra de alterar, añadir, o quitar a la Palabra de Dios son efectivamente serios. El universalismo—como doctrina que altera, añade, y quita a la Palabra de Dios—debería ser (de hecho, ¡debe ser!) rechazado.

2.2.       ¿ANIQUILACIÓN PARA EL IMPÍOETERNIDAD EN EL CIELO PARA EL JUSTO:

Nunca debería sorprendernos o impresionarnos que los ateos, agnósticos, e incrédulos de toda clase hayan rechazado hace mucho tiempo la noción (asociada con el concepto de un alma inmortal) de un castigo interminable para el impío:
-  Primero, ellos rechazan la idea de la existencia del alma misma, y
-  segundo, ellos encuentran la idea del castigo eterno totalmente detestable.

          Pero ¿qué de aquellos quienes creen en Dios y aceptan como genuina la existencia del alma?
Algunos entre ese número creen que mientras todo hombre efectivamente posee un alma, solamente el alma del hijo de Dios fiel tiene una naturaleza inmortal. Es decir, las almas de aquellos que mueren fuera de Cristo no son inmortales y por ende perecen cuando sus cuerpos mueren, mientras que el alma del cristiano va a la eternidad (i. es., al cielo).
Otros creen que el alma de ambos, del hijo de Dios fiel y de la persona fuera de Cristo son inmortales—por consiguiente sobreviven a la muerte del cuerpo físico para finalmente habitar o un lugar de recompensa eterna (cielo) o un lugar de castigo eterno (infierno).

¿Cuál Posición Es Correcta?
-      Primeramente, debemos reconocer claramente la instrucción bíblica de que el alma del hijo de Dios fiel disfrutará de la eternidad por siempre en el cielo. Tal concepto es establecido fuera de toda duda en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Tan pronto como en el libro de Génesis, leemos que Abraham fue unido a su pueblo (Gn. 25:8). Obviamente, esto no puede significar que Abraham fue sepultado con sus antepasados, ya que su pueblo fue sepultado en Ur de los Caldeos y en Harán.
-      Por otro lado, Abraham fue sepultado en la cueva de Macpela (25:9). Las mismas palabras fueron usadas de Aarón (Números 20:24,26) y de Moisés (Números 27:13; 31: 2; Deuteronomio 32:50). Con seguridad, en estos casos individuales esto no puede hacer referencia posible a sus entierros en alguna clase de tumba familiar o terreno de sepultura. Cuando el hijo de David (nacido como resultado de su adulterio con Betsabé) murió poco después de su nacimiento, el soberano destrozado dijo: “Viviendo aún el niño, yo ayunaba y lloraba, diciendo: ¿Quién sabe si Dios tendrá compasión de mí, y vivirá el niño? Más ahora que ha muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo voy a él, mas él no volverá a  (2 Samuel 12:22, 23).

En Su conversación con Marta concerniente a la vida después de la muerte, Jesús dijo: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente” (Juan 11:25,26; compare Apocalipsis 6:9). El hecho de que esa muerte no es aniquilación total también es claro por las palabras de Cristo en Juan 5:28,29: “Porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz”.
En Lucas 8:55, se registra el relato de Cristo levantando a la hija de Jairo de la muerte. El texto se lee como sigue: “Entonces su espíritu volvió, e inmediatamente se levantó”. Si su espíritu hubiera estado aniquilado, nunca podría haber “regresado”.
En una ocasión durante el ministerio terrenal de Jesús, Él trató la importancia del alma con Sus discípulos cuando dijo: “Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” (Marcos 8:36,37).

En efecto, si la naturaleza inmortal del hombre es aniquilada a la muerte del cuerpo, ¿cuál fue el punto de Cristo? ¿No se beneficiaría una persona cambiándola “aniquilación” para ganar el “mundo entero”?
Entonces, ¿qué quiso decir Cristo cuando advirtió: “Y no temáis a los que matan el cuerpo, más el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno” (Mateo 10:28)? Por lo menos, esto implica una realidad trascendental que en algunos casos es independiente del cuerpo. La “destrucción” de la cual Jesús habló fue descrita por el apóstol Juan como la “segunda muerte”.
Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglosY fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades[3] fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda (Apocalipsis 20:10-14, énfasis añadido).

La naturaleza eterna de la segunda muerte es evidente por la descripción de Juan de los hombres impíos que “beberán del vino de la ira de Dios…serán atormentados con fuego y azufre…y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche” (Romanos 14:10, 11).    
Además, la posición de que solamente las almas de los fieles son inmortales, mientras que aquellas de la “humanidad perdida” son aniquiladas a su muerte física, está terriblemente equivocada y en completa discordia con las enseñanzas de la Palabra de Dios. Las Escrituras claramente indican que el desobediente debe ser sujeto a castigo eterno. En Mateo 25:46, Jesús dijo que los impíos “irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna”. En su segunda epístola a los cristianos en Tesalónica, Pablo escribió específicamente de “los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo” como de aquellos que “sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder” (1:8, 9).

Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?”
Lucas 12:20:

NOTA: Lucas 12:20: esta noche vienen a pedirte tu alma. Aquel rico no había contado con la súbita citación para presentarse ante Dios y abandonar la fortuna que con tanto afán había acumulado.   

Ejemplos: Tan igual como paso en nuestros días, los hombre se afanan a costa de todo tener mucho dinero en forma buena o mala [don Pablo Escobar el hombre más rico del mundo se estima que tenía una fortuna de 30 billones de dólares mal habidos, como todo el mundo lo sabe; nuestro querido Juan Gabriel [el divo de Juárez] solo 30 millones de dólares bien trabajado]; hay una regla que dice todos pasan “pero todo se queda, cuando morimos todos se queda: la ropa, los zapatos, el carro, los ahorros bien habidos y mal habidos, la mujer o el hombre, casas, dólares, soles, etcétera…

Adicional-mente, el relato del Nuevo Testamento (registrado en Lucas 16) que describe el análisis de Cristo acerca de dos hombres que murieron bajo circunstancias diferentes merece seria consideración aquí. El primero, Lázaro, fue al seno de Abraham (sinónimo para paraíso).
El otro, un hombre rico sin nombre, se encontró a sí mismo en la parte del hades[3] donde, exclamó, “estoy atormentado en esta llama” (16:22-24). Por ende, los espíritus de los dos hombres, después de dejar sus cuerpos, estaban vivos, conscientes, y aún podían conversar— aunque ellos estaban en dos lugares significativamente diferentes.

Uno estaba consolado”, y el otro “atormentado”, y un gran abismo los separaba (16:26). Lo cierto es que el espíritu de Abraham, el espíritu de Lázaro, y el espíritu del rico continuaban existiendo después de la tumba. El hecho de que el hombre rico se encontrará a sí mismo en un lugar (y estado) de tormento destruye la idea de que las almas de los impíos no sobrevivan después de esta vida. El hecho de que las almas de los impíos enfrenten tormento por los siglos de los siglos” y “no tienen descanso día o noche(Apocalipsis 14:10,11) destruye la idea de que las almas de los impíos sean aniquiladas en algún punto seguido a la muerte del cuerpo físico.
Además, existen varios otros puntos importantes que prácticamente saltan de la Escritura, y que necesitan ser examinados en su contexto particular:
Ø      Primero, aquellos que argumentan por la aniquilación final de las almas de los impíos aparentemente han fallado en comprender tanto la naturaleza repulsiva y abominable del pecado del hombre en contra de Dios, y el precio invalorable que Dios pagó para redimir al hombre rebelde de sus cadenas.
Ø      Segundo, parece que ellos no han entendido la necesidad o propósito del castigo en el grandioso plan de Dios.
Ø        Tercero, evidentemente ellos han pasado por alto (o ignorado) la enseñanza clara de las Escrituras sobre el destino final del impío.
Ø           Y cuarto, parece que ellos han olvidado el hecho de que cada argumento sencillo hecho en contra de la existencia de un infierno eterno, igualmente, puede ser calificado en contra de la existencia de un cielo eterno.

Ningún Infierno…Ningún Cielo:
Cuando Cristo habló a la gente de Su tiempo acerca del destino final de la humanidad en la eternidad, Él declaró que los impíos “irán al castigo eterno (aionios), y los justos a la vida eterna (aionios)” (Mateo 25:46). Como puede ver, la palabra griega traducida como “eterno” para referirse al infierno es la misma palabra griega aionios, traducida como “eterna” para referirse al cielo. El uso doble del término aionios es crucialmente importante en este tratado.

Mat 25:46 κα1   kai G2532  E  πελεύσονται apeleusontai G565  irán  οτοι3   houtoi G3778  éstos  ες4   eis G1519  al  κόλασιν5   kolasin G2851  castigo  αώνιον6   aiônion G166  eterno,[2]  δ8   de G1161  y  ο7   hoi G3588  los  δίκαιοι9   dikaioi G1342  justos  ες10   eis G1519  a  →  la  ζων11   zôên G2222  vida  αώνιον12   aiônion G166  eterna.

Si la palabra comunica “eternidad” para la recompensa del justo, entonces también debe comunicar “eternidad” para el castigo del impío. No puede haber duda en lo absoluto que el Señor intentó enseñar dos estados específicos de existencia futura consciente y eternal. Por tanto, “cualquiera que sea el tiempo que el justo experimentará la bendición de la vida eterna es exactamente el tiempo que el impío sufrirá el castigo eterno…” (Denham, 1998, p. 615 énfasis en original). Aquellos que están dispuestos a aceptar las enseñanzas de Cristo sobre el cielo no deberían tener problema en absoluto para aceptar Sus enseñanzas sobre el infierno. Aunque, tristemente, algunos sí tienen.

CONCLUSIÓN:

Nadie quiere crear miedo pero si decir lo que la Palabra de Dios dice sobre nuestra alma, yo tengo que morir algún día, pero mi relación está segura en las manos de Cristo, y tú que piensas.
Lo cierto es que Dios creó al hombre como un ser viviente que consiste en un cuerpo tanto como en un alma.  Finalmente el alma inmortal del hombre habitará el cielo o el infierno. Sin duda eso es lo que exactamente Juan tenía en mente cuando dijo en Apocalipsis 21: “El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo” (v. 7). Dios será el Padre del hombre o mujer que demuestra fe en Él, persevera hasta el fin, y vive en humilde obediencia a Su voluntad divina.
Tal es la promesa de herencia para los creyentes. Dios dará la bienvenida a aquellos que creen y obedecen a Su Hijo como “herederos de Dios y coherederos con Cristo” (Romanos 8:17), y—de acuerdo a Su promesa— les otorgará las riquezas y bendiciones del cielo.
No obstante, la verdad es que Dios creó al hombre como un ser dicótomo que consiste en tanto de un cuerpo y un alma. Cuando finalmente cada uno de nosotros seamos “sacados de este rollo mortal” (para citar a Shakespeare), nuestra alma inmortal regresará a Dios Quien lo dio (Eclesiastés 12:7). Desde luego, la infidelidad siempre ha objetado enérgicamente el concepto de la “vida después de la muerte”.
La idea misma parece absurda a los incrédulos—exactamente como le pareció al rey Agripa en el primer siglo cuando Pablo preguntó al monarca pagano: “¡Qué! ¿Se juzga entre vosotros cosa increíble que Dios resucite a los muertos?” (Hechos 26:8). Efectivamente, ¿por qué debería ser difícil creer que un Dios omnipotente pudiera levantar a los muertos? Para el Dios que creó el Universo y todo lo que hay en él en seis días y Quien sustenta “todas las cosas con la palabra de su poder” (Hebreos 1:3), ¿cuán difícil podría ser levantar a los muertos?
Herman J. Otten, editor por mucho tiempo de la revista Chirstian News, escribió: “La tarea no será nuestra. La omnipotencia y omnisciencia la ha asumido; éstas lo harán, y lo harán bien” (1988, p. 40). Efectivamente, Dios hará Su parte bien. Escribiendo en el libro de Apocalipsis, el apóstol Juan describió en lenguaje inolvidable el destino del justo cuando este mundo finalmente llegue a su fin: “He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios” (Apocalipsis 21:3).
Sin embargo, después en ese mismo capítulo Juan continuó ilustrando un cuadro de crudo contraste cuando describió el final del impío impenitente:
-      “Pero los cobardes e incrédulos,
-      los abominables y homicidas,
-      los fornicarios y hechiceros,
-      los idólatras, y
-      todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda” (Apocalipsis 21:8).
¡Qué alternativas tan diametrales— felicidad eterna como un hijo o hija de Dios, o dolor eterno en el lago de fuego y azufre! Desde luego, las buenas nuevas son, que nadie tiene que ir al infierno.
Cuando Cristo se dio en rescate por nosotros (1 Timoteo 2:6), Él pagó una deuda que no debía, y una deuda que nosotros no podíamos pagar, para que así podamos vivir por siempre en la presencia de nuestro Creador (Mateo 25:46).


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Notas Y Bibliografía:
[1] concepción. (Del lat. conceptĭo, -ōnis). f. Acción y efecto de concebir*. || 2. por antonom. concepción de la Virgen. ORTOGR. Escr. con may. inicial. || 3. Fiesta con que anualmente celebra la Iglesia católica el dogma de la Inmaculada Concepción. ORTOGR. Escr. con may. inicial. Microsoft® Encarta® 2009.
*concebir. (Del lat. concipĕre). tr. Comprender, encontrar justificación a los actos o sentimientos de alguien. || 2. Comenzar a sentir alguna pasión o afecto. || 3. intr. Dicho de una hembra: Quedar preñada. U. t. c. tr. || 4. Formar idea, hacer concepto de algo. U. t. c. tr. ¶ MORF. conjug. c. pedir. Microsoft® Encarta® 2009.
[2] Eterno: G166 αἰώνιος = aiónios: de G165; perpetuo (también usado del tiempo pasado, o pasado y futuro igualmente):- sempiterno, siglo, eterno. (Strong)
[3] G86 ᾅδης = hades: de G1 (como partícula negativa) y G1492; propiamente no visto, i.e. «Hades» o el lugar (estado) de las almas que han partido:- Hades, sepulcro. (Strong).
-    e-Sword – the La Espada de Dios.
-    P. Van Imschoot, Teología del Antiguo Testamento, Ediciones Fax, Madrid, 1969, pp. 351-378,386ss.
-    Wallace, Robert A. (1975), Biology: TheWorld of Life (Pacific Palisades, CA: Goodyear).
-    Denham, Daniel (1998), “Will theWicked Really be Punished with Eternal Fire?” Studies  in 1,2 Peter and Jude, ed. Dub McClish (Denton, TX: Valid Publications), pp. 601-627.
-    Otten, HermanJ. (1988), Baal orGod? (NewHaven,MO:ChristianNews Publications), revised edition.
-    Woodson, Leslie (1973), HellandSalvation (OldTappan, NJ: Revell). © 2005—Apologetics Press, Inc.
-    Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 2004. 
Por Favor lea su Biblia, no se deje engañar:  

Parte I: “El Origen, Y Destino Del Alma” (Salmo 139:13-16; Lucas 12:20)

Parte I:
El Origen, Y Destino Del Alma
       (Salmo 139:13-16; Lc. 12:20)

Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

“Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas”.
(Salmos 139:13-16)

 “Pero Dios le dijo: Necio,  esta noche vienen a pedirte tu alma;  y lo que has provisto,  ¿de quién será?”.
(Lc. 12:20)
Introducción:
En este estudio introductorio trataremos sobre “El Origen, y Destino Del Alma” sabemos dónde hemos nacido por el testimonio de nuestros padres, familiares, y aun por los amigos; pero nunca sabremos cuando y a donde moriremos, y cual será nuestro destino futuro de nuestra Alma para vida eterna o condenación eterna.
Por ejemplo: se comenta de un hombre que decidió hacer todos los arreglos necesarios para el día de su entierro. Escogió un terreno en el cementerio y la inscripción que quería, que pusieran en la lápida. Un pastor, que lo conocía bien, oyó que estaba muy ocupado preparándose para el inevitable día. Entonces, fue a ver al hombre y le dijo:

“Tengo entendido que ha hecho todo lo posible para adquirir un lugar de descanso para su cuerpo. ¿Ha pensado acaso en el lugar de reposo para su alma?”.

El hombre se quedó pensando ante la pregunta, porque era cierto que no había pensado en prepararse para la vida venidera. Después de escuchar al pastor mientras le explicaba el evangelio, puso su confianza para obtener la Salvación y tuvo la seguridad de la vida y el descanso eterno.
Sabia es la persona que se prepara para ese importantísimo paso, porque todo el mundo pasará la eternidad en alguna parte:
-         Los que creen en Cristo entrarán al reino preparado para todos los que aman al Señor Jesús; y
-          los que lo rechazan irán al fuego eterno (Mateo 25:34, 41).
Nadie sabe cuándo va a llegar la muerte, pero podemos estar listos. La Biblia dice:

“Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (Romanos 10:13).

Nada de lo que hagas en la tierra es más importante que tener la seguridad de que estás listo para partir.

 “Pero Dios le dijo: Necio,  esta noche vienen a pedirte tu alma;  y lo que has provisto,  ¿de quién será?”.
Lc. 12:20:

A.     Antiguo Testamento:
Término que en el Antiguo Testamento es traducción común del sustantivo hebreo nefesh, que a su vez se deriva del verbo nafash (respirar, rehacerse). Aparece unas 755 veces en el Antiguo Testamento con significados muy variados.
Tal vez el sentido original de nefesh haya sido "garganta" (canal de la respiración) o "cuello", como el acadio napishtu, pues este sentido se conserva en el Antiguo Testamento en textos como Salm. 69:1 y Jon. 2:7. De allí viene el sentido de "*soplo" de vida (ESPÍRITU), como en Job 41:21 ("aliento", RV). Así, en hebreo, morir se expresa muchas veces por "exhalar la nefesh" (Jr. 15:9, BJ). Puesto que la respiración es señal de vida, el alma ("soplo") se considera como el principio de la vida (Gn. 35:18). Además, "hacer volver la nefesh" significa hacer revivir (1 R 17:21s); salvar la nefesh de una persona es salvar su vida (Salm. 72:13s).

*Alma: H5315 נֶפֶשׁ = néfesh: de H5314; propiamente criatura que respira, i. e. animal de (abst.) vitalidad; usado muy ampliamente en sentido lit., acomodado o figurativamente (corporal o ment.):- aliento, alma, anhelar, animal, ánimo, antojo, apetito, cadáver, contentamiento, corazón, cordial, cuerpo, dejar, deseo, esclavo, estómago, gusto, hombre, interior, íntimo, lujuria, matar, mente, muerte, muerto, persona, querer, ser, vida, voluntad. (Strong).

La nefesh ("vida") de la carne está en la  SANGRE (Lv. 17:11). En un sentido más amplio, nefesh puede definir a un ser vivo en la totalidad de su existencia, sea animal (Gn. 1:20, 21, 24; "seres") o ser humano (Éx. 1:5; "personas"). En este sentido nefesh se utiliza también para denotar la acción de amarse a sí mismo: amar como a su nefesh significa "como a sí mismo" (1 Sam. 18.1). A veces nefesh también designa a un cadáver, quizás por eufemismo (Lv. 21:1; "muerto").
En contraste con el pensamiento filosófico griego (p. ej., Platón), es notable que el Antiguo Testamento jamás habla de la inmortalidad del alma. Al contrario, se dice que la nefesh muere (Núm. 23:10; Jue. 16:30, donde nefesh se traduce "yo"). La nefesh no es algo distinto del cuerpo que baja al SEOL, sino el ser humano total (Salm. 16:10; 30:3). A los habitantes del Seol no se les llama "almas" ni espíritus, sino "muertos" (refaim en Salm. 88:10; metim en Is. 26:14, 19). Hoy día es común reconocer muchas pruebas en el Antiguo Testamento para una doctrina de la supervivencia del ser humano después de la muerte, pero estas pruebas llevan más bien a una enseñanza acerca de la persona total y no del alma en el sentido platónico.
Es notable que además de la vida física, se atribuyen a la nefesh todas las funciones síquicas. Por ejemplo, los pensamientos se atribuyen a la nefesh (Ester 4:13, VM), como también al CORAZÓN y al ESPÍRITU. En 2 R. 9:15 se traduce por "voluntad". La nefesh es la sede del amor (Gn. 34:3) y el odio (Salm. 11:5), de la tristeza (Salm. 42:6) y la alegría (Salm. 86:4). Siente hambre (Salm. 107:9) y sed (Prov. 25:25), pero también busca a Dios y suspira por Él (Salm. 42:1-2; 103:1s).
Así, en la psicología del Antiguo Testamento la nefesh tiene una función muy semejante a la del ESPÍRITU. Sin embargo, nefesh significa sobre todo, la vida, mientras que "espíritu" indica fuerza o poder.

B.      Nuevo Testamento:
En el Nuevo Testamento "alma"* es la traducción común del griego psyjeŒ que a su vez deriva del verbo psyjo ("soplar"), y aparece más o menos cien veces.
PsyjeŒ (como nefesh) significa a veces "ser viviente", y puede referirse a un animal (Ap. 16:3, "ser vivo") o a una persona (Rom. 13:1, "persona"; cf. la forma plural en Hch. 7:14; 27:37). Con el pronombre posesivo, psyjeŒ puede significar también "yo mismo" (Mt. 12:18; Jn. 12:27, "mi *alma").

*Alma: G5590 ψυχή = psujé: de G5594; aliento, i. e. (por implicación) espíritu, abstractamente o concretamente (el principio sensitivo del animal solo; así distinguido por un lado de G4151, que es el alma racional e inmortal; y por el otro G2222, que es mera vitalidad, aun de las plantas: estos términos de este mondo corresponden exactamente y respectivamente a los hebreo H5315, H7307 y H2416):- persona, ser, vida, muerte, alma, ánimo, corazón. (Strong).

PsyjeŒ muchas veces denota la vida física (Mt. 6:25), y es virtualmente sinónimo de "cuerpo vivo" (p. ej. en Mr. 8:35-37 donde "alma" tiene el sentido de "vida"). Quizás sea la connotación "físico-animal" del sustantivo psyjeŒ lo que determina en ocasiones el uso del adjetivo psyjikoŒs (1 Cor. 15:44, "animal"; cf. v. 46 con 2:24, "natural").
También psyjeŒ puede indicar el principio de la vida, el cual, vinculado con el cuerpo, es un aspecto del ser humano total (Mt. 10:28; Hch. 20:10, BJ: "su alma está en él"). Como principio de vida, la psyjeŒ es el asiento de los pensamientos (Hch. 4:32; Filp. 1:27), las emociones (Mr. 14:34; Jn. 12:27) y los actos de la voluntad (Ef. 6:6, BC y Taizé; cf. Col. 3:23).
Finalmente, como principio de vida, psyjeŒ indica en algunos textos el asiento de una vida que trasciende la vida terrenal. Este uso, muy parecido al de algunos filósofos griegos (p. ej., Platón), tiene cierta base en algunos dichos de Jesús (Mt. 10:28, 39; Mr. 8:35-37), pero se desarrolla en los escritos posteriores (Heb. 6:19; 10:39; 13:17; 1 P. 1:9, 22; 2:11, 25). "Alma" llega incluso a significar algo inmortal, distinto del cuerpo (Ap. 6:9; 20:4). Sin embargo, no se niega la necesidad de la RESURRECCIÓN corporal (Ap. 20:4s).
Sería muy aventurado interpretar 1 Ts. 5:23 como una enseñanza de la tricotomía griega (cf. Heb. 4:12); es más bien una manera de subrayar la totalidad de la persona ("todo vuestro ser") como objeto de la santificación (cf. Dt. 6.4; Mr. 12:30).

Solo Aquellos Que Están Listos Para Morir, Está Preparados Para Vivir”.

I.     EL ORIGEN DEL ALMA:

A través de toda la historia humana, el hombre ha luchado por encontrar respuestas a todo número de preguntas importantes (aunque a menudo difíciles) que tienen que ver con el origen, la existencia, la naturaleza y el destino. Tales preguntas como ¿De dónde he venido?”, “¿Por qué estoy aquí?”, y ¿A dónde voy? rutinariamente intrigan y cautivan a cada uno de nosotros.
Contemple, si desea, el concepto del alma y los temas que manan de éste. ¿Cuál es la definición de un alma? Si el alma realmente existe, ¿cuál es su origen? ¿Cuándo recibe el hombre su alma? Y ¿cuál es el destino final del alma? El tema del alma ha sido controversial por mucho tiempo. Algunas personas sugieren que no hay tal cosa como el alma. Ciertos individuos creen que los seres humanos poseen un alma, pero que cesa de existir a la muerte del cuerpo. Otros están convencidos de que los seres humanos poseen un alma inmortal, pero que éste no le es dado a los humanos sino hasta que nacen. ¿Cuál es la verdad del asunto?
Desde luego, la ciencia no puede proveer la respuesta a tales preguntas, ya que éstas yacen muy lejos del alcance del método científico. En cualquier momento que se consideran las preguntas de importancia espiritual la única fuente fidedigna de información puede ser por necesidad Aquel que es el Creador y Sostenedor del alma. Dios, como Creador de todas las cosas físicas y espirituales, y siendo Él mismo un Ser Espiritual (Juan 4:24), es la fuente esencial del alma.
Entonces, la Biblia, como la Palabra inspirada de Dios (2 Timoteo 3:16, 17; 2 Pedro 1:20, 21), debe permanecer como la autoridad preeminente en este tema. Hace mucho tiempo, el salmista escribió:

“La suma de tu palabra es verdad, y eterno es todo juicio de tu justicia”
(Salmo 119:160).

Hablando como un miembro de la divinidad, Cristo dijo: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:17). Si queremos saber la verdad acerca del alma, entonces debemos examinar esa Palabra en una forma profunda y estar preparados para aceptar lo que nos dice.

1.1.   DEFINICIÓN DEL ALMA:

Si usted tuviera una conversación con un amigo y mencionara la palabra “plátano”, probablemente él no tendría absolutamente ninguna dificultad para entender lo que quiere decir. Sus procesos de pensamiento inmediatamente evocarían a una fruta larga —con un exterior amarillo y una parte interior suave de color crema claro— que crece en árboles y es útil como comida para seres humanos y animales. Pero si usted le pidiera que defina el término florete” —sin mirar la palabra en algún contexto específicoél posiblemente no podría saber qué quiere decir. Usted puede estar refiriéndose a:
(1) un sustantivo que es usado para definir una espada de esgrima;
(2) un sustantivo que indica una tela entrefina de algodón; o
(3) un adjetivo que define azúcar o papel de primera calidad.

No obstante, si usted diría: “Yo tomé el florete para usarlo en mis clases de esgrima”, él sabría inmediatamente que es lo que tiene en mente. Lo mismo es verdad acerca de la palabra “alma”. Sin su contexto, es difícil, si no imposible, definirla exactamente. ¿Por qué es este el caso?:
-         Primero, la palabra “alma” en el español moderno es representada por varias palabras en el lenguaje hebreo y griego en que la Biblia fue escrita originalmente.
-         Segundo, aquellas palabras hebreas y griegas pueden tener una variedad de significados diferentes en su contexto original. Para entender aquellos significados, es necesario examinar cómo cada palabra es empleada entre los varios contextos en la Escritura que aparece.

Uso De La Palabra “Alma” En La Escritura:
La palabra para “alma” en la Biblia (hebreo nephesh; griego psuche) es usada a lo menos en cuatro maneras diferentes:
-           Primero, el término es empleado simplemente como un sinónimo para una persona. Moisés escribió: “Todas las personas (nephesh) que le nacieron a Jacob fueron setenta” (Éxodo 1:5; cf. Deuteronomio 10:22). En asuntos legales, la palabra alma a menudo fue usada para denotar a un individuo. El Señor dijo a Moisés: “Habla a los hijos de Israel y diles: cuando alguna persona (nephesh) pecare por yerro en alguno de los mandamientos de Jehová sobre cosas que no se han de hacer, e hiciere alguna de ellas…” (Levítico 4:2).
Alma: H5315 נֶפֶשׁ = néfesh: de H5314; propiamente criatura que respira, i. e. animal de (abst.) vitalidad; usado muy ampliamente en sentido lit., acomodado o figurativamente (corporal o ment.):- aliento, alma, anhelar, animal, ánimo, antojo, apetito, cadáver, contentamiento, corazón, cordial, cuerpo, dejar, deseo, esclavo, estómago, gusto, hombre, interior, íntimo, lujuria, matar, mente, muerte, muerto, persona, querer, ser, vida, voluntad. (Strong).
En el Nuevo Testamento, la palabra psuche es empleada en la misma manera. En Hechos 2:41, Lucas registró que “se añadieron aquel día como tres mil personas (psuchai)”. En la primera epístola de Pedro, cuando él abordó el tema del Diluvio de Génesis se refirió al hecho de que “pocas personas (psuchai), es decir, ocho, fueron salvadas por agua” (3:20). En cada uno de estos ejemplos, gente real—individualmente o colectivamente—estuvieron bajo consideración.
Alma: G5590 ψυχή = psujé: de G5594; aliento, i. e. (por implicación) espíritu, abstractamente o concretamente (el principio sensitivo del animal solo; así distinguido por un lado de G4151, que es el alma racional e inmortal; y por el otro G2222, que es mera vitalidad, aun de las plantas: estos términos de este mondo corresponden exactamente y respectivamente a los hebreo H5315, H7307 y H2416:- persona, ser, vida, muerte, alma, ánimo, corazón. (Strong).
-            Segundo, la palabra alma es usada para denotar la forma de vida que el hombre posee en común con los animales y que cesa de existir en la muerte. En la versión en inglés King James [versión semejante a la Reina Valera en español—MP], nepesh es traducido como “alma” en el Antiguo Testamento 472 veces, como “vida” 118 veces, y como “criatura” 8 veces; psuche es traducido como “alma” en el Nuevo Testamento 59 veces y como “vida” 39 veces. En Génesis 1:20,24, y 30, Dios habló de nephesh hayyah—literalmente “aliento de alma” o “aliento de vida”. Hablando de la retribución de Dios sobre los egipcios durante el tiempo del Éxodo, el salmista escribió: “No eximió la vida (nephesh) de ellos de la muerte, sino que entregó su vida a la mortandad” (Salmo 78:50). En este ejemplo particular las almas de los egipcios representaban sus vidas físicas y nada más.
En el Nuevo Testamento, el principio es el mismo. Cristo observó concerniente a los seres humanos: “Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida (psuche), que habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo” (Mateo 6:25). Y en Lucas 14:26, leemos que una de las condiciones del discipulado era aborrecer su propia vida (psuche)—que quiere decir, estar dispuesto a negarse a sí mismo al punto de perder la vida por Cristo (cf. Lucas 9:23; Apocalipsis 12:11).
-     Tercero, la idea de alma es usada para referirse a la variedad de emociones o pensamientos internos de un hombre—un hecho que explica por qué nephesh es traducido como “corazón” (15 veces) o “mente” (15 veces) en el Antiguo Testamento (versión en inglés King James) y por qué psuche es traducido como “corazón” (1 vez) y “mente” (3 veces) en el Nuevo. El hombre fue llamado a amar a Dios con todo su corazón y con todo su alma (Deuteronomio 13:3). Del alma (nephesh) se origina el conocimiento y el entendimiento (Salmos 139: 14), el pensamiento (1 Samuel 20:3), el amor (1 Samuel 18:1), y la memoria (Lamentaciones 3:20). En su interacción con un intérprete de la ley, Jesús dijo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma (psuche), y con toda tu mente” (Mateo 22:37).
-      Cuarto, la palabra alma es usada en las Escrituras para designar la parte de una persona que es inmortal y por consiguiente nunca muere. Tan pronto como en el libro de Génesis, la Biblia marca tal concepto. Por ejemplo, comentando de la muerte inoportuna de Raquel al nacimiento de su hijo, Moisés escribió: “Y aconteció que al salirsele el alma (nephesh) (pues murió), llamó su nombre Benoni; mas su padre lo llamó Benjamín” (Génesis 35:18). En una ocasión mientras el profeta Elías estuvo en la casa de la viuda en la ciudad de Sarepta, el hijo de la mujer cayó enfermo y finalmente murió. Pero el texto indica que Elías “clamó a Jehová…, Dios mío, te ruego que hagas volver el alma (nephesh) de este niño a él” (1 Reyes 17:21).
Cuando el salmista oró a Dios por perdón clamó: “Jehová, ten misericordia de mí; sana mi alma (nephesh), porque contra ti he pecado” (41:4). En su análisis del destino final de aquellos que confiaban en las riquezas terrenales, el salmista lamentó que tales personas eran “como bestias que perecen... pero Dios redimirá mi vida del poder del Seol” (49:12b, 15a).
Muchos años después, Cristo advirtió a Sus discípulos: “Y no temáis a los que matan el cuerpo, más el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma (psuche) y el cuerpo en el infierno” (Mateo 10:28). Durante Su discusión con los saduceos en Mateo 22, el Señor citó de Éxodo 3:6 donde Dios dijo a Moisés: “Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”.
Luego Cristo continuó declarando: “Dios no es Dios de muertos, sino de vivos” (22:32). Además cuando Dios habló con Moisés acerca de los patriarcas Abraham, Isaac, y Jacob, aquellos tres hombres habían estado muertos y en sus tumbas, literalmente cientos de años. Por las propias palabras de Cristo sabemos que “Dios no es el Dios de los muertos, sino de los vivos”, el punto es obvio. Abraham, Isaac, y Jacob todavía debían haber estado vivos. Pero ¿cómo? La solución al problema aparente, desde luego, yace en el hecho de que mientras sus cuerpos habían muerto, sus almas inmortales no lo habían hecho.

Cuando se le permitió al apóstol Juan mirar en el libro “sellado con siete sellos” (Apocalipsis 5:1), él “vio bajo el altar las almas (psuchas) de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios” (Apocalipsis 6:9). Cada uno de estos pasajes es instructivo en el hecho de que hay dentro del hombre un alma que nunca muere.

1.2.   EL ORIGEN DEL ALMA:
La enseñanza bíblica concerniente al hombre reconoce que él está compuesto de dos partes distintas:
-      La física, y
-      la espiritual.
Nosotros obtenemos una introducción al origen de la parte física tan pronto como Génesis 2:7 declara: “Entonces Jehová formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente (nephesh chayyah)”.
Es importante reconocer tanto lo que este pasaje discute como lo que no. Génesis 2:7 está enseñando que al hombre le fue dado vida física; no está enseñando que el hombre fue infundido con una naturaleza inmortal.
La variedad de términos empleados en nuestras traducciones han causado algo de confusión como en el caso del significado exacto de “alma viviente” o “ser viviente”. Algunos han sugerido, por ejemplo, que Génesis 2:7 está hablando especialmente de la recepción del hombre de su alma inmortal o espíritu.
No obstante, éste no es el caso, como un examen más detallado del contexto inmediato y remoto lo indica. Por ejemplo, el apóstol Pablo citó Génesis 2:7 en 1 Corintios 15:44, 45 cuando escribió: “Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual. Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante”.
La comparación/contraste ofrecida por el apóstol entre el primer “cuerpo animal (natural)” de Adán y el postrer Adán (Cristo) como un “espíritu vivificante” es absolutamente crucial para un entendimiento del mensaje central de Pablo (y el tema del gran “capítulo de la Biblia acerca de la resurrección”, 1 Corintios 15), y no debe ser pasado por alto en cualquier análisis del enunciado de Moisés en Génesis 2:7. Por tanto, ¿quiere decir esto que el hombre posee solamente una naturaleza material y no tiene un alma inmortal? ¡No, no es así!
Es verdad que tanto los hombres como las bestias finalmente mueren, y que en este aspecto el hombre “no tiene preeminencia sobre las bestias”. Aún mientras ambas criaturas son referidas como “almas vivientes” (nephesh chayyah) las Escrituras clarifican que Dios hizo algo especial en referencia al hombre.
Génesis 1:26,27 registra: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza…Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”. En ninguna parte la Biblia declara o insinúa que los animales son creados a la imagen de Dios.
¿Qué es lo que entonces hace diferente al hombre de los animales? Desde luego, la respuesta, yace en el hecho de que el hombre posee una naturaleza inmortal. Los animales no. Dios mismo es espíritu (Juan 4:24).
Y un espíritu “no tiene carne y huesos” (Lucas 24:39).

Entonces, de alguna manera, Dios ha colocado dentro de cada hombre una porción de Su propia esencia, en el sentido de que los seres humanos poseemos un espíritu inmortal que nunca morirá.
El profeta Zacarías habló de Jehová, Quién “extiende los cielos y funda la tierra, y forma el espíritu (ruach) del hombre dentro del él” (12:1). La palabra hebrea para “forma” yatsar, es definida como formar, amoldar, moldear. La misma palabra es usada en Génesis 2:7, indicando por ello que tanto el cuerpo físico del hombre y su naturaleza espiritual fueron formados, moldeados, o amoldados por Dios.

Espíritu: H7307 רוּחַ = rúakj: de H7306; viento; por semejanza aliento, i. e. una exhalación sensible (o incluso violenta); figurativamente vida, ira, insustancial; por extenso. Región del cielo; por semejanza espíritu, pero solo de un ser racional (incl. su expresión y funciones):- aire, aliento, ánimo, enojo, espíritu, hálito, ímpetu, ira, lado, respiración, soplar, soplo, tempestuoso, vacío, en vano, viento. (Strong)

Forma: H3335 יָצַר = yatsár: probablemente idéntico a H3334 (mediante la idea de embutir en molde); ([Compárese con H3331]); moldear en una forma; específicamente como el alfarero; figurativamente determinar (i. e. formar una resolución):- alfarero, barro, crear, criar, dar, disponer, forjar, forma, formador, formar, hacedor, hacer, idear, labrar, pensar. (Strong).

Como el Creador, Dios “inicia” el objeto que nosotros conocemos como la naturaleza inmortal del hombre (i. es., su alma o espíritu). El rey Salomón, escribiendo en el libro de Eclesiastés, anotó que “el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio” (Ecles.12:7, énfasis añadido).    
El cuerpo físico del hombre fue formado del polvo físico de la Tierra. ¿No sería consecuente, entonces, que su parte espiritual fuera formada de lo que es espiritual? Cuando el escritor del libro de los Hebreos se refirió a Dios como “el Padre de los espíritus” (Heb.12:9), él reveló la fuente espiritual del alma—Dios.

1.3.    CUANDO EL HOMBRE RECIBE SU NATURALEZA INMORTAL:
¿Cuándo recibe el hombre su alma? En uno de los pasajes más ilustrativos de la Biblia sobre este tema, Santiago escribió: “El cuerpo sin espíritu está muerto” (2:26). Esta breve pero importante observación— ofrecida por inspiración de parte del escritor bíblico—conlleva implicaciones tremendas.
Sin la presencia del espíritu (que en este pasaje es sinónimo de alma), el cuerpo físico no puede vivir. No obstante, existe un corolario importante para la evaluación de Santiago. Si el cuerpo está vivo, entonces ¡el espíritu debe estar presente!
Pero, ¿cuándo comienza realmente la vida? La respuesta, bastante simple, es que ésta comienza en la concepción.[1] Cuando los gametos masculinos y femeninos se juntan para formar el zigoto, éste es el momento en que la formación de un nuevo cuerpo comienza. Dentro de 72 horas después de la fertilización, el zigoto (ahora referido como un embrión) se habrá dividido un total de cuatro veces y consistirá de dieciséis células. Cada célula se dividirá antes que alcance el tamaño de la célula que lo produjo; por ende, las células llegarán a ser progresivamente más pequeñas con cada división.
Al final del primer mes, el embrión habrá alcanzado una longitud de solamente un-octavo de pulgada, pero ya consistirá de millones de células. Al final del noveno mes, si todo continuo por conducto normal, un bebé estará listo a nacer. Como un biólogo (y autor de un libro de texto de biología secular y de nivel universitario, usado extensamente) anotó: “Tan pronto como el óvulo es tocado por la cabeza del esperma, experimenta movimientos pulsantes violentos que unen los veintitrés cromosomas del esperma con su complemento genético propio. De esta simple célula (alrededor de 1/175 de una pulgada de diámetro), un bebé que pesa varias libras y compuesto de trillones de células nacerá alrededor de 266 días después” (Wallace, 1975, p. 194, énfasis añadido).
Óvulo saliendo del ovario:
El ovario es el órgano femenino donde se producen las células reproductoras, llamadas óvulos. Esta micrografía electrónica de colores falsos ilustra el momento en que un óvulo maduro se desprende del ovario. El óvulo (en rojo) está rodeado por células y líquido procedentes del folículo ovárico roto.
¿Está “esto” vivo? Por supuesto que “esto” está vivo. Considere los siguientes factores científicos concernientes a la naturaleza viviente del feto:
(1)    El corazón del bebé se forma para el final de la tercera semana después de la concepción, comenzando con contracciones en los días 21-22; en los días 22-23, el tubo neural comienza a desarrollarse.
(2)    Para la edad de dos meses, el corazón late tan fuertemente que un doctor realmente puede oírlo con un estetoscopio Doppler, y para el final de la quinta semana el corazón está completamente dividido.
(3)   A los 40 días después de la fertilización, las ondas eléctricas (cuando son medidas por un electroencefalograma) pueden ser registradas dentro del cerebro del bebé, indicando actividad del cerebro.
(4)   Alrededor de los días 26-27, el sistema respiratorio comienza a formarse, incluyendo la laringe, tráquea, bronquios, y pulmones.
(5)    A comienzos de la cuarta semana, el hígado, la vesícula biliar, y el sistema del ducto biliar se han formado.
(6)   Para la edad de dos meses, “el embrión tiene características humanas marcadas”. Todo está “en su lugar”—pies, manos, cabeza, órganos, etc. En un análisis detallado, las huellas dactilares son evidentes. Aunque de menos de una pulgada de largo, el embrión tiene una cabeza con ojos y oídos, un sistema digestivo simple, riñones, hígado, un corazón que late, una corriente sanguínea propia, y el principio de un cerebro.
(7) El niño no nacido tiene hipo, se chupa el dedo pulgar, se despierta, y duerme.
(8) El niño no nacido responde al tacto, al dolor, al frío, al ruido, y a la luz.

¿Está el niño vivo? ¿Conoce a alguna criatura muerta que realice tales logros maravillosos? ¿Cómo, exactamente, Dios ve a este niño no nacido, aunque completamente humano? 

 

Feto humano:
Aunque el periodo de gestación completo del embrión humano dura nueve meses, el feto adquiere forma humana reconocible a las 12 semanas. Los órganos vitales no alcanzan desarrollo suficiente para mantener la vida fuera del útero hasta los siete meses. El feto es muy sensible a los efectos de las drogas, el alcohol, los rayos X y otras formas de radiación. Oxford Scientific Films. Microsoft ® Encarta ® 2008.

Él dijo al profeta Jeremías: “Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué” (Jeremías 1:5, énfasis añadido). Jehová conoció al profeta—aun cuando él estaba en el útero—y lo vio como una persona viva.
Además, Dios ya había “santificado” a Jeremías. Si su madre hubiera abortado al bebé, ella hubiera matado a alguien que Dios mismo reconocía como una persona viva. El mismo concepto se aplica al profeta Isaías quien dijo: “Oídme, costas, y escuchad, pueblos lejanos. Jehová me llamó desde el vientre, desde las entrañas de mi madre tuvo mi nombre en memoria… Ahora pues, dice Jehová, el que me formó desde el vientre para ser su siervo…” (Isaías 49:1,5, énfasis añadido). Jehová no solo vio a Isaías como una persona anterior a su nacimiento, sino aun lo llamó por su nombre.
Escribiendo en Salmos 139:13-16, David proveyó uno de los tratados más claros y más convincentes sobre la naturaleza e importancia de la vida en el útero cuando escribió:

“Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas”.

NOTA: Salmo 139:13-16: V.13: FORMASTES: Significa adquirir por Creación (Génesis 14:19; Deuteronomio 32:6). V.15: MI CUERPO: I., es, mis huesos o esqueleto, en lo más profundo de la tierra. Una referencia al vientres, tan misterioso como el más allá. V.16: La parte final de este versículo significa que los días de la vida de David estaban escritos en el libro de Dios, afirmando así la presencia de Dios y Su plan en todo lo concerniente a la vida de David. [De usted o yo]…

Las frases: “Fui formado en lo oculto” y “entretejido en lo más profundo de la tierra”, hacen referencia al desarrollo del salmista en el útero.
Note: también que el salmista usa el pronombre “me”, “mi”, y “yo” a través del pasaje en referencia a su propio estado prenatal. Tal uso demuestra que David se estaba refiriendo a sí mismo, y uno no puede hablar de sí mismo sin hacer referencia a un ser humano viviente.



Etapas del parto:
El preparto es un periodo de contracciones irregulares del útero, en el cual el fino cérvix se reblandece y comienza a dilatarse. En la primera etapa del parto (arriba a la izquierda), el útero se contrae con fuerza y regularidad.
El cérvix (en el centro), se dilata con cada contracción, y la cabeza del bebé gira para adaptarse a la pelvis de la madre. En la segunda etapa (derecha), la madre empuja o presiona hacia abajo, en respuesta a la presión ejercida contra sus músculos pélvicos.
La coronilla de la cabeza del bebé comienza a hacerse visible en el canal del parto ensanchado. Cuando la cabeza emerge por completo (abajo a la izquierda y en el centro), el doctor gira los hombros del bebé, que emergen con la siguiente contracción. El resto del cuerpo se desliza entonces hacia el exterior con relativa facilidad, y se obtura y se corta el cordón umbilical. La tercera etapa (a la derecha), se da dentro de los diez minutos siguientes al nacimiento. El útero continúa contrayéndose y se expulsan los restos del cordón umbilical y la placenta. © Microsoft Corporation. Microsoft ® Encarta ® 2008.

Diagnóstico prenatal:

Existen dos tipos de pruebas que se pueden realizar en una mujer embarazada de pocas semanas para determinar si el feto posee algún defecto genético. En ambos procedimientos se extraen células del feto en desarrollo. Las células obtenidas tienen la misma composición genética que el feto, por lo que en ellas se pueden comprobar si existe alguna anomalía genética.
La biopsia coriónica consiste en extraer una pequeña muestra de tejido de las vellosidades coriónicas, prolongaciones vasculares del corion del embrión que entran en la formación de la placenta. Esta técnica generalmente se practica entre la semana 10 y 12 de embarazo. El médico realiza la inserción, con control ecográfico, de una aguja a través de la pared abdominal de la mujer o de un pequeño tubo (catéter) a través de la vagina hasta el cuello uterino, y extrae, utilizando una jeringuilla, una muestra de tejido para analizar.
La amniocentesis se suele realizar entre la semana 15 y 17 de embarazo. El procedimiento consiste en introducir una aguja a través de la pared abdominal para extraer, con una jeringuilla, una muestra del líquido amniótico que rodea al feto en el interior del útero. Ambas técnicas presentan un pequeño riesgo para el feto en desarrollo y, por ello, los médicos recomiendan realizarse sólo cuando existan antecedentes familiares de enfermedades hereditarias o un riesgo conocido a padecer alguna anomalía genética. Microsoft ® Encarta ® 2008.

Por ende, la Biblia reconoce que los individuos son seres humanos vivos mientras están en el útero de su madre (y antes de su nacimiento). Por consiguiente, el hecho de que el zigoto/embrión/feto está vivo llega a ser crucialmente importante para responder a la pregunta, “¿Cuándo recibe el hombre su naturaleza inmortal?” Cuando Santiago observó que “el cuerpo sin espíritu está muerto” (2:26), el corolario automáticamente inherente en su enunciado llega a ser el hecho de que si el cuerpo está vivo, entonces, el espíritu debe estar presente.
Ya que a cada etapa de su desarrollo el zigoto/embrión/ feto está vivo, éste debe haber tenido un alma infundido en la concepción. Ningún otro punto de vista está en concordancia con la evidencia tanto bíblica como científica.

Resumen:
En esta lección hemos aprendido que la palabra alma puede tener varios significados. También aprendimos que Dios es el origen y fuente del alma que es dado al hombre en la concepción. En la próxima lección, continuaremos nuestro análisis del alma al estudiar su naturaleza y destino.

         Véase Parte II: