sábado, 20 de agosto de 2016

Parte II: Estrategia De Satanás: El Ataque: (Job 1:13-22; 2:1-10)

Parte II:
Estrategia De SatanásEl Ataque:
(Job 1:13-22; 2:1-10)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

“Y un día aconteció que sus hijos e hijas comían y bebían vino en casa de su hermano el primogénito,… y vino un mensajero a Job, y le dijo: Estaban arando los bueyes, y las asnas paciendo cerca de ellos,… y acometieron los sabeos y los tomaron, y mataron a los criados a filo de espada; solamente escapé yo para darte la noticia… Aún estaba éste hablando, cuando vino otro que dijo: Fuego de Dios cayó del cielo, que quemó las ovejas y a los pastores, y los consumió; solamente escapé yo para darte la noticia…”.
(Job 1:13-22; 2:1-10)

Esta es la tercera de un total de cinco veces que vemos la meta de Satanás al afligir a Job (Job 1:5, 11; 2:3, 5, 10). Ya que tan maliciosamente odia a Dios, Satanás se siente vindicado cuando puede hacer que el creyente calumnie contra el carácter de Dios.

Nos encontramos en medio del conflicto angélico. Cuando Dios permite que en nuestra vida haya presiones, dificultades, adversidades en menor o mayor grado, y las aceptamos sin quejarnos reconociendo que Dios sabe lo que hace, El recibe la honra y la gloria.
Pero cuando en la prueba acusamos a Dios de ser injusto o carente de amor, Satanás se pavonea por las calles del cielo y sonríe ante el trono de Dios. Cada vez que decimos o pensamos
"Lo que me está pasando es injusto" nos convertimos en testigos de Satanás. Cada vez que preguntamos: "¿Cómo puede ser que un Dios de amor permita esto?" insinuando, por supuesto, que Dios no nos ama, estamos siguiendo los métodos del diablo. Satanás es el autor de esas afirmaciones y preguntas.

Dios Nunca Es El Origen Del Mal.
Notemos: en Job 2:6 que Dios le dice a Satanás: "Está en tu mano". Esto no es lo que Satanás había pedido. Satanás había pedido que Dios tocara los huesos y la carne de Job.
Quería que Dios personalmente le quitara a Job sus riquezas. Dios no se prestó a ello. "Está en tu mano", dijo. "¿Quieres que Job sufra eso? Hazlo tú".
Puede que a Satanás se le permita penetrar nuestra protección, pero nunca irá más allá de los límites de Dios. En el caso de Job, Dios puso su límite cuando le mandó a Satanás que respetara su vida. Dios siempre le puede decir al enemigo: "Hasta aquí y no más".
Y cuando Dios permite en nuestra vida más dificultades o persecución de lo que pensamos que podemos soportar, tenemos que recordar que la severidad de nuestra prueba es una medida de la cantidad de honra y gloria que ésta puede traer a Jesucristo a lo largo de toda la eternidad.

Sin Tregua:
Debemos comprender que no hay tregua en la guerra invisible.
Nunca habrá un momento, desde el instante que creemos en el Señor Jesucristo hasta que vayamos a estar con Él, cuando el enemigo no esté a la ofensiva. Nos guste o no, somos participantes activos en la batalla.
Todos los días se pelean billones de batallas en esta guerra; libradas por creyentes en todos los continentes de lo que llamamos kosmos diabolicus, el mundo del diablo. Cada día cada uno de nosotros encara la decisión de glorificar a Dios o glorificar el yo. Esto es lo que siempre está en el centro de la batalla en el conflicto angélico. Todos los días tenemos la oportunidad de ganar, ya sea gloria eterna para el Señor, o gratificación temporal para nosotros mismos.
Dijo Jesús: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame" (Mr. 8:34). Llevar la cruz significa que nos identificamos en el plan y el propósito de Dios para nuestra vida, nos dedicamos a ellos y nunca nos detenemos. Esto requiere que nos neguemos constantemente a nosotros mismos.
Hemos de recordar siempre que el camino de la Cruz a la Corona es ascendente. Por eso Pablo usa en Filipenses 3:14 la palabra "prosigo". El vocablo griego dioko significa "seguir, buscar, poner como una prioridad". Tenemos que poner nuestra prioridad y proseguir desde la gracia salvadora de la cruz hasta la gracia viva de la vida diaria, a la súper-gracia de la madurez espiritual. Siempre seguimos prosiguiendo, siempre creciendo en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Al hacerlo, llegaremos a comprender que las provisiones de la gracia, las riquezas de la gracia son muchísimas más de lo que nos era posible imaginar. Pero sólo una cosa nos forzará a comprenderlo y esto es, tener mayor necesidad.
Por lo tanto, tenemos que aprender a vivir un día a la vez.
Debemos vivir nuestra vida como el corredor de una maratón corre su carrera. Si el corredor piensa en todos los kilómetros que tiene por delante, puede sentirse tentado a darse por vencido, especialmente si se acuerda del sufrimiento de la carrera anterior.
Así que empieza la carrera pensando en un kilómetro a la vez.
Después de un rato deja de contar los kilómetros y empieza a pensar en términos de medio kilómetros, después, un cuarto, después metros, hasta llegar al punto donde lo único que puede pensar es en poner un pie delante del otro.
En la vida cristiana, empezamos con un arranque de energía, corriendo a todo lo que damos. Más adelante nos damos cuenta que ésta es un maratón y que mejor será que vayamos más despacio y nos preparemos para la larga distancia. Isaías 40:31 habla de los que "esperan" en el Señor. Usa qavá, la palabra hebrea más fuerte para significar fe. Lo primero que hacen es "remontarse con alas de águila", después corren y no se cansan y al final caminan y no se cansan.
Al ir madurando, aprendemos a marcar el paso. Aprendemos a encarar nuestras adversidades un día a la vez. Sabemos que la gracia es suficiente momento a momento, y aprendemos a pasar por las crisis, tragedias y dificultades un día a la vez.
Aprendemos a encarar otras áreas de debilidades, nuestras flaquezas y nuestras tentaciones un día a la vez. Nos preguntamos:
¿Puedo salir adelante este día?. De noche, con el triunfo detrás de nosotros, nos acostamos y entregamos ese día a la eternidad y descansamos. Hemos ganado gloria para el Señor Jesucristo. Y el día siguiente todo empieza de nuevo. Tendremos días cuando damos honor a Cristo y tendremos días cuando no. Tendremos épocas cuando lucharemos para sustentar el honor y la integridad por sólo cinco minutos más y lo lograremos, y quizá al final de esos cinco minutos caeremos de narices. Pero como Jeremías nos recuerda en Lamentaciones 3:22, 23, cada vez que vemos salir el sol sabemos que la misericordia de Dios ha sido renovada y restaurada para ese día. Sabemos que habrá pruebas y tribulaciones y dificultades en la jornada, pero habrá también grandes gozos y bendiciones. Y seguiremos prosiguiendo porque sabemos en quien creemos y sabemos por lo que luchamos.

Entonces salió Satanás de la presencia de Jehová, e hirió a Job con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza.
Y tomaba Job un tiesto para rascarse con él, y estaba sentado en medio de ceniza.
Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete. Y él dé dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios. (Job 2:7-10).
El sufrimiento y la agonía de Job en ese momento son terribles. Está cubierto de sarna de pies a cabeza. Sufre intenso dolor y no hay manera de aliviarlo. La picazón es inaguantable y entonces sentado en las cenizas toma un tieso, parte de una vasija rota, para rascarse. Más adelante, en Job 7:5 dice que la sarna formó dos subproductos: gusanos y costras. Por Job 30:17 y 30 sabemos que tiene mucha fiebre y que le duelen muchísimo los huesos.

3.       Los Enemigos Dentro Del Hogar, y Fuera De él:

En este momento la mujer de Job se pone del lado del enemigo. Satanás había querido que ella no muriera; tenía planes para ella y ella coopera muy bien con Satanás. Se torna cínica y vengativa; y le echa la culpa a Dios.
Le dice a su esposo que mejor estaría muerto y podemos imaginar que no se lo dice una sola vez. Lo más probable es que se lo dice, o al menos lo muestra con la expresión de su rostro, cada vez que pasa al lado del montón de cenizas donde Job sufre en silencio.
La respuesta de Job a su esposa muestra lo manso que es. En estos versículos vislumbramos una pelea familiar de la antigüedad, que gira alrededor de una tremenda tragedia:
Ø Ha habido muerte en la familia,
Ø ataques de bandidos,
Ø guerra,
Ø robos,
Ø  pérdida de riquezas, y
Ø al menos de parte de ella [esposa], una pérdida de perspectiva.

Cuando Job le dice que habla como una "mujer fatua"[4], usa la palabra hebrea nebalah, que significa "descolorarse, marchitarse".
Es una palabra que indica decaimiento, reversión; está diciendo: "Estás hablando como una mujer reversionista".

Y enseguida le hace una pregunta: "¿Recibiremos de Dios el bien y el mal no lo recibiremos?". Con su pregunta ilustra tres principios doctrinales importantes:
1. El creyente que sólo quiere bendiciones es débil e in-maduro.
2. El creyente que rezonga y se queja en la adversidad no entiende a Dios ni Su plan.
3. El creyente que cede bajo la presión no comprende el conflicto angelical ni el poder de Dios.

La guerra en que luchaba Job se extendía desde las cenizas en que se sentaba hasta el trono de Dios, pero su batalla fue ganada en su alma. En medio de toda esta calamidad y dolor "no pecó Job con sus labios". Pero lo que salía o no salía de sus labios era sólo una manifestación de lo que ya había sucedido en su corazón. Job ganó la batalla por sus pensamientos; escogió creer en Dios. Su victoria era su fe.
La historia humana se resume en las decisiones individuales, personales. El conflicto angélico se va resolviendo no en los cielos, ni en el ámbito cósmico, pero en el alma de hombres y mujeres. Cada día se libran billones y billones de batallas en la mente de los hombres teniendo como centro el plan de Dios. Y cada vez que una persona escoge llevar sus pensamientos cautivos a la obediencia de Cristo, Satanás pierde otra partida.

Decisiones:
1. Jesucristo controla la historia. Si Jesucristo controla la historia, entonces puede haber crisis en la vida, pero no hay tragedias ni víctimas ¡nocentes! (Rom. 8:28; Ef. 1:11; Col. 1:17; Ap. 22:12, 13).
2. Cada persona cuenta con una porción asignada de tiempo y dificultades. Dios nos ha designado a cada uno una cierta cantidad de tiempo y en ese tiempo nos ha designado cierta cantidad de sufrimiento, adversidad y crisis. Pero también ha provisto la liberación para cada uno y para todos nuestros problemas (Ex. 4; Job 5:7; Salmo 34:19, 37).
3. Las crisis siempre incluyen una prueba controlada. Puede ser que Satanás atraviese las barreras o cercas que Dios pone alrededor nuestro, pero nunca va más allá de la limitación divina (Gn. 22:1-19; Job 1-2; 1 Cor. 10:13).
4. Cada crisis nos obliga a tomar decisiones. Una de las razones por las cuales Dios permite la presión y crisis en nuestra vida es para mostrarnos lo que somos por dentro. La crisis nos obliga a tomar decisiones y en cada decisión enfrentamos la posibilidad de elegir entre el bien o el mal.
5. Cada decisión futura incluye elementos de decisiones pasadas. Las decisiones que tomaron David (1 Sam. 23; 2 Sam. 2, 4, 11-18) y Pablo (2 Cor. 1:1-12; 2 Cor. 4:8-15; 2 Cor. 6, 11) puerta a decisiones mayores en el futuro, cada decisión errada entorpece y limita las opciones futuras. Hoy controlamos nuestras decisiones; mañana nuestras decisiones nos controlan a nosotros. Si constantemente tomamos malas decisiones empezamos a endurecer nuestra alma y a destruir nuestra sensibilidad espiritual.
6. Hay dos voluntades que afectan cada crisis. En cada crisis se activan la voluntad soberana de Dios y la voluntad inconstante del hombre (Deut. 8:1-20, 11:26-28; Jr. 18:5- 12; Ez. 18:20-29). Antes del comienzo de la historia, Dios vio cada opción que tendríamos y sabía cada elección que haríamos. Basado en Su omnisciencia, hizo todas Sus decisiones antes de crearnos; ninguna de las decisiones que ha tomado cambiará jamás. Sus decisiones y Su voluntad han sido expresadas en lo que nos ha revelado de ellas en Su Palabra. En el transcurso de la historia humana, en el ejercicio de la voluntad humana, el hombre con frecuencia ha escogido y continúa escogiendo lo contrario a la voluntad y a la Palabra de Dios. Cada una de estas elecciones tiene un efecto en el curso de la historia; cada una causa sufrimiento. Pero las decisiones siempre causan sufrimiento humano porque son contrarias ahí plan y a los propósitos de Dios.
7. Somos el producto de nuestras decisiones. A menos que hayamos optado serlo, no somos el producto de nuestro ambiente ni somos un producto formado por los demás. Las decisiones son las que forman a las personas. Todos tenemos una voluntad de la cual surgen las decisiones. Esas decisiones forman un patrón de conducta y de ese patrón de conducta se van desarrollando las tendencias en nuestra vida. De las tendencias vienen los hábitos y de los hábitos, el carácter. Son las tendencias de nuestra vida lo que más concierne a Dios.
Tomemos, por ejemplo, a David. Si consideramos solamente las acciones individuales en la vida de David, diríamos que era:
-sinvergüenza,
-mentiroso,
-ladrón,
-un padre lastimoso,
-un adúltero,
-asesino, y
-un infiel. Lo fue.
David fue todo esto. Pero no eran sus actividades habituales.
Un cronograma de la vida de David parecería una gráfica del mercado de valores en un año positivo. Mostraría ganancia y después caída y luego ganancia y después caída. Pero siempre las ganancias aumentaban y la tendencia era alcista. David siguió escalando cada vez más alto en el ámbito espiritual.

Concluimos:

Las estrategias de Satanás reflejan su naturaleza deshonesta, y el propósito de sus trampas es tomarnos desprevenidos. La respuesta de los creyentes debería ser mantenerse alerta y con la mente despejada (1 Pedro 5:8). 
Vivir en este estado de atención constante nos ayuda a detectar las falsas doctrina (1 Juan 4:1-3; 2 Juan 1:7-11) y a vencer la tentaciones (Mateo 26:41).
Ten cuidado con tu depredador espiritual. ¿Qué clase de mentiras está susurrándote? ¿Cómo te está tentando? Resistelo y huirá  (Santiago 4:7).

EL PRIMER PASO EN EL CAMINO A LA VICTORIA, ES RECONOCER AL ENEMIGO:
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Notas y Bibliografía:
[1] H5221 נָכָה = naká: raíz primaria; golpear (ligeramente o severamente, lit. o figurativamente):- abatir, afligir, asolar, atacar, azotar, azote, batir, castigar, causar, combatir, conquistar, cortar, dejar, derribar, derrota, derrotar, desbaratar, deshacer, destrozar, destruir, devastar, enclavar, extender, fatigar, golpe, golpear, heridor, herir, introducir, matanza, matar, hacer morir, muerte, muerto, sacar, sacudir, saquear, turbar, vencer. (Strong).
[2] H5496 סוּת = sut: tal vez denominativo de H7898; propiamente perforar, i.e. (figurativamente) estimulante; por impl. Seducir:- apartar, engañar, incitar, persuadir, quitar. (Strong).
[3] H8538 תֻּמָּה = tummá: femenino de H8537; inocencia:- integridad. (Strong).
[4] H5036 נָבָל = nabál: de H5034; insensato; perverso (espec. impío):- fatuo, insensato, loco, necio, perverso, ruin, villano. (Strong).
-Gene Cunningham. Las Bases de la Fe.
-e-Sword-the. LEDD.
-Biblia de Estudio RYRIE.
-Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 20//08//2016.

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