viernes, 26 de agosto de 2016

Parte I: EL TRIBUNAL DE CRISTO: (2 Corintios 5:10)

Parte I:
EL TRIBUNAL DE CRISTO:
(2 Corintios 5:10)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez: 

“Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo”.
(2 Corintios 5:10)

Introducción:
La Biblia declara rotundamente que “ninguna condenación ha para lo que están en Cristo Jesús” (Romanos 8:1).
Nos dice también que: “No envió Dios a su hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él” (Juan 3:17).
Esta es la buena noticia del Evangelio, hermoso y completo en sus afirmaciones. (1 Corintios 15:3; Juan 10:28; 1 Juan 3:1).

Si bien la vida eterna es un don gratuito basado en la gracia de Dios (Efesios 2:8-9), cada uno de nosotros será juzgado por Cristo. Este juicio nos recompensará por la forma en que hayamos vivido. El don de la gracia de Dios en la salvación no nos libra de la fiel obediencia. Todos los cristianos deben rendir cuentas por la forma en que vivieron (véanse Mateo 16:27; Romanos 14:10-12; 1 Corintios 3:10-15).
El retorno de Cristo se describe como la “bienaventurada esperanza” de la Iglesia (Tit.2:13) pero el acontecimiento se relaciona no sólo con los privilegios celestiales de los santos, sino también con sus sagradas responsabilidades, pues si bien el recogimiento consuela nuestro corazón, el tribunal de Cristo actúa como acicate para la conciencia. Citamos siete aspectos de este Tribunal que se presentan en las Sagradas Escrituras:
§  El momento será el “día de Cristo” (1 Cor.1:8).
§  El Juez será Cristo en persona (2 Tim.4:8).
§  Las personas presentes seremos “todos nosotros” (2 Cor.5:10).
§  La severidad de la prueba se presentan como de fuego (1 Cor.3:13).
§  La norma que determina la sentencia será fidelidad de los santos (1 Cor.5:1-5).
§  El resultado será o recompensa o pérdida (1 Cor.3:14-15).
§  La meta a la que conduce será la gloria (1 P.5:4).

I.       El Momento Es El Día De Cristo:

Las frases “el día de Cristo” o “de Jesucristo” o “de nuestro Señor Jesucristo” (1 Cor.1:8; 5:5; 2 Cor.1:14; Filp.1:6, 10; 2:16) como también “aquel día” (2 Tim.4:8; 1:12) y “en su venida” (2 Tim.4:8), se relacionan con el perfeccionamiento de la Iglesia en un  tiempo anterior al establecimiento del reino visible de gloria en la tierra, o sea antes del milenio.
El Tribunal de Cristo (gr., bema)[1] se celebra durante aquel período, y ha de distinguirse por lo tanto del Gran Trono[2] Blanco (gr. Thronos) que se ha de establecer después del milenio, y de hecho después de la destrucción de todo el universo viejo (Ap.20:11).
El tribunal de Cristo debe distinguirse también del juicio que inaugurará el Reino Milenial (Mt.25:31-46; Ap.20:4) que tiene que ver con las naciones en la tierra cuando Cristo venga en gloria, las cuales tendrá que ser juzgadas como preludio al Reino en manifestación. El día postrero abarca estos tres juicios, que se celebrará sin embargo en momentos distintos:
-      El tribunal de Cristo se relaciona con el Servicio y el Testimonio de la Iglesia, cuyos miembros ya habrán sido arrebatados, y se sitúa antes del reino milenial.
-      El juicio sobre las naciones espera a aquellos que vivirán sobre la tierra en el momento de la venida en gloria. Estas naciones tendrán que presentarse ante el “trono de su gloria” en los comienzos del reino milenial (Mt.25).
-      El juicio del gran trono blanco será el juicio general de los muertos, y tendrá lugar después del reino milenial (Ap.20:12).

II.    ¿Qué Pasa Con Los Pecados Del Creyente?

La pregunta es importante. Merece amplias respuestas:

Nos afecta a todos los que profesamos fe en Cristo.

1) Un Sector Del Cristianismo Responde:
a. Hay un purgatorio para resolver este problema (pagar por las misas, por medio de los sacerdotes católicos…dinero, dinero, dinero, etcétera).

2) Otros Dice:
a. El creyente que peca, y muere sin confesar sus pecados, pierde su salvación.

3) La Biblia Dice:
a. Hay un lugar donde la vida del creyente, desde su nacimiento al píe de la Cruz, hasta el momento de su partida a la gloria será examinado Ese lugar se llama:

EL TRIBUNAL DE:


C
R
I
S
T
O…………………………………….>

La enseñanza sobre el Tribunal De Cristo es un contrapeso indispensable a la doctrina de la Gracia que ofrece seguridad eterna al creyente. Este tema está entretejido a través de toda la Biblia el Nuevo Testamento y encuentra ilustraciones en muchos incidentes y costumbres que observamos en el Antiguo Testamento.

ENTRE LAS REFERENCIAS DIRECTAS ESTÁN LAS SIGUIENTES:

Romanos 14:10: ¿Por qué Juzgas a tu hermano?

2 Corintios 5:10: ¿Qué Todos Nosotros Comparezcamos?

Pasemos, ahora, a responder a algunas preguntas sobre este asunto tan importante:

III.    Cristo Es El Juez:

Cristo se describe como el “Señor, el Juez Justo” (2 Tim.4:8), porque el Padre entregó todo el juicio al Hijo (Jn.5:22).

¿Cuándo Ocurrirá?
Ocurrirá cuando se cierra la competencia, cuando termine la carrera, cuando el escenario de hebreos 12:1 quede desierto.

La Biblia Frecuentemente usa la frase aquel día para describir este evento. Se trata del día cuando el Señor venga por su iglesia. (1 Corintios 4:5; 2 Timoteo 4:8).

¿Quién Juzgará?
Es evidente que el Juez será Cristo: Juan 5:22-23.

¿Qué Se Juzgara?
Se Juzgará Obras:……………………………………………1 Corintios 3:13.

Se juzgarán las intenciones detrás de la obras, tanto las buenas como las malas, aunque las obras mismas nunca se hayan hechos. “Y manifestará las intenciones de los corazones” 1 Corintios 4:5.
Se Juzgarán Nuestras Palabras: Mateo 12:36.

¿Por qué Es Necesario?
Hay a los menos tres motivos para este juicio:

1) Vindicación:
Hay muchas injusticias en este mundo que parecen quedar impunes. Hay hombre impíos viven y mueren con fama de piadosos. Perezosos reciben elogias y honra por el trabajo de otros. Falsos testimonios dañan la reputación de inocentes.
Esto no puede quedar así. Ante el Tribunal de Cristo, todo y todos serán puestos en el lugar que les corresponde.

2) Recompensa…
Aunque no merecemos nada, tal es la gracia de Dios que además de Salvarnos y hacernos sus hijos, él quiere premiar todo servicio motivado por amor a él. Hasta un vaso de agua fría dado en nombre de Cristo será recompensado: Marcos 9:41.
También hay galardones y coronas para el que lucha como atleta, para el que acaba la carrera. Para el que es fiel, el que resista la prueba y el que ama la venida del Señor (1 Corintios 9:25; 1 Ts.2:19; 2 Tim. 4:8; Stg.1:12; 1 P.5:4; Ap.2:10). Véase punto VII.

3) Posición…
El que es fiel en lo poco será puesto sobre muchos. Mateo 25:23.
El que sufre con Cristo, también reinara con él. 2 Tim.2:12.
El vencedor se sentará con Cristo en su trono. Ap. 3:21.

Por eso el tribunal se describe tanto como el “tribunal de Cristo” como “el tribunal de Dios” (2 Cor.5:10; Rom.14:10).

IV.    Las Personas Juzgada Son Los Redimidos:

No debemos confundir EL TRIBUNAL DE CRISTO con el GRAN TRONO BLANCO del cual leemos en Apocalipsis 20:11-15.
Son parecidos. Ya que en ambos se juzgará obra hechos en la carne durante la vida de cada ser humano. Se parecen porque el Juez es el mismo y porque no está en juego, en ninguno de los dos, el destino eterno, solamente el grado de juicio o recompensa.
Se distinguen porque los separa un periodo de más de mil años.
El Tribunal de Cristo, será antes del milenio y antes de las Bodas Del Cordero. Los allí juzgados reinaran con Cristo y nunca se apartará de ÉL.
Cuando los mil años se cumpla, Resucitarán todos los que no tuvieron parte en la primera Resurrección y ellos comparecerán ante el Gran Trono Blanco para ser juzgados:
1) Solo creyentes estarán entre el Tribunal de Cristo. (2 Corintios 5:10).
2) Sólo incrédulos ante el Gran Trono Blanco. (Apocalipsis 20:11-15).

“El que no cree, ya ha sido condenado”. Juan 3:18, 36.

El juicio que sigue a la muerte no es para que Dios disponga sobre nuestro destino eterno. Eso  queda determinado en esta vida.

Escribiendo a los santos en Corinto, Pablo insiste en que “es menester que todos nosotros seamos manifiestos ante el Tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que hubiese hecho por medio del cuerpo, ora sea Bueno o Malo” con referencia tanto a los ausentes como a los presentes, incluyendo así a todos los redimidos, sea que estén en el cuerpo cuando venga Cristo o que hayan muerto antes (2 Cor.5:1-10 con todo el contexto).
Es muy verdad que todo aquel que cree en el Hijo se halla libre del Juicio Final de condenación (Jn.3:24; Heb.10:14, 17), no habiendo condenación alguna para quienes están en Cristo Jesús (Rom.8:1); sin embargo, todo creyente es el siervo del Maestro que le compró con su sangre, de modo que Cristo habrá de pronunciar sentencia en cuanto a la fidelidad de cada uno, adjudicándose la recompensa o la pérdida que corresponde al servicio aquí abajo. Todo ello requiere un día especial de juicio aun para los creyentes.
Desde luego, no se trata de la Salvación o de perdición de las almas que ya son de Cristo, sino de la medida de la recompensa que nos será otorgada por la maravillosa gracia de nuestro Señor (1 Cor.4:2-5; 3:14-15; Col.2:24; 2 Jn.v.8; 1 Jn.4:17).

4.1. La razón por la que Pablo incluyó la descripción del cuerpo celestial se debe a la situación que existía en Corinto sobre este punto de vista.
Recordemos que en el original no hay división entre 4:16 y 5:1-10, pues el tema que se trata es la segunda venida y el cuerpo de la resurrección. El pensamiento del Apóstol es coherente y consistente con el propósito de refutar las enseñanzas de sus enemigos en Corinto.
El problema es determinar entre los dos pensamientos cristianos, incluidos en el concepto de “estar en Cristo”. Sus enemigos creían que su posición como creyente fue alcanzada en este mundo. Pablo responde diciendo que en el futuro el creyente realizará su existencia completa a través del prometido cuerpo resucitado. La distinción no reside entre la muerte y la resurrección, sino entre el alma y el cuerpo.
Los que se oponían a Pablo argumentaban que el alma estaba presa en el cuerpo y que la forma de alcanzar la libertad era liberándose del cuerpo físico. Entonces el alma podía alcanzar su gloria por la revitalización de la persona al llegar a ser un tabernáculo de Dios, Pablo rechaza este punto de vista. Él está preocupado por conciliar correctamente la existencia futura con el concepto de kerugma G2782 en la presente vida.
En otras palabras, hace un contraste entre la fe y la vista (comp. v. 7). Pablo se opone a las pretensiones de los supe apóstoles (ver 11:5; 12:11), que presentan la gloria y la manifestación del Espíritu Santo como los dones de hablar en lenguas y los actos sensacionales, como un éxtasis.
Para Pablo, la gloria vendría únicamente con la segunda venida y no como una experiencia estática. La vida presente está llena de sufrimientos y problemas y no de un glorioso éxtasis.
La frase “si estamos fuera de nosotros” en el v. 13 traduce el verbo existemi G1839, vinculado a su vez con el sustantivo ekstasis G1611, un término algo ambiguo. Cuando llegamos a experimentarlo es un don de Dios, pero lo más importante es que es un llamamiento para servir al Señor en la vida diaria (comp. vv. 9 y 10).

V.     La Severidad Del Juicio:

Hebreos 10:30 declara que “el Señor juzgará a su pueblo”, y Pablo recalca que “la obra de cada cual, será manifestada, porque el día la declarará, porque por el fuego será manifestada la obra de cada uno” (1 Cor.3:12-15). Por lo tanto, con referencia directa al tribunal de Cristo, Pablo habla del “temor del Señor” (2 Cor.5:10-11).
Será posible que el creyente sufra daño o pérdida, y que vea la quema de todo lo que parecía ser la obra cristiana de toda su vida, escapándose él “como por  fuego”, de la manera en que un hombre se Salva de una casa incendiada con nada más que su persona.
He aquí las graves posibilidades que tenemos que tomar en consideración en cuanto a nuestra vida y obra (1 Cor.3:15; 2 Jn. V.8; Comp. Amós 4:11 y el caso de Lot en Gn.19:16, 29).
En 1 Juan 2:28 leemos: “Hijitos, perseverad en él, para que, cuando apareciere, tengamos confianza, y no seamos confundidos de él en su venida”. La frese traducida “confundidos de él” (me aischuntiomen ap’ autou) es más literalmente “que no seamos avergonzados de delante de él en su venida”, en contraste con quienes hayan preservado bien, y que tengan santa confianza cuando su Señor  aparezca. No quiere decir que ciertos cristianos serán desterrados de la presencia del Señor, sino que experimentaran un hondo movimiento de vergüenza al comprender que han perdido tantas oportunidades, viendo claramente su poca fidelidad al Señor durante su vida en la tierra.
Volviendo a 2 Corintios 5:10* vemos que todos recibiremos según lo que hayamos hecho por medio del cuerpo, “Ora sea bueno o malo”, lo que concuerda con Colosenses 3:24, donde el apóstol Pablo declara, con referencia a las recompensas que corresponden al testimonio de los cristianos en su vida diaria: “aquel que obra injustamente recibirá en pago lo que injustamente hizo, y no hay acepción de personas” (VHA). (Comp. También 1 Cor. 3:15; Lc.19:24; 12:45-48).

*“Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo”.
(2 Corintios 5:10)

NOTA: *V.10: EL TRIBUNAL DE CRISTO: El bema asiento de juicio) era bien conocido de los corintios (compare Hechos 18:12). Los creyentes serán juzgados cuando se pase revista a sus obras a fin de recibir las recompensas correspondientes (véase 1 Corintios 3:14). Mala I., es, sin valor.
1 Corintios 3:14: Recompensas. La Salvación es un puro regalo, pero los que son Salvos pueden obtener recompensas. La cualidad de nuestro servicio (v.13) es el criterio. Las recompensas son llamados, a veces, coronas (compare 9:25; 1 Tesalonicenses 2:19; 2 Timoteo 4:8; Santiago 1:12; 1 Pedro 5:4; Apocalipsis 2:10; 3:11; 4.4, 10).

Hemos de dar cuidadosa consideración a tales pasajes con la determinación de no embotar el filo de la espada de la Palabra (Heb.4:12), pues el ser manifestado delante del tribunal de Cristo es un asunto de mayor gravedad de lo que generalmente suponemos, y quizá una mera referencia a ganancias y a pérdidas no agote todo el sentido de estas solemnes declaraciones escriturarias.

Dentro de los límites de nuestro comprensión actual no parece posible llegar más a fondo en este asunto, y nos es difícil vislumbrar de qué modo se pueden combinar tanta gloria y tanta solemnidad, pero hemos de recordar que se trata de la esfera eterna, y sin duda nuestros poderes de percepción y nuestros sentimientos se desarrollarán y se manifestaron de una forma muy diferente de lo que es apropiado a las condiciones actuales de nuestra vida aquí. Pero estas palabras de tanta solemnidad constan en las Escrituras con el fin de que sintamos profundamente la necesidad de manifestar la santidad práctica aquí abajo, unido con un servicio fiel y abnegado.

Véase Parte II:

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